Midnight Snack

Les debía un par de botellas de alcohol a los Nu. La última vez que había estado en esa fraternidad, Miles era presidente, así que ya tenía rato. Su acción: robar botellas caras de su mini bar acompañada de Krasava. Había ocasionado un zafarrancho del que había salido bien librada porque a los Nu no les interesaba castigar a la candidata a Miss BK, ni mucho menos, al contrario, muchos le habían celebrado la gracia a ella y a Krasava como si hubieran sido superestrellas y todo para que Mina los tuviera bien presentes si ganaba, para invitarlos a las fiestas y tal. Tontos.

Tontos pero lindos. El caso era que sentía que se las debía, pero le parecía divertido volver a tomar por asalto la fraternidad, entrar sin que la vieran ya conociendo el camino y dejarles las botellas junto con alguna notita simpática de amor o tal. Claro, solo tenía que sortear a los mismos miembros, a su caimán mascota y a la insondable oscuridad. 

Era bastante tarde y las luces de la fraternidad todavía no se apagaban. Bueno, tampoco era tan tarde pero ya pasaba de la medianoche. ¿Qué carambas, que no iban a clase tempranísimo o qué? ¡era martes por Merlín!. Cuando la última luz se apagó, Mina emprendió su camino. Entraría por una ventana que habían dejado entreabierta convertida en urraca y de ahí, a la aventura. 

Apenas caminó un par de pasos y antes de convertirse, notó que alguien más se movía entre las sombras que rodeaban la fraternidad. Quizá eran los Alpha planeando alguna broma o algo así. La curiosidad le pudo y siguió a la sombra solamente para reconocerla cuando ya estaba a escasa distancia; era Svetlana. ¿Había ido a hacerle visita express a algún tipo de la fraternidad? ¿Estaba pasando por alguna prueba para unirse a las Epsilon?

-Hey…pssst…Svetlana…

La llamó con un susurro, y le hizo gestos desde su posición, aunque los gestos eran innecesarios porque estaba a menos de un metro de ella. Ojalá no la asustara.

Quería contentarse con Alexander, bueeno quería que Alex se disculpara por las cosas feas que le dijo a pesar de que ya estaban un poquito mejor que antes, pero resulta que en el camino se encontró con Adrien y pues… no pudo evitar la cháchara, eran amigos hace mucho y llevaban tiempito si sentarse a platicar largo y tendido, a veces Svetlana creía que se lo pasaba más en la fraternidad Nu que en su dormitorio pero le daba igual, sus amigos estaban ahí, por no mencionar a su hermano, así que no era de extrañarse, lo que si es que se le paso el tiempo bastante rápido así que con una despedida que hizo que se le hiciera más tarde salió a los pasillos de aquel edificio, para ir a su dormitorio.
 
Pero se desvió del camino, primero se detuvo en el pasillo que daba al cuarto de su hermano, aunque no duro mucho ahí, no fue sino frente a la puerta de Alex que se detuvo unos minutos, dubitativa, queriendo allanar la habitación y obligarlo a escucharla y quererla como antes, estaba tomando valor, ya tenía el pomo de la puerta en su mano solo para girarlo… cuando aquella vocecita la detuvo, soltó el pomo al instante y miro a la dueña de esa voz.
 
Mino me espantaste Susurro poniéndose el puño en el corazón, miro la puerta una vez más resignada a posponer la visita y se acercó un poco más a Mina ¿Que rayos haces aquí? Hablaba en susurros, no sería bueno que las atrapasen a ambas tan tarde ahí. Era como estar de contrabando solo que Ion sabía que no tendría reprimenda si la llegaban a atrapar… aunque con Alexander enojado quien sabía. Le hizo una seña a Mina para que la siguiera, había una pequeña antesala que parecía el pasillo para entrar a la oficina de algún director y Svetlana pensaba que era para poner tensos a los alumnos y vaya que lo conseguía, frente al único sillón que se encontraba ahí estaba colocado cuidadosamente un cuadro con el rostro del primer presidente Nu, o eso suponía que era el hombre de mirada penetrante del cuadro. Tantas veces ahí y aun le daba cosa ver a ese tipo.
 

¿Espiando a los Nu mientras duermen?

Soltó una risilla queda al ver el gesto de susto de Svetlana. Luego la miró con la ceja arqueada al darse cuenta de que estaba parada frente al dormitorio del presidente. No le dijo nada peor le hizo un gesto lo suficientemente elocuente como para darle a entender que la había atrapado con las manos en la masa aunque no tuviera ni idea de qué era lo que Svetlana estaba haciendo ahí en realidad. 

-Vengo a dejarles a los Nu un pequeño obsequio…no, no son fotos mías en ropa interior. Es que les debo una botella.

Siguió a Svetlana solamente porque sí por donde le indicaba, aunque el minibar en donde tenía que dejar el regalo estaba completamente al otro lado, pero podía esperar, no era como si fuera a desaparecer la estancia solo por no haber llegado ahí a esa hora exacta. Le encantaba esa fraternidad, porque era tremendamente elegante y sobria, pero admitía que todos esos cuadros daban un poco de miedo y, hasta el momento, jamás había visto el retrato que le pertenecía al primer presidente, ni esa extraña oficina. Ella conocía mucho mejor la fraternidad de los Alpha, aunque ahora ya no se pasaba por ahí tan seguido como antes, por decencia. Sentía qua ya ni siquiera podía visitar a sus amigos como antes, y la verdad le pesaba bastante. 

-No, para espirarlos puse unas cámaras de seguridad en algunas recámaras. 

Le contestó antes de sacarle la lengua tratando de no mirar a los ojos al presidente-retrato que la seguía con la mirada. Parecía que la reconocía como la ladrona de las botellas que había organizado una explosión (chiquita) en la fraternidad. 

-¿Tú qué haces aquí?

Para ella era obvio que había ido a visitar a Alex a deshoras, pero no era como si fuera a señalar “ya sé que viniste de cuzca con el presidente” o algo así, porque en realidad ni sabía qué.

Svetlana torció el gesto, Mina quizá no preguntara pero de igual forma se podría malinterpretar por completo lo que la encontró haciendo y no sería la primera vez que alguien la viera entrar, salir o estar por abrir aquella puerta sin consentimiento audible, se mordió un labio y siguió su rumbo, igual podría contarle quien sabe y Mina pudiese sorprenderla con un muy buen consejo. Soltó una risita ante su comentario.
 
Ya, seguro andas traficando con fotos de las estudiantes Le guiño antes de sentarse en el sofá y tratar con todas sus fuerzas de no mirar el cuadro frente a ellas. Deberías pasarme las grabaciones de algunas habitaciones en ese caso, te prometo buena paga Le dio risa pensarlo, los Nu en sus mejores paños menores y actuando frente al espejo o cosas por el estilo, vaya que pagaría una fortuna por ver a unos cuantos en esas situaciones. Se dio cuenta de no ser la única que esquivaba el cuadro y eso el relajo un poco, así que sonrió medio apagada a la siguiente pregunta.
 
Digamos que un Nu me debe una enorme disculpa La miro un segundo Mino ¿te gustaría divertirte un poco? Quería exigir disculpas pero su compañera que, siendo claros, ahora no le caía mal traía consigo una buena excusa para hacer lo que les placiera en aquel lugar, además no harían daño a nadie…. No mucho.

Unas horas de copas… ¿Qué dices? Le sonrió como aquella vez que se embriagaron, una sonrisilla entre traviesa y divertida, ese día se la pasaron muy bien a pesar de no llevarse tan bien. No eran demasiado destructivas y Svetlana se aprovecharía de que Mina volvía a ser la muchacha esa del colegio que todos decían “se sabe divertir”

Bueno, aquello de la disculpa le aclaraba un poco las dudas que de todos modos no le había expresado a Svetlana en voz alta. No sabía qué se traería o no con Alexander pero nunca había sido particularmente metiche, no al menos con unos alcoholes encima.
 
-Si te debe una enorme disculpa ojalá que de verdad te la pida. Luego los hombres son unos necios.
 
Y pocos entendían el verdadero significado de disculparse con alguien de manera honesta y más bien se avocaban a pensar que eran reyes del mundo que no le debían nada a nadie. Los Nu tenían muchos ese perfil, así que en parte no le sorprendía aunque no estuviera muy al tanto de la situación. Le sonrió ampliamente cuando le preguntó si le gustaría divertirse un poco y asintió vigorosamente.
 
-Sabes que siempre estoy dispuesta a ello.
 
Dijo, mirando la botella que les iba a dar como tributo por la explosión a los de la fraternidad, pero que ahora podía, no iba a desperdiciar la botella, ¿no? Ya podía conseguirles otra en otro momento. Le contestó a Svetlana la sonrisilla traviesa y abrió la botella con la varita para luego extendérsela.
 
-Va, tú dale el primer trago. Pero a cambio me tienes que contar todo sobre cómo va tu semana como aspirante a Epsilon.