Yo solo vine por mi hermana.

Ellioth siempre había sido una persona muy responsable, especialmente con la familia que tenía. Le gustaba que ahora todos estuvieran en un mismo continente, lo que no le gustaba era que se aprovecharan de que él simplemente no podía decirle que no a sus parientes en lo que fuese que le pidieran que hiciera y aquél día era la muestra exacta de ello.

Evelyn había vuelto de un viaje a Europa con los tíos de Francia y todo eso, también había aprovechado para traer todo su guardarropa que tenía en la casa de Inglaterra adjudicando que como ahora era una chica de Fraternidad pues ella necesitaba todo eso. También miles de regalos que les había traído a sus amigas. Entre perfumes, ropa y accesorios había un sinfín de cajas que tenían que ser llevadas directamente a la fraternidad Theta phi Alpha y tanto Lucian como Lawrence se habían desaparecido dejándolo a él solamente con semejante labor.

¿Por qué su madre no tenía elfos?... Afortunadamente recordó que Harley tenía algunos que trabajaban para ella en su tienda. Seguro no le iba a importar prestarle un par para que le ayudaran con las cajas. La telefoneó y ella aceptó a regañadientes, porque le daba pena su hermano pero odiaba hacer algo para ayudar a Evelyn.

Al final Ellioth había cargado un par de cajas, las que parecían más delicadas que no quería darle a los elfos y se apareció ahí donde recordaba había visto que era la casa de las TPA en la universidad. Subió los escalones y realmente, para ser la persona inteligente que era, ni siquiera recordó que el horror de su infancia era parte de las rosas. Evelyn se lo había comentado pero como muchas cosas, no le había puesto atención a su hermana, así que tocó el timbre dejando las cajas en el suelo con varios elfos tras él como única compañía.

Su última tarea del día era supervisar el arte nuevo que iban a colgar en las paredes de TPA. Su mamá le había ayudado a elegir algunas pinturas abstractas que servían perfecto para el hall de entrada y algunas otras habitaciones. Se estaba tomando muy en serio su tarea de volver a levantar la fraternidad fuera como fuera, y que nadie dudara que se merecía esa presidencia. No quería ser derrocada o que le pasara como a Kitty o que terminara como presidenta Epsilon caída en desgracia. Tenía que hacerlo bien.

Luego de que los elfos terminaran de colgar el arte, Jessica miró a su alrededor feliz y satisfecha. Soltó un suspirito de felicidad y luego corrió a los elfos, dándoles las gracias por su trabajo del día. La fraternidad volvía a verse increíble, olía a rosas y estaba lista para volver a sus viejas glorias, así se le fuera la mitad de la juventud en ello.

No había nadie alrededor cuando tocaron la puerta, así que tuvo que ir ella misma, en fachas y todo. Al abrir la puerta lo primero que vio fueron cajas. Evelyn le había comentado que sus hermanos irían a dejar algunas cosas pero con todo el ajetreo lo había olvidado por completo. Se asomó para ver quién estaba detrás de las cajas y al principio no lo reconoció. Ya había pasado tiempo.

-Ay, hola pasa. ¿Y esas cajas?

Le echó una ojeada rápida al tipo y le pareció que tenía unos ojos de muerte, y un perfil increíble. Su primera estúpida reacción fue acomodarse el cabello frente a uno de los espejos que estaban en el pasillo de entrada, y remojarse los labios para que no se vieran partidos, y ensayar su gesto de…

-….¿¡Ellioth!?

Al darse la vuelta la memoria vino a ella como un chispazo. Se sintió tan tonta que enfureció casi en el acto.

-Ash, pensé que iba a venir Lucian o algo así, ¿qué haces tú aquí?. Bueno, ya cumpliste tu trabajo de cargador, ya te puedes ir.

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outfit

No eran tan pesadas las cajas pero se cansaba de esperar, los elfos a sus espaldas curiosamente se notaban felices y relajados, como si dieran gracias por que se les hubiese relevado de sus labores diarias, ¿Tan mal los trataba Harley? Quién sabe. Se puso a ver al fachada de la casa de la fraternidad, con las letras puestas en la parte de arriba como si necesitaran anunciarle al mundo que ahí estaban, ¿Para qué? ¿Con qué sentido? Le daba igual. Esperó a que alguien le abriera la puerta y no sabía que esperaba exactamente, tal vez que fuera Evelyn quién le abriera o alguna otra chica cualquiera, no esperaba en lo absoluto que fuera Jessica Snyder.

