Iniciación

Había personas destinadas a hacer grandes cosas, pero el destino no podía definir si las lograrían ejecutar o no, para eso había cosas que uno debía hacer. El estar con las Epsilon Alpha Chi era una de esas cosas importantes para hacer, era de esas decisiones que podían darte oportunidades en la vida y Mina Schweinsteiger lo sabía muy bien. Ella quería estar en la fraternidad tanto como la fraternidad la quería a ella, de hecho Violet esperaba ansiosa su prueba de ingreso para hacerla su hermana, se lo merecía.
 
La citó el primer día de Marzo, semana y media antes del aniversario de la fraternidad porque esperaba poder presentarla allí como la miembro más resaltante del nuevo grupo. Siempre sucedía así, había una elección entre las nuevas chicas para elegir a la más prometedora y ese año podía saberse el resultado desde ya, tendría que evaluar todos los expedientes pero ella era Miss BK, la hermana de Werther, era una Schweinsteiger. Qué podía ganarle a eso.
 
Ni siquiera sus errores en la vida podían opacar ese buen momento por el que pasaba, ni su matrimonio ni el hombre que tenía al lado. Eran las once y media de la noche y ya la esperaba en la torre de astronomía, era un buen lugar para hacer la prueba, mejor que algún rincón de la escuela que no perteneciese a su fraternidad, podrían tomarse las cosas con calma porque la prueba que estaba dirigida a Mina no era nada fácil.
 
Esperó sentada en una silla a que ella tocase la puerta, sería escoltada por dos de sus compañeras Epsilon y le habían vendado los ojos desde que la sacaron de su habitación, hasta el momento en el que la despertaron la fecha en que harían todo aquello era un misterio. El observatorio estaba irreconocible, era parte del ambiente que deseaban crear, todo estaba oscuro y se podía ver gracias a diez velas que estaban distribuidas por la habitación. Tras dejar a Mina parada frente a Violet se fueron las otras chicas y cerraron la puerta con llave.

-Sácate la venda, ya vamos a comenzar.-la presidenta de las Epsilon no llevaba una túnica ceremonial ni algún atuendo estrafalario, vestía como siempre pero junto a ella había una larga mesa con varios tubos de ensayo con pociones de distinto color. También libros con libros apilados y algo similar a una camilla con amarras para las piernas y los brazos. Dejó que pasasen unos segundos para que asimilase la situación.-¿Estás lista?

Luego de que la habían despertado apenas le había dado tiempo de vestirse decentemente para luego hacer caso de lo que le dijeran sus próximas hermanas. Daba por hecho que lo serían, porque no podía presentarse a ninguna iniciación mostrando inseguridad o que no estaba completamente consciente de cuál era su lugar y cuál era su futuro. Pertenecía a esa fraternidad, no solo porque podía pagar las cuotas, sino porque se sabía inteligente y quería explotar esa inteligencia en ese lugar.
 
Se había asegurado de usar zapatos bajos y unos a los que no les tuviera mucha estima, por cualquier cosa. Lo mismo con el vestido que se había alcanzado a enfundar. Sabía que se trataría de pruebas de resistencia, de sagacidad, en donde tendría que demostrar que deseaba pertenecer a la fraternidad con estoicismo. Estaba lista.
 
Con los ojos vendados se dejó guiar. Intentó adivinar la ruta pero seguramente sus hermanas le dieron vueltas, porque al final terminó desorientada. Había subido bastantes escaleras, pero no lograba dar con ninguna pista. No importaba, iría ciegamente, literal. Esa semana había tenido muchas cosas en la cabeza pero nada, en lo absoluto, la iba a distraer de sus objetivos.
 
Cuando por fin se detuvieron, escuchó la voz de Violet indicándole que ya podía quitarse la venda y eso fue lo que hizo. Miró a su alrededor solamente porque Violet parecía desear que lo hiciera. Observó minuciosamente y luego asintió, mirando a su próxima presidenta directamente a los ojos.
 
No tenía miedo. Su bagaje de resistencia no consistía en nada aplicado a ella misma, a su cuerpo, a su piel o lo que fuera, pero estaba bastante segura de que sería algo que podría pasar, por orgullo, porque nunca dejaba de cumplir sus metas y porque era lo mejor.
 
-Lista.
 
Para lo que fuera.

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ropita

Le hubiera gustado mucho saber quienes echaban a andar esos chismes, aunque se imaginaba que seguramente serían las fans más allegadas de Violet, que pensaban que quería entrar a Epsilon para quitarle la presidencia. Pero lo cierto era que no le interesaba ese puesto.
 
Escuchó con atención las instrucciones y no pudo evitar pensar que estaba habiendo cambios en Epsilon, aunque no sabía si serían para bien. Al terminar de explicarle Violet, se dio cuenta de que se había ido más por el lado sensible, ingenioso y pretencioso, que por el velado estoicismo y fortaleza exacerbada transmitida mediante supremacía mental y física llevada al extremo, que solía caracterizar a las Epsilon. Lo que tenía enfrente no se parecía en nada a ninguna iniciación de la que sus amigas más cercanas- por ejemplo, Lucienne en su tiempo, porque compartiendo sótano habían terminado compartiendo todo- le habían contado.
 
