Dos noticias

Si tenía que ser honesta, no se había tomado en serio las palabras de Evan Lovecraft sobre ir a un médico, al menos no aquella noche, ni al día siguiente. Pero después su hermano la había invitado a desayunar a una cafetería cerca del Ministerio; habían estado platicando él había dicho algo tipo “al final resulta que siempre hay que hacer caso de lo que Lovecraft dice, no por nada tiene como un sexto ojo o algo así”. Y aunque Werther ni le dio detalles y Wilhelmina ni preguntó porque de todos modos sabía que no se lo podía contar, se quedó con eso dentro.

Aquél día, encima de todo, se había estado sintiendo mal realmente. Tuvo náuseas toda la mañana y se quedó dormida, lo que le impidió llegar a su clase de las 5 de la tarde.

Como no le gustaban los doctores, tuvo que buscar a alguien de confianza que la acompañara. Y no le quiso decir a Harley porque sintió que la rubia lo iba a tomar como una manera de presionarla para que fuera a revisarse después de lo que había pasado en su casa, así que le dijo a Lucian, como una manera de decirle “¿ves? Claro que te hago parte de mi vida”. Le había mandado un mensaje a Jesse una hora antes diciéndole que iría al hospital a ver qué pasaba.

En verdad, odiaba los hospitales y también las revisiones médicas, pero lo del asunto de Evan ya le había dado miedo y su cansancio crónico no era normal, así que algo tenía que hacer aunque estaba segura de que solamente necesitaba vitaminas.

-Estoy segura de que es eso, aunque sigo comiendo bien y haciendo ejercicio y tal, supongo que llega un momento en el que necesitas mucho más.

Le decía a Lucian mientras estaban sentados en la sala de espera de Bridget Bishop y esperaba a que Kael Lovecraft atendiera. Se le veía nerviosa, porque en verdad que aquello de ser revisada iba más allá de ella. ¿Qué tal que le decían que tenía una enfermedad mágica terminal desde el nacimiento o algo así?

-En verdad, te lo digo, odio a los doctores. Y creo que pueden oler mi miedo.

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ropita para el doctor

La paranoia había disminuido considerablemente, días después de su última charla con Mina. No había podido dormir bien y justo llevaba a cuestas una terrible migraña. Se le notaba ojeroso, cansado y pálido, como si estuviera muy enfermo.

Recibió el mensaje de Mina, diciéndole que no se estaba sintiendo bien y que necesitaba su compañía para que fuera con ella al médico. Estando ya en el hospital, Lucian veía con cierta repulsión el pasillo en donde el consultorio de Kael Lovecraft, se encontraba. Le recordaba aquel fatídico día en el que perdió a su hermana.

Resopló disgustado, porque entendía la razón por la cuál a Mina tampoco le gustaban esos lugares. Llevaba gafas oscuras para evitar que la luz le masacrara la cabeza.

Le tomó la mano, sosteniéndole con firmeza para brindarle seguridad. El animago creía que solo era estrés. Después de todo, lo que llevaba haciendo desde hacía meses era suficiente para provocarle una úlcera.

- Tranquila. Todo saldrá bien. No te pongas nerviosa. Seguro te dice que guardes reposo y que comas bien nada más. Es puro estrés lo que tienes.-

Cuando le tomó la mano Mina bajó la mirada hacia el agarre. Lo estaba escuchando pero de pronto parecía curiosa de algo totalmente distinto. Levantó ambas manos ahora entrelazadas e inspeccionó con cuidado la mano de Lucian. Estaba buscando cicatrices en ella, y también en parte del brazo, de aquella maldición que le había lanzado. Y se sintió una maldita por hacerlo, como si de alguna manera estuviera realmente esperando haberlo marcado de alguna forma, aunque fuera de esa manera tan particularmente terrible. Luego desvió la vista hacia él y le sonrió, haciendo que ambas manos volvieran a reposar sobre su regazo.

-Sí, lo sé. Es solo que en verdad detesto todo el procedimiento o sea, horrible. Y el lugar en sí…siempre que uno está aquí es por alguna tragedia. La última vez que lo estuve fue cuando nació Bastian y eso no fue tan tragedia pero ya sabes, anterior a eso fue lo del mall, cuando los muggles y la invocación y…¿estoy hablando demasiado, quieres que me calle?

Soltó una risa y volvió a apretar la mano de Lucian justo antes de mirar a todos lados como si la espera la pusiera aún más ansiosa de lo que de por sí ya estaba. La espera de que dijeran su nombre, pasara al consultorio, tuviera que saludar y portarse bien con el doctor. Todo eso le ponía de los nervios.

-No me sorprendería que fuera ya una enfermedad por estrés, en serio. De hecho estoy casi segura de que será eso. Me recomendará dormir más o algo así, pero todo lo arreglaré con pociones revitalizantes. No por nada tengo sangre Immëndorff, ¿no? toda la vida se arregla con pociones en esa familia.

De nuevo se dio cuenta de que estaba parloteando como perico y se calló la boca. Solamente lanzó un suspiro y recargó la cabeza contra la pared. ¿Pues qué estaba atendiendo Lovecraft? ¿un caso de viruela de dragón?

-¿Has tenido oportunidad de hablar con Jesse?

Preguntó en voz muy baja hacia Lucian. Si quería matar el tiempo al menos lo haría cuestionando algo como mínimo interesante. Y se refería a la revolución, claro, no a otra cosa.

Cada vez le estaba siendo más pesado seguir en ese lugar con Mina. Que todo estuviera tan claro en color, hacía que la luz del sol que se lograba colar por las ventanas, hiciera todo mucho más brillante, perfecto para dejar ciego al animago y de paso, provocarle un maldito anaeurisma. Sonrió ligeramente al escuchar el libre pensante parloteo de Mina. Aunque la circunstancia no era la más óptima, extrañaba a esa Wilhelmina que solo decía tonterías por la nada. 

No le soltó la mano en ningún momento, la apretó mucho más y con la otra, se llevó un par de dedos al puente de su nariz. Exhaló cansado y nuevamente la miró, a através del cristal de sus gafas. 

-Oye...relájate ¿quieres? No tienes por qué preocuparte - 

Decidió soltarle la mano para preferir rodearla con su brazo, acercándola a él, en una señal de que estaba brindándole el apoyo que requería en ese momento. Lucian mismo se encargaría de vigilar de cerca a Mina, que se tomara lo que Kael le recetara, así la tuviera que obligar. Rió por lo bajo ante la mención de las famosas pociones Immëndorff.

La pregunta que le realizó, llevó al animago a enderezarse y retirarle el brazo para colocar ambos sobre sus piernas, sosteniéndose mientras se agachaba un poco. Le estaba costando demasiado poner en orden sus ideas y sus sentimientos, hablar con Jesse estando así de suceptible no era recomendable en lo absoluto. 

