Yo... regresé...

Había terminado los deberes más temprano que nunca, afortunadamente ese día los profesores les tuvieron suficiente compasión como para no sobrecargarlos de trabajo así que estaba más que feliz con ello, el día se prestaba para salir un rato a despejar la cabeza pero toda la semana su ritmo de estudios fue ajetreado entre clases, tareas y salir aquí y allá, quedarse en el dormitorio y descansar contaba como la mejor de las ideas, y eso era lo que tenía planeado hacer.

Estaba pues sentada en la cama, a su alrededor un montón de libros Lovecraftianos, chocolates y envolturas, y un teclado mágico que utilizaba siempre para relajarse un rato y tratar de no pensar, había compuesto una nueva melodía, no tenía letra aun pero estaba en proceso de encontrarle una.

Andaba de lo más fachosa, aunque Mina, algunas veces Odille le habían recomendado que saliera más y se vistiera más “normal y menos ñoñaza” y tal vez consiguiera gustarle a alguien ella sabía que no iba con ese estilo. Además si no planeaba salir a ningún lado se podía tomar el lujo de quedarse de lo más haragana.
-Hum… tal vez si dejo esta última parte en Fa mayo… -y entonces tocaron a la puerta. Se le quedo mirando como si la fuera a abrir con la mente, tal vez era Mina que algo se le había olvidado aunque según había dicho esa mañana no llegaría a dormir, estaría con Harley atendiendo unas cosas.

Se puso de pie después de que siguieron tocando la puerta, traía en su boca una galleta japonesa que su madre le trajo de un viaje que hizo esa semana al país Oriental. Tal vez Mina se había dejado las llaves. Cuando iba hacia allá casi tropieza con uno de sus peluches y solo atino a reírse como tonta al abrir la puerta.

-Miiiina… ¿que se te olvidoooo…? –pregunto al aire pero cuando vio a la persona frente a ella se le fue la sonrisa. El joven frente a ella, mucho más guapo, más arreglado, no podía ser el… pero, ¡tenía que ser el!  -¡Hey, Hola! -

Y le cerró la puerta en la cara de nuevo.

Un montón de imágenes pasaron por su cabeza, se le estaba saliendo el corazón y la respiración se le fue por un segundo, se quedó recargada en la puerta de espaldas preguntándose dos cosas: ¿qué demonios acababa de pasar, y porque carajos le cerró la puerta en la cara?

Se llevó una mano al corazón, habían pasado tres meses, tres largos meses en los que el jamás le respondió sus cartas, sus mensajes, NADA. Le había llorado mucho y había sufrido un poco más, pero de Daniel nada sabía. Hasta ahora.

 
fachosilla Bruni

melodia que estaba tocando

Esperaba que Daniel no fuera a creer que iba a recibirlo con abrazos y felicidad alrededor, aunque ganas no le faltaron, tres meses atrás el desapareció, Brownie tuvo un tiempo de paranoia total, de verdad llego a creer que Evan D. Lovecraft, su padre y Darren “desaparecían” a sus novios, primero Chrsitian Butler  y Daniel después. Sin contar los días de depresión por los que paso y que afortunadamente logro medio superar gracias a su hermano.
Respiro hondo cerrando los ojos tratando de que en primer lugar su corazoncillo de pollo se quedara en su lugar, estaba pensando en saltar por la ventana y escapar o conjurar un Aparicio pero sabía que de una u otra manera iba a tener que verlo de nuevo.


 Lo escucho hablar y apretó los puños, no iba a ponerse a gritarle ahí desde la puerta, no solo se vería ridícula si no estaría sacado de una perfecta escena de Dawson’s Creek, es más, escuchaba ya hasta en su cabeza “I don't want to wait de Paula Cole” y puso a reír nerviosamente. Ya, ya había perdido la razón como siempre.
Él decía que se iba, suspiro profundo tomando valor, dio una última mirada  a la ventana calculando cuánto daño se haría si saliera corriendo por ahí.

Abrió entonces despacio la puerta, primero asomando la cabeza esperando que ya se hubiera ido pero ahí seguía, y con un regalo, maldita curiosidad de querer saber que tenía ahí, Daniel había llegado con un regalo, sabía exactamente donde pegarle duro, en la curiosidad. Saco un brazo.
-El regalo primero Lindberg y sigo enojada contigo ¿¡Ok!?… - Trato de mostrarse MUY enojada, la verdad no lo logro del todo, no podía hacerlo. Abrio la puerta de par en par dejándole pasar y cerrándole cuando lo hiciera, y con ello se dirigio a su cama.

