Cobarde

 
Soy un cobarde, lo sé, pero ¿cómo presentarme ante ella tras esta ausencia bastante larga e inexplicable? Sería estúpido de mi parte pedirle que vuelva conmigo o que siga a mi lado así sin más. Me limito a dejar la nota por debajo de la puerta, esperando de alguna forma a que llegue hasta sus manos.
 

No sé si pueda enfrentarme a ella y volver a verla triste, no por mi culpa nuevamente.

El destino era una forma curiosa de mostrar las cosas, y en esa ocasión habia actuado de una manera especial, no estaba en sus planes regresar tan pronto, e inclusive paso tan desapercibida como siempre lo hacia, dejar Basset Knapp daba igual para todo el mundo al fin y al cabo. No tenia nada que perder y muchas cosas que realizar.
Alemania estaba distinto, todo era caos y locura, magos oscuros por doquier y una lucha continua entre el poder y la corrupción, el cuerpo de aurores estaba cada vez mas peligroso, ella lo sabia por sus abuelos, Fausto y Marie quien se las veían negras cazando magos oscuros.

Y lo estaba tratando, ella también quería ser más fuerte y lograr grandes cosas sin embargo, en muchas veces que los acompañaba terminaba muy mal. Asi que ahora solo se la pasaba entrando por su lado y haciendo ejercicio. También pasaba más en el mundo muggle y era mucho mejor para ella.
Podría decirse que no era mucho desde que se había ido, o al menos eso lo sentía ella, pero solo tenia que regresar a validar bien su baja temporal y sobre todo, ir por unas cosas que olvido en el dormitorio antes que Jessica se las quemara. 

Estaba pues, terminando de empacar un par de libros que necesitaba en Alemania para leer un poco sin que la abuela Marie le gritoneara que no fuera haragana cuando miro de reojo y vio que algo paso por su puerta, torcio la boca y tomo la varita, no tenia ganas de cartitas tontas pero cuando la tomo se quedo callada mirando de quien era, apretó los puños y abrió la puerta de golpe,  un tiempo atrás el lo habia hecho también, y ella lo habia perdonado, inclusive se habia emocionado de nuevo, pero habia llorado el suficiente tiempo por el, a pesar, de que lo amaba con toda su alma, Daniel era inestable, escpaba, desaparecia, nunca mas sabia de el hasta su regreso.


No hubo golpes de por medio, no hubo emoción, tal vez después de todo, su pequeña ausencia si habia pegado tan solo un poco.
-En mis tiempos las cosas se decían de frente…-Era una fortuna que Jessica Snyder no estuviera ahí. –Dame una razón para brindarte un par de minutos…-


Brown

Sus palabras fueron lo primero que me golpeo, por que nunca la había escuchado ser tan fría y tan directa, tan falta de emociones. Supongo que me paralicé un momento después de escuchar como se abria la puerta ¿por qué el destino siempre quería que la encontrara allí? Que diferente había sido la vez anterior, cuando únicamente se había tratado de un mal entendido, de unas cuantas lágrimas derramadas y muchas explicaciones que dar.
 
Respiro hondo antes de voltear a verla, sin poder sostener su mirada por mucho tiempo ¿Qué debo decirle?
 
-          No tengo una razón – le digo bajando la mirada – creo que tampoco la merezco… solo… - guardo silencio, pensando que es mejor no decir nada. Quizá tenga razón en ponerse así, en pensar que soy el peor novio de todos por dejarla sola durante tanto tiempo, por no buscarla cuando debería y, es libre de tomar decisiones, aunque duelan – No quiero ponerte triste Brownie, discúlpame –
 

Y ya está, es lo mejor que puedo ofrecerle, una disculpa por haberla lastimado. Ojalá las cosas fueran más fáciles, ojalá nunca tuviera que ausentarme ni tuviera que lastimarla…




(Chiquito, pero con amorsh *w*)

No es que se había cansado de las excusas, pero algo en ella sentía que si le escuchaba, que si se quedaba más en ese lugar iba a romperse el corazón de nuevo.
Pocas personas sabían de lo que pasaba por la cabeza de Brownie, Jesse tenía sus asuntos ahora y eso la dejaba sin nadie con quien hablar, tal vez esa fue la decisión que más influyó en ella respecto a irse hacia Alemania, ocuparse en cosas para pensar.


Lo miro fijamente, Daniel seguía siendo guapísimo, y su corazón latía con una fuerza difícil de controlar, unas ganas de abrazarle, besarlo y quitarle la ropa la asustaron, pensamiento que se quitó de la cabeza cuando el retiro su mirada.
Entrecerró sus ojos azules ante su última frase, la cual resonó en su cabeza.


