Set fire to the rain
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Set fire to the rain
Estaba nervioso. Adrien usualmente era una persona plana, casi carente de emociones, pero en esa ocasión no dejaba de observar su muñeca en busca de la hora. La noticia de la venta inesperada del 90% de las acciones del hospital aun no se corría por los cuatro vientos pero él lo sabía, en realidad le venía valiendo menos que nada el hecho de que su padre fuera o no el director de tal hospital, lo que le importaba era la reacción en cadena que eso provocaba, especialmente el hecho de que ahora su hermana “volvería” de aquel viaje ficticio que ellos le habían puesto como coartada a su estadía en el ala psiquiátrica de la misma.
Él siempre había sido una persona controladora, la única manera que encontraba para escapar del yugo en el cual sus padres lo tenían impuesto era en efecto tratar de controlar su entorno, a las personas que estaban a su alrededor, era como una cadena de destrucción, pero con Aline las cosas habían sido distintas, ella lograba de alguna manera centrarlo en su mundo, en su realidad, la necesitaba y precisamente esa era la razón por la cual estaba ahora ahí, fuera de las habitaciones, esperando por ella.
Observo las nubes sobre su cabeza, la temporada de lluvia en florida podía ser desastrosa. Se había colocado un encantamiento impermeable sobre la ropa así que las pequeñas gotas que caían no llegaban si quiera a tocarlo. Estaba sumido en sus pensamientos cuando al fin alcanzó a divisarla. Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, casi imperceptible, el joven no llegaba a ser en realidad una persona muy expresiva.
Te esperaba hacia horas… – Su voz apenas salió de entre sus labios, no era un reclamo, era lo más cercano a lo que podía considerarse una broma saliendo del gran heredero Morgan, el heredero de nada a fin de cuentas. Se acerco a ella solo para colocarse a su lado, como si fuera una escolta o algo parecido.
¿Has pedido que traigan tus cosas a los dormitorios? ¿Te han asignado algún dormitorio en específico? ¿Quieres que te lleve a algún lugar? – Trataba de no acosarla con preguntas, en realidad él menos que nadie sabía de la situación actual de sus padres o donde es que ella estaba quedándose. Solo necesitaba saber que estaba bien y donde localizarla si llegaba a necesitarse, en realidad tenía miedo de lo que ella podía hacer ahora que estaba fuera de la supervisión medica.
Él siempre había sido una persona controladora, la única manera que encontraba para escapar del yugo en el cual sus padres lo tenían impuesto era en efecto tratar de controlar su entorno, a las personas que estaban a su alrededor, era como una cadena de destrucción, pero con Aline las cosas habían sido distintas, ella lograba de alguna manera centrarlo en su mundo, en su realidad, la necesitaba y precisamente esa era la razón por la cual estaba ahora ahí, fuera de las habitaciones, esperando por ella.
Observo las nubes sobre su cabeza, la temporada de lluvia en florida podía ser desastrosa. Se había colocado un encantamiento impermeable sobre la ropa así que las pequeñas gotas que caían no llegaban si quiera a tocarlo. Estaba sumido en sus pensamientos cuando al fin alcanzó a divisarla. Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, casi imperceptible, el joven no llegaba a ser en realidad una persona muy expresiva.
Te esperaba hacia horas… – Su voz apenas salió de entre sus labios, no era un reclamo, era lo más cercano a lo que podía considerarse una broma saliendo del gran heredero Morgan, el heredero de nada a fin de cuentas. Se acerco a ella solo para colocarse a su lado, como si fuera una escolta o algo parecido.
¿Has pedido que traigan tus cosas a los dormitorios? ¿Te han asignado algún dormitorio en específico? ¿Quieres que te lleve a algún lugar? – Trataba de no acosarla con preguntas, en realidad él menos que nadie sabía de la situación actual de sus padres o donde es que ella estaba quedándose. Solo necesitaba saber que estaba bien y donde localizarla si llegaba a necesitarse, en realidad tenía miedo de lo que ella podía hacer ahora que estaba fuera de la supervisión medica.
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
"¿Aún no te has levantado, muchachita? ¿Qué demonios esperas? ¿Estás sorda y no oyes la alarma? ¡LEVÁNTATE YA!"
Mmmm... eso debí de soñarlo. Yo no tengo que levantarme temprano, ni hoy ni nunca, porque sencillamente vivo encerrada en esta asquerosa e insípida habitación de hospital, cuyas blancas paredes en lugar de hacer que mejore, me enferman.
"¡QUE TE LEVANTES YA!" Y un sacudón hizo que abriera un poco los ojos, soñolienta, para encontrarme cara a cara con mi peor pesadilla, la Sra. Gibbs. Ella era una asistente sanadora grande y regordeta, que siempre andaba con cara de enojada; nunca andaba de buen humor y como que paciencia era algo de lo que carecía... yo no entiendo por qué esta mujer trabaja aquí.
Un par de bofetadas me sacaron de mi aletargamiento, si tan solo ella supiera quién soy yo en realidad... pero no, mis padres jamás permitirían que alguien supiera mi verdadera identidad. Mi primera reacción fue golpearla de regreso, pero ella me dedicó una sonrisa ladina antes de murmurar "ya sabes lo que les pasa a los locos violentos... yo que tú me lo pensaría" y me estremecí de solo pensar en la sala de castigos. Esta mujer era el diablo en persona...
La Sra. Gibbs salió y yo me senté en la cama, aún bastante aturdida. No había podido dormir en toda la noche y las pociones somníferas apenas habían hecho efecto un par de horas antes. Iba a volver a recostarme cuando vi una papeleta de alta sobre mi mesa de noche. Una sonrisa vino a mi rostro y me metí a dar una ducha tan rápido como mi adormecido cuerpo me lo permitía.
Un poco más despierta y un par de horas más tarde, Louise Allen dejaba el ala psiquiátrica para convertirse en Aline Morgan.
Un auto me esperaba para llevarme a mi siguiente destino o prisión. Suspiré. Mis padres no estaban ahí y seguramente era porque tenían las mismas ganas de verme como yo a ellos. En fin, dormité un poco en el camino hasta que llegamos a la Universidad de Bassettknapp.
Al llegar, todos parecían encantados con mi presencia... ¿y cómo no? si sabían quién era yo realmente. Me dieron una papeleta de inscripción y sentía que mi sangre iba a empezar a hervir de la rabia. Mis adorados padres habían escogido la carrera de Derecho por mí... ¡Por Merlín! ¿ni siquiera puedo elegir qué demonios deseo para mi vida? Estuve a punto de tener un ataque, pero aún seguía algo adormilada por todas las pociones tranquilizantes que tenía encima. Esbocé una sonrisa tonta e indiqué que había un error en la matrícula... 20 minutos después tenía hecha la transferencia de Derecho a Música.
Salí de las oficinas administrativas sintiéndome vencedora: Aline 1 - Malos Padres 0; cuando pude ver a una figura a lo lejos. La sonrisa se me ensanchó al ver que era Adrien... la única persona que me podía mantener cuerda en esta vida.
Me acerqué a él con tranquilidad, aunque hubiese querido correr a sus brazos y llenarlo de besos y decirle que lo había extrañado demasiado... pero Adrien no manifestaba mucho sus sentimientos y yo no quería hacerle pasar vergüenza. Oí lo que dijo cuando llegó y le saqué la lengua - Lo bueno tarda, pero llega - dije con algo de sorna, mientras notaba que él se acomodaba a mi lado, en afán protector.
Empezó a hacerme preguntas que yo no entendí. Suspiré y por toda respuesta le entregué los papeles que me dieron al entrar, seguro ahí decía algo. - No lo sé... supongo que todo está ahí... iba a leerlo, pero me desanimé al ver que me habían matriculado en leyes... no te preocupes, ya me transferí a música - le dije con despreocupación... sabía que Adrien me entendería, puesto que yo nunca me dejo manipular por mis padres.
- Voy a necesitar tu ayuda - le dije poniendo carita de cachorrito - no quiero que nuestros padres se enteren... y también necesito una varita nueva - diablos... había olvidado que me habían quitado la varita al ingresar al psiquiátrico y mamá se la había quedado porque yo la había robado varias veces para escapar.
La cabeza empezó a darme vueltas... el síndrome de abstinencia volvía conforme el efecto de los tranquilizantes se disipaba... ¿qué iba a ser de mí sin calmantes y toda esa mierda? Esperaba encontrar a algún proveedor de buena mercancía o estaría perdida.
Off: Perdón por la tardanza, anoche se me borró el post u.u y disculpa la biblia xD
Mmmm... eso debí de soñarlo. Yo no tengo que levantarme temprano, ni hoy ni nunca, porque sencillamente vivo encerrada en esta asquerosa e insípida habitación de hospital, cuyas blancas paredes en lugar de hacer que mejore, me enferman.
"¡QUE TE LEVANTES YA!" Y un sacudón hizo que abriera un poco los ojos, soñolienta, para encontrarme cara a cara con mi peor pesadilla, la Sra. Gibbs. Ella era una asistente sanadora grande y regordeta, que siempre andaba con cara de enojada; nunca andaba de buen humor y como que paciencia era algo de lo que carecía... yo no entiendo por qué esta mujer trabaja aquí.
Un par de bofetadas me sacaron de mi aletargamiento, si tan solo ella supiera quién soy yo en realidad... pero no, mis padres jamás permitirían que alguien supiera mi verdadera identidad. Mi primera reacción fue golpearla de regreso, pero ella me dedicó una sonrisa ladina antes de murmurar "ya sabes lo que les pasa a los locos violentos... yo que tú me lo pensaría" y me estremecí de solo pensar en la sala de castigos. Esta mujer era el diablo en persona...
La Sra. Gibbs salió y yo me senté en la cama, aún bastante aturdida. No había podido dormir en toda la noche y las pociones somníferas apenas habían hecho efecto un par de horas antes. Iba a volver a recostarme cuando vi una papeleta de alta sobre mi mesa de noche. Una sonrisa vino a mi rostro y me metí a dar una ducha tan rápido como mi adormecido cuerpo me lo permitía.
Un poco más despierta y un par de horas más tarde, Louise Allen dejaba el ala psiquiátrica para convertirse en Aline Morgan.
Un auto me esperaba para llevarme a mi siguiente destino o prisión. Suspiré. Mis padres no estaban ahí y seguramente era porque tenían las mismas ganas de verme como yo a ellos. En fin, dormité un poco en el camino hasta que llegamos a la Universidad de Bassettknapp.