-No. No he hablado con Crawford. No creo que sea el mejor momento para hacerlo...cuando haya replanteado mis ideas, lo haré. Es necesario que hablemos y cuanto antes. Prometo avisarte cuando lo contacte-

Aún era demasiado reciente todo y necesitaba dejar que su cabeza se enfriara por completo antes de decir o hacer algo al respecto. La decisión estaba tomada ya, iba a dejar pasar algunos días más para aclarar su mente y después lo citaría para tocar los temas que les convenían. 

-¿y tú? ¿Has hablado con él? -

Hacia unos días había recibido un llamado por parte de Jared, quien le indico que había ocurrido un incidente en la mansión y Marcellus necesitaba un medico, así que mientras terminaba de reparar el cráneo de su sobrino (pues ya había recibido primeros auxilios y quien fuera quien lo hizo realizo un trabajo decente), James estaba cuestionando a su hijo sobre lo ocurrido. No le sorprendió que Marcellus usara la misma respuesta de ‘fue un accidente’ una y otra vez a pesar de que no había forma de que hubiera pasado.

Jair, me estas mintiendo y estás haciendo un trabajo horrendo en ello, eres un abogado y un orador, si me vas a mentir al menos hazlo bien. James le dijo con severidad a su hijo y Marcellus simplemente repitió la misma historia que nadie se estaba creyendo.

En algún punto de la noche James se había hartado e intento sacarle la verdad a su hijo a la fuerza, cosa que por supuesto no terminó bien porque ya mencionado hijo sabía cómo evadir esa situación siendo un Legeremago al igual que su padre, pero terminó con una migraña de campeonato y Gina tenía una expresión que indicaba que estaba por asesinar a alguien, la Auror fue razonable y mientras Kael se aseguraba que Marcellus hubiese recuperado al vista por completo, habló con él al respecto.

Necesitamos saber que todo esté en orden, el dijo Gina de una forma más paciente que su hijo se merecía, ¿Entiendes?

Todo está en orden, aseguro Marcellus, notándose renuente al hablar, fue mi culpa.

No era la respuesta que querían escuchar pero al menos era una respuesta, Evan sugirió que dejaran el asunto, pues nada más vendría de ello. Antes de irse Kael habló con Evan, quien le comento que Wilhelmina Schweinsteiger podría ir a verlo en unos días, por eso mismo cuando recibió la solicitud para una cita por revisión general por parte de la joven, la agendo sin sorpresa.

Estaba terminando con asuntos administrativos cuando le indicó a la enfermera que podían proseguir con sus citas del dia, siendo Wilhelmina la siguiente.

"Bien…" salió de su consultorio con una tabla de notas en la mano, levantando la vista para encontrar a Wilhelmina acompañada de Lucian Den Adel, "Adelante."

Hizo un movimiento indicando que lo siguiera, si Wilhelmina quería que Lucian estuviera durante su revisión era decisión de ella, el solo dejó la puerta abierta.

Le sonrió cuando sintió su abrazo. Aunque aún en esas circunstancias seguía sintiéndose un poco mal por todo lo que había pasado entre ellos y seguía preguntándose si acaso ese Lucian extraño y loco seguía dentro de él, si acaso volvería a resurgir a la primera de cambio. Lo siguió con la mirada mientras cambiaba por completo de posición. Asintió a lo que le decía, que quizá no era el mejor momento para hablar con Jesse pero que sí lo haría. Se acomodó el cabello detrás de las orejas y luego asintió de nuevo a su pregunta.

-Sí, ahora que es libre podemos comunicarnos mejor y vernos un poco más, aunque de todos modos hay que tener cuidado y a ojos del mundo sigue siendo mi peor enemigo.

Se mordisqueó el labio inferior y no agregó nada más, porque el tema le parecía absurdamente sensible. Alzó la vista cuando Kael Lovecraft por fin apareció. Nada más verlo se arrepintió por completo, no porque el tipo le causara desconfianza o algo así sino porque de verdad, de verdad, no le gustaban los doctores, y además Lovecraft imponía, y eso le chocaba.

De todos modos sonrió y le hizo señas a Lucian para que la acompañara adentro, le aterraba la idea de entrar sola, aunque fuera una niñería. Lo había llevado por apoyo moral no de adorno para que se quedara afuera.

-Hola doctor. Mire, creo que realmente solo necesito vitaminas o algo así pero el inefable Lovecraft me recomendó que viniera, seguramente porque ese día me vio muy mal pero dadas las circunstancias creo que era obvio. Y pues le hice caso pero en serio…

Miró a todos lados en el consultorio y hasta se tardó en sentarse, como si de pronto se hubiera vuelto condenadamente torpe socialmente. Eran sus nervios y su estrés.

-Bueno, pero yo qué voy a saber, ¿verdad?

No le cayó en gracia que ahora tuviera más comunicación con Jesse. Pero debía afrontarlo como un adulto, dejarlo pasar y seguir adelante. No quiso mirarla en ese instante, la forma en la que le brillaban los ojos al hablar del presidente Delta le podía muchísimo. Hizo el amago de levantarse pero solo se volvió a acomodar en el asiento. 

-Sí, hay que tener mucho cuidado con eso.-

Mencionó para afirmar lo obvio. Luego apareció en escena Kael Lovecraft. Ya era el turno de Mina. Lucian se iba a quedar ahí, a esperarla. No obstante, ella decidió que su compañía era preferible dentro del consultorio. Así podría brindarle apoyo moral. 

Entró al lugar y de inmediato retiró la silla para que Mina se sentara, luego él hizo lo mismo. Le causó gracia que Mina estuviera tan nerviosa, ni que tuviera sífilis duendigozna o algo similar. 

- Profesor Lovecraft...¿o prefiere que lo llame doctor? La cosa es que no se ha sentido bien. Tiene constantes mareos y náuseas y no sé que pasó ese día que la vio muy mal...-

Se giró para verla con una genuina expresión de desconcierto. Había caído en cuenta de que algo había pasado en casa de los Lovecraft y que para variar, no le había dicho nada de eso. De todas formas, no le sorprendía en lo absoluto.

Kael tomo asiento detrás del escritorio, sacando un expediente y golpeándolo con la varita un par de veces, este empezó a desplegar letras hasta formar el nombre de Wilhelmina así como los datos de la última vez que había tenido una revisión en aquel hospital, Kael notó que había pasado bastante tiempo desde esa fecha.

"Cualquiera de los dos es aceptable, Lucian," comentó mientras acomodaba algunas cosas, escuchando las explicaciones de ambos o la falta de las mismas por parte de Wilhelmina.

"¿Te refieres al día en que mi sobrino se partió el cráneo?" confirmó con humor en la voz, una sonrisa sarcástica desplegó en su rostro, "Ese fue un día interesante."

El medimago sacó una bandeja con varios frascos de colores de la repisa detrás de su escritorio, dejándolos sobre este y se puso de pie, caminando alrededor del escritorio hacia Wilhelmina. Dudaba bastante que Evan hubiera mandado a la chica a verlo por unas vitaminas, de hecho los síntomas caen en dos categorías y Kael tenía sus sospechas, asi que decidió hacer un examen completo.

