Boom!

-Sonny, tengo miedo- Le dije bajito al oído mientras aguardábamos a dos locales de distancia de Varitas Wardwell, me encontraba recargada en a la pared igual que mi compañero, como si estuviésemos platicando de lo mas casual del mundo, con las manos en los bolsillos de la sudadera, con el cabello recogido y un pie en la pared, la compañía de Sonny me tranquilizaba, y el hecho de que contaba con el apoyo de mis hermanos Delta, mi padre mismo había hablado conmigo en vacaciones: "Grandes problemas requieren grandes soluciones" su frase retumbaba en mis oídos cada segundo y podía sentir el flujo sanguíneo en mis carótidas palpitar al ritmo del tic tac del reloj.
-Señorita baje el pie de ahí- Gruñó un guardia de seguridad de Mall que iba pasando. Muy bien, esperaremos que se alejé, sabemos que cada cuadrante del Mall tiene dos guardias, el gordo que se encuentra a 25 metros de nosotros, no nos alcanza si corremos, además renguea de la pierna izquierda, esta completamente calculado...el que acaba de pasar es demasiado predecible, estará suficientemente lejos coqueteando con la tipa de la tienda de mascotas en Nueve...ocho...
Aún era temprano, la gente no abundaba en el centro comercial a esa hora, los niños estaban en el colegio  y se veía semidesierto, así que era seguro, no se abarrotarían las salidas y habría manera de correr si era necesario sin sortear demasiados obstáculos. 
-¿Listo?- Le tome la mano a Sonny y en mi pregunta me cuestionaba a mi misma si estaba lista, nunca había hecho locuras, nunca había hecho nada contra los Wardwell a pesar de haber dejado en la calle a mi familia, nunca...pero siempre hay una primera vez para todo.
Tomé saliva y empujé quedito a Pazzoli y tragué saliva. Tomé de mis bolsillos dos pequeños bultitos color gris sin sacarlos de mi sudadera y caminé decidida tres pasos por enfrente de mi amigo, mientras caminaba presionaba los puños con el par de bombas que me habían confiado.

Estaba sumamente emocionado, ansioso y desesperado, como si me hubiera acabado de meter un pase de coca. Tenía las pupilas dilatadas y la piel erizada, con una sonrisa de idiota en la cara que no podía ocultar con nada. Era la adrenalina del momento, sin lugar a dudas. Íbamos a hacerles una muy "amable" visita a Wardwell Wands. La cosa era sencilla, con un par de bombas de humo y una manta, dejaríamos en claro cuál sería el destino de negocios como ese; si seguían comprando con toda la alevosía y ventaja del mundo, las pequeñas y medianas empresas que con mucho esfuerzo y dedicación, la clase trabajadora creaba, les iba a ir mal.  No me importó un carajo que Jesse no estuviera de acuerdo, a veces un poco de caos puede sacudir viejas ideas. Yo realmente lo hacía por el gusto insano que le tenía a la destrucción. 

Solo algunos cuantos decidieron ir conmigo a ese lugar, entre ellos Lune Deveaux. Esa niña tenía muchas agallas a decir verdad. Después de ponernos de acuerdo, llegamos al lugar y empezamos con la ronda de vigilia. Veríamos que era lo que hacían los guardias para tomarlos desprevenidos y que sucumbieran en coraje los muy idiotas. Yo llevaba un bat de beisbol escondido en mi sudadera y la varita en la parte de atrás de mi espalda, lista para ser usada en caso de emergencia. Giré mi cuello un par de veces para quitar cualquier rastro de tensión que hubiera en mi y sostuve un momento su mano. Debía confiar.

-Aún estás a tiempo de arrepentirte. ¿Segura que deseas continuar? - 

No sabía si era su primera vez creando disturbios y no la culpaba. Nadie tenía la misma ansía de caos y anarquía como yo. La sensación de romper y acabar era algo a lo que simplemente no se podía escapar, una catarsis de toda la mierda que vivía a diario, la tensión, el estrés, las miradas de desapruebo, las metidas de pata, todo.

-¿tú lo estás? Por que tu mano tiembla...-

Por un lado Jesse no estaba de acuerdo, por otro: Moría de ganas de dejarle un mensaje a los malditos bastardos Wardwell. 

-Estás bromeando, estoy ansiosa- Contesté a Sonny cuando me cuestionó, la verdad moría de nervios y era mi primer acto vandálico, como no iba a estar insegura, sin embargo mi sangre galopaba por mi rostro y mi cuerpo y moría de emoción, además estaba con Sonny y sabía defenderme a mi misma lo suficiente como para tener miedo.

Me adelanté dos pasos hacia al frente de Pazzoli y lo miré con esa expresión que dice "¡A qué esperas!" corrí hacia la tienda, estaba recién abierta y la empleada se encontraba al fondo, no alcanzaba a ver a nadie dentro del mostrador, de cualquier forma no había clientes y la chica podía salir por la puerta de atrás o transportarse, me repetía constantemente en mi mente que no habría heridos.

Era impresionante el flujo de ideas que tenía en tan poco tiempo.

