Minitrama: El Experimento II

Entramos a la morgue que no era para nada como me la imaginaba, pensaba que seria un lugar mucho mas oscuro, tétrico y fantasmagórico. Sin embargo parecía una piscina debido a los mosaicos que cubrían la pared y el piso, lo mas molesto en todo caso seria la ausencia de ventanas, algo que podría causarle un fuerte ataque de claustrofobia a las personas mas sensibles. Fuera de eso el lugar parecía mas un salón de clases que nada, habían varias mesas en el centro con cuerpos encima. La medimagia jamás ha sido algo que me entusiasme demasiado, al contrario, me parece bastante aburrido tener que trabajar con enfermos y muertitos, sin embargo aquel experimento no me resultaba del todo aburrido, ya que al menos podría lanzar alguna maldición.

Jamás había entendido porque la gente normalmente comete la estupidez de respetar mas a los muertos que a los vivos. Por lo que solté un leve bufido cuando Murphy, que sorpresivamente había dejado de articular sonidos sin sentido, pidió un minuto de silencio.

En cuanto escuche que los muertos aun podían contagiarnos tome la mascarilla, los lentes y los guantes, mientras en mi rostro se formaba una mueca de asco y repulsión, no entendía como es que a la gente puede gustarle hacer algo como eso.

Justo en el momento en que iba a adelantarme para ser la primera Ciel se me adelanto, la observe mientras le dictaba a la vuelapluma y me sorprendió ver que aquello funcionaba.

Justo cuando ella termino me adelante.

-Pues venga- Dije como para darme ánimos -Charlotte Wardwell- dicte a la vuelapluma con claridad -Varita: 26 cm, flexible, palo de rosa, pelo de veela-. Tras esto me adelante y apunte al pecho del cadáver, que era una mujer que tenia la piel de un extraño tono verdoso, algo repulsivo a la vista.

Apunte directo a la cara de la mujer y exclame -Furunculus- un par de segundos después su cara estaba llena de asquerosos forúnculos, -¡iugh!- dije, exagerando la expresión de asco que se formo en mi rostro. Tras eso me dirigí a la segunda mesa y exclame -Densaugeo- mientras apuntaba hacia el segundo cadáver.  -Engorgio- dije mientras observaba como el tercer cadáver se empezaba a inflar. Apunte al cuarto cadáver -Levicorpus- y solo lo eleve un poco ya que el lugar no era muy grande. Lance el quinto hechizo a un hombre que no tenia mandíbula -Melofors- y finalmente apunte al ultimo cadáver -Vegecio-.

Cuando el aparato se enfoco en cada uno de los cadáveres pude distinguir una marca con la forma de unas alas que formaban una especie de corazón en el centro, dentro del cual se leían las letras "CW".

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Tenía muchísimas dudas, todas las que había dejado escapar de entre sus labios y más aún internas, morales, no legales. Si era legal o no a ella le daba igual ¿acaso estaría feliz solo por saber que para los muggles había sido legal matar a sus padres? Pues no. Realmente aquello no le importaba en absoluto... pero claro, lo que él decía ya era otra cosa, que existía permiso dado por sus familiares, que quizás ellos en vida dieron ese permiso, como un testamento. Muchas personas lo hacían. Aquello era otra cosa, otro nivel de doble moralidad.
Ella jamás habría dado permiso para sus familiares, pero, pensándolo en serio, aquel descubrimiento era algo totalmente genial, innovador, algo que podría ayudar muchísimo a otras personas en el futuro, o bueno, más bien, a capturar a ciertas ciertas malvadas. Si existía un consentimiento familiar y había dado a entender que no tenían que ser hechizos super ofensivos, realmente si que lo haría, participaría, ayudaría, para eso estaba ahí. A ella el dinero le importaba muy poco; ya tenía demasiado.

Siguió a todos cuando cambiaron el lugar de la reunión por aquel tétrico antro en el que nunca había entrado ni lo haría queriendo. Realmente el frío era desconcertante comparándolo con el exterior y era un lugar totalmente claustrofóbico. Ella no temía a ese tipo de sitios, pero tampoco iba a decir que estuviera super cómoda ahí. Oyó toda la explicación y en cuanto dijo que se pusieran el equipo de protección lo hizo sin dudar, que horror terminar como aquellos pobres hombres, realmente no quería ninguno de sus finales, así que se aseguró rápidamente de que todo estuviera bien puesto, perfectamente puesto, en realidad, no quería ni un solo error, no quería ni respirar el mismo aire que ellos, en realidad ya se le había pasado cualquier respeto mínimo -aunque si había guardado el minuto de silencio con la cabeza gacha, obviamente- y ahora solo le quedaba el pavor de saberlos muertos, en descomposición y totalmente infecciosos.

Espero su turno, no quería ser la primera en hacerlo pero ya iban varios y aprovechó a colarse tras Draken, porque él en cierto modo le daba un poco de seguridad. Al principio con su niñería, había tratado de que no la viera, pero ya era obvio que si y pues, mejor tenerlo cerca, así bien grandote y fuerte que parecía -al menos a su lado-.

-Lee Jae Ra – pronunció a la pluma bien rápido, pero pronunciando muy marcadamente para evitar errores – varita de 21 cm, madera de cerezo roja, semi rígida. Su núcleo está formado por cabello de unicornio enlazado con pelo de banshee. Tiene una empuñadura de madera rígida.

No sabía para que servía decirle lo de la empuñadura, ella no sabía que características tenía su nueva empuñadura, apenas llevaba con ella un mes, la había comprado por capricho y pues... al menos mencionó que la tenía, esperaba que eso no variase mucho el resultado. Se puso tras el muchacho peli morado y fue a su ritmo, dejando el cadáver reposar un poco tras que él hiciera su trabajo y haciendo el suyo segundos después.

-Calvario – dijo al estar frente al primero. Si, sus compañeros estaban haciendo cosas mucho más ofensivas, pero eso contaba como maldición, lo sabía, y esperaba que fuera de ayuda al menos. Llegó al segundo y se quedó pensando por un instante- tragababosas – dijo recordando aquel hechizo que daba tantísimo asco pero que, en definitiva, no iba a hacer que la coreana tuviera muchos más problemas morales consigo misma. En el primer cuerpo no se había fijado, pero ahora si podía ver su marquita personal, realmente sonrió un poco al verla, no iba del todo mal con ella, suponía – rictusempra – fue su tercer conjuro, realmente esperaba que aquel hombre no la mirase con mala cara por no estar atacándoles en serio, eran maldiciones, lo mirases como lo mirases, alguien podría morir por culpa de un ataque de risa más fuerte de la cuenta ¿no? Vale... no en realidad no, pero la ciencia agradecería cualquier pequeño aporte, lo sabía – petrificus totalus – siguió avanzando, al final no era tan complicado como podría parecer... al menos no tantísimo - Inflatus – dijo sabiendo que ya solo le quedaba uno más, al fin iba a terminar y no se lo podía creer, aún intentando no pensar que eran personas le costaba atacarlos, además, daban mucho miedo... - engorgio.

Dijo finalmente, apartándose lo más pronto que pudo, quedando demasiado pegada a Draken, pero, no es como si ahora de pronto fuera a ponerse ridículamente infantil, si, le daría vergüenza en cualquier otra situación, pero el espacio ahí era enano, reducidísimo y pues, el calor de los demás era de agradecer pues la muchacha iba con ropa de la temporada, no para estar metida en un congelador.


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Marca de Jae: algo como esto pero que sea en marca de humo o así, o sea, un unicornio difuso

Punto malo: que Kitty le mandara esa notita justo antes de ir hacia la morgue la distrajo muchísimo de su objetivo académico, que era poner toda la atención posible y hacer las cosas bien. A partir del recadito clandestino no había hecho otra cosa más que imaginarse, como si tuviera 12 años, siendo “la señora de Suberland” y admirando su preciosísimo perfil. Pues sí, estaba enfadada hasta la médula con Jesse, de hecho en esos momentos solo bastaba acordarse de lo que había pasado en su departamento con Miles, así que no se iba a tentar el corazón con esos detalles fantasiosos.