-¿Triste? ¿Me vez acaso triste Lindberg? Siento el corazón vacío, ganas de darte unos buenos puñetazos y muy enojada. No me siento triste, me siento sola… -
Paso saliva y dolió, ese nudo en la garganta la estaba matando de nuevo, se había jurado así misma ser más fuerte, siempre tener la fuerza por dentro para lograr algo. Pero cuando lo volvió a ver no pudo evitarlo, lo jaló con su poquísima fuerza hacia adentro y cerró la puerta de golpe empujándolo contra la pared y robándole un beso, era diferente a todos los demás, era feroz, agresivo pero solitario, como un náufrago encontrando tierra y agua para beber. Esa no era del todo ella, pero ya nada era igual en muchas cosas.
Se separó de el bruscamente y respiro profundo, luchando con todas sus fuerzas no ser la Brownie debilucha y frágil de siempre


-Ni siquiera voy a preguntarte donde demonios estabas… Ya no. Solo quiero saber de verdad ¿qué esperas de esto? ¿Cada que te envié una carta despidiéndome de ti vas a aparecer?¿Esa es la manera? –

Sus ojos duelen más que cualquier otra cosa, con sus pupilas claras y remarcados en ese negro que les da tanta profundidad. Se ve más que hermosa y eso también duele, saber que no volverá a ser mía por mi culpa, por las decisiones y acciones que he tomado. Trato de respirar profundamente, aun con la mirada apartada, no deseo ver esa resolución en sus ojos que transmitió a través de la carta, esa que llegó a mis manos quizá demasiado tarde.
 
Sus palabras nuevamente mueven el mundo para mi, por que no solo la he lastimado, si no que la he hecho sentir eso que tanto odio. La soledad es un infierno, uno por el que ella jamás debió pasar, ni debería, mucho menos por mi culpa.
 
-          Tal vez deberías – le digo ante lo de los golpes, más que nada por que también siento que me los merezco y si bien sé que eso jamás soluciona nada, también entiendo lo liberadores que pueden llegar a ser – Tampoco quiero hacerte sentir sola…
 
Mi mano automáticamente busca su contacto, pero entonces recuerdo que quizá ya no es más mi Brownie y trato de detenerme. No estoy preparado para lo que sigue, el jalón hacia el cuarto y el beso tan profundo, tan necesitado. La estrecho contra mi, tratando de saciar su necesidad y satisfaciendo la mía al mismo tiempo. El beso aun así dura demasiado poco.
 
Vuelvo a ver sus hermosos ojos azules mientras habla, mientras me hace esa pregunta que jamás debería cruzar por su mente, niego con la cabeza a su primera pregunta y entonces, sale lo único que puede salir de mi boca.
 

-         – Cásate conmigo –

Sus labios y sus brazos, no había cosa mas perfecta que aquellas partes de su cuerpo cuando la envolvían, cuando la hacían sentir tan de el, por muchos meses había necesitado de su presencia y aun en Alemania se preguntaba que estaría haciendo, si conoció a alguien, si se enamoró de nuevo. Tantas cosas en su cabecita que viajaban en aquel instante y ahora se perdían en aquellos brazos.
Pero no iba a caer de nuevo, ya seria el colmo y no sabría si podría vivir con ello una tercera vez.
Le dolió hasta el alma separarse de sus labios, de sus besos y atinó a quedarse ahí con su frente pegada a la de el sintiendo su respiración, porque si se separaba enteramente veria sus ojos, su rostro y volveria a caer en la misma situación.

No sabia que esperaba, alguna nueva excusa, algún familiar en crisis, o inclusive que hasta estuviera en Azkaban por atacar a alguna persona en luna llena. Nada, no hubo nada de esas respuestas. Lo único que entonces salio de sus labios esta vez si lo hizo separarse de el mirándolo fijamente con sus celestisimos ojos muy abiertos.
-¿¡Q-Que…!? ¿Qué acabas de decir? –se llevo una mano al rostro sonrojándose completamente después de haberse quedado palida, se le fue la respiración un segundo y dio otro paso hacia atrás.

-Nein…nein… estas loco, estuviste en drogas ¿cierto? Porque… No hay de otra, te drogaron, esta bien, te internaron en un hospital eso debiste haberme dicho pero, pedirme matrimonio? Que queres que te diga eso va a compensar las cosas!!?? –Y no se dio cuenta, que prácticamente estaba hablando todo en un Aleman tan rápido y casi como trabalenguas al mismo tiempo que lo miraba. Solia sucederle, hablar en alemán cuando los nervios podían con ella.


