It's just another day {Aaron Bradbury}

Mi día no podía empezar peor. Había recibido la noche anterior una lechuza de mi padre, que nada de gracia me había hecho, situación que me había llevado a sucumbir a la embriaguez y ahora estaba pagando las consecuencias de haber bebido como vikingo... la cabeza me dolía como si alguien estuviera taladrándome el cerebro y ni siquiera podía recordar mi nombre.

Beber algo de agua y mojarme la cara ayudó un poco, pero aún me sentía mal... aunque no tan mal como después de ver a una conocida lechuza para mí: la lechuza de mi madre. El susto hizo que se me quitara la resaca en menos de un segundo. Recibí a la lechuza y vi que ésta traía un hermoso sobre rojo... genial, ¡un vociferador! con lo encantadora que es la voz de mi madre.

"¡Aline Morgan! ¿Cómo demonios puedes humillar a tu familia de esta manera? Nosotros nos preocupamos por tu futuro, velando porque tengas un trabajo digno y decente el día de mañana, eligiéndote una carrera digna de alguien de tu apellido... ¡¿Y NOS PAGAS TRANSFIRIENDOTE A MUSICA?! Que te quede claro, jovencita, que no pagaremos una carrera para que seas una vagabunda drogadicta muerta de hambre con una guitarra en la mano... No vas a llegar lejos así, Aline. Cuando reconsideres tus prioridades conversaremos."

Así que con esas estamos "Lo mismo le dijeron a John Lennon, mamá. Déjame en paz, me aburren tus estupideces sobre el apellido... si tanto te molesta me lo cambio y se acabó"fue lo único que le dije al vociferador que envié de regreso. Me vino la depresión casi inmediatamente. ¿Por qué demonios siempre que conseguía algo de estabilidad emocional venía este par de monstruos que tenía por padres a joderme la existencia?. Me metí a la ducha para tratar de tranquilizarme pero no podía... necesitaba a alguien que me vendiera buena mercadería y pronto.

Cogí unos jeans gastados algo ceñidos al cuerpo, una camiseta que conseguí en un concierto de una banda muggle muy genial, cogí la varita que me había regalado mi hermano Adrien y me fui en busca de mi bien amada droga.

Tras un par de paradas en la cafetería para llenar el estómago y varias horas después encontré quién me pudiera vender algo de merca... me dirigí hacia uno de los jardines más alejados de la universidad y decidí que mejor era que la consumiera toda de golpe......

****

No sé si esa porquería que me han vendido era buena o mala, pero no recuerdo absolutamente nada... me duele la cabeza horrores y no quiero abrir los ojos, la luz va a hacer que la migraña empeore... Ni siquiera recuerdo cómo es que llegué a mi cama... ¿a mi cama? Abrí los ojos lentamente para descubrir que estaba en un lugar que no conocía. El corazón se me aceleró. ¿Dónde carajos estuve durmiendo? ¿qué hora es?

Me senté en la cama y di un vistazo a la habitación. No, no me equivocaba, era la habitación de un chico... decidí que lo mejor era salir de ahí cuando descubrí que no traía la ropa que me había puesto esa mañana (¿o la mañana de ayer?) traía solamente una camiseta de hombre y mi ropa interior. Bueno, si la traía puesta al menos significaba que no había pasado nada, o eso quería creer.

Suspiré resignada y me asomé a ver si mi ropa estaba tirada en el piso o por ahí, pero no había señal de ella. ¡Por Merlín! ¿ahora qué iba a hacer? ¿Y mi varita dónde estaba? Si la perdía, Adrien se iba a enojar mucho conmigo, sobre todo porque yo había pedido la más cara de la tienda. No, esto no podía estar pasándome...

Me dejé caer sobre la cama, resignada. ¿Qué podía hacer? Estaba a punto de echarme a llorar cuando escuché pasos y sentí miedo. ¿Cómo reaccionar? no tenía varita y no podría defenderme, tal vez podría hacerme a la dormida... o simplemente quedarme sentada en la cama a ver quién carajos me había traído a este lugar... sí, la última opción sonaba bien. Así que me metí nuevamente en la cama a fin de ocultar la desnudez de mis piernas (aunque ni sé por qué, de seguro ya las había visto mientras yo estaba inconsciente) y me quedé sentada, esperando a que llegara mi secuestrador (?).

El humo de un cigarrillo a medio consumir estaba comenzando a llenar la habitación, la parte más alta de la misma. Aquel cigarrillo se estaba consumiendo por si mismo en un cenicero sobre el escritorio, junto a un libro que trataba de hipogrifos, como cuidarlos y amaestrarlos. Estaba abierto por una de las páginas centrales, un capítulo muy aburrido sobre los tipos de pelajes y el cuidado que cada uno requería por parte de los magos. A veces aquella carrera tenía sus momentos aburridos, como todas.

El pelirrojo, dueño de la habitación se giró para ver como aquella chica seguía dormida sin remedio. Puso los ojos en blanco y se colocó el cigarro entre los labios, aspirando tranquilo y mirando por la ventana. Era imposible concentrarse en algo así mientras alguien como ella dormía en su cama tan apaciblemente después de todo lo que pasó la tarde anterior ya la creía muerta.
Por Merlín, que él también hacía sus locuras, pero nunca solo, es importante tener quien te cuide en momentos así. Tenía algo de experiencia, a sus colegas a veces les gustaba tomar un poco de lsd o quizás unas simples setas, sabía que era cuestión de tiempo que se despertara. Y si sabía que estaba alucinando con algo así era por las cosas que había dicho antes de caer dormida (gracias a él que le había lanzado un desmaius antes de que se tirara felizmente a las aguas del puerto del campus, pensándose una sirena o vete algo similar. Y claro que le había cambiado las ropas, después de eso y aunque las alucinaciones habían pasado a parecer más normales (por decirlo de algún modo) ella había pasado un buen rato vomitando y dando a entender que antes mataría a su padre que dejar de hacer aquello solo porque él se lo pidiera, cosa que por cierto, no estaba haciendo, pero bueno, a la gente en esos estados se les dejan pasar esos detallitos.

Como fuera. Después de horas durmiendo en su cama (toda la maldita noche), él ya había perdido la paciencia de todo. Se había pasado gran parte del tiempo mirándola para ver si reaccionaba, la había hecho beber agua porque esas cosas te deshidrataban fácilmente... pero después de tantas horas ahí sin hacer nada terminó aburrido y sin saber que hacer. Por eso se había puesto a estudiar, cosa inútil donde las haya, el amanecer apenas estaba asomando y su agotamiento físico ya rozaba lo ilógico, por lo que, a vistas de que no pensaba despertarse fue a por un buen par de tazas de café cargado, las dos para él, y a la vuelta se topó con aquella sorpresa, ella estaba despierta.