No le dio risa de milagro que metiera el asunto de ser Miss BK con todo eso. Sí, le había dado cierto empuje social pero al fin y al cabo era un certamen que podía ganar cualquier chica con un buen par de tetas y las sonrisas adecuadas, pero como era obvio, no iba a decir nada. También le pareció extraño que el castigo involucrara a Violet, cuando en realidad pensar que la habitación se quedaría sin oxígeno –con ella metida dentro- no le causaba el mayor conflicto. O sea, no era presión extra ese dato, aunque fingió que sí lo era mordiéndose el labio inferior y poniendo cara de circunstancias.
 
Lo de las pociones era fácil, porque cada poción tenía olor, textura y color distintos, y, oh ironía, Jesse siempre había sido un as en pociones y jamás la había dejado atrasarse ni un poco en esa materia, aunque ella tampoco se lo habría permitido.
 
Frunció varias veces el ceño con la explicación de las pociones y luego miró fijo a Violet para la primera pregunta, abriendo el papel por fin, pues no las había visto antes. Leyó las primeras líneas- y se aguantó las ganas de ir hacia las posteriores como si estuviera echando un repaso general al examen- y luego se quedó pensando un minuto.  
 
Siempre había sido una chica que estudiaba demasiado, pero tenía que admitir que esa pregunta correspondía a cosas que había estudiado demasiados años atrás, de una materia súper especializada a la que no le había puesto gran cosa de interés, más que el necesario para sacar el Premio Anual. Tuvo que, primero, enumerar en su mente todas las razas de unicornio de las que se acordaba, ordenar ciertos hechos históricos y analogar ambos datos para sacar la mejor conclusión, e ir haciendo conexiones con lo más básico. Las razas extintas eran la llamada “mística”, que se habían distinguido por tener el cuerno ligeramente color cyan con incrustaciones doradas y la raza “tormenta”, que se distinguían por los ojos inyectados en sangre y el cuerno negro. Por supuesto, en ninguna fábula se hablaba de los unicornios tormenta, porque le daban miedo a los niños y no servían como elemento didáctico. Y la mística se había extinto por la caza indiscriminada, por las incrustaciones de oro en el cuerno que combinadas con el color cyan eran un elemento bastante buscado. No se acordaba de qué carajos era Gargaroth de Myr, pero que le dieran a ese dato, tenía la respuesta, casi en los últimos segundos.   
 
-Los unicornios tormenta.

Sonrió, amable y con un semblante de tranquilidad que sus ojos compartían, era un buen inicio para Mina y le daba gusto, se había preparado. A diferencia de las chicas que no la tomaban aún como una hermana ella prácticamente podía decir que ya estaba dentro.
 
Si lo que se decía acerca de que le quitase la presidencia era cierto no iba a dejarse morir en una zanja de dolor, ¿le gustaba ser presidenta? Sí, porque siempre fue feliz teniendo todo lo que la concernía bajo su control, pero tampoco iba a matarla si se postulaba. Sólo si quería unirlas con los Delta se pondría como loca. Madison era un caso aparte, ella pertenecía a las Epsilon o a las TPA, no con los chicos de verde.
 
Cuando fue la iniciación de Violet le echaron agua caliente en la espalda a cada pregunta que respondiese mal pero su método era distinto, además era distinto para cada aspirante. No más fácil o más difícil, sólo distinto.. A Mina le costaría más que el rebuscar en su memoria, pero por ahora todo parecía ir a favor de la probable nueva Epsilon, lamentablemente se le había escapado un detalle de la iniciación.
 
-Perfecto, hermosa. Has estudiado mucho, eso siempre merece una recompensa así como las cosas malas merecen un castigo. Arrodíllate.-hizo un ademán con su mano esperando que lo hiciese, conservaba la sonrisa, con la mano que había usado para insistir en que se arrodillase acarició su cabello con suavidad, como si fuese una muñeca delicada.-Anda, todo está limpio, no ensuciarás tu ropa, bonita.
 
Era cierto, si de algo se encargaban las Epsilon era de tener su fraternidad tan perfecta como ellas, sin nada sucio o desordenado. Comenzó a jugar con su varita, la pasaba entre sus dedos de forma distraída, aún con el semblante tranquilo como si estuviesen hablando de cualquier tema trivial. A sus ojos las iniciaciones no necesitaban ser terribles o barbáricas, bastaba con que la gente mostrase su valor y ya, no le gustaba pensar que lastimaba a sus hermanas porque no eran personas de tercera categoría como los Delta o los tipos como Zlatan. Pero la tradición tenía más peso que sus opiniones.

-Denle su regalito, por ser tan buena chica.