La habitación estaba ordenada, Mina primero la hacia dormir afuera a tener un caos en el lugar solo la cama de Brownie que estaba llena de partituras, el teclado y los envoltorios de chocolates, aunque con eso de que iba a entrar a una fraternidad Brown se iba a quedar sin compañera de cuarto pronto.
 Se sento en flor de loto en la cama tomando una almohada entre sus piernas y haciendo a un lado todo el papeleo para dejar a Daniel sentarse. No quería mirarlo a los ojos o se iba a desmoronar porque lo había extrañado muchisimop.
-Mina no esta, no la ibas a encontrar como quiera… -No le miraba siquiera, estaba ordenando los papeles y partituras a su alrededor nerviosísima. –¿Que haces ahora tu aquí? Te creía viviendo en un reino bien lejano curando Aliens o algo asi… -

-¿Inglaterra? –Pregunto mientras tomaba una barra de chocolate y las trataba de acomodar, frunció el ceño y cerró los ojos un momento. -Eso queda muy lejos… -trato de no decirlo en voz alta, más bien era como una respuesta a ella misma de donde se encontraba Inglaterra. Sabía exactamente donde estaba Inglaterra después de todo su abuelo vivía allá.
No tenía muchas ganas de explicarle quienes eran los Aliens, tal vez después cuando su pobre corazoncito no se le quisiera salir de su órbita anatómica o algo asi.

Pero si había estado impidiendo el verle no pudo evitarlo cuando él iba a decir aquellas palabras que cambio de inmediato, levanto la cara involuntariamente y cruzo sus ojos con los de el un instante para desviar la mirada de nuevo al ver que cambiaba lo que iba a decir.
¿Qué quería que le dijera? Venia tres meses después a ver como estaba, si se encontraba bien, si seguía siendo ella. ¡Claro que seguía siendo ella solo que triste y abandonada!
Volvió a mirarle aunque Daniel parecía más fijo en observar el piso, había dejado la caja en la cama y el se quedó parado, se sentía muy enojada en esos momentos.

-¿Preocupado? ¿¡TU ESTABAS PREOCUPADO!? Yo he estado aquí, yo no me he movido ni un ápice y tu… TU… Desapareciste por tres meses sin dejar huella, sin dejar nota, sin dejar nada… ¿Y TU ESTABAS PREOCUPADO? Tu… tu…-Había alzado la voz, pocas veces lo hacía y de echo pocas veces se sentía tan enojada o frustrada, tenía ganas de pegarle muy fuerte pero solo pudo tomar la barra de chocolate a su lado y arrojársela aunque sin muchas fuerzas, luego tomo otra barra de chocolate abierta y también se la arrojo. Ironía de la vida, Brownie golpeando con dulces, hasta sonaba ridículo.

Se puso de pie, era por mucho mas bajita que el, le empujo, maldiciendo no tener la misma fuerza de su hermano para siquiera moverle un poco. –No, ¡no estuve bien por mucho tiempo pensé que te había raptado un Nightgaunt y que te había llevado lejos, o que mi padre había hecho un pacto con un Shoggot y simplemente te devoro vivo…! ¡YO QUE SE! No respondiste ninguna de mis cartas, ninguno de mis mensajes, ¿¡Y TU ESTAB AS PREOCUPADO!? Tu… tu… ¡Eres un tonto! –Ya no sabía que más insultos decir, o más bien como insultar a alguien no era su forma de ser, la única cosa que podía hacer era ponerse a llorar, razón de cual se le llenaron los ojos de lágrimas y las trato de limpiar con su antebrazo.

-Si ya no querías estar conmigo solo debiste decirlo…

Daniel tal vez no sabía que Brownie había estado llorando los días después de que se fuera, no asistió una semana completa a la Universidad, siendo Darren el que tuviera que soportarle esos días, sin contar de un resfriado marca Cthulhu que le había dado. Fue el peor final e inicio de año que pudo haber vivido y trato a toda costa de superarlo de poco en poco.