-Hostia, si ya pensaba que estabas muerta - dijo esbozando una sonrisa al abrir la puerta y verla sentada en la cama sin más. El café entró flotando tras él en dos vasos desechables enormes y se fueron a posar en la mesita de noche - ya estaba inventando alguna escusa para no ser expulsado ¿que tal estás?

Ni si quiera sabría su nombre si no fuera porque ayer alguien que le vio con ella la llamó “Morgan”, pero tampoco iba a hacerle un interrogatorio al completo nada más despertar. Según su experiencia tendría la cabeza echa un lio y probablemente le dolería a rabiar.

¡Por las santas acromántulas! Que me trague un quintaped en este instante, por favor... No era posible que de todos los estudiantes que habían en esta maldita universidad haya sido justamente él quien me haya encontrado quién sabe cómo y quién sabe dónde. Tuve que hacer uso de casi todo mi autocontrol para no cubrirme la cara con las mantas, volver a meterme a la cama, convencerme a mí misma de que todo esto era una pesadilla y que despertaría en mi cama como si nada hubiese pasado... pero no, yo sabía que eso no pasaría, aunque debajo de las mantas pellizcaba mi pierna para ver si despertaba de esta pesadilla, pero todo era inútil.

Sentí que me sonrojaba horriblemente cuando esbozó esa sonrisa tan adorable que tiene y no me fijé en los vasos de café sino hasta que estuvieron en la mesa de noche. No sabía si era buena o mala suerte que sucediera todo esto, lo cierto es que yo quería que todo pasara y volver a mi zona de confort en mi cama.

- Ehhmm... Ahhh... Ehhh... - genial, se me había trabado la lengua y ahora yo parecía una imbécil completa, lo que hizo que me sonrojara aún más, si eso era posible - ah... esto... yo... lo siento si te causé muchos problemas - murmuré con la cabeza gacha, sin atreverme a mirarlo a los ojos, mientras que un mechón de cabello ocultaba convenientemente mi rostro. No quería que me viera tan sonrojada...

- ¡E...Estoy bien! - me apresuré a decir torpemente cuando me preguntó qué tal estaba y le dediqué una sonrisa sincera... y nerviosa. No, no lo estaba haciendo bien así que opté por bajar la mirada nuevamente. Estaba actuando como una completa imbécil.

Desvié la mirada un momento para ver por la ventana... aparentemente estaba amaneciendo y yo había pasado toda la tarde de ayer y la noche entera durmiendo en su cama y dándole problemas. Suspiré. Él no iba a querer volver a verme en toda su vida.

Los primeros rayos del sol se colaron por la ventana y acariciaron suavemente mi piel. Por mi condición de semi veela, sabía que mi piel estaba irradiando aquel incómodo y tenue brillo que aparecía cuando estaba cerca a alguien que realmente me gustaba y ahora con la luz del sol, eso iba a ser más notorio... parecía que el mundo complotaba contra mí aquella mañana.

Me moví a un lado para evitar la luz del sol, y recordé que, pese a que siempre sonreía a ese muchacho cuando me lo cruzaba por la universidad, nunca había averiguado su nombre - Ahm... yo... yo soy Aline - dije tímidamente tendiéndole la mano - mucho gusto... aunque creo que a ti no te ha hecho mucha gracia todo esto... gracias y disculpa por los problemas que te he causado - le dije sinceramente dolida. Esperaba que se presentara para poder intentar mirarlo a los ojos, porque después de todo lo que había pasado, no me sentía capaz de hacerlo.

Después de una noche de sueño irregular (o más bien de casi no pegar ojo) cualquiera estaría de mal humor. Él no estaba tan así, si que necesitaba café para vivir, pero aún sin él parecía que las horas sin dormir habían reactivado su cuerpo más de lo usual y estaba animado como en esas rave que iba tras los conciertos o salas de discoteca, aún sin narcóticos.
Por supuesto, que además ayudaba el hecho de verla tan nerviosa y desconcertada, era obvio que ni sabría como había llegado allí. Quien pudiera recordar algo tras tremendos colocones... aunque seguro que ella prefería no saber, si estaba nerviosa por solo estar en una cama desconocida como estaría si viera su comportamiento del día anterior.

-No pareces estar bien, pero te creeré ¿quieres un café? - se acercó a ella, pero no sin más, tomó uno de los vasos enormes y se sentó en una silla que había cerca de la cama, donde había vigilado que no se giraba mientras dormía, era desagradable vera alguien ahogarse en vómito. Dio un trago al líquido de la vida que era el café y puso una mueca no muy agradable, ardía como mil demonios, aún así bebió un poco más. Fue en ese momento que ella volvió a hablar llamando su atención, llevaba unos momentos sin mirarla, centrado en no quemarse demasiado, era un poco llano a veces - ah, yo soy Aaron, creo te lo dije como diez veces ayer -dijo aquello divertido, solo por molestarla, sostuvo el café con la mano adecuada y así pudo devolverle el saludo - no tienes que disculparte, a todo el mundo le pasa alguna vez. Lo que si deberías es cuidar que haya alguien contigo cuando te pase, podrías haber terminado mal.

Lo decía en serio, pero rápidamente cambió el tono a uno más afable y soltó su mano, era cálida y demasiado suave. Aquella chica siempre había llamado su atención, fue gracias a eso que se acercó a ella la tarde anterior, y al parecer, había que agradecer que así fuera, o vete a saber donde estaría.

-Puedes quedarte un rato aquí hasta que estés mejor, pero tu ropa se desapareció con toda la sucia esta mañana, los elfos son muy eficientes a veces.

Él no veía motivos por los que ella estuviera nerviosa, avergonzada quizás, pero era algo más o menos común el terminar mal y con vete a saber quien cuando consumes drogas, cualquiera acostumbrado a ello lo sabe, y suponía que ella lo sabría, así como estaba.

Agradecí internamente cuando no me insistió más por saber cómo estaba. Ya estaba lo suficientemente nerviosa como para responderle la primera vez que una segunda me iba a matar de un paro cardíaco. Me preguntó si quería un café y asentí - sí... gracias... un café me vendría bien - dije un poco más repuesta de la sorpresa de verlo entrar por aquella puerta. Mi corazón aún latía rápidamente, pero ya había superado el shock inicial, o al menos trataba de autoconvencerme de eso para no seguir metiendo la pata.

Me dijo su nombre y yo lo repetí un par de veces en mi mente. Aunque me sonrojé terriblemente cuando dijo que me lo había dicho como 10 veces ayer... ¡Yo no recordaba nada! y él parecía muy divertido con aquello. No quería saber los detalles, pero seguramente fue lo más patético de mi vida. Iba a disculparme nuevamente, pero él dijo que no era necesario disculparse tanto y eso hizo que le sonriera con sinceridad. El temor inicial había desaparecido y ahora me sentía un poco más cómoda con su presencia, aunque realmente seguía avergonzada por todas las estupideces que había hecho ayer y no recordaba -gra... gracias... lo tomaré en cuenta... si es que hay una próxima vez - dije totalmente sonrojada y tomando un gran sorbo de café para disimular, pero fue una mala idea... me quemé la gargante horriblemente y tuve que soportar el dolor estoicamente. No, después de esto no iba a meterme cosas raras en muy buen tiempo.

