Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
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Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
La queja mas tipica y absurda que podia tener cualquiera pero por mas banal que pudiera parecer no te dejaba ni un maldito segundo para respirar en paz? Sencillo: Hombres. O mujeres. O mujeres y hombres, lo que fuera que te hiciera dudar hasta en la ultima fibra de ti mismo e hiciera que vieras todo como un rompecabezas que era vital y necesario poder descifrar.
En verdad, lo ultimo que queria ahora mismo era complicarse de esta manera, y nadie la habia forzado a ir a meterse en esa situacion, pero de todas maneras ahi estaba y no tenia muy en claro que hacer. Estaba ansiosa, e inquieta, y tenia mil y un preguntas que en definitiva no iba a externar a nadie hasta no tener mas o menos en claro que es lo que queria.
Mentira, sabia lo que queria, lo que no sabia es si era lo mas inteligente.
Ansiosa, Julisa entraba en una especie de trance en el que entre mas ocupada se mantuviera mas claridad parecia encontrar. Como resultado habia salido a correr por la mañana, al medio dia y por la tarde. Habia avanzado buen tramo del proyecto que mantenia en el telar de su habitacion y le habia dado, no unicamente por hacer las compras, sino por hasta ponerse a cocinar y ahora tenia tres tartas de fruta enfriandose en la barra de la cocina que francamente ni queria tocar.
Y nada, seguia igual de inquieta que como al principio. Por lo menos la casa olia bien y si se ponia ciega de hierba iba a tener algo a la mano con que satisfacer su monstruosa necesidad por azucar.
No habia sido marihuaba ni ninguna otra droga lo que habia terminado por llamarle esa tarde. Habia tomado una botella de whisky de las que tenian en la alacena - porque honestamente, en esa casa nunca faltaba el licor, por mucho que a Kaleph le pusiera de nervios - y se habia sentado en uno de los sofas con toda la intencion de no dedicarse a nada mas que beber y mirar el techo.
De repente le parecio que el frasco que mantenian en la mesa de centro, que no contenia nada mas que un par de galeones y unos cuantos sickles etiquetados con "Cuotas"era la cosa mas interesante que tenia para ver en esa ocasion. En eso escucho pasos en el portico que avisaban que alguien iba a entrar, y como se tratara de Yuki, Cinnamon o hasta Jesse, iba a arrastrarlos del cuello de la camiseta para que se sentaran a beber con ella.
Al final no se trataba de ninguno de sus amigos, sino de Madison. Oh vaya...
Le miro como pensativa, como tratando de decidirse a algo. Ladeo ligeramente el rostro y la siguio al pasar.
- Quieres? Whisky o tarta, o las dos cosas. -
Ya, lo sabia, no estaban en los mejores terminos, pero honestamente, que era lo peor que podria pasar?
En verdad, lo ultimo que queria ahora mismo era complicarse de esta manera, y nadie la habia forzado a ir a meterse en esa situacion, pero de todas maneras ahi estaba y no tenia muy en claro que hacer. Estaba ansiosa, e inquieta, y tenia mil y un preguntas que en definitiva no iba a externar a nadie hasta no tener mas o menos en claro que es lo que queria.
Mentira, sabia lo que queria, lo que no sabia es si era lo mas inteligente.
Ansiosa, Julisa entraba en una especie de trance en el que entre mas ocupada se mantuviera mas claridad parecia encontrar. Como resultado habia salido a correr por la mañana, al medio dia y por la tarde. Habia avanzado buen tramo del proyecto que mantenia en el telar de su habitacion y le habia dado, no unicamente por hacer las compras, sino por hasta ponerse a cocinar y ahora tenia tres tartas de fruta enfriandose en la barra de la cocina que francamente ni queria tocar.
Y nada, seguia igual de inquieta que como al principio. Por lo menos la casa olia bien y si se ponia ciega de hierba iba a tener algo a la mano con que satisfacer su monstruosa necesidad por azucar.
