Dueño del campo [Crawford]

Hacía un calor bastante pegajoso, seguramente iba a llover pronto. Bill alzó la vista al cielo aunque lo tenía demasiado cerca mientras sobrevolaba el campo de quodpot, seguramente caería una llovizna que haría más insoportable el calor. Sentía la camiseta deportiva pegada a su espalda, era una suerte que no fuera verano porque de otro modo las condiciones estarían peor y estaría insolándose. Había estado entrenando con su nuevo equipo durante un rato. Ahora que no estaba ni Kitty, ni Jae, era en Madison en quien más se apoyaba pero sospechaba que tendrían que buscar golpeadores pronto, el equipo de Nick era fuerte y el equipo de Fleming parecía estar por fin encontrando su camino entre tanto perdedor. No podía confiarse y no lo haría, no por nada era un buen capitán y un buen deportista en general, jamás estaba conforme.

Al dejar de mirar al cielo y dar una vuelta más al campo para luego bajar, pudo ver una figura en el césped que a esa altura se veía irreconocible. Frunció el entrecejo y fue en picada hacia la zona. Con un aterrizaje limpio terminó encontrándose cara a cara con Jesse Crawford. La última vez que lo había visto había sido en casa de sus padres, luego de que conjurara un Avada para asesinar a un muggle estúpido. Esa tarde la ira lo había hecho olvidar que había visto algo en los ojos de Crawford que no se había esperado en otros tiempos, siempre lo había tenido por un pusilánime bueno para nada, pero parecía tener algunos ases bajo la manga y no sabía a que se debía eso.

Lo había estado buscando en su facultad solo para amenazarlo un poco pero en su lugar había encontrado a Brownie y luego de eso había dejado estar el tema, pero ahora que lo tenía de frente, volvía a acordarse del profundo desprecio que Crawford le provocaba por muchas cosas. Estaba superando lo de Mina metiéndose en todas las camas buenas y disponibles que encontraba, pero eso no había sido más que otra piedra en el zapato en su relación con el ahora presidente de los delta.

-Lárgate, este campo es mío durante las siguientes dos horas, puedes preguntárselo a cualquiera en el consejo escolar.-No estaba apartado su campo durante las siguientes dos horas pero podía decir que sí si se le daba la gana y nadie iba a contradecirlo. Lo estaban tratando como rey, a lo mejor porque era su último semestre, o porque sus padres hubieran movido algunos hilos para que su hijo la pasara cómodamente antes del adiós. -¿O vienes a reportar lo bien que te has portado?, créeme, lo he notado.

Con todo y el asqueroso clima de Miami, un sujeto de mi clase y talento siempre tenía que estar en las condiciones físicas necesarias para hacerle frente a cualquier cosa, y a pesar del puto calor pegajoso, seguía saliendo casi todas las mañanas a correr alrededor del campo, sobre todo en esas fechas en las que el campeonato universitario estaba a media temporada. Cierto, el quodpot no requiere demasiado esfuerzo físico como para preocuparse demasiado por ello, pero recuerden que era un cuasi-adicto a la coca y a otro par de sustancias, lo cual me hacía mucho más propenso a, bueno… a no rendir lo suficiente. Trataba de sobrevolar el campo tres veces a la semana, hacer algunos ejercicios de vuelo para mantener la velocidad que por lógica, se mermaba luego del acondicionamiento físico.
 
Ese día al llegar al campo, noté que había alguien sobrevolando el campo, pero solo de reojo, sin mirar lo suficiente como para saber que se trataba de Bill Snyder, ni siquiera con ese puto cabello que se podía distinguir a kilómetros. Llegue con la escoba en mano, dejándola caer al césped para ponerme a hacer algunos estiramientos antes de comenzar. Volaría treinta o cuarenta minutos quizás, luego de eso buscaría a Mini y tal vez la llevaría a uno de esos restaurantes donde sirven hamburguesas de camarón. Y una cerveza, me urgía una puta cerveza.
 
Levanté la vista al sentir que el sujeto que volaba se acercaba desde el aire, y entonces si, lo identifiqué. Detuve mis estiramientos y no pude evitar sonreír como si me estuviera burlando de algo, aunque en ese momento en realidad no hubiera nada de qué burlarse.
 
-Quédate con el puto campo si quieres, yo voy a estar volando un poco… sin tocar tu preciado césped.-
 
Si, ya sé que el campo aéreo por encima del césped también es parte del “campo”, pero aquí los detalles son lo de menos. Lo miré fijamente, pensando que quizás el muy imbécil creía que por lo que había pasado en su casa, las cosas iban a ser diferentes entre nosotros. No lo serían, de ninguna puta forma, y sí; admito que el cabrón me había impresionado mucho, porque joder, matar a alguien con un simple y limpio avada no era algo que vieras todo los días.
 