Iba a pedirle mi ropa para ya no incomodarlo más, pero él me ofreció quedarme y aunque quería decirle que sí, prefería irme... hasta que mencionó el detalle de que los elfos se habían llevado toda la ropa sucia... ¡SUCIA! Oh, por favor, díganme que esto no me está pasando - ¿Es lo que creo que es? - pregunté con voz casi inaudible y temiendo escuchar la respuesta... o sea, no era suficiente con que el muchacho que me gustaba me encontrara inconsciente por las drogas, sino que también me había encontrado casi ahogada en mi propio vómito. ¡Qué vergüenza! ¡Santas acromántulas vengan y acaben con mi vida!

- Lamento haber causado tantos problemas... Aaron - y decir su nombre se sentía tan bonito - y también haber monopolizado tu cama toda la noche - bajé la mirada para que no notara mi sonrojo nuevamente - espero que no lo hayas pasado tan mal - "Ya cállate, Aline... vas a terminar diciendo estupideces" me regañó mi cerebro, pero no le hice caso - Yo puedo irme al sofá para que puedas descansar... como sea no puedo salir de aquí con tu camiseta - dije mientras lo miraba, creo que por primera vez en 10 minutos y le sonreía con sinceridad.

Lo cierto es que la perspectiva de pasar más tiempo con él, me gustaba... quería saber todo, todo sobre él y eso era porque probablemente con lo suelta de lengua que soy cuando me meto cosas él seguramente sabía ya todo sobre mí.... ¡Por Merlín! ¿Y si le dije que me gusta? Ay no...

Se resignó a no poder tomar una carga doble de cafeína, pero ¿a quien quería engañar? Esos enormes vasos ya eran como un café doble o triple, solamente había cogido dos para no tener que estar yendo a por más a medida que avanzara el día, y aquella chica lo necesitaba como diez veces más que él mismo.

-Tampoco es tan necesario que la haya, no así - le comentó descuidado. No prestaba mucha atención a aquella conversación, porque ella no le interesara, era más bien contrario, sentía mucha curiosidad, sobre porque una chica haría algo así sin más, de donde había salido (llevaba ahí estudiando casi cuatro años y no la había visto hasta hace poco) y sobre todo ella en sí era lo que más lo llamaba, aquellas miradas que claro que había notado, y porque no podía evitar sonreírle. Pero aún así no podía estar muy atento en ese instante. Estaba vestida con su ropa y en su cama, pocos hombres estarían serenos en una situación como esa.

Había notado, en esas miradas fugaces que estaba sonrojada, pero daba por hecho que por puro pudor. Estaba por levantarse para dejarle intimidad o algo en caso de que prefiriera no sentirse observada, pero no mientras estuvieran hablando.

-No sé que crees, pero seguro es peor - dijo en broma, para él relajar un ambiente consistía en eso, pero se dio cuenta rápido de su error - por dios niña no pongas esa cara, no pasa nada... - escuchó sus disculpas y todo y se le formó una sonrisa, bueno, no había sido aburrido. Cuidar de alguien así a veces resultaba divertido, y él era un hombre con gran paciencia para esas cosas - en realidad fue divertido, si quieres te lo puedo resumir, seguro dentro de tres o cuatro meses también te reirás tu y lo contarás como anécdota graciosa.

Se puso en pie y negó con la cabeza, aún con una sonrisa en el rostro. Alejó un poco la silla y miró a su alrededor pensativo. Recordando de pronto que la varita y su bolso si que estaba allí, y por tratar de distraerla se giró a buscarlo.

-No te vayas a levantar de ahí hasta terminarte el café. No me importa no dormir, soy estudiante, antes de los exámenes es lo común. Tu puedes quedarte en la cama o moverte al sofá si quieres, pero no llevas pantalones. Solo aviso - por si no se había dado cuenta, claro, porque igual y al ponerse en pie se volvía un tomate ella entera - tengo por aquí tu bolso y la vari... - echó a un lado algunas prendas que tenía en una silla y lo encontró - aquí, perdona el desorden, no esperaba visitas - le guiñó el ojo y volvió a la cama junto a ella, esta vez se sentó en posición de indio a los pies de la misma - siento no haber buscado a alguna amiga o conocido, pero no tenía ni idea de a quien acudir, una tipa me dijo que buscar a  Morgan, que era tu hermano. Pero creo que no me gustaría que buscaran a mi hermano mayor en una situación así, después todo serían quejas y... bueno, no hay para que hacer una montaña de una tontería ¿no?

No iba a decir que se le antojó una buena manera de conocerla y que llevar a una chica en ese estado a su hermano podría hacer que él se llevara todas las culpas sin tenerlas.

Sentí como si me clavaran una puñalada cuando dijo que no era necesario que hubiera una próxima vez. Era una abierta crítica a mi drogadicción, como si la gente pudiera vivir sin eso y ser feliz... y de hecho sí hay gente que puede hacerlo, pero yo estaba muy lejos de poder lograr algo así. Me sentí muy mal por mi inutilidad y por dejar que mis padres afectaran mi vida de esa manera... me sentí tonta y débil y aquello no era nada bueno... no quería volver a tener otro episodio como el de la noche anterior, así que traté de apartar ese pensamiento de mi cabeza y me concentré en tratar de mirarlo de soslayo, porque aún me daba mucha vergüenza mirarlo de frente por mucho tiempo.

Empezó a bromear diciendo que fue mucho peor de lo que yo pensaba y luego rió de mi cara de susto... eso alivió mucho las tensiones y de hecho me sentía cómoda y divertida en su presencia. Eso me gustaba mucho, pensé que hablar con él sería algo complicado, pero Aaron hacía que mis preocupaciones no inundaran mi cabeza.

- Sí... tal vez podrías contarme qué pasó... quizá en un par de horas que no tengamos de qué hablar - dije divertida - debo esperar a que los elfos me devuelvan la ropa... solo espero que no la lleven de frente a mi habitación - dije algo preocupada... esos elfos a veces la liaban de lo puro eficientes que eran - espero que no te moleste tenerme de arrimada aquí un poco más de tiempo... a lo mejor y despierta no te hago tanta gracia como dormida - dije bromeando, haciendo clara alusión de que estando despierta podría hacer mucho alboroto y laberinto.