¿Qué si la reconoció? Si lo hizo, de inmediato y se notó por la forma en que sus labios se tensaron. Ahora todo regresaba a su mente, Evelyn diciéndole que Jessica iba a ser la nueva presidente de la fraternidad, que le iba dar regalos por su nombramiento, que cosas para la casa, que esto, que lo otro, que blah blah blah blah. Pero estaba tratándolo bien, o al menos eso pareció cuando le dijo que pasara. Le dio una mirada rápida de desconfianza como si esperara que fuera a empujarlo, en segundos se le había olvidado que no era más el niño fragilucho al que todo el mundo molestaba cuando estaban en la escuela. La vida lo había cambiado un poco, no, en realidad lo había cambiado mucho.

Tomó las cajas con esa misma apariencia seria que tenía en un principio y pasó con algo de temor, los elfos lo siguieron hasta el pasillo donde las dejó y luego escuchó que Jessica decía su nombres. ¿Qué no lo había reconocido o qué? Si era un poco lenta, siempre había pensado eso de Jessica, aun que fuera muy muy bonita y la edad la hubiera hecho mucho más, Ellioth pensaba que las amigas de su hermana tenían como que un cierto retraso. Si, él era un ravenclaw.

Iba a responderle, tenía la respuesta perfecta en su cabeza, si quería ver a Lucian podía ir a buscarlo o algo así. No, no era lo suficiente. Pensó otra respuesta y la desechó inmediatamente. Maldijo un poco y solamente dejó la caja en el piso y se volteo para verla, encarar a s u monstruo de la infancia sin palabras de verdad.

Tengo que darle estas cosas a Evelyn .- Las palabras le habían salido atropelladas e incluso tartamudeo. Cerró los ojos comprendiendo que la había cagado y luego agregó - Ella dijo que la esperara. Perdón. Además tengo algo más que darle. ¿Tú eres… Aaamber? - Fingió que no la reconocía, incluso hizo un gesto de duda entrecerrando los ojos. Tampoco quería hacerle ver que la tenía presente ni nada.

Lo miró con ojos entrecerrados y ceño fruncido incluido cuando decía la frase “tengo que darle estas cosas a Evelyn” con todo y un ligero tartamudeo. Quizá no hubiera hecho nada malo si no hubiera agregado aquello de “¿Tú eres Amber?” lo que provocó que frunciera los labios y apretara los puños en una típica rabieta de niña caprichosa.

-Te-te-te-te-tengo que darle estas cosas a E-e-e-e-e-velyn y soy retra-retra-retrasado. DUUUUH

Hizo voz de tonta y luego puso los ojos en blanco, sin saber que en algún punto a él se le había pasado por la cabeza lo del ligero retraso. Soltó después una risita maliciosa. Suponía que si no recordaba realmente quién era entonces con eso seguro se acordaría perfecto. Así que ni siquiera se iba a tomar la molestia de decirle “no soy Amber” ni mucho menos. Hombre tonto.

Observó las cajas y sonrió un momento. Evelyn siempre era súper considerada y nunca escatimaba cuando se trataba de sus amigas. También le había dicho que enviaría cosas para la fraternidad en sí. Todas esas cosas le hacían ver que en verdad TPA tenía muchísimo futuro.

-Pues Evelyn no está, pero puedes dejarme lo que le ibas a dar y yo se lo entrego, antes de que sigas llenando de ñoñería mi ambiente.

Él le regresó la mirada de desdén, y puso los ojos en blanco cuando Jessica comenzó ese acto de niña berrinchuda tratando de intimidarlo. Si hubiera sido el mismo chico que cuando estaban en el colegio, fácilmente se habría cohibido pero ahora solamente la veía con esa mirada de listillo. Se cruzó de brazos esperando a que terminara de decir todo eso y luego solamente sonrió como quién ve el espectáculo de algún circo y algo, incluso soltó una risa cínica.

Tranquila Amber, te prometo que no vengo a molestar. Solo quiero esperar a mi hermana, enserio. – Siguió con el juego de que no la reconocía por el simple placer de verla enojada. ¿Qué le iba a hacer? ¿Arrojarlo por las escaleras como esa niñita de la escuela? Además de alguna manera se sentía protegido por saber que su hermana andaba por ahí, era como un escudo invisible.

No voy a darle esto a cualquier desconocida, es personal. – Claro que era personal, era una carta de su mamá así bien ridículo, como si no viera a Evelyn todos los días en la escuela porque era la profesora de seguridad mágica. Nunca las había entendido. – Esa caja Evelyn recalcó que era para ti.