Al llegar, todos parecían encantados con mi presencia... ¿y cómo no? si sabían quién era yo realmente. Me dieron una papeleta de inscripción y sentía que mi sangre iba a empezar a hervir de la rabia. Mis adorados padres habían escogido la carrera de Derecho por mí... ¡Por Merlín! ¿ni siquiera puedo elegir qué demonios deseo para mi vida? Estuve a punto de tener un ataque, pero aún seguía algo adormilada por todas las pociones tranquilizantes que tenía encima. Esbocé una sonrisa tonta e indiqué que había un error en la matrícula... 20 minutos después tenía hecha la transferencia de Derecho a Música.
Salí de las oficinas administrativas sintiéndome vencedora: Aline 1 - Malos Padres 0; cuando pude ver a una figura a lo lejos. La sonrisa se me ensanchó al ver que era Adrien... la única persona que me podía mantener cuerda en esta vida.
Me acerqué a él con tranquilidad, aunque hubiese querido correr a sus brazos y llenarlo de besos y decirle que lo había extrañado demasiado... pero Adrien no manifestaba mucho sus sentimientos y yo no quería hacerle pasar vergüenza. Oí lo que dijo cuando llegó y le saqué la lengua - Lo bueno tarda, pero llega - dije con algo de sorna, mientras notaba que él se acomodaba a mi lado, en afán protector.
Empezó a hacerme preguntas que yo no entendí. Suspiré y por toda respuesta le entregué los papeles que me dieron al entrar, seguro ahí decía algo. - No lo sé... supongo que todo está ahí... iba a leerlo, pero me desanimé al ver que me habían matriculado en leyes... no te preocupes, ya me transferí a música - le dije con despreocupación... sabía que Adrien me entendería, puesto que yo nunca me dejo manipular por mis padres.
- Voy a necesitar tu ayuda - le dije poniendo carita de cachorrito - no quiero que nuestros padres se enteren... y también necesito una varita nueva - diablos... había olvidado que me habían quitado la varita al ingresar al psiquiátrico y mamá se la había quedado porque yo la había robado varias veces para escapar.
La cabeza empezó a darme vueltas... el síndrome de abstinencia volvía conforme el efecto de los tranquilizantes se disipaba... ¿qué iba a ser de mí sin calmantes y toda esa mierda? Esperaba encontrar a algún proveedor de buena mercancía o estaría perdida.
Off: Perdón por la tardanza, anoche se me borró el post u.u y disculpa la biblia xD
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
Había algo en el espíritu que Aline tenía que lo alimentaba, que lo hacía recordar tiempos mejores, cuando a pesar de todo seguían siendo una familia, cuando no habían pasado por todas esas cosas terribles. Aline siempre había sido muy diferente a él pero seguían unidos por algo más fuerte que simplemente la sangre, ella era quién estaba ahí, era su amiga y confidente cuando eran simples adolescentes, su escape ante la asfixia que suponían sus padres en su vida. También podía haberla abrazado, pero Adrien no era ese tipo de personas, había aprendido a guardarse los sentimientos porque simplemente no se le permitía hacer eso con soltura, ante cualquier persona, se le había enseñado que tenía una apariencia que guardar ante la sociedad y a diferencia de Aline él no tenía las agallas para mandar al demonio la reputación que se había formado durante años.
El solamente tensó los labios en un gesto de disgusto cuando le menciono que sus padres la habían matriculado en leyes, tomó los papeles sorprendiéndose a sí mismo con una risa que duro solo cuestión de segundos al saberla cambiada a música, fingió seriedad inmediatamente tosiendo un poco y aclarándose la garganta, luego vio el expediente y los panfletos que le habían dado.
Al parecer estarás en los cursos de inducción, se donde estará tu habitación, puedo llevarte a conocerla aun que creo que con tus condiciones lo principal será conseguirte una varita nueva, ropa y la lista de cosas que necesitaras para la universidad. - Suspiro y saco su propia varita, hizo pequeños los papeles para que cupieran en la bolsa de su camisa y luego le dio una mirada rápida.
No será fácil ocultárselo ¿Sabes? Ellos tienen que pagar tu colegiatura… pero veré que puedo hacer, conozco a un par de personas… – Se coloco frente a ella, obviamente Adrien era más alto así que se inclino un poco hacia ella, la tomo por las mejillas con ambas manos y vio directo a sus ojos, esos que eran tan parecidos a los de él mismo. Su expresión era de severidad, estaba revisándola. – No te ves bien… ¿Te dieron algún medicamento? … - Al final se separo un poco dándole espacio para respirar y acaricio su cabello con una mano lentamente.
Esta vez haremos las cosas bien Aly… lo prometo. - Entonces Adrien sonrió casi de una manera triste, la acerco a él y le dio un abrazo sincero, duro poco, solo unos segundos, pero demostraba que en verdad él también la había extrañado. – Vamos por tu varita… te daré alguna poción para las nauseas al llegar… - Le ofreció su brazo para que ambos aparecieran en el centro comercial de Bassett Knapp Valley al cual llegaron pocos segundos despues.
PD: No hay problema! Perdón por tardar hoy jeje
El solamente tensó los labios en un gesto de disgusto cuando le menciono que sus padres la habían matriculado en leyes, tomó los papeles sorprendiéndose a sí mismo con una risa que duro solo cuestión de segundos al saberla cambiada a música, fingió seriedad inmediatamente tosiendo un poco y aclarándose la garganta, luego vio el expediente y los panfletos que le habían dado.
Al parecer estarás en los cursos de inducción, se donde estará tu habitación, puedo llevarte a conocerla aun que creo que con tus condiciones lo principal será conseguirte una varita nueva, ropa y la lista de cosas que necesitaras para la universidad. - Suspiro y saco su propia varita, hizo pequeños los papeles para que cupieran en la bolsa de su camisa y luego le dio una mirada rápida.
No será fácil ocultárselo ¿Sabes? Ellos tienen que pagar tu colegiatura… pero veré que puedo hacer, conozco a un par de personas… – Se coloco frente a ella, obviamente Adrien era más alto así que se inclino un poco hacia ella, la tomo por las mejillas con ambas manos y vio directo a sus ojos, esos que eran tan parecidos a los de él mismo. Su expresión era de severidad, estaba revisándola. – No te ves bien… ¿Te dieron algún medicamento? … - Al final se separo un poco dándole espacio para respirar y acaricio su cabello con una mano lentamente.
Esta vez haremos las cosas bien Aly… lo prometo. - Entonces Adrien sonrió casi de una manera triste, la acerco a él y le dio un abrazo sincero, duro poco, solo unos segundos, pero demostraba que en verdad él también la había extrañado. – Vamos por tu varita… te daré alguna poción para las nauseas al llegar… - Le ofreció su brazo para que ambos aparecieran en el centro comercial de Bassett Knapp Valley al cual llegaron pocos segundos despues.
PD: No hay problema! Perdón por tardar hoy jeje
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
Aunque Adrien siempre mantuviera la compostura y actuara con frialdad, yo sabía muy bien que eso era solamente una pose, una estúpida pose que había aprendido de mis padres y que le costaba mucho romper... pero por dentro Adrien era una persona sensible y adorable... no por nada era mi hermano.
A veces tenía sentimientos encontrados hacia él, puesto que me molestaba sobremanera que nunca expresara lo que él sentía o quería y era solo un títere controlado por mis padres... pero, por otro lado, sabía que sobre él caía el peso de la reputación y el buen nombre de la familia y tal vez, aunque él no quisiera, tenía que perpetuar el apellido y por eso tenía que soportar toda la payasada de mis padres. Si yo lo había pasado mal internada en sanatorios, encerrada y en rehabilitación, creo que él no lo ha pasado mejor viviendo una vida que no es suya.
Por eso, cuando rió al saber que me había cambiado de carrera, mi rostro se iluminó con una gran sonrisa, como no lo hacía en meses y solté una gran carcajada al ver cómo mi hermano tosía y deseaba volver a su papel de "yo soy el mas serio y respetado de este mundo" - Admítelo - le dije con una sonrisa risueña - nadie te hace feliz como yo - me hacía sentir bien y feliz saber que al menos algo de felicidad podía haber en nuestras vidas si estábamos cerca el uno del otro, para cuidarnos, ayudarnos a escondidas o simplemente arrancarnos una sonrisa.
Pese a que estar junto a Adrien era como respirar aire fresco y puro, no podía dejar pasar por alto que hacía 12 horas que no me daban calmantes y que no probaba droga alguna y que mi cuerpo empezaba a pedirme cualquiera de los dos con desesperación. En estos momentos tenía ganas de asaltar una botica, mágica o muggle. Adrien dijo que me ayudaría con la ropa y la varita y quién sabe qué más... el hecho de comprar ropa me distrajo por un nanosegundo de mi necesidad de ingerir algún alucinógeno, pero la cosa estaba poniéndose mal y eso no pasó desapercibido para mi hermano, que me preguntó si me habían dado algún medicamento y yo asentí nerviosamente... hablar de medicamentos solo haría que esta tortura sea peor y que posiblemente termine hablando del infierno que era vivir en ese hospital, aunque seguramente él también había vivido un infierno en este lugar.
Estaba a punto de hiperventilar cuando escuché que me decía que haríamos las cosas bien... y me abrazó. Y ese abrazo fue mejor que cualquier tranquilizante, aunque durara unos pocos segundos. Las lágrimas luchaban por salir, pero solo un par lograron su cometido... cuando nos separamos, le dediqué una sonrisa amarga - me has hecho falta, grandulón - confesé mientras le dedicaba una sonrisa amarga y mi mente se concentraba en no llorar, pero era inevitable... lo abracé con fuerza y me eché a llorar desconsoladamente en su pecho... llorar por todos los golpes, los maltratos, por todas las veces que había querido matarme y no lo había logrado - ¿por qué me hacen esto? ¿por qué me odian tanto? ¿no es más fácil dejarme morir? - pregunté entre sollozos... no había sido consciente de lo difíciles que habían sido estos meses sino hasta ese momento
A veces tenía sentimientos encontrados hacia él, puesto que me molestaba sobremanera que nunca expresara lo que él sentía o quería y era solo un títere controlado por mis padres... pero, por otro lado, sabía que sobre él caía el peso de la reputación y el buen nombre de la familia y tal vez, aunque él no quisiera, tenía que perpetuar el apellido y por eso tenía que soportar toda la payasada de mis padres. Si yo lo había pasado mal internada en sanatorios, encerrada y en rehabilitación, creo que él no lo ha pasado mejor viviendo una vida que no es suya.