Cuando fue a por mis cosas y dijo que no traía pantalones, solté una pequeña carcajada. De hecho no entendía muy bien por qué me avergonzaba tanto si él había tenido que quitármelos porque seguramente estaban muy sucios y porque cuando solía ir a la playa con mi hermano siempre andaba en bikini y realmente un bikini no tapa más que la lencería que puedas usar diariamente. - Eres tan dulce... - dije enternecida - cualquier otro muchacho no habría tenido la gentileza de recordármelo - admití - pero realmente no me molesta, de hecho tu camisa me queda grande y no es como si nunca hubiera usado minifaldas - repliqué divertida.

Iba a decir alguna estupidez más, pero mencionó a Adrien y por primera vez después de que él apareció, sentí miedo - Gracias a las divinas barbas de Merlín, no le avisaste... estaríamos en un gran problema los dos - dije en tono preocupado, imaginando la reacción de Adrien y temiendo que tal vez me devuelva al psiquiátrico para que me "rehabilite" de nuevo.

Miré alrededor de su habitación y a pesar del desorden que él decía tener, me pareció acogedora. - Disculpa que ande de entrometida... pero ¿qué estudias? - lo mejor era empezar por algo. Ya sabía su nombre y ahora solamente quedaba saber qué estudiaba para dejarme caer por su facultad "casualmente".

-Tampoco exageres, un par de horas es mucho, y yo soy de resumir. En realidad no es nada tan raro, tengo amigos que antes de ir a los conciertos se ponen a comer setas alucinógenas, no sé si las hayas probado, pero bueno, la cosa es que ellos si que son pesados, puedes pensar que he visto cosas muchísimo peores - esperaba con eso aliviar su ansiedad o el pesar en su mente, porque realmente la quería ver feliz, le había gustado verla por los pasillos sonriendo. Era una chica con una sonrisa muy dulce - y supongo que la traerán aquí, es de donde la cogieron... no sería... bueno, yo a veces he estado en dormitorios de amigos y aparecía allí de vuelta - iba a decir otra cosa, pero por algún motivo cambió de parecer en mitad de la frase. No quería que ella pensara que habían pasado chicas por su dormitorio en alguna otra ocasión, aunque después de tantos años como estudiante sería muy raro que no hubiera sido así.

-¿Dulce? - ahora fue él quien notó un suave sonrojo en su cara. No era una palabra que hubiera usado a menudo para describirlo, no sabía si era algo bueno que una chica viera así a un chico, eran rudos y fuertes los que les gustaban ¿no? - tienes razón, más que dulce soy un poco tonto, a cualquier le gustaría verte las piernas. Pero bueno, soy un caballero de la vieja escuela, supondré - sonrió un poco amargamente porque pensó que había metido la pata quizás. Claro que le gustaría verlas, eran preciosas, pero ya las había visto y más de la cuenta el día anterior. Incluso había pensado que se estaba aprovechando de ella por estar así, cosa que le sentó muy mal, él no era de esos... pero quizás ahora había hecho que ella pensara que no le interesaba, cosa incierta.

Agradeció enormemente el cambio de tema, pensó en lo de su hermano y al ver que había hecho bien no le dio mucha más vuelta, a ningún hermano le gustaría ver así a su hermana.

-Estudio en la facultad de criaturas mágicas, especialidad en peligrosas. Mi sexto semestre ya - dijo un tanto orgulloso, olvidándose de mencionar que había repetido dos veces y por eso en lugar de tres años llevaba cuatro. Para él era un logro, con lo despistado que era y poco entregado a los estudios no podía ser de otra forma - ¿tu que estás estudiando? Es tu primer semestre aquí ¿verdad? No te había visto antes - estaba por decir que ya la habría notado de ser de otra forma, pero lo evitó, para no sonar patético - por cierto, ayer estabas muy disgustada ¿te encuentras hoy mejor? Puedo escucharte sobre cualquier problema soy bueno con eso, o eso comentan.

Me alivió saber que había cuidado a gente que estaba en peor estado que yo, aunque tampoco era buen referente... ellos eran sus amigos y yo una desconocida y no hay dos oportunidades para causar una primera buena impresión. También sentí alivio al saber que mi ropa estaría limpia y planchada aquí en algunas horas, lo que me evitaría tener que ir a mi habitación vistiendo la camisa que Aarón tan amablemente me había prestado... aunque, claro, no pude evitar una pequeña punzada de celos al imaginarme a otras muchachas en la misma situación que yo... y no precisamente por una noche de drogas.

Como fuera, le descolocó un poco que le dijera que me parecía dulce. Había notado un leve sonrojo en sus mejillas y eso me agradó. Aunque reí mucho cuando dijo que era tonto - qué bueno que no eres cualquiera... o sabe Merlín dónde estaría yo ahora... o si seguiría viva - le dije sonriendo sinceramente - pero para que no parezcas tonto, te doy un sneak peek - dije divertida mientras sacaba una pierna de debajo de la cobija y luego la volvía a ocultar, antes de soltar una risita - está linda, ¿verdad? - le pregunté divertida, solamente para fastidiarlo... no quería admitirlo, pero me había gustado verlo sonrojado.

Anoté mentalmente su facultad... así que criaturas peligrosas... sonaba bien. Y de pronto empezó a preguntar sobre mí y yo sonreí contenta ¿querría acaso saber de mí tanto como yo quería saber de él? - Ahm.. sí es mi primer semestre... estudio música - dije algo apenada. Música no era algo que sonara muy cool como criaturas peligrosas - lo que pasa es que estuve encerrada... en un... internado en Europa - no sabía si decirle la verdad. Tenía miedo de que se alejara de mí al ver la basura de persona que soy, así que continué con la farsa que toda mi familia estaba montando... pero mencionó que yo estaba molesta y que él era bueno escuchando... tal vez podría... ¡Vaya! ¡Qué lio! tenía a un ángel y a un demonio luchando en mis hombros. "Dile la verdad" "si se la dices te va a correr de su casa" "pero ha demostrado ser confiable"... ¡pfff!

- Andaba enojada con mis padres... siempre están diciéndome qué hacer... se han enojado porque ellos me matricularon a Leyes y yo hice mi transferencia a música - dije con desgano - y andan con eso de que no me van a pagar la escuela y que vea yo de dónde consigo dinero para comer... obviamente no cuentan con que mi hermano, el hijo modelo, me va a mantener aquí - dije divertida. Sí, Adrien no me dejaría desvalida... - aunque tampoco es que quiera ser una carga para él... así que mejor voy buscando un trabajo o algo así - fin de la historia. Era mejor que quedara así. Sonaba bastante bien.

Aquella chica era de lo más divertido, al menos esa mañana que al fin era ella misma. No pudo evitar ponerse a reír ante su comentario. Miró aquella bonita pierna que salió desde detrás de su sábana y entre risas le dio su aprobación. Pocas mujeres harían cosas así, o más bien, pocas mujeres estarían aún ahí con él. La mayoría eran tan desconfiadas que seguro se habrían desaparecido hacía rato de su cuarto, el agradaba. Mucho.