Queria aceptar, quería decirle que si y largarse para siempre a su lado, pero ¿lo haria?
-Ich liebe dich Daniel… -dijo entonces sin poder argumentarle otra cosa. Estaba demasiado nerviosa, no todos los días le pedían matrimonio.

Una parte de mi dice que no pude haber encontrado peor momento para preguntarle aquello, otra dice que era ahora o nunca y yo, no se que pensar, la verdad. No quiero apartar la mirada de sus ojos, por que aunque diferentes siguen siendo los mismos, del mismo color claro que recuerdo, ese que ya hace años me cautivo sin si quiera saberlo.
 
Quizá no ha sido lo más listo del mundo, por que parece haberla dejado sin poder decir palabra. O al menos así parecía, hasta que empieza a hablarme en un idioma nada conocido para mí. Trato de entender alguna palabra, algún signo en su rostro que signifique algo, pero solo veo alarma, quizá rechazo ¿Me está rechazando? Mi sangre se hela en mis venas, debí suponerlo, era demasiado pedir que me esperara tanto tiempo… su carta lo decía…
 
Le sonrío tristemente, por que esto significa que ha llegado el momento de dejarla ir y ser feliz, sin mi. Ella me mira fijamente, como dándose cuenta que no he podido entenderla del todo, quizá desconcertada por que capte tan pronto su respuesta y me dice algo en alemán, la única frase que en verdad conozco por que ha salido de sus labios en muchas otras ocaciones.
 
Te amo Brownie – le digo y le acaricio el cabello ¿Será esto una despedida? Si, eso creo.

Habia cosas que no cambiaban ni con las cosas que pasaba al lado de los Kraul, y eso era que seguía siendo un poco tonta en algunas situaciones, esta era una de ellas, pero ¿alguien actuaba de una manera natural cuando se le pedia matrimonio? No, ella no.

Amaba a Daniel, por el había sido capaz de ser fuerte en un momento de caos, por el había tomado su varita y no se detuvo ni un segundo a pensar en atacar a un muggle, y por el haría un monton de salvajismos mas con tal de tenerlo a su lado y con vida. Pero tenia miedo, miedo de que Daniel volviera a desaparecer, y que esta vez no hubiera regreso de por medio.
Se dio cuenta mucho después que estaba hablando como periquillo en alemán y fue demasiado tarde pues no iba a volver a repetir esas cosas, en un futuro, al igual que Evan, Daniel iba a tener que aprender algo de Aleman. Fruncio el ceño, ¿estaba de verdad pensando en un futuro? Bueno, el le había declarado que quería casarse con ella, y eso era una locura sin mas, pero… ¿porque no?
Estaba cansada de ver a su alrededor a todos en sus dramas personales, ella quería vivir una comedia romántica no un drama. 

Noto esa tristeza en sus ojos y se mordió el labio inferior cuando el le acaricio el cabello y dijo aquellas cosas, ¿Habría interpretado entonces todo? Quería gritar porque todo era una locura en su cabeza. ¿Y si decía que si y se volvía a ir? ¿Y si decía que no y lo perdía para siempre? Ella en ninguno de los dos escenarios terminaría bien.

Lo miro un momento, queriéndole casi decir mentalmente que la estaba matando de nervios de no saber que decir y entonces…
…La cachetada no supo si Daniel la esperaba, pero resonó en la habitación de una manera seca y su mano abierta le dolió a niveles estratosféricos como cuando había golpeado a Mina. Cerro el puño con un suave “auch” . Efectivamente lo había abofeteado y sintió un par de lagrimillas correr por sus ojos antes de abrazarlo de nuevo, y besarlo con urgencia.



-Lo siento, lo siento, lo siento… pero… joder… tengo miedo de que vuelvas a alejarte de mi, te amo, te amo maldita sea Daniel Lindberg, si quiero… si quiero casarme contigo… te amo… -
No iba a separarse de el, necesitaba sentir sus manos acariciándola, quería tenerlo cerca de ella en esos momentos o empezaría a dudar de su estabilidad mental.