Por eso, cuando rió al saber que me había cambiado de carrera, mi rostro se iluminó con una gran sonrisa, como no lo hacía en meses y solté una gran carcajada al ver cómo mi hermano tosía y deseaba volver a su papel de "yo soy el mas serio y respetado de este mundo" - Admítelo - le dije con una sonrisa risueña - nadie te hace feliz como yo - me hacía sentir bien y feliz saber que al menos algo de felicidad podía haber en nuestras vidas si estábamos cerca el uno del otro, para cuidarnos, ayudarnos a escondidas o simplemente arrancarnos una sonrisa.
Pese a que estar junto a Adrien era como respirar aire fresco y puro, no podía dejar pasar por alto que hacía 12 horas que no me daban calmantes y que no probaba droga alguna y que mi cuerpo empezaba a pedirme cualquiera de los dos con desesperación. En estos momentos tenía ganas de asaltar una botica, mágica o muggle. Adrien dijo que me ayudaría con la ropa y la varita y quién sabe qué más... el hecho de comprar ropa me distrajo por un nanosegundo de mi necesidad de ingerir algún alucinógeno, pero la cosa estaba poniéndose mal y eso no pasó desapercibido para mi hermano, que me preguntó si me habían dado algún medicamento y yo asentí nerviosamente... hablar de medicamentos solo haría que esta tortura sea peor y que posiblemente termine hablando del infierno que era vivir en ese hospital, aunque seguramente él también había vivido un infierno en este lugar.
Estaba a punto de hiperventilar cuando escuché que me decía que haríamos las cosas bien... y me abrazó. Y ese abrazo fue mejor que cualquier tranquilizante, aunque durara unos pocos segundos. Las lágrimas luchaban por salir, pero solo un par lograron su cometido... cuando nos separamos, le dediqué una sonrisa amarga - me has hecho falta, grandulón - confesé mientras le dedicaba una sonrisa amarga y mi mente se concentraba en no llorar, pero era inevitable... lo abracé con fuerza y me eché a llorar desconsoladamente en su pecho... llorar por todos los golpes, los maltratos, por todas las veces que había querido matarme y no lo había logrado - ¿por qué me hacen esto? ¿por qué me odian tanto? ¿no es más fácil dejarme morir? - pregunté entre sollozos... no había sido consciente de lo difíciles que habían sido estos meses sino hasta ese momento
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
En realidad ella también le había hecho mucha falta, durante toda su vida ella era su único escape, la quería a tal punto de que por ella había sido capaz de hacer cualquier cosa contra cualquiera, era su fuerza, el motor que lo hacía seguir adelante, de alguna manera sentía que si él hacia las cosas bien, sus padres dejarían de estar sobre ella todo el tiempo, si hacía que la atención se centrara en él, al menos Aline podría vivir a su propio modo. Cuando supo que había caído en las drogas había quedado destrozado y se había creado esa barrera, la única vez que él estuvo realmente destrozado fue cuando le dijeron que había intentado suicidarse, había fracasado en verdad y lo sentía, cada día de su vida se lamentaba por ello.
La abrazo con más fuerza sintiendo un vacio en el pecho, quiso decirle que también la necesitaba, pero simplemente las palabras no salieron. La escucho llorar y simplemente la atrajo con más fuerza sobre él, no sabía qué hacer para evitarlo, no era bueno para consolar, su cuerpo tembló al escucharla decir que era más fácil morir… nunca era más fácil.
Ellos no te odian Aly…. Ellos… – Se aclaro la garganta tratando de guardar la compostura, se separo de ella tomandola por los hombros, la vio directamente a los ojos y trato de sonreír. – No importa lo que ellos crean ¿Entiendes? Ya no importa… no los necesitamos, ahora seremos tu y yo, no dejare que ellos vuelvan a arruinar tu vida, pero necesito tu ayuda… No puedes morir, ¿Entiendes? No puedes dejarme solo, simplemente no puedes hacerlo….
Acerco su mano a la mejilla de la joven y le retiro con el pulgar algunas lágrimas que aun estaban ahí. Era cierto, no iba a dejar que ellos volvieran a alejarla de él y mucho menos obligarla a hacer nada que no quisiera, ya no era igual que hace años, ahora su padre no era el hombre poderoso e intocable que anteriormente era, ahora no tenía el mismo poder y Adrien lo sabía, no iba a dejar que arruinaran la vida de Aline como habían arruinado la suya.
Vamos a deshacernos de ellos… no sé cómo o cuando, pero lo haremos, es algo que he pensado pero… – Se calló inmediatamente, miro a su alrededor, tal vez no era el momento de hablar de ello. Se aclaro la garganta y simplemente le tendió la mano. – Vamos por tu varita….
Fue cuestión de segundos en los cuales la tomo del brazo para aparecerse en el centro comercial, la gente estaba a su alrededor, magos y brujas que hacían sus compras rápidamente, todo el mundo parecía apresurado, a pesar de que aun no estaban cerca de la hora del cierre había algunos locales con el letrero de “cerrado” en ellos, todo era parte de la paranoia que se había extendido en las últimas semanas, estaba seguro que Aline no estaba al tanto de ello.
Debemos apresurarnos… hace unas semanas hubo un ataque de muggles armados en el centro comercial, la gente y los negocios no abren hasta muy tarde, espero que no tardemos en encontrar la varita indicada… – La tomó de la mano y la guio hasta una de las tiendas de varitas Wardwell para que de esta manera pudieran encontrar su varita, estaba seguro que por la excentricidad de su hermana no sería un espécimen fácil de encontrar.
La abrazo con más fuerza sintiendo un vacio en el pecho, quiso decirle que también la necesitaba, pero simplemente las palabras no salieron. La escucho llorar y simplemente la atrajo con más fuerza sobre él, no sabía qué hacer para evitarlo, no era bueno para consolar, su cuerpo tembló al escucharla decir que era más fácil morir… nunca era más fácil.
Ellos no te odian Aly…. Ellos… – Se aclaro la garganta tratando de guardar la compostura, se separo de ella tomandola por los hombros, la vio directamente a los ojos y trato de sonreír. – No importa lo que ellos crean ¿Entiendes? Ya no importa… no los necesitamos, ahora seremos tu y yo, no dejare que ellos vuelvan a arruinar tu vida, pero necesito tu ayuda… No puedes morir, ¿Entiendes? No puedes dejarme solo, simplemente no puedes hacerlo….
Acerco su mano a la mejilla de la joven y le retiro con el pulgar algunas lágrimas que aun estaban ahí. Era cierto, no iba a dejar que ellos volvieran a alejarla de él y mucho menos obligarla a hacer nada que no quisiera, ya no era igual que hace años, ahora su padre no era el hombre poderoso e intocable que anteriormente era, ahora no tenía el mismo poder y Adrien lo sabía, no iba a dejar que arruinaran la vida de Aline como habían arruinado la suya.
Vamos a deshacernos de ellos… no sé cómo o cuando, pero lo haremos, es algo que he pensado pero… – Se calló inmediatamente, miro a su alrededor, tal vez no era el momento de hablar de ello. Se aclaro la garganta y simplemente le tendió la mano. – Vamos por tu varita….
Fue cuestión de segundos en los cuales la tomo del brazo para aparecerse en el centro comercial, la gente estaba a su alrededor, magos y brujas que hacían sus compras rápidamente, todo el mundo parecía apresurado, a pesar de que aun no estaban cerca de la hora del cierre había algunos locales con el letrero de “cerrado” en ellos, todo era parte de la paranoia que se había extendido en las últimas semanas, estaba seguro que Aline no estaba al tanto de ello.
Debemos apresurarnos… hace unas semanas hubo un ataque de muggles armados en el centro comercial, la gente y los negocios no abren hasta muy tarde, espero que no tardemos en encontrar la varita indicada… – La tomó de la mano y la guio hasta una de las tiendas de varitas Wardwell para que de esta manera pudieran encontrar su varita, estaba seguro que por la excentricidad de su hermana no sería un espécimen fácil de encontrar.
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
Mi mente andaba en las nubes mientras que mi cuerpo se aferraba al abrazo de mi hermano, un abrazo que él no estaba habituado a dar, pero que de todas maneras me estaba regalando. Ese gesto hizo que de alguna manera recobrara la compostura... sentía que no estaba sola en este mundo y que, pasara lo que pasara, Adrien siempre estaría a mi lado, apoyándome, siendo un oasis de calma en medio del desierto de mi soledad e infierno personal.
Sus palabras hicieron que mis ojos se abrieran como platos y, tras el shock inicial sentía que me envolvía una paz infinita. No hacía falta que Adrien dijera nada más... yo sabía que él cuidaría de mí y que yo cuidaría de él y que realmente no necesitábamos a nuestros padres mientras estuviéramos juntos... y ahora él me pedía ayuda para salvarme. ¡Merlín! Tengo al mejor hermano de todo el universo.
- Perdóname Adrien... he sido una egoísta - dije secándome las lágrimas y dedicándole una sonrisa sincera, aunque con cierto atisbo de tristeza - siempre he pensado que todo esto se trataba de mí... mi libertad, mis sueños, mis deseos... pero hasta ahora nunca había sabido qué era lo que tú querías... y me enojaba que fueras un títere de mamá y papá, pero... tú lo haces por mí - dije, dándome cuenta del sacrificio que hacía mi hermano - y yo simplemente, no valgo la pena como para que te arruines la vida haciendo lo que no quieres - genial... la falta de antidepresivos me iba a matar tarde o temprano.
Adrien habló de deshacernos de ellos y pensé que tal vez había pensado en viajar a algún país nórdico o algo así, pero no dije nada... no quería alterarlo, puesto que ya estaba yo suficientemente alterada por los dos y tenía que evitar a toda costa que mi hermano se diera cuenta de que aún no había podido superar el tema de mi drogadicción.
De pronto el tema pasó a ser más relajado... ahora el lío era ir a comprarme una varita - yo no sé por qué mamá simplemente no me devuelve mi varita... ¿es mucho pedir? me gustaba mucho la que tenía - y ahora estaba yo como una niña pequeñita esperando que mi hermano mayor me consintiera y realmente esperaba que me consintiera como no lo había hecho en estos meses que había estado internada.
