Si todo parece propio de un ángel, seguro es el demonio disfrazado(PRIVADO)

Estoy escribiendo aquél diario en la comodidad de mis sabanas recién cambiadas para mi propio estilo y comodidad, en otro momento quizá estaría haciendo algo más útil pero estoy segura que algún día este diario valdrá miles de galeones y no precisamente por que sea un diario sino por que serán las memorias de mi vida, algo así como lo de la única chica Muggle cuya historia me intriga de vez en mes, la tal Anna Bolena, que hasta llevamos nombres parecidos, pero bueno, no la admiro en todo, por que si yo hubiese sido ella el que habría perdido la cabeza seguramente habría sido el rey. Escribo al respecto mientras de vez en vez, me paso con la mano libre los dedos por los cabellos lisos y desentendidos de una liga, cayendo a la gravedad por enfrente de mi pecho.

Entre las hojas pasa lo sucedido entre la inocente Aimeé y yo unos días antes, tambien lo de Demian y su accidente, eso de enterarme que esta bien y y lo de no ir a verlo al hospital sin tener el más mínimo cargo de conciencia. Una parte de mi espera que el venga a mi pronto buscando consuelo, cuando todo  se caiga en su vida, pero otra parte esta alerta por que al igual que yo, podría tener otra en el camino aunque esa otra nunca será un verdadero rival para interponerse entre mi persona y  mi juguete favorito.

Tomo una gragea de sabor de una cajita de cristal en el buro y sigo escribiendo, sonriendo de vez en vez, divirtiéndome quizá de forma inconsciente o muy consciente más bien, de la maldad realizada. Se que soy incorregible y lo cierto es que lo disfruto.

En ese instante la puerta suena. Alzo la ceja y pregunto. Al no haber respuesta no me muevo. Pero caen tres golpes secos más. Vienen fuertes. Miro mi reloj y noto la hora. ¿Quien puede ser de noche y en mi dormitorio?, ¿No puede esperar a mañana o a ver s me digno a aparecer en el comedor o en un restauran?. Respiro cerrando el diario y depositandolo en su escondite de siempre. Luego voy a la puerta y la abro.

No veo a nadie hasta que La mano me agarra el cuello  de una forma fuerte y ala vez que no me asfixia pero hace daño y apenas escucho la puerta cerrarse tras de nosotros.

- ¡s-sueltame!...¡Me lastimas!-

Me quejo tociendo, confundiendo el sonido con el de mi espalda al golpear la puerta de mi armario. Demian esta sosteniéndome del cuello, me suelta, me pone la mano golpeando duro justo al lado de mi cuello. Esta furioso y no hace falta decirlo. Esto es lo ultimo que esperaba de el, pero seguro la mosquita le fue con el llanto. Debo actuar con naturalidad. Sonrío mirándole, como siempre cuando hago una travesura.

-¡¿Que jodidos te sucede?! Sabía que te iba el sado, pero creí que recordabas que lo mio era dominar y no ser dominada..¡Debes dejar de leer esos libritos de las sombras que traen en el mundo Muggle! ¿Estas completamente zafado sweet heart!-

me llevo una mano al cuello soban dome la piel y lo miro. Sinceramente no tiene buena pinta y aunque no tiene fama de golpeador, siempre hay una primera vez. Tengo cierto temor de su fuerza. Mi varita esta lejos de mi alcance.

Habían pasado apenas un par de horas de que me habían dado de alta del hospital. Amber había sido lo suficientemente prudente, para no preguntar por el estado de mi ánimo, una vez me había subido a su auto y zanjábamos el camino hasta la universidad. No estaba bien, y aquello se notaba a leguas… pero la prudencia de mi amiga, podía más. Seguramente por los mismos problemas que ella estaba pasando, y que yo había decidido ignorar…

Ni siquiera me reprocho, cuando de un golpe seco, hice notar que quería que detuviese el auto en una de aquellas tiendas muggle de licor. Pues necesitaba de alguna forma acallar esa sensación de zozobra que comenzaba a asfixiarme… necesitaba alejarme de la conciencia de este mundo, y por un instante olvidar mis malditos problemas.

Me habían arrancado el corazón de tajo… y lo más cruel, era que me habían dejado vivo. Lo suficiente, para verme poco a poco perecer por su recuerdo…

Bebía, lo hacía sin control. Y en numerosas ocasiones Amber me incitaba a dejar aquello. Que nadie moría de tristeza y mucho menos por desamor. De ahí que preocupada por mi estado, había insistido en que aquella noche la pasara en su casa, donde pudiera vigilarme. No dije nada, y me limite a solo empinarme la botella, hasta llegar a su piso, en uno de los edificios residenciales de las costas de florida.

Todo me parecía etéreo. Sin sentido, ni siquiera mi herencia licana parecía alertarse por mi estado de deterioro.

Ignore aquel reclamo de mi cuerpo, cuando me tumbe en aquel sillón, donde solía pasar las noches en que terminaba lo suficientemente tarde del trabajo. Y perdí la mirada, en aquel suave movimiento que hacía el alcohol, cada vez que asentaba la botella y esta misma volvía a su forma regular.

En un par de ocasiones la joven se dirigió nuevamente a mí, pero solo obtuvo un gruñido de respuesta, mientras en el ventanal las suaves caricias del astro rey, daban paso al juego de sombras argentas que eran proyectadas por la luna. Esa que me hacía estremecer de vez en vez y me hacía perderme.

El alcohol se acabó, a una hora en que la melancolía me cernía como suya, pues entre mis dedos reposaba una de aquellas fotos muggle que nos habíamos hecho en algún momento de nuestras primeras citas en una de esas máquinas muggle de los centros comerciales. Y en el viento se susurraba aquel último cuestionamientos que me había hecho la rubia antes de partir. “¿En qué momento, habíamos dejado que todo sucediese?”…

Había sido en aquel momento cuando ingenuamente, había accedido a los caprichos de la hija del importante dueño de agencia muggle?. ¿O cuando llevado por el alcohol y la pena había accedido a aquel trío con Harley y Madison?... no, mis demonios se situaban mucho más atrás en el tiempo, cuando todo comenzaba… y mi declive solo tenía un nombre. An…

La sangre aún me hervía, cuando con ayuda de mi varita, y a escondidas de mi benefactora, me aparecí a las afueras de mi fraternidad. Con el único deseo de recoger aquel par de botellas de vodka que descansaban en la cabecera de mi cama, para así, continuar dando rienda suelta a mi soliloquio autodestructivo. Pues aquel mal, solo podía ser ahogado con el alcohol.

