Encuentro casual
Página 1 de 1. • Comparte
Encuentro casual
En realidad había muchas cosas que Adrien había hecho mal dentro de la hermandad oscura que estaba situada bajo la fraternidad, sin embargo nadie podía negar que estaba tratando de redimirse. En los últimos meses después de su reintegración en esa sociedad no podía encontrarse un miembro más dedicado, aun y cuando decía a otros que el trabajo lo agobiaba y que solamente encontraba pocas horas en el día para dedicarle a cualquier actividad, en realidad que las horas que le dedicaba a la secta eran más que las de cualquiera. Adrien pasaba días y noches repasando rituales, símbolos arcanos y magia oscura, ocultando los cadáveres y limpiando después de alguna ceremonia. En pocas palabras no podían quejarse de él, sabía que Auberon lo veía esperando que nuevamente tuviera algun error, algo que por fin le dejara cobrarse su vida, pero no había hasta el momento signos de que algo hubiera salido mal con él… al menos no hasta que sucedió lo de Marcellus.
En teoría no podían culparlo a él por eso, había sido Wilhelmina quién a sabiendas de lo que podía descubrir lo dejo entrar en su mente para practicar oclumancia, Adrien simplemente había estado en el camino, pero de alguna manera sabía que si alguien dentro de ese círculo lograba darse cuenta de todo lo que el joven Lovecraft sabía, iban a terminar rodando cabezas y la de él iba a ser la primera simplemente por estar en la línea de ataque.
No había podido hablar con la joven aun, quería hacerlo pero en realidad no sabia como abordarla, Marcellus le había pedido que no mencionara las cosas que le había dicho de la práctica, los secretos que la joven le había confiado. Adrien no estaba interesado en realidad en la vida privada de Wilhelmina, estaba interesada en saber por qué rayos había puesto en peligro la vida de Marcellus y ella misma, porque diablos se había vuelto tan descuidada y si, en realidad también tenía motivos ridículos como pedirle que dejara en paz de una vez a Marcellus con esas tonterías de salir con él y tal… pero tampoco era un chiquillo ridículo que fuera a decírselo a la primera oportunidad o reclamarle por que se hablara con él.
Curiosamente el destino en ese día parecía sonreírle pues, esa noche tras terminar de limpiar y una vez que el sótano quedo vació, fue la misma joven que iba entrando al lugar. Ni siquiera planeado hubiera ocurrido de una mejor manera. Adrien simplemente la observo expectante mientras limpiaba sus manos llenas de sangre y ceniza negra con un pañuelo.
Vaya… llegas tarde para el ritual… ¿Estás sola? ¿Algún otro invitado adicional? -Se acerco a ella observando por sobre su hombro para simplemente asegurarse de que en efecto, no hubiera nadie más. Adrien era una persona muy paranoica, demasiado y como no serlo después de todo lo que había pasado.
En teoría no podían culparlo a él por eso, había sido Wilhelmina quién a sabiendas de lo que podía descubrir lo dejo entrar en su mente para practicar oclumancia, Adrien simplemente había estado en el camino, pero de alguna manera sabía que si alguien dentro de ese círculo lograba darse cuenta de todo lo que el joven Lovecraft sabía, iban a terminar rodando cabezas y la de él iba a ser la primera simplemente por estar en la línea de ataque.
No había podido hablar con la joven aun, quería hacerlo pero en realidad no sabia como abordarla, Marcellus le había pedido que no mencionara las cosas que le había dicho de la práctica, los secretos que la joven le había confiado. Adrien no estaba interesado en realidad en la vida privada de Wilhelmina, estaba interesada en saber por qué rayos había puesto en peligro la vida de Marcellus y ella misma, porque diablos se había vuelto tan descuidada y si, en realidad también tenía motivos ridículos como pedirle que dejara en paz de una vez a Marcellus con esas tonterías de salir con él y tal… pero tampoco era un chiquillo ridículo que fuera a decírselo a la primera oportunidad o reclamarle por que se hablara con él.
Curiosamente el destino en ese día parecía sonreírle pues, esa noche tras terminar de limpiar y una vez que el sótano quedo vació, fue la misma joven que iba entrando al lugar. Ni siquiera planeado hubiera ocurrido de una mejor manera. Adrien simplemente la observo expectante mientras limpiaba sus manos llenas de sangre y ceniza negra con un pañuelo.
Vaya… llegas tarde para el ritual… ¿Estás sola? ¿Algún otro invitado adicional? -Se acerco a ella observando por sobre su hombro para simplemente asegurarse de que en efecto, no hubiera nadie más. Adrien era una persona muy paranoica, demasiado y como no serlo después de todo lo que había pasado.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
Esa noche Auberon le había pedido que no se presentara, específicamente por una estupidez sobre la presencia de las mujeres jóvenes en ese ritual en específico. Por supuesto, contra lo escrito ella no podía replicar así que, junto con el resto de las integrantes, había quedado fuera. No importaba, de cualquier forma tenía planteado ir a estudiar algunos de los hechizos del libro cuando el sótano estuviera vacío. No le temía a lo lúgubre del lugar, ni al olor a sangre seca, pasada. De hecho, prefería la soledad, al menos cuando tenía que hacer prácticas. Sus objetivos para con los Delta estaban más que claros: no podrían defenderse si no contaban con las mismas armas y para tenerlas, alguien debía enseñarlas. Esa era su parte.
Al llegar se encontró a Adrien y frunció el ceño. En realidad hasta ese momento, jamás había tenido nada contra él, en algún punto incluso lo había considerado un amigo. Ahora no se dirigían la palabra y ella ni siquiera lo miraba, porque recordaba lo que había visto en la mente de Marcellus.
-¿No te lo dijeron? La sangre de mujer joven interfería con sus planes. Tuve que quedar fuera.
Pasó de largo de él y no contestó inmediatamente a sus preguntas, sino que fue directo hasta donde estaba guardado el Libro. Debajo de una de las piedras de sacrificio, que se deslizaba con un complicado hechizo. Sacó el pesado ejemplar con otro movimiento de varita y lo colocó sobre un pedestal, abriéndolo en donde había quedado la última vez. Ya la habían encontrado haciendo eso varias veces, pero siempre lo habían tomado como un genuino interés en aprender lo que de todo modos le correspondía por derecho.
-Estoy sola, sin invitados adicionales. ¿Ya te vas?
Le preguntó mientras pasaba las páginas hasta llegar a donde quería: La maldición del espejo. Era bastante complicada, compleja en los movimientos de muñeca, pero tremendamente útil para lo que le interesaba. Ignoró la presencia de Adrien, o al menos lo intentó, hasta que se giró a él, con la varita en alto, antes de hacer cualquier otro movimiento.