Escuché atentamente cuando me dijo del ataque de los muggles... yo no sabía nada de eso - vaya, me siento un poco idiota sin saber nada de eso... creo que podríamos ir después por un diario, así me pongo al día en lo que sucede en el planeta tierra - dije algo distraída mientras miraba a una hermosa lechuza gris que ululaba tras un escaparate - ¿Sabes si Dragonfly aún vive? - pregunté haciendo referencia a la lechuza que me regalaron hace unos años. Mis padres me la quitaron cuando descubrieron que me ayudó a escapar en una ocasión y nunca más volví a saber de ella. En fin... era mejor no pensar en cosas tristes ahora y concentrarme en mi varita.
Entramos a la tienda y mientras Adrien hablaba con el dependiente, yo me quedé mirando a través de la ventana, pensando en cosas triviales, hasta que escuché que me preguntaban cuál era el núcleo de mi antigua varita - Cabello de Veela, señor... - respondí. Todos saben que esas varitas son temperamentales, impulsivas e impredecibles... por eso calzan perfectamente conmigo.
Sus palabras hicieron que mis ojos se abrieran como platos y, tras el shock inicial sentía que me envolvía una paz infinita. No hacía falta que Adrien dijera nada más... yo sabía que él cuidaría de mí y que yo cuidaría de él y que realmente no necesitábamos a nuestros padres mientras estuviéramos juntos... y ahora él me pedía ayuda para salvarme. ¡Merlín! Tengo al mejor hermano de todo el universo.
- Perdóname Adrien... he sido una egoísta - dije secándome las lágrimas y dedicándole una sonrisa sincera, aunque con cierto atisbo de tristeza - siempre he pensado que todo esto se trataba de mí... mi libertad, mis sueños, mis deseos... pero hasta ahora nunca había sabido qué era lo que tú querías... y me enojaba que fueras un títere de mamá y papá, pero... tú lo haces por mí - dije, dándome cuenta del sacrificio que hacía mi hermano - y yo simplemente, no valgo la pena como para que te arruines la vida haciendo lo que no quieres - genial... la falta de antidepresivos me iba a matar tarde o temprano.
Adrien habló de deshacernos de ellos y pensé que tal vez había pensado en viajar a algún país nórdico o algo así, pero no dije nada... no quería alterarlo, puesto que ya estaba yo suficientemente alterada por los dos y tenía que evitar a toda costa que mi hermano se diera cuenta de que aún no había podido superar el tema de mi drogadicción.
De pronto el tema pasó a ser más relajado... ahora el lío era ir a comprarme una varita - yo no sé por qué mamá simplemente no me devuelve mi varita... ¿es mucho pedir? me gustaba mucho la que tenía - y ahora estaba yo como una niña pequeñita esperando que mi hermano mayor me consintiera y realmente esperaba que me consintiera como no lo había hecho en estos meses que había estado internada.
Escuché atentamente cuando me dijo del ataque de los muggles... yo no sabía nada de eso - vaya, me siento un poco idiota sin saber nada de eso... creo que podríamos ir después por un diario, así me pongo al día en lo que sucede en el planeta tierra - dije algo distraída mientras miraba a una hermosa lechuza gris que ululaba tras un escaparate - ¿Sabes si Dragonfly aún vive? - pregunté haciendo referencia a la lechuza que me regalaron hace unos años. Mis padres me la quitaron cuando descubrieron que me ayudó a escapar en una ocasión y nunca más volví a saber de ella. En fin... era mejor no pensar en cosas tristes ahora y concentrarme en mi varita.
Entramos a la tienda y mientras Adrien hablaba con el dependiente, yo me quedé mirando a través de la ventana, pensando en cosas triviales, hasta que escuché que me preguntaban cuál era el núcleo de mi antigua varita - Cabello de Veela, señor... - respondí. Todos saben que esas varitas son temperamentales, impulsivas e impredecibles... por eso calzan perfectamente conmigo.
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
Adrien no había tomado como un sacrificio lo que había hecho, lo tomaba más bien como un deber, el deber de un hermano mayor, así era su forma de ver las cosas y nadie podía hacerlo cambiar de opinión. Aline estaba bajo su cuidado y él sentía que de alguna manera había fallado antes, por no tener el coraje, por no saber acercarse a ella, pero no iba a ocurrir nuevamente, esta vez seguía repitiéndose, las cosas iban a ser diferentes.
No estas entendiendo.. – Dijo aun con el amago de sonrisa en los labios. – Claro que se trata de ti, eres más importante de lo que imaginas, solo que aun no te has dado cuenta de ello… – Era verdad, al menos para Adrien, ella era la única persona que podía considerar su familia verdadera.
En realidad la situación entre el mundo mágico y el muggle no era tan tensa como los periódicos lo hacían ver, en realidad todo era una fachada que ellos mismos, los miembros más importantes de la sociedad mágica lo habían hecho creer a todos los demás, eso incrementaba de alguna manera el poder que seguían teniendo sobre los magos y debía permanecer de esa manera, solo había una manera de gobernar el mundo y eso era teniendo un enemigo en común, pero por supuesto eso no iba a hacérselo saber, era uno de los muchos secretos que siempre guardaría para ella, para protegerla y mantenerla alejada de toda esa basura en la que él se había metido con solamente un fin: el poder.
No creo que mi madre te devuelva la varita… pero podemos encontrar una igual, no te preocupes. – Tampoco iba a decirle que la terrible mujer había destrozado la varita de Aline en un ataque de ira la última vez que había tratado de escapar de la estancia, no era necesario abrumarla con esas cosas. – Tu lechuza está a salvo, la he utilizado para mi correspondencia pero estoy seguro que estará encantada de volver a servirte… yo tendré que conseguir otra, pero no será problema alguno… – Al menos esa lechuza había sido una de las cosas que había logrado salvar de la joven diciéndole a sus padres que él podría darle un buen uso, la devolvería, él igualmente no tenia tanto aprecio por los animales, ni siquiera por Bastamia, su gata con sobre peso que se la pasaba rondando su nuevo departamento.
No es necesario que tengas un periódico, lo podrás ver en todos lados, al parecer el primer ministro muggle violo el secreto mágico y ahora todo estados unidos está bajo tensión porque saben que existimos, pero no saben dónde encontrarnos, descuida… los aurores están haciéndose cargo de eso, solo tienes que ser precavida cuando estés en el mundo muggle… – No iba a exagerarle el cuento, al menos eso podía ser sincero, igualmente no estaba de más tomar algunas medidas de seguridad.
Al entrar a la tienda Adrien se dirigió al hombre que atendía, en realidad pocas personas conocían el verdadero carácter del joven, entre ellas Aline, con los demás se portaba incluso prepotente, así fue que le ordeno al hombre que trajera la varita inmediatamente, él trajo varios estilos y los puso sobre el mostrador, las mejores empuñaduras de plata y oro.
Tendrás que elegir una de ellas… solo queremos lo mejor – Le dijo al hombre tratando de fingir una sonrisa, él no estaba muy a gusto con el chico pero atendió de manera cortes a la joven.
Creo que esta es la mejor señorita… puede probar esta para ver si la acepta… es única en su clase… - Le dijo el joven entregándole la primera para que la probara. Al final de cuentas la varita elegía al mago y no al revés.
No estas entendiendo.. – Dijo aun con el amago de sonrisa en los labios. – Claro que se trata de ti, eres más importante de lo que imaginas, solo que aun no te has dado cuenta de ello… – Era verdad, al menos para Adrien, ella era la única persona que podía considerar su familia verdadera.
En realidad la situación entre el mundo mágico y el muggle no era tan tensa como los periódicos lo hacían ver, en realidad todo era una fachada que ellos mismos, los miembros más importantes de la sociedad mágica lo habían hecho creer a todos los demás, eso incrementaba de alguna manera el poder que seguían teniendo sobre los magos y debía permanecer de esa manera, solo había una manera de gobernar el mundo y eso era teniendo un enemigo en común, pero por supuesto eso no iba a hacérselo saber, era uno de los muchos secretos que siempre guardaría para ella, para protegerla y mantenerla alejada de toda esa basura en la que él se había metido con solamente un fin: el poder.
No creo que mi madre te devuelva la varita… pero podemos encontrar una igual, no te preocupes. – Tampoco iba a decirle que la terrible mujer había destrozado la varita de Aline en un ataque de ira la última vez que había tratado de escapar de la estancia, no era necesario abrumarla con esas cosas. – Tu lechuza está a salvo, la he utilizado para mi correspondencia pero estoy seguro que estará encantada de volver a servirte… yo tendré que conseguir otra, pero no será problema alguno… – Al menos esa lechuza había sido una de las cosas que había logrado salvar de la joven diciéndole a sus padres que él podría darle un buen uso, la devolvería, él igualmente no tenia tanto aprecio por los animales, ni siquiera por Bastamia, su gata con sobre peso que se la pasaba rondando su nuevo departamento.
No es necesario que tengas un periódico, lo podrás ver en todos lados, al parecer el primer ministro muggle violo el secreto mágico y ahora todo estados unidos está bajo tensión porque saben que existimos, pero no saben dónde encontrarnos, descuida… los aurores están haciéndose cargo de eso, solo tienes que ser precavida cuando estés en el mundo muggle… – No iba a exagerarle el cuento, al menos eso podía ser sincero, igualmente no estaba de más tomar algunas medidas de seguridad.
Al entrar a la tienda Adrien se dirigió al hombre que atendía, en realidad pocas personas conocían el verdadero carácter del joven, entre ellas Aline, con los demás se portaba incluso prepotente, así fue que le ordeno al hombre que trajera la varita inmediatamente, él trajo varios estilos y los puso sobre el mostrador, las mejores empuñaduras de plata y oro.
Tendrás que elegir una de ellas… solo queremos lo mejor – Le dijo al hombre tratando de fingir una sonrisa, él no estaba muy a gusto con el chico pero atendió de manera cortes a la joven.
Creo que esta es la mejor señorita… puede probar esta para ver si la acepta… es única en su clase… - Le dijo el joven entregándole la primera para que la probara. Al final de cuentas la varita elegía al mago y no al revés.
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
Las palabras de Adrien me reconfortaban y al mismo tiempo me hacían sentir la peor basura del mundo: por un lado porque sabía que nadie en el mundo iba a cuidarme y a velar por mí como lo hacía mi hermano y por el otro, porque yo le estaba mintiendo: yo no estaba curada, ni rehabilitada, ni mucho menos... seguía siendo la misma porquería drogadicta de siempre que quería acabar con su vida para agregarle algo de drama a la historia de la familia... Sonreí ante su comentario de que era más importante de lo que imaginaba y en ese momento supe que yo era lo más importante de su vida... y eso me hacía feliz, sentirme importante me hacía feliz.
Realmente me daba mucha pena que mi madre se apoderara de mi varita... ¡si era tan mona! Muchos se preocupaban porque creían que no podría controlar el poder de mi propia varita, pero lo cierto es que mi varita y yo éramos espíritus libres y los espíritus libres se comprenden - No habrá otra igual a ella... mi varita era un alma libre - me quejé... seguramente mi madre la tendría bajo 100 llaves y sería imposible acceder a ella. En fin, la función debe continuar y yo debo conseguir otra varita.
Me quedé escuchando lo que decía Adrien... parecía todo sacado de un cuento de ciencia ficción: ¿los muggles saben que existimos? ¿empezarán a cazarnos como en la edad media? me estremecí de solo pensarlo - a veces creo que estaba más a salvo internada... - dije medio en broma y medio en serio, tampoco es que quisiera preocupar a mi hermano, pero estaba segura de que mis reflejos en duelo eran ya bastante malos, debido en primer lugar a la falta de práctica y seguido por la falta total de ejercicio mientras estaba internada... a veces sentía que tenía el cuerpo atrofiado.
Adrien se quedó hablando con el dependiente hasta que éste me tendió una varita que francamente no me gustó. La forma era rara, no parecía muy bien pulida... la veía deforme. - No me gusta esa... mire la forma, es horrible... parece que hubieran arrancado una rama de un árbol cualquiera, quitado las hojitas y listo - me quejé mientras miraba con asco a la varita - no la voy a probar, la química varita - mago debe ser mutua - dije cruzándome de brazos.
El dependiente hizo una mueca de disgusto, pero no me importó... raro en mí porque usualmente soy más reservada, así que atribuí mi enojo a la falta de mi varita, la falta de drogas y a la presencia de Adrien, que me hacía sentir más segura.
El chico sacó una caja con otra varita que me pareció igual de corriente que la primera y mi cara de desagrado fue bastante notoria... no iba a encontrar nunca una varita como la mía, a menos que... - a ver, mire... la que yo tenía era de madera de cerezo, tenía el color rojizo y tenía una empuñadura de plata hermosa con una esmeralda en la base - le expliqué y el vendedor hizo una mueca de desagrado murmurando que debimos decirle que queríamos las de la colección de lujo desde un comienzo.
Bufé y miré a mi hermano, como pidiendo permiso para comprarme una varita de lujo... después de todo, era el único capricho que yo me había dado en toda la vida: tener una varita hermosa.
El dependiente salió con muchas cajas forradas en terciopelo. Abrió una de ellas, de color verde y ahí estaba: una varita muy parecida a la mía. "Cerezo, empuñadura de oro blanco y esmeralda... fuente de poder pelo de unicornio" dijo orgulloso y yo tomé la varita desanimada... nunca me había ido bien con el pelo de unicornio. Agité la varita y un montón de cajas salieron disparadas. El dependiente las acomodó con un movimiento de su varita mientras yo colocaba la varita que tanto me había gustado en su caja.
El dependiente empezó a abrir las cajitas pero una de ellas, forrada en terciopelo azul me llamó la atención. Sin pedir permiso la abrí y el muchacho me advirtió "no le recomiendo esa varita, señorita... es bastante impredecible" y yo sonreí... esa tenía que ser la varita para mí.
Abrí la caja y me encontré con la preciosidad más grande sobre la tierra. "Madera de Sándalo barnizada en color negro, empuñadura de platino con pequeños diamantes y zafiros incrustados en ella... núcleo de sangre de basilisco" dijo el dependiente no muy convencido de que yo tocara esa varita. Sin pensarlo dos veces la agité y muchas chispas de colores salieron de la punta... me sentía la mujer más feliz de la tierra... tanto que ni quería pensar cuánto le costaría a Adrien semejante varita. Iba a tener que prostituirme si es que quería terminar de pagarle alguna vez por la varita.
Miré a mi hermano poniendo "la carita" esperando que me comprara esa varita y no me hiciera escoger otra, porque yo acababa de enamorarme de mi nueva varita.
Realmente me daba mucha pena que mi madre se apoderara de mi varita... ¡si era tan mona! Muchos se preocupaban porque creían que no podría controlar el poder de mi propia varita, pero lo cierto es que mi varita y yo éramos espíritus libres y los espíritus libres se comprenden - No habrá otra igual a ella... mi varita era un alma libre - me quejé... seguramente mi madre la tendría bajo 100 llaves y sería imposible acceder a ella. En fin, la función debe continuar y yo debo conseguir otra varita.
Me quedé escuchando lo que decía Adrien... parecía todo sacado de un cuento de ciencia ficción: ¿los muggles saben que existimos? ¿empezarán a cazarnos como en la edad media? me estremecí de solo pensarlo - a veces creo que estaba más a salvo internada... - dije medio en broma y medio en serio, tampoco es que quisiera preocupar a mi hermano, pero estaba segura de que mis reflejos en duelo eran ya bastante malos, debido en primer lugar a la falta de práctica y seguido por la falta total de ejercicio mientras estaba internada... a veces sentía que tenía el cuerpo atrofiado.
Adrien se quedó hablando con el dependiente hasta que éste me tendió una varita que francamente no me gustó. La forma era rara, no parecía muy bien pulida... la veía deforme. - No me gusta esa... mire la forma, es horrible... parece que hubieran arrancado una rama de un árbol cualquiera, quitado las hojitas y listo - me quejé mientras miraba con asco a la varita - no la voy a probar, la química varita - mago debe ser mutua - dije cruzándome de brazos.
El dependiente hizo una mueca de disgusto, pero no me importó... raro en mí porque usualmente soy más reservada, así que atribuí mi enojo a la falta de mi varita, la falta de drogas y a la presencia de Adrien, que me hacía sentir más segura.
El chico sacó una caja con otra varita que me pareció igual de corriente que la primera y mi cara de desagrado fue bastante notoria... no iba a encontrar nunca una varita como la mía, a menos que... - a ver, mire... la que yo tenía era de madera de cerezo, tenía el color rojizo y tenía una empuñadura de plata hermosa con una esmeralda en la base - le expliqué y el vendedor hizo una mueca de desagrado murmurando que debimos decirle que queríamos las de la colección de lujo desde un comienzo.
Bufé y miré a mi hermano, como pidiendo permiso para comprarme una varita de lujo... después de todo, era el único capricho que yo me había dado en toda la vida: tener una varita hermosa.
El dependiente salió con muchas cajas forradas en terciopelo. Abrió una de ellas, de color verde y ahí estaba: una varita muy parecida a la mía. "Cerezo, empuñadura de oro blanco y esmeralda... fuente de poder pelo de unicornio" dijo orgulloso y yo tomé la varita desanimada... nunca me había ido bien con el pelo de unicornio. Agité la varita y un montón de cajas salieron disparadas. El dependiente las acomodó con un movimiento de su varita mientras yo colocaba la varita que tanto me había gustado en su caja.
El dependiente empezó a abrir las cajitas pero una de ellas, forrada en terciopelo azul me llamó la atención. Sin pedir permiso la abrí y el muchacho me advirtió "no le recomiendo esa varita, señorita... es bastante impredecible" y yo sonreí... esa tenía que ser la varita para mí.
Abrí la caja y me encontré con la preciosidad más grande sobre la tierra. "Madera de Sándalo barnizada en color negro, empuñadura de platino con pequeños diamantes y zafiros incrustados en ella... núcleo de sangre de basilisco" dijo el dependiente no muy convencido de que yo tocara esa varita. Sin pensarlo dos veces la agité y muchas chispas de colores salieron de la punta... me sentía la mujer más feliz de la tierra... tanto que ni quería pensar cuánto le costaría a Adrien semejante varita. Iba a tener que prostituirme si es que quería terminar de pagarle alguna vez por la varita.
Miré a mi hermano poniendo "la carita" esperando que me comprara esa varita y no me hiciera escoger otra, porque yo acababa de enamorarme de mi nueva varita.
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
Si él conocía bien a su hermana como pensaba que la conocía, sabía que Aline no sería una persona de gustos fáciles, ella era única en su clase y necesitaba una varita igual. El la había acompañado cuando en ese mismo lugar, hacia más de 8 años habían conseguido su primera varita, por supuesto las cosas no eran iguales que en ese entonces. El verano antes de que Aline entrara en la escuela de Salem sus padres, junto con sus amigos de toda la vida, los Wardwell habían estado en ese momento en el que la chica había ido por su varita, entre sonrisas falsas de sus padres habían elegido varias para Aline, igual que la que el joven le otorgaba en esos momentos y ella, de igual manera, había rechazado una tras otra hasta encontrar la perfecta. Ahora no estaban sus padres o los Wardwell, solo estaban ellos dos y Adrien se aseguraría que Aline tuviera la mejor varita que el dinero pudiera comprar.
En realidad los Morgan habían tenido problemas financieros hacia menos de un año, con una huelga de trabajadores que se desato en el hospital que afortunadamente su padre pudo manejar y una deuda que con los meses fue saliendo a flote. Ahora se podía decir que habían recuperado su fortuna a costa de vender el 90% de las acciones del hospital. Adrien no estaba seguro del por qué había sucedido eso, su padre le había dicho que era porque ahora invertirían en las varitas Wardwell y en el sector privado, pero él no quiso tener más detalles al respecto, mientras más alejado estuviera de los negocios de sus padres era mejor.
Soltó una sonrisa verdadera al ver como Aline rechazaba inmediatamente la varita, como él supuso que iba a hacer, recobro la compostura viendo con desdén las otras que les habían puesto en la barra. En realidad las personas fuera de su familia sabían que Aline había estado estudiando en el extranjero, que era la hija perfecta del matrimonio Morgan y por eso justificaban su actuación exigente, a él no le molesto en lo absoluto, lo encontró risible.
Solo compraremos lo mejor… entiéndalo… – Le dijo al joven y luego alzo la mano invocando una pequeña bolsa llena de galeones que le dejo como propina, eso para evitar que siguiera haciéndoles caras o quejándose de su trabajo, si había algo que el dinero podía comprar era en efecto el buen servicio. Una vez que el joven tomó el puñado de monedas ahora fue que trajo una tras otra las cajas para su hermana. Adrien observaba con los brazos cruzados simplemente esperando, cuando la varita elegida estuvo en sus manos, él simplemente sonrió y asintió con la cabeza.
Llevaremos esa… – Dijo con seguridad. A él no le gustaba estar cargando galeones así como así, pero afortunadamente tenia los suficientes en una bolsa, con un encantamiento para que tampoco estuvieran tan llamativos. Le pago al hombre con la suficiente propina para que no se quejara y luego le pidió que le entregaran la varita a Aline envuelta, como debía de ser.
Sangre de basilisco… vaya, es un gran cambio de la que tenias… ¿Estás segura que es la indicada? – Le entrego la bolsa con la mercancía y luego le abrió la puerta para que salieran.
En realidad los Morgan habían tenido problemas financieros hacia menos de un año, con una huelga de trabajadores que se desato en el hospital que afortunadamente su padre pudo manejar y una deuda que con los meses fue saliendo a flote. Ahora se podía decir que habían recuperado su fortuna a costa de vender el 90% de las acciones del hospital. Adrien no estaba seguro del por qué había sucedido eso, su padre le había dicho que era porque ahora invertirían en las varitas Wardwell y en el sector privado, pero él no quiso tener más detalles al respecto, mientras más alejado estuviera de los negocios de sus padres era mejor.
Soltó una sonrisa verdadera al ver como Aline rechazaba inmediatamente la varita, como él supuso que iba a hacer, recobro la compostura viendo con desdén las otras que les habían puesto en la barra. En realidad las personas fuera de su familia sabían que Aline había estado estudiando en el extranjero, que era la hija perfecta del matrimonio Morgan y por eso justificaban su actuación exigente, a él no le molesto en lo absoluto, lo encontró risible.
Solo compraremos lo mejor… entiéndalo… – Le dijo al joven y luego alzo la mano invocando una pequeña bolsa llena de galeones que le dejo como propina, eso para evitar que siguiera haciéndoles caras o quejándose de su trabajo, si había algo que el dinero podía comprar era en efecto el buen servicio. Una vez que el joven tomó el puñado de monedas ahora fue que trajo una tras otra las cajas para su hermana. Adrien observaba con los brazos cruzados simplemente esperando, cuando la varita elegida estuvo en sus manos, él simplemente sonrió y asintió con la cabeza.
Llevaremos esa… – Dijo con seguridad. A él no le gustaba estar cargando galeones así como así, pero afortunadamente tenia los suficientes en una bolsa, con un encantamiento para que tampoco estuvieran tan llamativos. Le pago al hombre con la suficiente propina para que no se quejara y luego le pidió que le entregaran la varita a Aline envuelta, como debía de ser.
Sangre de basilisco… vaya, es un gran cambio de la que tenias… ¿Estás segura que es la indicada? – Le entrego la bolsa con la mercancía y luego le abrió la puerta para que salieran.
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
Adoraba cuando Adrien me consentía en todo. Cuando le dijo al dependiente que llevaríamos lo mejor y le dio la propina supe que me saldría con la mía. Realmente no sabía qué tan bien estaba nuestra economía, aunque suponía que mantenerme enclaustrada en ese psiquiátrico tanto tiempo debió costar una buena cantidad de galeones.
Yo estaba embelesada con mi varita, como si fuera un juguete nuevo... ya quería empezar a hacer hechizos y esas cosas, aunque tenía miedo que el encierro de casi dos años haya mermado mis habilidades mágicas... entonces iba a ser el hazmerreír de todo el país y yo... yo intentaría suicidarme una vez más, solo que esta vez no iba a fallar.
En fin, aparté los pensamientos desagradables de mi mente y me dediqué a mirar mi varita con todo el amor del mundo, hasta que la voz de Adrien me sacó de mi mundo de color - Claro que es perfecta... ¿No ves que hasta las piedras tienen el color de mis ojos? - le dije divertida abriendo los ojos lo máximo que pude - Gracias Adrien... te diría que te la voy a pagar, pero no tengo ni un solo knut - murmuré apenada - pero taaaaal vez si me esperas un par de años te pueda pagar la millonada que costó esta varita - prometí, aunque sabía de sobra que Adrien no me cobraría absolutamente nada.
Caminé a su lado en silencio por unos minutos - y ahora ¿a dónde vamos? - pregunté - digo, porque podría sugerir algún lugar en dónde comer... no he probado bocado en todo el día - dije y mi estómago secundó la moción, rugiendo con furia, lo cual hizo que me sonrojara visiblemente - lo siento, es que tengo hambre - me disculpé mientras me imaginaba comiendo pizza o algo así... de cualquier forma el comprar la varita me había ayudado mucho con el síndrome de abstinencia y pensaba que si esa era la cura para mi drogadicción iba a tener que conseguirme un marido multimillonario o terminaría dejando a Adrien en la bancarrota.
- También quiero una escoba - dije luego de unos segundos de silencio. A mí me gustaba mucho salir de paseo, por lo general a lugares bastante alejados, en donde solamente podías escuchar la naturaleza. A mamá le parecían cosas de locos ambientalistas muggles y decidió quitarme la escoba... ¿es que todo lo que yo quería hacer estaba mal? no... no era posible eso, ellos estaban mal, pero ahora que Adrien me protegía, nadie iba a lastimarme nunca más - y un muñeco de felpa de hipogrifo - oh oh... ya iba a empezar a hablar idioteces por la falta de tranquilizantes, aunque la verdad era que yo sentía que en muchos aspectos no había terminado de crecer y que me había saltado muchas etapas... con un intento de suicidio a los 14 años y vivir enclaustrada, cambiando de prisión entre tu casa y un sanatorio, había perdido casi 5 años de mi vida y sentía que el resto de mi vida iba a ser lo mismo, que tal vez no dure mucho en la universidad y mis padres decidan enviarme "de nuevo a Europa" y pasar el resto de mi vida encerrada, hasta hacerme vieja y morir...
- Adrien... ¿a ti también te quisieron comprometer con alguien? - el tema cambió súbitamente y es que recordé cuál fue la razón por la que empezó todo este "ataque de rebeldía" como lo llamaban mis padres. Nunca supe si hicieron lo mismo con mi hermano, aunque había la posibilidad de que cuando termine la universidad se case con una bruja que nunca haya visto en su vida, solamente por el estúpido estatus social. Suspiré resignada, no iba a poder cambiar el mundo y tenía miedo de que el mundo empezara a cambiarme a mí.
Yo estaba embelesada con mi varita, como si fuera un juguete nuevo... ya quería empezar a hacer hechizos y esas cosas, aunque tenía miedo que el encierro de casi dos años haya mermado mis habilidades mágicas... entonces iba a ser el hazmerreír de todo el país y yo... yo intentaría suicidarme una vez más, solo que esta vez no iba a fallar.
En fin, aparté los pensamientos desagradables de mi mente y me dediqué a mirar mi varita con todo el amor del mundo, hasta que la voz de Adrien me sacó de mi mundo de color - Claro que es perfecta... ¿No ves que hasta las piedras tienen el color de mis ojos? - le dije divertida abriendo los ojos lo máximo que pude - Gracias Adrien... te diría que te la voy a pagar, pero no tengo ni un solo knut - murmuré apenada - pero taaaaal vez si me esperas un par de años te pueda pagar la millonada que costó esta varita - prometí, aunque sabía de sobra que Adrien no me cobraría absolutamente nada.
Caminé a su lado en silencio por unos minutos - y ahora ¿a dónde vamos? - pregunté - digo, porque podría sugerir algún lugar en dónde comer... no he probado bocado en todo el día - dije y mi estómago secundó la moción, rugiendo con furia, lo cual hizo que me sonrojara visiblemente - lo siento, es que tengo hambre - me disculpé mientras me imaginaba comiendo pizza o algo así... de cualquier forma el comprar la varita me había ayudado mucho con el síndrome de abstinencia y pensaba que si esa era la cura para mi drogadicción iba a tener que conseguirme un marido multimillonario o terminaría dejando a Adrien en la bancarrota.
- También quiero una escoba - dije luego de unos segundos de silencio. A mí me gustaba mucho salir de paseo, por lo general a lugares bastante alejados, en donde solamente podías escuchar la naturaleza. A mamá le parecían cosas de locos ambientalistas muggles y decidió quitarme la escoba... ¿es que todo lo que yo quería hacer estaba mal? no... no era posible eso, ellos estaban mal, pero ahora que Adrien me protegía, nadie iba a lastimarme nunca más - y un muñeco de felpa de hipogrifo - oh oh... ya iba a empezar a hablar idioteces por la falta de tranquilizantes, aunque la verdad era que yo sentía que en muchos aspectos no había terminado de crecer y que me había saltado muchas etapas... con un intento de suicidio a los 14 años y vivir enclaustrada, cambiando de prisión entre tu casa y un sanatorio, había perdido casi 5 años de mi vida y sentía que el resto de mi vida iba a ser lo mismo, que tal vez no dure mucho en la universidad y mis padres decidan enviarme "de nuevo a Europa" y pasar el resto de mi vida encerrada, hasta hacerme vieja y morir...
- Adrien... ¿a ti también te quisieron comprometer con alguien? - el tema cambió súbitamente y es que recordé cuál fue la razón por la que empezó todo este "ataque de rebeldía" como lo llamaban mis padres. Nunca supe si hicieron lo mismo con mi hermano, aunque había la posibilidad de que cuando termine la universidad se case con una bruja que nunca haya visto en su vida, solamente por el estúpido estatus social. Suspiré resignada, no iba a poder cambiar el mundo y tenía miedo de que el mundo empezara a cambiarme a mí.
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
Aline sabía que no tenía que pagarle nada en lo absoluto, simplemente él hacia lo que los infelices de sus padres no, cuidar de ella. En realidad no le molestaba tener que hacer ese tipo de cosas, lo que le molestaba y que nada tenía que ver con la joven era que estaba seguro, después, ante los periódicos o amistades cercanas sus padres estarían ahí presumiendo acerca de lo grandiosos que eran sus hijos cuando ni siquiera estaban cerca de ellos o tenían ningún derecho a hacerlo. Tomaban crédito donde no les correspondía y eso, era una de las cosas que él más odiaba.