No habia sido marihuaba ni ninguna otra droga lo que habia terminado por llamarle esa tarde. Habia tomado una botella de whisky de las que tenian en la alacena - porque honestamente, en esa casa nunca faltaba el licor, por mucho que a Kaleph le pusiera de nervios - y se habia sentado en uno de los sofas con toda la intencion de no dedicarse a nada mas que beber y mirar el techo.
De repente le parecio que el frasco que mantenian en la mesa de centro, que no contenia nada mas que un par de galeones y unos cuantos sickles etiquetados con "Cuotas"era la cosa mas interesante que tenia para ver en esa ocasion. En eso escucho pasos en el portico que avisaban que alguien iba a entrar, y como se tratara de Yuki, Cinnamon o hasta Jesse, iba a arrastrarlos del cuello de la camiseta para que se sentaran a beber con ella.
Al final no se trataba de ninguno de sus amigos, sino de Madison. Oh vaya...
Le miro como pensativa, como tratando de decidirse a algo. Ladeo ligeramente el rostro y la siguio al pasar.
- Quieres? Whisky o tarta, o las dos cosas. -
Ya, lo sabia, no estaban en los mejores terminos, pero honestamente, que era lo peor que podria pasar?
- Julisa Chee
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Re: Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
Todo el día había sido una pérdida de tiempo total. Mas desde el instante que tuvo que soportar una salida horrorosa con un tipo que era un perdedor declarado. ¿Por qué lo había hecho? Ah, sí, porque le debía un favor a alguien y estaba aburrida. Mezcla peligrosa para alguien como Madison, además creyó que conforme pasaran los minutos la situación cambiaria, y por ahí quien sabia, quizás el chico terminara siendo la rana encantada que tanto esperaba. Pero no, solo era una común y muy fea. Despues de eso trato de ubicar a sus amigos para contar su terrible experiencia, pero no logro encontrar a Kitty, Charlie y menos a Jae Ra para si quiera molestarla y animarse. Otro desaparecido había sido Fredd, que quien sabe en que estuviera, así que ya para esas horas solo le quedaba regresar a la casa de la fraternidad con un humor del demonio. Miraba el cielo y veía una gran nube negra sobre su cabeza, claro, simbólicamente.
– A nadie le importa como estuvo mi día. Pude romperme una maldita pierna y eso valdra menos que un mugroso pie de calabazas, así que deberé sonreír si me cruzo con alguno de esos hippies camino a mi cuarto – musito con mala leche mientras iba entrando a la casa, quitándose los zapatos porque había estado caminando mucho y los tacos eran tan altos que ya le estaba incomodando tenerlos puestos. Tarareo una canción e ingreso con mucha soltura como si nada le importara, cuando al pasar por la sala distinguió una silueta sentada en uno de los sillones, y la observo contados segundos por el rabillo del ojo. No se iba a detener ni a saludar, no solía juntarse con los que vivían allí pues siempre se sintió muy diferente a todos, a excepción de algunos a los que si hablaba y quizás hasta tenía un trato cordial o de amistad, como Yuri o el mismo Fredd, pero entonces escucho una voz femenina dirigirse a ella. ¿Quién podría ser? Como si fuera difícil adivinarlo.
Julisa Chee, alguien con quien nunca pudo sostener más de dos palabras cordiales. Sabía que le desagradaba y a ella en parte también, pero al mismo tiempo era consciente que al no conocerse ninguna de las dos, ni hacer el mínimo esfuerzo para lo mismo podían generarse más malos entendidos que buenos. Además, sumado a eso tenía esa espinita de verla de vez en cuando al lado del pobre diablo de Zlatan sin saber que eran los dos, amigos, amantes o solo juegan al “dame que te doy”. Quizás por esa curiosidad ente otras muchas se acerco a ella colocándose de nuevo los zapatos y cruzándose de brazos. – No me molestaría las dos cosas, aunque no soy fan de comer… tarta – Eso era verdad, y hasta hizo una mueca medio desagradable mientras se sentaba y cruzaba las piernas para acomodar su falda que asi, a penas cubria sus muslos. Madison siempre procuraba andar bien vestida. Le gustaba creer que tenia buen gusto, por lo menos en ropa. Aceptando que tenía hambre, y también quería beber. Tal vez demasiado. – ¿Por qué estas tan sola por aquí? ¿Acaso el resto se llego a conseguir una vida? – No lo pregunto de odiosa, según ella, ya que sonrió al final.