-Dijiste que querías hablar de algo conmigo.
De haber tenido idea de que Marcellus la había traicionado a la primera oportunidad, no hubiera estado tan tranquila frente a Adrien, no hubiera tenido la paciencia para hablarle, para estar como si nada, para intentar practicar cualquier cosa frente a él.
Al llegar se encontró a Adrien y frunció el ceño. En realidad hasta ese momento, jamás había tenido nada contra él, en algún punto incluso lo había considerado un amigo. Ahora no se dirigían la palabra y ella ni siquiera lo miraba, porque recordaba lo que había visto en la mente de Marcellus.
-¿No te lo dijeron? La sangre de mujer joven interfería con sus planes. Tuve que quedar fuera.
Pasó de largo de él y no contestó inmediatamente a sus preguntas, sino que fue directo hasta donde estaba guardado el Libro. Debajo de una de las piedras de sacrificio, que se deslizaba con un complicado hechizo. Sacó el pesado ejemplar con otro movimiento de varita y lo colocó sobre un pedestal, abriéndolo en donde había quedado la última vez. Ya la habían encontrado haciendo eso varias veces, pero siempre lo habían tomado como un genuino interés en aprender lo que de todo modos le correspondía por derecho.
-Estoy sola, sin invitados adicionales. ¿Ya te vas?
Le preguntó mientras pasaba las páginas hasta llegar a donde quería: La maldición del espejo. Era bastante complicada, compleja en los movimientos de muñeca, pero tremendamente útil para lo que le interesaba. Ignoró la presencia de Adrien, o al menos lo intentó, hasta que se giró a él, con la varita en alto, antes de hacer cualquier otro movimiento.
-Dijiste que querías hablar de algo conmigo.
De haber tenido idea de que Marcellus la había traicionado a la primera oportunidad, no hubiera estado tan tranquila frente a Adrien, no hubiera tenido la paciencia para hablarle, para estar como si nada, para intentar practicar cualquier cosa frente a él.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Adrien en realidad no tenía nada en contra de Mina, la conocía por que compartía con él algunas amistades, pero su relación jamás había sido cercana al punto de considerarla amiga, se portaba cordial y educado con ella porque así se le había enseñado, pero fuera de eso no sabía nada más que en algún momento la habían considerado para ser su esposa. Ahora incluso, tras conocer los sentimientos de Marcellus hacia ella, no la odiaba ni mucho menos, odiaba el hecho de que hubiera puesto en peligro a Marcellus abriéndole su mente y sus recuerdos, simplemente eso, para él Mina era una chiquilla que no media las consecuencias de sus actos, tal vez porque no se imaginaba si quiera de lo que Auberon era capaz de hacerle a quién los traicionara, él era el vivo ejemplo de ello.
La siguió con la mirada cuando fue hacia el libro, no se inmuto, él también hacia ese tipo de cosas cuando recién entro en la secta, a veces con Julius, otras con Auberon o con su padre, a veces solo. Incluso en esos días dedicaba más tiempo a estudiar las artes oscuras y los rituales, porque conocía el poder y porque lo quería, porque era suyo y así como Mina, sabía que le correspondía.
No, no me voy… aun tengo que limpiar algunas cosas… – Por qué no, él no sentía que el dejarle el cargo de recoger todo al finalizar un ritual fuera rebajarlo, lo consideraba incluso un honor, el poder ver de que estaba hecha la magia, desentrañar los hilos y saber, de alguna manera, que cosas los hacía débiles o como deshacerlos.
No le gusto que Mina lo viera con la varita alzada, lo puso en alerta de manera inmediata, pero no lo demostró, solamente se coloco derecho y dio un par de pasos hacia ella con las manos en los bolsillos de su pantalón, tenia ahí su varita, pero no pensaba sacarla, no era necesario.
Marcellus me conto que estuvo enseñándote Oclumancia… se que sabes acerca de nosotros, él, Laise, yo… no quiso contarme nada más, una especie de secreto de legeremantes o algo así, solo quiero asegurarme que las cosas estén bien y que hayas tomado las medidas necesarias para protegerte… ¿ Lo hiciste? - Fue directamente al grano con ella, no le dijo por supuesto que estaba consciente que Marcellus conocía entre otros secretos, lo de la secta a la que pertenecían, se lo había prometido, quería saber si Mina podía ser sincera con él o simplemente le mentiría descaradamente.
La siguió con la mirada cuando fue hacia el libro, no se inmuto, él también hacia ese tipo de cosas cuando recién entro en la secta, a veces con Julius, otras con Auberon o con su padre, a veces solo. Incluso en esos días dedicaba más tiempo a estudiar las artes oscuras y los rituales, porque conocía el poder y porque lo quería, porque era suyo y así como Mina, sabía que le correspondía.
No, no me voy… aun tengo que limpiar algunas cosas… – Por qué no, él no sentía que el dejarle el cargo de recoger todo al finalizar un ritual fuera rebajarlo, lo consideraba incluso un honor, el poder ver de que estaba hecha la magia, desentrañar los hilos y saber, de alguna manera, que cosas los hacía débiles o como deshacerlos.
No le gusto que Mina lo viera con la varita alzada, lo puso en alerta de manera inmediata, pero no lo demostró, solamente se coloco derecho y dio un par de pasos hacia ella con las manos en los bolsillos de su pantalón, tenia ahí su varita, pero no pensaba sacarla, no era necesario.
Marcellus me conto que estuvo enseñándote Oclumancia… se que sabes acerca de nosotros, él, Laise, yo… no quiso contarme nada más, una especie de secreto de legeremantes o algo así, solo quiero asegurarme que las cosas estén bien y que hayas tomado las medidas necesarias para protegerte… ¿ Lo hiciste? - Fue directamente al grano con ella, no le dijo por supuesto que estaba consciente que Marcellus conocía entre otros secretos, lo de la secta a la que pertenecían, se lo había prometido, quería saber si Mina podía ser sincera con él o simplemente le mentiría descaradamente.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
Hubiera sido otra la historia si esas estupideces del matrimonio arreglado que alguna vez se le habían pasado por la cabeza a sus padres se hubieran llevado a cabo. O quizá no, era imposible saberlo. Mina no solía ver a Adrien de esa manera, y de hecho, sentía que apenas se ponían atención el uno al otro, en cualquier lado, pero ahora era distinto, al menos desde su percepción. Tampoco lo odiaba pero como era natural, no confiaba en él.
El gesto de tener la varita en alto había sido involuntario, completamente natural, simplemente se estaba preparando para la práctica. Los movimientos de muñeca precisos, la pronunciación correcta. Esos hechizos no eran nada sencillos pero le pertenecían, y pronto serían un arma más.