No necesito el dinero en estos momentos, promete que me protegerás con ella y estamos a mano, es un precio económico para una guarda espaldas de tan alto calibre si me permites agregar. – Hizo otro amago de sonrisa y la acompaño del brazo por el centro comercial. Conocía varios lugares de comida por ahí, incluso un restaurante que servía comida mágica para llevar, no estaba tan mal y estaba cerca de ahí.
Primero lo primero señorita caprichosa… – La abrazo nuevamente pero esta vez solo pasándole el brazo por los hombros, incluso jugó con ella tocándole con el índice la punta de la nariz, solo con ella se podía dar esa clase de soltura, mostrar su verdadero ser – Debes comer si en realidad quieres tener una tarde llena de compras, debiste avisarme, no podre con todas esas cajas… ¿Qué quieres de comer? Conozco un lugar no muy lejos, también hay una cupcakeria en un par de locales…
La guio por el pasillo hasta precisamente estar fuera de la tienda de Cupcakes, le dio un poco de risa la ironía ante la pregunta de Aline- Un par de veces, ninguna funciono, simplemente no fui material para darles descendencia a mis padres, creo que se han hecho a la idea. – Y eso le había causado más problemas que ventajas, no quiso abrumarla con detalles de los múltiples compromisos que habían orquestado los Morgan con su heredero incluso antes de que él tuviera conciencia, con Lucienne Wardwell, con su hermana menor, Charlotte incluso con Wilhelmina, la dueña de ese local en el cual en esos momentos estaban parados.
Creo que tu rebeldía se hizo contagiosa desde la última vez que estuviste fuera. Muchas cosas han cambiado, yo mismo lo he hecho… – Y no podía decirle hasta que punto era así, con ella seguía siendo igual, trataba de mantener las cosas como hacía años lo hacía, aun que en el fondo había una oscuridad creciente dentro de él, algo latente.
Pide un Cupcake y luego vamos por tu escoba y tu peluche de hipogrifo, si nos sobra el tiempo tal vez consigamos una lechuza nueva para mi…
No necesito el dinero en estos momentos, promete que me protegerás con ella y estamos a mano, es un precio económico para una guarda espaldas de tan alto calibre si me permites agregar. – Hizo otro amago de sonrisa y la acompaño del brazo por el centro comercial. Conocía varios lugares de comida por ahí, incluso un restaurante que servía comida mágica para llevar, no estaba tan mal y estaba cerca de ahí.
Primero lo primero señorita caprichosa… – La abrazo nuevamente pero esta vez solo pasándole el brazo por los hombros, incluso jugó con ella tocándole con el índice la punta de la nariz, solo con ella se podía dar esa clase de soltura, mostrar su verdadero ser – Debes comer si en realidad quieres tener una tarde llena de compras, debiste avisarme, no podre con todas esas cajas… ¿Qué quieres de comer? Conozco un lugar no muy lejos, también hay una cupcakeria en un par de locales…
La guio por el pasillo hasta precisamente estar fuera de la tienda de Cupcakes, le dio un poco de risa la ironía ante la pregunta de Aline- Un par de veces, ninguna funciono, simplemente no fui material para darles descendencia a mis padres, creo que se han hecho a la idea. – Y eso le había causado más problemas que ventajas, no quiso abrumarla con detalles de los múltiples compromisos que habían orquestado los Morgan con su heredero incluso antes de que él tuviera conciencia, con Lucienne Wardwell, con su hermana menor, Charlotte incluso con Wilhelmina, la dueña de ese local en el cual en esos momentos estaban parados.
Creo que tu rebeldía se hizo contagiosa desde la última vez que estuviste fuera. Muchas cosas han cambiado, yo mismo lo he hecho… – Y no podía decirle hasta que punto era así, con ella seguía siendo igual, trataba de mantener las cosas como hacía años lo hacía, aun que en el fondo había una oscuridad creciente dentro de él, algo latente.
Pide un Cupcake y luego vamos por tu escoba y tu peluche de hipogrifo, si nos sobra el tiempo tal vez consigamos una lechuza nueva para mi…
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
Me reí con ganas cuando mi hermano me llamó "guardaespaldas de alto calibre" ¿acaso me tomaba el pelo? yo no había conjurado hechizos en más o menos año y medio, dudaba realmente que pudieran salirme bien las cosas mas básicas - te recuerdo que no tengo una de esas hace más de un año... ni siquiera sé si puedo conjurar un expelliarmus correctamente - me quejé - voy a tener que practicar y tú serás mi asistente - le dije divertida. Cuando éramos niños solíamos hacer duelos y mi hermano siempre terminaba ganando, pero al final me enseñaba muchos hechizos que me permitían ser la mejor de mi clase en cuanto a duelos.
Iba a pedirle a Adrien que también me comprara zapatos, pero él organizó nuestras prioridades... ¿me llamó caprichosa? juuuum... le hice una mueca fea, que quité en cuanto empezó a mencionar comida... y mi estómago volvió a soltar un rugido de protesta - Bueno, todo este tiempo mis comidas han sido vegetales insípidos y trozos de carne que parecían un pedazo de hule... así que cualquier comida de verdad me caería de maravilla - dije ilusionada - quiero hamburguesas... y patatas fritas... y pizza... y lasagna... y pollo... y sushi... y helado... y chocolate... y dulces, muchos muchos dulces - mi entusiasmo e hiperactividad se acrecentaban y yo me sentía como una niña pequeña a la que le van a cumplir todos y cada uno de sus caprichos... y sentí algo raro en el corazón, algo que me hacía sentir triste... tal vez por el hecho de que las etapas de las ilusiones debí pasarlas hace como 10 años. Pero la tienda de cupcakes a la que me llevó Adrien me sacó todos los pensamientos de la cabeza... olía demasiado bien y yo estaba tan hambrienta que podía comerme la tienda entera.
Iba a decirle que quería una docena de cupcakes para mí solita cuando me dijo que ninguno de los compromisos concertados por mis padres funcionaron y yo solté una pequeña risita. Me alegraba sobremanera que los planes malvados de ese par de idiotas que tenía por padres no funcionaran... y mi risita se volvió en carcajada cuando me dijo que mi rebeldía era contagiosa - Pues me alegra que te des tu lugar, Adrien... estás aprendiendo bien, pequeño discípulo - dije con tono de autosificiencia - espero que pronto el discípulo supere a la maestra - "pero tendrás que pasar por 6 intentos de suicidio antes de superarme" pensé con amargura. No me sentía orgullosa de eso, pero tampoco quería que Adrien pasara el infierno que yo había pasado y que aún sigo pasando.
Me dijo que pidiera un cupcake y lo miré feo - yo quiero uno de cada sabor... no seas tacaño, aliméntame, que estoy muy flacucha - le dije fingiendo enojo - y ya que estamos con las compras, ¿vamos por ropa? a nuestros padres no les gustaría que su hija ande como pordiosera en la universidad... ¿Qué dirán sus amigos? ¡Oh! ¡la vergüenza! ¡el oprobio! - esto último lo dije fingiendo drama, colocando mi muñeca derecha sobre mi frente, con los dedos extendidos y luego simulando exageradamente un desmayo... más o menos lo que le pasaría a mi madre.
Iba a pedirle a Adrien que también me comprara zapatos, pero él organizó nuestras prioridades... ¿me llamó caprichosa? juuuum... le hice una mueca fea, que quité en cuanto empezó a mencionar comida... y mi estómago volvió a soltar un rugido de protesta - Bueno, todo este tiempo mis comidas han sido vegetales insípidos y trozos de carne que parecían un pedazo de hule... así que cualquier comida de verdad me caería de maravilla - dije ilusionada - quiero hamburguesas... y patatas fritas... y pizza... y lasagna... y pollo... y sushi... y helado... y chocolate... y dulces, muchos muchos dulces - mi entusiasmo e hiperactividad se acrecentaban y yo me sentía como una niña pequeña a la que le van a cumplir todos y cada uno de sus caprichos... y sentí algo raro en el corazón, algo que me hacía sentir triste... tal vez por el hecho de que las etapas de las ilusiones debí pasarlas hace como 10 años. Pero la tienda de cupcakes a la que me llevó Adrien me sacó todos los pensamientos de la cabeza... olía demasiado bien y yo estaba tan hambrienta que podía comerme la tienda entera.
Iba a decirle que quería una docena de cupcakes para mí solita cuando me dijo que ninguno de los compromisos concertados por mis padres funcionaron y yo solté una pequeña risita. Me alegraba sobremanera que los planes malvados de ese par de idiotas que tenía por padres no funcionaran... y mi risita se volvió en carcajada cuando me dijo que mi rebeldía era contagiosa - Pues me alegra que te des tu lugar, Adrien... estás aprendiendo bien, pequeño discípulo - dije con tono de autosificiencia - espero que pronto el discípulo supere a la maestra - "pero tendrás que pasar por 6 intentos de suicidio antes de superarme" pensé con amargura. No me sentía orgullosa de eso, pero tampoco quería que Adrien pasara el infierno que yo había pasado y que aún sigo pasando.
Me dijo que pidiera un cupcake y lo miré feo - yo quiero uno de cada sabor... no seas tacaño, aliméntame, que estoy muy flacucha - le dije fingiendo enojo - y ya que estamos con las compras, ¿vamos por ropa? a nuestros padres no les gustaría que su hija ande como pordiosera en la universidad... ¿Qué dirán sus amigos? ¡Oh! ¡la vergüenza! ¡el oprobio! - esto último lo dije fingiendo drama, colocando mi muñeca derecha sobre mi frente, con los dedos extendidos y luego simulando exageradamente un desmayo... más o menos lo que le pasaría a mi madre.
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
OFF: Perdóname por tardar =(
Encontrarse de esa manera con Aline le traía sentimientos encontrados, recuerdos que estaban enterrados en su memoria que ahora salían conforme pasaba más y más tiempo a su lado. El sentimiento de familiaridad que casí había olvidado, el preocuparse por otra persona y saber que alguien en el mundo lo conocía tan bien como él mismo se conocía. A pesar de la distancia que sus padres habían puesto entre ellos, Aline era la persona que lo conocía de más tiempo, de toda la vida, alguien que compartía con él pensamientos e incluso maneras de ser, aun que él pareciera de buenas a primeras todo lo contrario a la joven.