"Voy a hacer una revisión de rutina y luego veremos algo más especializado," con la varita conjuro una banda azul que se alrededor en el brazo de Wilhelmina, así como un brillo del mismo tipo se enlazo en su dedo índice, de l bandeja tomó un termómetro y le pudio que lo colocara en su boca.

Le tomó el pulso, la temperatura y la presión, luego la tomo de la mano acercando la bandeja con los frascos, destapándolos todos, guido su mano hasta esta, "Te voy ah hacer un corte en el pulgar, para este set de pruebas."

No le dio tiempo de decirle que no, con la varita hizo un incisión menor, misma que sangro de inmediato y la guio a dejar caer una gota de sangre en cada uno de los frascos, después uso un conjuro para cerrar la herida.

Le dirigió una sonrisa amable y luego regreso a su asiento tras el escritorio, acercando la bandeja y anotando resultados mientras el contenido de los frascos iba cambiando de color. Cuando el ultimo, cuyo liquido era blanco, había tomando un color azul, Kael levantó una ceja y alzo la varita, haciendo un conjuro sobre la joven, creando un aura dorada sobre ella, mismas que se retrajo y formó una esfera que se desvaneció en varias luces brillantes.

Kael tomó el expediente y saco otro pergamino, empezando a hacer notas en este, "Tu temperatura esta ligeramente elevada, así como el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, nada peligroso," aclaro de inmediato, "Tienes anemia, te daré un tratamiento para ello, no es permanente… voy a incluir unos suplementos y vitaminas además de eso."

Finalmente, apoyo los brazos sobre el escritorio dejando sus notas a un lado, para mirarla a los ojos, parecía tener algo de humor en su mirada.

"Felicidades, estas embarazada."

-Ajá, sí, ese bonito día.

Dijo mientras negaba con la cabeza. ¿Todos los Lovecraft se iban a enterar de eso o qué? No quiso ni imaginar las cosas que pudo haber dicho o no Marcellus después de eso, ni tampoco se puso a pensar que seguramente Kael había atendido a su sobrino porque era lo obvio. No se dio cuenta, por cierto, de que parecía un secreto más que no le había contado a Lucian, aunque desde la perspectiva de Mina no era así tanto, simplemente que no había nada que contar.

-Está bien.

Contestó a las indicaciones de Kael y se estuvo quieta con todo lo que le hacía, incluyendo meterse el termómetro en la boca. Se sentía estúpida e incómoda con todo eso pero no hizo ningún berrinche ni se quejó. Tampoco pareció hacer ningún gesto de dolor con la herida que le abría y le regresó la sonrisa amable solamente por default, con la mirada fija sobre ella. Se quedó como una piedra cuando le lanzó aquél conjuro de aura dorada. ¿Qué significaba? ¿qué se iba a morir?

Sin embargo, cuando le empezó a decir lo que tenía, se sintió un poco aliviada- sin saber que su alivio no iba a durar nada- y hasta sonrió.

-¿Ya ves?

Le dijo a Lucian como si la anemia hubiera formado parte de su auto-diagnóstico. Al menos no tenía nada terminal ni mucho menos. O no sintió eso hasta que le soltó aquél “felicidades, estás embarazada”. Mina, que hasta ese momento había estado sonriéndole a Lucian, volteó a ver al doctor Lovecraft con una expresión de auténtico terror en la cara.

-¿Está bromeando?

Pasó saliva y se quedó boquiabierta unos segundos, como una idiota, sin saber muy bien qué decir. Luego se mordió el labio inferior con tanta fuerza que casi se lo arrancó y terminó por negar con la cabeza.

-No, no me diga eso, ¿está seguro? ¿completamente seguro?

Miró a Lucian incrédula como diciendo “no, dime que todo es una broma orquestada por ti o algo”, volvió a abrir la boca para decir algo aunque la cerró al momento. Estaba en verdad consternada. Bajó la vista hacia su vientre y luego miró a Kael otra  vez.

-¿Cuándo empezará a notarse?

Parecía una pregunta vanidosa y superficial, pero en realidad quería saber cuánto tiempo tenía para elaborar un plan de acción. Estar embarazada, tener a Jesse a su lado, todo eso en esos momentos era mucho más peligroso de lo que sonaba.

Buscó a tientas la mano de Lucian. Todo eso iba más allá de un embarazo no deseado, no exageraba al decir que casi era cosa de vida o muerte. Su existencia se había complicado mucho más de lo que de por sí.

Lucian trataba de no parecer nervioso aunque la realidad era muy distinta. Llevaba el rostro en el más absoluto estoicismo, asintiendo ligeramente a cada palabra que el medimago decía. Estaba consiente de que posiblemente la condición de Mina se debiera a falta de vitaminas y descanso, nada realmente grave. Sin embargo, estaba la opción de que el padecimiento de la epsilón fuera algo mucho peor. No quería pensar en eso mientras estuviera ahí, no iba a darle a Mina un motivo más para preocuparse. Movía el pie copiosamente, tratando de utilizar su extremidad como catarsis a sus nervios. Puso los brazos encima del escritorio, haciendo énfasis a las palabras del profesor Lovecarft. 

Lo vio hacer los preparativos para las pruebas de sangre y se cruzó de brazos, observando como le cortaba el pulgar y despositaba la sangre en los frascos. Exhaló preocupado al ver que todas cambiaban de color. Se llevó las gafas a la cabeza y sostuvo el puente de su nariz con un par de dedos nuevamente. La cabeza lo estaba matando lentamente. 

Sintió un gran alivio cuando le dijo que tenía anemia. De todos los males, ese era el menor. Sabía que era por el estrés y el extremo cansancio tanto físico como mental al que se sometía todos los días. Cuando Mina le habló solo pudo responderle con una sonrisa, al parecer solo se habían creado una fatídica novela mental. Cuán equivocados estaban los dos. 

"Felicidades, estás embarazada"

Abrió los ojos como platos y se quedó completamente inmóvil. Palideció de pronto y sintió como un vació comenzaba a gestarse dentro de su estómago. Mina embarazada. Hubiera preferido mil veces que tuviera cáncer o alguna enfermedad terminal. No podía siquiera calcular en gran enojo que estaba sintiendo en ese momento. 

El contacto de la mano de la chica con la suya lo trajo de vuelta a la normalidad. Sacudió la cabeza ligeramente y sostuvo su mano fuertemente. No sabía qué decir o hacer y era preferible que se mantuviera así, perplejo, inamovible como piedra. Porque era muy probable que arrojara el escritorio del profesor Lovecraft y comenzara a gritarle a Mina.

Levantó una ceja cuando el preguntó si estaba bromeando y dejó que su silencio fuera respuesta suficiente, después hizo una expresión que indicaba la paciencia que estaba ejerciendo y se puso de pie, amablemente señalando a una puerta de su consultorio.
 
