Hoy o nunca.

Había citado a todos los delta en la sala de juntas para ese mismo lunes, justo a las ocho de la noche, hora en la que las clases habían finalizado y casi nadie estaba lo suficientemente ocupado como para no poder asistir. De cualquier forma, quien no estuviera ese día en particular, podía prácticamente darse por descartado, al menos para mí.
 
La sala era una habitación mucho más pequeña que el salón de convivencia, pero tenía el lugar suficiente para que al menos unas cincuenta personas pudieran estar todas adentro, medianamente cómodas en los sillones mixtos y sillas que estaban dispuestas en el lugar. Las paredes habían sido sustituidas hace poco más de un año por ventanales con los que se podía ver directamente hacia el salón de convivencia por un lado, y hacia el exterior de la fraternidad por el otro; ambas con persianas que en realidad nunca se corrían puesto que… bueno, en realidad jamás se discutían asuntos importantes en ese lugar.
 
De hecho, prácticamente desde que yo me había unido a la fraternidad, el salón de juntas en realidad había sido utilizado solamente para trabajos o proyectos escolares que requerían de un espacio más amplio del que comúnmente se tenía en cualquier otro sitio de la fraternidad; y muy de vez en cuando para hablar acerca de cosas insignificantes como la manutención de la mascota, la repartición de dormitorios, planeación de fiestas y poco más. Esa noche las cosas iban a ser distintas, y antes de que los Delta comenzaran a llegar, Yuri y yo habíamos estado lanzando hechizos de protección desde el interior y exterior del salón; todo para que la información que los delta iban a escuchar no fuera accidentalmente escuchada por nadie más que no estuviera dentro.
 

Mini sería la única persona no-delta que estaría presente para escuchar lo que ahí se diría. El resto de ellos, todos y cada uno, eran miembros que iban a tener que decidir esa misma noche si estaban dispuestos a integrarse de lleno a nuestro movimiento. Mi nerviosismo radicaba precisamente en eso, en la idea de que tal vez ninguno de ellos estaba preparado para poner sus vidas en juego, en sí mis pretensiones para la fraternidad, en general, eran demasiado altas para lo que cualquiera de ellos estaba dispuesto a dar. Tan nervioso como muerto de ganas por comprobar si mis dudas tenían o no fundamento.

OFF: Me veo ASÍ como su compañera Bettina Crawford

Se había puesto de acuerdo con Bettina y con Jesse para llevar eso a cabo. Había sido Fitz quien le había hecho la multijugos y se la había tomado en el piso de Jesse, donde Bettina se había quedado viendo televisión. La poción sabía a fresas, primero dulces y después ácidas, al final parecía tener un ligero toque a cherry coke y acababa con un fuerte sabor a alcohol etílico.

Era raro estar en el cuerpo de Bettina, pero le gustaba, se sentía ágil y ligero, aunque extrañaba sus curvas. Adoraba su vientre plano como un espejo que parecía tener sin mucho esfuerzo, su nariz pequeñita –Mina siempre había considerado que la de ella era bastante caprichosa- y sus ojos clarísimos. Era raro volver a sentirse cómoda en unos tennis, y llevar el cabello libre como el viento, pero le hacía bien.

Se apareció en la universidad al menos media hora antes y se metió al cuarto de Bettina, donde mató el tiempo leyendo una revista que la prima de Jesse tenía ahí, y luego maquillándose los ojos como loca, hasta que fue la hora de la reunión. Antes de salir de la habitación se miró en el espejo, respiró profundo y trató de recordar que era Bettina Crawford, miembro de Delta Iotha Ypsilon desde hacía más de un año, amante de los dragones, que nunca se sentaba bien en las sillas.

Saludó a algunos de sus compañeros y se sentó cerca de Jesse, en un sillón en posición de flor de loto mientras miraba a su alrededor. ¿Por qué no podía decirle a nadie qué pasaba? La respuesta era muy simple: no podía confiar en nadie, literalmente. Ni siquiera Yuri y Jesse sabían al cien lo que estaba pasando con ella, porque de haberlo dicho habría caído muerta en el acto, mucho menos podía confiar en la gente por más que los quisiera mucho, como pasaba en el caso de Prudence.

Además así al menos podría ver desde la primera fila cómo estaban las cosas, qué pensaban los demás, y luego opinar a solas con Jesse al respecto de todo. Le había dicho que fuera extra cuidadoso, que pusiera todas las protecciones posibles, que no dejara salir de ahí a nadie sin una respuesta clara. Paranoica, quizá, pero como bien le había dicho Yuri, la gente así era la que escondía muchos secretos. Esperaba que las cosas salieran bien, era lo único que quería.

Desde el punto de vista de Madison ya había logrado recuperarse un poco de aquella paranoia de que Jesse, Yuri y Thomas querían matarla si no cooperaba donando dinero para la gran causa que estaban tramando en las sombras. Había sido extorsionada y por culpa de ese trió sus visitas al muelle ya no eran tan tranquilas por estar mirando si alguien se le aparecía detrás. Afortunadamente entre salidas y encierros en su cuarto casi ni se los cruzaba. Hasta las últimas noches de insomnio que había preferido pasarla en la azotea.

Fuera de eso aun tenía muchos problemas personales y sobre todo en casa. Su madre ya había salido del hospital y esa noche tenía que ir a una cena de bienvenida con sus amigos más cercanos. Era a las nueve y no quería ir pero tenía que hacerlo. Por supuesto sin mucha gana se alisto para ello y dio de comer a los pececillos que aun conservaba sobre un buro. Los pobres no tenían ni nombre pero igual ella los amaba porque habían sido regalo de alguien que extraño o no, a veces extrañaba; aunque preferiría tener otra mascota con la cual interactuar mas.

