Perdón

Era un idiota. Un reverendo estúpido que ahora iba con la cola entre las patas a pedirle disculpas a Wilhelmina por su nefasto comportamiento en la despedida de Harley. En primer lugar no debió golpear a Shane que lo único que había hecho era amar a Harley de una forma absolutamente desinteresada y real. Después de aquel embarazoso embrollo su madre le explicó el motivo de su ausencia y fue ahí donde la caldera con agua fría le cayó. Sabía que esa mañana la encontraría en la pastelería pues sin Harley y sin Tyler trabajando ahí, tendría la responsabilidad de ir todos los días.

Con todo el valor que pudo juntar en ese par de días después de aquel acto, se presentó en la cupkería. Entendería perfectamente que Mina lo recibía con una patada en los huevos o su famoso puño de hierro directo en la cara, no era para menos. La vió de espaldas, abriendo el local apenas, le tocó el hombro y puso el regalo que le llevaba en su rostro para evitar que lo viera.


-Elmo es un tonto. dijo fingiendo la voz de aquel personaje.-Elmo te quiere y dejará que le rompas la cara. siguió moviendo el objeto para darle un poco de personalidad. ¿Podrás perdonar a Elmo? dijo sin más. Luego de esto bajó al artefacto y le mostró una mirada llena de arrepentimiento, lo que había hecho estaba mal, debía controlar mejor su temperamento o eso le traería muchos problemas como ese a futuro.

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Ofrenda de paz

Las cosas estaban cambiando mucho a una velocidad alarmante pero eso, lejos de asustarla, le provocaba una sensación vigorizante. Sentía que nada malo podía ocurrir y que estaba en un momento bastante bueno, dejando de lado el demandante calor de St. Bassett-Knapp Valley que, afortunadamente, todavía no se volvía un infierno.

Con todo el asunto de la cupcakería, estaba vuelta loca, aunque al menos n estaba en un momento horrible del semestre. Tenía a la chica que Jesse le había traspasado hacia tiempo y el asunto con los elfos ya estaba arreglándose pero necesitaba encontrar a alguien más temprano que tarde, y precisamente, ese día tenía algunas entrevistas que llevar a cabo. No iba a desocuparse de su negocio solo porque sí, tenía que seguir llevándolo con la disciplina de siempre, aunque no sabía dónde iba a encontrar a alguien que hiciera al menos el 10% de esfuerzo que Harley había hecho.

Se giró tranquilamente al sentir que alguien le tocaba el hombro, pensando que era alguno de los aspirantes al puesto cuando se encontró con ese -malditamente adorable- Elmo en la cara. Dibujó una sonrisilla involuntaria por la tonta voz fingida, reconociendo a Lucian casi en el acto. Claro que se acordaba de su locura en la fiesta, y claro que estaba ultra enojada con él por qué ¿cómo se le había ocurrido?.

-Sí, podría perdonarle a Elmo cualquier cosa, pero a su titiritero...ese es caso aparte.

Tomó el muñeco -obviamente, se lo iba a quedar, era suyo ¿qué no? - pero luego de hacerlo le dio la espalda a Lucian como si ya no existiera sin Elmo y terminó de aplicar los últimos hechizos para abrir la tienda.

-El amigo de Elmo ya se puede ir si quiere.

Le dijo imitando, muy mal por cierto, la voz del muñeco también.

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ropitaangelical

Cuando le quitó aquel muñeco de las manos pensó que ya había ganado algo de terreno con ella, pero evidentemente no fue así. El obsequio no era para comprar su perdón o quizá un poco, el punto era que ella seguía aun muy enfadada con el animago y tenía que esforzarse más, echarle ganas a su disculpa por que no podía seguir así, le partía la cabeza no poder darle un abrazo y un beso como siempre lo hacía.

-¿Y si el amigo de Elmo no quiere irse? dijo retándola, con ese tonito que en lugar de ayudarle podía ser peligroso. No podía estar molesto con ella, justo en el momento en el que pasó todo aquello se dio cuenta de que la había cagado en grande pero su orgullo herido fue mucho más fuerte que la necesidad de conservar a la animago cerca de sí.

La empujó ligeramente con ambas manos, como si quisiera comenzar pleito con ella, ciertamente no era esa su intención pero solo así podría tener su atención. Se preparaba mentalmente para algún arranque pesado por su parte, un insulto, una patada, bofetada o algo.