No había hablado con nadie de su fraternidad desde su regreso, de hecho casi nadie sabía que estaba de vuelta y esta vez para quedarse. Escuchó por los benditos rumores de los pasillos que esa noche sería la iniciación de varias aspirantes, entre las que se encontraba Mina Schweinsteiger. Por un breve lapso se sintió feliz por al fin llegado el momento de poderle decir a Mina “hermana” pero luego recordó todo lo sucedido en la cena y en lo tensa que se tornó su relación, ni que decir que su relación con Violet. Les daría la sorpresa de su vida esa noche, solo por que quería tener una entrada espectacular, así de sencillo. Relegó a Danielle Irons, a quién le pareció buena idea  que Laise apareciera así. Después de eso, quizá renunciaría a la fraternidad, no lo tenía muy en claro todavía pero mientras tanto seguiría tal y como estaba antes de que se fuera.

Laise llevaba una de las capas ceremoniales en tono lila y la máscara en forma de ave como parte de su indumentaria. Violet no sabía que era ella quien estaba detrás de la máscara y así quería que fuera hasta llegado el momento adecuado. Ayudó junto a otra hermana Epsilon a llevar a Mina al observatorio, le quitó  la venda y Violet comenzó a hacer las preguntas. Ya sabía por donde tenía que ir todo aquello, se mantenía expectante y serena ante todo lo que escucharía, atenta a las órdenes de Violet.

Cuando Mina respondió acertadamente esbozó una sonrisa de satisfacción, al parecer la chica hizo su trabajo como debió ser, estaba orgullosa de ella, no podía negarlo. Luego vinieron las palabras mágicas de la presidenta, sonaron como una canción de cuna en sus oídos, sentía cierto goce en perpetuar acciones como las que a continuación haría.

Se quitó la máscara y la capucha no sin antes mostrar su varita y apuntar hacia Mina.

-Crucio-

No dijo nada más y de inmediato un delgado pero potente rayo rojo impactó en el dorso de la chica. Era la hora de probar que tan fuerte era.

Ella por muy contrario si había mantenido una comunicación muy estrecha con los miembros de su fraternidad y las aspirantes. Incluso habia ayudado dando un recorrido para las instalaciones y una cena hacia un par de noches para las jovencitas que estaban interesadas en ser parte de ellas. Por supuesto que esas cenas y demás Violet se había ocupado de organizarlas desde el año anterior, pero ahora que ella había llegado ofreció su ayuda para asistir en lo que fuera posible, le gustaba que todas estuvieran unidas como una verdadera hermandad.

Precisamente por esa razón cuando Violet le pidió que le ayudara en una de las iniciaciones ella inmediatamente acepto. Era la primera vez que asistía a una iniciación que no fuera la suya y sentía que estaba volviendo y volviendo bien, con las cosas en donde deberían estar.  Le dio más gusto saber que quién iba a hacer la prueba era Mina, porque conocía a la chica, porque la apreciaba y porque sabía que sería una excelente adquisición para la fraternidad el que ella pudiera superar las pruebas.

Ella contraria de otras personas que solo estaban ahí movidas por el morbo y la sensación de torturar a otros veía las iniciaciones con un verdadero  significado detrás de las torturas y los castigos. Esa en específico le gusto mucho por que demostraba además de la entereza, el valor y la inteligencia de las aspirantes lo que realmente estaban dispuestas a hacer por sus hermanas. La idea del casco burbuja y las pociones solamente eran la primera parte, pues al saber lo demás Schweinsteiger debía elegir hasta que punto estaba dispuesta a sacrificar su integridad física por su honor y por sus hermanas.

Cherry había entrado al mismo tiempo que la otra encapuchada. Ella estaba vestida con un pantalón y camisa negros, con la misma túnica sobre sus espaldas y la máscara de pajarraco sobre su cara. Espero mientras Violet le explicaba los términos y condiciones a Mina de una manera estoica y no hizo movimiento alguno hasta que se escucho la vocecita de la candidata diciendo la respuesta.  Violet les hizo una seña y ella solamente dio un paso al frente. A diferencia de Laise que parecía haber sorprendido a todos con su acto impertinente de aparecerse así nada más en la iniciación, Cherry se mantuvo con la capucha y la máscara y se limito, simplemente a lanzar la maldición imperdonable hacia Wilhelmina. Luego de unos segundos levanto su varita e hizo una seña a Laise para que dejara de hacerlo también.

Wilhelmina Schweinsteiger, recita los preceptos de la fraternidad y el lema de la misma… – Su voz sonó fuerte y clara, llevo las manos a su regazo esperando que contestara.