Llegaron las ocho y salió de su habitación con dirección al salón de juntas. No le importaba si la veían raro, al menos debían agradecer que no apareciera semidesnuda. Para eso aun era temprano. Reunirse con todos era peligroso, estaba arriesgando su vida pues en ese lugar nadie la estimaba. Absolutamente nadie, y aunque no lo creyeran, eso le dolía. Al entrar saludo a todos con un “buenas noches” general. Luego avanzó y se ubicabó cerca de los ventanales que daban al exterior. No se sentó, permaneció de pie cruzándose de brazos. Fue entonces que recién logro identificar a Bettina, dedicándole una mirada por demás desagradable. La odiaba y maldecía no haber terminado lo que empezó con Violet aquel día que entraron al cuarto de la susodicha.

Resoplo. Estaba volviendo a sentir esos horribles deseos que hacían arder su estomago. Deseos que solo la cagaban de pensamientos negativos y necesitaba estar tranquila, sobre todo esa noche. Saco de su bolso un pequeño pastillero y haciéndose a un costado se metió un par a la boca. Traía una botella de agua metida por allí y bebió un poco para pasarlas. Volvio a ver al frente y sonrió de medio lado, más segura como normalmente se mostraba. Su pensamiento sobre el estar de acuerdo o no con esos planes había cambiado un poco y probablemente dependiendo como lo volvían a plantear terminaba de convencerse.

—Supongo que antes deben llegar todos, relajate Prudence— lo dijo suave poniendo una mano sobre su hombro ya que la tenía cerca, de todos alli quizá con ella era la única que tenía buen trato y por eso no creyo que se enojase al decirle eso. Si bien nadie la quería en ese lugar, al menos la soportarían por el dinero que podía dar de tratarse de "eso". Sonaba patetico pensarlo asi pero era la verdad. En ese instante solo rogo perder el sentido del tiempo y que la reunión durara mucho, así tendría de escusa eso para llegar tarde a la famosa cena.

Maddie ♥

Nunca había tenido demasiada participación en nada que tuviera que ver con su educación en Salem además del club de coro y todas esas cosas. Le gustaba hacerlo, pero no se veía haciendo nada más además de ello. Fue por eso que se sorprendió cuando se le convocó -como a todos los demás Deltas- a una junta de la que no se había dicho el tópico en específico. 

No tenía nada que hacer a esas horas más que una investigación sobre la música en el mundo mágico a partir del siglo XVII y le tomaría toda la noche de todas formas, así que ¿qué eran un par de horas dedicadas a una junta sobre algo desconocido en la fraternidad a la que recién había entrado? Pasó por un café y un pan que estaba relleno de chocolate para pasar la jornada que le esperaba y la junta a la que no podía faltar. 

Había estado bastante ausente últimamente debido a ciertos asuntos que había intentado arreglar con su tía paterna, esa que ahora lo culpaba de la muerte de su abuela. Si, esa que había estado ahí cuando todo había sucedido y que había decidido aislarse hasta hacía unos cuantos meses en que había ido a la granja de sus padres para hablar con él, pero no había sido precisamente para recapacitar sobre todo. No, era para volver a culparlo e intentar hacerlo entregarse a la policía. Patrick no lo haría porque, a pesar de sentirse terriblemente culpable, no iba a entregarse por algo que él no había hecho. 

Sobra decir que su tía ahora le odiaba más que nunca y que le había amenazado en conseguir a alguien que viniera por él. ¿Qué podía hacer si no mantenerse alejado de ella y enfocado a sus estudios y todo lo que no tuviera que ver con esa mujer de mala fe? Nada, y aprovecharía su ingreso a la Fraternidad para olvidarse de todo aquello e intentar concentrarse en cosas que lo tuvieran ocupado y sin pensar en ello. 

Tomó asiento en uno de los sillones dobles cerca del medio de la habitación, sin estar lo suficientemente al frente ni atrás, simplemente para no pasar desapercibido. Vio a Prudence y le sonrió y también a Madison que, a pesar de no ser amigos ni llevarse remotamente mal, le gustaba provocarla, hacerla enojar de la misma forma en que ella lo hacía desde que él le había herido el orgullo. Observó a Bettina, sentada junto a Jesse y se mantuvo en silencio, curioso y expectante a que la junta empezara mientras le daba un sorbo a su café y sacaba unas copias de su mochila para adelantar algo mientras llegaban los demás.

Si bien su hermana había sido presidenta de la fraternidad antes que Jesse no sentía sentimientos estúpidos hacia su ahora presidente. Lo respetaba y ya le había dicho que su lealtad estaba con él, que confiaba en él y alguna que otra cosa que se dice en esas reuniones casuales que salen. Pero esta reunión era oficial. Llegó temprano tras saltarse un turno del trabajo porque de otra forma no iba a estar allí antes de las diez.
 
Tras una siesta que parecía haber durado demasiado poco se levantó de uno de los sillones de la sala y fue hacia la sala de juntas, tenía el don de manejar sus tiempos de sueño, era todo el entrenamiento del trabajo. Entró pronto y vio a algunos ya reunidos ahí, se fue a sentar con Bettina finalmente porque hacía tiempo no la veía y siempre era agradable estar a su lado.
 
No habló con ella de nada porque esperaba como todos las palabras de Jesse, por lo que había sucedido con él, Yuri y Madison se imaginaba por dónde podía estar yendo ese asunto pero prefería no adelantarse, ni siquiera se lo había dicho a Julisa porque finalmente esos temas eran delicados.
 
Esperó a que llegasen más personas y se sentó en el suelo como a los pies de la chica Crawford, a su otro lado estaba Samuel Clapton con toda la pinta de estar con una resaca maldita, pero sí poco a poco se fue llenando la sala de gente que jamás parecía haber ido a una reunión. De alguna forma Jesse se las había arreglado para tener un poder de convocatoria más que efectivo.