Hizo el primer movimiento pero se detuvo en seco, provocando que la varita sacara algunas chispas azules que rebotaron sobre el libro, pero no le hicieron daño alguno. La razón de que parara fue que su corazón se detuvo también, al menos por un segundo. ¿Marcellus le había dicho lo de la oclumancia? ¿Por qué puta razón? No volteó a ver a Adrien inmediatamente porque sentía que le ardía la cara, no de vergüenza, sino de ira. ¿Cómo carajos se le había ocurrido decirle a Adrien lo de la oclumancia? Se suponía que nadie debía saber que la estudiaba, se suponía que…era obvio que si le había enseñado había visto algunas cosas en su mente, cosas que no debía ver. Tenía ganas, muchas, de salir de ahí y aparecerse enfrente de Marcellus para darle un puñetazo en toda la cara, como mínimo. Se maldecía por haber sido una idiota y haber confiado en él.
Cuando sintió que el ardor del rostro se el pasaba, y que podía mostrarse impasible, se giró hacia Adrien con una sonrisilla.
-Claro que sí, Adrien. No fue una sesión intensísima ni nada, solo cosas básicas, tranquilízate. Ni siquiera me interesa aprender la rama tanto, era curiosidad
No era idiota como para decir palabras en falso en ese lugar que siempre parecía tener vigilantes silenciosos, inesperados. Se encogió de hombros, daba igual hasta dónde había abierto la boca Marcellus, no tenía por qué justificarle nada a Adrien.
El gesto de tener la varita en alto había sido involuntario, completamente natural, simplemente se estaba preparando para la práctica. Los movimientos de muñeca precisos, la pronunciación correcta. Esos hechizos no eran nada sencillos pero le pertenecían, y pronto serían un arma más.
Hizo el primer movimiento pero se detuvo en seco, provocando que la varita sacara algunas chispas azules que rebotaron sobre el libro, pero no le hicieron daño alguno. La razón de que parara fue que su corazón se detuvo también, al menos por un segundo. ¿Marcellus le había dicho lo de la oclumancia? ¿Por qué puta razón? No volteó a ver a Adrien inmediatamente porque sentía que le ardía la cara, no de vergüenza, sino de ira. ¿Cómo carajos se le había ocurrido decirle a Adrien lo de la oclumancia? Se suponía que nadie debía saber que la estudiaba, se suponía que…era obvio que si le había enseñado había visto algunas cosas en su mente, cosas que no debía ver. Tenía ganas, muchas, de salir de ahí y aparecerse enfrente de Marcellus para darle un puñetazo en toda la cara, como mínimo. Se maldecía por haber sido una idiota y haber confiado en él.
Cuando sintió que el ardor del rostro se el pasaba, y que podía mostrarse impasible, se giró hacia Adrien con una sonrisilla.
-Claro que sí, Adrien. No fue una sesión intensísima ni nada, solo cosas básicas, tranquilízate. Ni siquiera me interesa aprender la rama tanto, era curiosidad
No era idiota como para decir palabras en falso en ese lugar que siempre parecía tener vigilantes silenciosos, inesperados. Se encogió de hombros, daba igual hasta dónde había abierto la boca Marcellus, no tenía por qué justificarle nada a Adrien.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Adrien le había prometido a Marcellus que no le diría nada a Mina sobre las cosas que habían hablado esa noche, se le había olvidado mencionarle que el hecho de que estuvieran practicando también era secreto, bueno no es que se pudiera hilar pensamientos coherentes después del esfuerzo mental que el joven había hecho después de aquella sesión, Wilhelmina era más ciega y egoísta de lo que pensaba si no se daba cuenta de ello, por supuesto que así era.
El se dio cuenta inmediatamente de la molestia que causo en su semblante cuando hablo sobre las clases de oclumancia, el seguía con su varita lista para protegerse si es que ella fuera a lanzarle cualquier hechizo, por supuesto que las chispas que salieron aun que sin hacer ningún efecto adicional lo pusieron más alerta. En ese lugar él había vivido experiencias que aquella chiquilla a penas y podía imaginarse.
Solo… me pareció curioso que fueras con Marcellus, una persona que no tiene nada que ver con nosotros y que podría descubrir cosas si se lo propone y no con Auberon, quién es de nuestra completa confianza… ¿Por qué lo es, no es así?
Dio un paso más acercándose al lugar donde Wilhelmina estaba, frente a ella, frente al libro de las maldiciones que tanto poder resguardaba en su interior. La observo fijamente a través de unos ojos azules que parecían vacios por dentro, faltos de luz, como si algo se la hubiera arrebatado hacía mucho tiempo.
Aun así… – “No te culparía por no confiar…” Articuló con sus labios, aun que en realidad las palabras no salieron con sonido alguno. No era un idiota.
Me gustaría asegurarme de que Marcellus estará bien… ¿Podría pedirte que dejaras de presionarlo de esa manera? No le hace bien… lo lastimaste demasiado, sé que hay ocasiones en que está bien utilizar a las personas para nuestros fines…. Pero estoy te lo voy a pedir como un favor personal… – Se hizo un poco hacia atrás y metió una mano en el bolsillo de su pantalón mientras que con la otra seguía sosteniendo su varita.
El se dio cuenta inmediatamente de la molestia que causo en su semblante cuando hablo sobre las clases de oclumancia, el seguía con su varita lista para protegerse si es que ella fuera a lanzarle cualquier hechizo, por supuesto que las chispas que salieron aun que sin hacer ningún efecto adicional lo pusieron más alerta. En ese lugar él había vivido experiencias que aquella chiquilla a penas y podía imaginarse.
Solo… me pareció curioso que fueras con Marcellus, una persona que no tiene nada que ver con nosotros y que podría descubrir cosas si se lo propone y no con Auberon, quién es de nuestra completa confianza… ¿Por qué lo es, no es así?
Dio un paso más acercándose al lugar donde Wilhelmina estaba, frente a ella, frente al libro de las maldiciones que tanto poder resguardaba en su interior. La observo fijamente a través de unos ojos azules que parecían vacios por dentro, faltos de luz, como si algo se la hubiera arrebatado hacía mucho tiempo.
Aun así… – “No te culparía por no confiar…” Articuló con sus labios, aun que en realidad las palabras no salieron con sonido alguno. No era un idiota.
Me gustaría asegurarme de que Marcellus estará bien… ¿Podría pedirte que dejaras de presionarlo de esa manera? No le hace bien… lo lastimaste demasiado, sé que hay ocasiones en que está bien utilizar a las personas para nuestros fines…. Pero estoy te lo voy a pedir como un favor personal… – Se hizo un poco hacia atrás y metió una mano en el bolsillo de su pantalón mientras que con la otra seguía sosteniendo su varita.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
-¿Para qué diablos iba a molestar al Venerable Wardwell con una niñería? Ya te dije que era solo curiosidad. Claro que es de nuestra absoluta confianza, no sé ni para qué usas conmigo ese tonito, pero tampoco es como para que lo moleste con cualquier cosa, ya suficiente hizo por mi ayudándome a entrar aquí.
