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Amelia E. Montgomery
por Amelia Montgomery Dom 8 Sep - 15:50
Amelia E. Montgomery
Personalidad
Amelia tiene una personalidad muy ligera. Es agradable, le gusta reír y le gusta mucho la convivencia con otras personas. Tiene un gran sentido de lo que es la justicia y siente que la gente no debería juzgar a las personas por la forma en que se ven, se visten, de donde vienen o cómo son. En Europa estaba muy acostumbrada a que mucha gente le dijera de cosas sobre su padre muggle, en América la gente a veces tiende a juzgarla por ser extranjera y por la forma en la que el marcadísimo acento escocés suena. Prefiere obviar todo ese tipo de comentarios y enfocarse en las personas que verdaderamente valen la pena.
No es fan del romanticismo ni de las cursilerías, a veces ni siquiera se da cuenta de que alguien le está coqueteando. Tiende a sonrojarse bastante por ese tipo de cosas cuando se llega a dar cuenta (que no es muy seguido). Es buena amiga y sabe dar consejos, a veces da los consejos que ella debería tomar. Es un poco escandalosa y tiene una risa contagiosa, natural y honesta.
No soporta a la gente engreída y que quiere ser siempre el centro de atención, aunque acepta que puede haber ciertas excepciones. Le gustan las cosas bien hechas pero a su tiempo, nunca tiene prisa por nada y quizás eso la hace llevar una vida más tranquila. Se sabe organizar muy bien en sus estudios y sus horarios y a pesar de ser despistada. Procura mantener su habitación limpia siempre porque no le gusta que la gente vea su desorden.
Le gusta aprender y le gusta saber de todo. Si no conoce el tema, pregunta o lo estudia para tener de qué hablar. Hace muchas preguntas de todo y podría parecer chismosa pero lo hace para poder hablar mejor de las cosas. En clase es ella quien seguido levanta la mano para responder o para decir que tiene alguna duda pero si ve que alguien más ya respondió, prefiere guardarse su respuesta.
No le gusta disgustarse y tampoco le gusta ponerse de mal humor (bueno, ¿a quién si le gusta?) y prefiere llevar una sonrisa en el rostro siempre. Es buena estudiante y responsable, pero a veces puede llegar a ser un poco desordenada, igual que su madre pero nunca desaliñada como su padre. Disfruta mucho las actividades al aire libre y a veces siente que no puede estar mucho tiempo sentada porque se aburre. Necesita mantenerse activa todo el tiempo para evitar que se ponga de ociosa (entre sus ociosidades más comunes entre sus compañeros existen experimentos con pociones, encantamientos fallidos o transformaciones a las personas que la sacan de quicio).
Le gusta ir de fiesta pero no le gusta emborracharse. No le ve el sentido. Fuma, pero no se droga y le gusta mucho la comida. Sobre todo los pastelillos y los postres en general. Si quieren hacerla entrar en buen humor, sólo tienen que ofrecerle un cupcake o un chocolate. Así de sencillo.
No es fan del romanticismo ni de las cursilerías, a veces ni siquiera se da cuenta de que alguien le está coqueteando. Tiende a sonrojarse bastante por ese tipo de cosas cuando se llega a dar cuenta (que no es muy seguido). Es buena amiga y sabe dar consejos, a veces da los consejos que ella debería tomar. Es un poco escandalosa y tiene una risa contagiosa, natural y honesta.
No soporta a la gente engreída y que quiere ser siempre el centro de atención, aunque acepta que puede haber ciertas excepciones. Le gustan las cosas bien hechas pero a su tiempo, nunca tiene prisa por nada y quizás eso la hace llevar una vida más tranquila. Se sabe organizar muy bien en sus estudios y sus horarios y a pesar de ser despistada. Procura mantener su habitación limpia siempre porque no le gusta que la gente vea su desorden.
Le gusta aprender y le gusta saber de todo. Si no conoce el tema, pregunta o lo estudia para tener de qué hablar. Hace muchas preguntas de todo y podría parecer chismosa pero lo hace para poder hablar mejor de las cosas. En clase es ella quien seguido levanta la mano para responder o para decir que tiene alguna duda pero si ve que alguien más ya respondió, prefiere guardarse su respuesta.
No le gusta disgustarse y tampoco le gusta ponerse de mal humor (bueno, ¿a quién si le gusta?) y prefiere llevar una sonrisa en el rostro siempre. Es buena estudiante y responsable, pero a veces puede llegar a ser un poco desordenada, igual que su madre pero nunca desaliñada como su padre. Disfruta mucho las actividades al aire libre y a veces siente que no puede estar mucho tiempo sentada porque se aburre. Necesita mantenerse activa todo el tiempo para evitar que se ponga de ociosa (entre sus ociosidades más comunes entre sus compañeros existen experimentos con pociones, encantamientos fallidos o transformaciones a las personas que la sacan de quicio).
