¿Te has estado escondiendo?

Después de su charla con Laise las cosas habían continuado prácticamente igual para ella, simplemente veía menos a la que esperaba pronto dejase de ser la presidenta. Sus actividades seguían llenando su agenda y ese día tenía que reunirse a las dos de la tarde con Kenneth Launder, el hijo de dueño de uno de los equipos de quodpot más grandes del país, estaba pactando con él unos partidos a beneficio ya que su padre era un hombre muy ocupado.
 
Habían quedado de reunirse en la biblioteca pero jamás llegó, a las cuatro de la tarde y luego de que su paciencia estuviese finalmente agotada fue a su fraternidad a buscarlo, unos alpha que le dijeron que estaba durmiendo la resaca del día anterior. Llegó pronto pero no lo encontró, tocó a su puerta y nadie contestaba, era un trato importante para la recaudación de navidad y ya tenía a los auspiciadores si es que el equipo se presentaba, de no ser así no se hubiese quedado esperándolo en la sala de convivencia.
 
A las cuatro y media de la tarde ya estaba harta de esperarlo y se levantó, cuando viese a Bill se lo diría para que rompiese la nariz o lo haría ella misma, eso quizá después de firmar el contrato. O quizá nunca, cuando acabase la temporada de jockey aéreo lo haría, no valía la pena sembrar odio en el equipo ahora que estaban por ganar el campeonato.
 
La vieron un par de chicos de la fraternidad y se quedó hablando con ellos, ya no del evento ni de Kenneth, sólo de lo que decían que sería la gran fiesta de fin de año de los alpha. Seguramente iría, prácticamente se los había prometido, iba a enviarle un patronus a Madison para que fuese y así podrían ver cómo ayudarlos con aquello, las fiestas de los alpha siempre eran buenas.

Acababa de sacar su varita para hacerlo cuando vio cruzar por la puerta a Lucian, hacía tiempo no lo sabía de él y las cosas que le habían dicho acerca de su madre le parecían incluso ese día trágicas. Se despidió cortésmente de los chicos porque además de saber que ya era tiempo de una charla con él tenía curiosidad por saber qué tanto le había dicho su hermana de lo sucedido en la fraternidad. Se quedó mirando a Den Adel con una media sonrisa, parecía que también la había visto.-Hola Lucian, ¿te has estado escondiendo? Hace semanas que no sé de ti.

Hablaba relativamente poco con su hermana, solo para avisarle de los reportes financieros del mes y para decirle que iba a mandar a arreglar las cerraduras del loft en Miami por que ya no estaban funcionando correctamente. Todo era tenso entre ellos y desconocía en detalles la situación de la fraternidad y de su tambaleante presidencia.

Ese día estaba particularmente cansado, había tenido práctica de quodpot y estaba todo sudado y bastante adolorido. Tenía una ceja abierta y la sangre escurría de ahí, llevaba una venda en el codo derecho y un hematoma en el pómulo, en fin fue una práctica bastante dura. La rutina que le esperaba ese día era ducharse, curarse las heridas, estudiar y luego irse a la cama temprano. Se le venía la idea a la cabeza de que la mañana siguiente iría con Laise para hablar con ella de su actual situación de lo que ocurrió el día de la fiesta.

De camino se encontró con unos hermanos alphas que hablaban de Violet Wildenstein, solo opto por fulminarlos con la mirada por que a pesar de ya no ser nada, aun le tenía afecto y cualquier porquería que salía de boca de algun tipo con respecto a ella, la callaría estrellando su puño en la cara. Entró a la sala común de la fraternidad y la vió.

-Hablando de la reina de Roma y ella que se asoma. ¿Escondiendo dices? Para nada, preciosa, solo no hemos coincidido ¿cómo estás? Se acercó hasta ella y le depositó un beso en la comisura de los labios. Se avergonzó un poco y prefirió alejarse para colocar la maleta del entrenamiento aún lado y prestarle mucha más atención a ella. Durante el noviazgo de ambos, Lucian demostró que eso de la paternidad no era para él y que por más que quisiese no era del todo maduro.

El la quiso mucho pero no fue suficiente cuando decidió terminarla por aquello del supuesto embarazo. Durante meses se recriminó ese hecho y trató mediante todos los medios posibles de seguir con su vida y ya no hacer sentir fatal a la epsilon.

Los hermanos Launder se fueron pronto, antes de eso le dijo a Peter que deberían reunirse en la semana para ver aquello de la fiesta, Madison había tenido un crush con él hacía algunos meses y el castaño acababa de terminar con su novia, era un buen momento.  No sabía cómo Madison sabía cuál era cuál, a pesar de no ser ni siquiera mellizos eran muy parecidos y a veces ni ella lograba ubicarlos bien.
 
Había visto a Lucian llegar maltrecho desde el primer momento, las cosas no habían terminado bien entre ellos pero una sonrisa se dibujó en sus labios. No era porque disfrutase de su dolor sino más bien que recordaba las incontables veces que le había hecho lo mismo, aparecerse como recién llegado de la guerra sólo para darle pena, o eso le decía ella cuando salían.
 
Estaba ensangrentado pero esas cosas no la impactaban ya, sólo hizo una mueca de asco porque la había besado estando así de sudoroso, se limpió con un pañuelo que llevaba  antes de decirle que si jamás iba a aprender que no todas morían por un jugador de quodpot sudado cuando al ver el pañuelo se encontró con que no sólo había dejado sudor sobre su piel, también algo de sangre.
 
-¿Me lo has hecho a propósito o qué? Avísame si queda algo.-pasó varias veces el pañuelo para asegurarse de que no hubiese más rastros de sangre, no se lo decía enojada que de algún modo estaba acostumbrada a que olvidase que esas cosas la sobrepasaban. Lanzó un suspiro después de algunos segundos de limpiarse, ni siquiera se había dado cuenta de lo cerca que había estado de besarla.-
 
-Además de que casi haces que me saque la piel…todo bien. De hecho las cosas están algo revueltas en la fraternidad pero nada por lo que preocuparse.-como seguía parado se levantó para usar su pañuelo para limpiarle un poco de la sangre que llevaba por la cara, no pudo evitar estremecerse cada ciertos segundos porque sentía que la sangre le llegaba a la mano. La sangre era de las cosas que no podía manejar bien en condiciones normales, cuando debía hacerlo era otro tipo de situación, además siempre estaba la magia para eso.-¿Siempre debes acabar así luego de un partido?