Había sido un trabajo conjunto entre Lucienne, Billy y Werther, pero al final había sido Auberon quien había dado su voto de confianza ante el resto de los Venerables. Y se lo agradecía, en el fondo, aunque al final las cosas se estuvieran planeando de formas muy distintas.
Le devolvió la mirada fija, porque en realidad no le temía, más que eso, estaba completamente molesta con toda la situación. Solamente arqueó la ceja cuando Adrien no terminó su frase, pero de cualquier forma no lo presionó para que lo hiciera. Le dio la espalda para seguir con su práctica, justo cuando empezó a hablar de Marcellus, y lo de la supuesta presión. Lanzó un suspiro como de exasperación y puso los ojos en blanco antes de volver a mirar a Adrien, aparentemente ya fastidiada.
-¿Lo lastimé demasiado? ¿En qué sentido? ¿Lo dices porque no es capaz de soportar ni una pequeña intrusioncita de nada en otra mente? En ese caso erró los estudios de oclumancia y debería avocarse a lo que soporta. Si lo dices por la relación fallida, creo que está grandecito como para decidir si quiere verme o no. En todo caso mejor dedícate a no esconder que tienes una relación con él, al fin y al cabo, ¿a quién le importa ya?. No lo estoy utilizando para ningún fin, no seas exagerado. Y si no quiere verme más, que él tome la decisión, no tú. Aunque claro, siempre puedes lanzarle un imperius o algo así. A mi me da igual, Adrien, tengo cosas más importantes en las que ocuparme, como practicar la maldición, por ejemplo. Marcellus no me interesa, si tiene que mandarte a ti para pedir favores de que me aleje, no merece mi tiempo.
Respiró después de decir todo eso y en efecto, ya le daba lo mismo. Lo único era que no le dejaría irse tan fácil, a Marcellus, al menos sí se llevaría un reclamo por lo que había hecho, pero en cuanto al resto, había roto la confianza de Mina y eso costaba mucho que se recuperara, para muestra estaba Jesse. No quería tener nada más que ver con él. Mucho menos porque Adrien sonaba como si Mina de verdad hubiera hecho algo terrible, lo que solo la llevaba a deducir que Marcellus, además de traicionarla, seguro le había contado que le había hecho alguna cosa tremenda o algo.
-¿Ya me permites?
Le dijo señalándole el libro, completamente fastidiada. Al menos se las había arreglado para que esa conversación pudiera salir fácilmente de contexto ante cualquier oído curioso, no era más que una rencilla adolescente por un tipo, y ya.
Había sido un trabajo conjunto entre Lucienne, Billy y Werther, pero al final había sido Auberon quien había dado su voto de confianza ante el resto de los Venerables. Y se lo agradecía, en el fondo, aunque al final las cosas se estuvieran planeando de formas muy distintas.
Le devolvió la mirada fija, porque en realidad no le temía, más que eso, estaba completamente molesta con toda la situación. Solamente arqueó la ceja cuando Adrien no terminó su frase, pero de cualquier forma no lo presionó para que lo hiciera. Le dio la espalda para seguir con su práctica, justo cuando empezó a hablar de Marcellus, y lo de la supuesta presión. Lanzó un suspiro como de exasperación y puso los ojos en blanco antes de volver a mirar a Adrien, aparentemente ya fastidiada.
-¿Lo lastimé demasiado? ¿En qué sentido? ¿Lo dices porque no es capaz de soportar ni una pequeña intrusioncita de nada en otra mente? En ese caso erró los estudios de oclumancia y debería avocarse a lo que soporta. Si lo dices por la relación fallida, creo que está grandecito como para decidir si quiere verme o no. En todo caso mejor dedícate a no esconder que tienes una relación con él, al fin y al cabo, ¿a quién le importa ya?. No lo estoy utilizando para ningún fin, no seas exagerado. Y si no quiere verme más, que él tome la decisión, no tú. Aunque claro, siempre puedes lanzarle un imperius o algo así. A mi me da igual, Adrien, tengo cosas más importantes en las que ocuparme, como practicar la maldición, por ejemplo. Marcellus no me interesa, si tiene que mandarte a ti para pedir favores de que me aleje, no merece mi tiempo.
Respiró después de decir todo eso y en efecto, ya le daba lo mismo. Lo único era que no le dejaría irse tan fácil, a Marcellus, al menos sí se llevaría un reclamo por lo que había hecho, pero en cuanto al resto, había roto la confianza de Mina y eso costaba mucho que se recuperara, para muestra estaba Jesse. No quería tener nada más que ver con él. Mucho menos porque Adrien sonaba como si Mina de verdad hubiera hecho algo terrible, lo que solo la llevaba a deducir que Marcellus, además de traicionarla, seguro le había contado que le había hecho alguna cosa tremenda o algo.
-¿Ya me permites?
Le dijo señalándole el libro, completamente fastidiada. Al menos se las había arreglado para que esa conversación pudiera salir fácilmente de contexto ante cualquier oído curioso, no era más que una rencilla adolescente por un tipo, y ya.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Adrien en realidad no sabía a qué se debía la incursión de Mina en la secta, no sabía si Auberon mismo la había traído a sus filas o había sido decisión de otros. Cuando ella se unió él no era parte activa de la misma precisamente porque estaba recuperándose de lo que Auberon mismo le había hecho. Él lo conocía, le temía, sabía de lo que era capaz, estaba seguro dentro de sí de que Mina no tenía ni siquiera un cuarto de idea de lo que el hombre era capaz si es que se enteraba que ella le había abierto su mente a alguien, por que no, Adrien no sabía nada de la revolución que se traía en manos y mucho menos de la loca idea de querer enseñarle esas maldiciones que habían sido resguardadas con el paso de las eras a piltrafas humanas que en realidad no conocían el verdadero valor de la magia, si eso era lo que esas personas significaban para él, todas y cada una de ellas.
Escucho su explicación de ex novia celosa y simplemente negó con la cabeza, soltó una pequeña sonrisa sardónica y luego su mirada se giro hacia lo que había tras ellos, hacia el lugar en general.
Wilhelmina… no tienes por qué molestarte por una simple petición que te estoy haciendo. No estoy reclamándote nada ni mucho menos abogando por él, él sabía dónde estaba metiéndose al involucrarse contigo y él podrá afrontar las cosas, no vengas a atacarme con argumentos de ex novia celosa por favor, no es de una persona de tu nivel hacerlo.