"Estoy seguro, pero haremos un análisis más profundo para asegurarnos que estás en condición optima y su bebé también," le guió hasta la puerta, guiándolos por un pasillo hasta otra habitación, donde había una estructura parecida a una camilla pero tenía arcos que iban de una esquina a otra.
 
"Recuéstate, vamos a sacar una proyección de tu estado actual," una vez que ella se había recostado en la camilla, colocó unas piedras de colores en las cuatro orillas y alzó la varita.
 
"No vas a sentir más que un cosquilleo sobre la piel en un inicio, si por alguna razón no es así, avísame," le indició antes de colocar su mano sobre su vientre y girar la varita. El aura dorada que había conjurado volvió a aparecer sobre ella, esta vez uniéndose a las cuatro piedras para luedo ser absorbida por los arcos y regenerada sobre Wilhelmina, creando una proyección mágica de su persona sobre ella, compuesta de aquella energía dorada.
 
Kael miró a Lucian, quien parecía más afectado que la misma Wilhelmina, pero decidió no comentar al respecto, en cambio se concentró en su trabajo, moviendo la varita creando una estela de luz blanca que recorrió la proyección dorada, esta se concentró sobre el área del vientre y cambio a un color azul pálido.
 
"Ah, justo así," la estela empezó a formar una diminuta figura oval, misma que se dividió en dos, quedando uno junto a otro, "Hmmm…"
 
Hizo otro movimiento y la estela blanca recorrió la proyección de nuevo, esta vez se detuvo a la altura del corazón de Mina, creando una luz roja pálida en esa zona la cual tintineó de forma regular, luego prosiguió a su vientre, sobre las dos figuras azules y donde dos diminutos destellos rojos se divisaron, tintineando el doble de rápido.
 
"Me gustaría que pusieras especial atención en esto," le dijo señalando las luces azules con los destellos rojos, "Esta es una proyección de tu condición actual…" la miró con una media sonrisa, "Son dos corazones, además del tuyo, confirmando la gestación de gemelos."
 
Hizo un movimiento de mano, atrayendo un pergamino donde varias notas empezaron a escribirse por sí solas, "Tienes alrededor de 6 a 7 semanas de embarazo, aun no se puede determinar el sexo de los bebés," sacó una esfera de entre los cajones, alzándola a la proyección dorada y girando la varita, haciendo que esta se trasfiriera a ella, "Ya puedes levantarte."
 
Hizo otro movimiento y extendió la mano, la esfera reveló la imagen de los dos bebés en una proyección de luces doradas, azules y carmín, "Lo que te puedo asegurar es que están en perfecta condición física… aquí tienes," le entregó la esfera como comprobante de la examinación, ella podría generar la proyección, una fotografía mágica, cuando quisiera.
 
"Por lo general se empiezan a notar los cambios a los cuatro meses… en tu caso será al tercero."
 
Kael la miró atento, "Vas a necesitar darle seguimiento, seguir las instrucciones que te proporcione y sobre todo tener mucho cuidado."

Mina le hizo una cara de “por favor no me dejes sola” a Lucian sin saber que le estaba deseando todo menos un embarazo. Seguía mordisqueándose el labio cuando Lovecraft la llevaba hacia otra habitación y vio la camilla con algo parecido al pánico. La situación la estaba sobrepasando un poco pero trataba de mantenerse en calma. Siguió las instrucciones de Lovecraft y se recostó en la camilla, viendo todo con muchísima atención a las luces y las formas, y sintió otro mini infarto cuando vio que la figura se dividía en dos. Podía no ser medimaga certificada pero fue casi instintivo saber qué significaba, incluso antes de ver los corazones tintineando.

Le dieron unas ganas estúpidas de llorar y se aguantó apretando los labios. Hizo un mohín después y mantuvo la mirada acuosa fija sobre las figuras. No era solo un problema, sino dos. Y al mismo tiempo, al ver la proyección de esa manera, sentía un calor en el corazón que no había sentido jamás, como si eso, por fin, fuera algo a lo que no podía mantenerse indiferente e indolente. Era demasiado para ella. Casi se quejó cuando la proyección fue guardada en la esfera, como si hubiera querido seguir viéndola más tiempo.

Se llevó una mano al vientre de manera instintiva y se levantó. Ni siquiera le buscó la mirada a Lucian porque tenía miedo de encontrarse con él, de encontrarse con cualquiera. Por un instante se había quedado en blanco, cuando la esfera volvió a revelar la imagen, casi sonrió, aunque no alcanzó a hacerlo. Pero luego, cuando tuvo la esfera entre sus manos, todo pareció volver a ella a una velocidad alarmante: hacer cuentas mentales, decírselo a Jesse, esconderlo del mundo porque si alguien se enteraba de que estaba con él y que encima estaba embarazada, todo iba a terminar peor de lo que había imaginado. Todo estaba mal, tremendamente mal.

-No tiene idea…

Se refería a lo del cuidado. Las manos le temblaban y tuvo que esconderlas detrás de su espalda, mientras sostenía la esfera entre sus manos con cuidado. Moría de miedo, quizá más que nunca. Cuando empezara a notarse, ¿cómo iba a justificarlo ante todos? ¿qué iba a decir? ¿qué la había embarazado el espíritu santo como en los cuentos muggles?

-Sí, está bien. Todo lo que tenga que hacer.

Había tomado una decisión desde el momento en que había visto el par de corazones latir, era algo contra lo que no iba a luchar, algo suyo. Y si toda esa revolución había tenido sentido antes, ahora era mucho más importante que nunca.

La noticia del embarazo le había caído como bomba al animago. Eso significaba que cualquier esperanza que tuviera, por mínima que fuera había sido aniquilada, mucho antes de siquiera existir. Lucian al fin estaba asimilando que había perdido a Mina para siempre. El aire cada vez se le hacía más pesado y tragó saliva al seguir escuchando al profesor Lovecraft. Lo único que podía hacer en ese momento, era apoyarla nada más, aunque su sentir fuera diferente. 

Kael se dirgió a la zona en la cuál Mina sería examinada con mayor precisión y como si se tratase de un zombie, Lucian se levantó para seguirlos. No dejó de mirar a la joven ni un segundo, ni siquiera parpadeaba. Estaba atónito completamente. Cerró los ojos, tratando de minimizar la intensa migraña que lo aquejaba en ese instante para luego abrir los ojos y ver que había una proyección mágica del vientre de Mina, flotando encima de ella. 

-Do..dos corazones?...-

Eso no podía ser posible. No conforme con joder su vida una vez, el destino prefirió hacerlo de manera brutal, brindándole a Mina la oportunidad de ser madre de dos bebés al mismo tiempo. sintió que le daban naúseas pero las pudo soportar con un poco de esfuerzo. Era el fin, su vida estaba terminada. 