-¿qué? Córreme anda, atrévete- la volvió a empujar, esta vez un poco más fuerte. Quería que lo viera de frente, de pronto le brotó una sonrisa cínica en el rostro pues estaba comenzando a gustarle aquel jueguito.

Frunció inmediatamente el ceño, conociendo perfectamente bien su tono de “no se me da la gana y quiero molestarte hasta que te hartes”. Lo volteó a ver de nuevo con los ojos entrecerrados durante unos segundos antes de pretender volver a darse la vuelta hasta que sintió ese primer empujón. De nuevo, tuvo que rememorar sus tiempos en Salem, donde esos juegos pesados y peligrosos eran el pan de cada día. No estaba segura de si extrañaba o no esas épocas.

-Mira Lucian, te advierto que no estoy de humor.

Aseveró frunciendo ligeramente los labios, agradeciendo no llevar tacones muy altos porque de otro modo hubiera trastabillado hacia atrás.  El reto se hizo mucho más abierto y de repente, ya había un segundo empujón.

Muy tranquilamente dejó a Elmo bebé sobre el alfeizar de una de las ventanas y olvidando su vestido blanco, las buenas costumbres, y aprovechando que la plaza seguía casi vacía, le regresó el empujón, mucho más fuerte, y su siguiente movimiento fue acortar las distancias para soltarle una sonora bofetada que, dada la soledad del lugar a tan tempranas horas, por poco y hasta hacía eco. De hecho sintió que le ardió la mano.

-¿Qué te crees que estás haciendo? ¿O vienes a cumplir tu promesa de partirme la cara, o cómo dijiste? Anda por favor, atrévete de una vez, dame ese jodido gusto.

Por amor del cielo, claro que no quería que le pegara porque eso explotaría las cosas a un punto de no retorno, pero estaba enojándose mucho y sonar retadora y despreocupada era su modo de defensa más eficaz.

Medio sonrió cuando la escuchó decir que no estaba de humor, al menos ya le dirigía la palabra directamente. La reacción que tuvo la chica fue previsible, quizá no la esperada por que para ser sinceros, una patada en los testículos hubiera sido lo mejor. Dejó salir un leve gemido de dolor mientras se tocaba la mejilla pues le había dado con todo.

-Eso dolió...- dijo lleno de cinismo. 

Le dio un poco de risa por que se había tomado el tiempo de colocar al peluche en un lugar para que no cayera y olvidar que llevaba vestido. Su carcajada fue tremendamente sonora y luego le dirigió una mirada de aprobación, le había inflamado el pómulo con aquel golpe, justo lo que Lucian merecía, ni más ni menos.

-Sabes que podría reventarte la cara de un golpe, Wilhelmina. dijo con desdén. Dejarte irreconocible solo por el placer de hacerlo y darte el jodido gusto, pero no lo haré ¿sabes por qué? Por que no se me da la gana…- se acercó a ella levantando el mentón en un gesto de absoluta insolencia. Después de estar bastante cerca, solo la abrazó fuerte y le maniató los brazos en un movimiento, quedando el atrás de ella, impidiendo que lograra zafarse.

Le dio un beso tronadísimo en la mejilla, lleno de candidez y animosidad, sonrió ampliamente como si de un niño jugando un juego divertido se tratase y luego la soltó rápidamente.


-¿Me vas a perdonar por haber sido un idiota energúmeno? O te obligo a la mala, tú decides-

Soltó una risilla descarada y odiosa cuando le dijo "sabes que podría reventarte la cara de un golpe", casi como si se estuviera burlando.

-Lucian, por favor. Los dos sabemos que antes de que eso llegara a suceder, te tendría en el piso pidiendo clemencia con el tacón de mi zapato en tu yugular.

O sea, ¿pues qué se creía? ¿que se iba a amedrentar por cualquier cosa? Por supuesto que no. Ante el abrazo forcejó muchísimo, furiosa. Y lo único que se le ocurrió hacer luego de ese beso en la mejilla fue soltar, así tal cuál, un fuerte pisotón al pie derecho de Lucian, con saña, para quitárselo de encima. Mina era una persona súper rencorosa que se tardaba en otorgar perdones, aunque cuando ella se equivocaba esperaba una rápida resolución de vuelta.