Sin embargo había muchas cosas que le recordaban, Daniel no había sido el novio de muchos años pero había sido importante en su vida y ella le quería, le quería demasiado.
Al final conforme el tiempo se había convencido que el licántropo se cambió de Universidad porque tenía cosas más importantes, tal vez ya lo habían comprometido con otra en alguna parte del mundo.
Por esa razón cada una de sus palabras dolían cuando hablaba, ¿si era lo mejor que le había pasado en la vida porque se fue? Intento secarse las lágrimas otra vez, no quería empezar un acto ridícula digna de una obra escrita  de Marcellus. Sin embargo se comenzó a controlar cuando él dijo todo ello. ¿No recibió nada?

-¿Cuáles… cuales cartas? ¿Cuáles Obsequios? La última vez que supe de ti fue tu felicitación en mi cumpleaños… Fue lo último, nunca más volví saber de ti, te escribí a diario el primer mes, el segundo te busque como loca… Nadie sabía nada de ti, solo que te habías dado de baja temporal en la Universidad… -
Se permitió sentir su mano contra su cabello y sollozó quedito tratando de entender que estaba pasando.


 -Yo no recibí nada… La tierra te trago enterito sin más… Me hiciste, me has hecho, demasiada falta… -No quiso decirle más, no porque no tuviera las palabras, las tenía y bien claras de todo lo que sentí profundamente hacia él, pero en ese momento no sabia como expresarlas.
 -¿Porque te fuiste, que te tomo tanto tiempo en regresar….? -

¿Qué podía ser tan pesado que el se hubiera tenido que ausentar tanto tiempo? Tal vez tres meses para cualquiera eran pocos pero ella, ella había sentido como si fueron años.
 Daniel le había hecho falta, muchas veces en luna llena se preguntaba como estaría pasando aquella situación, si estaría sufriendo, si le dolería, si se sentía fatal. Fuese lo que fuese no dejaba ni un instante de pensar en el.

Cuando la sostuvo entre sus brazos un calor el embargo de nuevo, como si hubiera estado esperando ese momento desde siempre, recargo su rostro en su pecho y tímidamente rodeo su cuerpo con sus brazos respondiendo al abrazo. No iba a negar que estaba enojada con él, o al menos ahora estaba más confundida que nunca,  pero estar ahí con él era la cosa más reconfortante del universo.
Asintió con la cabeza con una leve sonrisa cuando el menciono aquella ocasión, esa vez cuando se encontraron de madrugada en la Universidad, él le había hecho una confesión importante en su vida, ella decia que era destino.

Levanto entonces la mirada cuando su voz cambio, cuando apago un poco su manera de hablar y vio en su rostro cierta tristeza que no parecía comprender del todo, pero mientras el hablaba comenzó a unir situaciones. 
Se separó un instante de él, observándole más seria, preocupada, tomo sus manos fuertemente, ella no era nada tonta y sabia sumar los acontecimientos.
– ¿Tu padre a…? Oh Daniel, lo lamento mucho, hubiera deseado haber estado ahí… Debiste buscarme y decirme eso en persona, pasaste por eso solo…-Suavizo definitivamente la mirada y acaricio su rostro con delicadeza.
Ahora se sentía tan mal, ella lanzándole cosas, enojándose y el, ¡su padre había muerto por Merlín!

-No… no necesitas disculparte de nada, no llego ninguna de las cosas, de los dos lados… Lamento este drama,  no es justo para ti…Es solo, Dioses, te he extrañado demasiado…-
Y sin decir más volvió a acercarse a el y le beso, que mas daba si se quitaba y la mandaba al diablo, ella le queria a pesar de todo, asi que le beso de la manera mas  urgente y con necesidad de estar asi con el. No iba a andar con rodeos, hacía tres meses que no lo besaba, que no le abrazaba, y por más enojada que estuviera lo había extrañado horrores. Muchos meses atrás en la habitación del licántropo ella le había “robado” por así decirlo un beso, era una loca descarada, y ciertamente no sabían si aún seguían siendo novios, pero no le interesaba.