Le gusta ir de fiesta pero no le gusta emborracharse. No le ve el sentido. Fuma, pero no se droga y le gusta mucho la comida. Sobre todo los pastelillos y los postres en general. Si quieren hacerla entrar en buen humor, sólo tienen que ofrecerle un cupcake o un chocolate. Así de sencillo.
historia
La vida de Amelia en casa siempre fue de lo más normal y poco trascendental. Claro, tomando en cuenta que normal era tener una madre bruja, un padre muggle y un montón de acontecimientos extraños en casa al momento de hacerse entender cuando era pequeña. Si, para Amelia y cualquier persona igual que ella, eso era normal y poco trascendental.
Su padre, un muggle llamado Lewis, arquitecto famoso en Escocia y ahora en Estados Unidos trabajando en los edificios de las más grandes compañías telefónicas como Verizon y AT&T, despachos de abogados y algunos otros más. Carismático y desaliñado, conoció a Elianne, una prolija pero despistada bruja de sangre pura, escocesa dedicada al cuidado de Criaturas Mágicas en una placita en el centro de Perth. Elianne siempre fue honesta con Lewis sobre su magia y a Lewis no pareció importarle. En realidad, le parecía fascinante todo el mundo mágico y él le enseñó a Elianne todo sobre el mundo muggle haciendo, según las palabras de Lewis, la pareja perfecta. No duró mucho el noviazgo y formalizaron la relación para un par de años más tarde, darle la bienvenida a Amelia Epiphany Montgomery.
Sus primeros años fueron normales. Su padre dijo que cuando ella había nacido, había tenido la gran epifanía de un diseño para un exclusivo edificio del que todo el mundo hablaría. Uno que lo haría famoso entre los arquitectos de su generación y las siguientes. Y bueno, de ahí viene sus segundo nombre.
Le gustaba esconderse en el despacho de su padre a media tarde cuando sabía que su padre llegaría a continuar con sus diseños. Se metía debajo del restirador donde diseñaba sus planos y lo asustaba en el momento en que su padre tomaba asiento. Al mismo tiempo, ayudaba a su madre a cuidar a todas las criaturas que había en casa y que los hacía parecer tener un zoo.
Sus primeras muestras de magia fueron cuando era pequeña. Tendría unos cuatro años. No recordaba exactamente las palabras que usaban para llamar algunos objetos y simplemente, hizo levitar una cajita de música de arriba de la encimera de la cocina. Su madre se alegró y su padre ya sabía que quizás su hija heredara la habilidad mágica de su madre.
A los once años, como era de esperarse, le llegó la carta de Hogwarts y quedó en Hufflepuff, al igual que su madre cuando era estudiante. Siempre fue buena en Cuidado de Criaturas Mágicas, encantamientos y transformaciones. Más en esa última que en todas las demás. Le gustaba la animagia, su madre le había contado algo acerca de ello y ella había decidido estudiar más sobre el tema. Así que decidió que en un futuro, ella se convertiría en un gato gordo, peludo, atigrado y de patas gordas. Si, le gustaba esa idea.
Y así fue. Se esmeró en todas sus materias pero más en Transformaciones. Cuando llegó a quinto curso, su padre fue enviado a Nueva York, así que la familia Montgomery se mudó a la ciudad de los rascacielos. Amelia dejó a todos sus amigos pero sabía que siempre estaba el correo. No sabía cómo funcionaría el correo lechucil de forma intercontinental pero ella se aseguraría de que llegaran sus cartas.
Entró en el Colegio de Salem siendo el mejor de todos los colegios mágicos en América y continuó sus estudios ahí. Teniendo las mismas buenas notas y el amor por los animales y por las transformaciones.
Al salir del colegio de Salem, se tomó un año sabático que no fue sabático. Se empeñó en convertirse en animaga ese año costara lo que costara. Y así lo hizo. Durante todo ese año, estudió todas las bases de la animagia y todo lo referente a las transformaciones para poder perfeccionar sus transformaciones y no quedar a la mitad del camino y tener la cara de un gato durante toda su vida. Finalmente lo consiguió y se registró en el Ministerio siguiendo todas las normas.
Cuando llegó el momento de ingresar a la Universidad, la situación económica no era la ideal pues a su padre no le habían salido muchos trabajos últimamente y no ganaba el dinero que ganaba normalmente. Tuvieron que mudarse de casa y los ahorros de mamá Elianne, el dinero que ganaba dando clases en el Colegio de Salem, se fueron en la colegiatura de Amelia, así que bueno, no quedó más que comenzar a trabajar de medio para pagarse los estudios si quería convertirse en veterinaria. Consiguió una beca y poco a poco la situación comenzaba a cambiar.