Ya se le había quitado la sonrisa y el gusto por molestarla. Era obvio que si sabía quién era ella. De hecho se acercó a la caja que estaba a los pies de Jessica y la abrió. Había algunos perfumes y joyería de Francia. Inmediatamente destapar la caja el aroma salió inundando el ambiente, él solamente hizo un mohín y se hizo hacia atrás.

Esto debería venir con una nota de advertencia. Bueno, ahí están. Puedes distraerte con eso para que mi “ñoñez” no te afecte Jessica. Por cierto, ¿Cómo te va? ¿Sigues mandando a la enfermería a niñas pequeñas y traumatizando a otros para que te hagan los deberes?

En definitiva, el niño había cambiado, aunque eso no significara que ese cambio la hiciera enojar menos, al contrario. Saber que ahora ciertas cosas ya no tenían el mismo efecto la obligaban a pensar en modos nuevos de tortura. Incluso su risita y que siguiera jugando a decirle “Amber” le provocaban ganas de darle un empujón.

-No soy ninguna desconocida, igualado.

Le dijo solamente para recordarle que era una de las mejores amigas de su hermana y que ahora, también, era presidenta de su fraternidad. Como a Billy, a Jessica también le parecían muy importante esas cosas. Pero olvidó el odio por un momento cuando le abrió la caja de sus regalos. Se acuclilló para ver las botellas y las joyas de cerca, con una sonrisa realmente feliz.

-Tu hermana es un amor. Deberías ser un poquito más como ella en vez de comportarte siempre como un sabelotodo insufrible sin amigos.

Se rió cuando le preguntó sobre mandar a la enfermería a niñas pequeñas y demás.

-¿Por qué? ¿Viviste traumatizado mucho tiempo? Awwww pobrecito.

Se llevó ambas manos al pecho e hizo un gesto de cachorrito triste hacia él. Volvió a mirarlo fijamente aunque con cierto toque de sospecha. ¿De dónde se suponía que había sacado tanta entereza de pronto?

-Pero veo que fuiste a terapia y que ya leíste muchos libros de superación personal, ¿verdad? Ya no me tienes miedo. Supongo que tendré que buscar nuevas formas de torturarte, ya las encontraremos, no te preocupes.

No iba a caer en el juego de Jessica al molestarle por eso de que si vivió traumatizado, pues si ¿Quién no? Lo vivían maltratando en la escuela y todo por culpa de Jessica, cuando no le hacía los deberes ella se encargaba de que chicos mayores lo encerraran en los baños o le quitaran todos sus libros. Eso por decir poco, la humillación pública había sido lo peor del colegio, eso cambió un poco al ir a Hogwarts por supuesto, allá afortunadamente lo habían sorteado a Ravenclaw y gracias a las influencias puristas de sus abuelos pues hasta se le consideraba una persona de estatus más elevado. Eran muy distintas las costumbres en América que en Inglaterra, pero no lo extrañaba mucho en realidad.

Pues no, en realidad todo quedó resuelto cuando te imaginé en Perú y que eras comida por una llama o no se - No sabía en realidad si había llamas en Perú, pero imaginó que era lo mismo para cualquier animal exótico. Se vio muy infantil respondiéndole de esa manera, pero Jessica lo molestaba y hacia sacar a ese niño de 15 años que llevaba dentro.

Cualquiera pensaría que podrías escarmentar, pero veo que sigues igual de hueca, ¿Qué tuviste que hacer para ser presidenta de la fraternidad? ¿A quién mataste? ¿O te lo consiguió tu hermano?

Sabía que no debía meterse con esas cosas, se estaba ganando definitivamente una buena paliza por parte de quienes fueran los ahora seguidores de Jessica, no le importaba, solo quería hacerle frente al menos una vez en su vida, si lo mataban pues habría valido la pena.

Debo decirte que yo podría haber sido mucho más amable contigo si no me lanzaras libros o mandabas a tus matones por mí, que lo sepas. - Bueno, él también había sido malo con ella, desde pequeños Ellioth siempre se había caracterizado por la poca convivencia con la gente, a veces era duro con las personas cuando lo desesperaban, tal vez ahí había sido el punto de quiebre con Jessica, en algún momento de su infancia cuando seguro él la había tratado mal en un inicio, o simplemente ella era un ente del mal.

Se rió con una alta dosis de sarcasmo cuando le dijo que la había imaginado siendo comida por una llama.

-Pues no, para tu información me fue muy bien en Perú.

Eso era cierto, por lo menos al llegar de inmediato había recuperado su status de Abeja Reina, algo que hasta la fecha trabajaba en cualquier lugar al que llegaba, para muestra lo que ocurría en ese momento en la fraternidad. Se jactaba de ser de las presidentas más jóvenes en la historia de TPA y estaba segura de que dejaría huella.