Bostezó pero como rezago de su siesta, estiró su cuello y brazos hasta escuchar un sonido familiar en sus articulaciones, esperaba como todos. No se sentía impaciente y ni siquiera llevaba sus cigarrillos encima. Le ofreció un caramelo a Bettina porque fue lo que encontró en sus bolsillos. De saber que a quien tenía al lado era Mina Schweinsteiger hubiese pensado que aquello era una burla para todos.

Iba a esa reunión con buenas expectativas, estaba esperando que Jesse me diera un motivo para confiar de nuevo en haberme metido a esa fraternidad. No me estaba arrepintiendo de haber rechazado a los NDP pero tampoco encontraba un motivo maravilloso para sentirme orgulloso de ser lo que era todavía.  

Llegué a tiempo y saludé a Jesse con un choque de puños. Tenía ganas de preguntarle qué era lo que estaba planeando y convencerlo de que le diera un pequeño adelanto pero como los demás empezaron a llegar, Madison incluida, decidí esperar como el resto y mejor busqué un espacio libre.

Ya tenía algunas ideas hechas respecto a lo que podría suceder en la sala pero podía estarme equivocando y que eso solo fuera para decidir alguna fiesta o para que pidieran dinero para alimentar a la mascota.

Me senté cerca de Patrick y lo saludé con un movimiento de cabeza pero no tuve con qué hacer conversación casual. La voz de Prudence me hizo voltear a verla pero la que le pidió paciencia fue Madison. Bajé la vista unos momentos y luego solo la pude enfocar al frente, yo también me estaba poniendo impaciente y además necesitaba un cigarro pero no iba a presionarlo.

Para mi era buena señal que se convocara a algo con tono serio, podía ser que por fin delta fuera a ponerse las pilas con lo que se tenía que hacer en vez de que solo nos la pasáramos tonteando, se suponía que éramos la fraternidad del cambio.

-Paciencia Prudence, lo sabrás en un momento-

Uno a uno, algunos en pequeños grupos, los delta fueron llegando poco a poco a la sala a la que los había convocado. Permanecí recargado sobre el ventanal frontal en completo silencio, y así me mantuve incluso con la llegada de Mini disfrazada de Bettina, a quien solo miré por un pequeño instante. No pasó demasiado tiempo para que la mayoría ya estuviera presente, y después de que Fitz cruzara la puerta, me acerqué hasta ella para conjurar un rápido hechizo sobre el cerrojo. Dios, me moría por un puto cigarrillo.

-De acuerdo gente, saben que no me gusta andar con rodeos, así que iré directo al grano. Estamos aquí porque es momento de que todos y cada uno tomen una decisión. Algunos ya llevan varios años dentro de esta fraternidad, otros llevan tan solo unas cuantas semanas; pero todos sabemos que durante mucho tiempo Delta Iota Ypsilon no ha dado lo que se supone que tiene que dar. Pues bueno, eso tiene que cambiar, y va a cambiar a partir de hoy-

Algunos se miraron unos a otros, inquietos por la temática que no era precisamente de lo que comúnmente se hablaba en este lugar. Otros, como Thomas, Fitz o Madison, ya podrían estar adivinando de lo que se trataba, que no era más que la punta del iceberg. Esta última era la que me preocupaba ligeramente, aunque de una forma u otra, nadie iba a salir de ahí sin tomar una resolución definitiva.

-Pero no estoy hablando de solamente ser “una fraternidad”, no trato de decirles que vamos a igualar a los alpha o a las epsilon, ni mucho menos. Estos pequeños cambios, las estúpidas chaquetas que mandé a hacer, los arreglos al edificio, las fiestas sobreproducidas, toda esta cosa de ser una fraternidad respetable es solo el punto de partida para lo que de verdad vamos a hacer; o en lo que en serio nos vamos a convertir. Ustedes saben muy bien lo que está pasando en nuestra sociedad, cada uno conoce a los responsables de nuestra desigualdad social, y los conocemos porque su descaro es tal que ni siquiera tienen miedo a ocultarse de nadie. Saben de quien hablo: Los Wardwell, los Wildenstein, los Morgan, los Schweinsteiger, los Synder, los Bloodworth, los Aterberrry; acabo de nombrar unas cuantas familias, y esas pocas personas son las que increíblemente manejan y controlan a su absoluto placer a la sociedad mágica más poderosa del planeta, ellos son los que mueven los hilos de lo que sucede, son los que eligen a los mandatarios que controlan el destino de los Estados Unidos, son quienes colocan al Ministro que se les da la puta gana. Primos, sobrinos, amigos ricos, personas a las que pueden controlar a su voluntad sin importar que tengan dos putas neuronas en la cabeza; ellos son los que rigen y los que tienen el poder. Eso es lo que tiene que cambiar, y sí amigos… estoy hablando de una puta revolución social.-

Sabía perfectamente que la palabra “revolución” era conflictiva por sí sola, y que muchas personas se minimizaban como ratones con tan solo pensar en ello, en lo que podía significar levantarse y salirse de esa zona de confort. Pero no me importaba en lo absoluto si alguno de ellos se incomodaba, porque habíamos llegado a un punto en el que ya no se podía tener absoluta contemplación, y si no íbamos a tener ninguno con los de allá arriba, mucho menos las iba a tener yo con la gente que estuviera a mi lado.

-Pero si queremos hacer una revolución que de verdad tenga un peso, tenemos que empezar desde aquí, desde nosotros mismos. Delta Iota Ypsilon se creó originariamente para ser una fraternidad que compitiera, que demostrara que no necesitabas venir de una familia poderosa para destacar en lo que fuera. Una fraternidad librepensadora, que no se antepusiera los límites a los que ellos están sujetos. A partir de hoy, todos y cada uno va a destacar más de lo que nunca lo ha hecho: en sus notas, en cada clase, en cada práctica deportiva o de cualquier club o de lo que coño quieran,  vamos a destacar y vamos a superarlo, y vamos a hacer que todo el mundo lo note. ¿Para qué?, porque cuando tengamos el control, cuando por fin demos el golpe  seamos nosotros los que recuperen el poder, vamos a ser nosotros los que tengan los puestos que ellos tienen, nosotros vamos a ser los ministros, los historiadores, los jueces, vamos a ser nosotros los que controlen este país y lo vamos a hacer porque tendremos la capacidad para hacerlo.

Obviamente esto no les va a pasar desapercibido. Tarde o temprano, en algún momento, se van a dar cuenta de lo que estamos a haciendo, verán que ya no solo somos simples estudiantes tratando de sacar una buena nota, van a saber… van a sentir en los putos huesos que sus bolsillos están en riesgo; porque eso es precisamente lo único que los mueve. Pero para cuando se den cuenta, cuando volteen y nos miren y traten de detenernos, entonces va a ser demasiado tarde, porque vamos a estar listos para ellos. Van a tratar de detenernos de la forma que sea, van a usar la fuerza, van a usar la magia que también es nuestra; y es por eso que también he decidido armarnos hasta los dientes. Vamos a practicar, vamos a entrenar, y yo mismo les voy a enseñar como combatir a cualquier hijo de puta, y alguien me va a enseñar a mi las armas que ellos usan.  Vamos a crear un ejercito desde aquí, desde los cimientos de esta casa.

Me quedé por fin en silencio. Habían escuchado, y ahora era hora de escuchar cualquier impresión, cualquier cosa que quisieran decirme antes de decidir, porque sabía que lo que les acababa de plantear no era precisamente cualquier cosa, era la base del cambio, de nuestro destino y del de este país. Miré por última vez a Wilhelmina, y hubiera querido sonreírle por encima de cualquier otra cosa.

Prue saludó a los fraternos que iban llegando, no tenía trato con algunos, pero ella era una chica sim patica y agradable, por su parte siempre podían encontrar una buena sonrisa. Se encogió de hombros con Maddie, no lo podía evitar, el misticismo de la reunión la sacaba de quicio. No le gustaba ser parte de algo de lo cual no conocía el objetivo, normalmente cuando los convocaban solían decir el motivo, pero aquello era diferente. La sala se fue llenando y la muchacha no pudo si no pensar que el asunto era serio de verdad.
 
La sorpresa le llegó cuando Jesse comenzó un discurso con un aire demagogo pasmoso, Prudence alzo las cejas incrédulas y hasta soltó una carcajada. Comenzó a negar sin dar crédito a lo que estaba oyendo. Cuando Jesse terminó de hablar Prue aplaudió, realmente sarcástica, ella era una buena chica, realmente agradable, pero todo tenía un límite, y ella tenía un carácter muy fuerte. —Esto… ¿esto es una broma? —dijo sonriendo abiertamente.
 
—Bravo, Jesse. Realmente ha sido un discurso muy bueno, deberías incluir alguna frase del maldito himno nacional. —dijo tensándose en su asiento. –¿Has perdido la puta cabeza? ¿Una revolución? —soltó una carcajada.  —Control, poder, dinero… ya veo como mencionas el cambio social. ¿Una revolución para que seas tú el que controle las altas esferas? Ni siquiera puedes controlarte a ti mismo ¿Qué te hace pensar que podrías con una revolución? —lo miro con incredulidad. —Has sonado igual de cerdo ambicioso que ellos… Y lo único que me planteas es “Armemos un ejército, para patearles el culo, robarles el poder y quedárnoslo nosotros” —negó con una sonrisa de medio lado.
 
No podía creer que aquello fuera en serio, era ridículo, absolutamente ridículo.
 

—¿Cuál es el fin de la revolución? Digo… aparte de traspasar a nosotros el poder —le sonrió inclinando a medio lado la cabeza. Definitivamente Jesse había confirmado su teoría era un completo gilipollas, no había otra explicación.

Aceptó a Thomas el dulce con una de esas sonrisas típicas de Bettina, amables y abiertas, que nada tenían que ver con la cara que Mina le hubiera puesto al navajo de verdad en caso de verse envuelta en otra situación. Para no estar cerca de él y no delatarse, le señaló a Thomas que iba a sentarse con Fitz y le guiñó el ojo como si fuera a hacerlo como una técnica de coquetería casual. Se cambió de lugar y se fue a sentar a donde estaba el susodicho, saludándolo con una sonrisa, sin decir nada.

Miró a Prudence incrédula cuando soltó la carcajada casi al principio del discurso de Jesse, pero lo dejó pasar. Miró a Jesse de frente y se concentró en él. Sentía que el corazón le palpitaba tan rápido que iba a delatarse enfrente de todo mundo solamente por el sonido del mismo, pero se mantuvo firme, ni siquiera lo miró demasiado intensamente. Lo que sí le sorprendió muchísimo fue lo poco que Prudence había entendido del discurso. Mina inmediatamente forjó dos teorías: la primera, que era culpa suya que Prudence tuviera una inmediata aversión a todo lo que Jesse dijera o hiciera por todo lo que habían pasado como pareja y las cantidades estratosféricas de mierda que le había lanzado a Jesse como persona en sus peores momentos, o la segunda, que Prudence tenía una zona de confort que estaba siendo completamente amenazada con lo que Jesse decía.

¿No notaba que Jesse estaba hablando de una comunidad distinta? ¡Claro que toda revolución necesitaba un rostro! Y en este caso el rostro había sido el de él porque Mina era quien pasaría información de un bando a otro y no confiaba en nadie como en él y como en Yuri, y el don de gente del segundo no era el más óptimo, el de Jesse sí, cuando se lo proponía.