Suspiro profundamente con una falsa decepción, luego se acerco nuevamente al libro, esta vez a su lado para leer que era lo que ella estaba estudiando. La maldición del espejo era una de las más difíciles de crear, pero también una de las mas útiles si se utilizaba precisamente en contra de alguien dentro de aquel circulo o que practicara las artes oscuras, Julius White había muerto por una parecida.
Veo que tu estudio ha rendido frutos. ¿A quién piensas matar con eso? Dejame decirte que a menos que sepas exactamente que tu objetivo hizo algo imperdonable, desperdiciarías un buen hechizo de ataque si la lanzas así nada más…. Te recomiendo mejor El fuego interno… es más efectivo y lo han hecho varias veces en este lugar…
Adrien podría haber seguido discutiendo su situación con Marcellus pero no quiso, no era la clase de personas que se rebajaba a una discusión de amoríos o chismes, prefería enfocarse en realidad en lo que importaba.
Escucho su explicación de ex novia celosa y simplemente negó con la cabeza, soltó una pequeña sonrisa sardónica y luego su mirada se giro hacia lo que había tras ellos, hacia el lugar en general.
Wilhelmina… no tienes por qué molestarte por una simple petición que te estoy haciendo. No estoy reclamándote nada ni mucho menos abogando por él, él sabía dónde estaba metiéndose al involucrarse contigo y él podrá afrontar las cosas, no vengas a atacarme con argumentos de ex novia celosa por favor, no es de una persona de tu nivel hacerlo.
Suspiro profundamente con una falsa decepción, luego se acerco nuevamente al libro, esta vez a su lado para leer que era lo que ella estaba estudiando. La maldición del espejo era una de las más difíciles de crear, pero también una de las mas útiles si se utilizaba precisamente en contra de alguien dentro de aquel circulo o que practicara las artes oscuras, Julius White había muerto por una parecida.
Veo que tu estudio ha rendido frutos. ¿A quién piensas matar con eso? Dejame decirte que a menos que sepas exactamente que tu objetivo hizo algo imperdonable, desperdiciarías un buen hechizo de ataque si la lanzas así nada más…. Te recomiendo mejor El fuego interno… es más efectivo y lo han hecho varias veces en este lugar…
Adrien podría haber seguido discutiendo su situación con Marcellus pero no quiso, no era la clase de personas que se rebajaba a una discusión de amoríos o chismes, prefería enfocarse en realidad en lo que importaba.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
Puso los ojos en blanco por lo que Adrien le decía, sobre la simple petición y todo lo demás. Como de todos modos para ella ya estaba zanjado el asunto, no le costó trabajo girarse hacia Adrien y mirarlo con auténtica tranquilidad, aunque no se sintiera tranquila por dentro. Estaba enfadada con Marcellus, pero también dolida, era obvio. Notaba que todo lo que se habían dicho y lo que había pasado había sido reducido a un chisme más, pero desgraciadamente esto estaba en una escala mucho más peligrosa. Si Adrien hubiera querido habría ido directamente hacia Auberon a decirle que le había abierto su mente a alguien por una clase de oclumancia, ¿y entonces qué hubiera hecho?. Pero no era momento de ponerse sentimentales con eso.
-Está bien, Adrien. No te preocupes, en serio no expondré a Marcellus a nada. Tranquilízate y ya.
Adrien no estaba alterado, por supuesto, pero ella se lo dijo con un falso fastidio infantil. Volvió la vista hacia el libro y miró a Adrien de reojo de pie a su lado, aunque ante su pregunta de que a quién pensaba matar con eso solamente sonrió. Parecía como si de nuevo estuviera solamente con un viejo compañero, casi un amigo, el hermano de Aline, no alguien que la había puesto en tanta tensión en apenas un momento.
-Esa la estoy estudiando con Werther. No voy a matar a nadie, es solo conocimiento. No quiero que Linda Dunham escupa toda las babosas que le ha hecho tragar a las niñas de nuevo ingreso o algo así. Solo quiero acumularlo, saber que me corre por las venas, que si quiero puedo dominarlo. Es ambición, al fin y al cabo, algo que todos aquí compartimos.
Se encogió de hombros y lo miró como preguntándole “¿o no es así?” antes de mirarlo a la cara. Agradecía que hubiera cambiado la conversación, para ella también había cosas más importantes.
-¿Puedes ayudarme a conseguir alguien sobre quién practicar?
Sí, directamente le estaba pidiendo ayuda para conseguir algo parecido a carne de cañón. Quizá alguien que con un imperius pudiera lanzar unas cuantas imperdonables hacia la pared y luego recibirlas de vuelta.
-Está bien, Adrien. No te preocupes, en serio no expondré a Marcellus a nada. Tranquilízate y ya.
Adrien no estaba alterado, por supuesto, pero ella se lo dijo con un falso fastidio infantil. Volvió la vista hacia el libro y miró a Adrien de reojo de pie a su lado, aunque ante su pregunta de que a quién pensaba matar con eso solamente sonrió. Parecía como si de nuevo estuviera solamente con un viejo compañero, casi un amigo, el hermano de Aline, no alguien que la había puesto en tanta tensión en apenas un momento.
-Esa la estoy estudiando con Werther. No voy a matar a nadie, es solo conocimiento. No quiero que Linda Dunham escupa toda las babosas que le ha hecho tragar a las niñas de nuevo ingreso o algo así. Solo quiero acumularlo, saber que me corre por las venas, que si quiero puedo dominarlo. Es ambición, al fin y al cabo, algo que todos aquí compartimos.
Se encogió de hombros y lo miró como preguntándole “¿o no es así?” antes de mirarlo a la cara. Agradecía que hubiera cambiado la conversación, para ella también había cosas más importantes.
-¿Puedes ayudarme a conseguir alguien sobre quién practicar?
Sí, directamente le estaba pidiendo ayuda para conseguir algo parecido a carne de cañón. Quizá alguien que con un imperius pudiera lanzar unas cuantas imperdonables hacia la pared y luego recibirlas de vuelta.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Sonrió como si el gesto de Wilhelmina en realidad le hubiera causado ternura, como si estuviera viendo frente a él a una chiquilla que simplemente estaba aferrada a algo, pero, ¿Qué no a él le pasaba igual? Lo dejo pasar simplemente porque no veía el caso al seguir discutiendo por algo que ya estaba zanjado, esperaba que Mina dejara de meter en problemas a Marcellus y que él, de alguna manera un poco más sabia, lograra ponerse a salvo a si mismo, al menos hasta que él encontrara la forma de protegerlo.