-Está muy linda, y tu eres muy divertida. No tendrías que hacer esas cosas, estás muy vulnerable ahora - dicho aquello le guiñó un ojo, divertido. Era obvio que estaba de broma porque apenas había parado de reír desde el “sneak peek”. Dio un trago al café que bajaba a un ritmo descomunal y que lo estaba haciendo revivir sorbo a sorbo.

Cuando oyó que estudiaba música ya si paró de reír pero se le dibujó aquella sonrisa que a cualquier niño se le formaba en el rostro al oír algo que le gustaba mucho, él era algo así como un amante de la buena música, no iba a ninguna parte sin su ipod y moría cuando no podía ir a casa a recargarlo, porque en BK no había corriente eléctrica.

-Eso suena horrible, los internados deben de ser totalmente claustrofóbicos - dijo pensando en lo obvio, un internado de estudio, tampoco había mucho más que pensar, además su carrera había eclipsado el resto de la información que ella pudiera darle - ¿tocas algún instrumento? - ni quería hacer la estúpida pregunta de “¿cantas?” él era la única persona en la tierra que sonaba como un gato golpeado cuando se ponía a cantar, obvio que ella lo haría bien, de algún modo se le veía. Dejó que ella le contara, porque de verdad le interesaba, pero en cierto modo su mente estaba en otro lado, pensando en lo mucho que de pronto había descubierto tener en común con ella. En lo guapa que era, en todo. Pero obviamente sus palabras estaban taladrando en sus oídos y aunque ligeramente despistado estaba oyendo. Frunció el ceño por su pequeña historia y suspiró.

-Ahora si entiendo que estuvieras tan enfadada. Joder, tus padres parecen un poco idiotas, con perdón, pero creo que la carrera musical es tan válida como cualquier otra. Sin músicos el mundo sería horrible, estaría muerto. Si es lo que realmente quieres hacer creo que es mejor que luches por ello. Y si necesitas trabajo puedo ayudarte a buscarte algo por aquí, yo llevo unos dos años pagando mis estudios... la facultad es cara pero merece la pena - él mismo estaba trabajando de camarero en un bar cercano, y seguro que si preguntaba igual y ahí mismo la contratarían para las vacaciones de verano, siempre necesitaban personal extra en verano - mis padres dejaron de pagarme la carrera después de repetir el cuarto semestre. Se me fue un poco la mano con las fiestas ese año y tuve que hacerlo entero por segunda vez. Creo que ahí ya pensaron que solo estaba aquí para enfiestarme y tener escusas para hacer magia.

Sonrió de oreja a oreja, no tenía problemas con dejar en claro que sus padres eran totalmente muggles y además poco comprensivos con eso, pero era positivo y le daba igual, los querías de cualquier modo y aún los visitaba aunque ya no viviera con ellos.

-Ya no te tienes que preocupar más por eso. Además dices que tu hermano te apoya y eres mayor de edad ¿verdad? Pues a pasar de tus padres, no tan así como... vamos, no los conozco, pero al menos no dejes que decidan tu futuro por ti - dicho aquello le volvió a sonreír y dejó ya el vaso vacío en el suelo cerca de donde él estaba sentado. Quería animarla pero parece que en realidad ya estaba animada tras lo del día anterior, así que no quedaba mucho por decir.

Sonreí sinceramente cuando dijo que yo era divertida... a nadie le hacían gracia mis locuras, por lo que Aaron debía ser la primera persona que disfrutaba con mis estupideces. Aunque no entendí cuando dijo que estaba vulnerable... ¿lo decía porque creía que no podría defenderme? ¿o porque que no debería andarme con confianzas porque aún seguía medio drogada? No comprendí muy bien y traté de no darle más vueltas al asunto... siempre he tenido el "don" de darle muchas vueltas a un asunto y sacar conclusiones equivocadas, y realmente no quería equivocarme esta vez... él me gustaba... mucho... más aún ahora que me había guiñado un ojo. ¿Estaba coqueteando conmigo? ayy, ¡Qué emoción!

Él terminó su café y yo me dispuse a terminar el mío... a estas alturas de la vida ya estaría menos caliente y podría beberlo sin destrozarme la garganta. Sí, ahora estaba a una temperatura decente y me caía bastante bien el café. Me despertó un poco más y, debo confesar, que me puso algo hiperactiva.

Cuando él dijo que los internados debían ser claustrofóbicos, bajé la mirada. Sí que lo eran... asentí débilmente mientras mi cerebro traía a mi memoria los días en el ala psiquiátrica... días que pasaba totalmente dopada, o a veces atada a mi cama, como esa vez que intenté escapar... era todo tan horrible, que deseaba morir antes de seguir encerrada ahí. Pero ya había salido y estaba aquí, con él... no puedo dejar que malos recuerdos me impidan disfrutar el momento, porque tal vez no se repita - son horribles - dije con voz queda - menos mal ya estoy aquí - añadí con una pequeña sonrisa amarga. No quería volver a estar encerrada nunca más.

Pero él cambió de tema y hablar de música me gustaba - pues toco muy bien el violín, la guitarra y el piano - dije con una gran sonrisa... una de las cosas con las que mis padres no se habían equivocado había sido el meterme a estudiar música de niña - cuando quieras puedo darte un concierto privado... ¿qué dices? - pregunté. Y una vez que lo había dicho, me sonó a que nos veríamos de nuevo, en otra oportunidad... y esa perspectiva me agradaba.

Escuché atentamente lo que decía. Él tampoco lo había pasado bien, pero al menos él salía adelante... yo simplemente estaba metida en las drogas sin hacer nada por mí misma, pero el problema era que no me dejaban hacer nada por mí ni para mí... era frustrante - te agradecería de corazón si me ayudaras a conseguir algún trabajo - le dije algo apenada - aunque ya sabes, mis papás se morirían si alguien les dijera que me vieron de mesera en alguna parte... ellos son muy... ahm... ¿cómo decirlo? preocupados por estas idioteces de las clases sociales y la reputación social y tonterías de ese tipo - puaj... odiaba a mis padres.

- Oh, así que tus padres son muggles - dije casi maravillada - yo he ido al mundo muggle, pero hay muchas cosas que no entiendo... espero algún día me lleves y me expliques... me parece un mundo muy curioso... ¿cómo se las ingeniarán los muggles para vivir sin magia? - pregunté más para mí misma que para él, mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa soñadora.