Sentir el tacto de sus manos sobre las mías me llena de tranquilidad, una tranquilidad boba que me hace sentir mejor y como si los tres meses anteriores hubieran sido solo un borrón de acontecimientos sin sentido. Cosa que por supuesto, sucedió así para mí, sin saber bien que hecho trascendía al siguiente. El toque de sus dedos sobre mi mejilla me evoca una sonrisa triste, tampoco quiero preocuparla con estas cosas, algo que debería cargar yo solo, en especial tras haberla hecho sentir tan mal durante todo este tiempo.

-[size=8.88]          [/size]Lo lamento Brownie, no fue mi intención que nada de esto pasara – digo con la voz entrecortada – tampoco ha sido justo para ti, tienes razón, debí buscarte en primer lugar, solo que… no sé, sucedió muy rápido-
El roce de sus labios provoca que se acelere mi corazón y parece que el tiempo simplemente ha regresado a su curso normal. Mis brazos se cierran en torno a su cintura, acariciándola, tratando de llenarme de ella por todo lo que me falto durante este tiempo. Sus labios saben ligeramente a dulce, su cabello desprende un olor frutal y su piel es aun más suave de lo que recuerdo.

-[size=8.88]          [/size]Te extrañe demasiado – le digo entre besos – me hacías tanta falta…

Pero no me separo de ella, por que no puedo hacerlo, me hace falta fuerza de voluntad para poder soltarla en este momento.

Por un instante creyó que estaba soñando, simplemente no era una cosa de un día lo veía al siguiente ya no, pero así fue. Un día simplemente Daniel desapareció y regreso a su lado, ahora tenía miedo de despertar en su habitación con otro de sus sueños donde él estaba ahí con ella, pero cuando le abrazo con más fuerza contra ella y respondió su beso suspiro aun en sus labios, sus manos acariciaron su cabello que aunque más corto seguía siendo el mismo rebelde de antes, aun entre sus besos y sus palabras le sonrió sin poder evitarlo. Acentuó el beso, metiéndole mas pasión, dejando que las emociones hablaran por ellas, se detuvo cuando el aire comenzaba a ser necesario separándose de el un instante, pegando su frente a la suya aun ahí de puntillas.

-Te quiero, Daniel Lindberg, no vuelvas a alejarte así de mí, ¡te voy a amarrar a una cadena de los metros exactos para que  puedas ir y venir a estudiar!-Le pico el tórax con su dedo índice y le sonrió más abiertamente, volviéndole a besar un poco mas calmado y mirándole fijamente.

-¿Y que es lo que está en esa caja? ¿Vas a regresar a la escuela o solo vienes a robarme por siempre? ¿Oye seguimos siendo novios? –no pudo evitar reírse de su sarta de preguntas tontas, hacia muchísimo no reía tan honestamente.

Cierro los ojos cuando nuestra necesidad de respirar nos separa, sin dejar de abrazarla por que la falta de contacto me volvería loco. Sonrío y le doy un beso en la frente, como tantos que no pude durante estos meses separados.

-[size=9.33]          [/size]No me volveré a ir, te lo prometo – respondo sin borrar esa sonrisa de mis labios, pues sus palabras me hacen aún más feliz de lo que hubiera imaginado – Si con la cadena puedo asegurarme de no volver a hacerte llorar, tienes mi permiso para mandar a hacerla… es más, incluso usaré una de esas plaquitas de identificación con nombre y dirección por si me pierdo-

Claro que lo ultimo es broma, pero lo digo en tono serio antes de recibir otro de sus besos. Esta vez más lento y tranquilo, sin esa necesidad urgente de saber que es real y no otra fantasía.

 

-[size=9.33]          [/size]¿Eso? Te lo dije, un obsequio – Le respondo mientras la tomo de la mano y la llevo hacia la cama para que se siente y pueda ver la caja más detenidamente – Vengo a robarte por siempre, eso primero, luego veré lo de las clases. Que no creo que se tomen a bien mi larga ausencia – digo al tiempo que empiezo a abrir la caja.

Casi al instante un olor dulzón sale de la misma y tras batallar un poco con el envoltorio, dejo al descubierto un pastel de chocolate cubierto con grandes fresas rojas. Su ultima pregunta no la he respondido, lo sé de antemano.

-[size=9.33]          [/size]¿Una disculpa sincera y un pastel delicioso son suficientes como para que me perdones y quieras seguir siendo mi novia? – pregunto con cierta duda – Por que nada me haría más feliz…

 


Pastel *w*

Él había regresado,  no importaba ya nada, por lo menos por primera vez esa frase de “si amas algo déjalo ir” si aplicaba, Daniel volvió con ella.