-Lo conseguí YO SOLA. Ya sabes que siempre tengo lo que quiero. No sé qué te sorprende. Aunque sí, supongo que mi hermano ayudó un poco, como siempre. Así que acuérdate…si me haces enojar, un ejército de Alphas irá por ti en la  noche. ¿Eso quieres?

Parecía divertidísima con la situación, aunque al mismo tiempo le enojaba que le dijera esas cosas, que como siempre, la subestimara. Por eso Jessica siempre se había puesto a la defensiva con él.

-Ay no me digas que me perdí de tu benevolencia. Nunca la necesité, nunca me importó, y estuvo mejor así, para que siempre supieras con quién no debías de meterte.

No pudo evitarlo y movió la varita en un pequeño depulso, para empujar a Ellioth como si lo hubiera hecho con la fuerza de un chico, porque si lo hubiera empujado con sus propias manos, seguro no lo hubiera movido ni medio centímetro.

No le gustó en lo absoluto la risa de Jessica porque sabía exactamente lo que significaba, seguía siendo igual que la última vez que la vio. Le dirigió una mirada severa sin dejar de cruzar los brazos, como quién espera que le regresen el golpe. Sabía a lo que se estaba ateniendo metiéndose con Jessica o bueno, en realidad no sabía hasta donde tenía nuevos sujetos que la seguían a sol y a sombra. Los Alpha por supuesto que iban a defenderla por ser quién era y todo, pero en esos momentos no estaba pensando en que podría amanecer desnudo sobre el astabandera de algún lugar, solo que había que poner en su lugar a Jessica por todas esas cosas que le debía con los años. Seguramente una vez que Evelyn se enterara de todo lo que hacía lo iba a querer matar ella misma, pero ya era muy tarde para arrepentirse.

Pues al contrario, creo que te falto mucha benevolencia en tu vida, dime ¿Quién te trató tan mal que maltratar a otros fue la única manera que tenías de ser popular? Anda, seguro no fue fácil tu infancia. - Estaba burlándose por supuesto, ni conocía exactamente la historia de Jessica y no le había interesado jamás descubrirla, pero le había enseñado la vida que esa era una de las razones por las cuales las personas se burlaban de otras, porque no tenían otra forma en la cual sentirse superiores.

El depulso de la varita lo hizo dar varios pasos hacia atrás y bajó los brazos, caminó hacia ella de vuelta como si fuera a quitarle la varita pero se contuvo cuando estuvo frente a frente con la rubia. La vio directamente a los ojos, tenía un gesto molesto y una mirada que podría asemejarse con la de un padre o profesor, alguien más adulto.

¿Estás loca? Deja de hechizarme, ¿Crees que yo quería venir aquí a verte? Eres la persona más desequilibrada que conozco. - Dio un paso atrás y sacó de su bolsa una carta - Dile a Evelyn que no vuelva a pedirme favores si te involucran, ahí está lo que le iba a dar.

-A mi NADIE, nunca, me ha tratado mal, ¿qué te pasa, tontito?

Le regresó en tono de burla. La peor parte era que no mentía. Que ella y su hermano eran así precisamente porque nadie les había puesto límites jamás, así que en cierta forma, ambos pensaban que el mundo les pertenecía por completo, porque así había sido desde que eran niños.

Claro que alzó la varita cuando lo vio caminar hacia ella como loco. Lo apuntó directamente y le puso cara de “ni siquiera te atrevas”. Eso sí, se sorprendió mucho de que tuviera el valor de hacer eso, algo que en otros tiempos no hubiera podido hacer ni de chiste. Notó también que su mirada había cambiado, que ya no parecía tan intimidado. Pero no se iba a dejar amedrentar.

Frunció los labios al escuchar cómo le hablaba, aunque al final cedía y le daba la dichosa carta, una victoria demasiado pequeña para la magnitud que de pronto habían tomado las cosas. Se acercó a él, aunque había bajado la varita.

-Has cambiado mucho ¿sabes? hasta te pusiste guapo.

Con la mano con la que no sostenía la carta lo tomó por la camisa y lo jaló hacia ella. Parecía que había cambiado de pronto su actitud y era difícil saber si era una careta, si era una broma o si de verdad estaba rindiéndose de pronto.

-¿Ya te conseguiste novia y todo?