-¿Oh en serio?, ¿Y cómo es que lo notas eh? ¿Me estás espiando o algo por el estilo?. No es propio de ti Snyder, Ya en serio, ¿Dónde está todo tu séquito de groupies que siempre te acompaña? ¿Dónde está Suberland? Yo pensaría que un asesino en serie como tú necesita más que nunca que le cuiden las espaldas-
 
Había descubierto qué clase de sujeto era Bill Snyder, había visto con mis propios ojos a ese paramédico caer sin vida en su propia sala, y no había que ser demasiado listo para darse cuenta de que esa no era la primera vez que asesinaba a alguien. En cierta forma, respetaba eso, respetaba las agallas que había mostrado sin importar que estuviésemos Brownie, Madison o yo. Después de esa noche, había temido por la vida de Brownie, había temido por mi propia vida, por haber sido testigos de lo que Snyder había hecho. Con el paso de las semanas había caído en cuenta que no me quedaba más que estar siempre listo, por si algún día al presidente Alpha se le ocurría entrar a mi dormitorio y silenciarme para siempre.
 
Pero si algo aprendí de mi incursión en el negocio de la droga, es a hacerle frente a los asesinos de sangre fría, a no mostrarles más allá de lo que les quieres hacer ver.
 
-Oh lo siento, no quiero ser grosero, quedarse sin amigos es feo. No te preocupes azulito, no voy a cruzar tu espacio aéreo ni voy a hacer notas mentales de tu vuelo como estrategia para nuestro próximo encuentro. Por cierto, Mina está muy bien, te manda un saludo y muchos besos.-

Bill hasta se rió como de buena gana por la “ingeniosa” respuesta de Crawford. -Con el campo me refiero a espacio terrestre y aéreo, lo sabes bien. Te doy cinco minutos para agarrar tus cosas e irte.-No tomó en consideración la pregunta sobre Suberland y el séquito de groupies, pero parecieron brillarle los ojos cuando Crawford mencionó lo de ser asesino en serie.

-No tienes idea.-Dijo mientras avanzaba unos cuantos pasos hacia enfrente como si pensara encararlo en una pelea pero no era esa su intención, ni siquiera aunque siempre tuviera ganas de romperle la cara a ese individuo en particular.-Te equivocas, puedo cuidarme las espaldas perfectamente, precisamente por esa gran virtud.-La de ser un asesino a sangre fría, lo que quería decir que estaba admitiendo que lo era aunque Crawford podría pensar que lo decía solamente porque sí.

-¿Tú crees que porque Mina se comportó como una zorra me quedé sin amigos? Hace falta más que eso. Y ya sé que está bien. Nos vemos más seguido de lo que ella misma sería capaz de admitirte. Deberías preguntárselo de frente, si de verdad le importas en lo más mínimo no podrá mentirte. -Si Crawford quería jugar a esos juegos peligrosos, él también podía hacerlo. Estaba siendo ambiguo a propósito, dándole a entender que se seguía viendo con ella y vaya que eso sucedía, aunque era por asuntos con los Venerables, con la magia, no porque estuvieran teniendo una relación a escondidas.

-Anoche, por ejemplo. Cuando llegó contigo a casa o a tu dormitorio, ¿no llevaba puesto un entallado vestido blanco? -Le preguntó entrando en territorios peligrosos.

No le importaba meter a Mina en problemas al punto en que Crawford enloqueciera y fuera directo a preguntarle y ella tuviera que negarlo por el bien de la secta, provocando que Crawford comenzara a sospechar cosas. Podía ser una manera muy baja de manejarse usando cosas que a tanto a Mina como a Bill les importaban mucho, pero era lo que los dos se merecían. -Voy a hacer una fiesta para celebrar el aniversario de la fraternidad, dile por favor que use lo mismo. Y ahí te espero, presidente Delta.

Como todo deportista alpha promedio (es decir, con retraso mental), Bill se veía en la necesidad de aclarar a que se refería con los límites del campo, como si fuese necesario hacerlo. Me mantuve sonriendo, mientras exigía que me retirara del campo como si de verdad pensara que era suyo. Al final, el comentario acerca de Suberland había tenido su efecto, y e que no era secreto para nadie, todo el mundo sabía que ese par de amantes de repente se habían distanciado, seguramente por el tema de Mini. ¿Qué otra cosa podría ser si no eso?.

Me mantuve firme, mientras Bill se acercaba; y por un instante de verdad creí que buscaría iniciar una pelea, así que apreté los puños, preparado para responder a cualquier cosa que intentara. Al final nada, solo seguía alimentando sus amenazas, solo que ahora le ponía mucho énfasis a eso de ser un puto asesino. Y claro, tenía las cartas necesarias para alardear, pero lo que Bill no sabía era que no estaba tratando precisamente con cualquier pardillo impresionable. Tal vez no tenía su sangre fría, o lo que fuera, pero yo también sabía lo que era arrebatar una vida.

-Vamos, no exageres Bill, que el aire no se te suba a la cabeza. Además ten cuidado, nunca sabes quién podría escuchar tales declaraciones, así que te recomiendo que no vayas por ahí alardeando.-

Y hasta ese momento de perder los papeles nada, hasta que se le ocurrió insinuar que él y Mini aun andaban viéndose en secreto. Logró ponerme serio por unos segundos, y mi mente divago en aquella duda que supongo que cualquiera tendría al respecto, por mucho que pensara que la relación entre Mini y yo ya estaba en otro nivel.