Ya examinando el libro era algo distinto, Adrien podía ser accesible en cuanto a las prácticas de magia comprendían, pero no era así con cualquiera, solamente con aquellos que él creía podían valer la pena. Mina era una de esas personas, a pesar de que no tenía un concepto de ella más allá de la chica caprichosa que le daba al mundo, él conocía a la joven que estaba detrás de eso, a la que podía conjurar con perfección y era especialista en transformaciones, no la subestimaba en lo absoluto.
No todos tenemos ambiciones hacia lo mismo, si me dejas agregar… – Y era verdad, lo que había ahí abajo era poder puro en muchos aspectos del hombre, poder mágico, poder económico, poder social. Adrien estaba principalmente interesado en el poder mágico, el poder económico era muy volátil y el social no dependía precisamente de él. El poder mágico sin embargo era algo tangible, algo que él podía controlar correctamente, era su vicio y virtud.
Adrien dio un paso atrás y rodeo a la joven hasta quedar frente a ella, del otro lado del libro. En realidad no conocía a alguien con quién pudiera practicar en verdad esa maldición, de alguna manera le pareció gracioso que intentara hacerla sobre él, Adrien a diferencia de cualquiera en ese sótano, nunca había utilizado la magia para terminar con la vida de alguien, menos en el transcurso del mes.
¿Qué te parece practicar conmigo? ¿Tienes miedo de lo que puedas encontrar? Anda… dispara… – Dio un paso hacia atrás posicionándose perfectamente en medio de los vestigios de un circulo de invocación, se quedo ahí con la varita entre los dedos, esperando que ella actuara.
Ya examinando el libro era algo distinto, Adrien podía ser accesible en cuanto a las prácticas de magia comprendían, pero no era así con cualquiera, solamente con aquellos que él creía podían valer la pena. Mina era una de esas personas, a pesar de que no tenía un concepto de ella más allá de la chica caprichosa que le daba al mundo, él conocía a la joven que estaba detrás de eso, a la que podía conjurar con perfección y era especialista en transformaciones, no la subestimaba en lo absoluto.
No todos tenemos ambiciones hacia lo mismo, si me dejas agregar… – Y era verdad, lo que había ahí abajo era poder puro en muchos aspectos del hombre, poder mágico, poder económico, poder social. Adrien estaba principalmente interesado en el poder mágico, el poder económico era muy volátil y el social no dependía precisamente de él. El poder mágico sin embargo era algo tangible, algo que él podía controlar correctamente, era su vicio y virtud.
Adrien dio un paso atrás y rodeo a la joven hasta quedar frente a ella, del otro lado del libro. En realidad no conocía a alguien con quién pudiera practicar en verdad esa maldición, de alguna manera le pareció gracioso que intentara hacerla sobre él, Adrien a diferencia de cualquiera en ese sótano, nunca había utilizado la magia para terminar con la vida de alguien, menos en el transcurso del mes.
¿Qué te parece practicar conmigo? ¿Tienes miedo de lo que puedas encontrar? Anda… dispara… – Dio un paso hacia atrás posicionándose perfectamente en medio de los vestigios de un circulo de invocación, se quedo ahí con la varita entre los dedos, esperando que ella actuara.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
En efecto, la ambición que ella tenía era diferente a la de otros, tomaba por ejemplo a Auberon, al que le importaba el poder económico y el político, quizá más que la magia en sí misma, a ella en cambio el dinero le importaba menos que la política y que la magia. Adrien tenía razón en lo que decía, pero no se lo dijo, solamente volvió a sonreír.
El Adrien que tenía frente a sus ojos era, en efecto, diferente al que había conocido casi toda su vida. Si bien la primera vez que lo había encontrado en ese lugar se había asustado un poco, ahora tenía que admitir que su actitud fría y siempre aparentemente pasiva le resultaba algo a destacar. No lo tenía lanzándole miradas raras como Theo, o con ese entusiasmo casi infantil que a veces demostraba Billy a pesar de lo bien que hacía las cosas.
Cuando le dijo que practicara con él, Mina alzó los ojos del libro y lo miró con cierto brillo en el rostro. En ese preciso instante había olvidado todo: la estúpida rencilla, la sensación de peligro, el enojo que sentía hacia Marcellus y demás cosas que la molestaban. Le sonrió, casi con ilusión, como si nada la hiciera más feliz que ese ofrecimiento.
-¿Miedo? No, estoy curiosa. Oh Adrien, te aseguro que te hubiera hecho muy feliz.
Le dijo en referencia a la tontería esa que habían planeado los padres de ambos en algún momento sobre casarlos cuando llegara el momento como si estuvieran en otras épocas. No le preguntó si estaba seguro, porque si lo había propuesto con tanta seguridad era porque lo estaba. Sintió un escalofrío de ansiedad recorrerla, porque no sabía si, como otros, había matado a alguien con algún hechizo aunque seguramente no lo había hecho porque no se habría ofrecido así, y de cualquier manera, el cosquilleo de la emoción por la incertidumbre era inevitable, danzaba en su estómago.
Movió la varita hacia él y conjuró la maldición del espejo. Una luz brillante casi angelical salió de su varita mientras entornaba la mirada, tratando de enfocar mejor en Adrien, en la reacción. Cuando se sentía esa magia fluir por la piel, nada más importaba.
El Adrien que tenía frente a sus ojos era, en efecto, diferente al que había conocido casi toda su vida. Si bien la primera vez que lo había encontrado en ese lugar se había asustado un poco, ahora tenía que admitir que su actitud fría y siempre aparentemente pasiva le resultaba algo a destacar. No lo tenía lanzándole miradas raras como Theo, o con ese entusiasmo casi infantil que a veces demostraba Billy a pesar de lo bien que hacía las cosas.
Cuando le dijo que practicara con él, Mina alzó los ojos del libro y lo miró con cierto brillo en el rostro. En ese preciso instante había olvidado todo: la estúpida rencilla, la sensación de peligro, el enojo que sentía hacia Marcellus y demás cosas que la molestaban. Le sonrió, casi con ilusión, como si nada la hiciera más feliz que ese ofrecimiento.
-¿Miedo? No, estoy curiosa. Oh Adrien, te aseguro que te hubiera hecho muy feliz.
Le dijo en referencia a la tontería esa que habían planeado los padres de ambos en algún momento sobre casarlos cuando llegara el momento como si estuvieran en otras épocas. No le preguntó si estaba seguro, porque si lo había propuesto con tanta seguridad era porque lo estaba. Sintió un escalofrío de ansiedad recorrerla, porque no sabía si, como otros, había matado a alguien con algún hechizo aunque seguramente no lo había hecho porque no se habría ofrecido así, y de cualquier manera, el cosquilleo de la emoción por la incertidumbre era inevitable, danzaba en su estómago.