- No dejo que ellos decidan mi futuro... de hecho siempre he creído que cada uno se arma su propio futuro... pero es que ellos solo quieren poner obstáculos en mi vida - dije molesta - todo empezó cuando tenía 14 años y me comprometieron con el hijo de no se quién que era importante - oops! había hablado de más. ¿Qué tenía él que hacía que pudiera desenvolverme con tanta soltura? Ni idea, ya había empezado y tenía que terminar - escapé de casa y fue todo un escándalo... desde ese momento empezaron los encierros - dije con algo de tristeza... había omitido convenientemente mis muchos intentos de suicidio, los cuales eran (al menos para mí) mi única vía de escape.

Quizás no había acertado tratando de hablar de lo molesto que debía de ser vivir interna en alguna parte, porque su rostro cambió ligeramente, y sus palabras, por supuesto, acompañaron el gesto, por ello trató de cambiar de tema tan rápidamente. Le gustaba su sonrisa, pero ni de lejos aquella que le había mostrado tan... amarga. No. Sería mejor la música o incluso las críticas paternas ¿a quien no le gusta criticar un rato a sus padres?

-Sería genial. Me encanta la música pero soy un negado, con trabajo aprendí a tocar un par de acordes en una guitarra eléctrica, pero mis amigos tienen paciencia nula y yo un oído horrible, nos jugamos mal par - dijo riendo y negó con la cabeza porque era una verdad enorme, él no había nacido para ser músico, desde luego que no. Después simplemente asintió a sus palabras, entendía aquello, no porque lo hubiera vivido, si no porque ya conocía la sociedad mágica, esos aires de grandezas, esa... falsa sensación de ser mejor que otros solo por tu poder social o económico. Era absurdo y odioso, y él simplemente no creía en ello - bueno, solamente para no enfadarlos más podríamos tratar de buscar otra cosa. Aquí en la facultad hay algunos empleos disponibles, pero ya casi termina el curso, ahora no te preocupes por eso, además si tu hermano te va a ayudar tampoco es tan urgente... eso si, este verano tendrías que hacer algo - estaba pensativo pero tampoco se le ocurría demasiado que decir sobre eso, si la opción “servir” no estaba en la lista, esta se hacía muy pequeña, ni librerías, ni tiendas ni bares, a una chica sin estudios y probablemente sin experiencias sería complicado encontrarle algo fuera de esos sectores. Es por eso que el cambio de tema, de nuevo, le vino bien, no quería meterle ideas negativas en la cabeza. Le agradaba, pero verla en la condición en que se la encontró el día anterior le había hecho pensar mucho, y si estaba con el ánimo bajo no debía empeorar la cosa.

-En realidad no es tan difícil vivir sin magia, es más incómodo, pero hay mil cosas que sustituyen la magia, suele ser más lento, pero yo que he visto ambos lados creo que estaría todo mejor unido, pero bueno, últimamente dicen que los muggles están un poco... susceptibles con todo esto, cuando la cosa se calme puedo invitarte a casa, sería como una odisea, porque tengo hermanos mayores que se la pasaría preguntándote cosas y una madre que te querría enseñar a cocinar sin magia, es muy de pasarse el día horneando.

Se calló por dos razones, primera, porque parecía que estaba citándola a conocer a su familia, cosa que resultaba totalmente raro y poco apropiado, ya que no se conocían de nada. Y lo segundo, porque realmente no quería presumir de “buena familia” frente a alguien que estaba contándole que sus padres eran unos tremendos hijos de putas. Porque para él, alguien que prometía casar a su hija desde los catorce años no merecía otro nombre.

-Está bien, mejor ni pienses esas cosas ¿si? Tus padres son... unos cabrones, y lo siento, pero no lo tenía que decir. Aunque ya te saltaste toda esa parte en la que te pueden mangonear, ahora tendrías que pensar de manera positiva. Voy a convertirme en tu manager, si quieres podría preguntarle al jefe del bar si quiere espectáculo de música en vivo, sería un modo de comenzar. Me gustaba lo del concierto privado, pero así sacarías más dinero que tocando para mi - le sonrió, esperaba que volver a ese tema no la hiciera pensar en su feo pasado, porque quería verla feliz, sonriendo. Como le había gustado verla por primera vez en los pasillos - creo que hablo demasiado... seguro tienes ganas de darte una ducha o algo. Puedo ir a tu cuarto a buscarte ropa, si me dices donde duermes, mientras te puedes dar una ducha aquí. Así terminas de despertarte, prometo no entrar mientras tanto.

Sonreí cuando me contó de aquella vez que intentó aprender la guitarra eléctrica. Bueno, lo cierto es que yo nunca había tocado una guitarra eléctrica porque esas son cosas de muggles, pero esperaba que no hubiera mucha diferencia con una guitarra normal - Bueno, si algún día te animas a intentarlo de nuevo con la guitarra, yo tengo paciencia, tiempo y una guitarra - dije divertida, aunque mi mente me dio un regaño mental. No debería estar ofreciéndole clases de guitarra ni ser tan obvia respecto al hecho de que me encantaría poder pasar más tiempo con él en otra oportunidad.

Pero de pronto ya andábamos en otro tema... ¡y es que era tan simple hablar con él! solamente tenía que ser yo misma, sin poses, sin fingir que soy la hija modelo, ni sonreír falsamente... sentía que era libre de expresarme con él, como no podía serlo con la mayoría de mis "nuevos amigos" que son realmente amigos de Adrien. Me gustaba poder desenvolverme con tanta facilidad con alguien, realmente necesitaba algo así.

Me pareció interesante cuando empezó a hablar de las cosas muggles y sentía curiosidad por hacer las cosas al estilo muggle por lo que me emocioné mucho cuando dijo que cuando las cosas se calmen podría llevarme a su casa a ver cosas muggles. Sentí que los ojillos me brillaban a más no poder - ¡Sí! ¡Estaría genial! ¡yo quiero aprender a hacer cosas como muggle! - dije encantada, para darme cuenta que, era bastante raro que una persona que apenas conoces te quiera llevar a conocer a su familia... aunque bueno él dijo que cuando las cosas se calmaran (que podía ser en mucho tiempo... o nunca) y además, solamente quiere mostrarme la vida muggle, es solo eso.

Asentí cuando dijo que mis padres eran unos cabrones - No te preocupes, yo todos los días pido a la sabiduría de Merlín que una acromántula aparezca y se los coma - dije encogiéndome de hombros... ya a estas alturas debía ser muy obvio que detestaba a mis padres - y me agrada la idea de tocar en el bar... si me consigues la audición te daré mi primer disco autografiado y entradas gratis a todos mis conciertos - reí mientras me imaginaba dando conciertos... no costaba nada soñar, pero tenía que esforzarme mucho si quería llegar siquiera a llenar el bar de la esquina.