– A nadie le importa como estuvo mi día. Pude romperme una maldita pierna y eso valdra menos que un mugroso pie de calabazas, así que deberé sonreír si me cruzo con alguno de esos hippies camino a mi cuarto – musito con mala leche mientras iba entrando a la casa, quitándose los zapatos porque había estado caminando mucho y los tacos eran tan altos que ya le estaba incomodando tenerlos puestos. Tarareo una canción e ingreso con mucha soltura como si nada le importara, cuando al pasar por la sala distinguió una silueta sentada en uno de los sillones, y la observo contados segundos por el rabillo del ojo. No se iba a detener ni a saludar, no solía juntarse con los que vivían allí pues siempre se sintió muy diferente a todos, a excepción de algunos a los que si hablaba y quizás hasta tenía un trato cordial o de amistad, como Yuri o el mismo Fredd, pero entonces escucho una voz femenina dirigirse a ella. ¿Quién podría ser? Como si fuera difícil adivinarlo.
Julisa Chee, alguien con quien nunca pudo sostener más de dos palabras cordiales. Sabía que le desagradaba y a ella en parte también, pero al mismo tiempo era consciente que al no conocerse ninguna de las dos, ni hacer el mínimo esfuerzo para lo mismo podían generarse más malos entendidos que buenos. Además, sumado a eso tenía esa espinita de verla de vez en cuando al lado del pobre diablo de Zlatan sin saber que eran los dos, amigos, amantes o solo juegan al “dame que te doy”. Quizás por esa curiosidad ente otras muchas se acerco a ella colocándose de nuevo los zapatos y cruzándose de brazos. – No me molestaría las dos cosas, aunque no soy fan de comer… tarta – Eso era verdad, y hasta hizo una mueca medio desagradable mientras se sentaba y cruzaba las piernas para acomodar su falda que asi, a penas cubria sus muslos. Madison siempre procuraba andar bien vestida. Le gustaba creer que tenia buen gusto, por lo menos en ropa. Aceptando que tenía hambre, y también quería beber. Tal vez demasiado. – ¿Por qué estas tan sola por aquí? ¿Acaso el resto se llego a conseguir una vida? – No lo pregunto de odiosa, según ella, ya que sonrió al final.
- Madison Merteuil
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Re: Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
Salió de su cuarto bastante contento con un pergamino enrollado en la mano. La verdad es que aunque antes de reconocerlo preferiría que le arrancasen las uñas con tizones al rojo, le hacía ilusión compartirlas con sus compañeros de fraternidad. Este iba a ser su segundo semestre con ellos y le daba la impresión de que no conocía ni a la mitad.
Y a la mitad que conocía no los conocía ni la mitad de lo que se merecían, y lo que se merecían era la mitad de...
Entró en el salón de convivencia recitando mentalmente el brindis de Bilbo y se topó con que no estaba vacía. Coyote Bromista y Doña Perfecta, como las llamaba mentalmente. Irónias de la vida, aunque iba a colgar un anuncio para confraternizar con los demás, encontrárselos así de repente, en un entorno descontrolado, lo desencajó un poco. Apretó el pergamino enrollado en su mano, mirando durante un instante el tablón de anuncios. Ahora le daba vergüenza colgarlo.
Bueno, podría hacerlo pasar por tarea y colgarlo lueg... Frunció el ceño. No, él no era así. Haría falta algo más que ellas dos para hacerlo capitular.
Con un par de gestos precisos de la varita el pergamino salió volando y se adhirió al tablón de anuncios, desenrollándose.
-Julise. Madison. Que placer verlas. Y juntas, además...- Dijo, dejando entrever que era hecho sabido que la pelea de gatas era próxima e inevitable. Sonrió de lado. Ahora a mantener la sangre fría y marcharse, no mostrar ningún resquicio de... -¿Es eso tarta?- Inquirió acercándose a la mesa, manteniendo (o "tratando de" y "Sin mucho éxito") la compostura. ¿Un pequeño secreto? Kaleph era en gran parte responsable de muchos gritos de frustración por parte de una muy colocada Julise. No lo miren así, el azucar es alimento para el cerebro, ¿no?
Y a la mitad que conocía no los conocía ni la mitad de lo que se merecían, y lo que se merecían era la mitad de...
Entró en el salón de convivencia recitando mentalmente el brindis de Bilbo y se topó con que no estaba vacía. Coyote Bromista y Doña Perfecta, como las llamaba mentalmente. Irónias de la vida, aunque iba a colgar un anuncio para confraternizar con los demás, encontrárselos así de repente, en un entorno descontrolado, lo desencajó un poco. Apretó el pergamino enrollado en su mano, mirando durante un instante el tablón de anuncios. Ahora le daba vergüenza colgarlo.
Bueno, podría hacerlo pasar por tarea y colgarlo lueg... Frunció el ceño. No, él no era así. Haría falta algo más que ellas dos para hacerlo capitular.
Con un par de gestos precisos de la varita el pergamino salió volando y se adhirió al tablón de anuncios, desenrollándose.
-Julise. Madison. Que placer verlas. Y juntas, además...- Dijo, dejando entrever que era hecho sabido que la pelea de gatas era próxima e inevitable. Sonrió de lado. Ahora a mantener la sangre fría y marcharse, no mostrar ningún resquicio de... -¿Es eso tarta?- Inquirió acercándose a la mesa, manteniendo (o "tratando de" y "Sin mucho éxito") la compostura. ¿Un pequeño secreto? Kaleph era en gran parte responsable de muchos gritos de frustración por parte de una muy colocada Julise. No lo miren así, el azucar es alimento para el cerebro, ¿no?
- Kaleph Zimmerman
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Re: Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
- Pues con confianza, como si fuéramos compañeras. - ¡Ajá! Que graciosa que era, que bárbara. Ya que Madison se había sentado con - relativamente - buena disposición para acompañarla a beber, pues Julisa iba a hacer el esfuerzo por ser agradable, porque la perspectiva de emborracharse sola le seguía pareciendo bastante más sosa.
No aborrecía a la semiveela como aborrecía a otras personas pero tampoco era santa de su devoción y no lo andaba disimulando. No se ponía a hablar mal de ella con nadie porque no había necesidad de agregar más tensión pero en la forma en que le miraba era obvia. No le gustaba como era imposible mantener una conversación con alguien más si ella estaba en la habitación y definitivamente no le gustaba la manera en que había tratado a Zlatan; en su momento a él por poco lo había abofeteado por ridículo, pero en cuanto a ella poco le faltó para meterse a su habitación por la noche, raparla y trenzar su cabello para cuerdas con las que amarrar cabras en su casa. No toleraba que maltrataran a quienes quería.
- A ja já, simpática. - Le guiñó un ojo. No, no iba a dejar que su chistecito venenosito o lo que fuera le irritara porque ya tenía muchísimo por lo que estar enfadad y odiarse como para sumarle más cosas. Se hizo la que le perdonaba todo por su sonrisa bonita y con un movimiento de varita hizo que uno de los vasos (limpios, no toleraba tampoco andar viviendo en un chiquero) flotara hasta ella, y en ese mismo vaso fue que le sirvió.
- Nah, día ocupado. No me quedaron ganas de salir. - Se excusó encogiéndose de hombros. No era necesariamente la verdad pero tampoco estaba mintiendo. - ¿Y tú? Tampoco te ves como que te hayas divertido mucho? - Porque con todo y el precioso vestido que llevaba y los zapatos de esos que calzas solo cuando sales a matar, tampoco traía cara de haber pasado un buen rato.
En eso escuchó pasos bajar por las escaleras y supo de antemano quien era, porque el único en esa casa al que ibas a encontrar incondicionalmente sí o sí por las tardes y noches del día que fuera pues era al simpatiquísimo de Zimmerman.
- Hola Kaleph. - Se aguantó la risa que le dio la manera en que le saludaban. Pero por amor a la magia, no iba a brincarle a Madison un día de estos a jalarle de las greñas y arañarle la cara, no sin motivo por lo menos, bah. Pero sí, tenía que admitir que verlas juntas tan tranquilas debía ser algo curioso. Eran demasiado diferentes. Donde la semiveela iba arregladísima y bien vestida, Julisa iba de lo más casual y cómoda con unos shorts cortísimos de mezclilla y una camiseta sin mucha gracia. Se había pasado el día haciendo quehacer, qué más iba a llevar puesto?
- ¿Quieres whisky? Es Kosher. - Pfft ni idea si decía la verdad o no, pero hasta miró la etiqueta de la botella buscando el condenado simbolito que Kaleph le había explicado debía tener cualquier cosa que compraran en una tienda para saber si podía comerlo o no. De todas formas ya sabia que le iba a responder que el licor no era más que una puerta a la perdición y que iban a terminar todos vagabundeando por ahí sin futuro y dados al vicio... o algo así. - No, son ladrillos. Agarra, pero como te las acabes todas tú y yo vamos a tener problemas. - Ahhh e iba en serio, hasta lo señaló con el dedo amenazador de la mano con que sostenía su vaso. De cualquier forma, no había pasado por alto el pergamino que había ido a colgar al tablón de anuncios. - ¿Y eso? -
No aborrecía a la semiveela como aborrecía a otras personas pero tampoco era santa de su devoción y no lo andaba disimulando. No se ponía a hablar mal de ella con nadie porque no había necesidad de agregar más tensión pero en la forma en que le miraba era obvia. No le gustaba como era imposible mantener una conversación con alguien más si ella estaba en la habitación y definitivamente no le gustaba la manera en que había tratado a Zlatan; en su momento a él por poco lo había abofeteado por ridículo, pero en cuanto a ella poco le faltó para meterse a su habitación por la noche, raparla y trenzar su cabello para cuerdas con las que amarrar cabras en su casa. No toleraba que maltrataran a quienes quería.
- A ja já, simpática. - Le guiñó un ojo. No, no iba a dejar que su chistecito venenosito o lo que fuera le irritara porque ya tenía muchísimo por lo que estar enfadad y odiarse como para sumarle más cosas. Se hizo la que le perdonaba todo por su sonrisa bonita y con un movimiento de varita hizo que uno de los vasos (limpios, no toleraba tampoco andar viviendo en un chiquero) flotara hasta ella, y en ese mismo vaso fue que le sirvió.
- Nah, día ocupado. No me quedaron ganas de salir. - Se excusó encogiéndose de hombros. No era necesariamente la verdad pero tampoco estaba mintiendo. - ¿Y tú? Tampoco te ves como que te hayas divertido mucho? - Porque con todo y el precioso vestido que llevaba y los zapatos de esos que calzas solo cuando sales a matar, tampoco traía cara de haber pasado un buen rato.
En eso escuchó pasos bajar por las escaleras y supo de antemano quien era, porque el único en esa casa al que ibas a encontrar incondicionalmente sí o sí por las tardes y noches del día que fuera pues era al simpatiquísimo de Zimmerman.