"Una, Dos y..." No alcancé a llegar al tres cuando lancé las pequeñas bombas, estaban encantadas para darnos un radio de 10 metros antes de que explotarán, no sería una explosión real, no habría fuego (Espero que no) solo mucho humo, algunas chispas y un susto, y sin embargo sentía demasiada responsabilidad, esa ventaja de 10 metros nos daba la posibilidad de colgar una manta en la entrada a velocidad relámpago y correr por nuestras vidas, bueno por lo menos correr para que no nos atrapasen los guardias.

Corrí para adquirir mas ventaja, soy mas pequeña y no podría correr al paso de los más altos, ya habiamos quedado, yo las lanzaba y corría despavorida mientras ellos colocaban la manta.

No debía voltear atrás, sin embargo lo hice...

-Me alegra que estes bromeando. No quiero débiles en este equipo-

No le dije nada más. No quería crearle un conflicto interno justo ahora. La necesitaba concentrada y convencida, segura de que no iba a dudar ni por un segundo de que esos malnacidos se merecían aquello, aunque solo fuera meramente instructivo. Esto era algo relativamente sencillo a comparación de lo que se nos venía encima. Pero para poder llegar con las agallas a ese momento, se tenía que ir con cierta práctica; manejo de estrés, nervios y miedo. 

Esto último podía servir de incentivo para lograr hacer las mejores cosas. Yo no creía que el miedo era una sensación mala, al contrario, creía que había malas formas de canalizarlo. Lune en este caso, me estaba mostrando que tenía un buen control sobre su miedo, al ir primero, arriesgándose. Sin embargo, lo estaba haciendo mal.

-¡Lune! ¡Espera! -

Controlar el miedo no era simplemente ir por la vida avalentonado, era pensar, discernir, analizar el motivo y/o la razón del miedo: controlar propiamente dicho. Ella simplemente fue como alma que lleva el diablo sin ver a sus lados y lanzó las malditas bombas. 

Le hice la señal a los demás para que trajeran la manta, había que ser rápidos. La frase que decía en letras rojas y grandes era claro: "La dictadura de burguesía a la que están acostumbrados, termina ahora.". Corrimos detrás de ella y empezamos el juego. Al parecer no había nadie en la tienda, solo una dependienta que inmediato se tiró al suelo a gritar como histérica. Realmente no habría heridos, así que con una mirada bastante amenazadora, hice el gesto de que se largara lo más pronto posible, o eso se pondría realmente feo. 

La mujer corrió y el humo se dispersó por todo el lugar, me puse el cuello de la camisa como  si fuese un cubrebocas para no aspirar el humo y saqué el bat de mi sudadera. Mientras los demás se encargaban de poner la manta en todo lo alto de la tienda, solo golpeaba los estantes, destrozándolos uno por uno, maldiciendo a esos hijos de puta que con un pie en el cuello de las personas se hacían inmensa y asquerosamente ricos.

Al alcanzarla los demás se acercó a Sonny y lo abrazó, ya estaban fuera de peligro y todo había salido bien.

-Lo siento Sonny... no sé, no sé que me pasó: Sentí que debía hacerlo. ¿Todo bien? Nadie se quedó atrás- Concluyó y echó un vistazo a sus acompañantes.

-En verdad perdón por correr así, me sentí tan....Wooooooo, crees que sirva de algo: Que...¿los intimidemos un poco? Continúo Lune refiriéndose a los Wardwell. 

Lune estaba segura de que la revolución era un mal necesario y que habría que ser radicales, aunque en su alma enía un feo presentimiento de que algo podía suceder, si no ahora en la manifestación no sabía qué y debía concentrarse en que sus amigos supieran que contaban con ella.

-Amigo...- le susurró al alejarse del demás contingente, nunca le había dicho así a Pazzoli, pero lo sintió en el corazón...- Tengo miedo, de que: Saben que los admiro mucho a ti y a Jesse. Tengo miedo de que perdamos el rumbo. Terminó la rubia esperando no defraudar al Delta

Era sumamente liberador la sensación de destrucción. Con un último batazo destruí lo que quedaba de un muro y en cuanto acabé, Lune se abrazó a mí. Era una mujer que seguía impulsos, en más de una forma eso estaba bien, pero definitvamente esta, no era una de esas maneras. Se tenía que pensar primero antes de actuar.

-Tus disculpas no me sirven de nada. Nos comprometiste a todos. Debes controlar tus impulsos, harás que nos maten si sigues así-

Me quité del abrazo. Quizá estaba siendo muy duro con ella pero así las cosas debían ser. No iba a permitirme ninguna clase de consideración con quienes pensaban que el movimiento era un juego, un simple capricho de niños inconformes. Era de la creencia particular en la que Lune debía endurecerse un poco si de verdad quería hacer una diferencia. 

-No es para "intimidarlos" Lune, es una advertencia de lo que puede pasarle al imperio que han creado subyugando a otros. Con esto no vamos a hacer que tiemblen de miedo, es un aviso, nada más-

Los demás hicieron lo suyo mientras yo seguía discutiendo con Lune, miré el reloj de bolsillo que llevaba, faltaban un par de minutos para que diera la señal de retirada. Nos daría el tiempo justo para poder escapar sin mayores problemas. 

-No voy a ser condescendiente contigo Deveux, no ahora. El rumbo se pierde cuando actúas sin pensar. Que sea la primera y última vez ¿está claro? Ahora vámonos ya!-