No alcanzó a ver el rostro de Laise porque mantenía la mirada enfocada en Violet, hacia enfrente. Debía admitir que el cambio de actitud en la presidenta Epsilon la complacía, porque había empezado a tener miedo de que la fraternidad ahora fuera un nido de señoras cautelosas y que eso se viera reflejado directamente en la iniciación. Era bueno saber que seguían interesadas en comprobar las fortalezas de sus aspirantes en todo sentido, y en mostrar que sus fortalezas no solo estaban en la intelectualidad y la astucia, sino en la capacidad de llevar al límite su amor y su deseo por proteger la integridad de su grupo en todo sentido, por ser líderes capaces de no solo soportar, sino infligir cualquier cosa que fuera necesaria por un bien mayor. Delicadas por fuera, quizá, pero con más fortaleza interna de la que cualquier otro miembro de otra fraternidad pudiera gozar.

Era una lástima haberse perdido la entrada triunfal de Laise luego de estar arrodillada. No entendía ese gesto como una humillación, sino como la entrada a algo más grande, la muestra de que era capaz de ser humilde con el objetivo de acceder a algo más preciado.

Al sentir el impacto en su cuerpo de las maldiciones, al principio solamente pudo pensar en el dolor en sí mismo. La tortura que desgarraba la piel, que quemaba, que golpeaba fuerte como mil martillos. Quizá se le escapó un grito o dos, no podía saberlo porque no se escuchaba a ella misma. Cuando la maldición se detuvo, irónicamente, solo podía pensar en Jesse, y en lo demente que había sido de haberle aplicado eso, de haberlo lastimado de ese modo.

Escuchó la voz de Cherry sin reconocerla como en un eco. Iba a enojarse mucho si el idiota de Crawford se metía en su camino como un obstáculo por un arranque inesperado de melancolía. Se apoyó sobre las manos para incorporarse, que no para levantarse, sino simplemente para no tener la espalda encorvada y hablar lo más claro posible. Su respiración que ahora ya no era regular parecía resonar en sus propios adentros, como un grito desesperado que solo ella podía escuchar. Era una mezcla no solo del dolor, sino de ese absurdo sentimiento de culpa que la había atacado, quizá por primera vez en toda su vida, porque solo había pensado en él, no en el resto de los gritos de dolor que hubiera escuchado al amparo de las paredes huecas del sótano.

-Ser una hermana en la fraternidad, y una mujer en la sociedad. Ser estandarte de amistad, servicio, coraje. Ser activas, confiables. Los valores se fundan en la franqueza, el sentido de hermandad y el buen carácter. Lo que más queremos ser, somos.

Respiró profundo, tomó aire para poder continuar. Solamente le faltaba el lema. La sensación de dolor se iba alejando de sus huesos y de su carne, pero seguía sin recuperar el ritmo regular al tomar aire.

- "Honora draco quod curis; Honorem, fidem et mores", Honra al dragón que te cuida; Honor, Lealtad y Buenas Costumbres.

Cherry se mantuvo estática mientras observaba a la joven sufrir por la maldición. Era un momento muy importante tanto para ella como para las presentes, al menos así lo sentía.  En esos momentos la joven Chi aspiro profundamente y luego aliso un poco la túnica ceremonial que en esos momentos vestía.  La siguiente prueba era un poco diferente, realmente era solamente para probar hasta donde era ella capaz de sacrificarse por ellas.  Tenía las manos en el regazo y solamente asentía una a una las palabras de Mina. Conocía los preceptos y eso era necesario, Cherry iba a encargarse de que quedaran grabados en su mente y en su cuerpo, de una forma u otra.

Se acerco lentamente a ella, la rodeo mientras hablaba hasta llegar justo al lado de violeta donde le correspondía.  Mientras Mina recitaba el juramento ella comenzó a conjurar un encantamiento flagrante, mismo que estuvo listo cuando ella termino. Inmediatamente que lo hizo lo lanzo hacia ella sin esperar ninguna reacción de las demás, en esos momentos la piel de Mina comenzó a ser  grabada con los fragmentos del juramento de las Epsilon alpha chi.

Lleva ese juramento en la mente y honra sus preceptos Wilhlemina Schweinsteiger.  Durante una semana tendrás que llevarlo también grabado en tu cuerpo, al final de la semana nosotros lo retiraremos.


Su voz ahora sonaba un poco ms gentil, tal vez hasta sonrió amablemente debajo de la máscara, como si no hace menos de unos segundos le hubiera lanzado una maldición terrible.  Se quito lentamente la máscara y su cabello cambio a colores mezclados, le dio el pie a la palabra de Violeta después de eso.

Fijó la mirada en Laise con odio, sabía que sobre la ex presidenta mandaban los impulsos y esas ganas irrefrenables de demostrar frente a los demás que era mejor o que simplemente era alguien. Evidentemente estaba ahí por algún tipo de afrenta personal hacia Mina y hacia ella misma. Alguien que realmente merecía respeto o un trato especial no necesitaba esforzarse tanto, por eso es que Laise comenzaba a generarle segundos pensamientos, incluso cuando casi había decidido el intentar retomar su amistad con ella.
 