-No te voy a perdonar porque sigues siendo un idiota. ¿Qué clase de disculpa es esta? ¿Te volviste completamente demente, qué te pasa?

Le dijo por fin soltándose de su agarre, girándose para darle una segunda bofetada, luego una tercera, como una loca aunque, siendo honestos, no eran ni la mitad de dolorosas de la primera que sí le había dado con completo conocimiento de causa.

-¿Por qué diablos no te tomas las cosas en serio? ¿Quién carajos crees que soy?

Solo atinó a aceptar el pisotón como parte del castigo que le traía la forma tan incorrecta de portarse con ella, lo que no se esperó fue la segunda bofetada. Aún después de haberla soltado parecía que ella estaba mucho más enfadada con él de lo que creyó. Ni siquiera tuvo la oportunidad de quejarse del dolor por que enseguida  le soltó una tercera cachetada. Eso si lo sacó de sus casillas, estaba bien que se dejara golpear por ella si así podía expiar algo de culpa pero tampoco estaba bien que dejara que ella abusara de su buena generosidad.

-¿Ya terminaste?- mencionó bastante cínico.

Sabía a que se enfrentaría cuando decidió ir hasta con ella a pedirle una sincera disculpa, por esa razón no le había tomado la palabra de hacer valer su promesa de romperle la cara como si fuera algún otro hombre, aunque ganas no le faltaran. Puso sus brazos en sus caderas, tratando de aguantar lo más que podía las ganas de levantarle la mano. Sabía perfectamente que él era una persona amable que pocas, muy pocas veces se enfadaba pero cuando lo hacía era como un toro cabreado al cual le importaba un carajo quién estuviera enfrente, se lo llevaría de encuentro de una forma terrible.

-Por que de habérmelas tomado en serio, estuvieras en el suelo en este preciso instante.¿Tú quién crees que soy?-


Le dio un empujón más fuerte, provocándola mucho más, quería ver hasta donde era capaz de llegar Mina con ese rencor, si era posible fragmentar su amistad por culpa de la explosividad incontrolable del animago.

-No estoy ni cerca de terminar.

Le dijo todavía molesta, sin importarle nada. No estaba enfadada por lo que le había dicho per se, o sea, le venía valiendo dos pepinos si alguien le hacía una amenaza parecida o no. Estaba molesta porque la actitud de Lucian le hacía pensar que su amistad era demasiado volátil a pesar de todo, que podría cuartearse en medio segundo, que él era demasiado explosivo sin importar a quien tuviera enfrente y eso no le proporcionaba ninguna seguridad, y justo en esos momentos de su vida, seguridad era lo único que pedía.

-Si lo único que de verdad te importa es partirme la cara y dejarme en el suelo, entonces por qué no lo haces de una vez….o más bien, por qué no lo intentas, ambos sabemos quién saldría peor parado de aquí.

Le contestó al empujón con uno igual, retándolo cada vez de peor humor, y con menos sentido de supervivencia, igual a como había sido en Salem con los tipos que la hacían enfadar, o con las niñas idiotas que la hacían perder los estribos.

-Anda, estoy esperando.

Agregó con la mirada encendida, apretando los labios y también los puños, podía esperar ya cualquier cosa.

Negó con la cabeza incrédulo, por que a pesar de todo, ambos estaban a nada de levantarse en serio la mano y darse de golpes. Sonrió por que no podía hacer otro gesto que no fuera ofensivo y trató de buscar rápido una solución que no involucrara que ambos se lastimasen, sea por palabras o ya por agresiones físicas. Todo se vino abajo con lo que decía ¿de verdad creía que sería capaz de reventarle la cara? mejor dicho ¿Él ser creía capaz de hacerlo? Ahora que tenía una perspectiva fría, lo pensaba mejor y sí, sería capaz de eso y más.

El empujón fue la gota que derramó el vaso, había estado controlando precisamente ese temperamento que lo había llevado a esa situación, pero esta vez no habría marcha atrás. Por Merlín! no era cualquier persona con quién tenía ese conflicto, era Mina Schweinsteiger, su mejor amiga, la primer persona más valiosa para él después de Laise, ¿cómo era que habían llegado a eso?

-Soy un idiota ¿Está bien? Uno que no mide lo que dice o hace cuando está enfadado, necesito cambiar...- dijo furioso pero también entristecido. -Con que así va a terminar todo no? qué lástima...-

Lo miró intensamente, todavía con los puños apretados haciéndose daño en las palmas sin poder evitarlo. Quería golpearlo hasta el cansancio, quería dañarlo y que se arrepintiera de lo que había hecho, pero también estaba consciente de que no podía tomar ese tipo de actitudes con él y que ella también tenía que aprender a controlarse. Desvió la mirada hacia el local de enfrente, que ya estaban abriendo y se dio cuenta de que en cualquier momento el mall se llenaría más.

-Ven, no podemos estar aquí peleando, por dioses.

Le dijo sin contestar tal cual a ninguna de las cosas que él había dicho. Con una mano tomó de la manito a Elmo, con la otra tomó de la chaqueta a Lucian para llevarlo al interior de la cupcakería que permanecería al menos otra media hora cerrada antes de que se abriera al público.

Dejó las llaves de la puerta sobre una de las mesitas y sin prender las luces todavía, volvió a mirar a Lucian. Era su amigo, no quería perderlo, pero al mismo tiempo tampoco quería cruzar límites que después terminarían desapareciendo para siempre, ya estaba bien de hacer ese tipo de cosas.

-Tienes que controlar ese carácter, actúas sin pensar, no sabes ni siquiera a quién le haces daño y por qué, y no creo que sea justo. ¿Qué diablos te pasó ese día? ¿Qué carajos es lo que te vuelve así? Ayúdame a entenderlo. ¿Cómo puedo confiar en ti si a la primera de cambio lo único que quisieras hacer es partirme la cara de la nada? ¿De qué se trata?

Se dejó llevar por ella hasta adentro del local. Y entonces las preguntas los bombardearon. Realmente jamás se había puesto a pensar por qué era así, algunos decían que era de familia. Su madre era igual o peor que él en ese aspecto y su padre, bueno su padre era un hijo de puta que jamás apareció de nuevo, quizá tenía más de él de lo que pudiera imaginar.

Por otro lado, pocos sabían de esta faceta del animago, siempre se le veía animado, bromista y con júbilo, incapaz de ser ese monstruo inconsciente que no le importaba lastimar si con eso se sentía bien. Un monstruo verde que no reconocía a nadie, algo estaba mal y ahora lo descubría.

-Ese día estaba muy dolido, Harley se iba -quién sabe por cuanto tiempo- y no pude asimilarlo como se debía. Veía al suelo, decaído y avergonzado por su actitud.-Ver a Shane lo empeoró, lo culpé por aparecer, por arruinarle la vida de nuevo, por llevársela...ya sé que no tengo ningún derecho sobre ella pero sabes lo importante que fue...que es para mí, eso me terminó de encabronar...- Trataba de encontrarle algun sentido a todo aquello pero realmente no tenía ninguno. -No lo sé, Mina, ya no soy ese tipo confiable que solía ser... Respiró profundamente y continuó - no sé qué está pasando conmigo...

Nick se planteaba entrar a un proceso de auto-relajación en cuanto a su vida escolar se refería. Había pasado meses tratando de rayar en la excelencia prácticamente en todo lo que se le ponía en frente incluyendo actividades extracurriculares. Y no es que estuviera por completo satisfecho con su propio rendimiento, pero sencillamente, estaba un poco cansado de BK. Bill le había recomendado no tirar la mejor temporada de la universidad a la basura, y por una vez estaba dispuesto a escuchar a su mejor amigo.

Parte de su nuevo periodo de ampliar un poco los horizontes era estrechar un poco más sus relaciones con la gente más cercana, entre los que podía incluir a Wilhelmina. Tenía un par de fiestas agendadas para ese fin de semana en particular, y por qué no, invitar a la chica podía ser una muy buena idea.

No espero a verla en alguna parte del campus y fue directamente hasta la cupcakería que la épsilon tenía con Harley Blue, hasta donde él sabía. Esa misma mañana se había levantado temprano para correr un poco en los exteriores del campus, por lo que la idea de un poco de azúcar a su sistema no le sonaba para nada mal. Caminó hasta llegar al Mall en donde recordaba que se encontraba el establecimiento, y cerca de llegar a él se encontró con la figura no solo de la chica, sino también de Lucian, quien por cierto y si su vista no lo engañaba, acababa de empujar un par de veces a Wilhelmina.

Suberland se conflictuó un poco al no saber qué hacer, incluso se dio la vuelta mientras se fruncía su entrecejo al saber que Den Adel, además de miembro importante de los alpha, también era muy amigo de Wilhelmina, y que seguramente estaban tratando asuntos que no le concernían. Pero se detuvo en seco, porque la simple imagen de Lucian molestándola de esa manera le enfadaba lo suficiente como para no quedarse con los brazos cruzados. Más aun, al darse la vuelta y darse cuenta que ambos habían entrado al establecimiento.

Jamás había sido de impulsos innecesarios, pero esta vez se sabía comprometido al haberlo visto, fuera lo que fuera que llevaba a Den Adel a empujar a quien se supone que era su mejor amiga. Nick abrió violentamente la puerta y de inmediato, en un par de zancadas, llegó hasta Lucian para empujarlo fuertemente.

-¿Qué diablos contigo Lucian?, ¿Mina estás bien?, lo siento los vi desde afuera-

Se terminó disculpando con la chica, pero mirando con los ojos encendidos al chico con el que nunca había encontrado razones para confrontarse, ni siquiera al convivir juntos durante tanto tiempo. Pero ahí había un motivo, y no le importaba el riesgo de verse como un entrometido si de casualidad estaba interviniendo acertadamente.

Seguía sin entenderlo, principalmente porque para Mina -con todo y Werther de por medio- la llegada de Shane había significado solo que Harley volvería a tener consigo a su otra mitad, a lo que le hacía falta para estar completa y ser feliz. Mina asumía que eso, aunado al viaje, harían de Harley una mejor persona. Le había costado entenderlo en su momento, pero ahora lo captaba de corazón.

Suspiró y miró a Lucian duramente, no juzgándolo, estaba tratando de entenderlo, pero le costaba mucho trabajo a pesar de que ella también era impulsiva, posesiva y cambiante.

-Pues tienes que volver a serlo, porque cómo se supone que cualquiera...que yo...confíe en que de verdad tienes ciertos límites con la gente que quieres. En cualquier momento podrías darme la espalda y eso no me da ninguna garant...

No pudo terminar su reclamo porque la campanilla de la puerta sonó violentamente y de pronto apareció Nick empujando a Lucian, alegando que los había visto desde afuera. Mina se adelantó para ponerse enfrente de Nick y sostenerle las muñecas, con más gentileza que con molestia, al fin y al cabo asumía que solo estaba tratando de defenderla y tal como el caballero alpha que era.

-No Nick, estoy bien, estoy bien. No te preocupes, en serio. Fue un malentendido, lo estamos arreglando.

Ok, quizá no tenía que darle toda la explicación de la vida a Nick Suberland, pero prefería tratar de tranquilizarlo de esa manera a simplemente decirle que no se metiera, al fin y al cabo, ¿a qué chica no le gustaba que la defendieran y todo eso?.

Estaba mal, muy mal para ser exactos. Desde siempre había sido impulsivo y explosivo pero nunca tenía una verdadera razón para actuar de esa forma o siempre había alguien que lograba tranquilizarle. El punto era que desde un tiempo para acá, era mucho más violento cuando era provocado y en varias ocasiones había tenido problemas. No era sencillo tener que lidiar con las equivocaciones después de tener la cabeza fría y justo en ese momento trataba –como podía- de arreglar las cosas, en este caso con Mina.

Avergonzado y muy confundido, miró a Mina tratando de que le ayudara a encontrarle una buena razón, -lógica- para su comportamiento, la escuchó tratar de ayudarle pero todo se fue al demonio con el empujón de Nick Suberland quien había llegado e interrumpido una conversación importante.

-¿Te molestaría esperar afuera? Estoy tratando de tener una conversación aquí…- le respondió el empujón con la misma intensidad y se acercó peligrosamente para quedar a centímetros de él, listo para esperar el primer puñetazo. Trataba de que ese malentendido fuera resuelto, trataba de lograr que Mina lo perdonara por ser un idiota, no podía ser posible que no lo dejaran siquiera hacer eso.

-Lárgate Suberland, hablo en serio. Necesito terminar de hablar con Wilhelmina…a solas- lo miró fijamente. No estaba en su mejor momento, no le importaría partirle la cara a él si con eso podía hablar con ella. Un punto menos a su intento de querer cambiar, pero en esas situaciones, era lo mejor que se podía hacer.