Movió la varita hacia él y conjuró la maldición del espejo. Una luz brillante casi angelical salió de su varita mientras entornaba la mirada, tratando de enfocar mejor en Adrien, en la reacción. Cuando se sentía esa magia fluir por la piel, nada más importaba.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Adrien no era una persona estúpida, no se habría ofrecido así como así si supiera que de alguna manera su vida pudiera correr peligro al exponerse así, pero conocía esa maldición, no por cuenta propia afortuandamente, pero había pasado el suficiente tiempo en aquel sótano leyendo el libro, como Mina, él también fue nuevo en eso, curioso. La maldición del espejo sin embargo nunca fue completamente de su agrado, como lo había mencionado, era demasiado situacional, se debía conocer perfectamente a la víctima del mismo y saber efectivamente que este había cometido algún acto que pudiera devolvérsele lo suficientemente fuerte como para que el hechizo valiera la pena.
Adrien le lanzo un amago de sonrisa a Mina por el comentario de hacerlo feliz. En realidad él nunca se había planeado el poder vivir feliz con alguien dentro de un matrimonio o algo parecido, ni siquiera con Lucienne quién durante muchos años había sido prácticamente su razón de vivir. La había amado muchísimo, pero eso ya era pasado, tan pasado como los días en que sus padres enloquecidos querían casarlo con la menor de los Schweinsteiger.
Puedes hacerme feliz ahora ¿sabes?... – No perdió la oportunidad para regresarle el comentario solamente unos segundos antes de que la luz comenzara a conjurarse en su varita. No lo decía en verdad por supuesto, era solamente una manera de poder truncar su atención. Cuando el hechizo le pego directamente sintió un cosquilleo recorrerle el cuerpo, se llevo una mano al pecho como si algo estuviera doliéndole profundamente y tocio un par de veces antes de que el brillo terminara. Luego, esa toz que salía de él se convirtió en una pequeña risa que fue creciendo lentamente. Al final él termino erguido nuevamente como si nada hubiera sucedido.
Vaya… lo haces muy bien, pero creo que deberías esforzarte un poco más…. – En realidad no sabía si era por que en verdad el no había lanzado ninguna maldición en el último mes o porque Wilhelmina no había conjurado correctamente, creía en verdad que era lo primero pues él no recordaba haberlo hecho, pero no estaba de más que siguiera practicando.
¿Quieres intentar nuevamente?... – Le sonrió con suficiencia, como si supiera en realidad algo que ella no sabía. Era un gesto característico en él, arrogante, algo incluso molesto.
Adrien le lanzo un amago de sonrisa a Mina por el comentario de hacerlo feliz. En realidad él nunca se había planeado el poder vivir feliz con alguien dentro de un matrimonio o algo parecido, ni siquiera con Lucienne quién durante muchos años había sido prácticamente su razón de vivir. La había amado muchísimo, pero eso ya era pasado, tan pasado como los días en que sus padres enloquecidos querían casarlo con la menor de los Schweinsteiger.
Puedes hacerme feliz ahora ¿sabes?... – No perdió la oportunidad para regresarle el comentario solamente unos segundos antes de que la luz comenzara a conjurarse en su varita. No lo decía en verdad por supuesto, era solamente una manera de poder truncar su atención. Cuando el hechizo le pego directamente sintió un cosquilleo recorrerle el cuerpo, se llevo una mano al pecho como si algo estuviera doliéndole profundamente y tocio un par de veces antes de que el brillo terminara. Luego, esa toz que salía de él se convirtió en una pequeña risa que fue creciendo lentamente. Al final él termino erguido nuevamente como si nada hubiera sucedido.
Vaya… lo haces muy bien, pero creo que deberías esforzarte un poco más…. – En realidad no sabía si era por que en verdad el no había lanzado ninguna maldición en el último mes o porque Wilhelmina no había conjurado correctamente, creía en verdad que era lo primero pues él no recordaba haberlo hecho, pero no estaba de más que siguiera practicando.
¿Quieres intentar nuevamente?... – Le sonrió con suficiencia, como si supiera en realidad algo que ella no sabía. Era un gesto característico en él, arrogante, algo incluso molesto.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
Para Mina, la maldición del espejo era tremendamente útil, especialmente como arma, aunque visto desde la perspectiva de Adrien era cierto que, si no se tenía un objetivo lo suficientemente importante, no era muy efectivo utilizarla. Pero en el caso de Mina sí que lo tenía. No estaba jugando a nada, estaba yendo directamente hacia donde le era ideal. Necesitaba hacer sentir a los suyos seguros, y ella misma sentirse segura también. Y ella conocía lo suficiente a las personas a las que podría hacerles daño, llegado el caso. Eso la hizo recordar lo enojada que estaba con Marcellus por haber dicho cosas que por sentido común no debía haber dicho, y a la persona menos indicada.
Lo miró atenta para ver los efectos de la maldición sobre él. Ladeó ligeramente el rostro con su tos, luego frunció el ceño con su risa. Al final se dio cuenta de que había sido efectiva pero que en efecto, practicarla sobre alguien en específico era muy distinto.No le había respondido más a lo de hacerlo feliz, aunque se le ocurrían varias ideas para picarlo, a sabiendas de que todo podía tornarse incómodo.
-Yo también lo creo.
Que debía esforzarse más. No era de ese tipo de brujas que se ofendían cuando les exigían más, ni era tan soberbia como para pensar que lo hacía todo perfectamente y que Adrien solo le decía lo que le decía por molestarla. Cuando estaba en ese lugar todo lo pensaba en materia de aprender, de perfeccionarse. Y sabía que muchos ahí tenían más experiencia. Eso era lo que absorbía.
-Sí, si no tienes problemas con ello.
Le dijo, sin molestarse por la sonrisa arrogante, pero sí mirándolo de nuevo con curiosidad, sin entender muy bien de dónde venía el gesto. Sonrió, más para ella misma que para él y bajó ligeramente la vista. Al alzarla de nuevo le guiñó el ojo antes de lanzar la maldición una segunda vez. De nuevo estaba aquella luz, aunque ahora brillaba distinto y parecía reflejar el color de la dura piedra que recubría el lugar.
Lo miró atenta para ver los efectos de la maldición sobre él. Ladeó ligeramente el rostro con su tos, luego frunció el ceño con su risa. Al final se dio cuenta de que había sido efectiva pero que en efecto, practicarla sobre alguien en específico era muy distinto.No le había respondido más a lo de hacerlo feliz, aunque se le ocurrían varias ideas para picarlo, a sabiendas de que todo podía tornarse incómodo.
-Yo también lo creo.
Que debía esforzarse más. No era de ese tipo de brujas que se ofendían cuando les exigían más, ni era tan soberbia como para pensar que lo hacía todo perfectamente y que Adrien solo le decía lo que le decía por molestarla. Cuando estaba en ese lugar todo lo pensaba en materia de aprender, de perfeccionarse. Y sabía que muchos ahí tenían más experiencia. Eso era lo que absorbía.
