Aftermath

Había pasado toda la tarde en una de las clases de Mina y se quedó a practicar con un grupo de los que habían estado ahí, había llegado a cenar y se entretuvo buen rato con Ferdynand para que le explicase por enésima vez alguna dura nueva que le surgía de todo el tema. Era mucho para digerir y él parecía estar súper empapado de todo eso, además que de paso le contó que se había encontrado con Kate antes de que todo eso explotase y que finalmente le cumplió el capricho de antaño.
 
Se acabaron riendo de eso y distrayéndose un poco del tema que los tenía a todos tan tensos, casi a media noche le dijo que se iba a dormir de una vez porque estaba muerta de cansancio.
 
Había ido a ducharse y luego se puso una camiseta con unos pantalones cómodos para dormir, ahí no había cuartos designados porque aún se estaban organizando ya que había varios que estaban ahora quedándose de forma permanente así que abrió la primera puerta que abrió -las dos primeras estaban cerradas con un hechizo y no quiso interrumpir a nadie en plena faena amorosa- y se encontró con Noah, recostado en una de las camas leyendo..
 
Lo había estado evitando un poco, había preferido darle su tiempo porque no sabía cómo reaccionaría a todo eso de que su familia estaba metida con los Venerables y que probablemente iba a acabar empuñando una varita contra los suyos. No conocía bien los nombres de sus familiares porque nunca habían hablado de ellos, sólo de Alana, pero le habían dicho que Richard Aterberry era su padre y por mucho que quisiese no era de las cosas que uno se puede sacar fácilmente de la cabeza.
 
No iba a irse, sería raro, además lo había echado de menos, pero eso no fue la única razón que la motivó a quedarse. Fue hasta donde él estaba a espiar lo que leía y se sentó a su lado.-¿No quieres beber algo fuerte? Te ves como un muerto.

No había vuelto a su casa desde aquella junta, en realidad se había quedado en shock desde la revelación de los nombres de sus familiares en esa secta. Había vuelto a la fraternidad pero solamente para decirles a los otros miembros de la organización de los Nu que apoyaban el movimiento la calidad de cosas que ahí se manejaban, claro que todos ellos también estaban bajo juramento inquebrantable y decidieron que iban a seguir apoyando todo hasta las ultimas consecuencias.

Su reacción fue simple, iba a dejarlo todo. Sacó sus ahorros del MUC y se los dejó a un conocido anonimo que iba a estarle dando mensualmente una cantidad de dinero, luego sacó sus cosas de la universidad y se instaló en una de las casas de seguridad de la universidad. Si antes estaba comprometido con esa causa, ahora la situación se había vuelto personal, entre sus padres y su tía, a saber si sus hermanos también estaban dentro de ello. Eso lo hizo dudar, dudar en verdad si es que creían que él no era lo suficiente como para formar parte de eso o simplemente nunca les había importado lo suficiente.

Estaba recostado sobre una cama con un libro de defensa contra las artes oscuras, no era la gran cosa pero era algo por el momento. En realidad no estaba leyendo nada, estaba perdido en sus pensamientos, cuando Luoluo entró él solamente volteo a verla y dejó el libro aun lado sin levantarse en verdad.

¿Tienes algo fuerte para beber? - Noah extendió un brazo para atraerla a él, para que se recostara a su lado solamente sin decir mas. Tenía un brazo bajo su cuello, le dio un beso en la coronilla y luego se recargó sobre ella. - Pero no estoy muerto, ¿Cierto? - Lo decía más para él aun que tenerla a su lado le daba un poco más de valor, no podía simplemente retractarse de todo, iba a ser fuerte.

No sabía lo que había hecho Noah con sus cosas y que ya se había desligado de su familia, pero si se lo decía le iba a parecer lo más normal del mundo aunque alguna explicación debió haberles dado. Pero no iba a preguntarle todo eso, no de primera mano.
 