Vio que Mina escondía sus manos detrás de su espalda y tomó una de sus manos instintivamente, apretándola para que supiera que iba apoyarla aunque la noticia lo estuviera matando por dentro. 

-Entonces...con los suplementos y las vitaminas regulará la anemia. ¿Hay algún tratamiento especial? Hierro, zinc...o algo así?-

Se lo estaba llevando el carajo lenta y tortuosamente pero al menos ya sabía que debía arrancarse a Mina del pecho permanentemente. Quitar a Jesse del camino ya no era su prioridad, no iba a dejar a esos niños sin padre.

Kael los guió de vuelta a su consultorio, donde saco unos panfletos de su escritorio, entregándoselos a Wilhelmina, "Obviamente hay mas información al respecto, pero esto es lo más básico que necesitas saber."

Hizo un movimiento con la mano y una pluma empezó a llenar con nueva información el expediente de Wilhelmina mientras el escribía unas notas en un pergamino, "Un embarazo de gemelos es considerado de medio riesgo, según mis notas no has tenido embarazos anteriores," dijo mirando al expediente, "Pero estas notas datan de hace bastante tiempo así que…"

Sacó una lista de amplias preguntas, algunas tenían opciones para responder, otras estaban en blanco para ser contestadas con la respuesta apropiada, estas databan desde cosas simples hasta situaciones muy elaboradas, "Normalmente una enfermera te habría dado esto a llenar antes de que pasaras conmigo, pero por alguna razón todas la hojas habían desaparecido."

Giro los ojos, preguntándose si había sido una interesante coincidencia o algo mas, "Se lo mas detallada posible."

Si solo estuviera ella le habría hecho las preguntas en voz alta, pero con Lucian presente no esperaba que ella quisiera contestar preguntas intimas como ¿Eres sexualmente activo?, Anota un promedio de cuantas veces has tenido relaciones en los últimos 3 meses o preguntas como ¿Padeces enfermedades crónicas? o ¿Has presentado algún síntoma de trastorno mental? donde las opciones marcaban desde si o no, hasta depresión, estrés postraumático y confirmación de si había presentado pensamientos suicidas.

Si, era una lista muy amplia de preguntas, pero al ser médico no se podía descartar nada y el expediente de Wilhelmina estaba bastante faltante de todos esos detalles, aunque fuera una simple confirmación de estar, en su conocimiento, totalmente sana.

"Te daré una cita de seguimiento," le confirmó mientras sacaba otro documento, mirando a Lucian una vez que lo había hecho, "La anemia es debido al embarazo, por a los ajustes que se están presentando de forma natural," miro a Wilhelmina, "Necesito que mantengas control de cualquier medicamento, remedio o lo que sea que tomes, consulta conmigo antes de tomar cualquier cosa para confirmación si es seguro que lo hagas, así como actividades mágicas estresantes, evita uso de alcohol y drogas y limitar la cafeína," hizo unas notas en el pergamino, "Además de los complementos vitamínicos, los anotados aquí, no tomes cualquiera que veas en la tienda, necesitas consumir  ácido fólico todos los días… los demás cuidados los podemos discutir conforme vaya pasando cada etapa."

Le entrego el pergamino y lo que parecía una tarjeta gruesa con su nombre, "Este es un medio de localización, si necesitas llamarme golpea la varita contra la tarjeta tres veces y da un mensaje corto de lo que necesitas, recibiré el llamado," alzo la mano, mostrándole lo que parecía un brazalete grueso hecho de un material negro que producía un brillo a contra luz, "Y he anotado mi numero móvil, porque recientemente me dijeron que esos también son útiles."

Harley había hecho un comentario al respecto, un poco críptico de hecho.

Tomó los panfletos haciendo todo lo posible por controlar el temblor de su mano, cosa que afortunadamente logró a tiempo. De cualquier forma era normal que estuviera nerviosa, era muy joven y muy inexperta con todo eso y Kael bien podría darse a la idea de que se trataba de un embarazo no deseado y ya.

-No, pero no…

Musitó, o sea, que no había tenido embarazos anteriores por Merlín del cielo. Se pasó al lengua por los labios porque los sentía resecos como nunca. Necesitaba escribirle un mensaje a Jesse cuanto antes. Tomó las preguntas sin pensar en por qué no le habían dado a llenar nada antes. Leyó las preguntas rápido y comenzó a contestar. Afortunadamente no le había hecho las preguntas en voz alta porque habría sido muy bochornoso contestar cosas sobre su vida sexual enfrente de Lucian, especialmente con cosas como “Anota un promedio de cuantas veces has tenido relaciones en los últimos 3 meses”.

Se preguntó si habría presentado realmente algún síntoma de trastorno mental y se quedó mirando a Lovecraft fijamente como si necesitara que él la guiara o como si estuviera dudando, aunque al final contestó que no, porque…pues no, ni que fuera como Marcellus con su infame doble personalidad. Quizá no tener realmente estrés postraumático luego de todo lo que había visto –y hecho- era en sí un síntoma de trastorno mental. Claro Kael, quizá sea un poco sociópata. Por supuesto que no iba a escribir semejante tontería.

Asintió a todo lo que le decía, alzando la vista de vez en cuando para seguir contestando las preguntas pero al mismo tiempo ponerle atención. No alcohol, no drogas, no cafeína. Nada que no pudiera controlar.

¿No revoluciones? ¿no matanzas? ¿no? ¿SEGURO?

Conforme más iba pensando en todas las consecuencias, más le daban ganas de matarse. Era demasiado. ¿En qué momento a todo mundo se le había ocurrido tener el tino de ser irresponsable? Al menos Lovecraft no le iba a decir a nadie, por aquello de la confidencialidad médico – paciente y tal. Pero en cuanto la panza se le empezara a notar iba a estar en problemas. Grandes problemas. ¿Era muy temprano para preguntar si había maneras de esconder el vientre con magia para así nunca tener que decir que estaba embarazada?

Tomó la tarjeta y asintió a sus instrucciones. Y agradeció el teléfono móvil porque nunca se sabía. Los guardó en su bolsa de inmediato, junto con los panfletos y todo lo demás. Estaba shockeada. Tenía demasiadas dudas pero no lograba articular palabra, no lograba concretar nada en su cerebro. Y de todos modos ¿qué iba a decir? “¿Seguro que están bien? Lucian me lanzó un crucio el otro día. Ah, no se preocupe, lo desollé tantito para que escarmentara”

Se acomodó el cabello y carraspeó. De nuevo le llegó esa sensación de tener los labios partidos como si estuviera en un desierto.

-¿Es todo?

Preguntó mirando a Lovecraft, aunque luego se dio cuenta de que parecía una loca. Miró a Lucian y luego al sanador de forma alternativa. Estrujó un poco los pliegues de su falda. Era demasiado por asimilar.