Sonreí cuando se ofreció a ir a mi cuarto por algo de ropa, de hecho podría convocarla con un "Accio" pero se me hizo tierno que se ofreciera simplemente para darme la seguridad de que no estaría husmeando mientras me duchaba - ¿en serio me prestas tu ducha? - pregunté mientras lo miraba fijamente - mil gracias, Aaron, creo que nunca en la vida podré pagarte todo lo que estás haciendo por mí - le dije en un arranque de sinceridad - eres adorablemente tierno, ¡me encantas! - momento... ¿eso lo dije o lo pensé?

Se sentía demasiado abochornado para comentar algo, realmente no debió hablar de su familia o invitarla así sin más. Ni la conocía, joder. Sentía que había cierta familiaridad con la chica porque de algún modo se habían puesto a hablar de todo y más, como si fueran viejos colegas. Eso lo incomodó simplemente porque él había actuado de manera algo egoísta al llevarla a su cuarto o reclamar que estuviera con él en una situación en la que la chica ni podía opinar de manera consciente (aunque después había quedado claro que sin más la había cuidado, pero así era él, demasiado atento a los demás quizás). Trató de no decir nada más sobre aquel tema aunque le respondió con un asentimiento a su aceptación de la propuesta y una sonrisa. Al menos parecía hacerla feliz,  y estar cómoda, no era el único que de pronto estaba bien con un desconocido.

Se había puesto ya en pie y estaba recogiendo los vasos del café, simplemente por tener ocupadas las manos, no sabía que le estaba pasando con aquella chica, y no le gustaba saber que pasaba con él en general.

-Claro, puedes estar tranquila, yo te aviso si te consigo la audición, despreocúpate - se apoyó en aquella mesa y mientras tanto marcó la página del libro que ni tan siquiera había comenzado a leer. Lo cerró y dejó a un lado - pero no me digas esas cosas... solo es una ducha, no es como si fueras a gastarla - desvió la mirada, si ya se sentía nervioso por si solo al sentirse cercano con ella sin más, ahora era mucho peor, acababa de decirle que le encantaba ¿que era ahora? ¿un peluche? Frunció el ceño, no quería llegar al punto de adorable para ella, sabía que tras eso iba el “te aprecio tanto que no quiero estropear nada” o el típico “¡pero si eres mi amigo!”. Que no es que estuviera pensando en pedirle salir ni nada... ¿no? - venga, no agradezcas más y a mi me basta con que me quieras enseñar a tocar la guitarra, te aseguro que te costará más que a mi cuidarte - le sonrió tranquilo y con los vasos en la mano (para dar un rodeo algo más grande y darle tiempo) se quedó mirándola tras moverse hasta la puerta - vengo en un momento, no tardes, ahí tienes toallas y todo limpio cortesía de los elfos bien dispuestos - ahora si abrió la puerta, tardó en irse, por si ella quería decirle algo antes, pero olvidó preguntar por si dormitorio, a veces era un poco despistado y pensar en ella en su ducha no ayudaba a que eso no se cumpliera en ese instante. Tenía que despejarse, la falta de sueño, tenerla tan cerca, sonriendo solo para él, diciendo esas cosas... un paseo, el aire en la cara, esperaba que eso bastara, no quería ponerse borde solo por andar imaginando cosas que no eran, desde luego no quería ponerse como un capullo con ella.

Su respuesta me descolocó completamente... no, no le iba a gastar la ducha, pero sinceramente yo no dejaría que alguien que acababa de conocer usara mi ducha y por ello era que estaba agradecida con él, por no ofrecerme la ducha que necesitaba pese a que no se lo había pedido. Y me desilusionó mucho que frunciera el ceño luego de que yo hablara de más... ¡Claro! solo a mí se me ocurre decir eso delante de una persona que acababa de conocer. Suspiré resignada, ya había metido mucho la pata, mejor no arruinar más las cosas... seguro hasta tenía novia y yo aquí como idiota...

Seguramente se dio cuenta de mi cambio de humor y me agradeció las clases de música con una sonrisa, sonreí de vuelta con una sonrisa melancólica... y me dijo dónde podía encontrar toallas limpias y todo. Ya iba a decirle que muchas gracias que ya entraba a ducharme cuando recordé que iba a ir a mi habitación por mis cosas.

- Hey, espera... - le dije mientras salía de la cama a toda prisa... para estamparme de bruces contra el suelo... genial, maldita sábana que se enredó en mi pie. Me levanté del suelo como pude, totalmente avergonzada - jo... qué torpe... creo que sí necesito esa ducha urgente, aún sigo medio dormida - fue la única justificación estúpida que se me ocurrió decir mientras desenredaba la sábana de mi pie... o sea que además de estúpida, drogadita y confianzuda era una inútil y una torpe sin remedio... genial, Aline, lo estás haciendo de maravilla.

- Si vas a ir a mi habitación vas a necesitar "la llave" - dije mientras me acercaba a mi bolso... no era una llave como las que usan los muggles, mi habitación se abría con un toque de mi varita. Y es que las llaves se pueden perder o te las pueden robar, pero es más difícil que un mago pierda su varita... a menos que seas yo.... en uno de estos viajes podría hacerlo, afortunadamente aún no lo he hecho.

Abrí mi bolso y ahí estaba mi varita, con su empuñadura brillando incansablemente mientras yo me sentía muy avergonzada de dársela a Aaron. Es bastante irónico que yo me quejara de las clases sociales y esas idioteces pero me permitiera una de esas varitas de lujo que no costaban menos de cincuenta mil galeones. Suspiré resignada... quería conseguir dinero para vivir, pero tenía una varita que valía miles... más fácil era venderla y conseguir dinero más rápido y fácil... aunque vender una varita no es fácil... en fin.

Saqué mi varita, bastante avergonzada y se la di a Aaron - son tres toques al pomo de la puerta - le dije sin mirarlo a los ojos - en el primer cajón está la ropa interior, en el segundo están las camisetas y en el tercer cajón los jeanes... - le dije algo avergonzada - si pudieras traerme el neceser de maquillaje que está sobre mi tocador sería genial... y puedes coger un bolso o una mochila del armario para traer todo - dije tratando de recordar qué más podría necesitar - ahmm... mi... cepillo de dientes y mi peine están en el cuarto de baño... ¿podrías traerlos también, por favor? - pregunté con algo de timidez. Me sentía muy torpe en su presencia y solamente quería meterme a la ducha de una buena vez.

Y se habría marchado sin pensarlo de no ser porque oyó como ella le llamaba, quizás necesitaba algo, y como buen idiota se giró para darle aún un poco más de su tiempo y atención. No tenía remedio, después querría que ella no pensara que era “demasiado bueno”  o cualquier cosa...
pero cuando fue a poner esa expresión de cansado que solía mostrar cuando ya estaba aburrido de atender a alguien la vio en el suelo, acababa de caerse y a  él se le olvidó automáticamente hasta la última preocupación, fue junto a ella, aunque no llegó a tiempo de ayudarla ni tan siquiera.