Laise tendría que ser amonestada, no iba a suportar insubordinaciones, faltas de respeto hacia ella y hacia las costumbres de la fraternidad. Danielle Irons tampoco lo iba a pasar bien, ella no debió decirle nada a Laise, no debió darle su puesto, no debió contarle de los planes que tenían para Mina esa noche porque no le correspondía, porque eso era confidencial. Además no podía ir a simplemente quitarle el protagonismo a Mina, ella podía ser quien estaba arrodillada pero esa era su noche.
 
Sin embargo el Crucio pareció salir bien, los movimientos de Mina y  sus gritos podían dar fe de ello, por lo menos Laise hizo bien eso. Por eso Laise estaba con las Epsilon, lamentablemente su desequilibrio mental no siempre la dejaba llegar al topo de su potencial. La siguiente pregunta estaba a cargo de Cherry, esperó a que hablase y como era de esperarse la respuesta fue acertada, lo que significaba otro premio para la aspirante.
 
Esta vez sería un regalo que dudaría un poco más, su piel le recordaría durante una semana lo que le había costado entrar y con suerte jamás dejaría de estar agradecida por ello. La fraternidad significaba algo más que pertenecer a un grupo de chicas que se apoyaban entre ellas para las campañas sociales, estaban las oportunidades, la formación que te daba, el sentido de pertenencia que te forjaba en el camino hacia la madurez para que al salir siguieses comportándote como una Epsilon, con honor, lealtad y buenas costumbres.

Cherry estaba a su derecha y Laise a su izquierda, las tres miraban a Mina que continuaba arrodillada. Violet avanzó varita en mano, comenzó a rodearla mientras la golpeaba suavemente contra la palma de su mano y miraba a Mina, esperando notar que sus rodillas flaquearan pero no fue así, la vio erguida, mostrándose digna aún en ese momento. Le tocaba responder a una nueva pregunta.

-Menciona a las cinco últimas presidentas ya graduadas de la fraternidad y su mayor aporte a la misma. - debía asumir que era en orden, o sería un error tonto.-

Por suerte, ese sentimiento de culpa se fue barriendo poco a poco gracias a la expectativa. No sabía cuánto iba a durar aquello pero comenzaba a pedir desesperadamente que fuera rápido. ¿Qué si iba a cambiar su percepción de lo que hacía en el sótano, los métodos y las personas que salían afectadas? La respuesta era un rotundo no. Al final todo tenía que ver con una única verdad: ambas cosas eran un camino a objetivos claros.

Al sentir esa quemadura al rojo vivo, esa marca implacable, estuvo a punto de soltar un par de lágrimas, pero decidió que lloraría por dentro, que las ahogaría en la garganta sin importar el dolor. Se mordió el labio inferior con fuerza y se tragó las lágrimas de dolor, como cuando de niños Werther le había roto el brazo en una pelea en su habitación. Mina siempre había pensado que lo había hecho a propósito.

Esa pregunta no era nada fácil, al menos no en ese estado en el que su mente estaba completamente nublada y eso, por consecuencia, la ponía muy a la defensiva. Para cuando dijo entre jadeos el primer nombre, el de la chica que había iniciado a casi todas ahí, (Alexandra Bartra), casi tuvo deseos de añadir “y no hizo nada de provecho”, porque era cierto, pero no quería ser así de insolente, por lo que terminó agregando “convirtió en tradición la visita al ala infantil de Bridget Bishop cada 21 de marzo con una presentación especial de la entrada de la primavera”. Lo cual era completamente inútil.

La siguiente no era nada, nada difícil. Se trataba de su hermana. Y no, no diría algo como “demostró que las lesbianas tienen lo suyo”.

-La segunda…Sonja Schweinsteiger. Durante su presidencia logró la mayor recaudación de fondos en 10 años para….

Se le quebró la voz hablando de su hermana, esa que ya no le hablaba, que siempre había sido la perfecta. Tragó saliva. El dolor de esas palabras quemándole la piel era estremecedor.

-Para el…para la fundación United Way.

Respiró profundo, tratando de volver a recobrar el sentido luego de ese momento. ¿Quién había sido la tipa que le había puesto la iniciación a Sonja? Una tal…Carmina algo. Carmina Burana no. Ok, tenía que dejar de pensar tonterías.

-Carmindy Dish. Ella…logró que restauraran el observatorio, que se mantuvo en desuso luego de…un evento catastrófico.

En ese momento no daba para decir cuál había sido el evento en particular. A partir de Carmindy las cosas se hacían más complicadas. No estaba segura de si la siguiente en la lista era Rose King, o Amanda Silverstone, así que echaba la moneda al aire y ya, al diablo.

-Rose King. Logró que el departamento de cooperación mágica internacional abriera una bolsa de trabajo exclusiva para las egresadas de Epsilon Alpha Chi.

¿O esa había sido Amanda Silverstone? No estaba segura pero ya no quería perder el tiempo en meditar profundamente sus respuestas.

-Amanda Silverstone. Fue la creadora del maratón de baile, en el que se recaudan fondos cada año para lo huérfanos de Florida.