- Hola Kaleph. - Se aguantó la risa que le dio la manera en que le saludaban. Pero por amor a la magia, no iba a brincarle a Madison un día de estos a jalarle de las greñas y arañarle la cara, no sin motivo por lo menos, bah. Pero sí, tenía que admitir que verlas juntas tan tranquilas debía ser algo curioso. Eran demasiado diferentes. Donde la semiveela iba arregladísima y bien vestida, Julisa iba de lo más casual y cómoda con unos shorts cortísimos de mezclilla y una camiseta sin mucha gracia. Se había pasado el día haciendo quehacer, qué más iba a llevar puesto?
- ¿Quieres whisky? Es Kosher. - Pfft ni idea si decía la verdad o no, pero hasta miró la etiqueta de la botella buscando el condenado simbolito que Kaleph le había explicado debía tener cualquier cosa que compraran en una tienda para saber si podía comerlo o no. De todas formas ya sabia que le iba a responder que el licor no era más que una puerta a la perdición y que iban a terminar todos vagabundeando por ahí sin futuro y dados al vicio... o algo así. - No, son ladrillos. Agarra, pero como te las acabes todas tú y yo vamos a tener problemas. - Ahhh e iba en serio, hasta lo señaló con el dedo amenazador de la mano con que sostenía su vaso. De cualquier forma, no había pasado por alto el pergamino que había ido a colgar al tablón de anuncios. - ¿Y eso? -
- Julisa Chee
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Re: Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
Estar sentada frente a Julisa no era algo que le agradara mucho. El hecho de solo verla la hacía pensar en varias cosas, pero se mordía la lengua con fiereza para no pronunciar nada de ello en ese instante. No solo porque estaba cansada y enojada por su día tan… particular. Sino porque dentro de todo creía que por la sana convivencia algo de “cordialidad” si quera debería esforzarse en demostrar. Ya podía oír la voz de Yuri en su cabeza diciendo que todos en la fraternidad eran una familia hippie o quien sabe que. – ¿Bromeas? O sea, mírame… yo jamás paso un mal momento – contesto con una sonrisa amplia pero cínica. De esas que te hacen pensar que la chica consideraba su vida perfecta, lo cual era todo lo contrario. Si, era una mentirosa empedernida, pero así se evitaba que otros se burlaran de su mal día. Pues ni era Kitty o Charlie para andar contándole sus pesares. Tal vez entre copas ya entradas, quien sabe. Así que aprovecho la distracción de una persona más en la sala y se quedo mirando al chico que se iba acercando a ellas. Kaleph, alguien con quien el trato no era precisamente muy ameno tampoco pues sentía que le era indiferente y eso era un golpe bajo a su ego de semi-veela.
“verlas juntas” ¿a qué se refería con eso? El chico era extraño, y ello llevo a Madison arquear una ceja en lo que esperaba se fuera, pero cuando mostro tanto interés por la tarta, bufo sin poder creerlo. Es decir, estaba a unos metros de él y al costado la tarta en la mesita de centro, ¿pero el prefería mirar esa tarta a sus piernas o escote? O era gay o demasiado astuto y lo hacía adrede. – Permanecer tanto tiempo encerrado en tu cueva sí que debe estar afectándote la vista. ¿Hola? ¿Tienes debilidad por las tartas o simple y llanamente fantaseas sexualmente con ella cuando nadie te ve? Lo cual no descarto por… esa cara – musito poniendo la mano delante de la tarta por si él pensaba tocarla para cortar un pedazo. La alejo un poco y movió el índice como diciéndole que no podía tocar. – Recuerda lavarte las manos primero, no sabemos qué has tocado antes de venir aquí… tu me entiendes – dijo en doble sentido y lo barrio un poco con la mirada mientras sacudía su cabellera con gracia y escuchaba la pregunta de Julisa sobre lo que el judío había colgado mas allá.
