Despedida improvisada

Peleada con Alex, ignorada por sus padres, loca por la maldita boda y de paso sin poder asistir a la universidad, pues estaba hasta el cuello de prohibiciones, le robo dos botellas a su padre y desapareció por la chimenea, llego a la universidad, quería ahogarse en alcohol hasta perder la consciencia, olvidar todo pensar que sus padres se quedaron en el siglo pasado y tomar valor para mandar todo a la borda, que la pobreza no podía ser tan jodidamente mala como pasar todo un año fingiendo que amas a alguien que odias.
 
Ya se le habían olvidado las cláusulas del contrato, paso de largo su dormitorio, no tenía intención de decir las razones por las que se casaba, no las verdaderas al menos, pero si quería desahogarse con alguien que no la acusara ciegamente de querer al estúpido de Arjen.
Se plantó frente a la puerta que buscaba, toco cuatro veces de modo desesperado, no era la primer persona a la que le hubiese gustado recurrir, que si eran más amigas y todo pero no eran las mejores amigas del mundo mucho menos contando que Mina y Harley eran amigas, muy amigas, bufo recordando a esa mujer pero que se jodiera el mundo por una noche y mañana que el dolor de cabeza la matara por Merlín.
 
Mostró las botellas en alto para cuando ella abriera, ofrenda de paz o invitación que no se resistiera porque esta vez, por cómica que fuera la situación, necesitaba de esa capacidad de Mina para hacerla divertirse sin razones, las veces que se habían emborrachado juntas todo era divertido.

Mis botellas y yo necesitamos asilo ¿Qué dices?

En su fraternidad nadie se preocupaba por nada, a nadie le importaban los problemas de Delta ni se esforzaban por crear soluciones para sus compañeros. En Epsilon la última noticia era la nueva presidenta y la posible reelección de la misma Mina como Miss Bassett-Knapp. La temporada de huracanes no había tocado la casa, ostentaban el primer lugar académico. ¿Qué podía salir mal?

Pero Mina no estaba tan tranquila. En esos momentos lo único que la tranquilizaba era pensar en su hermosísimo sobrino nuevo y en lo muy feliz que veía a su hermano, feliz como nunca antes. Por lo que restaba del mundo, todo estaba bastante complicado.

Estaba tirada en su cama boca arriba, mirando fijamente la lámpara que colgaba iluminando la habitación. Pensaba ir hasta la habitación de Jesse y exigirle de una vez que se vieran a la cara y dejara de comportarse como se comportaba. Aunque estaba en pijama, una aparición bastaría, ¿qué era lo peor que podría pasar?

Sin embargo algo la distrajo; golpes desesperados en la puerta la hicieron levantarse como un resorte. Cuando abrió la puerta y se encontró con Svetlana, sonrió de inmediato, como en automático.

-Sabes que esta es como tu segunda casa, perdona que no esté vestida para la ocasión.

Hizo una venia exagerada hacia Svetlana y la dejó pasar. Cerró la puerta tras ella y corrió hasta sentarse en la cama, con los pies descalzos.

-¿Y a qué debo la visita?

Preguntó animada. Por un momento, podía fingir que todo estaba súper bien.

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Pijamita

Le devolvió la sonrisa entrando en la habitación, al menos no estaba interrumpiendo nada.
El mundo se puso patas para arriba y devolvió a mis padres al siglo pasado, así que es momento de comportarme como universitaria
Se desplomo en la cama boca arriba luego de dejar las botellas en el piso, no estaba al tanto de mucho de ella, sabía que Harley estaba embarazada o algo de ello había escuchado la verdad no le importaba, si se enteraba de algo seria por la misma Mina.
 
Necesito ruido, inconsciencia y alguien con quien hablar hasta que se me acabe la voz Miro a Mina y sonrió Un par de muchachos tampoco estaría mal, algo más fuerte que eso que traje y alguien que me tenga paciencia porque estoy a punto de explotar
 
Se sentó tomando las dos botellas, le dio una a su hermana y destapo a que tenía en las manos para darle un largo trago que le quemo la garganta, diablos whiskey, quemaba.

¿Cómo ves? Te puedo amargar la noche o me puedes sacar a patadas

Impulsivamente le acarició el cabello rubio a Svetlana porque le daba la impresión que siempre lo tenía ultra sedoso. Era gracioso que en Salem lo único que hubiera deseado hacer era arrancárselo para que dejara su actitud de princesa. Ahora había llegado a apreciarla y se sentía cómoda con ella de una u otra forma. Se rió en cuanto Svetlana le pasó su lista de necesidades, podía cumplirlas todas.

-Ok, empezaremos por el principio. Primero hablarás, luego beberás hasta la mitad de la inconsciencia, luego te conseguiré ruido, después unos muchachos y finalmente dormirás aquí, inconsciente como si no hubiera mañana. ¿Hecho?

Tomó la botella que Svetlana le ofrecía y le dio un largo trago.

.Me hará bien emborracharme contigo. Así también me relajo de todo el estrés acumulado. Ahora habla, ¿por qué tus papás están en el siglo pasado? ¿te pusieron un cinturón de castidad?

Le sacó la lengua y volvió a beber de la botella, que parecía whisky de fuego. Le daban ganas de combinarlo con algo, la universidad la había hecho blanda, y tanto juntarse con niñas bonitas.

-¿Cuál es el gran misterio de tu desesperación? Te aconsejaré o me deprimiré contigo, lo que quede mejor.

Suena a gloria Dijo sonriendo, ver a Mina como amiga era una cosa muy curiosa, siempre pensó que su trato solo seria de aquel modo frente a sus familias y que en ella no podía existir una muchachita decente a menos que estuviese bajo un hechizo, pero había descubierto que no era así y más que eso que tenían cosas en común y se podían llevar muy bien. Le dio otro trago a la botella y torció el gesto.
 
Eso lo pude haber soportado Le sonrió a su mueca Mamá se ha ido por el otro extremo, me quieren casar con un tipo, muy guapo pero es un imbécil total, prepotente, jodidamente molesto y que me dan ganas de patearle las pelotas cuando lo veo No se percató de que cuando lo menciono sus manos empezaron a tomar la botella como si pudiera retorcerla cual pedazo de tela, o partirla fácilmente como insecto, eso despertaba en ella su futuro esposo, puro coraje y ganas de retorcerle el cuello.
Suspiro, bebiendo un pequeño trago y mirando a Mina
 

Y no hay puntos a favor mío para librarme, supuestamente, no encuentro el punto de escape, excepto claro, matarlo Se volvió a recostar pero esta vez en el regazo de Mina ¿Consejo o depresión? Pregunto irónica.

Casi se ahogó al escuchar la razón de la rabieta de Svetlana, y con razón. No podía concebir la idea de que quisieran casarla a fuerza con alguien. Hacía tiempo a sus papás se les había metido en la cabeza la loca idea de que ella debía ser la Señora Morgan y casarse con Adrien pero al final todos habían entendido que la idea era realmente tonta y habían dejado esas costumbres victorianas a un lado, para su buena suerte.

-Jumm…creo que prefiero casarme con un tipo a tener cinturón de castidad de todos modos.

Bromeó con ella aunque en realidad podía entender que todo eso fuera como un living hell. Bajó la vista hacia las manos asesinas de Svetlana, que parecían querer matar la botella y se mordió el labio inferior intentando pensar en un comentario más acertado, aunque sólo se le ocurrió preguntar.

-¿Y quién es el tipo?

Estaba segura de que lo conocía, en algún punto había notado que conocía a toda la gentuza importante de esos círculos sociales aburridos, más por convención social que por otra cosa.

-Ok, consejo…

Dijo antes de tomar la botella que le correspondía y tomar un trago largo, como antaño, como vikingo.

-…¿estás segura que no hay otra salida? ¿La independencia, por ejemplo? Es decir, que hagas lo que se te de la gana aunque eso significa que te deshereden. Ok, yo sé que eso no es tan sencillo pero, eres bonita, eres joven, eres lista y estás en buen momento para conseguir trabajo de medio tiempo, y Epsilon te apoyaría, además, estoy segura.

Bueno, no estaba segura, pero con la experiencia de haber hecho precisamente eso, dejar a un lado a sus papás por no hacer lo que ellos querían, sabía que si Svetlana decidía mandar todo al carajo, al menos ella la apoyaría.