Pero el bullicio de la entrada a mi fraternidad me hizo dudar, y en mi pequeña lucha contra el equilibrio de la tierra, busque mi reposo sobre la pared del edificio. Luchando, para que mis extremidades no terminasen de flaquear en aquel instante. Estaba mareado, borracho de pena y ebrio de ira. Por lo que abandonando el motivo principal de mi visita, deje que fuera la misma rotación de la tierra (que no jugaba a mi favor), me guiase entre los pasillos oscuros de edificios. Llevando de vez en vez, el poco contenido de mi botella a la boca.

No me importaba llamar la atención, ya todo eso podía terminar yéndose al carajo. Cuando di aquellos 3 sonoros golpes sobre la puerta. ¿Había sido la ira la que me había llevado ahí?, era posible… pero ni tiempo tuve de responder aquello, cuando la pelinegra acudió a mi llamado, y por instinto… lleve mis manos a las periferias de su cuello. Pues no quería que gritase… y aquello era lo poco que había logrado asimilar mi psique, cuando entramos a la habitación, y sin medir mi fuerza, la puse contra aquel armario.

 Fue hasta que la peli-negra reclamo el daño hacia su persona, cuando caí en la cuenta de la tensión de mis músculos y de aquella sensación en mi quijada, estaba furioso, y el hecho de que la joven se mostrase de aquella manera, me producía cierto deleite morboso.

Solté la presa sobre su cuello, pero llevado por esa misma sensación, deposite un sonoro golpe a un costado de su rostro, sobre la superficie de aquel mueble.

Exclamé, dando un paso a su costado, reventando la botella y lo que quedaba de su contenido en la pared opuesta.

Toda mi frustración, todo mi desespero, y aquella era la única persona en la que mi psique había depositado toda su frustración. Pues aunque había querido reprimirlo, hasta el final de mis días, con aquella mujer, había sentenciado desde el principio mi relación.

Entumecido por el alcohol, me deje caer sobre mí mismo, apoyando mi espalda sobre la base de su cama, mientras las lágrimas ya surcaban mi rostro…

Esta loco, completamente desquiciado y no ocupo ser muy inteligente para saber eso. Mis ojos sin embargo se muestras inmutables antes su histerismo y cólera; mantengo la sonrisa en mis labios,mantengo esa alegría de verlo quebrarse ante mi como siempre lo desee. Apenas acaricio sus palabras y mantengo esa misma faz cuando alejándose y buscando atemorizarme quiebra la botella en la pared contraria a nosotros pidiéndome que me calle; yo me mantengo en mi sitio a la pared con la espalda un poco adolorida, pero valdrá la pena por ver este show que el protagoniza.La escena me resulta sumamente cautivante y yo solo termino por casi aplaudir en mi cabeza su decadencia, estudiando sus movimientos, sus gestos, su dolor que saboreo como la más exquisita golosina. Debería tomar fotos y enviarlas a una de esas revistas de moda donde el salía y solían gustarles tanto a las chicas; Seguro que borracho no les gustaba tanto y mucho menos abusivo. Me relamo los labios discretamente sin ser vista por el.

Empieza a decir lo que me imaginaba, que la mosquita le ha ido con el cuento de la princesa herida y yo solo ruedo los ojos con falsa molestia, por que es precisamente lo que quería. Luego se tumba en mi cama tras divagar como un asesino que apenas empieza a caer en la culpa de su daño. No puedo culparlo por ello, es lo que merece y solo tiene eso. Pobre diablo! cuando abra los ojos y se de cuenta de que ha caído precisamente en lo que siempre desee yo para el ya será tarde. El punto es que ha venido aquí, maldiciendo a todo cuanto ha podido, con la firme intención de verme arrepentida, pero eso es lo ultimo que tendrá, eso yo lo se, eso el lo sabe, Anastasia Lodge nunca ha cambiado..nunca cambiara.

Me sonrío al fin, mostrando toda mi alegría, sobandome un poco la piel del cuello, yendo a mi tocador para buscar una crema mágica y evitar que me queden marcas; la misma que utilizo para los chupetes.

-¡Ana,Ana, Ana! ¿Por que siempre debes culparme a mi de tus desgracias Schwartz? vienes brorracho, apestas y evidentemente no sabes de lo que hablas, si alguien te escuchara hablar de lo que crees que he hecho pensaría que soy un monstruo y yo solo te puedo decir querido que el único bestia que ha entrado aquí intentando asfixiarme bajo perjurios, has sido tu honey-

Me vuelvo hacia el, recargándome en el tocador, mirándolo recostado en su deplorable apariencia. Es evidente que ya lo ha visto, la ha perdido y eso es un canto más de victoria. La pequeña Aimeé, dulce y angelical, tan lejos de el, ya no será un lío. Tomo una jarra de agua y se la hecho encima, mojandolo todo, alejándome luego de inmediato.

-¡ESTAS LOCO SI CREES QUE PUEDES VENIR AQUÍ Y ENTRAR ASÍ! ...Lo que sea que crees que he dicho o hecho estas equivocado corazón, tu novia..o no novia, ya no se, por que es evidente que ahora mismo debes darle lastima como a mi, vino a buscarme y me pidió auxilio por tus múltiples engaños con ciertas cabezas que ella ya se había percatado, engaños y violencia de parte tuya que, tambien te dio por agredir amigos ¿O fue un rumor?...yo solo me adherí a la lista, fui la cereza, ¡No puedes culparme! le deje claro que lo nuestro fue solo una noche, yo no podía mentirle por que somos ex hermanas de fraternidad ¿Recuerdas?...le dije lo de la noche de su coronación en Salem, le deje claro que solo fue sexo...pero lo demás cariño, ella ya lo sabía...¡Si la cara de tonta es lo único que tiene!-

me llevo una mano al cuello soban dome la piel de nuevo y tomo la varita del tocador apuntándole con ella.

-Ella lo sabe todo Demian, yo no necesite decirle nada, ella venía buscando la verdad, yo solo le di lo que tenía y lo demás, tu solo lo buscaste, tu solo la mataste y ¡Y si pudieras volverías a matarla!....ella no te merece, tu no te la mereces a ella, estas condenado a ser infeliz, como yo, como todos... por que tu al igual que yo, lo único que sabes hacer...

Y me acerco a el, a su cuerpo, a su rostro sin soltar la varita que luego pasa a su pecho junto a mis manos.Abajo de mi no se resiste de momento cuando le beso calidamente la mejilla manchada de lagrimas y susurro a su boca que continúa oliendo a alcohol.