-Ok, ok, basta…

Conocía el temperamento de Nick, y de Lucian ya sabía bastante como para tener en claro que si no se metía, empezarían a pelearse ahí, y no era lugar ni momento. Además eran hermanos, por amor del cielo. Le agradecía a Nick que se hubiera metido a defenderla, obviamente esa actitud viniendo de él hacía que se le acelerara un poco el pulso –de nuevo, ¿a quién no? –pero también estaba consciente de que era importante que Lucian terminara de disculparse y justificarse, y que quizá hasta podría ayudarlo o tal, aunque en ese momento no supiera bien cómo.

Se colocó entre ambos, mirando de frente a Nick al que miró con una sonrisa casi descarada antes de tomarlo de nuevo por la muñeca y jalarlo un poco para hacer que se inclinara hacia ella. De ahí lo tomó por el rostro y le dio un suave beso en la comisura del labio que duró al menos un par de segundos.

No le importaba que Lucian estuviera ahí, ni las ideas que pudiera hacerse de ese gesto que al final del día, no era gran cosa, tampoco era como si le estuviera dando el beso de su vida enfrente de todo BK.

-Gracias por venir tan temprano a verme porque…¿venías a verme, no? Espérame unos minutos, anda. Te juro que lo tengo todo controlado.

Le soltó la mejilla y se giró hacia Lucian para poner las dos manos en su pecho y empujarlo -normal, no como si buscara pelea- para que se alejara de Nick.

-Ahora tú siéntate y tranquilízate, para que podamos terminar de hablar.

Se resistió al empujón e incluso avanzó más de lo necesario para encarar a Lucian, quien ahora lo tenía a pocos centímetros. Nick jamás había tenido ningún conflicto con Den Adel, todo lo contrario, en realidad siempre se habían llevado demasiado bien; pero lo que el licántropo había visto fuera del local le había parecido demasiado excesivo para cualquier tipo de amistad que su hermano de fraternidad llevara con Mina.

-¿Oh en serio?, bueno, no pareces precisamente un conversador; más bien parecías estar molestando allá afuera-

Suberland cerró los puños, listo para cualquier cosa que pasara en ese instante. Lo conocía lo suficiente como para saber que no era de la clase de tipo que cedía a la primera, por lo que estaba casi seguro de que allí habría golpes. No sabía cómo es que iban a poder sobrellevar aquello si estaban sujetos a convivir prácticamente todos los días en el mismo lugar, pero poco o nada le importaba en ese momento.

-No me muevo de aquí hasta que Mina no diga que me vaya, ¿Qué te parece eso?-

Justo un segundo antes de que todo explotara, la propia Mina se acercó y lo tomó por las muñecas, alejándolo de Lucian. Y en un acto que lo tomó por sorpresa, la chica lo jaló hacia ella para plantarle un larguísimo beso en la comisura de los labios que rompía por completo el tenso ambiente que se había creado. Al final era ella quien le pedía que esperara un par de minutos, y eso fue suficiente para que asintiera con una sonrisa en los labios y se alejara; no sin antes lanzarle una mirada de advertencia a Den Adel.

-Está bien Mina, estaré aquí afuera por si necesitas algo-

Terminó por salir del local, sintiéndose ligeramente ridículo, pero alerta en todo momento de los ruidos que pudieran venir de adentro; y no se alejaría en ningún momento a menos que los sonidos que escuchara no fueran precisamente de pelea.

Le pareció ridícula la actitud de Suberland, así que lo único que pudo hacer fue sonreír cínicamente y hacer un ademán bastante sarcástico de plegaria cuando Mina le pedía "por las buenas" que lo esperara afuera. Luego se dejó mover por la chica, sentándose en una mesas, un poco molesto por la repentina aparición del guardaespaldas Suberland.

-No se puede hablar contigo tranquilamente sin que un "honorable paladín" venga a tu rescate...es frustrante- le dijo mientras colocaba sus manos encima de la mesa. Tenía que aprovechar esa oportunidad, pues creía que después las posibilidades de volver hablar así con ella serían muy pocas por no decir que nulas.