Confiaba en ella, podía dejar su propia vida en las manos de su hermana y sabía que no lo defraudaría, solamente era cuestión de que ella misma se diera cuenta del poder que tenía en su interior. Aun así le parecía frágil, le despertaba el instinto protector que durante muchos años estuvo escondido. Mientras Aline estaba en el hospital y todo el mundo fingía que estaba de viaje, él se las arreglaba para hacerle visitas a escondidas, revisar sus medicamentos y asegurarse de que estuviera en las mejores condiciones posibles, claro tratando de que nadie supiera que ella era quién era. Eso era algo que jamás iba a perdonarse, el no ser lo suficientemente fuerte para ir en contra de sus padres. Pero no iba a volver a suceder, no más.
Salió de sus pensamientos cuando ella le pidió que le comprara muchos cupcakes, él solamente sonrió de medio lado y asintió. Quería abrazarla en verdad y demostrarle su cariño, pero en realidad no conocía la forma correcta de hacerlo. Termino por tomar la mano que la joven se había llevado a la frente en una teatral actuación y la acerco a sus labios para darle un pequeño beso en el torso de la misma.
Tus deseos serán órdenes… Pide lo que desees, luego iremos a transformarte. Solo quiero que tengas lo mejor Line… espero que lo sepas. – Soltó su mano de entre las suyas sintiendo como el calor se le escapaba de las mismas. Trataba de mantenerse estable por ella, ahora su mundo estaba girando a su alrededor, aun que no lo pareciera, Aline era en esos momentos uno de los pilares que mantenían en pie su propia cordura, porque si ella estaba destrozada mentalmente, en realidad no había palabras para expresar lo dañado que él se encontraba y le daba miedo admitirlo frente a ella.
Tras pedir los cupcakes la tomo del brazo para llevarla a sentarse en una de las mesas alejadas de la multitud, lo bueno de esa tienda de cupcakes era que podía tenerse un buen espacio para charlar. Era un buen negocio, era de Wilhelmina después de todo. Adrien ayudo a su hermana a sentarse y luego se sentó frente a ella tratando de lucir relajado.
¿Estas son las cosas que se supone debíamos hacer de jóvenes? ¿Por qué nunca lo hicimos? Parece divertido… - Claro que había una razón del porque, él había permanecido cerrado mucho tiempo y ella había sido orillada a una vida de vicios por sus padres. No más, seguía repitiéndoselo, nunca más.
Encontrarse de esa manera con Aline le traía sentimientos encontrados, recuerdos que estaban enterrados en su memoria que ahora salían conforme pasaba más y más tiempo a su lado. El sentimiento de familiaridad que casí había olvidado, el preocuparse por otra persona y saber que alguien en el mundo lo conocía tan bien como él mismo se conocía. A pesar de la distancia que sus padres habían puesto entre ellos, Aline era la persona que lo conocía de más tiempo, de toda la vida, alguien que compartía con él pensamientos e incluso maneras de ser, aun que él pareciera de buenas a primeras todo lo contrario a la joven.
Confiaba en ella, podía dejar su propia vida en las manos de su hermana y sabía que no lo defraudaría, solamente era cuestión de que ella misma se diera cuenta del poder que tenía en su interior. Aun así le parecía frágil, le despertaba el instinto protector que durante muchos años estuvo escondido. Mientras Aline estaba en el hospital y todo el mundo fingía que estaba de viaje, él se las arreglaba para hacerle visitas a escondidas, revisar sus medicamentos y asegurarse de que estuviera en las mejores condiciones posibles, claro tratando de que nadie supiera que ella era quién era. Eso era algo que jamás iba a perdonarse, el no ser lo suficientemente fuerte para ir en contra de sus padres. Pero no iba a volver a suceder, no más.
Salió de sus pensamientos cuando ella le pidió que le comprara muchos cupcakes, él solamente sonrió de medio lado y asintió. Quería abrazarla en verdad y demostrarle su cariño, pero en realidad no conocía la forma correcta de hacerlo. Termino por tomar la mano que la joven se había llevado a la frente en una teatral actuación y la acerco a sus labios para darle un pequeño beso en el torso de la misma.
Tus deseos serán órdenes… Pide lo que desees, luego iremos a transformarte. Solo quiero que tengas lo mejor Line… espero que lo sepas. – Soltó su mano de entre las suyas sintiendo como el calor se le escapaba de las mismas. Trataba de mantenerse estable por ella, ahora su mundo estaba girando a su alrededor, aun que no lo pareciera, Aline era en esos momentos uno de los pilares que mantenían en pie su propia cordura, porque si ella estaba destrozada mentalmente, en realidad no había palabras para expresar lo dañado que él se encontraba y le daba miedo admitirlo frente a ella.
Tras pedir los cupcakes la tomo del brazo para llevarla a sentarse en una de las mesas alejadas de la multitud, lo bueno de esa tienda de cupcakes era que podía tenerse un buen espacio para charlar. Era un buen negocio, era de Wilhelmina después de todo. Adrien ayudo a su hermana a sentarse y luego se sentó frente a ella tratando de lucir relajado.
¿Estas son las cosas que se supone debíamos hacer de jóvenes? ¿Por qué nunca lo hicimos? Parece divertido… - Claro que había una razón del porque, él había permanecido cerrado mucho tiempo y ella había sido orillada a una vida de vicios por sus padres. No más, seguía repitiéndoselo, nunca más.
- Adrien Morgan
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Re: Set fire to the rain
OFF: perdón por el retraso :( pero ya estoy activa de nuevo! :D
Felicidad... apenas en este momento sabía lo que realmente significaba esa palabra. Me sentía libre, sin la mirada de mis padres sobre mí, haciéndome sentir pequeña, inútil y miserable, sin las enfermeras gordas y malhumoradas que me maltrataban y buscaban cualquier excusa estúpida para drogarme y sedarme y sobre todo, siendo quién soy, sin pensar en lo que pensarán los demás si me como 80 cupcakes de un bocado.
Suspiré. Realmente había perdido demasiado de mi valioso tiempo encerrada en el sanatorio y había desperdiciado bastantes horas que podía haber pasado con Adrien. Nunca había odiado a mi hermano, simplemente estaba enojada con él por hacer todo lo que mis padres decían... pensaba que él era un idiota manipulable y que no podía pensar por sí mismo... ahora entiendo que la idiota había sido yo... si es que les hubiera seguido la corriente desde el principio, hubiese usado mi tiempo para mí y no encerrada... pero en fin, lo hecho, hecho está y solamente queda mirar hacia adelante.
Estaba sumida en mis pensamientos y en la duda de cuántos cupcakes podría comer hoy, que me sorprendió el gesto de mi hermano al besarme la mano. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas, puesto que era la primera manifestación de amor real que recibía en mucho tiempo. Pero no es momento de llorar, así que me sequé las pocas lágrimas que cayeron y sonreí sinceramente a mi hermanote.
Pedimos los cupcakes y yo no sabía qué decir o qué hacer... de hecho no se me daba muy bien el desenvolverme en espacios públicos y rodeada de tanta gente, pero afortunadamente Adrien empezó la conversación diciendo que esas eran las cosas que debimos hacer cuando éramos jóvenes. Solté una pequeña risita al oírlo, hablaba como todo un señor.
- Yo estoy en la flor de la juventud, hermanito - le dije con una sonrisa particularmente malvada - no es mi culpa que tú ya seas anciano... - agregué antes de sacarle la lengua de forma divertida - nah, no es cierto... tú sigues siendo muy joven y guapo, que me temo que tendré que tomarme muy en serio mi trabajo de hermana menor celosa y apartarte de malas mujeres - dije bastante alegre. Me gustaba poder desenvolverme de aquella manera con mi hermano, como si el tiempo no hubiese pasado y fueramos los mismos chiquillos locos de siempre.
Vi que la camarera se acercaba con nuestros pedidos y yo sentía que la boca se me hacía agua. Por Merlín... ¡al fin iba a probar comida de verdad!
Felicidad... apenas en este momento sabía lo que realmente significaba esa palabra. Me sentía libre, sin la mirada de mis padres sobre mí, haciéndome sentir pequeña, inútil y miserable, sin las enfermeras gordas y malhumoradas que me maltrataban y buscaban cualquier excusa estúpida para drogarme y sedarme y sobre todo, siendo quién soy, sin pensar en lo que pensarán los demás si me como 80 cupcakes de un bocado.
Suspiré. Realmente había perdido demasiado de mi valioso tiempo encerrada en el sanatorio y había desperdiciado bastantes horas que podía haber pasado con Adrien. Nunca había odiado a mi hermano, simplemente estaba enojada con él por hacer todo lo que mis padres decían... pensaba que él era un idiota manipulable y que no podía pensar por sí mismo... ahora entiendo que la idiota había sido yo... si es que les hubiera seguido la corriente desde el principio, hubiese usado mi tiempo para mí y no encerrada... pero en fin, lo hecho, hecho está y solamente queda mirar hacia adelante.
Estaba sumida en mis pensamientos y en la duda de cuántos cupcakes podría comer hoy, que me sorprendió el gesto de mi hermano al besarme la mano. Sentí que los ojos se me llenaban de lágrimas, puesto que era la primera manifestación de amor real que recibía en mucho tiempo. Pero no es momento de llorar, así que me sequé las pocas lágrimas que cayeron y sonreí sinceramente a mi hermanote.
Pedimos los cupcakes y yo no sabía qué decir o qué hacer... de hecho no se me daba muy bien el desenvolverme en espacios públicos y rodeada de tanta gente, pero afortunadamente Adrien empezó la conversación diciendo que esas eran las cosas que debimos hacer cuando éramos jóvenes. Solté una pequeña risita al oírlo, hablaba como todo un señor.
- Yo estoy en la flor de la juventud, hermanito - le dije con una sonrisa particularmente malvada - no es mi culpa que tú ya seas anciano... - agregué antes de sacarle la lengua de forma divertida - nah, no es cierto... tú sigues siendo muy joven y guapo, que me temo que tendré que tomarme muy en serio mi trabajo de hermana menor celosa y apartarte de malas mujeres - dije bastante alegre. Me gustaba poder desenvolverme de aquella manera con mi hermano, como si el tiempo no hubiese pasado y fueramos los mismos chiquillos locos de siempre.
Vi que la camarera se acercaba con nuestros pedidos y yo sentía que la boca se me hacía agua. Por Merlín... ¡al fin iba a probar comida de verdad!
- Anja Morgan
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Re: Set fire to the rain
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- Kael L. Lovecraft
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