-Perdón, esto me tomó un poco por sorpresa y…no sé. Y además ¡gemelos! O sea, ¿en qué vida? Nunca ha habido gemelos en mi familia ni nada. No somos hijos aptos para venir en paquetes de dos. Pero gracias, en verdad. Por la noticia y por las indicaciones y por todo eso. Creo que, entonces nos estaremos viendo.

Sonrió a Lovecraft como pudo y luego lanzó una mirada a Lucian que claramente quería decir que necesitaba salir de ahí cuanto antes, o iba a gritar como loca.

La vena que atravesaba su frente cada vez era más y más notoria. Sentía que estaba a dos segundos de regar sus sesos por todo el consultorio, de lo punzante que era su dolor de cabeza. Se llevó una mano al rostro y lo frotó claramente consternado. Ya no importaban sus deseos, sino qué era lo que pasaría con ella cuando comenzara a hacerse notorio el embarazo. Debía limitar sus actividades en ambos flancos, tanto en la revolución como en la secta, eso sin lugar a dudas despertaría sospechas. 

Después de la noticia, el tiempo se le fue volando. Le parecieron segundos lo que se tardó Kael en explicarle a Mina los pasos a seguir ahora que sabían que existían dos criaturas en si vientre. Aún le costaba muchísimo reaccionar apropiadamente, se mantenía en ese lamentable estado soporífero. 

Cuando ambos terminaron de hablar, Lucian nuevamente volvió en sí. Miró a Mina y entendió que ya era hora de marcharse. Necesitaba tanto de un trago. 

-Nos marchamos. Gracias por todo, profesor Lovecraft. No está de más pida la mayor discreción posible...-

Esperaba que el medimago entendiera que con "mayor discreción posible" se refería también a su sobrino. Se entendía que por su juramento hipocrático no podría revelar detalles de sus pacientes pero a estas alturas de la circunstancias, nunca era despreciable un poco de énfasis en las acciones con palabras. 

- Con permiso. Hasta luego.-

Se levantó del asiento y esperó a Mina. Abrió la puerta del consultorio y dejó que ella saliera primero. Inició la caminata a la salida del hospital con la mirada gacha, triste y a la vez alegre. No quería decir palabra alguna. creía que lo echaría todo a perder, así que el silencio era lo mejor a lo que podía aspirar.

Kael le dirigió una mirada en blanco a Lucian que indicaba lo mucho que le había agradado su comentario inoportuno e innecesario sobre discreción, en otras palabras, ni un poco, pero permaneció profesional y dejó que el Den Adel siguiera teniendo su obvio ataque de ansiedad mientras se enfocaba en Wilhelmina.
 
Asintió con la cabeza, "Es todo, por ahora."
 
El expediente se había actualizado mágicamente durante la consulta y Kael entrengó el pergamino que él había estado anotando a Wilhelmina, este tenía un detallado análisis de todo lo que se había hecho, incluyendo las pruebas iniciales básicas y comprobación de enfermedades de trasmisión sexual, que fueron negativas y finalmente la de embarazo, que fue positiva.
 
Tomó la hoja con las preguntas que había respondido y la adjuntó al expediente de la joven Schweinsteiger, haciendo unas últimas notas antes de golpearlo con la varita, para archivarlo.
 
"Entiendo que es una noticia inesperada, pero estás sana y tus bebés también, eso es lo más importante," le dijo, "Tomate un tiempo para asimilar todo esto, vienes cambios importantes en tu vida y no dudes en llamarme para cualquier pregunta que tengas."
 
Kael honestamente esperaba que para su próxima cita la joven no trajera al Den Adel de compañía, porque a cómo iban terminaría tratándolo a él de un ataque de ansiedad múltiple en lugar de a Wilhelmina por su embarazo. Aunque si volvía para la segunda cita, Kael no dudaría en echarlo del consultorio o darle un calmante, suficiente era enfocase en el paciente como para que los que vinieran de compañía estuvieran en el camino.
 
"Que pasen buena tarde," dijo en un tono que daba a entender lo mucho que repetía esa frase, "Te veré para tu próxima cita, alguien del personal de Administración llamará para confirmarla en unos días." 

Las buenas nuevas habían llegado en pares, que interesante.

Mina asintió a todo lo que Lovecraft decía. Claro que se venían cambios importantes en su vida, demasiados, pero no estaba muy segura de querer afrontarlos. Le agradeció de nuevo, aunque seguramente el agradecimiento le salió con un hilo de voz, y hasta se acercó a él para estrechar su mano como una loca.

Antes de salir del hospital se acercó a la mesa de la recepción para asegurarse que le agendaran una cita próximamente, de nuevo comportándose como una loca. Después siguió a Lucian a la salida. Claro que el ambiente se sentía tenso y extraño y en ese momento realmente quiso desaparecer. Y precisamente eso la hizo plantearse todas las dudas que no le había preguntado a Kael por el shock de su momento. ¿podría seguir transformándose en urraca? ¿las apariciones los iban a molestar? ¿qué tanto esfuerzo mágico podía hacer? Su respiración se aceleró un poco porque entre más preguntas se hacía, más entraba en estado de pánico.

Miró a Lucian de nuevo. Ella tampoco sabía muy bien qué decir. Lo había notado desde el consultorio, que estaba en shock también, y entendía perfectamente por qué. Pero aún así se sentía egoísta en esos momentos, y no quería ponerse empática con él porque no tenía suficiente comprensión en el cuerpo.

Al final lo miró. Parecía empequeñecida, como si los nervios la hubieran consumido de pronto, aunque al mismo tiempo tenía una expresión fiera en la mirada, como si estuviera demasiado a la defensiva.

-Puedo regresar sola si quieres, no te preocupes.

Sacó su celular y le mandó un mensaje a Crawford de que necesitaba hablar con él ya y que lo veía en la noche. Apretó los labios y volvió a guardar el teléfono en la bolsa, antes de mirar a Lucian de nuevo. Claro que era la peor en las situaciones estresantes.

-Gracias por acompañarme.

Exhaló claramente cansado y miró de lado a Mina para ofrecerle su brazo. La tensión que existía entre ambos era tal que fácilmente podía ser cortada con un cuchillo. Pero el animago alegaba demencia y prefería seguir actuando normal, como si nada hubiera pasado. Los pasos que daban eran tranquilos, como si quisieran nunca salir del hospital. Se detuvo un momento en lo que mina determinaba su segunda cita con la enfermera recepcionista y casi al final, caminó un poco más para ir a la salida. 

Ambos cruzaron miradas por escasos segundos, Lucian no podía ser empático en ese momento. No sentía felicidad por saberla embarazada, mentiría si le dijera que estaba contento. Sin embargo, distaba mucho de decir alguna estupidez que rompiera -permanentemente- su relación. Era sencillo de ver que, la mirada del animago lucía borrosa, oscura, sombría. Como si el alma se le hubiera escapado de sí. 