-es des-tru-ir-

Su voz se cuela entre el espacio silencioso de mis tímidos sollozos. Con la vista baja, sin levantarla siquiera, pues la arquitectura de los patrones del suelo me parecen de alguna estúpida manera interesantes. Eso, y porque imagino la sonrisa de autosuficiencia que ha de dibujar mi carcelera… porque en todos esos años, no había sido capaz de renunciar a lo que ella había sido para mí. Y todo, en aquel estúpido afán de mantenerla cerca… con la esperanza de que pudiésemos ser amigos… y toda esa bola de estupideces.

Contesto, como si aquello fuese la razón suficiente para tanto dolor.

Y a punto estoy de arremeter nuevamente contra ella, cuando sin anticiparlo me vierte el contenido entero de una de sus jarras de agua. Cosa que me hace menear la cabeza y volver la mirada fúrica hacia mi interlocutora.

Le digo, en gesto de reclamo. Sin removerme de mi lugar, pues todo aquello en el fondo me lo merezco.

Por instinto, cierro los puños cuando la morena comienza a gritarme. No puedo apartar la atención de cada uno de sus exabruptos. Y aprieto los nudillos a cada una de sus acusaciones, pues en el fondo se que tienen algo de verdad. El único artífice de mi rompimiento había sido yo. An, solo era el pretexto que había creado para cada una de las calamidades de mi relación. Y aquello era lo que más me calaba.

Entre abrí los labios, como si un reclamo se gestase en mi garganta. Pero de ahí no pasaba, mientras las palabras de la peli-negra seguían rasgándome e incitándome.

Su mano volvió a su estante, y de ahí extrajo su varita, con la que me apuntaba, mientras se acercaba. Tenía esa mirada, que las serpientes utilizan con sus presas en aquel grácil movimiento, antes de la estocada final. Quería moverme, apartarme… no dejar que la serpiente me metiese en su influencia… pero no lo hacía. Algo, que no me atrevía a admitir me mantenía en aquella posición, a su merced.

Susurro… cuando la proximidad de su aliento ya acaricia mi piel, y su sinuoso cuerpo se va acoplando a mi intrincada posición. Con la varita, apuntándome directamente al corazón.

Sus labios, acarician mi mejilla… y un gemido escapa de mis labios. Ignorando aún, bajo la influencia del alcohol. Aquel dolor punzante de mi brazo, pues mis heridas aún no están al 100% curadas.

Sin pensarlo (como al parecer ya se estaba volviendo costumbre), y sin reclamos, extiendo el brazo hasta la base de su cuello. Ignorando si con aquel movimiento apuntase con más ahínco la punta de su varita contra mi pecho. Y le atraigo hacia mí. Un poco por hacer que se callase… y otro tanto por probar de ese veneno, que no había sido capaz de sacar de mi organismo en todos aquellos años. Y le beso… dejando que mi sabor a whisky y tequila le rosasen… pues aún en mi momento más oscuro, solo había sido capaz de pensar en ella… era débil, tan frágil como cualquier otro ser humano… y como muchos capaz de tropezar en la misma piedra una y otra vez.

¿Pero que importaba?, a fin de cuentas… ya no tenía nada importante que perder… y me encontraba ahí, con un dolor lacerante a flor de piel, y otro que me desgarraba el interior. Todo lo demás, era vanidad…

El beso se prolonga, y no se en que momento… comencé a dar pequeñas mordidas en su labio. Y la humedad de mis ropas comienza a parecerme una sensación incómoda.

Mi respiración se agita, pero busca el contacto de sus ojos en aquella penumbra…

Indico, más como reclamo y menos como pregunta.

Esta hecho trizas y yo soy feliz por ello; en cierta medida claro esta por que tampoco es que me vaya ir por la vida viendo como llora en su propia porquería. Huele fatal, se nota que el alcohol comienza a hacer estragos fuertes en su persona y aunque eso es rollo suyo a mi me da bastante gracia verlo en su estado natural, precario, cavernario, ese estado de hombre bueno para nada que necesita el apoyo de alguien más por que, a pesar de saber que es un miserable necesita de otro miserable para sentirse mejor. No pongo resistencia cuando su mano atrae mi cuello y yo ahínco la varita más fuertemente en su pecho sin intención alguna de apartarla, para que sienta que puedo atacarlo en el momento preciso y que ningún movimiento suyo me hará estar desprevenida. Sin embargo fuera de todo pronostico yo solamente estoy jugando como siempre, tentando a la suerte, tentando a su paciencia. El me besa buscando el aire que por sus instintos primitivos le falta. Sigue, lo prolonga, continuo y aunque flaqueo un poco mi mano al contacto húmedo del beso, no me declino de seguirlo advirtiendo. Abre los ojos buscando los míos, lo observo y le sonrío con cierto desprecio. El me reclama de la varita y yo la voy deslizando poco a poco de su pecho a su bajo vientre y luego la quito, dejándola en el suelo, donde la escucho caer suavemente.

-No puedo confiar en ti Demian...si no confío siquiera en mi misma-

Acaricio su cabello y observo su rostro, más que gracia, creo que me da lastima, como algo tan apuesto y que apuntaba a ser algo más que el despojo de la tierra, ha llegado a ser esto. Un pañuelo usado lleno de la saliva del desprecio. Lo beso con mucha candidez, dejandole sentir ese deseo que alguna vez causo de forma sincera e inexacta en mi y que con el tiempo se ha vuelto deseo lleno de vanidad, capricho e ira, un capricho lleno de los ayeres, del primer hombre que dolió en mi vida, del primer hombre que trajo la verdadera desgracia a mi cabeza ya de por si enloquecida por el tiempo.

Termino el beso, con falta de aire, niego suavemente y lo alejo recargándome en el, viendo como duele su pecho cuando mi peso se posa por encima de el y poco me importa por que estoy segura que no le duele como me dolió a mi cuando hirió mi ego y se alejo con esa mosca falsamente Cleopatra venenosa idolatrada sin verdadera razón. Esa tipa con sus ojos llenos de desparpajos de estrella y su cuerpo ligero de curvas que no podía compararse con el de la verdadera diosa que era yo entre sus sabanas...esa por la que casi, y digo casi por que ya lo tenia de nuevo en mis brazos...casi lo había perdido.

- Vete de aquí Demian antes de que me arrepienta...ve a tu habitación y llora lo que tengas que llorar...¿No te ves? estas aquí a mi merced cuando sabes que destruyo lo que toco...¿Piensas que puedo ser tan ruín contigo para tenerte en tu estado? quizá..pero soy lo suficientemente maldita para tambien renegar de ti y decirte..que en tu estado me causas pena-

Me quejo escupiendo mi veneno, alejándolo de mi, levantándome en el acto, quedando sentada a su lado en la cama.

