Marked the past | Harley

 
 
 
 

No estaba bien, nada estaba en lo absoluto bien. Había pasado más de un mes desde el atentado en el día del Trabajo y sentía más tensión que nunca. Werther aun estaba receloso con ella, al pendiente de lo que hacía, de sus sueños extraños y aun que no lo dijera, desde aquel momento, aquella pelea, una brecha se había abierto entre ambos. Ella trataba de mantenerse como si no le importara el haberse manchado las manos con sangre inocente, se repetía a si misma una y otra vez que no eran importantes, que lo único importante era Bastian y su futuro. No funcionaba en lo absoluto.

Trataba de mantener su vida como siempre, asistiendo a clases, cuidando a Bastian, trabajando en la cupcakería, sin embargo al final del día, dentro de ella, tenía esa angustia de pensar que ese podía ser el ultimo día de Angus Finnerty, de Connie Hartman o de cualquier otro de los rebeldes. Gente que conocía, gente con quién había compartido sonrisas y llantos, gente que no merecía morir.

No quería llegar a casa y destruirse con esos pensamientos así que aprovechó el horario vacío en la sala de ensayos. Tomó su violín como si fuera su única fuente de desahogo y frente a ella conjuró las partituras de una pieza clásica, solamente para ensayar. Tenía en sus manos un violín mágico, la diferencia entre ese y uno normal es que podía emular el sonido de varios violines a la vez, claro que requería una destreza mayor.

Estaba realmente concentrada en la pieza, la música inundaba el ambiente a su alrededor. Ni siquiera estaba viendo las partituras, estaba sintiendo la música y la música en cambio expresaba mediante una triste y desgarradora melodía el caos de su corazón.

Poco a poco la música fue bajando de intensidad y quedó silenciada dejandole un escalofrió en los brazos, fue cuando se dio cuenta que alguien más estaba ahí y trató de ocultar el leve temblor de sus manos. Cuando vio a Daniel tras ella inmediatamente sonrió tragándose el sentimiento.

Hey, ¿Ahora estás intentando aprender violín? Creí que acordamos que no era lo tuyo. - Dio un respingo y se acercó a él como si nada, con el violín en una mano. - ¿Que es eso? ¿Es para mi? ¿Quieres comprar mi amor o algo así? Si eso es jugo de tomate ya tienes una ventaja. - Bromeaba por supuesto, Harley era siempre así de descarada, principalmente por que su amistad iba más allá de cualquiera de esas cosas. Se acercó sin preguntar al jugo y lo tomó sin más. - ¿Que haces aquí? No me digas que es cierto lo del violín....

Era muy fácil sonreír cuando estaba con Daniel, había como un lazo invisible entre ambos, un cariño especial que los unía, que los había mantenido juntos desde que eran pequeños y que con los años se había afianzado hasta formar la relación de amistad que tenían en esos momentos. Ella conocía todo de él, cada fallo, cada secreto (o eso pensaba) y a veces le dolía tener que fingir con él, tener que ocultarle la oscuridad que había caído en su vida, el embrollo monumental en el que se había metido una vez que había aceptado estar con Werther Schweinsteiger y tal vez, confesarle que a pesar de todo, no era tan mala la oscuridad estando a su lado.

Tomó el embace de jugo con una mano y con la otra le indicó que la siguiera, ahí al fondo del salón donde había dejado el violín descansando como si el mismo instrumento lo necesitara. Se sentó en una banca de madera que estaba colocada por ahí como parte de los muebles del lugar y dio unas palmaditas a su lado para que la acompañara. Entonces abrió el jugo y le dio un largo trago, como si minimizara las palabras que Daniel estaba diciéndole, claro que él sabía que no estaba haciéndolo, era solamente la forma en la que pensaba mejor, además de su particular forma de ser.

Claro que siempre serás mi favorito – Le sonrió haciendo ese gesto con los labios, como si estuviera conteniéndose de decir algo más. Luego simplemente suspiró- Han sido días completamente complicados, Bastian ya tiene una niñera que al final no quiere correr y mudarse de continente, pero la nueva tienda de cupcakes que abrimos en Nueva York requiere mucho esfuerzo y las tareas y la vida misma me tiene completamente agotada, si fueras mi sombra quedarías muerto al medio día. ¿Has estado ocupado también, cierto?

No sabía si decirle o no lo del día del trabajo, porque por una parte le alegraba muchísimo que no hubiese estado ahí, aquello se había convertido en un espectáculo terrible de ver, claro que ella no tenía ni siquiera una idea cercana de que Daniel apoyaba también el movimiento de los rebeldes, ya era muy fuerte la situación en sí.

El mundo se está volviendo loco, el ataque en el parque… nadie lo esperaba. Estaba ahí con Bastian, si algo le hubiese sucedido entre los hechizos, no dejo de preguntarme por qué está pasando todo esto – Hablaba para ella aun que la respuesta la sabía, el gobierno corrupto, las muertes que ellos habían ocasionado primero, no quería si quiera indagar en su propia conciencia, si es que aun tenía una.

 
 
 

Las palabras de Daniel la hicieron pensar en realidad. ¿Quién era ella? A veces ni siquiera se reconocía. Si hacia un par de años todo este movimiento hubiese comenzado, ella habría sido la primera en saltar, en darlo todo por la revolución, en ponerse en peligro las veces que fueran necesarias con tal de poner en su lugar a esos malditos que discriminaban a la clase pobre, a quienes ni siquiera podían defenderse de su régimen. Ella habría estado en las manifestaciones y no hubiese dudado un segundo en pertenecer a la fraternidad Delta con tal de formar parte de ese cambio, pero ahora las cosas eran muy diferentes.

Ella no sabía si quería un cambio, no sabía de qué lado estaba y no sabía exactamente cómo actuar con todo lo que pasaba. Si estaba del lado de los rebeldes era estar del lado de los que ponían en peligro la seguridad de su familia, de los que mataban a miles con tal de demostrar un punto, de los que atacaban sin importarles si esas personas lo merecían o no.

Pero si estaba del otro lado, donde se encontraba en esos momentos, era aceptar una casi dictadura, que el mando se mantuviera entre unos pocos y que personas inocentes murieran por simplemente ir en contra de los deseos de algunos.

Su vida era un caos, completamente complicado y no esperaba que Daniel lo entendiera, de hecho ni siquiera podía contárselo, a él ni a nadie, porque estaba atrapada por un juramento maldito. Algún día, se decía, iba a decirle todo a todos y simplemente inmolarse en medio de una gran multitud, eso era lo que iba a pasar, esa era la forma en la que iba a morir.

Fue mejor que no estuvieses ahí, fue terrible, había cuerpos por todos lados… - Se quedó pensativa unos segundos y luego de darle otro trago al jugo habló- Te voy a confesar algo… es algo importante que solamente Werther sabe, pero promete que no le dirás a nadie…

Suspiró profundamente, luego hizo un gesto gracioso, como esos de indecisión cuando no sabía si estaba o no por hacer lo correcto, al final habló. - Yo lo vi, hace poco me di cuenta que tengo una especie de don para la videncia. Fue en un sueño, lo vi todo completamente real, vi que los rebeldes atacaban y vi que secuestraban al jefe de comercio exterior. Se quienes son los que estuvieron involucrados y me da miedo, porque son personas cercanas… y… - ¿Y qué?¿Que iba a hacer? No lo sabía, estaba llena de conflictos y eso se notaba en su rostro, en las palabras atropelladas que salían de sus labios.