O algo así. ¿A qué hora maldita iba a terminar eso de recitar la lista de ex presidentas? Algunas no habían hecho gran cosa en sus vidas, ¿qué más daba?

Después de haberse mostrado sin máscara y haberle lanzado ese efectivo crucio a su compatriota. Laise pudo notar la evidente molestia en Violet, al presentarse así, como sí nada, arruinando -según ella- una noche muy especial. La conocía tan bien que básicamente ya estaba oyéndola, reclamándole de una forma "discreta y civilizada" su actitud. Ella no hizo lo que hizo para joderles la vida ambas, al contrario, solo quería hacer notar su regreso. Estaba mucho más que orgullosa y feliz por que al fin la gran prueba de Mina llegó. Le restó importancia a su miradita simplona de odio y puso más atención a la pregunta que le hizo Cherry. Ver como la piel era desgarrada en la joven hizo que Laise tuviera una especie de regresión, un flashazo que no pudo ubicar, al ver como Mina aguantaba como las grandes el dolor inflingido, solo se tensionó de pronto y parpadeó varias veces, se le nubló la vista del impacto. No se dejó marear por aquella efímera visión y siguió con el protocolo de la iniciación.

Laise negó con la cabeza ligeramente al ver la clase de preguntas que Violet le hacía. Eran demasiado anticuadas, dignas para la primera generación de Epsilons, no para las de este siglo. No quería demeritar el trabajo de su presidenta pero tenía que darle un poco de agilidad a todo aquello, se acercaba el aniversario de la fraternidad y querían lucir a su nuevo y resplandeciente adquisición lo antes posible.

Cuando Mina terminó de recitar -inútilmente- el listado de ex-presidentas graduadas y su contribución, Laise se mantuvo al lado de Violet por ese lapso de minutos. Luego, dio un pequeño paso al frente, le haría una pregunta capciosa, no había respuesta correcta o errónea, solo debía ser sincera.

-Considera esta situación hipotética: Si Jesse Crawford y Barnabas Schweinsteiger estuvieran en peligro de muerte y solo pudieras salvar a uno ¿A quién salvarías?- Lanzó la pregunta, tenía que pensar perfectamente que era lo que iba a responder, no podía dejarse llevar con sentimentalismos o por sucesos recientes, era una cuestión dificil, debía resolverla con astucia.

¿No lo había hecho mal, no se había equivocado? Estaba anonadada de que las últimas dos hubieran sido recitadas correctamente. Pareció tomar aire una vez que terminó y entonces sí, por fin, reconoció a Laise que ahora estaba cerca de Violet. La siguió con la mirada cuando dio ese paso al frente.

No se esperaba la pregunta y fue casi tan angustiante como sentir el todavía persistente y lacerante dolor de las palabras marcadas en su piel. Se le quedó mirando sin responder, apenas y podía pasarse la lengua por los labios, sintiendo la boca seca y el corazón acelerado. No lo tomó como una afrenta personal, ni mucho menos, sabía que ese tipo de cosas eran parte de ellas, de la honestidad de lo que hacían. Echó un rápido vistazo a las pociones y temió que una de ellas fuera en verdad veritaserum y que si acaso dudaban de alguna de sus respuestas, terminaran por dársela solo para ver qué tan honesta era con quienes podrían ser sus nuevas hermanas.

Aquello le estaba costando más trabajo que recitar cualquier lista, cualquier fecha, cualquier cosa. Era la pregunta más horrible que le habían hecho jamás. Bajó la vista unos segundos, sintiendo que, de nuevo, se le atoraba todo en la garganta, y aguantándose las ganas de llorar porque sería humillante, miró a Laise de frente, y luego a Violet, sintiendo que las rodillas comenzaban a flaquearle.

-A Jesse, siempre a Jesse.

Contestó por fin, rindiéndose a la presión y a su propia honestidad cruda. Amaba a su papá, era el hombre más importante de su vida, o al menos lo había sido durante muchísimos años. Era hipócrita contestar algo como “prefiero morirme yo” porque no era el caso, o “haría lo que fuera para salvar a ambos” porque la pregunta había sido muy clara. Dar esa respuesta fue lo que finalmente hizo que el cuerpo se le achicara, que se redujera un poco, que pareciera más débil de lo normal.

No todas las presidentas habían dejado algo que enorgulleciese a su fraternidad, la prueba viva era Laise. A Violet aún le faltaba hacer algo que dejase el nombre de las Epsilon en alto, quería hacer un cambio significativo que no llevase un nombre propio al lado, quería algo que quedase para la fraternidad y para las generaciones que llegasen a ella esperando ser suficientemente dignas de integrar esa pequeña familia.
 
Mientras Mina iba nombrando las pequeñas y grandes hazañas de las antiguas presidentas y sí, con algunas costaba más recordar el aporte para la fraternidad o la comunidad. Sonja Schweinsteiger no era de esas pero Amanda sí, pero era parte de ser una Epsilon el tener lealtad hacia sus hermanas y decir que no habían hecho nada no clasificaba como eso.
 