-Está bien, Mina. No pasa nada, yo te acompañé, yo te llevo. ¿Quieres ir por algo de tomar? Una ale bávara me caería bien...-

Entre más espesa y oscura la cerveza, mejor. En un parpadeo notó que sacaba su teléfono móvil y ponía el marcador rápido en el número del presidente delta. Se volvió a colocar las gafas y finalmente le abrió la puerta de la salida. La intensa luz del sol hizo que hiciera una evidente mueca de desagrado. 

-No me agradezcas, que no he hecho nada para que lo hagas...¿Quién lo diría, no? Pronto serás madre, lo que me lleva a pensar...¿qué harás?. Por obvias razones no podemos hablar del tema libremente, ¿Cuando se lo dirás a Jesse? ¿ahora? ¿Quieres que te acompa...no, olvídalo, no sería buena idea.-

Se lo pensó unos cuantos segundos antes de decidir que sí, quería algo de tomar y que quizá lo mejor para su relación fuera no ponerse en ese plan tan a la defensiva que no le hacía bien a nadie. En los últimos dos años su relación con Lucian había sido un constante estira y afloja que en ese momento parecía más frágil que nunca.

-Sí, está bien.

Volvió a tomar su brazo solamente para salir. También frunció el ceño ante la luz del sol. Habría querido que las cosas no se dieran de ese modo. No estaba particularmente feliz. Aunque ya hubiera tomado una decisión, se moría de miedo por el futuro, por lo que pasaría en todos los aspectos, tanto con ella como con los que estaban a su alrededor.

-No sé qué voy a hacer. Tengo que hablarlo con Jesse y de ahí…pues ya veré. Y no, no se lo diré ahora, lo citaré para más tarde y…

Interrumpió su frase y se mordió los labios con algo de exasperación. En verdad no sabía qué carajos iba a hacer con su vida. Todo estaba más jodido que nunca. De por sí su situación era tremendamente complicada, ahora pensar en cómo sobrellevar un embarazo tanto a nivel personal como a ojos de la gente, la ponía muy mal.

-Supongo que ya juntos encontraremos una solución, algo que nos ocurrirá. Solo espero que no se le ocurra dudar o sugerirme que me deshaga de ellos o algo así. Me aterra que pueda pasar eso. O bueno, en este momento me aterra todo.

Comenzó a caminar lejos del hospital. Le había parecido que alguien les había tomado una foto con su celular pero seguramente eran paranoias suyas. Se alisó la ropa y miró a Lucian de reojo. Hizo un mohín y no pudo evitar sonar un poco molesta cuando habló de nuevo, aunque parecía que la molestia era más con ella misma que con él.

-No estás feliz, ¿verdad? No te culpo. Pero no busqué esto, te lo puedo jurar.

Escuchó a Mina atentamente, aquella noticia no era fácil de asimilar y entendía un poco que no hubiera esperado eso, después de lo que hablaron en Diamond Park precisamente referente a tener hijos. Lo que significaba que jamás había dejado de ver a Jesse, ni un solo momento. Trató de no darle tanta importancia aunque realmente le era muy difícil, pero al menos lo estaba intentando. Ambos debían pensar cómo iban a afrontar esa situación, tenía que ser de una manera muy inteligente, no podían arriesgarse a que todo lo que se estaba planeando fuese mandado al demonio por una evidente falta de responsabilidad de los dos.

Recordó el susto que había pasado con Jordan y el miedo que ambos tenían de que aquella poción diera positivo, afortunadamente solo había quedado en eso, un mero susto. Vio a una mujer a lo lejos qué parecía estar tomando fotos a la fachada del hospital, no era nada del otro mundo pero puso a pensar al animago un poco. Rió desganado al escuchar a Mina explicarle que esperaba que Jesse no dudará de la paternidad, esbozó una sonrisa al imaginarse a Crawford reclamándole pero de inmediato se borró ante el siguiente comentario de la épsilon.

No iba a engañar a nadie, ni a ella, ni a el mismo. No había ni una sola pizca de felicidad en él pero no había de otra, tenía que ver hacia el futuro y seguir con su vida, como todos los demás.

-No voy a mentirte. No es la mejor noticia que pude recibir francamente, pero después de todo ¿quién soy yo, verdad? Solo espero que cuando nazcan, seas lo suficientemente honesta con ellos. No como mi madre, que después de veinte años se le ocurrió la brillante idea de decirnos la verdadera razón del porqué mi padre nos abandonó. ¿Sabías que Laise era hija de Zack? Quiero decir..su hija, su hija biológica. Me lo dijo un día antes de mi cumpleaños…El mejor regalo de la vida..-

Agregó con sarcasmo. Ese 22 de julio fue el peor cumpleaños de toda su puta existencia. Pero ¿qué le importaba eso a Mina?

Frunció el ceño cuando le dijo aquella frase de “solo espero que cuando nazcan seas lo suficientemente honesta con ellos”. Pobres criaturas, todavía ni nacían y ya se estaban enfrentando a una ola de prejuicios, empezando por Lucian. Porque claro que se lo estaba tomando personal. Pero hizo un mohín y trató de no reclamarle nada, en especial porque él ya le estaba contando una reveladora historia.

No parecía sorprendida por saber que Laise era hija de Zack pero eso fue solamente porque ya lo sabía, porque incluso iba a acompañar a Harley cuando iba a darle la noticia a él y a Lawrence, precisamente para estar con Lucian en el momento pero al final no fue porque consideró que era algo completamente familiar que a ella no le incumbía. Y tan había atinado en su decisión que Lucian no se lo había dicho hasta ese momento.

-¿Y por qué no me lo contaste? ¿Por qué no me buscaste? Sabías que te habría apoyado, que por lo menos te habría escuchado. No soy la única a la que se le olvidó lo que había entre nosotros. Aunque claro, a ti se te olvidan las cosas “así de rápido”

Y había acompañado esa frase con un chasquido de dedos. Obviamente se refería a su asunto con Jordan. Claro, que ella no tenía nada que ver con eso pero le hería que le hubiera dicho que la amaba y que la hubiera besado N cantidad de veces cuando en realidad estaba con otra, la hacía sentir extraña, como si la hubiera obligado a que engañaran a la Delta tonta esa o algo así.

-Como sea, planeo que estos bebés estén bien. Tenga que hacer lo que tenga que hacer. Y si en algún momento tengo que ser deshonesta por su seguridad…y estoy segura de que tendré que serlo, será cosa mía. Lamento lo de Laise y la situación con Zack, en serio, pero supongo que tu mamá tuvo sus razones para callárselo. Estaba el matrimonio con Evangeline, Evelyn y Ellioth. No voy a defender a tu mamá, pero creo que en el fondo trataba de no ser egoísta y al final las cosas se le fueron de las manos. Hay cosas que simplemente no se pueden controlar.

Lucian estaba aún muy decepcionado de su madre y de toda esa situación, estaba herido y aunque sabía que esa herida iba a sanar de una forma u otra, el proceso era bastante incómodo y doloroso. Notó que Mina no le sorprendía en lo absoluto aquella noticia, cómo si ya supiera de qué estaba hablando el animago, lo cuál hizo que sospechara de la misma Harley. Como siempre, Lucian se enteraba de todo hasta el final.