-No voy a dejar que te vayas asi...en el baño encontraras una toalla y todo para tu aseo....asi que, ya te estas tardando Schwartz-

Miro mi manicura perfecto frente a mi, fingiendo que lo ignoro. No pienso dejar que me toque en el estad en el que esta. Es tan pelele en esta situación de depresión que luego será capaz de decir que "Lo viole".Cosa que...no es del todo falsa.

La presión de la varita sede, desde mi pecho, hasta la altura de mi vientre. Me desprecio, desde lo más profundo, pues-- la última vez había sido por obligación. Y ahora, por deseo... por ese sentimiento que ella dejaba bastante claro. Autodestrucción, y para mí, ella representaba aquello. Mi fin.

Pero no es capaz de dar el zarpazo final, sino todo lo contrario. Puedo ver ese brillo de deleite en su mirada, mientras se desprende de mi pequeña presa y se incorpora, dejando un pequeño rastro de dolor y necesidad a su paso. Esa que me reclama, y me incita a buscarle nuevamente y atraerle hacia mí. Pues solo puedo encontrar consuelo en mi deterioro… y en esa sensación de dolor y vacío que me sucede.

Me rechaza, y me reclama que me vaya. Dejando caer su cuerpo sobre la cama. No sin antes ofrecerme aquel aseo que tanto necesito.

Sonrío, lastimeramente y me incorporó. Pues sin pedirlo, y sin pensarlo aún la dama de hielo, se preocupa por mí. Aún si la armadura que ha forjado sobre su ser es de desinterés y malicia.

Aún en la habitación, hago un pequeño recuento de los daños en el mutismo, y me desabotono la camisa. Tan bien como podría hacerlo alguien en mi condición, pues por alguna razón, el tercero escapa a la presa de mis dedos, y tardo más de tres intentos en removerlo. Soy un desastre…

Vuelvo la mirada al lugar donde debiera encontrarse la ducha, y vuelvo mi atención a la pelinegra.

-¿Te arriesgaras a que me resbale en la ducha?-

Indico, en son burla. Más a costas del alcohol, que por una falsa coquetería.

Digo, dejando aquella pregunta en el aire, mientras me desembarazo de mi camisa y la dejo caer al suelo, y me desaparezco en dirección a la ducha.

 

Intenta tantear a su suerte cuando se quita la camisa mojada y la deja por ahí regada, Mientras yo sigo con mi mueca de fingido asco dando el lujo de poder tener un gozo pérfido al notar su abdomen aún marcado a pesar de las cicatrices pequeñas de las heridas sufridas en el ataque del concierto en el que el, por bruto, salió herido. Sonrío negando cuando se tambalea tontamente a la regadera y me intenta causar miedo innecesario. ¿Enserio piensa que con eso puede provocar que corra a sus brazos?. Niego señalandole con poca paciencia el baño como si realmente me diera pena y hago un gesto de despótico aprecio mientras me vuelvo para no mirarlo, fingiendo que realmente su aspecto da asco aunque estoy siendo verdaderamente exagerada. Esto es parte de ser una diva, que más que angustiarme que me vean con un Stripper me angustia que me vean con un borracho sin oficio ni beneficio.

-¿Stripper? ...cielos, siempre trabajando para la voluntad de otros...Cariño con la miseria que cargas ahorita donde te has convertido en un despojo de la humanidad, dudo que aún tengas trabajo pero si me lo preguntas ....a ti te debería preocupar y no a mi, aunque igual has perdido todo lo que amabas, tal cual lo predije y mira, estas aquí..¿Aún puedes decirme que soy mala? soy la única que te comprende en este estado tan deplorable, ni siquiera tu princesita rubia pudo ¿O donde esta?...te ha dejado solo como te merecías, después de dejarla a ella con tus mentiras e inseguridades..¡Que escena tan perfecta!-

Acaricio la sabana recostada seductoramente, mordiéndome el labio cuando se vuelve como para mentarme la existencia y se detiene a mirarme, y yo acariciando mi pierna desnuda con mi pie y solo cubierta por el short corto de mezclilla que tenía puesto en la comodidad de mi habitación hasta que el llego y se monto su númerito de perro herido en grito e guerra. No lo culpo por tener una esperanza, es decir, todos la tenemos pero yo hace mucho que perdi la sensación de lo que era "Esperanza". No creo que espere que lo bañe y ademas, por si no lo recuerda, yo tengo tina y no debe ser gran lío meterse en ella ya que la he dejado lista, pues justo antes de que el llegara mi plan era tomar mi baño de sales y burbujas para luego dormir, cosa que ahora no haré.

Me encamino al baño para ver como termina de quitarse todo, resignado a no pelear más conmigo y me cruzo de brazos recargándome en la puerta mientras veo como se sigue tambaleando y casi se cae cuando entra a la tina y por fin se sienta, dejando la cortina, al menos, viva.Recojo la ropa y la hecho en un cesto. Por lo pronto deberá ponerse otra cosa, el cambio que guardo de mi ex novio, que le quedara perfectamente por ejemplo.

Niego, pero entiendo que se haya permitido llegar a esto, digo, por fin algo bueno en su vida y el lo hecha a perder, es suficiente para que sienta que no vale la pena.El esta en el agua aún caliente y yo hecho en la misma las burbujas y las sales, que servirán para que se relaje. Le tiendo una esponja y sin esperar que me lo pida me siento en el borde largo de la tina y empiezo a masajear sus visibles hombros, dejando que el mismo se enjabone.

- ¿No te da pena?...venir aquí, intentar matarme y luego meterte a mi bañera, ¡Debería de darte vergüenza!...no espera...tu no sabes lo que es eso ¿no?-

Sigo el masaje, esta tenso, se que guarda lágrimas, dolor y todo más de lo que yo pudiera imaginarme, pero hemos llegado al punto en que gozo de ese sufrimiento.Gozo más de lo que ningún psicópata lo haría por que son los vestigios de mi victoria.

-No pensé que volveríamos a estar así nunca...-

Exclamo sincera, bajando un poco mi ataque y sientiendo como el calor de las velas alrrededor de mi tina empiezan a hacer brillar mi rostro por el vapor del agua y la luminiscencia del momento, repegando la blusa blanca de tirantes a mi piel humedecida por el sudor.Siento sus músculos contracturados debajo de mis manos que le buscan dar un poco de paz y como estas se mueven en la humedad. Lo disfruto y poco a poco el aroma va llenándome de cierta calma. Y me olvido por un momento de que debo hacerlo pedazos. Se puede disfrutar incluso en tu momento de trabajo.