Tal vez se equivocaba con respecto al os padres de Mina, pero él prefería pensar que no, que había tenido una infancia dura y eso le había formado el carácter que tenía, excusarla en esas cosas en lugar de simplemente aceptar que era una chiquilla caprichosa y testaruda. Tal vez su hermana Evelyn habría ido por el mismo camino de no ser por la educación casi militar de su madre y que Harley siempre había estado ahí para arruinarle sus sueños de reina del mundo.  De igual manera no quiso saber nada más de Jessica, estaba muy ofuscado en esos momentos.  Odiaba ser el único que le siguiera los caprichos a Evelyn, el único que no le podía decir que no y el único atado directamente a ella solo por que habían compartido útero, ni que fuese tan importante.

¿Qué he cambiado? ¿Y eso qué tiene que… ? – Pero la pregunta se le quedó a la mitad cuando ella se le acerco y lo jaló como si tuviera el poder y el derecho de hacerlo.  Se había puesto nervioso por tenerla así de cerca, pero no era estúpido, de hecho era un chico muy aterrizado y sabía que aquello, siendo Jessica, no iba a llevarlo a nada bueno.  Ellioth parecía incapaz de aceptar cualquier cosa de la buena manera, como aquella vez con Jordan que se le apareció en ropa interior.  Él no tenía esa clase de “golpes de suerte” algo siempre había detrás.

Sí, tengo novia. ¿Por qué? -  Le recalcó zafándose de su agarre, ¿Qué pretendía? ¿De qué maneras horribles iba a torturarlo esa mujer? ¿Habría forma real de escaparse de ella? Isaac era un joven socialmente retardado y no se dio cuenta que igual pudo ser grosero en la forma tan brusca en la que se separó de ella.  Mejor se alisó la camisa que ni era de vestir ni nada.


Mira no quiero ser grosero contigo pero no haces las cosas fáciles ¿Si? ¿Quieres dejar de comportarte como la reina del universo? No lo eres, entiéndelo. 

Lo miró con los ojos entrecerrados buscando muestras, aunque fuera la más mínima, de su nerviosismo, o de miedo, como antes. Pero no, ahora parecía un hueso más duro de roer, pero tampoco nada de qué preocuparse. Y claro que no tenía las mejores intenciones, y quizá por eso fue que le dio más risa de la necesaria cuando se zafaba como loco, que se combinaba con la risa que le daba aquello de que tenía novia.

-¿Novia tú? Seguro es de masa, ¿verdad? ¿o es una inferí? ¡Ya, cuéntame cómo le diste vida! Eres un as.

Se tuvo que aguantar la risa y se tapó la boca con la mano, antes de volver a acercarse a él, sonrisa coqueta en el rostro y mirada brillante. Le dio un toquecito en la punta de la nariz.

-¿Y es muy celosa tu noviecita de masa? ¿Se enojaría de que la presidenta de TPA estuviera tan cerca de ti?

Claro, a ese punto ya era más que obvio que solamente estaba burlándose.

-Mira, a mi no me engañas, en el fondo sigues siendo el Ellioth de siempre, unos años en Europa no iban a cambiar tu esencia o sí?

Le mantuvo la mirada fija cuando se acerco a él, cualquiera podía pensar que habiendo conocido a Jessica desde niños algo hubiera pasado ahí, el típico amor de la juventud que nunca se había podido concretar y todo eso, pero Isaac era un joven diferente, no le habían interesado las chicas hasta hace algunos años y en realidad, aun que Jessica era la presidenta de las TPA y una joven muy guapa, a él le movían más otro tipo de cosas. La estaba prejuzgando por supuesto, para él era una tonta sin un poco de cerebro, pero así era él con la gente.

Te equivocas, es mucho más verdadera que tu, más natural. Pero claro que no lo vas a entender, nunca entiendes nada.

Se burlaba de ella y acercó su rostro más cuando ella le dio el toque en la nariz, inmediatamente la tomó por la muñeca y su rostro que siempre parecía plano e inexpresivo ahora sonreía con suficiencia, como si de pronto las agallas le hubieran nacido de la nada. Europa si lo había cambiado, más de lo que ella podría imaginar.

Claro que no va a enojarse, ¿Por qué? Sabe bien que alguien como tu jamás podría interesarme. Dime Jessica ¿Ya aprendiste a leer o aun te tienen que hacer los trabajos? ¿Como se los pagas ahora he?

Se estaba pasando de patán y seguramente luego le cobraría la factura. La soltó y se dio la vuelta caminando hacia la puerta, dejandola con las palabras en el aire. Lo hacia para molestarla, claro que si. - Dale las cosas a Evelyn y dile que no me vuelva a utilizar como su elfo de carga.