Cuando llegaron a la morgue ya se las había arreglado para guiñarle un ojo a Kitty y acercarse más a Nick, aunque solo lo saludó con una sonrisilla, no le dijo nada como “ay qué horrible huele la morgue, ¿cómo estás hoy?” porque por más que fantaseara, no era momento de socializar. El lugar era muy pequeño y además hacía un frío horrible. De haber sabido se hubiera llevado algo mucho más abrigador, pero ahora no había manera de cambiar.

Hizo muecas de asco a distintos niveles conforme Murphy iba descubriendo los cadáveres. Era horrible, de verdad, y no olía mucho mejor. Escuchó al explicación de Murphy mientras se ponía la mascarilla, los guantes y los lentes de seguridad. Definitivamente la notita de Kitty era para tomarse en cuenta, pero aquél era el peor lugar y momento para preguntarle a alguien si quería pasar con una el resto de su vida.

Ah y claro, había notado que Murphy ya hablaba de corrido y no estaba hablando como si tuviera un ligero retraso. Era un alivio, aunque también algo muy raro, aunque así le era mucho más fácil seguirle el hilo.

-Madera de nogal negro, 17 cms, flexible, núcleo de pelo de melena de mantícora

Ok, entre más tiempo pasaba ahí más claustrofóbica se ponía, pero trataba de que no se le notara, ni se iba a quejar. La sensación incrementó cuando quedaron en penumbras y de pronto quiso salir de ahí cuanto antes. Cuando Jae terminó respiró profundo y decidió terminar con ese asunto de una vez por todas. Frío del mal.

Empezó con los hechizos, en orden conjuró Brackium Emendo a uno, Densaugeo al otro, Sectumsempra al tercero. Glacius a la cabeza de la primera mujer, Melofors a la segunda (¿moría de ganas de ver la cabeza de un cadáver hecha calabaza? No, pero no se había acordado de ningún otro hechizo) y Wid Cerebrum Congelatem al último. Tampoco había sido tan difícil la cosa. 

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Por supuesto que ella estaba aterrorizada. Si no le era suficiente con tener que atacar a pobres muertos indefensos ahora pasaba todo aquello. Se había acercado a Draken antes de que nada de aquello pasara y ahora lo agradecía en el alma. Realmente estaba tan nerviosa que no se le hizo extraño que el muchacho se aferrara a ella durante el apagón, en realidad él también lo hizo a él, le agarró como si lo conociera de toda la vida, pensó que él se pondría por delante para ayudarla, para que no temiera... pero lo que se pudo ver cuando hubo de nuevo luz le puso los pelos de punta ¿que era aquello? ¿porque.. porque se movían?
El miedo la dejó paralizada, ni siquiera se opuso a que Draken la hiciera moverse, no dio signo de haberle oído ¿marcharse? ¿donde? ¿como? ¿Desde cuando los muertos se ponían en pie para vengarse? ¿que no tenían ya su permiso?

Eleazar también se había puesto frente a ella. Él no era mucho mayor que ella y sabía como actuar, la coreana apenas dio un pasito atrás, corto, confundido, estaba asustadísima, el miedo la tenía paralizada de pies a cabeza y lo único que atinaba a hacer era balbucear cosas que ninguno de ellos entendería en su idioma natal, apenas mascullar una especie de oración, nada de aquello tenía sentido, parecía una mala broma de aquel profesor chiflado pero él... Lo miró, estaba herido, no podía ser cosa de él ¿no?

Le habían dicho que ayudara a aquel hombre, que hiciera algo ¿que podía hacer ella? Cerró muy fuerte los ojos y cuando los abrió ya había alguien ayudándolo, había chicos tratando de ayudar pero vio a Mina a punto de irse, como ella misma debía hacer, abrió la puerta -al menos hizo aquello por si después los muchachos no podía desaparecerse por algún motivo- y realmente de un modo un tanto cobarde, asustada como nunca, se desapareció del lugar, si algo le pasaba a alguien se sentiría mal, si, pero ni siquiera estaba segura de poder conjurar debidamente en ese estado, ni de poder cargar al profesor en su aparición. Ni siquiera estaba segura de poder hacerlo con su propio cuerpo, en realidad.