Esperó la pregunta de Laise ya sin decirle nada a la nueva aspirante, con la nueva pregunta frente a ella sabría que lo había hecho bien. No hubo castigo esta vez, probablemente porque la siguiente pregunta podía contar como parte de eso, porque la carga emocional que llevaba encima si es que respondía lo que ellas esperaban bastaría.
 
Esperó no escuchar que Jesse significaba tanto para ella pero la respuesta no la sorprendió, la hubiese abrazado de no estar en esa situación, buscó cohibir esa sensación porque aunque estaba segura de que hablaba con la verdad no podían dejar de darle un premio más. No dijo nada, simplemente levantó la varita y le lanzó un Crucio más, sus labios se curvaron con un cierto nivel de malicia, quizá esa descarga de dolor la hiciese reaccionar frente a su situación con Jesse; eso esperaba como presidenta, como su amiga simplemente quería que fuese feliz aunque eso signifique soportar a Crawford.
 
Pero no fue por eso que se lo lanzó, lo hizo esperando que acabase de caer, parecía estar a nada de acabar en el suelo y de quebrar su espíritu, no había llorado y Violet lo había notado, significaba que les quedaba algo por quebrar. Romperían aquello que la mantenía en pie.

-Sabes que al entrar nos convertiremos en hermanas, podemos confiar y querer mucho a los demás pero el estar aquí significa que ante todo nos tenemos la una a la otra. Significa que sin importar qué sabremos que nos debemos algo. ¿Nos traicionarías? ¿Dejarías a un lado nuestro juramento por algo…o por alguien?

Por supuesto que la descarga de dolor no la iba a hacer reaccionar frente a nada más que el dolor en sí mismo. No relacionó ese Crucio con nada que tuviera que ver con Jesse, le daba exactamente lo mismo una dosis de dolor más a una menos. Seguramente si Violet hubiera dicho en voz alta que eso esperaba como presidenta, se hubiera carcajeado ahí mismo.

Su mano se apoyó en el suelo buscando algo sólido a lo que sostenerse cuando llegó esa nueva imperdonable, al menos no se sentían igual a las de Julius White. Llevaba de rodillas desde que Violet se lo había pedido, obviamente, no se había levantado ni mucho menos, aunque a cada momento le daban más ganas. En algún punto buscó rápidamente con la mirada a Lucienne buscando otro tipo de apoyo moral, pero no la encontró.

Ante la última pregunta miró a Violet. Otra vez le dieron ganas de reírse, quizá ya llevada por el dolor en su cuerpo que comenzaba a hacerle ver las cosas mucho más crudas de lo que en realidad eran. Sus últimas preguntas le sonaron tan tontas que quiso decirle, en voz alta, que dejara de hacerle perder el tiempo. Al fin y al cabo siempre había tenido un carácter terrible.

-Presidenta…por favor. Acabo de dejar que me marquen con su lema. ¿No crees que eso responde por sí solo?.

¿Qué le iba a decir? “Es obvio, Violet, que mi única respuesta va a ser que no, que no te traicionaría jamás, ni a ninguna otra Epsilon.” Fuera o no fuera cierto, era la única respuesta viable. Quizá les convendría revisar el orden de sus preguntas para la siguiente aspirante porque era risible que preguntara eso luego de que la susodicha soportara una ronda de tortura. Estaba poniéndose cada vez más furiosa, pero tenía que soportar. A falta de Lucienne, fue la mirada de Laise la que buscó desesperadamente, casi por instinto. Tenía que soportar.

Quién necesitaba ahora ser respetada como presidenta era Violet, que a cómo de lugar quería nadie pasara sobre su autoridad. Laise se sintió un poco mal por haber tenido que hacerlo pero de no ser así, lo más seguro era que Mina se estuviera arrepintiendo de entrar a la fraternidad. No le sorprendió para nada la respuesta de Mina, exhaló profudamente y le sonrió, diciéndole un "Bien dicho" inaudible solo para que ella pudiera leer sus labios, dándole el apoyo que ella hubiera pedido en su situación. Por mucho que detestara al imbécil de Crawford, hizo –en algún momento- feliz a Mina y eso dejó marcas. El punto de esa pregunta era demostrar que bajo ese endemoniado carácter y esa escudo de hierro existía un corazón que pese a todo sentía y lo hacía intensamente. Una épsilon no nada más era cerebro y modales exquisitos, debía tener empatía y comprender cada una de las situaciones que enfrentaban a diario.

El segundo crucio que impactó en el cuerpo de su compatriota, en realidad no lo esperaba, miró a Violet con confusión, no era necesario que hubiera hecho. Para Laise, ya había respondido todas las preguntas y estaba dentro, la crueldad estaba demás. No hizo nada al respecto y solo miró a Cherry quién también lucía bastante extrañada. Le dieron ganas de ir con ella y ayudarle a levantarse pero significaba que se saltaría la autoridad de su actual presidenta y eso era algo que ni ella permitiría.