-Mira linda, te seré franco. Fui un idiota y no creo que pueda cambiar pero quiero que sepas que mi cariño por ti es sincero, no importando cuantas veces meta la pata, que te quede bien claro...- agachó la mirada y comenzó a jugar con sus dedos pulgares, tratando de no sentirse tan estúpido y avergonzado.-No te digo que no lo voy a intentar pero sabes perfecto que las personas no cambian...-

Se rió por aquello de que no se podía hablar con ella sin que alguien saliera a su rescate. Eso no era completamente cierto, y le dieron ganas de decirle que nadie había salido precisamente a su rescate ese día que él había amenazado tan campante con partirle algo, pero era echar más sal sobre viejas heridas y no valía la pena.

-Bueno, si el honorable paladín luce así...

Soltó una risilla involuntaria mientras movía la cabeza hacia la puerta. En lo que al mundo concernía, ella no estaba con Jesse y de vez en cuando le venía bien pretender justamente eso. No era que Nick no fuera un buen partido pero todo dicho, en esos momentos no era que le interesara en ese sentido, en lo absoluto.

Se sentó frente a Lucian y escuchó lo que decía. Dibujó una sonrisa, casi amable y tomó una de su manos, interrumpiendo el juego de pulgares que el Alpha llevaba a cabo.

-Sí cambian, Lucian. Decir que no lo hacen es solo poner excusas, pero la gente cambia, lo he visto.

En Jesse, por ejemplo. Lo había visto también en el idiota de Werther cuando había empezado a salir con Harley. Y no, no estaba argumentando que el amor era un detonante necesario, sino que la gente sí podía cambiar cuando tenían motivos para hacerlo, aunque fuera el motivo de ser mejor por uno mismo. Ella misma lo había hecho.

-Si de verdad quieres cambiar algo en ti para bien, no pongas como excusa un cliché viejo.

Casi se sobresalta cuando Mina tomó sus manos, esa no era una reacción típica de ella pero dejó que pasara. La vio fijamente y trató de no sentirse aludido con lo que acaba de decir. Lo cierto era que había una pequeña posibilidad de que fuera verdad lo que mencionaba la animago, también estaba su pensamiento acerca de que si no había un cambio per se, surgía la habilidad de moldear y esconder ciertos aspectos del comportamiento.

-Puede que tengas razón. Tú has cambiado…-

Eso no lo decía como algo bueno, desde su divorcio entre otros sucesos que desconocía habían hecho que su mejor amiga hubiera cambiado. Definitivamente no era la misma Mina con risa franca y llena de raspones a la cual le enseñó animagia en Salem. Aunque también estaba la opción de que Mina hubiera hecho lo que su teoría decía; moldear su personalidad y comportamiento para su propio beneficio.

-Siento que ya no te conozco Mina, ya no eres la chica que solía pasar el tiempo surcando los cielos conmigo…-

De cualquier forma ninguno de los dos eran esos chiquillos que solían bromear y beber cerveza hasta el cansancio y que aspiraban a ser los mejores animagos del mundo.

-¿Qué nos está pasando, Mina?

Notó inmediatamente que eso de que ella había cambiado no era ningún halago, y se sintió incómoda. ¿Había ido ahí a pedirle perdón o a insultarla?. Soltó su mano y recargó la espalda en el respaldo de la silla mientras lo miraba con los ojos entornados.
 
-Sí bueno, eso no te detuvo precisamente cuando trataste de meterme las manos debajo del vestido.
 
Le dijo con un tono irónico. Era muy fácil hacerla enojar, siempre había sido así, aunque también era relativamente sencillo que cambiara su humor en un segundo, como quedó de manifiesto cuando se acercó de nuevo a él y su semblante parecía menos duro.
 
-No podía ser la misma para siempre, Lucian. Tenía que crecer, tenía que hacerme valer por mi misma luego de lo de Jesse. Pero eso ya pasó. Y estoy cómoda con lo que soy, estoy cómoda con lo que puedo hacer. No podía pretender toda la vida que no había nada de qué preocuparse en el mundo. Aunque todavía puedo pasar el tiempo surcando los cielos contigo…solo tienes que pedirlo, y no amenazarme con partirme la cara.
 

Y aunque lo último lo dijo como un regaño, ya no parecía importarle esa actitud en específico. Lo único que ahí pasaba era que se negaba a creer que los dos habían cambiado tanto que se habían vuelto incompatibles. Se rehusaba a perderle, había sido su amigo durante demasiados años, habían pasado por demasiadas cosas, pero ahora todos sus terrenos, todas sus relaciones, parecían estar pasando por una curiosa etapa de revaloración.