-¿Estás bien? - preguntó haciendo caso omiso a la llave o a cualquier cosa, cualquiera se habría al menos quejado de un golpe como ese, ni se le ocurrió pensar en si era patosa o no, solo quería saber si se había hecho daño, se la quedó mirando mientras sacaba aquello del bolso, no esperaba una llave, casi nadie ahí cerraba su cuarto con llave, él si, por supuesto - está bien, se me había olvidado complemente - dijo con una media sonrisa, sin mostrarse avergonzado ni nada, pero lo que si lo cohibió un poco fue lo siguiente ¿se tendría que poner a rebuscar entre su ropa interior? Por Merlín - claro.. a ver, no se me olvida nada. Ropa interior, camiseta, pantalones, maquillaje... peine, cepillo de dientes... la mochila... debería hacer una lista - dijo riendo, obviamente en broma, no olvidaría nada de aquello, era lo obvio. Le puso una mano en la cabeza y la despeinó un poco más, en un gesto que ni pensó - ve a la ducha, para cuando termines estaré aquí. Y ten cuidado, no quiero que te hagas daño.

Le sonrió y se aseguró de llevar la varita bien agarrada, tenía pinta de ser un poco más cara de lo que él podría permitirse pagar en caso de dejarla caer y romperla o algo. Fue hasta la puerta y cerró, pero antes de irse se giró para hablar una vez más.

-Ah, cuando llegué te dejaré las cosas delante de la puerta del baño, cuando estés sal, no quisiera entrar...ya sabes - se encogió de hombros fingiendo que no le importaba demasiado y se marchó, pensando en que iba a estar totalmente desnuda en su ducha, y que él podría entrar si quisiera, se le agolpó el calor en el rostro, era tan poco dado a estar en esas situaciones, ni siquiera recordaba si alguna vez había rebuscado en los cajones de ropa de una mujer antes. Se tapó la cara con una mano mientras caminaba hacía su dormitorio y suspiró, aquella sería la última vez que se prestara a cuidar una chica, ahora se sentía en la obligación de seguir haciéndolo, y entre el sueño y lo atractiva que era tenía difícil comportarse como debería.



Apenas tardó en recoger todo lo pedido menos de cinco minutos, no tenía pensamiento de rebuscar, ni mucho menos, así que tomó lo primero que había en cada cajón, dando por hecho que sería de lo que más usaba y lo fue guardando todo en una mochila que vio vacía junto al escritorio de la habitación. El peine y el cepillo de dientes también fue cosa fácil, con lo que si dudó fue con el maquillaje, se le había olvidado donde estaba y tan solo tomó un neceser que había en el baño que le parecía que podría ser. Antes de salir dio un vistazo a su habitación, se notaba que no llevaba demasiado tiempo, aún no tenía ese aspecto de “lugar donde uno vive” así como la suya, que estaba repleta de posters, fotos y alguna que otra pintada que sabía que quizás le metería en algún problema cuando lo vieran los encargados de los dormitorios.
No tardó mucho más en llegar de vuelta a la habitación, soltó la mochila apoyada en la puerta del baño y tocó un par de veces, solo para que ella lo supiera, y se tumbó en la cama, que por cierto, ya la habían hecho los elfos, simplemente para esperar y descansar, sin pensar en nada. Puso algo de música de fondo, de los guns n'rose, simplemente por no oír el agua correr y así evitar pensar que estaba pasando dentro de su baño.

Asentí rápidamente cuando me preguntó si estaba bien luego de esa estúpida caída... ¡Merlín! Jamás había sentido tanta vergüenza en mi vida... Yo nunca me he jactado de ser la persona más hábil del mundo, pero tampoco era patosa y ahora parecía la persona más torpe de todo el mundo mágico y alrededores.

Recibió la varita, pero no hizo ninguna mueca de desagrado ni tampoco dijo nada al respecto, lo cual me tranquilizó sobremanera, después de dar tantas malas impresiones una más sería como una raya más al tigre, pero en el fondo yo quería caerle bien... y lo estaba aburriendo. Y cuando pensé que era todo, me repitió la lista y asentí... y ¡me despeinó! me quedé mirándolo un poco descolocada por un segundo y luego sonreí... aunque debía admitir que era mi hermano el que me despeinaba de esa forma y luego yo no quería que él dijera que me ve como alguien a quién cuidar, como una hermanita menor... ¡hombre, que ni se le ocurra! ¡que hermano ya tengo!

Él salió de la habitación y yo suspiré. Me metí al baño y mientras me quitaba su camisa me percaté de que olía a él. Sonreí como tonta y me metí a la ducha. Tenía sentimientos encontrados, puesto que por un lado estaba feliz de haber pasado unos minutos con él y por el otro lado sentía que estaba actuando como imbécil. Además, mi cabello estaba hecho un asco y toda yo era un asco y aún así él me había dejado subir a su cama... ¡Soy un desastre!

Yo estaba cantando una canción de un grupo muggle y lavando mi cabello por segunda vez cuando él llegó. No sabía qué tan sucio puede llegar a estar el pelo de alguien hasta este momento... seguramente los elfos ya habrían cambiado las sábanas y todo, pero a mí la vergüenza no se me iba.

De pronto escuché una canción que yo conocía bastante bien, de hecho desde muy chica me había percatado de que la música muggle era mejor que la mágica y me había dedicado a escucharla con detenimiento, llegando a conocer así a muchas bandas muggles que eran bastante buenas. Casi sin pensar me puse a cantar aquella canción "Take me down to the paradise city where the grass is green and the girls are pretty... Oh won't you please take me home"

Me puse a pensar en lo parecidos y al mismo tiempo en lo distintos que somos... Sobre todo considerando nuestra actitud ante la vida... Aunque claro, no era menos cierto que los padres de él le dejaban que viviera su vida, a mí me habían negado esa oportunidad... Pero sabía que podía aprender mucho de él.

Salí de la ducha y me envolví en una toalla, mientras colocaba otra en mi cabeza para secar mi cabello y salía a recoger la mochila que tan amablemente había dejado Aaron detrás de la puerta - Podrías poner la canción que se llama "Rocket Queen"? - pedí antes de regresar al cuarto de baño a vestirme. Qué seguía después? Regresar a mi habitación? Sí, algo así, pero no quería irme. Me arreglé rápidamente y con un movimiento de mi varita (que Aaron había metido en la mochila) sequé mi cabello. Colgué las toallas para que los elfos no tuvieran mayor problema y salí.

- ya está... Ahora sí estoy mucho mejor, verdad? - dije refiriéndome a mi apariencia. Ya no estaba tan horriblemente paliducha y con cara de sueño. Quería sentarme junto a él a escuchar música, pero seguramente querría dormir y yo estorbaba, así que esperé a que él dijera algo, si quería que me vaya, yo lo entendería.