Curiosa dirigió su mirada también al tablón y se cruzo de brazos haciéndose la pensativa. Luego se puso de pie y sin poder evitarlo fue con su vaso a ver más de cerca aquello, poniéndose a un costado y dando una palmada con la mano sobre ese papel. – A que cobrara por esto. No me fio del anuncio – se quejo sincera y regreso a su lugar, acabándose lo que tenía en el vasito y estirándoselo a Julisa para que se lo llene. Que importaba si al final era Whisky barato o de marca. Mientras afectara a sus sentidos ella lo agradecería muy en el fondo.
“verlas juntas” ¿a qué se refería con eso? El chico era extraño, y ello llevo a Madison arquear una ceja en lo que esperaba se fuera, pero cuando mostro tanto interés por la tarta, bufo sin poder creerlo. Es decir, estaba a unos metros de él y al costado la tarta en la mesita de centro, ¿pero el prefería mirar esa tarta a sus piernas o escote? O era gay o demasiado astuto y lo hacía adrede. – Permanecer tanto tiempo encerrado en tu cueva sí que debe estar afectándote la vista. ¿Hola? ¿Tienes debilidad por las tartas o simple y llanamente fantaseas sexualmente con ella cuando nadie te ve? Lo cual no descarto por… esa cara – musito poniendo la mano delante de la tarta por si él pensaba tocarla para cortar un pedazo. La alejo un poco y movió el índice como diciéndole que no podía tocar. – Recuerda lavarte las manos primero, no sabemos qué has tocado antes de venir aquí… tu me entiendes – dijo en doble sentido y lo barrio un poco con la mirada mientras sacudía su cabellera con gracia y escuchaba la pregunta de Julisa sobre lo que el judío había colgado mas allá.
Curiosa dirigió su mirada también al tablón y se cruzo de brazos haciéndose la pensativa. Luego se puso de pie y sin poder evitarlo fue con su vaso a ver más de cerca aquello, poniéndose a un costado y dando una palmada con la mano sobre ese papel. – A que cobrara por esto. No me fio del anuncio – se quejo sincera y regreso a su lugar, acabándose lo que tenía en el vasito y estirándoselo a Julisa para que se lo llene. Que importaba si al final era Whisky barato o de marca. Mientras afectara a sus sentidos ella lo agradecería muy en el fondo.
- Madison Merteuil
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Re: Liquid Courage [Maddie y quien quiera]
Frunció el ceño ante la oferta del whisky. La respuesta natural, la que diría normalmente sería algo como "El alcohol mata neuronas... Yo no puedo permitirme perder ninguna, ¿acaso tú si?". Sin embargo esta vez guardó silencio durante un instante y finalmente dijo:
-¿Sabes qué? Ponme medio vaso. - Dijo siendo él el primer sorprendido. Tal vez los días de inactividad y tedio extremo estaban pasandole factura. Tal vez se sentía valiente. En cualquier caso mantuvo el aplomo y acercó al vaso. -En realidad todas las bebidas fermentadas están permitidas salvo aquellas que contengan levaduras. Y esas sólo están prohibidas durante el pésaj, nuestra pascua. Bueno, la nuestra es la original, pero tú ya me entiendes...- Dijo con ese tono tan suyo de "Ya he olvidado más cosas de las que tú sabrás nunca"
La broma de Madison acerca de su sexualidad no cayó en saco roto. Resonó en esa misma pregunta que sus padres le hicieron inquiriendo sobre su desinterés por las mujeres. Sin embargo no se permitió darle a Doña Perfecta la satisfacción de mostrar que había hecho diana. Sin perder compás respondió.