Aunque esta fuera la ultima vez que pudiera decírselo abiertamente, quería que lo supiera, que estuviera segura que si no podíamos estar juntos no se debía en ningún momento a que mi amor por ella había disminuido. Ese loco sentimiento que me impulsaba a hacer cosas como entablar conversaciones con la gente o vestir de traje o, por los dioses, a conocer a la familia Lovecraft entera… incluso pedirle matrimonio tan impulsivamente…
 
Definitivamente no lo esperaba, no después de quedar atrapado por esos hermosos ojos claros y su obvia indecisión. Quizá de haberlo sabido me hubiera alejado un par de pasos. Lo cierto es que, si bien Brown no es la chica más fuerte del mundo, la cachetada ha tenido más un efecto psicológico que físico ¿Qué significa? ¿Qué me aleje ahora y no vuelva? Parpadeo un par de veces antes si quiera de sentir el ardor en la mejilla, que si bien es poco, significa bastante.
 
-          Auch – digo entre dientes, justo antes de que sus brazos me rodeen otra vez, sus labios en los míos. El dolor desaparece al instante, por que volvía a quererme, volvía a abrazarme. Quizá ambos estuviéramos locos, pasando de un sentimiento a otro, quizá no fuera tan sano que me hubiera golpeado, pero me lo merezco, quizá las demás personas dijeran que estamos locos… pero no importa – Me haces el hombre más feliz del mundo, creo que te lo he dicho muchas veces – le digo sonriendo.
 
Luego, la alejo un poco de mi y busco en mi bolsillo algo que he traído conmigo desde hace un par de semanas. Me arrodillo en el piso y la tomo de la mano.
 
-          Brownie Anette Lovecraft, sería un honor para mi que llevaras esto como prueba de nuestro compromiso – Saco una pequeña cajita de color negro, dejándola ver, por primera vez la joya de la familia.
 
 

 


anillo

Definitivamente su madre tenia razón, los Kraul nunca tenían una petición común de matrimonio, en esos momentos no recordaba como su padre se lo había dicho a Rashel, pero recordó que el abuelo Fausto se lo pidió a su abuela Marie en plena batalla en aquellos tiempos contra mortifagos, cuando su abuela era Jefa de Aurores, “estábamos entre bombardas y viseras, y supe que si moríamos de perdido alguien tendría que enterrarnos juntos, asi que le dije –Marie Gohile ¿quieres ser mi esposa antes de que nos lancen un avadazo?-” pensó ridículamente en las exactas palabras de su abuelo cuando le contaba aquellas cosas. Marie solo asentia y agregaba que después de eso festejaron metiendo magos oscuros a Azkaban y la pasaron muy bien.

Pero ella no era tan hardcore (o al menos no aun) ella era en parte aun una soñadora que si bien no vivía en su mundo rosa nunca mas, estaba consiente que amaba al chico frente a ella.
La mano estaba tan rojiza como la mejilla de Daniel, aun abrazandolo cuando el se quejo casi en silencio temio que la mandara a volar por los aires, pero por respuesta sintió aquellas fuertes manos alrededor de su cintura. Estaba bien segura que en la vida volveria a hacer esa tontería de recurrir a las cachetadotas cual Mina y Jesse (eso solo se veía cool en ellos porque ambos estaban medio loquillos y su vida asi, tal vez era lo que lo complementaba a ambos).

Definitivamente que Snyder no estuviera ahí fue lo mejor.

Lo observo arrodillarse y se pregunto cuantas veces cuando era niña soñaba con esas cosas locas, un dia había hasta practicado frente a un espejo que cara pondría, igual que cuando practicaba las poses de cuando fuera miss universo mágico. El anillo era hermoso, una vez lo había escuchado hablar respecto al anillo que pasaba de generación en generación, se prometio a si misma no ponerse a llorar como una tonta y aunque tapo su boca con una de sus manos por un momento no pudo dejar de sonreir cuando el le propuso aquello.


-Daniel… Si… si acepto, si quiero ser tu esposa, si quiero… Aunque tu madre probablemente nos mate y mi padre de seguro ya se dio cuenta… Acepto, acepto diez mil veces… -Trato de hablar despacio sin ser exagerada al mostrar su emoción pero no pudo le dio un apretoncito con su mano a la de el. Era perfecto, todo eso era perfecto. –Te amo… -


Tal vez no era el lugar, ni el momento, ni la situacion, pero para ella era perfecto ahora. Ahora solo queria estar con el por toda la eternidad.
-Oh dios... el abuelo Fausto, Darre, mi padre y tal vez mi madre te van a querer matar... pero yo te defenderé...O podemos escapar a medio oriente e iniciar una vida como ciudadanos de India, dicen que se me da bien de odalisca...-