No eran de los que vivían en el Upper East Side, pero su vida en Brooklyn es bastante agradable y sustentable. Ahora mismo cursa el cuarto semestre de la carrera con media beca y un trabajo de mesera de medio tiempo.
Su padre, un muggle llamado Lewis, arquitecto famoso en Escocia y ahora en Estados Unidos trabajando en los edificios de las más grandes compañías telefónicas como Verizon y AT&T, despachos de abogados y algunos otros más. Carismático y desaliñado, conoció a Elianne, una prolija pero despistada bruja de sangre pura, escocesa dedicada al cuidado de Criaturas Mágicas en una placita en el centro de Perth. Elianne siempre fue honesta con Lewis sobre su magia y a Lewis no pareció importarle. En realidad, le parecía fascinante todo el mundo mágico y él le enseñó a Elianne todo sobre el mundo muggle haciendo, según las palabras de Lewis, la pareja perfecta. No duró mucho el noviazgo y formalizaron la relación para un par de años más tarde, darle la bienvenida a Amelia Epiphany Montgomery.
Sus primeros años fueron normales. Su padre dijo que cuando ella había nacido, había tenido la gran epifanía de un diseño para un exclusivo edificio del que todo el mundo hablaría. Uno que lo haría famoso entre los arquitectos de su generación y las siguientes. Y bueno, de ahí viene sus segundo nombre.
Le gustaba esconderse en el despacho de su padre a media tarde cuando sabía que su padre llegaría a continuar con sus diseños. Se metía debajo del restirador donde diseñaba sus planos y lo asustaba en el momento en que su padre tomaba asiento. Al mismo tiempo, ayudaba a su madre a cuidar a todas las criaturas que había en casa y que los hacía parecer tener un zoo.
Sus primeras muestras de magia fueron cuando era pequeña. Tendría unos cuatro años. No recordaba exactamente las palabras que usaban para llamar algunos objetos y simplemente, hizo levitar una cajita de música de arriba de la encimera de la cocina. Su madre se alegró y su padre ya sabía que quizás su hija heredara la habilidad mágica de su madre.
A los once años, como era de esperarse, le llegó la carta de Hogwarts y quedó en Hufflepuff, al igual que su madre cuando era estudiante. Siempre fue buena en Cuidado de Criaturas Mágicas, encantamientos y transformaciones. Más en esa última que en todas las demás. Le gustaba la animagia, su madre le había contado algo acerca de ello y ella había decidido estudiar más sobre el tema. Así que decidió que en un futuro, ella se convertiría en un gato gordo, peludo, atigrado y de patas gordas. Si, le gustaba esa idea.
Y así fue. Se esmeró en todas sus materias pero más en Transformaciones. Cuando llegó a quinto curso, su padre fue enviado a Nueva York, así que la familia Montgomery se mudó a la ciudad de los rascacielos. Amelia dejó a todos sus amigos pero sabía que siempre estaba el correo. No sabía cómo funcionaría el correo lechucil de forma intercontinental pero ella se aseguraría de que llegaran sus cartas.
Entró en el Colegio de Salem siendo el mejor de todos los colegios mágicos en América y continuó sus estudios ahí. Teniendo las mismas buenas notas y el amor por los animales y por las transformaciones.
Al salir del colegio de Salem, se tomó un año sabático que no fue sabático. Se empeñó en convertirse en animaga ese año costara lo que costara. Y así lo hizo. Durante todo ese año, estudió todas las bases de la animagia y todo lo referente a las transformaciones para poder perfeccionar sus transformaciones y no quedar a la mitad del camino y tener la cara de un gato durante toda su vida. Finalmente lo consiguió y se registró en el Ministerio siguiendo todas las normas.
Cuando llegó el momento de ingresar a la Universidad, la situación económica no era la ideal pues a su padre no le habían salido muchos trabajos últimamente y no ganaba el dinero que ganaba normalmente. Tuvieron que mudarse de casa y los ahorros de mamá Elianne, el dinero que ganaba dando clases en el Colegio de Salem, se fueron en la colegiatura de Amelia, así que bueno, no quedó más que comenzar a trabajar de medio para pagarse los estudios si quería convertirse en veterinaria. Consiguió una beca y poco a poco la situación comenzaba a cambiar.
No eran de los que vivían en el Upper East Side, pero su vida en Brooklyn es bastante agradable y sustentable. Ahora mismo cursa el cuarto semestre de la carrera con media beca y un trabajo de mesera de medio tiempo.
Stats
Fuerza: 15 (+2)
Destreza: 18 (+3)
Constitución: 18 (+3)
Inteligencia: 18 (+3)
Sabiduría: 18 (+3)
Carisma: 15 (+2)
Pvs: 24 pvs
❤
Última edición por Amelia Montgomery el Jue 12 Sep - 14:07, editado 3 veces
- Amelia Montgomery
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