-Bueno, Madison...- Recorrió a la muchacha con una lenta mirada, de pies a cabeza y con una ligera pausa en las curvas que la Delta se había molestado en acentuar -Si estuviese presente una muchacha realmente hermosa ten por seguro que le dedicaría mi interés indiviso. Sin embargo, y espero que no te ofendas...- Se encogió de hombros dando a entender que en realidad lo más sensual de la sala era el pastel de frutas de Julisa. Calculó el grado justo de desinterés para que ni siquiera pareciese que se esforzaba en la broma, buscando que la cuchillada entre camaradas le hiriese tanto como la de su sexualidad.
Tomó el medio vaso de alcohol y se lo agradeció a la navajo con un asentimiento. Mientras Madison se acercaba al tablón apoyó la punta de la varita en el borde de su bebida.
-Glacius Minor- Musitó haciendo que el líquido se escarchase en la superficie. -Para tu información, es gratuito. Qué nivel, una broma xenófoba eso sí que es tener clase...- Acercó el borde del vaso a la boca, y cuando ya estaba a punto de beber, lo apartó para decir -Desde medianoche habrán cien meteoros cada hora. Eso es una estrella fugaz cada treinta y séis segundos... ¿De verdad te lo vas a perder?
Ahora sí, bebió. Por primera vez en su vida, el whisky bajó por su garganta. Fue magma ardiente y fluido, prendiendo fuego a cada mucosa y tejido desde las encías al estómago. Se dobló en la silla hasta casi darse con la mesa y arrancó con un violento ataque de tos que mandó por los aires su pose de estar de vuelta de todo.
-¿Sabes qué? Ponme medio vaso. - Dijo siendo él el primer sorprendido. Tal vez los días de inactividad y tedio extremo estaban pasandole factura. Tal vez se sentía valiente. En cualquier caso mantuvo el aplomo y acercó al vaso. -En realidad todas las bebidas fermentadas están permitidas salvo aquellas que contengan levaduras. Y esas sólo están prohibidas durante el pésaj, nuestra pascua. Bueno, la nuestra es la original, pero tú ya me entiendes...- Dijo con ese tono tan suyo de "Ya he olvidado más cosas de las que tú sabrás nunca"
La broma de Madison acerca de su sexualidad no cayó en saco roto. Resonó en esa misma pregunta que sus padres le hicieron inquiriendo sobre su desinterés por las mujeres. Sin embargo no se permitió darle a Doña Perfecta la satisfacción de mostrar que había hecho diana. Sin perder compás respondió.
-Bueno, Madison...- Recorrió a la muchacha con una lenta mirada, de pies a cabeza y con una ligera pausa en las curvas que la Delta se había molestado en acentuar -Si estuviese presente una muchacha realmente hermosa ten por seguro que le dedicaría mi interés indiviso. Sin embargo, y espero que no te ofendas...- Se encogió de hombros dando a entender que en realidad lo más sensual de la sala era el pastel de frutas de Julisa. Calculó el grado justo de desinterés para que ni siquiera pareciese que se esforzaba en la broma, buscando que la cuchillada entre camaradas le hiriese tanto como la de su sexualidad.
Tomó el medio vaso de alcohol y se lo agradeció a la navajo con un asentimiento. Mientras Madison se acercaba al tablón apoyó la punta de la varita en el borde de su bebida.
-Glacius Minor- Musitó haciendo que el líquido se escarchase en la superficie. -Para tu información, es gratuito. Qué nivel, una broma xenófoba eso sí que es tener clase...- Acercó el borde del vaso a la boca, y cuando ya estaba a punto de beber, lo apartó para decir -Desde medianoche habrán cien meteoros cada hora. Eso es una estrella fugaz cada treinta y séis segundos... ¿De verdad te lo vas a perder?
Ahora sí, bebió. Por primera vez en su vida, el whisky bajó por su garganta. Fue magma ardiente y fluido, prendiendo fuego a cada mucosa y tejido desde las encías al estómago. Se dobló en la silla hasta casi darse con la mesa y arrancó con un violento ataque de tos que mandó por los aires su pose de estar de vuelta de todo.
- Kaleph Zimmerman
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