Se terminó recostando a su lado, convenciéndose de que aquello que la motivaba era simplemente parte de ese compañerismo que compartía con todos, que estaría haciendo lo mismo por cualquiera, que no acababa de besarlo un par de veces en el cuello sin poder evitarlo y que ni siquiera tenía que ver con follar.
 
Loulou no era de las personas que se negaban las cosas evidentes, sabía que le importaba Noah pero en ese momento tenía más cosas que cuestionarse respecto a él, ya ni siquiera era aquel mal sabor que le quedó con quien fuese su prometido en Inglaterra, su relación había empezado más o menos de la misma forma que con Noah y ahora no podían ni nombrarse el uno al otro.
 
-El licor fuerte es lo que nos mantiene cuerdos.-por supuesto que Per nunca lo creyó así, pero ayudaba a tragar momentos como ese, cosas lo suficientemente densas como para sentirse como plomo en el estómago.-¿Qué vas a hacer ahora?
 
No se imaginaba que por la mente de Noah pasaba aquella oscura idea de por qué no lo habían reclutado también, ¿habría aceptado? ¿estaría destinada entonces a poner su varita sobre su garganta sin piedad? No tenía ni idea de eso pero tenía sus dudas, él era un Aterberry y estuvo casi comprometido con una Wardwell…no era como si pudiese dejar eso así solamente.

-Porque Richard es tu padre, ¿no?-porque él era su padre, porque era su familia, era su legado el que estaba sostenido sobre toda esa sangre derramada, era su vida la que tendría que cambiar drásticamente si seguía ahí, se había quedado sin familia de un momento para el otro, eso podía hacer flaquear a cualquiera.-

Noah siempre había sido un chico de familia elegante que lo tenía todo, un chico de fraternidad popular que simplemente salía con chicas por diversión y más que eso jamás se había involucrado sentimentalmente con nadie, absolutamente nadie y él creía que Luoluo era exactamente igual, al menos al inicio así lo era, pero tenerla ahí en esos momentos, aunque fuera solo por casualidad, lo tranquilizaba, lo hacia ver como si no estuviera solo.

¿Qué iba a hacer? No sabía en lo absoluto, no sabía si llegando el momento tendría que levantar la varita contra su padre o sus hermanos, tampoco se imaginaba si alguno de ellos podría lanzarle una maldición si es que llegaba a darse la situación, jamás lo había aceptado abiertamente, pero estaba muerto de miedo.

No le respondió inmediatamente, tomó a Luoluo de la mejilla y la giró hacia él suavemente para verla, los ojos de Noah reflejaban incertidumbre aun que trataba de mantenerse firme ante ella, le dio un beso en los labios profundamente y luego se sentó en la cama con las manos en las rodillas.

Es mi padre, si. También esta Ray, mi hermano mayor y Elis, el siguiente en la linea. No los mencionaron a ellos, no se si también están involucrados en toda esta basura.... ¿Sabes por que me uní al movimiento? No me uní por la libertad y todo eso, es una ridiculez pensar en algo tan utópico. Me uní por que sabía que, entre mis hermanos y los hijos de Alana si es que algún día los tendría, yo jamás iba a poder tener nada, absolutamente nada por lo que he trabajado toda mi vida. Esta es mi forma de lograr algo, de lograr algo grande más allá de quedarme con las sobras que mis hermanos y mis familiares dejaron para mi... pero aun así es difícil saber que cualquiera podría cortarme la garganta sin pensarlo en cualquier momento.

No, ella nunca fue una chica de fraternidad porque en Inglaterra no se manejaban así. Sí había vivido de un lado al otro siempre, como huyendo de todo pero divirtiéndose en el proceso, saliendo con varias personas sin esperar que llegasen a ser significativos en su vida. Lo de Ramsay surgió en la guerra, simplemente se hicieron muy cercanos por necesidad, quizá demasiado y fue por eso que al final no funcionó.
 
Cuando volteó su rostro lo vio con una media sonrisa, como la de quien ve a un condenado a muerte porque así debía sentirse él en ese momento. Lo besó cuando él lo hizo, adelantando el rostro y jalándolo de la camiseta para mantenerlo cerca, pero no lo detuvo cuando se sentó, sólo hizo lo mismo y se le quedó mirando. Sacó de un saquito que se ampliaba mágicamente una botella pequeña con un licor amarillento y le dio un sorbo para luego pasárselo mientras sentía cómo le escocía la garganta.
 
-Es tu familia, yo tengo dos hermanos, son menores que yo y mataría a cualquier con mis propias manos por ellos. Por eso te lo pregunto, porque si eso te va a hacer flaquear no va a haber ni un ápice de duda en mi si debo apuntarte con mi varita.-se lo dijo totalmente seria, sintiendo que le dolía decírselo, creía que debía ser más comprensiva con él pero tenía que decirle las cosas tal y como eran.-
 
Lo miraba mientras él le decía las razones reales de por qué estaba en esa guerra, ella ya lo sabía, no le sorprendía realmente pero sí el que tuviese miedo de lo que podía pasar, hasta ese momento siempre se había mostrado bastante reacio a darse cuenta de las magnitudes de esa guerra y parecía que finalmente había caído sobre él.

-Claro que es difícil, sobretodo porque me da la impresión de que crees que tenemos todo en contra. ¿Y si te dijeran que te unieses a ellos? ¿Si al verse frente a su propia magia atacándolos te pidiesen que vayas a pelear a su lado? ¿Lo harías?

Estaba bien, no iba a juzgarla por creer eso, él mismo había tardado mucho en aclarar sus ideas, en resistir ir hacia su padre, sentarlo en la mesa y preguntarle absolutamente todo. Había vivido básicamente toda su vida al lado de desconocidos y eso era lo que más le afectaba al final de cuentas. Tomó un poco del alcohol de Luoluo y tras darle un trago largo, se pasó la mano por los labios, sabía asqueroso.

Cuando estaban en la guerra contra los mortifagos en Europa, te hubieses unido a ellos si te daban la oportunidad? No has comprendido - Sonrió con suficiencia y luego dio un profundo respiro, parecía más calmado, aun que por dentro seguro estaba teniendo un gran conflicto. Comenzó a desabotonarse la camisa, no por que supusiera que iba a follarse a Luoluo ahí, aun que si quería, si no por comodidad simplemente.

No me uniría a ellos, no para recibir las migajas, los restos de lo que mis hermanos mayores ya regurgitaron. Si bien somos personas de gran tradición familiar, también somos personas competitivas. - Volvió a tomar el rostro de Luoluo y le quitó el cabello haciéndolo hacia atrás del hombro, le dio un beso en el cuello y luego subió hasta sus labios.

Nada puede hacerme flaquear, le he apostado demasiado a esto como para retirarme como un perdedor. No soy el único tampoco, hay otras familias importantes que se van a unir a esto, todos por supuesto están bajo juramento. ¿Crees que solo iba a desaparecerme y ya? He estado trabajando. - La besó de nuevo y se tiró contra la cama, luego la atrajo hacia él para ponerla sobre él, acariciaba sus muslos y no podía dejar de ver su rostro. - ¿A ti no te dio miedo saber todo eso? De la secta, de los muertos que vuelven de sus tumbas? Dime.

[size=32]Negó con la cabeza porque era totalmente distinto, eran situaciones completamente distintas. Ella no tenia familia en las filas de los mortifagos, siempre fue un concepto muy ajeno a quien era ella. No creía que Noah se viese deslumbrado por esa ideología,  pero la posibilidad de estar con los suyos podía tentarlo más que sus ansias de poder, ella sentía que eso podría hacerla dudar. [/size]


[size=32]Su piel se erizó cuando besó su cuello, lo alargó instintivamente por unos segundos para luego dejar que la bese, aún con un par de preguntas atascadas en su garganta. En el momento le parecieron poco importantes esas preguntas, lo miraba también y dejó que la moviese a su antojo, sólo acariciaba su pecho con las yemas de los dedos mientras había estado hablando. [/size]


[size=32]Ya sobre él,  tiró de la camisa de Noah hasta dejar sus hombros descubiertos y se detuvo en su camino a besarlo por la pregunta que le hacía. Levantó el rostro y quitó su propio cabello de su cara mientras se tomaba unos segundos para contestarle.[/size]


[size=32]- Ferdynand es un muerto que regresó de la tumba... -comenzó a decirle mientras iba desabrochando la correa de Noah- Claro que me da miedo, todo es nuevo...pero para eso es para lo que estoy aquí.  Estamos siendo parte de algo importante,  me da pánico el no saber cómo enfrentar lo que tengo en frente...por eso voy a cada una de las clases de Mina. -le iba diciendo con sinceridad mientras tiraba la correa a un lado y buscaba hacer lo mismo con su camisa.-Pero esto es para lo que sirvo, estas cosas son las que me apasionan...si me matasen hoy mismo no habría nada que hubiese hecho de forma distinta.[/size]


[size=32]Quizá sólo hubiese ido a verlo más temprano porque además de echarlo de menos, había extrañado follar con él.-¿Estarías dispuesto a matarlos? Me refiero a todoa, incluyendo a los tuyos. [/size]

Era estupido pensar en esos momentos que lo que le daba valor era tenerla entre sus brazos, acariciar su piel de la manera que lo hacia, por debajo de la blusa, su espalda lentamente hasta llegar a su cintura. Cada uno de sus movimientos lo enloquecía, pero de la buena manera, le daba entereza para seguir adelante. No es que sin ella no hubiese podido hacerlo, seguir firme en lo que creía, pero tenerla ahí lo hacía no dudar, ni por un segundo, le recordaba la clase de personas con las que trataba, personas seguras y él tenía que ser uno de ellos.

La dejó hacer y deshacer con él, Noah se había enfocado ahora en besar su cuello y la curvatura hasta sus hombros, no le había quitado la ropa aun pero estaba explorando entre sus curvas con las yemas de los dedos.

No le tomó por sorpresa su pregunta, de hecho era algo que se había planteado a si mismo, lo que quería decir una guerra entre él y su familia; en general los Aterberry no tenían esos problemas de las otras familias ricas y pudientes, no eran personas que se mataran los unos a los otros por dinero, el poder, eso era diferente. Le daba escalofríos pensar que su padre había estado metido en esa secta desde que él era joven, ¿Cuantas personas había matado en su vida?

Noah se enderezó un poco simplemente para ver a Luoluo a los ojos, le quitó un mechón de cabello de la frente y luego la besó, metió las manos debajo de su blusa hasta llegar a sus senos los cuales acarició tranquilamente, como si quisiera tomarse cada segundo de su tiempo en ello. Cuando dejó de besarla acercó su pelvis a la de ella de una manera un poco más agresiva.

Lo haría, los mataría a todos y cada uno de ellos si eso es lo que quieren, las personas que conocía, quienes eran mi familia, esas personas ya no existen, ellos mismos se encargaron de matarlas. Son unos desconocidos para mi. Renuncié a todo, a todos ellos.

Lanzó un gemido medido cuando se movió contra ella, apretó los labios con fuerza y sus manos jugaban contra la pretina de su pantalón sin atreverse a ir a otro lado.
 
Sonrió sin poder evitarlo cuando le dijo todo aquello, no era que sintiese gusto al saber que había dejado todo atrás, pero saberlo así de comprometido con aquella rebelión le generaba esa alegría egoísta que delataba su rostro. No sabía si era por un tipo de sentimiento sectario que sentía por estar dentro de esos grupos de oposición, pero también tenía mucho que ver con que realmente creía en lo que hacían.
 
Aún con la sombra de la sonrisa en sus labios lo jaló hacia ella por el cuello para besarlo profundamente, como si hubiese esperado mucho tiempo para hacerlo, con la necesidad que le causaba el escucharlo hablar así. Si cuando era un chiquillo indeciso que ni siquiera medía la dimensión de aquello en lo que estaba metido ya le gustaba, ahora ese gusto se veía multiplicado.
 
Habían quedado relegados esos pensamientos de culpabilidad que tenía por cómo había dejado su vida familiar, Noah la ayudaba a anclarse a esa vida alternativa que había elegido, a distraer su mente, a dedicarle su atención sólo a lo bien que se sentía que la toque.
 
-¿Eres bueno con tus imperdonables? Deberíamos practicarlas, además hay un par de hechizos de las clases de Mina que vendría bien tener dominados.-jaloneó un poco la tela de su pantalón antes de apoyar ambas manos sobre su pecho, llegando a lastimar un poco su piel.-
 
Se agachó para besarlo brevemente antes de levantarse y voltear hacia los pies de la cama para caminar un poco por la habitación, fingiendo que no moría por follárselo, sólo quería alargar un poco -sólo un poco-esa tensión para disfrutarlo más.

-¿Ya trajiste todas tus cosas? Deberías hacerlo antes de la conferencia de prensa, luego de eso no vas a poder mover ni una de tus capas. Vas a tener que usar la ropa comunal o ser el rebelde nudista de esta década.

Estaba lanzandose profundamente, el todo por el todo, ya no había marcha atrás, no había dudas. La sujetó fuerte de la cintura a pesar de que lo alejaba, no quería dejarla ir así que prolongó lo más posible aquel beso, incluso mordió suavemente su labio inferior antes de que lo mandara a la cama y se pusiera de pie con esa convicción que lo volvía completamente loco.

Necesitó unos segundos para espabilar, no estaba pensando correctamente cuando sentía que su cuerpo no le respondía y solamente pensaba en las formas en las que iba a follarsela esa noche. Se pasó dos dedos por los labios, aun sentía la huella de su beso y como ella se le había escurrido entre las manos. Tardó un poco pero logró sentarse correctamente en la cama, sacudiendo su mente para prestarle atención.

¿Imperdonables? Jamás he lanzado un hechizo imperdonable, no son mi estilo. La verdad no estoy seguro si pudiese ser de ayuda en el campo de batalla, ¿Sabes? En norte america no todas las guerras se libran con espadas, especialmente no estas. La población no sucumbe ante el poder, al contrario, necesitan gente que los anime a luchar por sus derechos, yo soy esa clase de persona. Puedo ayudar más trayendo aliados a la causa para que luchen que lanzando imperdonables por ahí... además, ¿Crees que las imperdonables van a funcionar contra esa secta? ¿Contra los Wardwell? ¿Contra los Bloodworth? No, primero es necesario dejarlos sin recursos para que no piensen correctamente y se vayan directamente a la batalla sin armas... ahí es donde entro yo.

Y era cierto, si Luoluo creía que él iba a estar en la linea frontal, atacando así como así, estaba equivocada. Tenían una nación que reconstruir luego que esas empresas cayeran, no podían solo ir a matarse así como así. Hundió los hombros un poco. - ¿Te desepciona? ¿Esperabas que fuera uno de esos guerreros incansables? así no funciona este mundo.

Se levantó y fue hacia ella - He sacado todo lo que he podido, supongo que pronto sabrán lo que estoy haciendo y en efecto, una vez que esa conferencia se lleve acabo, todo esta terminado, pero también será el nuevo comienzo.

Tal vez para Luoluo era perfectamente normal que un mago pudiera lanzar una maldición imperdonable así como así, pero Noah vivía en un mundo completamente diferente al de ella. Tal vez los de seguridad mágica, historia o carreras más afines a esa clase de cosas estarían tal vez más cercanos a ellas, pero Noah la verdad era un hombre que nunca necesitó levantar la varita para nada más que para lanzar maldiciones, no hasta ese momento al menos, era un hombre de letras y política, podía recitar de memoria la ley de regulación aduanal de los congresos mágicos y parlamentos en toda América y algunos ministerios de magia en Europa, sabía de leyes e historia, sabía de derechos y secretarías mágicas que los podían apoyar y conocía a muchísima gente importante, pero ¿Lanzar un crucio o un imperio? Jamás, su record estaba limpio hasta el momento.