Pero no podía decir esas cosas, y tampoco podía dar un argumento convincente sin necesidad de mencionarlo porque la multijugos no cambiaba al cien por ciento la voz y no podía dar un discurso lo suficientemente largo como para explicar con manzanas cuál era el fin de una revolución. Cambiar el poder de manos era un argumento tan básico que le sorprendía que Prudence lo tomara como una excusa para enriquecerse egoístamente, como si Jesse necesitara el dinero o algo así.

Le quedaba confiar en el sentido común de los demás, incluso en el de Madison con quien tenía entendido que ya habían hablado antes, y en el de Thomas, en el de Patrick, en el de los demás. Y en el de Fitz, a quien por cierto, dio un codazo indicándole con la mirada que hablara, casi obligándolo mirándolo intensamente, sabía que él era lo suficientemente listo como para decir cosas seguras, convincentes y estudiadas sin ponerse agresivo como podía hacerlo, por ejemplo, el cavernícola de Chee.

Le hubiera gustado hablar con Prudence frente a frente, decirle la verdad, hacerla entender y decirle que la comprendía desde la perspectiva de alguien que sabía lo que era que otra persona llegara a decirte que todos tenían los mismos derechos de tener oportunidades y progreso cuando siempre habías dormido en sábanas de algodón egipcio –como le había dicho Yuri alguna vez- a costa del trabajo de los demás, pero por más que tuviera ganas de ello, no hablaría. En su caso había demasiado en juego como para apostarlo por una sola varita.

Le devolvió la sonrisa a Bettina sin sentir tan intensa aquella paz que normalmente emanaba, no sospechaba ni remotamente que era Mina haciéndoles una jugarreta pero la falta de palabras de su parte lo dejó un poco fuera de lugar. Así como vino esa sensación se fue a los pocos segundos cuando llegó un tipo a pedirle una cuota de peyote para el día siguiente, le dijo que podía pasárselo como a medio día y se quedó haciendo cuentas mentales hasta que Crawford comenzó a hablar.
 
Se le quedó mirando con el ceño fruncido, no por algún enojo repentino, era porque de verdad quería captar cada palabra que le dijese. El presidente verde estaba en lo cierto, ya tenía una idea de a qué iba todo aquel asunto pero no la magnitud de las cosas de las que habían hablado. No creía que fuese loca aquella idea, le sonaba bien pero Chee era un tipo simple, más que las ansias de poder que parecían ser las que más resonaban en sus compañeros aquella idea de igualdad de oportunidades era lo que había calado en él.
 
Tenía más responsabilidades que antes, tenía que ver por su madre, su hermana y su sobrina. Estaba rodeado de mujeres y por lo menos ellas tres no eran del tipo que le traían más problemas que satisfacciones, no eran complicadas pero la vida parecía querer hacerles la vida imposible.
 
¿Pero realmente quería arriesgar el pellejo por unos ideales tan lejanos? No arriesgar el pellejo literalmente, pero sí si alguna de las personas que le daban trabajo se enteraba. No lo creía rentable en ese momento pero sí a largo plazo, no para él solamente, para su familia. Si alguien conocía lo que era ser dejado de lado por una condición no compartida era él. A su pueblo lo habían aislado como a si fuesen parias sociales, tenían una reserva para poder vivir tranquilos, como un animal enjaulado que puede vivir en el hábitat designado para él.
 
Sabía lo que era dejar con la cabeza agachada que te limiten hasta el lugar en el que debes vivir, dejar que limiten los recursos que gracias a tu sudor se han generado, dejarse manipular por un grupo de gente que cree ser superior por su raza, su apellido o su dinero. Las palabras de Jesse tenían sentido pero consideraba a Yuri un mejor líder, pero finalmente la cabeza no era importante en ese momento, era importante que la gente ignorante como Prudence pudiese dejar de lado aquel retraso mental del que debía sufrir.

-Danos tu solución Prudence,  ¿qué tan abajo nos hincamos para que esto sea una idea cuerda? Crawford tuvo las pelotas para ser quien ponga la cara por todo esto, es lo que hace un líder, no se supone que te tome la mano para que estés tranquila.-le quitó la mirada de encima para mirar a todos sin centrarse finalmente en alguien.-Ya era hora de que esto se diga en voz alta, hagámoslo o mejor echémonos como tapetes de una puta vez.

Madison no era una persona interesada en la política, el socialismo o la creación de revoluciones, pero había estado pensando en ello más que de costumbre por la inseguridad que le provocaba todo lo que actualmente sucedía en la sociedad mágica, insatisfecha por asuntos puntuales que la habían alterado y por los que sentía no se estaba haciendo nada. El concierto y aquellos panfletos que mencionaban a familias que conspiraban para hacerse del poder eran solo unas de las razones aunque la suya también se hubiera visto involucrada en un punto.

"Igualdad de oportunidades, el no elitismo" se repetía mientras miraba por aquellos ventanales aparentemente desinteresada de lo que sea que Jesse estuviera hablando, pero lo escuchaba. Se replanteaba tantas cosas, tantas situaciones, pero sobre todo, tanta necesidad de tomar sus propias decisiones basadas por primera vez en algo que ella quisiera hacer y no en lo que debía. Aunque siguiera pensando que había mucho que perder por seguir un simple ideal, la idea ya no parecía tan descabellada como la percibió la primera vez, al contrario, le gustaba.

La intervención de Prudence negándose a dar su apoyo la hizo recordarse a sí misma en el muelle. La consideraba una chica muy sensata pero quizá no entendía del todo la finalidad del plan que Crawford daba a conocer. Sonaba peligroso, era un riesgo que se podía correr si de verdad se esperaba un cambio más grande luego de los primeros pasos que mencionaba. Seguir a Jesse para que lidere todo el asunto tampoco era como un acto suicida, por algo se empezaba. –Quizá solo necesita tiempo para digerirlo bien- comento sobre su amiga luego que Thomas pareciera incentivar las masas con su "hagámoslo o mejor echémonos de tapete de una vez".