Le sonrío más contento de lo que hubiera podido esperar, al menos hasta que menciona a mi madre. Mi gesto se endurece por un momento y debo respirar profundamente para poder concentrarme en lo que esta pasando frente a mi, en Brownie y no en todo lo que rodea ese anillo y a mi familia. Y es que verla así de contenta hace que se me olvide cualquier cosa… o casi cualquiera…
 
-          Mmm… ¿tu crees que la India seria lo suficientemente lejos? – le pregunto con un dejo de preocupación. No específicamente por la familia como tal, si no por toda la presión que seguro meterán en el asunto… Bueno, y esperemos que dejen los tentáculos fuera y esas cosas – seguro también te verías bien con un Kimono o con un Serafan y viéndolo desde ese punto de vista, no conozco Rusia – Le sonrío y vuelvo a rodearla con los brazos – aunque seguro por allá también hay Lovecraft y tus padres nos seguirán a donde sea… y ni hablar de tu hermano.
 
Recuerdo la última vez que nos topamos en los pasillos sin Brownie de intermediaria, de haber sido más cerca la luna llena seguramente ambos habríamos terminado muy mal heridos. Por fortuna, mi temperamento no estaba tan mal como para soltarme a los golpes o seguirle el juego… por desgracia eso me hizo ser el perdedor en todos los sentidos.
 

Le doy un beso en la frente y la atraigo a mi nuevamente. No sé que pretenda el destino, pero sé que debe ser algo grande y ambos debemos estar juntos.

Tal vez nadie lo entendería de la manera en que ella entendía esa extraña, ridícula y curiosa relación, la primera vez la convenció con un pastel de fresas, ¿y ahora con matrimonio?
No quería siquiera pensar que iban a decir sus padres, Darren o su familia, probablemente Rashel hiciera muchas preguntas y amenazaría de muerte a Daniel y tal vez Darren intentara volver a pelear con él. El abuelo Fausto solo diría “las locuras vienen de familia, en tu caso de ambas”
Se miro el anillo en su mano, era hermoso, si fuera por ella podrían largarse en un camello casarse de una manera hippie y estaría feliz de estar a su lado, aunque Daniel era mas conservador y lleno de protocolos. No pudo evitar una sonrisa cuando menciono todos los países por los que planeaba escapar.

-No recuerdo ningún Lovecraft en Rusia, pero mi hermano sabe como viajar en translador… -Le murmura con una sonrisa suave negando con la cabeza. –No, nada de tentáculos, a menos que me dejes tener un Kraken de mascota… Podemos llamarle Don Panquecito -
El contacto de sus labios con su frente solo le hace volver a sonreír, sus brazos sujetándola, esa sensación de tenerlo de nuevo a su lado solo la estaban enloqueciendo, tanto tiempo sin estar con él, él y sus desapariciones que solo la dejaban esperándolo la volvían una demente.

Y entonces una retorcida idea se cruzó por su mente, levanto el rostro y le dio un largo beso en los labios, disfrutando cada momento, enredando sus manos en su cabello por un instante para después separarse de el aunque aun rozando su boca.
-Ven conmigo… -le murmuró tomándole la mano. –No te diría “escapemos” porque aquí como quiera ni saben que regrese, pero tu estas actualmente…-y tras ello lo jalo hasta donde tenia sus cosas, cerro su maleta rápidamente y la tomo con su mano libre pasándosela a Daniel sin soltarle su otra mano, y con ello tomo una almohada. –Secuestrado…-


De esta manera el translador hizo su efecto, aquel terrible sentimiento de como el piso se movía, de un torbellino andante y pronto estaban ambos en un lugar diferente. Ahi a diferencia de America, ya estaba atardeciendo.
-Isla Rügen, bienvenido a Alemania… -Le dijo Brownie con una sonrisa divertida. El lugar era un paisaje lleno de acantilados y bosque, una pequeña pero cómoda casita estaba al fondo.
-Esta casa me pertenece, fue heredada por mi abuelo cuando decidí dejarle a mi hermano su lugar como Heredero Lovecraft, cuando comencé a cambiar mi apeido por Kraul y permitir que este no muriese en la eternidad.
No sabía aun del todo que tan decepcionada estaría su familia, esperaba no haber hecho demasiado daño aunque, ya habría muchos más herederos que podían tomar su lugar entre los Lovecraft.

-Asi que, esto es un secuestro, quedas en custodia por parte del Departamento No oficial de Seguridad Magica no especifica… -menciono esta vez rodeando sus brazos por sus hombros dándole otro beso, uno mas atrevido y descarado porque al menos ahí, nadie estaba para molestar.

Isla Rügen:

Casita Kraul: