Clave de sol

Al fin pudo terminar unas cuantas tareas pudo acabar esa tarde, si alguien le volvía a mencionar algo respecto a Historia de la Magia en cualquiera de sus variantes iba a enloquecer.
Ya habían pasado el tiempo suficiente como para andar como si nada de nuevo por doquier, inclusive hasta termino llevándose más o menos decentemente con Bill, aunque eso no quitaba que había cosas que no podía olvidar, cosas demasiado fuertes que como una tumba, e las había guardado muy, muy dentro de ella.

 Esa tarde decidió que tendría que despejarse un poco de tanta tarea y pasó a un ensayo que tendría el club de coro del cual aun pertenecía como pianista, aquellas cosas la hacían relajarse y se daba el lujo de hacer algo que le gustaba.
La práctica llevo no más de dos horas, estaban ensayando una canción para la próxima presentación en la Universidad, exposición a la cual fingiría demencia para no presentarse ante el público, los alumnos solían ser prejuicios y crueles.
Al final de la práctica ella les comento que se quedaría un rato más, ella podría cerrar el aula, además quería afinar bien el piano y tenía una canción en su cabeza loquita viajando sin parar, las ganas de practicarla eran muchas.

Cuando todos se fueron solo sonrió para sí misma, el sombrerito que llevaba puesto en la cabeza lo dejo arriba del piano y se acomodó sentándose en él taburete frente al instrumento musical, hizo su larguísimo cabello color chocolate hacia atrás y acaricio despacio las teclas del piano y cerró los ojos dejándose llevar por la música.

cancioncilla

ropita musical xD

No era el fin del mundo, no al menos mientras hubiera terminado como terminó. La sensación que me había dejado Mini en el departamento hace apenas unas cuantas horas era, en términos generales, positiva. No es que hubiera dicho literalmente que todo estaba bien, ni mucho menos, pero su mirada, ese beso, y todo lo demás, me dejaban ese sabor… ¿saben de qué hablo?, un sabor agradable a pesar de saber que al menos necesitaba un tiempo de espera para ponerse en orden.
 
Desde luego, yo no me imaginaba, ni por asomo, que la chica pretendía comenzar a “salir” con Marcellus Lovecraft. Ya sé ya sé, la carta había sido un aviso, pero de verdad tan poca cosa me había parecido el detalle, que si alguien llegaba y me decía “¿sabes qué? Pretende salir con el tipo y ver qué pasa” me habría descojonado de risa tal y como lo había hecho por la carta. Probablemente ese era el asunto, o el problema: estaba menospreciando las capacidades de alguien que tenía cosas distintas que dar.
 
Pero es muy temprano para hablar de eso, aun. En esos momentos, apenas me había medio instalado en la habitación presidencial (así se llama, no es que sea en realidad una habitación presidencial. Ya saben, somos los Delta) cuando decidí dar una vuelta y tal vez encontrarme con alguien conocido para distraerme un poco. Conocidos tenía muchos, compañeros de parranda casi igual, pero amigos, lo que se dice amigos, se puede decir que los podía contar con los dedos de una sola mano. Me sabía de memoria el horario de Brownie por cuestiones técnicas, así que a pesar de no haber terminado por cuajar muy bien luego de lo de Bill y tal, de todos modos fui a buscarla hasta el salón del coro, en donde intercepté a unos cuantos estudiantes que ya iban de salida.
 

Entré cuando la chica ya estaba con los dedos deslizándose por las teclas del piano. No era muy fan de aquella música, pero tampoco soy tan idiota como para no saber cuándo alguien tiene el talento, y Brownie ciertamente lo tenía, la chica tocaba bastante bien. Me acerqué hasta donde estaba, caminando mientras movía la cabeza al ritmo de la música, y tratando de componer un rap improvisado que quedara con aquella tonada hasta recordar lo malo que era para improvisar rimas. Me puse al lado de ella y me recargué sobre el piano, ya completamente visible para ella pero sin tratar de interrumpir nada.

Estaba bien concentrada en la melodía, en parte porque a veces darse un tiempo para una misma era saludable y en parte porque la música la transportaba a otro mundo. A su mundo de florecitas y rarezas como algunas personas lo podían decir.
Sus ojos azules estaban fijos en el piano por un segundo y de nuevo  se dejó llevar por el efecto musical aumentando el tono de la canción con más intensidad.

Tal vez allá afuera de su burbuja rosa había mucho en que pensar, muchas cosas que tenía que hacer, pero ahora estaba feliz ahí, que le llamaran la “rara Lovecraft” o la chica extraña, no le importaba en esos momentos.

Vio una figura acercarse al piano y recargarse en este, Brownie levanto la mirada un segundo para encontrarse con la de Jesse y le dedico una pequeña sonrisa, pero no detuvo su melodía hasta que tuvo su sencillo final. Cuando termino se quedó mirando un poco al piano como con curiosidad, casi examinándolo meticulosamente.
-la Tercera Mayor está ligeramente estrecha… es por eso que la escuchaba extraño… ¿lo notaste? –Le pregunto poniéndose de pie y se acercó a Jesse dándole un besito en la mejilla. –Los Antiguos te enviaron justamente en el momento preciso, ayúdame a levantarle la cola al piano…-se giró solo un momento para después volverlo a ver apuntándole con su dedo índice con una sonrisilla medio traviesa. – ¡Y sin albures! –Haciendo memoria que no era la primera vez que le ayudaba a eso.

Esperaba que su amigo le ayudara, ella era flaca, pequeñita  y debilucha y aunque podía hacerlo con su varita siempre tenía miedo que se le fuera a caer encima y moriría gracias a la música.



-Ya en serio, que ha sido de ti, dime que ¿vienes a invitarme al cine o algo por el estilo? Ya se estrenó la de Robocop… -

Me mantuve escuchando durante el tiempo suficiente, mientras mi mente de verdad trataba de mezclar y combinar frases para que en mi cabeza todo aquello quedara como un buen rap con música de piano. Evidentemente, la cosa no me funcionaba demasiado bien, y fruncí el ceño cuando comenzó, de nuevo, con aquellos tecnicismos de piano a los que siempre les daba la vuelta, porque joder, yo de piano no sabía ni leches.
 
-Si si… las estrechas siempre hacen sonidos extraños-
 
Me burlé un poco, y me reí luego de que me advirtiera que hiciera los albures a un lado. Le seguí la corriente con lo de la cola tal y como lo había hecho toda la vida, principalmente porque, como ya les he dicho, no tenía ni puta idea de nada y no sabía si el piano de cola tenía precisamente, una cola. También había que seguirle la corriente con lo de los Antiguos y tal porque, bueno… ya saben, no era secreto para nadie que Brownie estaba ligeramente dañada. Pero por mí estaba bien, es decir, esa era básicamente la razón por la cual era mi amiga.
 
-Si quieres sí, puedo invitarte a ver la de robocop, aunque honestamente no le tengo mucha fe, y la verdad es que tampoco tengo muchas ganas de ir al cine. Preferiría que fuéramos a comer algo. ¿Tú todo bien?, tienes que avisarme si… ya sabes, si a Snyder se le ocurre venir a amenazar de nuevo. Ese tipo puede ser muy hijo de puta-
 
Planeaba darle la vuelta a cualquier cosa con tal de que el tema de Mini no se tocara. No es que no confiara en Brownie lo suficiente como para contarle lo que pasaba, pero ya lo dije, acababa de pasar hace tan solo unas pocas horas y necesitaba despejar la mente de cualquier manera.
 

-Mejor dime algo. Alguien me dijo… notepuedodecirquienporqueesmicontacto, pero alguien me dijo… que te vieron saliendo con alguien. ¿Es algún novio o algo así?, porque tengo que advertirte que jamás me pediste permiso-

Casi pudo entender su primer albur y le miro con una sonrisilla entrecerrando los ojos y haciéndole una señal con los dos dedos sobre sus ojos casi diciéndole “te estoy vigilando Crawford” para después reírse sin poder evitarlo, no era tonta, pero por supuesto que entendía a la perfección lo que Jesse quería decir, por eso siempre le advertía las cosas aunque sabía que las iba a decir de todas formas.

-¿Y sabes tú de estrechas? –le respondió volviéndose a reír y sonrojándose tontamente al instante por el pseudo mal intento de albur que le regreso, fallando miserablemente, negó con la cabeza mientras levantaba con cuidado la cola del piano, enganchándola y mirándole por dentro. Efectivamente había una nota que nada mas no agarraba, le pico a una tecla del piano varias veces escuchando a Jesse y al mismo tiempo prestando atención al sonido, se inclinó levemente sobre el piano hasta que el sonido se afino, sonrió satisfecha para sus adentros y miro con sus enormes ojos celestes a su amigo.

-Bueno… hace poco cambie el Call of Duty Modern Warfare por el Black Ops, o más bien se lo quite a Darren, podemos probarlo después en lugar de Robocop. Aunque la idea de comer suena más efectiva, ¿vamos por comida china? Prometiste hace meses que me llevarías a comer al barrio chino a ver si encontramos mafiosos y yakuzas… -Se enderezo acomodándose el vestido, ciertamente con Jesse no le daba pena si se veía algo de piel extra, le conocía desde que tenía 11 años y andaba correteando por el colegio, si en aquel tiempo no era un peligro hoy tampoco lo era, mucho menos ahora. La mención de Billy le hizo quedarse callada un momento y se encogió de hombros.

-Tranqui, las cosas con Snyder ya se calmaron, ¿te conté que vino a buscarme al salón de Historia de la Magia hace tiempo? Lo encare un poco, digo estaba muerta de miedo pero le hice frente y como que ya todo se va a quedar como algo que paso… -Tenia que admitir que adoraba que Jesse aun le siguiera cuidando como siempre, ella daba todo de sí para que el también fuera feliz aunque no siempre lo lograba, él era un asunto un poco más complicado.
Dejo el piano en su lugar y se dirigió hacia Jesse dándole un tronado beso en la mejilla y un fuerte abrazo pero se separó de inmediato cuando él dijo aquello de que la vieron con alguien.
Abrió mucho sus ojotes y sonrió nerviosa al mismo tiempo que se sonrojo muchísimo.

No le había comentado nada a Jesse, nada de Daniel Lindberg, porque cuando eran novios o más bien cuando estaban comenzando,  él estaba pasando por un mal rato con Mina Schweinsteiger después llego el ataque, sus visiones escabrosas. No podía darle más preocupaciones de las que el presidente Delta ya tenía. Así mismo, recordó cuando Christian Butler su primer novio se había ido y la abandono, no quería volver a verlo enojado y pasando corajes por esas situaciones.
Pero Daniel había regresado, y había prometido no volver a irse de su lado.
-Bueno… yo… -Miro a Jesse con una sonrisa y jugueteo un poco con un mechón de cabello. -¿Me das permiso de salir con él? Es tan lindo, y amable y romántico… -volvió a reírse esta vez más nerviosa y no sabía dónde meterse. –Es Daniel Lindberg… esta en tu fraternidad de hecho, estudia Medimagia… Cielos que hambre, ¿Y entonces a donde vamos a comer…?- Cambio drásticamente el tema volviéndose a reír esperando Jesse no conjurara un Aparicio y se comiera vivo al pobre Daniel.

-Ya lo tengo. Vamos a por la comida china, la pedimos para llevar, y nos vamos a probar ese Black Ops, porquela verdad es que no he agarrado un puto control desde hace semanas. Oye pero, ¿lo tienes en tu dormitorio o en tu casa?, no quiero ir hasta allá nada más por un maldito juego-
 
La realidad era que, más bien, no quería entrar a la mansión de los Loevcraft. El asunto es que las cosas con ellos se habían tornado algo incómodos después de algún tiempo, y eso incluía a la propia Brownie que a pesar de seguir siendo mi amiga y haberlo sido desde hace tanto tiempo, mi confianza respecto a las cosas que le podía contar y las que no se había lacerado poco a poco, en parte por lo del departamento de Bill, y en parte también por su cada vez más agudo y molesto sentido de la adivinación.
 
Caminé alrededor del piano mientras la chica hablaba, asintiendo con la cabeza y quedándome un poco más tranquilo al saber que Snyder había dejado de insistir en el puto tema. Tenía confianza en que Brownie no diría nada, por su bien y por el mío, porque justamente lo que había pasado con aquel muggle no era precisamente como para tomárselo a la ligera. De alguna manera, yo también era culpable de su muerte, porque había sido yo el que lo había transportado a aquel piso en donde por fin encontrara su muerte.
 
-No, no me habías contado. Eso está mal Brownie, por favor, trata de contarme todo lo que pase, al menos en cuanto a Snyder se refiere; no me gustaría que tomara esto como pretexto para joderte o joderme la existencia. A partir de hoy, si se te vuelve a acercar, solo avísame, ¿entendido?, pero de inmediato, con un patronus o lo que sea. Ese cabrón no puedo ir por ahí pensando que puede hacer lo que se le da la gana nada más por haber…-
 
Por haber matado a un muggle. Había olvidado por un instante que Brownie en realidad no conocía ese detalle, o no que yo supiera. Traté de sonreír, y luego ponerme serio (pero de una forma completamente distinta) ante el cambio de tema que giraba en torno a una especie de relación infantil que Brownie ahora llevaba con Daniel Lindberg, que de hecho, era parte de los Delta. No lo conocía lo suficiente ni demasiado bien, pero al menos sabía que era un tipo común y corriente, y eso de alguna forma era más que suficiente.
 
-Pero si eres una maldita escuincla, qué vas a andar de novia con ese tal Lindberg. Absolutamente no, ¿qué va a pasar si se quiere pasar de listo?, primero aprende a limpiarte los mocos y luego te buscas novios y lo que quieras.
 
Bromee un poco con ella, jugando a ser el hermano mayor incómodo ante el noviazgo de su pequeña hermana. Luego de eso simplemente le di un par de palmadas en la cabeza, sonriéndole de nuevo y aligerándolo todo. Era cierto que en el pasado había actuado un poco más sobreprotector, pero joder, que la chica ya estaba bastante grandecita como para saber lo que hacía.
 

-Solo ándate con cuidado. Y ya te dije, vamos a por esa comida china antes de que se haga tarde-

-Esta en mi habitación, ¿recuerdas que Opa Fausto me adapto con manufactura la televisión Mágica? Bueno, hizo algo parecido con el Xbox, al principio creí que me lo había fregado pero si funciona y esta genial… -su abuelo quien en sus tiempos era un despiadado Auror Ingles ahora solo se dedicaba “felizmente” con su esposa Marie a cazar magos oscuros y en sus tiempos a su segunda profesión: la manufactura.

Y agradeció que fuera todo en su habitación, últimamente las cosas se habían puesto difíciles cuando al parecer a Marcellus le dio por suspirar por Mina (si, Darren se lo había contado una tarde) y Odette tenía algo extraño con Jesse.   Brownie no iba a ponerse del lado de nadie, sin embargo si las cosas se ponían densas, bueno, Marcellus podría ser muy su familiar pero Jesse estaba en el mismo nivel que Darren, había estado con ella en las buenas, en las malas y en las peores defendiéndola de lo que fuera. Un pensamiento de meses atrás se cruzó en su cabeza, y ella había guardado silencio por él.

Ciertamente ya no sentía a Bill como un problema muy fuerte, inclusive sentía que podía lidiar con las cosas, se había prometido ser fuerte, muy fuerte y no rendirse jamás. Entre eso dejar de tener miedo.
Pero podía entender la preocupación de Jesse, inclusive cuando no termino la frase ella le miro.
-¿…matado al paramédico muggle…?  -le termino la frase en una voz muy baja pero audible para el, recogiendo sus cosas despacio con una calma que tal vez Jesse no esperaba con esa respuesta. –Bill me lo hizo saber cuándo me lo tope, en realidad iba a advertirte a ti que me mantuvieras callada, pero me encontró a mí y me conto todo con lujo de detalles… -

Levanto la mirada cuando se puso su morralito de cosas en el hombro y le sonrio débilmente. 
–Estoy bien,  no te preocupes por eso, lo tengo muy bien oculto… Sabes que jamás dejaría de contarte nada a ti, eres mi mejor amigo, solo te falta recordar que yo lo soy también de ti gran bobo… Respecto a Daniel… yo… le quiero, de verdad… pero como quiera tendre cuidado –No vaya a ser como la ultima vez que el infame desaparecio por casi tres meses. Le tomo la mano y volvió a sonreírle. – ¿Vamos? -

Conjuro un perfecto Aparicio en una tienda mágica del barrio chino más cercano, de esas que tenían artilugios de lo más raro, Brownie miro a Jesse, estaban completos ambos, siempre había tenido algo de miedo al hacer aparición conjunta por esas cosas. –Por aquí había una tienda de comida china muy buena, ¿vamos de una vez o quieres comprarle un recuerdito a Mina?¿Como esta por cierto no la e visto llegar al dormitorio en días? Picaron... –Dijo mostrándole una caja con insignias chinas pero que en ingles decía por detrás que contenía un encantamiento que al abrirlo aparecía un dragón volando en forma de fuego pirotécnico.
-Mira, ¡como los que hacia Gandalf! Oye eso me recuerda tengo que hablar contigo de cosas de fraternidades… Pero después de comer, cuando tengas tanta grasa en el cuerpo y no quieras pensar… -dijo con una risa mientras miraba más cosillas raras chinas.

Encogí los hombros, sonriendo luego de su pequeño cuento acerca del abuelo Opa, a quien por alguna razón me imaginaba cazando magos locos en los bosques de… Normandía, o una de esas cosas locas que siempre había percibido como cuentos inventados, o en su defecto, con la realidad ligeramente retorcida. Lo que si sentí fue una especie de mini infarto al escuchar que Brownie completaba la frase. Bill Snyder aparentemente le había contado todo sin importarle una mierda las consecuencias de nada. Ese hijo de puta…

-Hey, entre menos pienses en eso, mucho mejor para todos.-

No le quise decir, de nuevo, que no metiera sus narices en ese asunto, y no me gustaba que estuviera tan embarrada del tema porque sentía que en algún momento, Bill querría aprovecharse de ese conocimiento. No estaba por demás pensarlo, y quizás estaba muy mal de mi parte hacerlo de ese modo, pero sentía que a ojos de Snyder, Brownie era una debilidad que podía ser usada en mi contra en cualquier momento. La simple idea me ponía muy de nervios.

-Está bien, pero avísame si se pasa de listo. Ya sabes, unos cuantos minutos a solas conmigo y ese pequeño bastardo no había deseado haber nacido si se le ocurre hacer alguna tontería. Anda ya, vamos…

Fue Brownie la que se encargó de realizar la aparición, y ambos aterrizamos en el barrio chino, cerca del centro de Key West. A esa hora había mucha gente comprando y caminando por la larga calle adornada con todas esas mierdas chinas. No pude evitar sentir un golpe seco en el estómago al escuchar que Brownie comentaba algo acerca de Mini; o para ser más específico, que la maldita no había pisado su dormitorio en varias noches.

-No lo sé Brownie, no soy su puta sombra. Vamos por esa maldita comida china-

La jalé de la mano, evadiendo el tema de que para ese momento, Mini y yo ya habíamos dejado de ser pareja. La sensación positiva que me había dejado nuestro último encuentro se había borrado, así de la nada, con tan solo la idea de que la chica había estado cada noche de los últimos días quien sabe dónde. Claro, bien podría haber dormido en su departamento, o podía significar cualquier puta cosa, pero para mi en esos momentos tan vulnerables solo podía significar una cosa.

-¿Fraternidades? ¿De qué diablos hablas?, Si, será mejor que primero me llene la barriga antes de tener que escucharte balbucear como siempre. Mira, esa mujer vende los mejores rollos de la zona, vamos.

Nos detuvimos con una anciana que vendía sus productos en un pequeño carro muy cerca de la tienda de fuegos pirotécnicos. Pedí bastante comida, y después de pagarle a la vieja tomé de nuevo la mano de Brownie para trasladarnos hasta su dormitorio, aun a costa de los pensamientos que invadirían mi cabeza con tan solo voltear a mirar hacia la cama de Wilhelmina.

Que si bien era cierto mucho tiempo atrás había dejado de pensar en las aberraciones que Snyder había hecho, recordarlo solía doler como un cadillo en el corazón y en su cordura. Por eso ahora solo trataba de tomarlo con calma, todo lo estaba haciendo única y exclusivamente por Jesse porque no quería meterlo en problemas.

Sin embargo algunas cosas de Bill la habían dejado pensando, entre ellas su debilidad, y por eso desde entonces se propuso ser más fuerte.
Ya saliendo de la tienda china, mientras miraba cosas y caminaban por la calle ante los arreglos orientales el jalón de mano de Jesse le hizo mirarle levantando una ceja, no iba a hacer preguntas, pocas veces las hacia pero conocía a su casi hermano mayor desde que era una niña, Crawford era un espejo completamente, o eso creía ella la mayoría de las veces, otras tantas se equivocaba por entero.

Soltó una risa asintiendo con la cabeza cuando el respondió su tema de las fraternidades, prestó atención a la anciana mujer que vendía la comida. Mientras Jesse pedía aquello (y tras la joven vidente decirle que quería pollo agridulce, rollos y camarones en coco) se entretuvo jugando con un niño pequeño que tenía en venta unos dulces orientales, le compro un montón y le dejo dinero de mas despidiéndole con una sonrisa cuando Jesse los llevo a su dormitorio.

Si bien el lugar parecía abandonado, en realidad era por la limpieza exhaustiva que Mina dejaba y que Brownie no tocaba por temor a enfurecerla, puso la comida en el piso frente al televisor corriendo a su pequeño frigo bar mágico.
-Tengo coca-cola… Té verde con miel y… ¿son tuyas estas cervezas? Tal vez son de Darren de la vez pasada que nos quedamos platicando hasta noche. –Tomo un refresco y una  cerveza para Jesse sentándose en el piso, dejo los controles a un lado y el juego enseñándoselo a su amigo para tomar un rollito primavera y ponerle un poco de betún del postre oriental que había comprado, ella y sus gustos raros.
-Esta genial, te extrañe sabes, hace mucho que no nos juntábamos a jugar asi sin mas… No te alejes tanto de mi o voy a tener que ponerte un brazalete tipo GPS… -Comenzo a reírse y le dio una mordida al rollo mientras le contaba una historia leyenda urbana de una joven que tuvo que usar un brazalete GPS porque la buscaba un stalker y si se iba de su zona segura le explotaría el pie.
 
-que hay de ti, ¿andas enojado? De seguro fue que no pudiste separar con tiempo el juego, mira podemos jugarlo aqui, total nunca me termino las campañas... Ademas lo tuyo es mio y lo mio...también es mio...Es broma, te quiero...

Al llegar a la habitación, le indiqué a Brownie que me diera una de esas cervezas que había sacado del mini frigo. El puto calor en Miami, como siempre, estaba a todo lo quedaba, y uno no podía andar por la vida sin hidratarse… con cebada, obviamente.
 
-La verdad ni puta idea, pero dámelas. Si están aquí es porque dios quiere que termine con ellas-
 
Me senté en el suelo, al igual que ella, y abrí la cerveza para darle un enorme trago. Era gracioso que en realidad hubiera pasado ya tanto tiempo desde la última vez que pasaba el tiempo así: con Brownie, sentados en el puto suelo, comiendo chino, y dispuestos a jugar un poco en la consola cualquier tontería. Los videjuegos jamás habían sido una adicción ni mucho menos, es decir, ya saben, jamás había sido del tipo que juega todos los días y tal. Pero tenía buenos movimientos en algunos géneros, sobre todo en los fps. Ambos atacamos de inmediato la comida, la chica los rollos, y yo el arroz. Le hice un gesto de asco al ver la forma en la que combinaba su comida con el jodido dulce que había comprado.
 
-Un GPS, como mi primo Joe. ¿Sabías que tiene alguna mierda parecida (pero mágica, claro) ensartada en la puta muñeca? El tipo tiene que andar por ahí con esa cosa, vigilado día y noche. Hey, nunca te le acerques demasiado, no me da mucha confianza.
 
Escuché la historia de la chica y el gps, y le pregunté si era alguien que yo conociera. El puto mundo estaba lleno de locos depravados, y ser precavido nunca estaba de más, incluso si para eso se tenía que recurrir a aparatos, o hablando de nosotros, de magia. Recordé por un momento que Syd había tratado de enseñarme varios hechizos de protección cuando era pequeño, los cuales ni siquiera podía recordar a causa de la pésima actitud que había tenido yo durante aquellos tiempos.
 
-¿Qué?, no… no estoy molesto, dioses. Solo un poco… no lo sé-
 Otra vez, no sabía si contarle lo de Mini. Era un asunto más o menos complicado, y de alguna forma Brownie siempre me había hecho saber qué tan desacuerdo estaba con la relación entre nosotros. Nunca había querido escucharla porque siempre me habían parecido delirios de una chica que ni siquiera conocía a Mini lo suficiente, pero pensándolo bien… ya viendo las más recientes circunstancias, quien sabe, igual y siempre había tenido algo de razón.
 
-Es Mini. Nos dimos “un tiempo”, por decirlo de algún modo, aunque en realidad ella fue la que más o menos me dejo ir, si es que puedo decirlo de esa manera-

-Pues vamos a darle el gusto a Dios… dijo con una sonrisa pasándole las bebidas, si eran de Darren o no ya no importaba, total Jesse a veces las merecia mas.
Recordaba cuando eran mas jóvenes que pasaban horas y horas sentados frente a las consolas, la mayoría de las veces era Jesse quien jugaba y Brownie miraba pero cuando era un juego combinado ella solia entrar (pero si era Halo terminaban siempre matándola causándole gran frustración) pero ella estaba bien con eso, con que su amigo estuviera feliz en lugar de andar golpeando chicos o vendiendo porquerías para ella era mejor.

Fruncio el ceño cuando dijo lo de Joe, conocía al chico solo de vista y por lo que había escuchado de el, era un poco peligroso. La idea de verlo con un GPS como un automóvil pegado al cuerpo solo le hizo reir negando con la cabeza.
-Ojala lo tuviera en el corazón como Iron Man, podríamos tomarnos fotos con el… -le dijo dándole un trago a la bebida que ella llevaba, sin alcohol claro estaba. Se encogio de hombros. –Oye, dejándonos de locuras, ¿Qué hizo ese sujeto para llevar esa cosa magica? –
No era de su incumbencia pero no estaba de mas prepararse para cualquier cosa.
Nego con la cabeza con su pregunta respecto al GPS, era una chica conocida de Darren y ella de Aelemania, una de esas tantas loquísimas personas que eran toda una historia por contar. Si es que no era una película de Saw que había visto días atrás.


Cuando dijo lo de Mina, Brownie solo se le quedo mirando fijamente y le dio otra mordida a su rollo primavera, no era de esperarse, esos dos peleaban cada semana a muerte y volvían al dia siguiente, pero lo que si sabia era que Mina andaba muy amiguita de su primo Marcellus últimamente, torcio los ojos y termino su comida sin hacer preguntas ni nada. Sin embargo estaba un poco molesta.
Al terminar se dejo caer en el piso contemplando el piso como pensando muchas cosas.
-¿Por qué les gusta torturarse tanto? Es solo una pregunta sin animo de hacerte enojar… pero,  ustedes dos son una relacon de lo mas… extraña… -