She's like heroin

Ella había sido testigo cuando se dio por aprobada la iniciativa de terminar con el plan de protección a testigos, era más fácil tener a todos esos magos dentro de su círculo cercano conocido y seguro, ahora con el secreto mágico roto ya no solamente tenían que preocuparse por uno, dos, diez magos, si no por toda la ciudadanía americana. Eso era un problema que sinceramente la mantenía preocupada las 24 horas del día. Ella siempre había sido una persona que analizaba las situaciones, era una estratega, pero no creía poder liderar una guerra si era lo que se avecinaba.

Tomo unos papeles de su oficina y cerro tras salir. Estaba revisando los perfiles de los aurores que recientemente se unirían a sus filas, tanto recién egresados de la universidad y distintas academias de norte América como los que se reincorporaban y también eran transferidos. Mucha gente sabía que la situación de seguridad en estados unidos estaba en un punto clave y algunos países ofrecieron apoyo con las fuerzas que tenían.

Cuando estas personas lleguen, mándalas a la sala de entrenamiento. – Le dijo a su auror asistente. Tenía que darle la noticia a Anne de que podía ahora volver a su vida normal, con sus hijos y que debía volver a servir en el cuartel, era lo principal. Tal vez una de las cosas más difíciles que conllevaba su puesto era saber cosas que otros no y tener que guardarlas en secreto, por eso ver a Lucian y a Laise en la universidad y no poder decirles que su padre estaba vivo era terrible. Algo parecido le sucedía con Harley.

Llego a la sala de entrenamiento y se desabotono la chaqueta blanca que tenia con ella. Había un gran reloj en lo alto de la sala, esta lucia blanca e impecable, como una plataforma de duelos que estaba suspendida a unos centímetros del suelo, el cual estaba cubierto con una colchoneta.

Eva se llevo dos dedos al lóbulo del oído derecho, estaba dando espaldas a la puerta cuando escucho que esta se abrió, no tuvo que girarse para darse cuenta quien había llegado.

Comenzaba a pensar que no llegarías. ¿Qué se te atravesó en el camino? Si rompiste algo en mi oficina o a mi asistente pagaras caro Kraul… – Se giro un poco para quedar en tres cuartos hacia ella. Se llevo una mano a la cintura esperando cuando vio a la otra Alemana llegar tras ellas. Solo guardo silencio y asintió con la cabeza hacia Rashel como respuesta a una pregunta que no se había formulado aun. Si, Anne estaba viva y si, ella sabia donde estuvo todo ese tiempo. Los secretos eran su especialidad.

El uso de las cosas muggles en la vida de Rashel Kraul era completamente natural exceptuando únicamente por los viajes. Tomar un avión que hiciera miles de horas y escalas para llegar todas las semanas a Rhode Island o tomar una red flu que llegaba en medio minuto era mas complicado, para todo lo demás, era una persona absolutamente sencilla.

Desde que Evangeline le propuso volver a trabajar a su lado o más bien volver a estar a su lado Rashel se lo pensó, el Ministerio Alemán estaba muy mandado al carajo, pero el Ministerio Yankee podría estar igual o peor, la uinca cosa buena que sacaba de USA era a su perfecto, guapo y atento esposo y a sus maravillosos hijos. Era todo.
Sin embargo extrañaba a la rubia con la fuerza de mil tormentas y sucumbió a su lado sentimental para estar con ella de nuevo. Recordaba sus tiempos de la Escuela, cuando fue trasferida a Howgarts, estando con Evangeline y Anne.

Llego al Ministerio de magia vestida como una vil y total muggle, en su brazo derecho su tatuaje bien marcado, unos lentes de sol (porque apenas llego a America hizo competencia de ebriedad entre ella y Darren y estaba super cruda) su varita entre sus jeans y una camiseta de Credence, su túnica blanca siempre pulcra doblada en su brazo.

Preguntar por Evangeline era fácil, la semiveela era reconocida por todos lados, el caos era que el asistente dejara de hablar y hablar, suspiro frustrada y entro a la oficina de su amiga.
Una sonrisa burlona se apareció en su rostro cuando esta dijo aquellas cosas, seguía siendo tan bella como antes, y ella tan zarrapastrosa como siempre.



-Bueno… no me odies, te rompi al asistente, por alla deje su brazito, dijo que se daría el dia, o toda la vida libre… Bueno, que me… -

Pero antes de decir mas alguien entro por la puerta, Rashel se giro con su sonrisa solo para ver a Anne Den Adel. La miro con una sonrisa y se volvió a girar mirando a Evangeline. 

–Aaam… Ev, creo que aun estoy alucinando los hongos de anoche, estoy viendo a Den Adel atrás de mi… -Y con ello volvió a girarse apuntandole -A menos que sea un impostor y ahorita mismo le explotare el estomago en unas cinco partes iguales… ¿te quieres quedar con el hígado? –



Recordaba a su compatriota Alemana, el cariño que le tenia y le guardaba, el dolor que le provoco su desaparición, y ahora, ¡chan, chan! ¿aparecia de la nada?

rashel

Tuvo mucho tiempo en aprender a aceptar que no volvería a ver a sus hijos nuevamente, estaba su seguridad ante todo y no permitiría que les hicieran lo que a ella. Tenía apenas un par de meses entrenando, sentía que estaba lista mental y físicamente para reingresar al departamento de seguridad. Por otro lado, también se encontraba bastante emocionada por volver, estar encerrada por meses, sobreviviendo con apenas muy poco, soportando solo con su temple infinito, fortaleció su espíritu pero dejo secuelas que difícilmente podrían tratarse. Siempre fue partidaria de abrazar la cultura muggle y justo así les había enseñado a sus hijos, a ser conciliadores y no tener ninguna clase de distinción de sangre, raza, sexo o posición social y ahora no estaba tan segura de haber hecho lo correcto pues lo que vió y vivió no tenía nombre.

Llegó temprano al ministerio, Evangeline le mandó un mensaje con calidad de urgente para que se presentara lo antes posible en la oficina por que tenía noticias. Procurando que nadie la viera, se adentró tranquilamente, volteando a los lados y hacia atrás, pues aún tenía esa “espinita” de que aunque el mundo entero supiera de la existencia de la magia algo terrible podía pasar. Cuando llegó a la ahora oficina de Evangeline Blue, la recibió un joven de veintitantos con un semblante bastante inexperto y una temerosa sonrisa. Susurraba que se largaba de ahí, mientras acomodaba papeles, decía no soportaría más tener que lidiar con gente loca.

-Tengo una cita con la jefa de aurores, ¿me anuncias por favor?- dijo amablemente.

El joven quién previamente recibió ordenes precisas de Evangeline le mencionó que la estaba esperando en la sala de entrenamientos. Le mostró el camino de una mala forma y cuando llegó le agradeció por su trato y le tocó el hombro, lo miró fijamente y mencionó:

-Esto es solo la punta del iceberg, te recomiendo un café bien cargado para que te tranquilices o bien alguna infusión de canabolis.

No tocó la puerta por que ya sabía que la estaba esperando y además estaba abierta, entró y la cerró con cuidado, sabia que Eva era partidaria de los protocolos pero podían olvidarse de esos pequeños detalles. Se sobresaltó al ver a Rashel Kraul delante suyo, le miró fijamente cuando le apunto con la varita y se acercó lentamente hasta que la punta tocó su estómago.

-No cambias, Kraul. Adelante, hazlo.- le dijo en un tono desafiante. Le daba demasiado gusto volver a ver a su amiga y notar que no había cambiado ni un ápice a pesar de los años.

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Anne *-*

Mi ropa

Evangeline se llevo dos dedos al tabique nasal tratando de rogarle paciencia al mundo cuando Rashel menciono los hongos de la noche anterior y luego amenazo a la Alemana.  De ser otra persona realmente no se habría preocupado y simplemente dejaría las cosas pasar, pero era Rashel quién estaba apuntando. Nunca se le iba a olvidar el día que llego a decirle que estaba viva con Harley en los brazos, casi la mata con un revólver.

Nunca des la espalda Shy… – Dijo desde su lugar tras lanzarle un Depulso que la hizo volar lejos con todo y su varita, aun que claro sabía muy bien que eso solamente detendría a su amiga unos momentos. - Tú,  no intentes tentar al destino, no quiero tener que limpiar las paredes, los de intendencia están de vacaciones… .

Se acerco a ellas tras guardar su varita y levantar las manos para mostrarle a Kraul que ya no estaba armada. Le dio la mano para ayudarla a levantarse y guardo la compostura, como siempre hacia, aun que sin quitarle la vista de encima a Rashel.

Anne estaba en un programa de protección a testigos tras rescatarla del ataque muggle, como sabes, por ética profesional no podía decirle su paradero a nadie. Sin embargo el programa se ha calificado como obsoleto y las personas que estaban con nosotros pueden volver con sus familiares. – Esto lo decía tanto para Rashel como para Anne de quién no estaba segura si ya le habían dado la noticia o no.

Tus identificaciones y papeles están aguardando en mi oficina. – Le tendió la mano a Den Adel, era su forma de darle la bienvenida y una felicitación. Luego se giro hacia Rashel. - En cuanto tu…  vas a tener que juntar los pedazos de mi asistente y pegarlo, si me haces el favor… -  No sabía si lo había dicho enserio o en broma, pero no se quería arriesgar.- ¿Tienen alguna pregunta?

Podía recordar claramente cuando eran más jóvenes y solían fumar afuera del colegio, tan en su cabeza como si fuera ayer. Y eran buenos recuerdos.
Pero el pasado era el pasado, y Rashel no se andaba con pensar las cosas dos veces, algunas veces solo le quedaba el recuerdo y el dolor bien metido en su corazón de todas las situaciones que acontecían a su alrededor.

Cuando Anne dijo aquellas cosas emitio una sonrisa un poco demente, la mirada de un Kraul podrían decir algunos, Fausto la tenia de vez en cuando. –Bueno, el hígado será… Bomb…-
La voz de Evangeline la distrajo medio segundo y antes de moverse esta la arrojo lejos con un depulso, solo cayo en cuenta que aquello estaba pasando cuando se dio de hombro a la pared y su varita la aferro a su mano con fuerza, miro a Eva también apunto de apuntarle de igual manera cuando esta hizo su movimiento y comenzó a hablar.

Levanto una ceja tratando de creerle y bajo la varita al instante tomándole la mano para ponerse de pie, entrecerrando los ojos en un gesto de confianza, esperando que aquello fuera verdad.
Probablemente Eva había recordado aquella ocasión muchos años atrás, cuando llego a su departamento después de fingir su muerte, la vida le había enseñado a Kraul a no andarse con bromas. Pero ahora, miraba a Anne diferente, con un sentimiento muy dentro y muy extrañada.

Escuchaba a Eva hablarle de los pedazos de su asistente y solo sonrio un poco. –Nada que no se pueda grapar o pegar, tranquila… No le paso nada. En cuanto a ti… -No quito su mirada de ella y solo dio dos grandes pasos para abrazarla con fuerza y estrecharla, seguía siendo entre las tres la mas altísima herencia propia pero no importo, abrazo a Anne con mucha emoción.
-Asi que viva ¿eh? ¿Qué tal estuvo el triángulo de las bermudas? –La soltó para mirar a Eva con una gran sonrisa.

-Creo que si hubiéramos tenido una reunión de la amistad habríamos  ido a algún otro lugar… No en un centro de… entrenamiento. ¿Cuál es el plan? -

No le quitó la mirada de encima a su amiga, estaba esperando a que hiciera algo, se dejaría hacerlo para probarle que no era una aparición o un impostor como ella decía. Cerró los ojos por un segundo esperando el conjuro entrar pero de inmediato los abrió al escuchar ese Depulso por boca de Evangeline. Levantó los brazos y negó con la cabeza dando a entender que ya no tentaría más al destino.

-Está bien, está bien-

Dejó que Evangeline hablara y le terminara de explicar a Rashel el por qué de su ausencia prolongada y sin avisar. Se sorprendió al escuchar que el programa de protección era inservible, había escuchado rumores esparcidos por ahí pero nada en concreto acerca del tema. Dio un gran suspiro y solo pudo sonreir ampliamente. Ahora podría ir con sus hijos, abrazarlos, decirles cuanto los amaba y lo mucho que los extrañó, definitivamente era una excelente noticia.

-Gracias Eva, me has dado la mejor noticia de mi vida-

Le correspondió el saludo y trató de mantenerse calmada, quería ir a abrazarla con todas sus fuerzas y darle de besos pero no. Estaba muy emocionada, al punto de gritar y saltar por todos lados de la alegría. Sintió el abrazo de Rashel y también le abrazó, la sensación de estar de vuelta en casa, con las personas que amaba era la mejor recompensa de todas.

-Muy agradable ¿No ves mi bronceado perfecto?-

Finalizó el abrazo y solo atinó a sacar su varita. Si estaban en una sala de entrenamiento era por que entrenarían o ¿no?.

- Me parece que tenemos que dejar esa reunión para después, según sé, la situación política está en su punto máximo. Estamos a nada de una guerra y hay que evitar que eso pase, a como de lugar. ¿Ideas, Evangeline?-

Si Eva consideraba esa pequeña junta como extraoficial, estaba bien por Anne, mientras se lograra llegar a algo para evitar que los alcances de un conflicto tan fuerte llegaran a sus familias.

No podía saber cuan doloroso había sido para Anne estar lejos de sus hijos, pero se daba una idea muy acertada. Después de su divorcio cuando Harley se fue de casa, ella había sentido una inquietud que no la dejaba vivir en paz, por eso incluso le había puesto un auror a vigilar las 24 horas tanto a Harley como a Shane, sabía que sus hijos debían seguir su camino, pero eso no significaba que le dejaran de preocupar.

Suspiro profundamente y luego se cruzo de brazos, Rashel siempre había sido así, como un huracán, capaz de hacer y deshacer sin que nadie se lo impidiera, por eso el ministerio de magia había sido muy estricto en requerirla en América, era una de las mejores y era mucho mejor tenerla de su lado que en contra suya.  Estaban realmente probando sus dotes de líder, peor ella podía manejarlo.

Tienes razón, esta no es una reunión. A partir de hoy vamos a trabajar juntas, hay asuntos de seguridad muy importantes que atender. – Su voz como siempre tenía ese toque helado que no se perdía con los años. A pesar de la apariencia frágil de la semi veela su espíritu parecía estar hecho de hierro y tenía una voluntad inquebrantable, eso la había llevado a donde se encontraba en esos momentos, era muy rigurosa.

El año pasado un joven violo el secreto mágico frente a un estadio completo lleno de muggles. A raíz de eso el primer ministro muggle decidió hacerlo público. La situación es difícil, en primera instancia porque hay muchos muggles matándose a ellos mismos acusándose de brujería, como si estuviéramos en el Medievo. – Rodó los ojos, incluso mencionarlo era ridículo. - Los medios piensan que es solamente una pantalla política muggle para encubrir algo más. El escuadrón de defensa y algunos otros miembros del área de seguridad han estado tratando de encubrir la verdad desviando la atención hacia eso. Sin embargo las desapariciones siguen y los ataques a magos de verdad también. Alana decidirá próximamente si le declararemos la guerra o no a los muggles.  

No le gustaba por supuesto que la primer ministro tomara esa decisión por ella misma. Pero era lo que tenía que hacerse, ella le había prestado algunas soluciones que esperaba también pudiera considerar.

Muchas comunidades muggle/mágicas fueron evacuadas para mantener a los ciudadanos más vulnerables a salvo, pero no podemos mantener a todo el mundo en albergues por siempre.  Esa es la realidad.

Casi pudo sonreír de medio lado y triste. Sus ojos viajaron alrededor y negó con la cabeza.- Y las traje aquí porque las conozco, no quiero que destruyan mi oficina. ¿Quieren probar que no se han oxidado? – Si, las incitaba a pelear. Quería ver si podían servirle dentro del campo de batalla o fuera.

-Si, te va muy bien con el corte, boba… - No pudo más que reírse de la tontería de Den Adel ante su pregunta del triángulo de las bermudas, Rashel podía ser muchas caras en una: la mujer cruel, despiadada e implacable al momento de luchar, una madre dura y una amiga fiel, pero lo cierto era que la mayoría de las veces se dejaba llevar por el momento.

Camino hasta Eva semi-recargándose en la tarima suspendida mirándola, como escudriñando el terreno para posibles peleas, así era ella, una Kraul que primero verificaba el lugar, tentando el terreno. Saco una cajetilla de cigarros y encendió uno con su siempre encendedor con las iniciales R.K en ella,  lanzándole la caja a Anne (que ella se la lanzara después a Eva tal vez). Miro a la rubia, la jefa de aurores daba una larga explicación que le hizo arrugar el ceño un instante.

-¿Cómo violo el secreto mágico en un estadio entero? –negó con la cabeza dándole una larga calada al cigarrillo, era una estupidez. Le importaba un reverendo rábano que los muggles se mataran entre ellos con teorías idiotas, como quiera se destruían entre ellos mismos sin razón.
Sin embargo, recordaba a su Brownie, todo lo que ella paso en aquel concierto. Apretó una mano, estúpidos muggles y estúpidos magos.

-La declaración de guerra es una tontería siquiera pensarlo,  no sé en qué está pensando tu Ministra. Tú sabes que nunca voy a estar del lado del Ministerio ni apoyo sus estupideces… -Se acercó sin embargo a Eva mirándola fijamente y le sonrío de medio lado. –Pero estoy de tu lado y eso deberá bastar… Así que, un poco de ejercicio no estaría mal, duelo de tres o de dos en dos… Como en los viejos tiempos… -

Miro a Anne y después a Eva haciéndoles un gesto con la cabeza.