Noto que llamo la atención de algunos cuando abrió los labios. Seguramente pensaban que diría una barbaridad como el porqué usarían chaquetas iguales como si fueran integrantes de un maldito club de mateatletas, pero no. -No me miren así que no pienso oponerme ni quejarme. De hecho creo la propuesta es muy buena aunque crean que soy la menos indicada para opinar. Tengo diferencias con la mayoría de ustedes pero estoy dispuesta a poner de mi parte, así que quiero participar y que me tomen en cuenta- dijo tratando de que se le tome en serio.

Abrazar totalmente los ideales que nunca tomo en cuenta iba a ser difícil, pero sentía que de alguna forma avanzo algo por su cuenta en ese tiempo. Tenía que abrir más la mente a la realidad. Un incentivo adecuado podía lograr que cambie de pensamiento más rápido de lo pensado. Una guerra no era cosa de juego, armarse tampoco, pero ahí radicaba el compromiso de la causa y tal vez, solo tal vez, en ello encontraría las repuestas a lo que le hace falta para arriesgarse a salir de su esquina lujosa. Debía intentarlo no solo por ella misma. Lo que si se le hizo raro fue el silencio de Bettina. Solo estaba observando como si en realidad no estuviera.

Yo no tenía nada que perder, así de simple. Mi familia me había dejado de lado y de hecho con eso me habían quitado muchas oportunidades de empleo, si estaba en Heartwound era porque no se me había permitido tener nada mejor. Lo vivía en carne propia, ese abuso de poder y esa posibilidad que tenían los grandes de manejar la política y la economía a su antojo, por eso el discurso de Jesse aunque no me calaba en los huesos porque siempre había vivido con una posición privilegiada hasta lo de mi problema con las fraternidades, si me hacía mucho ruido y mucho sentido.

Cuando Crawford terminó de hablar no tenía mucho que pensármelo, ya lo dije, no tenía nada que perder, pero antes de decir que estaba de acuerdo cuando se dio ese espacio para las opiniones una chica saltó sin hacer ningún sentido. No recordaba en qué momento Crawford había sonado como un cerdo ambicioso en lugar de mencionar que quería que todos tuviéramos oportunidades.

Me sobresalté cuando Bettina me dio ese codazo y le dije que si con la cabeza, que hablaría y lo haría rápido pero siempre había sido un lento para todo y me quitaron la palabra, aunque lo hicieron bien. Le tomé el brazo a Bettina en un gesto de calma cuando Thomas Chee hablaba diciendo verdades que me sonaron un poco bruscas pero ciertas, si no hacían nada, todos íbamos a seguir siendo otra generación de tapetes. Lo que si me sorprendio fue que Madison tomara la palabra y lo hiciera tan sensatamente. Por primera vez alcé la vista hacia la semiveela sin achicarme y la miré directamente aunque tampoco contaba porque ella no me estaba viendo de vuelta.

-N…n….no creo que seas la menos indicada para opinar, tú sabes cómo se mm…mmm…manejan las cosas.-Paré ahí porque estaba tartamudeando enfrente de todos por dirigirme expresamente hacia ella y ya no pude terminar de decirle que me parecía muy valiente de su parte lo que hacía y decía. Recordé la presión de Bettina y me adelanté a hablarle a la compañera inconforme.

-Tal vez lo que no quieres es salir de tu posición cómoda. Tu familia tiene dinero, ¿no es cierto? No tienes que luchar día con día por nada más que por estudiar, esa es tu lucha. Pero no todos aquí gozamos de los mismos chances y lo que Jesse propone solamente es un orden más justo. Es verdad lo que dice Thomas, que él esté poniendo la cara por todos nosotros no lo hace un cerdo ambicioso, lo hace un líder. -No lo decía solo porque fuera mi amigo, lo hubiera dicho de cualquiera que se hubiera parado enfrente a decir eso mismo.

La historia enseña que son ellos siempre los primeros que pagan, son ellos los que son encarcelados y silenciados primero cuando explota una lucha de clases hasta estos puntos a los que queremos llevarla. Si él no estuviera ahí parado, ¿quién lo haría? Porque hemos permanecido callados todo este tiempo y la mayoría lo hemos hecho porque sabemos lo que significa abrir la boca.-Me chiflaban esos temas y podría ver caras sorprendidas porque era la primera vez en toda mi vida que le decía tantas palabras de corrido a una chica a la que apenas conocía, pero estaba entusiasmado porque delta estuviera a punto de ser lo que yo siempre había querido que fuera. Luego dejé de hablarle a ella para dirigirme a los demás.

-Yo entré a esta fraternidad por esas mismas razones que Jesse menciona, porque no me importaba venir de cierta familia, quería valer por lo que yo era, sin un apellido. En estos años no encontré lo que esperaba hasta este momento. -Me volví a dirigir a la chica Warren-¿Cuál es el fin de la revolución? Los objetivos son los mismos que los de cualquier revolución social: avanzar, derrotar a los que oprimen y no agachar la cabeza, por dignidad, por una mejor vida en todos los aspectos, económicos y educativos, también mágicos.-No hacía ni falta decirles que conmigo contaban.

No había logrado adelantar prácticamente nada de su trabajo porque en cuestión de segundos prácticamente llegó toda la fraternidad, así que se dedicó a guardar los papeles y el cuadernillo a la mochila, le dio un gran sorbo a su café y le prestó atención a Jesse. Saludó a Fitz sin hacer algún tipo de conversación y luego, miró a todos los demás. 