Cuando Violet volvió a preguntar y Mina responder, solo exhaló fastidiada ¿A dónde iría todo aquello? Ya tenía el lema de la fraternidad en la piel ¿Qué más tenía que hacer? ¿besarle los pies? ¿Humillarse ante ella? ¿Hacerle ver que aun y cuando ella era una Schweinsteiger, la que mandaba era ella? No comprendió su actitud pero siguió estoica e inamovible. Intuyó la reacción de Mina de levantarse y gritarle a Violet que era suficiente, se hizo un poco hacia atrás y le hizo el ademán de que no continuara con esa pequeña rebelión ante ella. Volteó a ver a Cherry y le hizo entender con el gesto que llevaba en el rostro que detuviera a Violet, de no ser por que la relación de ambas era muy frágil, ella lo hubiera hecho ya.

No bastaba esa inscripción sobre piel viva, si sus prioridades eran tan caprichosas como para poner a Jesse Crawford por encima de su padre. No desconfiaba de ella en lo personal pero quería estar segura, miró a Cherry porque ambas sabían que eso se salía de lo establecido en la reunión previa, pero la pregunta de Laise le dejó esa duda al alcance de la mano. No pretendía que las quisiese más que al aparente amor de su vida, pero sí lo suficiente como para no cegarse si es que le pidiese algún trabajo interno.
 
Él era el presidente de los Delta, esa fraternidad llena de subversivos que no entendían lo que era comportarse, sin ir más allá tenían el ejemplo de Jesse y sus mujeres fáciles, además se podía mencionar a los Chee, a Yuri Spektor y toda esa gente terrible con la que la pobre Madison compartía techo. No confiaba en él, no confiaba en esa gente, pero en Mina sí y esperaba que no cambiase con el tiempo.
 
De haberse fijado en Laise hubiese puesto los ojos en blanco o de una vez le hubiese gritado que mejor se fuese, pero no era así y era el turno de Cherry para preguntar. Sólo asintió ante su pregunta para mirar de nuevo a Cherry con la varita en mano, sintiendo la tentación de lanzarle a Laise. No se trataba de que Mina le mostrase devoción o cualquier idiotez, si la quería diez veces más que a sus dos hermanas ahí presentes, se trataba de la fraternidad, no de ella. Si Laise tenía segundas ideas al respecto era porque las pulgas de Chee ya le habían carcomido el cerebro.
 
-Bien.-ni un sí ni un no, pero eso bastaba, o quería que bastase y por eso no inquirió más en su respuesta, quería creer que ese amor por Jesse no afectaría en nada su participación en la fraternidad. No por las caridades y esas cosas, por las cosas importantes, desde esa publicación de Brillantina los cimientos sobre los que se erigían las familias más importantes comenzaban a perder estabilidad.-
 
Se alejó de Mina simplemente asintiendo, era sólo lo que hacía falta escuchar y notó cómo se desviaba para mirar a Laise. Clavó nuevamente la mirada en Laise pero no hubo más que eso, faltaba poco, fue hasta donde estaba la ex presidenta y esperó a que Cherry se acercase hasta donde estaba la por ahora aspirante. Volteó a mirar a su aún amiga Den Adel, inclinó hacia un  lado la cabeza a modo de saludo.
 
No esperó una respuesta y escuchó las preguntas que siguieron, hubo una equivocación más y las cuatro comenzaron a sentir cómo sus pulmones buscaban desesperadamente el oxígeno que no llegaba. Violet comenzó a sentir un ligero mareo pero se mantuvo de pie, derecha e intentando fijar la vista en un punto porque realmente le costaba el permanecer como si nada. La cabeza comenzó a dolerle pero soportaron, las cuatro.
 
Las preguntas siguientes parecían generar más tensión pero fue por el malestar general, apremiaba más acabar con ello. La última pregunta fue la que más tardó en contestar, quizá adrede o porque le causaba problemas el recordar qué tipo de poción estaba dentro de la gema que las nuevas hermanas llevaban alrededor del cuello. Era un tipo de veneno, como bien sabía, representaba uno de los preceptos más antiguos de las Epsilon, había un capítulo entero dedicado a describir la asociación de eso con lo que eran ellas. El problema era recordar cuál.
 
Le llamaban veneno de la muerte dulce. Según los autores de un viejo libro al respecto era porque dentro de cada una de las muchachas Epsilon había un lado oscuro, peligroso. Tan peligrosa como el veneno hecho con la sangre del ave que representaba a su fraternidad, pero era una leyenda, sin embargo los registros siempre parecen comprobar que de alguna forma eso se cumplía con todas.
Finalmente acertó la pregunta, dejaron unos minutos para felicitarla dentro del protocolo pero al salir del Observatorio pudieron felicitarla como merecía, no podían hacer nada con el lema que llevaba ahora en la piel pero para lo demás podían al menos darle alguna cosa de beber para reconfortarla un poco. Era una de ellas, una Epsilon.