-¿Crees que alguien te va a creer eso?, creo que quedaste muy afectado Bill. Ni lo sé, si quieres puedo recomendarte a un especialista, ya sabes, para que te ayude a sanar un poco-

Pero lo del vestido logró, al final, descolocarme. Mini había llegado a casa justamente con un vestido como el que Bill describía, imposible creer en una simple coincidencia. Y no, como podrán adivinar, la chica no me había comentado nada al respecto, solo un día normal de trabajo… en domingo.

-Te conozco, y sé que eres capaz de decir cualquier disparate con tal de tratar de salirte con la tuya, no me impresiona tu puto cuento. Pero te voy a decir una cosa, y solo lo vas a escuchar una sola vez: aléjate de ella, porque sé que puedes sentirte un puto dios de la muerte, pero con Jesse Crawford nunca has podido, ni vas a poder-

Le dio tremendo gusto que Crawford quitara su sonrisa estúpida del rostro apenas mencionó lo de Mina, tanto que no tomó en cuenta esa frasecita estúpida acerca de no dejar que el aire se le subiera a la cabeza. Alzó las manos como declarándose inocente siendo él quien sonreía entonces.

-No me creas si no quieres, Crawford. No es a mi a quien le afecta.-Bajó las manos y el siguiente gesto fue encogerse de hombros y compadecerse porque Crawford fuera tan crédulo, aunque fuera él quien estaba mintiendo. No había manera de que eso saliera mal a menos que Mina fuera tan idiota como para preferir morir a decirle mentiras a su querido Crawford. En realidad a Bill ya ni le interesaba si volvían o terminaban o lo que hicieran, solo quería hacerle un mínimo de daño al tipo que tenía enfrente si podía.

-No me siento un dios de nada, Crawford. Solo te lo digo para que no andes pavoneándote como si hubieras ganado algo porque la verdad es que te saliste con la tuya tanto como yo.-Se quitó los guantes con los que había estado volando para guardarlos en los bolsillos de su pantalón y luego voltear a ver a Crawford una vez más.-Te cedo el campo, solo como prueba de mi buena fe contigo. Invita a todos tus hermanos delta a la fiesta, les haría bien estar ahí a ver si al menos así reciben un poco más de simpatía.

Estaba bastante ocupado últimamente con ese asunto y aunque no le agradara esa fraternidad ni cierto tipo de gente, para una fiesta memorable tenía que ser abierto y dejar que su casa se llenara para que se hiciera masiva. Eso le importaba más en ese momento que el recuperarse de lo que Mina había hecho por Jesse o por lo que fuera que lo hubiera dejado.

-Anda, supéralo y no te preocupes, ya se le pasará la novedad.-Le dio unas palmadas en el brazo derecho a Jesse antes de tomar su escoba por el mango y echársela por encima de su hombro para emprender camino.-Por cierto, tu amiguita Brownie apenas se enteró del destino final del paramédico. No tengo que recordarte tu promesa, ¿no?

A pesar de conocer perfectamente a Bill, y saber de lo que el muy hijo de puta era capaz con tal de obtener cualquier rasguño de victoria; no pude evitar que esa simple duda se sembrara lo suficientemente profundo como para no colocar un interrogatorio a Mini en el primer lugar de mi lista de cosas que quería hacer al llegar a casa. Y también era demasiado puto tarde para fingir que no me afectaba.

-No te preocupes, chico. Si me entero de que Mini es lo suficientemente idiota como para tener algo de nuevo contigo, yo mismo te envío su cabeza en una puta caja, días antes de aplastar la tuya con mis propias manos. Digamos que sería un aviso, ¿me entiendes?.-

Iba bastante en serio. Tal vez no me estaba expresando de manera literal respecto a cómo reaccionaría dado el caso, pero si de algo estaba seguro era de que ni él ni Mini tendrían, dado el caso, forma alguna de salirse con la suya si es que se les hacía tan fácil tratar de verme la cara. Pero después de esos segundos, y de decir aquello, mi confianza regreso a donde tenía que estar. Mini no era tan descerebrada.

-Pero roguemos a los santos alphas porque no seas más que un patético mentiroso. Y gracias por el campo, te voy a tomar la palabra-

Le di un par de palmadas en el hombro, emulando justamente lo que él acababa de hacer. Haberlo visto tomar la vida de aquel hombre con tanta frialdad lo había puesto en cierto lugar; al menos el que se necesitaba para pensármelo dos veces antes de lanzarme a los golpes como seguramente lo habría hecho antes de que suceso. Pero ya lo dije, yo no era ningún puto manco, y de cualquier forma, el muy marica no era tan imbécil como para sacar la varita para tratar de matarme ahí mismo, en su amado campo.

-Ya te dije que lo de Brow está cubierto. Aunque no lo creas Bill, no a toda la gente se le suelta la lengua a la primera oportunidad, como te sucede a ti tan a menudo. Mejor preocúpate por cubrir tus propias huellas y no andar por ahí alardeando de tonterías. Hay que ser muy cuidadosos-