Supo de esas noticias gracias a la gaceta que le llegaba en lugar que tuvo como hogar todo ese tiempo. Se tenía que tomar medidas realmente drásticas si querían que el mundo mágico no sufriera lo peor del conflicto, los muggles tenían la batalla ganada en cuestión de números, era un suicidio declararles la guerra, por no decir que era estúpido.

Necesitarían organizar una estrategia lo suficientemente bien armada y todo el apoyo del ministerio tanto americano como extranjero para brindar una solución que no represente demasiadas perdidas. Mientras pensaba en algún plan a realizar, atrapó la cajetilla de cigarrillos y tomó uno para pasarle el objeto a Evangeline, lo encendió con su propio encendedor y se cruzó de brazos, sosteniendo la varita.

-No importa como lo haya hecho, lo indispensable es saber cómo es que llegaron a la conclusión de develar el secreto mágico, eso es la verdadera causa de todo este embrollo. Se pudo haber creado un plan de contingencia con el Escuadrón Anti-Catástrofes pero no lo hicieron. Esto me huele a conspiración-

Quizá estaba siendo demasidado paranoica, tanto así que con la varita comenzó a hacer hechizos de protección en todo el lugar y algunos muffliatos para que nadie escuchara lo que hablaban, una secuela del maldito secuestro. Lo cierto era que esa resolución por parte del ministro muggle fue muy impulsiva e incluso podría pensarse que hasta inducida. Su mente volaba en cuanto a conspiraciones se refería, de todos los sucesos recientes más de la mitad podían poseer una conexión y Anne lo había notado.

Le dio una calada al cigarrillo y arrojó el humo hacia arriba para después mirarlas a ambas, le agradó la idea de medirse así, desde sus tiempos en Hogwarts que no tenía un duelo decente. Recordó que antes de que le pasara todo aquello del secuestro, las había estudiado y clasificado junto a otros aurores; el estilo de Evangeline era elegante, sencillo y con una destreza y puntería impresionantes, Rashel poseía una fuerza y una resistencia descomunal y se veía en campo de batalla, sus hechizos eran fuertes, arriesgados pero sobre todo muy impredecibles, en cambio su estilo iba más a la provocación, al desequilibrio mental y aprovechar las ventajas del ambiente, vulgarmente conocido como muy sucio.

-No estoy tan vieja como para ser vencida por alguna de ustedes. Langlock- conjuró en contra de Rashel, que ya estaba arriba de la tarima. Para ella el duelo ya había comenzado desde que sacó su varita y ahora probaría sus palabras, que no era tan vieja y obsoleta para un buen duelo.

Las cosas habían ido desencadenándose de mal en peor, ella había pensado ya la idea de la conspiración detrás de todo eso. Ella había tomado el cargo de jefe del departamento de aurores justamente después del incidente en el concierto, por eso mismo no le toco interrogar directamente a los presentes y como simplemente muchos de ellos gozaban de inmunidad por sus influencias, le había hecho imposible el volver a citarlos para testificar. Parecía como si algo estuviera esforzándose en provocar una guerra sin sentido. Pero no iba a decir nada de sus sospechas, a ella no le gustaba hablar sin fundamentos, aun y cuando fueran sus amigas quienes estaban frente a ella.

Al parecer un grupo de muggles atacaron en el concierto a muchos chicos mágicos que ya tenían identificados con anterioridad. Cuando ellos se defendieron para huir es que rompieron el secreto mágico y muchos muggles los vieron. El escuadrón de desmemorizadores no pudo ser enviado a tiempo ya que aun estaba la alerta por el ataque y tenían secuestrado a un joven. Eso hizo que muchos muggles se fueran a casa tras ver eso. Después el primer ministro muggle decidió decirle la verdad a los muggles. Es algo extraño si me permiten decirlo, que el gobierno de estados unidos se lo permitiera y no lo tildara de loco al instante. Si alguien está detrás de esto debe ser alguien con una gran influencia mágico-muggle.

Atrapo la cajetilla de cigarrillos y tomo uno. Con la varita apareció una boquilla de cigarro, odiaba que el olor se le quedara en los dedos. Lo puso en la misma y luego lo encendió, dándole una larga calada.

Hay muchos cabos sueltos que me gustaría examinar con más calma. – Los había y ella quería desenrollar todo eso de una buena vez. Vio a Kraul subirse a la tarima y sonrió de medio lado.

¿Por qué no me muestran de que están hechas? – Soltó una risa sarcástica justo antes de conjurar un Salvio Hexia para ella. Con las dos alemanas uno tenía que estar segura.