En algún momento me inclino un poco y termino totalmente tras de el, acariciando todos sus hombros, bajando a su pecho y...después de un rato, vuelvo a buscar su boca. Se que prometí no hacerlo, pero que más da.Al calor del mundo, todo se vale.

Me encamino a la ducha, dando suaves bamboleos a su paso. Beber tales cantidades de alcohol en aquel estado, había sido una muy mala idea. Pero al menos me permitía prestar poca atención a todos aquellos demonios que me atormentaban, y como en aquel momento, me permitían esquivar aquellas estocadas que la peli-negra tiraba directamente a mi corazón, y que en otro momento seguramente me harían pasar aún más mal aquella noche.

Termino de acortar la distancia, cuando llego al cuarto de baño. Todo estaba la listo, desde la tina, hasta las burbujas. Un baño de chica, pensé. Mientras me quitaba lo restante de la ropa y me aventuraba a su interior. Solo quería recostarme y desparecer en aquel mar blanco.

Tome apoyo en la orilla de la tina y con el mayor de los cuidados me fui sentando en ella. No sin antes dar un pequeño resbalón, que casi hace que me golpee una de mis adoloridas cosquillas.

Sin admitir la preocupación, le veo recoger mis ropas y depositarlas en el cesto. Me había alcanzado en la ducha llevada sepa por que sentimiento.  Pero lo agradecía, aún en aquel estado.

Se acerca de nuevo y me tiende una esponja, mientras termina de verter las sales sobre la tina y masajea mis hombros.

Le miro con el rabillo, mientras con la esponja húmeda deposito algo de líquido sobre mi cabellera, dejando que todo aquello malo que me recorriese, se escurriera por la tina.

Nunca en todos los años de novios, se había preocupado de aquella manera por mí, eso… o era que el whisky al fin me había conseguido alucinar en aquel sopor. En todo caso, era agradable… y como bien había dicho, había sido ella la que me había aceptado sin dubitar en aquel estado… sin saber si Aimeé, hubiera hecho lo mismo por mí.

Admito, con cierto pesar.

Doy un largo suspiro, mientras dejo que las manos de la morena me recorran. Desanudando las tensiones que por largo tiempo había estado guardando, y que bajo el cobijo de la noche y aquel estado etílico, ya poco me importaban.

Sus manos me recorren, con firmeza… y con ese roce que en noches menos prudentes nos conducían siempre al cobijo de sus sábanas… o a la furia contenida sobre alguno de sus muebles. Pero aquello noche no era lo que necesitaba…

El peso de su cuerpo poco a poco me vence, y dejo que el mismo caiga sobre mí. Dejando que sus labios, lleguen a mí, bajo el calor de las velas y el lacónico movimiento del agua.

Mis labios le acarician, húmedos… pero con ese sabor a whisky, mientras mis manos ya han ido más alla de mis pensamientos y buscan desembarazar la poca ropa (ahora húmeda), que cubre a la morena.

-Ya no necesitas eso…-

Susurró, mientras por su cuello voy recorriendo con sendos besos y pequeños mordiscos hasta llegar al tirante de su blusa y de su ropa interior. Pues la única regla que siempre había existido en la ducha, era estar sin ropa…

 

Hasta cierto punto debo suponer que su falta de cautela para conmigo es toda derivada de la cantidad de alcohol en su cuerpo. No lo juzgo por ello por que todos hemos pasad por esa etapa pero lo que no es propio es venir a las fauces del lobo, aun si yo no me quejo de que lo haga por que basicamente amo la carne de cordero manso. Más si lleva su nombre. No se hasta que punto lleguemos pero espero llevarlo hasta las ultimas consecuencias y eso significa no permitir que se detenga a menos que su cargo de conciencia sea increíblemente fuerte. Me señala una de las reglas importantes de la ducha que yo le deje clara más de una vez. Sonrió fingiendo cierto pesar y a su vez una increíble alegría por estar así. Lo primero que desaparece ligeramente ambulante, como una hoja que cae al viento y se va volando, es la blusa de tirantes y escote pronunciado de encaje. No importa mucho más si va a haber alguna prerrogativa que nos impida continuar, almenos el momento es dichoso. Lo siguiente es la pieza baja, ambas, incluyendo la lencería y así quedamos a mano. No entiendo hasta que pudo soluciona para el su agonía, el verme desnuda, aun si debe ser todo un regocijo, es de bien entender que ningún grato laúd le hará notarme si en su memoria solo esta la otra boba a la que el oso llamar amor por encima mio.

He obedecido a su petición y estoy ahí frente a el, diosa, indomable, eternamente seductora para sus penas y deseada por sus encantos como la más dificil corona a la que un rey puede aspirar. Somos unos adultos, ya ambos hemos pasado por tanto que estos no son juegos de niños y aunque prevengo que se detendrá pronto por que aun alcoholizado se ha vuelto más melindroso, no seré yo quien le ponga su "hasta aquí" y a menos que su interés sobrevenga al mio, amaneceré con el a mi costado, desnudo y remojado de agua  sudor.


Continuo el masaje, desnuda tras de el, embarnizada por la humedad, por el sudor, por el vapor y los aromas vertientes de la fosa tibia en la que el esta sumido.No ocupo cuestionarlo sobre su goce, el realmente esta disfrutando lo que pasa.

-Es un alivio saber que recuerdas mis reglas-

Completo tranquila, continuando con el masaje

Me estoy acercando a tantear un terreno peligroso.

-Venias a matarme...y ahora estamos aqui..como siempre..como antes..¿Nunca aceptaras que tu y yo somos la unica opcion viable?-

Acuso con cierto desespero, cierto anhelo, necesito creérmelo.

-No puedes negar la reacción que tienes con el simple hecho de tenerme cerca...como yo no puedo negar lo que me empeño en olvidar Schwartz...-

Pronuncio mientras empiezo a sentir ese cosquilleo recorriendome el cuerpo

Sin saber a ciencia cierta si es el alcohol el que me causa verle de aquella manera sin alarmarme, es diosa, omnisciente, indómita. Como en aquellas noches cuando la inocencia de mis sentimientos me habían cegado lo suficiente para no ser capaz de discernir si era verdad lo que manaba de su boca… o una más de sus ponzoñas que solo buscaban amainar mi vida. No era capaz de ver lo que sucedía, como ahora… que el alcohol solo parecía haber sido una excusa más para tocar nuevamente a su puerta y reposar en sus muslos.

Cuan distante y etéreo me parecía ahora todo aquello, cuando a mi espalda ya su cuerpo desnudo continuaba esa suave danza de placer y roces.

Deseaba que guardase silencio, que se callase… pero era solo un barco en la tormenta, una que a sabiendas conocía que me atraparía al menor desvío de mi ruta. Estaba perdido, lo sabía… ya nada me importaba.

Me vuelvo con el torso, dentro de la bañera, buscando sus ojos, con el cuidado de no romper el contacto de nuestros cuerpos al desnudo bajo la fina capa de espuma sobre la bañera. Elevo la mano rozando su brazo, hasta la altura de su cuello, dejando la marca húmeda sobre si piel, hasta sus labios. Pidiéndole con aquel gesto… el silencio (?)

Sin advertirlo, ni premeditarlo… dejo que mi otro brazo le tome firmemente por las caderas, atrayéndole hacia mí… dejándonos sentir… que todo solo hubiese sido una pausa…

Jadeo, intentado que el poco control que aún conservo sobre mis actos, no cometiese una locura. Pero parece imposible… pues mi boca ya ha comenzado a trazar pequeños zurcos sobre la superficie de su pecho, dejando ese rastro de bao, sobre la piel de la morena. Todo, al compás de esos jadeos que comienzan a tirarme a la locura.

Pronuncio con la voz entre cortada por el ritmo de mi respiración, y el de mi pulso. Pues sin figurar entre las “razones” que me habían llevado aquella noche a sus aposentos. Me moría por hacerle gemir y gritar… como en aquellas noches de tormenta. Donde todo era caos, furia y centellas.

Indico, más como una frase que escapa de mis labios, a una acompañada de razón. Pues mi pelvis ya ha tomado el control de mis acciones con aquel roce fúrico, contra el sexo de la pelinegra.

 

 

 

 

Su cuerpo pegado y la humedad que me hace pensar que el sentido de mis palabras no es bien aceptado por el; En cualquier otro momento habría interpretado de otra forma esta manera suya de tocar mi piel con la suya evidentemente mojada por el agua, pero ahorra, solo se que no busca del todo el placer, sino olvidar, olvidar todo por lo que ha pasado,tal cual yo lo hago casi siempre y hasta cierto punto puedo decir que lo entiendo bien. No quiero juzgarlo, pero tampoco alabo que me utilice de su pañuelo de lágrimas. No quiero tener la más mínima intención de reclamarle pero me resulta significativamente imposible. Si habla, no tengo cuenta mucho de lo que dice por que así como a el, a mi menos me importan sus palabras. Lo que me importa, es escuchar ese significativo jadeo que emite cuando me acaricia, cuando me busca, cuando su boca empieza a trazar un camino por el brío redondeado y montañoso de mis pechos, como algo que el ya conoce perfectamente y que responde al contacto de su ser.


Es esa forma suya de expresarse y quizás el sabor mezclado de los besos con alcohol, lo que empieza a hacerme desear aun más un momento con el, como antes, como siempre creí que seria en la eternidad hasta el día en el que todo se acabo, cuando aún eramos unos jóvenes imberbes, cuando aun Salem era nuestra casa educacional. Y sin embargo no me siento tan agusto como siempre, a pesar de que lo que menos me importa son sus sentimientos, existe algo en mi que no me permite disfrutarlo del todo; es quizás su anterior ausencia o tal vez ese pensamiento de que soy su tapadera, como suelen ser para mi en vez de yo serlo para alguien más.

-Oh, lo eres querido...créeme, tu eres el único que lo deseas...de hecho yo nisiquiera estoy aqui...soy tu sueño humedo-

arremeto tranquila, con total calma, con toda la intención de mostrarle que el hecho de que me muera por su ser no tiene nada que ver con que me muera por sentirlo como aquellas noches, aunque en realidad así sea. No voy a ceder a su veneno por que la única serpiente aquí soy yo y este es mi reino.

Me entrego sin embargo a ese roce, pero entiendo bien a donde vamos. ¿De verdad quiere esto?, ¿Por que acaso pienso en detenerlo?


-¿Que estas haciendo?-

reclamo con un gemido ahogado.Juega conmigo sin entrar...¿Acaso quiere que grite por el?...es el quien ha venido a rogar por mi. No puede esperar que suplique que me posea como si no hubiera un mañana.

-mmm...-

Lo observo solo emitiendo un gemido más al roce perfecto. Mis manos lo abrazan; ¿Que esta esperando?..¿A que clase de juego creé que estamos jugando?.No se que hacer, me tiene totalmente confundida, ¿Por que me mira de esa forma mientras presiento que ve en mi todo menos a mi cara?.

Me reclama, más por una palabra mecánica, que por que en verdad lo desee. Pues su voz entrecortada y esos gemidos… solo alcanzan a incitarme aún más a continuar. De ahí, que en respuesta. Muerda su labio, con la clara intención de que cese a ese absurdo parloteo… que de su boca lo único que quiero que se emita, sean esos espasmos de placer contenidos.

Es como en aquella ocasión, previo al despertar al encuentro del baile. En ese pequeño lapso en el que fui consiente de mis actos y me detuve, y por ende le heché de la habitación. Esa sensación que siempre precede al despertar, pero que en esta ocasión, lo único que busco es que duela… lo suficiente para rasgar mi alma y arrancar a la oji-gris de mi corazón. Pues que sentido tenía toda aquella vida… sino pudiese estar a mi lado.

Era una pesadilla… de la cual no quería despertar. Quería perderme lo suficiente en ella, para no necesitar despertar y enfrentar la cruda realidad. Que en el horizonte, ya en mis días, y mis noches… Aimeé, ya no pudiera figurar.

Era por eso, que mis pasos me habían conducido a mi mayor perdición. Anastasia Lodge, la primera mujer que había amado, y alcanzado a odiar. Esto último, con mayor intensidad.

Ya no había vuelta atrás…

Le incité, cuando en aquel último movimiento de sus caderas contra mi pelvis, casi alcancé a penetrarla en aquella posición.

No era suficiente, necesitaba más…

El dolor físico no parecía ser suficiente, dadas las heridas que aún tenía sobre de mí. Pues el efecto analgésico del agua caliente, ya me recorría…. Eso, y las ingestas casi industriales de alcohol en mi organismo.

En ese roce, más animal que poético… buscaba rasgar cada centímetro de la pelinegra. Pues aquella, era la única oportunidad de llevarla al límite. Ese que había buscado desde el principio, cuando estrelle aquella botella en su pared. Era la única, que podía perderme… lo suficiente, para que no quedase rastro alguno de Demian Schwartz.

El cuerpo me hervia, y esa doble personalidad en mí, buscaba llevar aquello al siguiente paso. Cada centímetro de mí, buscaba poseerla en aquel instante…

Abandone aquel estrujo de sus pechos, y lleve mi mano hasta su cuello. Deteniéndole, como había hecho, una vez al entrar a la habitación.  No buscaría su mirada, aquello era lo último que necesitaba… mientras con los dientes ya comenzaba a rasgar la piel de su clavícula, y poco a poco buscar hacer girar su torso, para darme la espalda… aquello, era lo que más detestaba a la morena… la sumisión.

 

 

Esta jugando como un hombre que no sabe a donde quiere ir y da vueltas en circulos sin poder llegar a ningun sitio claro en conclusión. No me molesta que tarde, a veces empiezo a creer que esen realidad por que hace mucho que no tiene la menor idea de lo que es pasar una noche placentera en los brazos de una mujer, una verdadera, no como esa niña rubia con pocas hormonas y mucho más de lo que llamaban "Belleza natural". Nunca entendería por que este hombre estaba enajenado con ella ni mucho menos; supongo que es una parte injusta de la creación, el no poder tener todo loq ue queremos, cuando lo queremos y como lo queremos, aunque en mi caso eso porsupuesto no se aplica del todo, yo soy quien soy y lo que quiero lo tengo, en el menor de los casos, lo peor no tiene por que llegar si uno no lo busca ni lo procura encontrar. Busca entrar pero no lo logra, es como si faltara sangre a presión en una de las partes que mas me fascinan de el y no puedo entender si resulta ser que ya no me ve tan excitante como antes, cosa que evidentemente considero IMPOSIBLE. Habla, como reclamandose a si mismo por lo que no puede hacer y y empiezo a desesperarme por que ademas de borracho, ahora a resultado impotente y l unico culpable de ello es el, evidentemente, por que yo sigo tan guapa o mejor que antes. Y de pronto ha dejado mi pecho y a pasado a mi clavicula mordiendola, dejandome algunos cardenales, haciendo todo de una forma violenta que empieza a preocuparme por que ahora recuerdo que he dejado la varita en la habitación lejos de mi.

Y entonces llega lo que temía, su mano nuevamente en mi cuello, que no me toma de sorpresa pero que si me asusta. Intenta voltearme mientras me estruja con su boca salvajemente en la misma parte del cuerpo y sus manos luchan con mis caderas que no piensan dejarlo continuar. Forcejeo sin dejar que me someta, aunque se que es lo que busca, pero el es más fuerte y ahora me doy cuenta que no quiero tener nada absolutamente que ver con el, no en este momento y en su estado. Parece un animal, una bestia que no tiene sentido de la hombría sino del instinto más vil. Forcejeo, hasta que en su fuerza termina por someterme y siento como estoy totalmente volteada y a su merced. En otro momento sería excitante, ahora resulta bastante incomodo.

Me quejo, aunque en realidad estoy pensando como detenerlo. ¿Que demonios esta creyendose? ¿Que piensa? sea lo que sea no puede ser bueno en ninguna forma. No quiero oir ni pensar en lo malo que pueda venir si el esta perdido y con los genes licanos por su sangre. Ademas en la habitación   y en el area en la que estamos no estoy segura de que pudieran escucharme.Me tiene sometida, cuan fuerte es y yo solo pienso en matarlo. ¿Como se atreve?

Reclamo intentando forcejear con el. En el peor de los casos: A fuerza bruta y situaciones complicadas, medidas desesperadas.

Es todo tan sencillo, que parece imposible…pues con una serie de movimientos, la peli-negra se encuentra “sometida” frente a mí, desnuda, y con el cuerpo a mi merced. Pero no es suficiente, porque aquello no es lo que busco… quiero llevarla al límite, que me permita olvidar cada uno de mis actos como aquella noche. ¿Una razón cobarde?, por su puesto… pero es lo mejor que había podido ocurrírseme en aquel estado.

Con la mano firme sobre su cuello. La empujo un poco más, pronunciando con aquel movimiento la figura de perdición, que es su silueta para mí.

Se queja, pero aquello no hace más que incitarme…. Pues acerco firmemente mi miembro a su sexo, frotándolo nuevamente, dejando así que la humedad de la misma me impregne nuevamente.

Se remueve, busca liberarse de mi presa. Pero cuan fuerte soy, le tomo de su antebrazo, doblándolo sobre si mismo a su espalda.

La lastimo, eso es más que evidente. ¿pero es que acaso no alcanza a entender porque estoy haciendo eso…?

En aquella posición, la tiro hacia mí. Como nos habían enseñado a amañatar en alguna de mis clases de defensa, de mi entrenamiento como auror. Es mi presa, cada uno de sus movimientos sucede, porque lo permito…

Pero a pesar de todo, la rabia no cesa… me reclama, me obliga a continuar en aquel acto deplorable vez...le. ¿En que momento me permití llegar a aquel punto?, y ¿Por qué a pesar de sus quejas, no me detengo…?

Quizás, porque a pesar de lo que había pensado en aquellos últimos años, no era tan diferente a la escoria que había jurado aprender a combatir.

 En la posición, acerco mi boca a su cuello, obligándola a mostrarme su desnudez.

Le reclamo, con la desesperación  en la voz, haciendo una pausa en el acotamiento de mi respiración.

Musito, rompiendo mi presa sobre la peli-negra, dejándome desplomar sobre la bañera.

Deseaba regresar en el tiempo, mal decir al Dios que la había puesto en mi camino. Borrarla con el hechizo que fuera necesario de mi sistema. Me estaba matando todo aquello, y lo irónico… era que había sido quien había sostenido la espada que me estaba rasgando el corazón,

Era el único culpable…

Le exclamo, con el semblante desencajado por el dolor y la pena. Solo esperaba que fuese lo suficientemente lista, para hacer caso a mi suplica.

Esta mojada, y agradezco que estemos dentro del agua por que así no puede notarlo. A pesar del horror que todo esto podría causar, no deja de ser excitante y sin embargo estoy casi segura de que quiero que se detenga, sobre todo considerando que si continua, quizá no sea un buen recuerdo. Esto será peor que aquella vez en la noche del baile de primavera en Salem pues, en aquella ocasión, lo único que me mortificaba era montar sobre el para hacerlo saber que siempre sería mio, ahora es a el a quien le interesa domarme para sentirse poderoso, hábil, mejor que la escoria en la que se ha convertido tras todo lo sucedido con su presa rubia poco valuada.