Abrió los ojos sorprendido, se sintió un poco insultado por aquella penosa situación que pasó junto a ella, algo que bien pudo terminar mucho peor que cómo realmente sucedieron las cosas. Le había herido el orgullo con aquello, sí, fue un golpe bastante bajo.

-Ni a ti tampoco…- No era de extrañarse que Lucian se sintiera atraído por Wilhelmina, siempre le había parecido una chica muy hermosa pero siempre supo cual era su lugar y así estaba bien, ella era su mejor amiga y por primera vez agradeció no habérsela follado, quizá las cosas se hubieran complicado mucho más de haber sido así.

-¿Pedírtelo? No sabía que tenía que solicitarte algo así…- A eso justamente se refería, cuando eran más jóvenes no había necesidad de toda aquella solemnidad, cuando querían estar juntos era espontaneo, natural y fluía como el agua, sin peros ni solicitudes, solo estaban y ya. Ahora parecía tener que hacer cita para poder estar con su amiga, esperar a que estuviera sola para poder hablar con ella. Recordó la irrupción de Nick y confirmó su teoría. Negó con la cabeza y se pasó la mano por la nuca, diciéndose así mismo que no podía ser que ahora ambos fueran tan diferentes.

-Ves lo que digo? Antes no necesitaba tener que “pedirte” las cosas, simplemente se daban. En fin, yo vine a disculparme contigo, de corazón, por que esta distancia no me gusta y me duele pero creo que es mejor tomar las cosas con calma…- Suspiró tranquilamente y se levantó de la mesa, parecía como si estuviera rompiendo con ella, era una sensación extraña pero era básicamente cómo se sentía.

-Es una tontería…es como si estuviera rompiendo contigo…- se rió por lo bajo y se dirigió a la puerta, le diría a Suberland que podía pasar, no había terminado de hablar con ella pero lo mejor era dejar las cosas así. Siempre la querría, era lo único que podía garantizarle en ese momento, nada más.

-Jamás te lo dije Mina por que no era tu estilo…Te quiero, y al menos ten la seguridad de que eso no va a cambiar…- Salió por la puerta y vio a Nick, al cual le dio una palmada en el hombro y le hizo la señal para que pudiera entrar con ella.

Lucian tenía razón, antes las cosas salían espontáneas, nunca había tenido que pedirle nada, ni había tenido que esperar nada. La verdad ella no había considerado hasta ese momento que las cosas hubieran cambiado, al menos no en ese aspecto de su vida. Había gozado de atención como nunca antes y se había sentido bien, pero no había notado que con eso había tenido que sacrificar otras cosas, como su propio tiempo.

Lo siguió con la mirada cuando se levantaba de la mesa y decía que quería llevar las cosas "con calma", como si fueran una pareja apresurándose.

Ella también se rió cuando Lucian puso en palabras audibles lo que había pensado respecto a la elección de palabras, que parecía que estaban rompiendo. La risa, aunque baja y casi tímida, pareció ser un flashazo del pasado. Ella también lo quería, y también le dolía que las cosas se estuvieran dando de esa manera pero podía ser que solo dándose mutuo espacio las cosa volvieran al cauce natural, se habían peleado demasiado últimamente.

Se levantó de la mesa y caminó rápido tras él cuando cruzó el umbral de la cupcakería, luego de escucharlo decir que la quería. No recordaba cuando había sido la última vez que lo había escuchado decirle eso, pero sí recordaba cuándo lo había sentido, y no había sido hacía mucho.

-¡Yo también te quiero! Por favor no empieces a salir con otras tan pronto, acabamos de romper.

Dijo a modo de broma, casi gritando en la puerta para que la escuchara bien aunque le llevara unos pasos de ventaja. Iba a estar ahí si él regresaba, era la única manera que había encontrado de darle a entender que estaba ahí para él, que siempre estaría. Sonrió a Nick y se encogió de hombros mirándolo con cara de "no te creas, es una broma", sonriendo a medias. Sentía que las cosas con Lucian todavía no estaban del todo dichas, pero por el momento, podían darse ese tiempo para replantearse la situación y si las cosas regresaban a ser como antes -ella esperaba que lo fueran- tendría que ser natural, como siempre. Al fin y al cabo lo necesitaba, y mucho.