La idea de ponerle placa de identificación a un licántropo solo la hizo reírse sin poder evitarlo y negar con la cabeza entre risas, aun y que él estuviera tan serio le gustaba, esa calma, su seriedad al decir las bromas, todo él era algo que ella siempre idealizaba de un chico. Y él era su chico.
-No voy a ponerte una placa, prometo no volver a llorar, tú ya prometiste no volverte a ir y confiare en ti. –Un último beso fue el que finalizo ese momento para seguir con el misterio del regalo, se sentó en la cama mirado el obsequio tratando de hacer más espacio en la cama para Daniel, el teclado no lo iba a poner en el suelo así que solo lo dejo a una orilla.

-Yo creo que si les explicas que sucedió, bueno… ellos podrían darte una oportunidad… -le apretó un poco la mano y le sonrió cariñosamente y le soltó para que el hiciera la tarea imposible de abrir aquello.
Sus tremendos ojos azules brillaron mas de lo usual, como cuando había dulces de por medio, esbozo una gran sonrisota casi inocente.
-¡Se ve delicioso! –Volvio a levantar su mirada hasta el emocionada. –¡SI!, Si,  claro que si a todo Daniel… -Tomo una fresa y le dio una pequeña mordida y sonrio abiertamente.
-Te parece si hago un poco de café y me dices si quieres hablar, de lo que paso… ¿estaras bien? -

Reflexiono un momento sobre sus palabras y asiento con una media sonrisa. No estoy tan seguro sobre que me dejen regresar así como así, incluso puede que algunos profesores (esos que no me quieren) se pongan difíciles, pero quiero creer que puedo encontrar una forma de que esto no afecte tanto… incluso volver a tomar el semestre completo sería una buena opción para no perder la carrera o el año escolar.
 
-[size=8.88888931274414]          [/size]Si, supongo… ya me preocuparé por eso más tarde ¿de acuerdo? Por el momento solo quiero concentrarme en ti y esos ojos que me atrapan – le digo al tiempo que ella muerde la fresa. Espero que el sabor sea tan bueno como parece.
 
Me encojo de hombros cuando se ofrece a hacer café, realmente no estoy del todo seguro de querer hablar sobre lo acontecido ¿qué voy a decirle? No fueron los mejores tres meses de mi vida, pero ya regresé. Quizá solo se trate de que no quiero hablar del tema, no sé si estoy listo. Así que en vez de dejarla levantarse para preparar las bebidas, la tomo por la cintura nuevamente, así como esta sentada y vuelvo a juntar mis labios con los suyos.
 

-[size=8.88888931274414]          [/size]Me parece que las bebidas pueden esperar un rato más ¿no lo crees? – y la sigo besando, sin invadirla, pero disfrutándola completamente.

El sabor dulce de la fresa no hizo más que robarle una sonrisa definitiva y mirarlo con sus ojos brillantes, emocionada por tener tantas cosas que amaba en esos momentos, a él y a los dulces. Pero más a el claro estaba.

Tomo el pastel dejándolo a un lado en la mesita de noche porque le daba miedo que se fuera a caer e hiciera un caos reptante y Mina llegara y los atara. No, no, no, sería fatal.
Pero cuando apenas iba a levantarse el la volvió a tomar por la cintura besándola, Brown lo jalo entonces hasta donde ella estaba, abrazándolo acercándose mas a su cuerpo, necesitaba tu presencia, todo el.

-Que esperen el tiempo que quieran…-murmuró entonces con una sonrisa tomándolo por el rostro, besando sus labios despacio, impregnando el olor de la fresa en estos sin querer, subí una de sus manos hasta su cuello acariciándole despacio con la yema de sus dedos hasta su torso, separo sus labios de los de el un momento para mirarlo un momento, que sus ojos fueran los que le dijeran todo lo que sentía por él, él ya lo sabría.
-Quiero estar contigo por siempre… Te quiero, te quiero muchísimo… -repitió tanto aquello para que el no se le olvidara ni por un segundo, lo abrazo recargando su rostro en su cuello, besando en este suavemente, aspirando ese aroma único en el, el corazón se le quería salir.