No parece tener la mas mínima intención de soltarme, lo se bien, su mano esta firme apretando mi cuello tanto que me hace daño pero a la vez me permite respirar y sin embargo estoy segura que va a dejarme unas pequeñas marcas moradas cuando todo termine. Y de nuevo vuelvo a mi etapa de miedo basicamente por que no se que pueda pasar, como pueda ser y si esto terminara, considerándolo todo. Debo detenerlo, debo encontrar la forma, debe haberla. No se para, no encuentro manera y el roza su miembro contra mi entrepierna, dejándome sentir ufano que puede llevar más de un round. Gimo, por que lo deseo, pero tambien de desespero, por que no lo deseo en esta forma, no forzada, no ajusticiada por su bobaliconada y me da rabia que note cuan húmeda estoy por el, si sabe que me hace daño.

Dobla mi brazo y este roza mi espalda, emito un gemido de dolor y de placer nuevamente, el debe estar disfrutando arduamente del espectáculo. Me apresa a su cuerpo y me atrae hacia el, presionándome, dejándome sentirlo aun más. Vibro, mi cuerpo lo reclama, mis labios se mojan y mi quijada se aprieta de rabia, rabia por que lo quiera dentro de mi tanto como lo odie.

El habla, yo no le respondo, respiro agitada, sin intentar luchar pues me tiene rendida.Sus fantasmas lo carcomen y en el interior festejo, por que lo merece, lo merece como yo. ¡Merece su dolor!...y luego me suelta, se desploma y cae como una puesta de sol que no volverá a extenderse. Se extingue. Y no tiene salvación. Me apresuro a alejarme de el y salgo de la bañera a trastabillos, repegandome a la pared. Mirándole con mucha ira, sosteniéndome el cuello en el que antes estuvo su mano.

Me burlo, a pesar de que aun estamos tan cerca y yo tan indefensa.

Niego, sonrió ironica.

Me mira sin entender y sonrío mientras alabo mi osadía. No es capaz de matarme.

Niego, le aviento con una toalla y estoy preparada para lo que viene.

Tardo más en caer a mi deplorable destino, que en lo que la morena abandona a trompicones la bañera. Con aquella mirada cargada de odio, que había esperado desde el comienzo. Había parecido un buen plan todo aquello…al principio. Pero me había hecho falta “aquello” para culminar el acto, y aunque mi cuerpo aún arrojaba sendas muestras de excitación. Ya todo ello había sido opacado por la pena, y los grilletes de mi tormento.

No le miraba, pero sabía que la morena tenía la mirada fija en mí. Deleitándose con lo deplorable de mi estado. Y aunque no lo admitiese bajo aquella máscara perfecta, sé que una parte de ella, había temido…y esperado lo peor (¿?)

Su voz me cala, como el arma perfecta que siempre había sido para desgarrar mi carne y llegar al corazón. Tenía esa facultad, y aunque lo negase. Siempre había sabido cómo sacarme de mis cabales y provocarme.

De ahí, que el rememorar sus palabras exactas, del día en que todo termino entre nosotros. Me hiciese volver la mirada hacia ella. Confundido, pues sin haberlo pasado siquiera por mi psique, había caído directito a la guarida del lobo. Era aquello, o inconscientemente el alcohol me había incitado a aquello…

Parpadeo un par de veces, sin comprender.

Aún el alcohol en mi sistema, mantiene mis sentidos atenuados.

Alcanzo a preguntar, incorporándome. Antes del estallido fúrico de la pelinegra.

Quien disfrutando más allá del acto no consumado, me arroja la toalla y me recita una a una las palabras que desde hace años tanto temía.

Reclamo, desviando la mirada. Pues ni siquiera ella era capaz de todo aquello. Así que no, aquello no podía ser… era el pasado, y nada de eso debía importar más. Pero encajaba, cual anillo… aquello encajaba a la perfección con la serie de calamidades que había hecho caer su relación en desgracia… y al final, lo corona con la amenaza. Esa que me hace olvidar por un segundo la hiel que pasa por mi garganta y me aproximo.

Grito, como si de aquella forma ofuscase lo que siempre me había temido de la retorcida personalidad de la menor de los Lodge.

Porque en el fondo, y a pesar de todo. Me aferraba a la idea de que la chica de la cual me había enamorado hace tiempo, estaba en algún lugar de tan ceñido cuerpo… y que aquellas amenazas… no podían pasar de ahí.

 

 

 

 

Y ahi esta, mientras me expongo con la verdad ante el, por que ahora ya conoce a la verdadera Lodge o almenos en un fragmento diminuto que muestra más de lo que el siempre se ha negado a aceptar, le sonrío burlona, retorcida, loca y desnuda, como me siento ahora que puedo ser quien soy, como siempre he sido, la fiera herida que vino al mundo sin saber de su malicia y fue corrompida por ella.No, nadie volvera a pedirme nada y yo no volveré a confiar en nadie, por que el confiar es amor, es debilidad, es traición, cosas que no existen en mi vida, a excepción de la ultima y solo de un lado: El mio.

Y debería saber que en este mundo las cosas se pintan con mi pincel y ami derecho, por ello el no tiene reclamo, voz ni poder en nada de lo que yo decida hacer. Le observo, tan entregada como el no desearía que fuera, y me repugna esa suplica en su boca, por que no suplica por el, sino por ella, por esa maldita rata de ojos claros que se le ha metido entre las piernas sin intención de soltar lo que debería ser mio. Pero no, no debe ser esto, nada de lo que quiere, por que los finales felices no deben existir, no deben, no para el ni para nadie, no almenos si no lo existen para mi, independientemente de lo frustrante que pueda sonar.

Le escupo a los pies y me limpio los labios. Es mi manera más propia de demostrar que no hay tregua, pero quizá no deba preocuparse, por que es obvio que ella no volverá con el.

Me vuelvo a burlar, pero en el fondo la ira me carcome.

exclamo volviéndome sonriente hacia el, mostrandole mi cuerpo, mi cara, mi sonrisa y mis ojos que brillan en el dolor de ver un fallo momentáneo, como aquella vez.

Me mira , lo reto sin miedo.

exclamo y le dejo el camino libre volviendo al cuarto, dándole la espalda, dejándolo partir, mientras es el mismo ardor en mi pecho el que me carcome. Se pasará con el tiempo, como siempre pero a el mis palabras le quedarán claras y mi maldición tatuada. Estoy segura de que no va a olvidarla...no ha podido hacerlo desde el día en que entre en su vida y no lo hará jamás.