También le pareció escuchar su tono de voz como si fuesen reclamos por no contarle nada de eso cuando sucedió. Le tocaba a ella, estar en el otro lado de la moneda.

-No eres la única que lleva secretos guardados, Mina. Y no, no te confundas, a mi no se me ha olvidado nada de lo que HAY entre nosotros, por que así es ¿no? –

Le había respondido a la defensiva por que Lucian estaba aferrado a la idea de no perder a Mina, si no iba a poder amarla como mujer, al menos la tendría como lo que siempre había sido: su amiga. No había que ser demasiado inteligentes para saber que por cómo ella se expresaba, tenía algunos bocetos en mente de lo que ocurría entre Jordan Mayer y él.

Pero, así cómo ella no le había dicho que seguía viendo a Jesse, él había mantenido en completo hermetismo que la delta se había convertido en la catarsis infinita de Lucian y que poco a poco, iba queriéndola mucho más. No obstante, eso no tenía porqué saberlo, no ganaría nada con decírselo, solo hacerla enfadar y lograr que hiciera uno de sus muy típicos berrinches de niña caprichosa que no obtiene la atención del mundo.

-Yo también planeo que estén bien esas criaturas, por qué no tienen culpa de nada y por qué son… tus hijos. Entiendo que en ocasiones ser deshonesto puede ser una forma de proteger a tus seres queridos, pero no en este caso. Tuvo que morir mi hermana para que se dignara a hablar. No tienes idea de lo que ella sufrió por no tener a Demian con nosotros, lo mucho que lo extrañaba y del rencor que le tenía a nuestra madre por permitir que se fuera sin más…-

Todo eso le provocaba dolor en el estómago, que se le revolviera y que tuviera unas inmensas ganas de vomitar. Apretó la mandíbula y el puño de su mano libre. Le urgía pararse en el primer bar de la ciudad y perderse en el sabor amargo del alcohol.

-Estoy cansado de que todo el maldito mundo me oculte las cosas y que me tenga que enterar por terceras personas de lo que ocurre a mi puto alrededor. Mi único pecado es dar demasiado espacio personal a las personas para que vivan su vida y no ser un puto entrometido-

Puso los ojos en blanca, fastidiada porque siguiera hablando del asunto de los secretos. ¿Qué jodida parte no entendía de que ella no podía decirle nada de la Secta porque podía morir si lo hacía? Frunció los labios y negó con la cabeza, aunque al final respondió vencida.

-Sí, lo hay.

Escuchó lo que decía tratando de ser empática. No quería ponerse de ningún lado, porque por la parte de Anne Den Adel, entendía que a veces había secretos que era mejor guardar, pero también entendía que para Lucian todo fuera muy difícil, especialmente por las formas en las que Laise había sufrido. Pero si Anne había decidido guardarlo, seguramente había tenido sus razones, era una mujer inteligente.

-Pues seguramente para ella también fue difícil ver cómo su hija la odiaba por un secreto que debía guardar para no arruinarle la vida a aún más personas.

De nuevo, se refería a Evangeline y a sus dos hijos con Zack. Se detuvo en su camino y tomó a Lucian por los hombros. Lo podía mirar a los ojos gracias a los tacones y eso fue lo que hizo.

-A veces la gente guarda secretos porque no tiene otra alternativa, en verdad. Sé que suena a excusa pero no lo es. A veces literalmente no hay otra alternativa. Y tienes que aprender a perdonar. Yo quisiera no guardar secretos, mi vida es un constante secreto Lucian. Y no puedo ni siquiera decirle al mundo que voy a tener bebés, y que son de Jesse. Y quizá nunca pueda hacerlo. Y es porque no tengo elección, porque no me queda de otra, no porque deliberadamente quiera ser deshonesta. Y quizá tu madre también tuvo razones poderosas para callar. No seas tan veloz en juzgar, a veces las circunstancias son más fuertes que uno, y no es precisamente placentero guardarse las cosas. Duele, duele demasiado.

Lucian era testarudo, terco, intransigente y muy rencoroso, estos rasgos se acentuaban más cuando estaba molesto. No entendía razones, era como un toro embravecido que solo se aventaba al ruedo así, sin medir las consecuencias. Cuando algo se le metía en la cabeza, no había poder humano (o inhumano) que pudiera hacerlo cambiar de parecer. Parecía que a través de lo que Lucian le contaba sobre su familia, Mina encontraba una forma de expiar sus propias culpas.

-No quiso arruinarle la vida a otras personas, pero si a su hija. ¡Bonita la forma de “proteger” a los que ama! –

Soltó con desagrado. Ese tema tan escabroso, tenía el poder de ponerlo de un humor insoportable y terrible con asombrosa rapidez. Detuvieron su paso cuando ella lo tomó de los hombros y fijó su vista en la de él. De todo lo que le había dicho, en una sola cosa tenía razón; debía aprender a dejar ir aquello que lo lastimaba, a perdonar y dar el siguiente paso: avanzar y proseguir con su vida. Pero no podía, el rencor anidaba en su pecho para recordarle a diario lo imbécil que había sido y y para evitar caer en los mismos errores, una y otra vez.

-La vida está llena de alternativas, Mina. Siempre las hay. Si no tuviste elección desde un principio por que TÚ así lo quisiste. Pudiste haber elegido, decir que no a la revolución, a Jesse, a ellos, a todo. Tuviste la oportunidad en la mano para asesinarme y no lo hiciste, elegiste no hacerlo, aunque justo ahora te estés arrepintiendo. Ponte en mi lugar un segundo, trata de entenderme. Yo trato de hacerlo contigo, comprender qué fue lo que te llevo a hacer lo que haz hecho, el porqué, si realmente valía la pena todo este…sacrificio…-

Resopló cansado, encorvando los hombros, como si fuese un hombre vencido. Desvió la mirada un momento, soltándose lentamente del agarre de Mina y colocó sus manos en su cintura, agachando la mirada en el proceso.

- Quisiera poder perdonar, pero no puedo, simplemente no puedo, Mina. Sean cuales sean las razones de mi madre al callarse esto, no justifica que haya permitido y causado tanto dolor en Laise. Pero no importa, ella está muerta y no hay nada que pueda traerla de vuelta, esa es la única verdad absoluta. Me prometiste que harías todo bien, por favor, no eches en saco roto esa promesa. Te lo dije una vez y lo vuelvo a repetir, voy a ayudarte, porque eres alguien sumamente importante en mi vida y quiero que siempre estés bien, que tus hijos también lo estén, aunque me termines odiando por necio. Por qué la razón que va más allá de nuestros problemas personales, es benéfica para todos. Pero debes dejar ayudarte. Entiende, NO PUEDES SOLA, bien lo dijiste tú, esto es mucho más grande que todos nosotros.