Cuando Jesse empezó con el discurso, Patrick sabía más o menos por hacia dónde iría todo. El haber entrado recientemente a la fraternidad no quería decir que no estuviera al tanto del desempeño de la misma o de la situación que había dentro de las paredes. Mucha gente los tachaba de buenos para nada y conformistas y creía firmemente que la situación podría cambiar si todos ponían de ellos para hacerlos. 

Quizá era él el menos indicado para emitir una observación u opinión sobre el tema y se mantuvo callado por lo mismo, escuchando atentamente a lo que Jesse tenía que decir. Se removió en su asiento al momento de escuchar la frase "revolución social" haciéndolo ganar un poco más de interés del que ya tenía. 

Se irguió en el asiento y comenzó a tamborilear con los dedos sobre su rodilla que iba de arriba abajo a una velocidad impresionante. Eso hacía cuando estaba impaciente, como en ese momento. Impaciente por saber más porque verdaderamente le interesaba. El nunca había sido una persona que tuviera mucho dinero o que proviniera de una familia de renombre. Al contrario, empezando por el hecho de que ni siquiera sabe cómo diablos es un mago teniendo padres y familia completamente muggle, y por que él como muchos otros, han tenido que ganarse su lugar a base de trabajo duro, como Fritz, que no se valía de su familia para tener lo que tenía a pesar de haber tenido problemas para hacerlo. 

Prudence lo sacó de su ensimismamiento y giró el rostro un tanto incrédulo por la forma en que reaccionaba. ¿Es que no entendía? al parecer Thomas compartía su opinión y lo externaba de una forma un poco menos ortodoxa de lo que Patrick hubiera utilizado. Madison lo sorprendió con su respuesta pero no de una forma mala. Lo mismo Fitz, exponiendo su punto sobre las palabras de Prudence. 

Cuánta razón podía tener y ¿cómo podría Patrick no sentirse identificado? Lo observó asombrado por todo lo que había dicho hacia Warren.

-Tal vez no llevo mucho tiempo en esta fraternidad pero yo no creo, Prudence, que Jesse haga esto simplemente por quedarse con algún tipo de poder. Es mucho más complejo que eso. No te juzgo, pero el hecho de pertenecer a una fraternidad es compartir los ideales de la misma. Como dijeron antes, esta fraternidad tenía un fin muy distinto al que tiene en este momento y, en lo personal, siento que te estás conformando con lo que es. Si quieres ser conformista porque te sientes cómoda por no haber tenido que levantar un dedo en tu vida, estás en la fraternidad equivocada. Si tú no haces algo por cambiar el mundo o la situación en la que vives, entonces no podrás quejarte después de cómo está.-carraspeó y se aclaró la garganta. Quizás lo que decía no tenía ningún sentido porque normalmente no hablaba en grupos muy grandes y no estaba demasiado acostumbrado a ello. Prudence le caía bien, pero no quería decir que la apoyaría cuando estuviera en desacuerdo de algo aunque fuera su hermana de fraternidad. Se dirigió a Jesse.-A mi me gustaría saber cómo es que planeas llevar a esta fraternidad a esa meta. ¿Cómo quieres lograr que seamos nosotros quienes triunfen en esa revolución? No me mal interpreten, estoy interesado en todo esto, pero quiero saber todo antes de meterme en cualquier situación.

La estridente carcajada de Prudence resonó en cada rincón de la sala de juntas, y tendría que haberlo hecho incluso mucho más allá, de no ser por los hechizos que bloqueaban el sonido hacia el exterior. De igual manera, seguí con mi comunicado hasta terminar con el mismo, y fue cuando entonces sí, todos escuchamos lo que la chica tenía que decir.

Mientras la chica hablaba con aquel tono, tratando de burlarse de su presidente, un parte de mí estuvo completamente seguro que mi yo de hace dos años, le habría soltado un revés en toda la boca para luego sacarla de la sala de una patada por el culo. Pero ese ya no era yo, o no al menos lo que los demás podían ver de mi en esas circunstancias, así que me mantuve callado, mirándola con una media sonrisa en los labios y sin interrumpirla un solo segundo. Luego vinieron algunos de los demás, varios incluso poniéndola un poco en su lugar tal y como yo moría por hacer. Miré a Mini, y mientras Madison sorprendía a más de uno con su nueva posición, le guiñé el ojo por un pequeño instante, casi imperceptible.

-Chicos chicos, Prudence está en todo el derecho de opinar y pensar como mejor le parezca; al final no podemos convencer a nadie por la fuerza. De verdad me alegra escucharlos, a todos ustedes.-

Aun no había terminado con ella, pero antes que nada, primero tenía que responder a cualquier cosa que se hubiera preguntado en ese lapso de minutos, o más precisamente, a la duda que Patrick acababa de plantear. Me acerqué un poco a él, descansando una mano en el hombro de Fitz…

-Respondiendo a tu pregunta, Patrick. Primero, como ya les he mencionado, este cambio comienza con cada uno de nosotros y de nuestro desempeño en lo que sea que hagamos en la universidad, al grado de hacer que todo el mundo lo note. El primer paso es hacer que el resto de las fraternidades, que la universidad entera, sientan nuestra presencia tanto individualmente como en conjunto. ¿Eso de qué nos sirve? No solo para destacarnos, sino porque tampoco pretendemos que los puestos queden en manos de cualquiera por simple ambición, queremos economistas, historiadores,  sanadores y comunicadores íntegros y preparados, no que ocupen un puesto por dinero o nepotismo.