-Sí, si no tienes problemas con ello.
Le dijo, sin molestarse por la sonrisa arrogante, pero sí mirándolo de nuevo con curiosidad, sin entender muy bien de dónde venía el gesto. Sonrió, más para ella misma que para él y bajó ligeramente la vista. Al alzarla de nuevo le guiñó el ojo antes de lanzar la maldición una segunda vez. De nuevo estaba aquella luz, aunque ahora brillaba distinto y parecía reflejar el color de la dura piedra que recubría el lugar.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Es que simplemente ese hechizo que Mina estaba tratando de hacer no era fácil de realizar. No temió cuando acepto conjurarlo una vez más, solamente se sacudió un poco el hombro de la camisa como si le hubiera caído un poco de polvo con el anterior hechizo.
Trata de enfocar mejor el hechizo, tampoco te muestres tan rígida en la flourita… – Hizo una seña con su mano como explicándole la mejor forma de sostener la varita. Adrien era una persona extraña, en realidad podía mostrarse como indiferente a muchas cosas y situaciones, pero cuando se trataba de ayudarle a otros era muy accesible. Se podía ver ese tipo de faceta de él principalmente en el club de ajedrez o cuando estaba atendiendo a un paciente, Mina era testigo de ello en diferentes ocasiones.
Ahora el hechizo había sido diferente, con más fuerza. Adrien sintió el suelo a sus pies moverse y su varita cobrar vida propia junto con su mano y muñeca. Apunto hacia una pared y unas cuantas chispas rojas salieron de la misma, estaba resistiéndose. Luego hubo unos momentos de silencio hasta que el techo frente a ellos rugió y un haz de luz color roja le pego directamente en él. No pareció suceder nada durante unos segundos, luego bajo sus pies unas sombras aparecieron creando un montón de sogas que se lanzaron sobre él como serpientes tomándolo del cuello y el torso.
Bien… creo que esta vez si funcionó, quítamela… – No podía hablar muy bien, las sogas estaban apretándolo con fuerza. Decidió dejar de forcejear y simplemente cerró los ojos y apretó los labios. No podía zafarse él mismo.
Trata de enfocar mejor el hechizo, tampoco te muestres tan rígida en la flourita… – Hizo una seña con su mano como explicándole la mejor forma de sostener la varita. Adrien era una persona extraña, en realidad podía mostrarse como indiferente a muchas cosas y situaciones, pero cuando se trataba de ayudarle a otros era muy accesible. Se podía ver ese tipo de faceta de él principalmente en el club de ajedrez o cuando estaba atendiendo a un paciente, Mina era testigo de ello en diferentes ocasiones.
Ahora el hechizo había sido diferente, con más fuerza. Adrien sintió el suelo a sus pies moverse y su varita cobrar vida propia junto con su mano y muñeca. Apunto hacia una pared y unas cuantas chispas rojas salieron de la misma, estaba resistiéndose. Luego hubo unos momentos de silencio hasta que el techo frente a ellos rugió y un haz de luz color roja le pego directamente en él. No pareció suceder nada durante unos segundos, luego bajo sus pies unas sombras aparecieron creando un montón de sogas que se lanzaron sobre él como serpientes tomándolo del cuello y el torso.
Bien… creo que esta vez si funcionó, quítamela… – No podía hablar muy bien, las sogas estaban apretándolo con fuerza. Decidió dejar de forcejear y simplemente cerró los ojos y apretó los labios. No podía zafarse él mismo.
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: Encuentro casual
Entornó los ojos al darse cuenta de que el hechizo le había salido mucho mejor. Observó con fascinación cómo se efectuaba el hechizo y no pudo evitar imaginar qué pasaría si la usara de verdad contra todos aquellos que se interponían en el camino de los que en serio merecían oportunidades, aquellos que habían tomado lo que creían que les correspondía sin una pizca de consideración, con avaricia y desfachatez mientras otros sufrían por no tener los beneficios de un apellido o de una cuenta gigante en el banco. Por pensar en ello casi olvidó a Adrien siendo presa de su propia maldición casi a sus pies.
Volvió en sí y lo miró fijamente, incluso esbozó una ligera sonrisa. Podía escuchar como su voz salía con dificultad, ver las venas de su cuello hincharse por el forcejeo que después paró. Se agachó a su lado y lo miró con la cabeza ladeada. Enterró sus dedos en su cabello oscuro y tiró ligeramente de él hacia atrás, como para verle bien el rostro, que se tomó su tiempo para inspeccionar aunque era obvio que las sogas cada vez apretaban más.
-¿Cómo lo haces? Incluso al borde de la asfixia sigues siendo un encanto.
Lo besó en el pómulo derecho y luego se levantó para, con un movimiento de varita básico, anular el hechizo que lo aquejaba, liberándolo de las sogas y de toda la presión. Hecho eso lo miró con una fachada de inocencia, casi de amabilidad.
-Muchas gracias por dejarme practicar contigo.
El agradecimiento, eso sí, era muy sincero, de verdad le había sorprendido que Adrien mostrara esa disposición. Se alisó innecesariamente la ropa y luego le volvió a sonreír, antes de encogerse de hombros, pidiéndole una disculpa silenciosa que, ahora sí, no era tan sincera.
Volvió en sí y lo miró fijamente, incluso esbozó una ligera sonrisa. Podía escuchar como su voz salía con dificultad, ver las venas de su cuello hincharse por el forcejeo que después paró. Se agachó a su lado y lo miró con la cabeza ladeada. Enterró sus dedos en su cabello oscuro y tiró ligeramente de él hacia atrás, como para verle bien el rostro, que se tomó su tiempo para inspeccionar aunque era obvio que las sogas cada vez apretaban más.
-¿Cómo lo haces? Incluso al borde de la asfixia sigues siendo un encanto.
Lo besó en el pómulo derecho y luego se levantó para, con un movimiento de varita básico, anular el hechizo que lo aquejaba, liberándolo de las sogas y de toda la presión. Hecho eso lo miró con una fachada de inocencia, casi de amabilidad.
-Muchas gracias por dejarme practicar contigo.
El agradecimiento, eso sí, era muy sincero, de verdad le había sorprendido que Adrien mostrara esa disposición. Se alisó innecesariamente la ropa y luego le volvió a sonreír, antes de encogerse de hombros, pidiéndole una disculpa silenciosa que, ahora sí, no era tan sincera.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Encuentro casual
Tema Cerrado
La experiencia correspondiente será publicada en el tema de
Entrega de Experiencia y Galeones
- Kael L. Lovecraft
Mensajes :
402
Edad : 51
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.