Tiró el pañuelo a un bote de basura antes de volver a sentarse, evitaba preocuparse de más porque no se lo merecía pero era imposible obviar todas esas marcas en su cara y aquella venda mal puesta que parecía sostenerle el antebrazo.

Sonrió cuando notó la reacción de Violet ante ese inesperado (y sucio) beso. Sentía un poco de nostalgia por aquellos tiempos en los que de verdad llegó a imaginar que podrían pasar a la siguiente fase de su noviazgo. Se cruzó de brazos mientras observaba como se limpiaba el rostro frenéticamente. Pasó su mano sobre su cabello, que aún lucía un poco húmedo por el sudor y se lo sacudió, teniendo el cuidado de no salpicar a la épsilon.

-Mis besos siempre son a propósito. Te queda un poco aquí…- Caminó hacia ella y con su mano le tomo del mentón, señalando con su pulgar el lugar donde aún restaba un poco de sangre. Tenerla así de cerca, logró que todos sus recuerdos se revolvieran; las risas histéricas de Violet cuando la llevó a la feria de Daytona entre otros recuerdos que realmente los atesoraba muy dentro de sí.

-¿Ah sí? Laise me contó algo de eso pero por lo que ví, no es nada serio. Lo que sí he notado es que ha andado muy extraña desde que sale con ese tal Chee... Me intriga- Realmente no tenía ni puta idea de que era lo que se traía Laise, si de verdad estuviera saliendo con Thomas Chee pues lo más lógico, según Lucian, era que se lo presentara así tal cual, con toda la formalidad del mundo pero hasta donde sabía, nada de eso había ocurrido. Dejó ese tema por la paz y se concentró en observar el cabello de Violet, que siempre lucía resplandeciente y que arrojaba un aroma que siempre tranquilizó a Lucian.

-Son gajes del oficio, schön . Ya sabes que a veces me las doy de duro. ¿Todavía te gusta el mokaccino cortado con crema batida y caramelo? Dame un par de minutos para estar más decente y te invito uno ¿está bien?-

Se alejó de ella un par de metros y fue por su maleta para llevarla hasta su dormitorio, cuando la cargó el dolor lo embargó, soltó la maleta abruptamente y trató de sostenerse el brazo con el otro que seguía sano. Al parecer no lo tenía solo lastimado, esa lesión parecía bastante grave.

Se encogió de hombros porque ya le bastaba con haber discutido con Laise, no iba a estar contándoselo a Lucian por muy hermano suyo que fuese, sabía que eventualmente ese día le diría todas las cosas malas que le había dicho de Chee pero no era el momento. No haría una diferencia el momento en el que se lo contase, siempre podía decir que era por no saber cómo iba a reaccionar y no que el tema la había cansado, además Laise ya le había dicho que lo iba a resolver y asumió que lo primero sería matar a Chee.
 
Era egoísta de su parte no decírselo, pero no se suponía que su vida tuviese que dar vueltas alrededor de la vida de los demás, merecía pasar una tarde sin que alguien le hiciese preguntas acerca del break down de la presidenta de las Epsilon y de si asumiría la presidencia de ser necesario.
 
Negó con la cabeza ante sus respuesta de macho acerca de lo bien que se le daba el ir rompiéndose hasta el cráneo por perseguir una pelota. Violet iba a los partidos y hasta conocía las reglas del juego gracias a sus hermanos, sólo una vez había intentado ser parte el mismo y acabó demostrándose que no era uno de sus fuertes, le rompieron el hombro ese día y de su parte no iba a haber una segunda oportunidad para el juego favorito de Norteamérica.
 
-Métete a la ducha, no vayas a cambiarte y ya.-extendió el brazo para alcanzar una revista que estaba cerca mientras él se iba a poner decente, se despidió moviendo los dedos de su mano derecha y la abrió, era una revista de escobas. No era su tema favorito pero quizá algún artículo tratase de algo más sustancial, o podía que aprendiese algo con lo que asustar a Lucian, él sabía que el tema especializado no podía importarle menos.-
 
No lo vio cargar la maleta pero el sonido de ésta al caer la hizo reaccionar, levantó el rostro para encontrarse con que ahora se sostenía en el sofá y supo que era otro de los rezagos de esa maldita afición que tenía, es que no tenía control ni alguna cosa que se le pareciese, lo más probable era que sólo hubiese sido una caída al inicio y que por bruto ahora llevase todo el cuerpo incapaz de funcionar.

-¿Vas a necesitar que te ayude? ¿Te caíste de la escoba otra vez o es tu hombro derecho?-tenía un problema en el hombro derecho desde hacía años, cuando lo forzaba mucho tenía unos dolores insoportables hasta que se lo tratase. Eso había sido enteramente su culpa, le sucedió mientras salían, Violet le repitió a mister testosterona que fuese a todas sus rehabilitaciones pero como terminaron en sétimo curso ya no se ocupó de obligarlo, era algo seguro que no había vuelto a ir. Vivía para preocuparla, incluso cuando debía guardarle rencor.-

-Si me haces el grandisímo favor. Es el hombro, peor esta vez el dolor se recorrió hasta el antebrazo y codo…-

Realmente podía solo, el dolor no era tan inmovilizante como para depender de alguien. Su brazo derecho le dolía como el infierno mismo con cualquier movimiento, pero nada que no hubiera manejado antes. Por suerte aun conservaba una reserva de poción revitalizante y unos analgésicos muggles que había metido de contrabando al campus. La poción había sido suministrada por el entrenador y la había guardado específicamente para un momento como ese.

A pesar de que debiera tener el rostro oculto en la tierra como un avestruz, Lucian no podía evitar sentirse así con Violet. Hubiera esperado una mala reacción por parte de ella, quizá un reclamo, una bofetada o bien un comentario sarcástico pero muy hiriente, algo, lo que fuera pero no había sido así. Lucian le rompió el corazón con su actitud inmadura y falta de hombría y eso era algo que no podía cambiar de la noche a la mañana, pero desde hacía tiempo, pretendió dar carpetazo a ese asunto y ser mejor hombre, no solo por ella si no por el mismo. No debía seguir actuando tan indiscriminadamente, no teniendo ninguna clase de responsabilidad en sus actos.

-No me respondiste. ¿todavía te gusta así el café? le preguntó socarronamente.

Estaba en sus genes filtrear con ella, no podía evitar ser un descarado, aún se conservaba hermosa y radiante y los pocos años que habían pasado le sentaron de maravilla y eso le partía el alma al animago cada vez que la veía y se repetía constantemente la increíble estupidez que cometió al fallarle de esa forma a Violet.

Trató de no mover mucho el brazo y esperó a que ella lo alcanzara para que le ayudase a ir a su habitación a ducharse. No podía dejar de mirarla, su forma de caminar tan altiva y elegante le había arrancado suspiros y ahora lo que hacía era magnetizar su mirada en sus estrechas caderas.

Pestañeó un par de veces y suspiró con nostalgia mientras sonreía de par en par. Estaba llegando a una conclusión inmediata, tal vez era producto de su impulsividad y de su obstinación pero nada le quitaría de la cabeza que quizá, solo quizá podría conquistar de nuevo a Violet, solo que esta vez, le demostraría que ya no era el mismo mozalbete que la dejó años atrás.

No iba a tocar la asquerosa maleta de Lucian, sacó su varita e hizo un hechizo para hacerla levitar mientras caminaba a su lado escaleras arriba, puso los ojos en blanco cuando le dijo que el dolor había empeorado porque era como un niño al que había que perseguir para que tomase la medicina para superar la viruela de dragón.
 
Violet recordaba bien las razones por las que habían terminado, había sido enteramente culpa de Lucian y le alegró no haberle contado del embarazo que inicialmente creyó real, lo que le había dicho a él fue luego de descartarlo. Fue una prueba disfrazada de broma, la idea de qué hubiese sucedido la había perseguido durante algunos días y cuando le dijo aquella mentira por poco y la dejaba con la palabra en la boca. Desde el instante en el que vio su reacción las cosas habían acabado para Violet pero fue él quien jaló el gatillo, fue luego que le dijo que aquello era una mentira pero ya nada iba a cambiar.
 
Le guardó rencor durante un buen tiempo, incluso en ese momento sentía aquel sabor amargo en los labios sólo por estar hablando con él, no era para menos, de todos modos la Epsilon al ingresar a la fraternidad hacía ya varios meses se había decidido a dejar ese tipo de cosas atrás para no vivir en medio de rencores. Algunos eran más difíciles de olvidar que otros.
 
Habían pasado casi tres años de eso y seguía con aquella cuenta pendiente, el haber tenido una relación de casi un año con él no era algo que se podía dejar pasar como si nada, no de buena forma ni de mala.-Hubieses usado tu buena memoria para no acabar así de maltrecho.-era un sí, aún con el dolor encima continuaba con esas sonrisitas que la desesperaban porque retrasaban el camino a su habitación, debía de tener algo para el dolor, era lo natural en un alpha.-
 
Llegaron a su habitación y dejó el maletín al lado de la puerta que daba a su baño, obviamente no cerró la puerta y dejó medio cuerpo afuera. Una cosa era sentirse mal por él e intentar perdonarlo por el cariño que le tuvo y que le tenía, otra el meterse a su habitación, menos cuando ya lo había atrapado mirándola con su cara de enfermo sexual. No se imaginaba las cosas que pasaban por su cabeza y era mejor así, sólo supuso que era algo relacionado con el hecho de tener la adrenalina elevada aún.

-¿Tienes pociones o algo? Si quieres puedo pedirle algunas a Bill en lo que te duchas.-miró hacia adentro de la habitación buscando dónde podía tener las pociones pero supuso que como la mayoría las guardaba en el baño.-Ah, desnúdate en el baño que no quiero verte sin nada, por si acaso.

Le causaba una malsana diversión notar esquiva a Violet. No le respondía esa pregunta que el animago ya le había formulado dos veces y además había aceptado ir a tomarse un café aunque propiamente no dijo que sí, pero tampoco se negó. Eso significaba solo una cosa, que después de tres años no le era indiferente. Saber ese hecho aumentó su ego de macho pero debía tomar las cosas con calma, no apresurarlas y no presionar a Violet demasiado. Llegaron a su habitación y ella se quedó casi con un pie afuera. Sonrió maliciosamente y se dirigió hasta el baño, trató de quitarse  la ropa solo de la parte de arriba pero no pudo, con el brazo así era muy difícil alzarlo para que la remera saliera.

-No te quedes ahí afuera, preciosa, no te voy a comer. Además necesito tu ayuda, no puedo quitarme la ropa solo, si gustas deja la puerta abierta, no tengo inconveniente-

Justo detrás del espejo que tenía en su baño, estaba el botiquín de emergencias, en él había vendas, analgésicos, desinflamatorios,  la poción para dormir sin soñar, preservativos, pastillas anticonceptivas, crema de afeitar y la última poción revitalizante, en conclusión todo lo que un chico debería tener.

También había dejado la puerta del baño abierta solo para molestar a Violet, era una pequeña e inofensiva broma.  Abrió el grifo y el agua brotó de ahí, junto un poco en su mano y se enjuagó la cara, debía lavarse la herida en su ceja antes de ducharse y también revisar que tan inflamado tenía el pómulo. Observó su rostro durante algunos segundos y notó que realmente no estaba tan mal. Su brazo seguía doliéndole, suponía que era una fractura lo que tenía, que al enfriarse pues había comenzado a atormentarlo con dolor.

-¿Quién se está escondiendo de quién ahora, Violet? dijo mordaz.

-Necesito tu ayuda, no puedo ducharme y salir contigo con este brazo de paja. No voy a ir a la enfermería por que sería perder el tiempo, con un Episkey de tu varita será suficiente Volvió a verla esta vez con algo parecido a la súplica en sus ojos.

No, no iba a tocarlo para sacarle la ropa aunque estuviese a punto de morir. Ni siquiera iba a pretender que lo tomaba en cuenta, simplemente porque no.-¿Y si le digo a tus hermanos alpha que lo hagan por mi?-no tenía intención alguna de tocarlo, tenía que pensar en otra cosa. No se trataba de vergüenza o pudor, no lo tocaba porque estaba asqueroso y porque no le conservaba tanto amor como para sacrificar sus manías de ese modo.-
 
Además tenía que curarlo, lo iba a hacer por sus ojos de hipogrifo en apuros y porque era cierto que así era más que inútil. Igual iba a tener que tomarse una poción, podría ayudarlo con la lesión pero el dolor debía mitigarlo de alguna forma. Como buena bruja dejaría que la magia le facilitase la vida. Iba  a ignorar ese comentario que sugería que le tenía algún tipo de temor asumiendo que era el delirio causado por el dolor.
 
-Date vuelta. Rápido, rápido.-lo dijo en un tono de urgencia, entró finalmente y con el pie echó hacia un lado unos pantalones que estaban en su camino, en vez de tocarlo y contorsionarse para evitar que la ensucie con su sudor –o sangre, o lodo- empujó su cuerpo con las yemas de los dedos de una mano para que hiciese lo que le decía, le iba a agradecer aquel detalle porque un pequeño error en lo que iba a hacer e iba a quedar sin algo con lo que cumplirle a las chicas.-Diffindo.
 
La ropa de Lucian quedó hecha tiras, lanzó otro hechizo igual para sus pantalones y cayeron a diferencia de su camiseta que necesitó que se la quitase, también con la yema de los dedos.  Sonreía porque se imaginaba que no debió ser la mejor sensación del mundo, que agradeciese que era buena con los hechizos de precisión. Un Episkey fue directamente hacia su brazo luego de que su ropa estuviese en el suelo, le hubiese tirado una toalla de tenerla cerca pero no era el caso.

-Hasta esto llega mi cariño por ti, si quieres que te saque la suciedad lo hago a base de Diffindos, ya viste que soy buena con eso.-ayudarlo con eso ya sería demasiado, no iba a enjabonarle la espalda ni a velar porque no se ahogase en la tina o lo que sea que tuviese en el baño.-Mejor te espero abajo que huele a taberna.-no era en serio pero apestaba a habitación de soltero, no se fue inmediatamente por si necesitaba algo real, nada de ponerle el patito de hule para que se sienta mejor.-

Ya no debía sonreir tan descaradamente con el evidente nerviosismo de la epsilon, debía comportarse lo más natural posible y hacer como si nada pasara pero había ocasiones en las que le costaba demasiado hacerlo. Negó con la cabeza cuando ella mencionó que quizá debía decirle a sus hermanos alphas para que le ayudasen, no querría que alguno de ellos metiera su nariz en donde no debía. Sabía que el sudor en los hombres espeficicamente le causaba repugnancia, de hecho lo encontraba bastante nostálgico por que muchas veces él llegó así después de arduos entrenamientos y siempre le hacia rabiar abrazandola o acercándose peligrosamente para impregnarle su espantoso hedor.

Llegó a el una mueca de suficiencia cuando ella habló apresurándolo para que se diera la vuelta y ayudarle a quitarse la ropa, sabía que tenía un buen control con la varita y los hechizos que salían de ella, así que se mantuvo con la mejor disposición de obedecerle, no quería que por alguna “misteriosa” equivocación algún hechizo llegara en puntos sensibles del animago. Tragó un poco de saliva al ver como la épsilon conjuraba aquel Diffinfo y vio caer las tiras de su ropa, exhalando más tranquilo y manteniendo una mirada bastante coqueta cuando su pantalón caía. Se había quedado en bóxers y mostrando su dorso desnudo. Pensaba que no debió ser tan drástica, hubiera funcionado igual si con la ayuda de un Accio le quitaba la remera. Consideró que después de atender a Violet volvería a reparar su ropa, no por que no tuviera más, sino por que la remera que llevaba puesta era una de sus favoritas.

Después del Diffindo, llegó el ansiado Episkey y con esto una dolorosa mueca apareció en el rostro del animago, había dolido como nunca pero después de algunos segundos, podía mover el brazo con naturalidad. Parecía que con aquel hechizo había sido suficiente para dejarlo como nuevo, chasqueó la lengua y le medio sonrió.

-No, está bien, ya hiciste suficiente, Violet. Gracias-

Luego de que ella dijo que lo esperaría abajo, él simplemente asintió y cerró la puerta del baño. No pudo ver que ella se había quedado ahí por si se le ofrecía algo de primera necesidad. Dentro del baño, tomó de su botiquín la poción revitalizante, los analgésicos y se los bebió al mismo tiempo, abrió la regadera y se duchó rápidamente. Pasaron solamente 5 minutos y solo se escuchó el cerrar del agua y la perilla girarse. Lucian salió con la toalla enredada en la cintura y con un par de banditas, una en la ceja y la otra en el pómulo. Se sorprendió al ver a Violet aun en su dormitorio demostradolo al quedarse parado frente a ella.

-Pensé que estabas abajo…- no dijo nada más y comenzó a moverse rápido para encontrarse con el estante donde guardaba su ropa interior. Arrojó a la cama, unos bóxers limpios y una camiseta interior blanca. Se movió hacia el otro extremo y encontró una camisa a cuadros en tonos grises y un par de jeans del mismo tono. Se quitó la toalla de la cintura y de inmediato se puso los bóxers. No debía sentir vergüenza por que ya lo había visto desnudo en muchísimas ocasiones, además no tenía el afán de hacerla sentir mal ¿o sí?

El hechizo había funcionado como debía, no le había dejado marcas en la espalda e incluso su cabello estaba intacto, había sido una perfecta ejecución y se sintió bien con ella misma, su deseo de hacerle algo de daño había quedado más que controlado y ese era una avance en aquello de dejar los rencores atrás. Creía en que cosas tan complejas como la magia debían de ser controladas al milímetro, que no debía ser manejada como una manifestación humana ya que su naturaleza no era esa. Era bueno saber que podía aplicar esas ideas en ella misma.
 
-¿Seguro? Puedo hacerlo bien si no te mueves.-ni siquiera iba a intentarle porque era mejor que se metiese de una vez a limpiar esas heridas, si esperaba que ella lo hiciese estaba más que equivocado. Ya estaba grande.-
 
No la había llamado así que jaló una silla plegable que estaba en una esquina de la habitación para sentarse, no se iba a sentar en la cama porque quién sabía si siquiera lavaba sus sábanas luego de sus juegos o de sus encuentros sexuales. Violet era obsesiva con la limpieza cuando había un catalizador para ello, no quería exacerbar esa manía así que comenzó a pintarse las uñas de varios colores con un sencillo hechizo que cualquier chica sabía, las prefería uniformes pero así podría probar qué iba bien con su ropa del día.
 
Lo vio salir del baño y ya estaba levantándose cuando como si fuese cosa de todos los días se desnudó frente a ella, ¿qué intentaba demostrar? La gente no se desnudaba frente a sus conocidos o a sus amigos, estaba incomodándola a propósito, no iba a aducir ignorancia porque la conocía lo suficiente como para estar consciente de lo que causaba.
 
-Qué ganas de exhibirte, a veces te pones insoportable.-puso los ojos en blanco y cruzó los brazos antes de suspirar fastidiada porque no se daba cuenta que lo que había estado evitando todo ese rato era exactamente eso, sobrepasar el límite de lo realmente permitido con un amigo, que fuese su ex y lo hubiese visto desnudo no le daba derecho a mostrársele así. -Adiós.

Esta vez sí se fue a la sala porque ya estaba bien como para ponerse a hacer sus cosas, si hasta estaba jugando con el límite de su paciencia a sabiendas de que su carácter no era el mejor en esas situaciones, era como pelear de nuevo con él por llegar a su casa enlodado a sentarse en los sillones. Le había dejado la puerta abierta, dudaba que alguno de los alpha llegase a perjudicarle la vida pero hasta lo deseaba un poco en ese momento.

Gustaba de presionarla a decir verdad, no al punto de que se soltara a insultarlo pero si lo suficiente como para causarle una insignificante molestia. Como era de esperarse la reacción de Violet ante ese acto de descarado exhibicionismo era de enojo, el animago sintió que quizá se había sobrepasado un poco y se apresuró a ponerse los jeans y la camisa blanca.

Violet era muy hermosa de por sí, pero había solo dos cosas que potenciaban esa belleza. La primera era cuando sonreía de par en par y la segunda era cuando fruncia el ceño y se le encendían las mejillas de pura furia. No dijo nada ante lo que escuchó decir de Violet, terminó de ponerse la ropa y fue corriendo tras de ella. Había tenido guardado un impulso desde hacía tiempo y ahora tendría la oportunidad de sacárselo de encima aunque le inflara su mejilla sana de una bofetada.

Antes de que comenzara a bajar las escaleras, la detuvo sujetando su brazo y girándola bruscamente para besarla en los labios, el recuerdo de su sabor a pesar de los años seguía intacto y el hecho de que ese recuerdo aún permanecía con él le había mostrado que podría llegar a su objetivo. La tomó la nuca con una mano y con el brazo que anteriormente estaba lastimado la acercó hacia él. Era imposible olvidar a alguien como ella y por más endiosado que estuviera con cualquier otra mujer, Lucian tenía en cuenta de que solo había un par de chicas que lograron marcar su vida y una de ellas era precisamente la mejor amiga de su hermana Laise.

Después de aquel incitante beso, la soltó de golpe y se quedó ahí, estupefacto, viéndola con detenimiento y esperando a que le abofeteara o que le reclamase, él no se iba a mover ni un centímetro por que después de lo que había hecho, lo más correcto es que recibiera una clase de reprimenda por parte de ella. Había satisfacción en el rostro del animago, cualquier castigo que Violet le impusiese valía totalmente la pena. Hubo un silencio absoluto por algunos instantes y después se dio la media vuelta y regresó a su cuarto a terminar de cambiarse.  Ese oscuro impulso de volver a besar a Violet había sido saciado, lo del café era meramente un pretexto para estar cerca de ella.

-Tú me pones insoportable, Violet-

Cuando dijo aquella frase, puso mucho énfasis en la palabra “pones” por que así era, después de todo, aún sentía una poderosa atracción hacia ella y si en algún momento ella le daba a pie a seguir, podía lograr que Lucian fuera básicamente su esclavo, pero no le daría el gusto de que supiese esos pequeños y sucios detalles del interior del animago.

Sintió el beso directamente en sus labios, ni siquiera reaccionó bien cuando la tomó por el brazo porque su varita la había guardado en un lugar que en ese momento se le hizo incómodo y no pudo ni amenazarlo con ella por jalarla como si fuese cualquier chiquilla sin carácter suficiente para frenarlo. Lo del beso fue ya demasiado, ni siquiera lo respondió, su rostro estaba impávido, era como si no creyese lo que acababa de suceder.
 
No reaccionaba, ¿qué iba a hacer, matarlo? Se lo planteó porque de golpe le había vuelto a subir el enojo y esta vez tenía más de una justificación para eso.  No era lo correcto pero tampoco lo que él acababa de hacer, no podía ser que no entendiese que si ya lo de la toalla le había molestado ese beso superaba un límite que estaba bien trazado.
 
Había querido mucho a Lucian, de otro modo no hubiese estado un año con él, pero eso no justificaba ninguna de esas acciones ni borraba aquella forma abrupta en la que terminaron a mediados de su último curso en Salem. No podía negar que tenerlo cerca la ponía un poco nerviosa, jamás había acabado de cerrar ese capítulo porque todo fue de un día para el otro. Un martes es estaba acompañándola a comprar un vestido para la graduación y el jueves apenas se miraban cuando se cruzaban en algún pasillo.
 
Algunos chicos de la fraternidad los habían visto, Violet lo notó y por eso fue que no le contestó como se merecía. Se le quedó mirando intentando encontrarle alguna lógica a esa situación pero era simplemente un arrebato de Lucian, otro de sus caprichos.
 
-¿Qué te has creído? Conmigo no descargues tus antojos.-lo siguió finalmente y sí, le dio aquella cachetada que hacía rato debió haber ca;ido sobre su mejilla sin importarle que le había arrancado ambas banditas del rostro por la trayectoria que había dado su mano.-
 
No le pareció satisfacción suficiente, sacó su varita pero la dejó en su mano mientras cerraba la puerta del cuarto del alpha porque no quería que todo el mundo se enterase de lo que hablaban, ese era un asunto que sólo tenía que tratar con él. No lo atacó, sólo necesitaba sentir que tenía algo de control sobre eso. El beso no era gran cosa, hasta se había dado algunos con Elijah Perry pero esa fue una situación muy distinta, el rostro de Lucian era lo que más la había fastidiado, no era tonto y sabía qué cuerdas estaba moviendo.

-Lo peor es que sonreías como si acabases de ganar la copa de quodpot, ¿todo es un gran chiste para ti o qué? Sabes que no me gustan esas cosas.-no cuando tenían tanto trasfondo, no cuando la tomaban por sorpresa, no cuando no estaba de acuerdo.-

Logró tocar fibras sensibles en ella, sino ¿por qué otro motivo reaccionaría como lo hizo? Sí, Lucian se estaba pasando de la raya con ella, aligerando una tensión que se creó entre los dos por una decisión mal tomado en el pasado. El animago no era de las personas que tomaban a la ligera situaciones así, de hecho había sido bastante respetuoso con eso, dándole el espacio suficiente a la chica de encontrara la forma de lidiar con lo que significaba una ruptura. Durante el inicio de su carrera había tenido el acierto de casi no tener contacto con ella, por aquello de las habladurías, sabía lo mal que se ponían las chicas con respecto a eso y al menos por su parte no deseaba darle un dolor de cabeza extra a la joven. Sin embargo, el volver a verla, así, tan segura de si misma y con esa actitud le había removido sensaciones que creyó mantener ocultas durante mucho tiempo.

Fue un grandísimo hijo de puta con ella, lo tenía que admitir pero había aprendido -a la mala- a no anclarse con esas cosas. Jamás le pidió perdón por dejarle después de enterarse que lo del embarazo había sido una falsa alarma. Simplemente decidió abandonarla y pretender que jamás no hubo nada, efectivamente esa no fue la actitud correcta ni tampoco la formas de un caballero como pretendía Lucian ser, pero creía que esa sería una buena oportunidad de darle la oportunidad a Violet de que sacara su rabia hacia él.

Como había profetizado, Violet se acercó furiosa a bofetearlo. Recibió el impacto y las banditas que cubrían su rostro cayeron al suelo. Quizá estaba siendo un malnacido con ella en esos momentos pero no se arrepentía, en lo absoluto, de lo que había hecho. Observó que sacaba la varita y que cerraba la puerta de su dormitorio, las cosas se tornaban serias y densas. Lucian le haría frente a cualquier cosa que Violet pretendiera hacerle.

-No es ningún antojo y no es un chiste. Y sé cuanto te molestan esas cosas, por eso las hice. No para fastidiarte, si no por que así era nuestra relación, es por pura nostalgia, dime ridículo si quieres-

Estaba siendo sincero con ella, estaba más que claro que con esas palabras podía lastimar mucho más a Violet, pero ella debía saber que jamás le había mentido y jamás lo haría. Lo que sucedió en el pasado fue una prueba de ello, no estuvo listo para ser padre y se lo hizo saber, tal vez la forma no fue la mejor pero al menos no le inventó un barato cuento chino para deshacerse de su “responsabilidad”.

-No saques la varita en vano, Violet. Úsala.-

Si algo había aprendido en la carrera era que jamás se le apuntaba a nadie a menos que realmente se usara la varita. Lucian era enemigo de esa clase de amenazas, prefería arreglar cualquier conflicto con el diálogo o bien si no tenía otra opción, mediante los golpes, pero jamás utilizaba la magia como método de intimidación.

Las razones del rompimiento ya no eran importantes, no iban a cambiar nada así como no cambiaba nada el que ahora pudiesen hablar como si hace algunos años no hubiese querido colgarlo, incluso rondaba el rumor de que uno de sus hermanos le había lanzado un Cruciatus pero eso jamás lo confirmó porque evitaba el tema a toda costa.
 
Se había comportado como debía, como una persona decente y con suficiente amor propio como para no ir detrás de él incluso luego de todo lo vivido en la relación, de hecho dudaba alguna vez ir detrás de algún chico. Podía sonar como un pensamiento neo romántico de alguien con el corazón duro que no tenía nada en común con los poemas que abundaban entre los enamorados pero ella nunca se había planteado una relación amorosa como algo que duraría para siempre, lo había querido intensamente y le dolió que terminasen, pero eso no mellaba sus ideas.
 
-Claro que eres un ridículo. ¿Pretendías que me de nostalgia también? En serio Lucian, parece que no pudieses unir dos ideas…-no lo decía para dañarlo, lo decía porque le había parecido un pensamiento sumamente egoísta. Él había acabado todo y ahora tenía una nostalgia que ella debía afrontar. Por orgullo o lo que fuese no estaba dispuesta.-
 
Le pareció una excusa tonta, barata, de esas que le das a alguien que sabes que apenas puedes formular un pensamiento propio para convencerla de que lo que dices es lo ideal, lo que hay que hacer. Eso le molestaba más que la nostalgia a la que aludía, ni quería pensar en ello para no caer en ese juego de los recuerdos, los tenía pero no quería revivirlos. Además le decía lo que tenía que hacer con su varita. Seguramente esperaba que fuese a sus brazos a darle un espectáculo de mujer dolida luego de dañarlo con un hechizo tonto.

-A ver, que te queden claras un par de cosas. Para empezar no sé a qué te refieres cuando comparas la relación que tuvimos con algo de lo sucedido aquí, que no recuerdo que hayas sido tan patán antes de que terminemos, y ni allí te di una cachetada. Explícamelo si eres tan amable.-si podía, si se atrevía.-Y no me digas qué hacer con mi varita.

No haría nada con la varita, de eso estaba seguro. Le faltaban agallas para conjurar cualquier cosa en su contra. Toda esa imagen de chica digna y pagada de si misma, era solo eso, una imagen que tenía, que debía proyectar a los demás para que realmente no se dieran cuenta de lo frágil y delicada que podía llegar a ser. Por otro lado, ella tenía razón, el motivo real de todo ese bochornoso circo era ese, provocarle un poco nostalgia, de la misma forma en la que le despertaba en él.

-Sí, esa era mi intención, hacerte sentir nostalgia pero es evidente que no funcionó. -

Le dolía darse cuenta de que ya no tenía ninguna clase de efecto sobre ella y lejos de entristecerse, solo afirmaba lo que muy dentro de si, sospechaba. Simplemente lo tomó con calma pues aceptó que cualquier intento de volver con ella sería esfuerzo desperdiciado y que por obvias razones, él ya no signifcaba nada para ella, era lo más lógico y lo más coherente. Lucian estaba siendo egoísta con respecto a todo aquello, solo se había preocupado por él y su satisfacción personal y aunque estaba consciente de las reacciones y pensamientos de Violet, no le había importado seguir actuando como idiota frente a ella.

Para puntualizar la situación y darle la razón una vez más a ella, no tenía buenos argumentos para debatirle, para darle una breve explicación de en que consistían las similitudes entre su relación y la barbajanería que hizo minutos antes, realmente no tenía ninguna y prefirió simplemente mantener la boca cerrada antes de decir cualquier otra estupidez.

No dijo aquello como si fuese una orden, era más bien un reto, retaba a la joven a usar su varita, ver si de verdad tenía la sangre fría como para conjurar algún encantamiento sobre él. No esperaba que ese espectáculo que Violet se formaba en la cabeza, eso de ser herido para que luego ella fuera a llorarle, lo hiciera, la conocía perfectamente y a pesar de lo ruin y desprendido que había sido apenas algunos instantes antes, se tenía el suficiente amor propio como para recurrir a actuaciones como esa.

-No te estoy dando órdenes, solo confirmaba algunas teorías, solo eso-

No le faltaban agallas, le sobraba orgullo como para demostrarle que de alguna forma seguía haciéndola reaccionar por el simple hecho de hacer las cosas que sabía la iban a molestar. Durante el rompimiento hubo algo más que cambió, lo que a él le dijo fue una mentira surgida luego del descarte del embarazo pero no fue lo peor que hizo. Darius había matado a la única persona ajena a su familia que a ciencia cierta había sabido de aquello, lo había hecho por Violet y la Epsilon lo había visto.
 
Ese día descubrió que tenía una rara insensibilidad, no estaba segura de si era algo relacionado con la muerte o con la gente que podía causarle problemas como en su momento lo fue Abigail. Era extraño porque todos sabían que en el fondo era sensible, no le importaba demostrar eso ya que no buscaba sentirse inalcanzable y misteriosa como algunas que más bien resultaban ridículas. Varios de los que ahora compartían la universidad con ella la habían visto llorar en el funeral de quien fue su profesora favorita de Salem y además siempre se ponía sentimental en los eventos sociales con ancianos.
 
Había sido dura con él y lo sabía, pero era o ser indiferente o caer en aquel juego de los recuerdos selectivos que borraban los malos momentos vividos, ese siempre era un juego peligroso. Lo que le dijo no fue una disculpa pero su tono de voz había cambiado ya, le medio sonrió como al inicio de su encuentro y se acercó para darle un golpecito en el estómago como hacían esas machonas de la universidad, sólo por no darle un abrazo que el pensar tanto en el pasado lo había revuelto ya en su mente.
 
-¿Vamos por ese café? No puedes negarte, no es de caballeros.-se lo dijo en broma como cuando discutían del protocolo que se consideraba adecuado en las reuniones, cuando la había acompañado a ese tipo de eventos acababan hablando así.-
 
Ya sabía que le había dicho que fuesen por el café pero se sentó en su cama –primero jaló una camiseta que estaba sobre la misma para usarla de asiento- como un tipo curioso de ofrenda de paz. No quería acabar peleando con él, no quería revivir los sentimientos buenos porque no le hacían bien pero tampoco el rencor que le guardaba, sabía que era algo con lo que tendría que convivir pero prefería no hacerlo ese día.

-Primero trae unas banditas para ponértelas, ya se te cayeron.-o más bien ya las había tirado ella, sin querer le había ofrecido ayudarlo con eso pero estaba en ese delicioso momento en el que sus palabras aún no habían llegado a pesar en su mente.-

No entendía a las mujeres, ese era un hecho, podrían ser tan cambiantes como si de las fases de la luna se tratase. Un día decían que sí y a los tres segundos ya las tenías dándote una testaruda negativa. Dudó durante un momento seguir teniendo esa charla con ella para ya no hacerle enojar, pese a que le divertía mucho hacerlo pero prefirió restarle tanta importancia al asunto y tratar de llevar las cosas con calma. Exhaló pesadamente y solo se encogió de hombros cuando Violet le dio aquel golpecito en el estómago. No pudo evitar sonreírle y asentir, primero debía terminar de vestirse y colocarse un poco de gel en el cabello para que no luciera desgarbado.

-Jamás podré negarme tratándose de ti, Violet-

Caminó hacia su clóset y sacó de los cajones un par de calcetines oscuros y los zapatos deportivos que iba a usar. Notó que Violet colocaba su camisa a cuadros bajo ella y se acercó peligrosamente a ella, estando a unos escasos centímetros le susurró en la oreja:

-Estás arriba de mi camisa…con permiso

Jaló un poco fuerte su camisa y al fin salió del cuerpo de la chica y se inmediato se la colocó, abotonándosela y alisándola por si alguna arruga aparecía en ella. Se sentó a su lado para colocarse los calcetines, no sin antes ponerse una pócima para el mal olor. Se amarró las agujetas de los zapatos y se metió al baño de nuevo para verse en el espejo y ponerse un poco de fijador y colonia. Cuando al fin estuvo listo, lavó sus dientes y cogió un par de banditas nuevas para que ella se las pusiera.

-Ten cuidado, Violet. No me lastimes a propósito…-

Nuevamente se sentó a un lado, acomodándose frente a ella y le extendió su mano para que tomara las banditas y se las lograra colocar en las heridas que llevaba en el rostro. Nunca le gustó pelear con ella, es decir, de forma seria, ya que siempre era él quien la lastimaba por su forma tan impulsiva y bocazas de ser, una cosa era hacerla rabiar por alguna nimiedad y otra era discutir con ella por algún tema serio como estuvieron a punto de hacerlo hace unos momentos.

-Perdóname Violet- fue lo único que atinó a decir antes de tomar su muñecas y fijar su mirada en los ojos de ella.

No le gustaban los hombres desaliñados porque le parecían sucios pero el ritual del gel tampoco era su favorito, sobretodo porque la mano a veces le quedaba pegajosa al tocar el cabello de alguien o porque estaba tan fijado que ya era antinatural. No le gustaba, pero no iba a criticarlo por esas costumbres que ya conocía de memoria, ni siquiera se había quejado por casi hacerla saltar al sacar la camisa y todo era por aquella conciliación a la que quería llegar.
 
Era muy distinto a su hermana pese a que muchas veces fuesen como aquellos gemelos fantásticos de las caricaturas, o tal vez sólo era la manera en la que se relacionaba con cada uno, por muy amiga que fuese de Laise –aún lo era– no se comparaba con el hecho de haber tenido una relación larga con su hermano, la confianza con cada uno era distinta y el hecho de que él fuese más relajado le hacía las cosas más fáciles a veces.
 
Ya había llegado a ella con las vendas para que se las colocase y lo hizo con cuidado, no quería dejarlo sin una parte de la ceja al arrancar la bandita de un lugar equivocado aunque la tentación hubiese rondado por su cabeza un par de veces. Sonrió ante esa idea y acabó rápido, justo antes de que le pidiese perdón por lo que había sucedido.
 
Le iba a inquirir que qué pretendía tomándola por la muñeca y mirándola así, lo iba a hacer porque si había pretendido algo comenzaba a ganar terreno pero aún no el suficiente como para que su voluntad se viese afectada. Estaba frente a alguien que a los cinco años se había negado a peinarse durante un mes por no creer que fuese justo el que hubiesen cortado su cabello, le iba a costar un poco más. Con un gesto le restó importancia al asunto, no quería que cayesen en esa incomodidad que hacía unos años habían superado.

-Hay que salir ya, así si tus amigos creen que nos acostamos sabrán que no duras ni diez minutos.-claro que fue con malicia, le dio un beso al aire frente a la boca de Lucian mientras le sonreía. Le estaba coqueteando y no vio nada de malo en eso, se levantó para abrir la puerta de par en par nuevamente y lo esperó allí como había hecho hacía rato.-Vamos.-comenzó a bajar las escaleras nuevamente esperando que la siguiese, ya le había provocado ir por ese café y quizá un panecillo.-

El ambiente se había relajado un poco, ambos estaban mucho más tranquilos y por lo que se podía notar la chica estaba mucho más accesible, tanto que hasta había coqueteado con él. Debía ser muy idiota para no darse cuenta de que lo había hecho pero fingió demencia ya que ese tipo de detalles era lo que más atesoraba el animago, actos o actitudes totalmente espontáneas en las personas, específicamente en este caso la menor de los Wildenstein.

Lanzó una amplia carcajada con aquello de poner en tela de juicio su resistencia en la cama, sabía perfectamente que no era así y no necesitaba probárselo al mundo, mientras dejara satisfechas a las chicas con las que estaba, era mucho más que suficiente para él.  Le colocó rápido las banditas y solo la siguió con la mirada cuando se levantó para abrir la puerta. Salió disparada como una bala a bajar las escaleras y simplemente se le quedó viendo nostálgicamente, pues a pesar de todo, aún había cosas que no cambiaban.

-Espérame! No corras-

Se apuró a caminar rápido para alcanzarla y estando ya en la sala de convivencia, notó que unos alpha estaban sentados en los sillones y veían con sorpresa la visita de Violet, mientras que otros preferían comérsela con la mirada. Lucian dio un paso grande para quedar a la altura de su hombro y le ofreció el brazo para caminar, irián a Food Court por el café y quizá por algún otro bocadillo que se le antojase.

Les enseñó el dedo medio a todos cuando salieron de la sala de convivencia, cuidando de que Violet no lo hubiera visto hacer tal cosa. Cerró la puerta de la fraternidad y se concentró en la compañía que tenía y en lo bella que lucía. No quería parecer intrusivo con ella, por que había perdido todo el derecho de preguntarle como estaba, que hacía con su vida y demás, esa fina línea de la evidente incomodidad con cualquier tema que charlara con ella se hacía presente.

-Supe de la cena de calidad que ofreciste en el Wild Thyme pero no recibí el memorándum…¿qué tal te fue?-

El animago desconocía todo lo que había pasado esa noche, no tenía ni idea de la humillación que su presidente le había hecho pasar a Laise y grotesco espectáculo que protagonizó su hermana con los presentes. Esa era una cualidad que siempre admiró en ella, el pode desprenderse un poco de su imagen de hija de familia para ayudar a los más necesitados aunque jamás descubría cuales eran las intenciones detrás de este comportamiento. A los ojos del inglés consistía en que Violet solo quería aportar su granito de arena con el mundo.

Tomó su brazo y avanzó sin ver que les sacaba el dedo medio a sus hermanos de fraternidad y hasta apoyó un segundo la cabeza sobre el brazo de Lucian, que a esa altura llegaba porque si bien no era muy baja él era más alto. Le iba a preguntar si sabía algo de Candice, la Theta que se desmayó en la fraternidad de los Alpha, ella era amiga suya pero había estado bastante tiempo en cuidados intensivos y además de la familia sólo su novio (un alpha) había entrado a la sala de cuidados especiales para verla.
 
Pero no le pudo decir eso, ni que el chico que pasaba la había invitado a salir la semana pasada –como si ella fuese a salir con un chico de dieciocho, y feo- pero no, no fue posible. Si siguió caminando fue por inercia.
 
La bendita cena venía a colación, se hubiese tomado ese café con él con el mayor gusto del mundo si no hubiese sacado el tema. ¿Se esforzaba por incomodarla? No era como si se lo hubiese dicho pero de alguna forma lo culpaba por no saberlo, aquella conversación con Laise seguía fresca y no estaba lista para revivir su último pleito, menos con su hermano porque si lo iba a hacer sería con alguien que corroborase que tenía la razón porque no quería sentirse mal por haber peleado con Laise.
 
-Ay, se me olvidó que debo ir a la fraternidad para ayudar a una de las ingresantes con unos deberes complicados…¿me perdonarás?-no esperó una respuesta y le dio un beso en la mejilla seguido de una gran sonrisa antes de irse hacia su fraternidad para darle seguimiento a su historia, se pondría a estudiar o algo, siempre había algo para hacer.-Me debes ese café.

Caminó unos pocos pasos antes de darse la vuelta para mirarlo y le envió un beso volado antes de completar la vuelta, algo rápido porque sabía que ya debía haber notado que era algo lleno de incomodidad y una excusa tonta para no ir por el café. Al menos ya se había comprometido –a su modo- para de todos modos cumplir esa deuda.