Lo siguiente será comenzar a prepararnos, no solo intelectualmente sino en un nivel mágico. ¿Cómo haremos esto? Tendré a alguien que nos filtrará cierto tipo de magia y hechizos a un nivel muy avanzado, y esa información irá a todos y cada uno de ustedes desde Yuri y yo. Nos entrenaremos para cuando llegue el momento de declarar una guerra abierta. Mientras tanto actuaremos bajo las sombras, pero nos iremos haciendo presentes, iremos atacando pequeños núcleos de poder. Ya no habrá acciones sin reacciones de nuestra parte, ni en cuanto a impuestos, ni en cuanto a salarios, ni en cuanto al flujo mágico, si ellos aumentan el impuesto en varitas, nosotros destruiremos una sucursal de varitas Wardwell, si ellos reducen el valor de los seguros médicos, nosotros robaremos los medicamentos que hagan falta. Será una cadena de reacciones.

Tenemos que tomar en cuenta que el asunto no terminará aquí, no se quedará solo en Delta. Hay muchas personas que no están conformes. Yo tengo en la mira algunos objetivos que posiblemente se unirán a la lucha, ustedes también tienen que empezar a pensar en aliados, en posibles personas inconformes que, como dice Thomas, no quieren ponerse de tapetes. Padres, hermanos, amigos…cada uno puede aportar algo. Los que tengamos posibilidades económicas invertiremos, bajo la fachada de mejorar la fraternidad, en armamento y otras necesidades básicas: pociones, investigación, armazones, objetos mágicos. Cada uno de nosotros irá teniendo una tarea asignada, en cuanto hagamos números de con quienes contamos.

Era una explicación breve, que quizás dejaba abiertas más dudas comprensibles para algunos; pero teníamos bastante tiempo para eso y para cualquier otra cosa. A partir de ese día, nuestra forma de trabajar ya no estaría tirada al azar, y esa junta en particular era solo la primera de muchas. Estaba dispuesto a explicar cuantas veces fuera necesario lo que ellos quisieran, pero primero tenía que dejar en claro una última cosa.

-En cuanto a ti, Prudence, te agradezco de verdad que te hayas expresado con toda libertad, porque de hecho, y tal y como lo dijiste, esa opinión tuya es exactamente la misma que estamos esperando de parte de ellos. Van a pensar que no vamos en serio, que solo somos un montón de niños idiotas jugando a ser un poco “rebeldes”. Y bueno, entre más tiempo lo piensen, pues mucho mejor. Pero déjame aclararte una cosa, yo no quiero el poder para usarlo por mi propia cuenta, ni para aprovecharme de ello, yo estoy aquí y pretendo hacer todo esto porque quiero poner a la gente correcta en el poder, a las personas adecuadas que van a tomar las decisiones correctas y quienes van a manejar el poder no por el poder, sino por la sociedad, por ti y por mi. Yuri es un genio, Fitz es más genio aun, y también lo son Thomas, Sarah, Jim, Patrick; sé que ellos tienen el potencial para hacer lo que sea.

Me acerqué lentamente a ella, dejando que mi mano rozara la mesa mientras eliminaba la distancia que había entre nosotros hasta ponerme justo delante de ella. En realidad no me molestaba que Prudence actuara de ese modo, todo lo contrario, porque de alguna forma, las cosas terminaban por acomodarse a nuestro favor.

-Prudence, todos tenemos nuestro papel en esto, y quizás sí que soy ese bruto gilipollas al que te refieres. Pero si mi papel es ser ese bruto que de la cara para recibir los primeros golpes, pues entonces que así sea. Lamentablemente no puedo dejar cabos sueltos… Obliviate-


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OFF: El obliviate está conjurado con intención de hacer que Prudence olvide todo lo que se habló dentro de esa sala. Prudence, puedes dejar que el hechizo impacte o pedir tirada a administración, como prefieras.

Contaba con que la mayoría aceptase, no entendía cómo alguien podía estar tan de acuerdo con esas cosas que pasaban desde hacía tanto tiempo. ÉL no había hecho nada hasta ese instante y era tan culpable de dejarse marginar como Prudence en ese momento por no querer apoyar algo justo, pero como dijo Jesse era su opinión, finalmente se trataba de que los que estuviesen dentro tuviesen las ganas de hacer funcionar toda aquella máquina social. No se necesitaban desertores o cobardes.
 
Comenzó a pensar de qué modo podía aportar a ello, dinero no tenía pero sí conocía de la magia navajo que no era tan similar con la que ellos usaban en la escuela, para usarla su abuelo a veces ni usaba una varita, él sólo tuvo educación mágica básica pero ahora era tan hábil como cualquier medimago o eso demostraba a cada uno de sus pacientes.
 
No sabía si eso fuese a ayudar mucho, podía ser para los hechizos de curación, para prevención si es que en algún momento los atacaban o les echaban alguna maldición. No recordaba haber visto a su abuelo haciendo hechizos defensivos u ofensivos, la que era buena con esa era Julisa pero tendría que hablar con ella antes de siquiera mencionarlo. Con su sobrina aún tan débil lo más probable era que su hermana no quisiese separarse de su hija, menos entrar en un conflicto tan feo. Porque se iba a poner feo.
 
Aún no se sabía lo de la hija de su hermana pero no sabía cuánto iba a durar eso, se imaginaba que llegaría el momento de enfrentarlo y al menos agradecía que ambos estuviesen en una fraternidad en la que posiblemente la noticia fuese mejor aceptada que en las otras. Había que ver el escándalo de su relación con Laise.


Buscó con la mirada a Bettina porque quería hablar con ella después, le hizo sólo una seña mientras Jesse le hablaba a Prudence. No vio venir el Obliviate que pronto viajó hasta ella aunque lo entendió casi al momento en el que habló de los cabos sueltos.

Se quedó sentado y quitó la mirada de Prudence por si funcionaba el hechizo y necesitaban disimular que aquello era una reunión cualquiera. No esperaba que ella cambiase de opinión pero se daba cuenta de que aquel era el único modo en el que podían controlarla, era demasiado importante como para dejar que se corriese la voz.