La besó y pen só lo de las clases seriamente, era como descubrir que en ese momento, en verdad, su vida podía correr peligro, pero en verdad podía morir y no habría más. Aspiró profundamente pero antes de que respondiera ya Luoluo estaba sobre él, en la cama, diciendo mas cosas y desabotonando su pantalón.

La tomó de la nuca en cuanto la sintió acercarse a su miembro que, en efecto estaba más que listo para recibirla. Estaba desesperandose y en ese momento se dio cuenta que podía hacer todo, absolutamente todo lo que ella le dijera y estaría bien, no le importaba morir, no le importaba nada.

Esta bien, iré, iré a donde tu digas, cuando tu digas. - Le quitó la botella volviendo en si y respirando profundamente, sacudió la cabeza y le dio un gran trago a la botella antes de dejarla en el suelo. Se levantó para quitarse el pantalón y como juego, jaló a Luoluo de los tobillos hacia el hasta quedar entre sus piernas.

¿Has matado a alguien alguna vez? dimelo... - Le dijo al oído recostandose sobre ella, apoyándose con una mano en la cama mientras que la otra iba hasta las caderas de Ryder jugando un poco entre su vientre y al final acariciándola entre las piernas, quería sentir su humedad, lo que le provocaba, saber que la volvía loca de la forma en la que ella lo volvía a él.

Para nadie era normal una maldición imperdonable, pero era normal esperar que hubiese necesidad de ellas en una guerra como esa. No era la primera vez que ella pasaba por una cosa así, no era la primera vez que sentía aquella presión constante en el pecho como si de pronto pudiese dejar de respirar por unos segundos, era un estado de alerta constante que resultaba agotador si uno no era capaz de dejar un momento todo eso de lado, todo aquello que iba a resultar inminente de un momento a otro.
 
No buscaba manipularlo con sexo, no tenía dieciséis, pero tampoco quería que se tomase a mal el que estuviese queriendo convencerlo de que era necesario todo aquello. Se conocía, podía tener unos modos muy feos cuando alguien se cerraba mucho respecto a algo que ella creía, ella podía ser muy intransigente y cerrada al punto de casi llamársele fanatismo, pero no quería ser así con él. Toda esa situación ya era lo suficientemente jodida.
 
A ella le faltaba esa diplomacia que a él parecía resultarle tan natural, ese don de gente que le permitía…lo que sea que eso le permitiese, era demasiado pesimista como para creer que de palabras se podía forjar un cambio. Sonrió con malicia cuando le dijo que haría lo que dijese, que iría a donde ella mandase.
 
-Si es así a quién le importa la guerra, vamos a uno de esos parques temáticos que tienen, con la gente vestida con sus trajes blancos de los 70s. Tienes el cabello para ir a un sitio de esos…-claro, la imagen que tenía ella de Estados Unidos en los 70s era un montón de gente ridícula intentando estirar los brazos todo lo que pudiesen bajo una bola de disco con plataformas enormes, sobre un suelo de colores que parecía seguir a la música.-
 
Lo había dicho en broma y fue evidente cuando se rió, aunque eso ya lo había logrado Noah cuando la jaló por los tobillos. Aún quedaba el rezago de su risa cuando él se colocó sobre ella, cuando le preguntó si había matado a alguien y pasaba su mano por sobre su piel hasta hacerla estremecer cuando llegó a su entrepierna, cuando se deslizó sin problemas en ella porque sí, le causaba exactamente lo mismo que ella a él.
 
-No con un Avada Kedavra…-sólo había intentado la maldición asesina dos veces, una de esas veces no logró nada con su varita y la siguiente simplemente salió una luz verde que logró algo similar a un Expelliarmus. Se estremecía con su toque, apretó los labios y lo besó como pudo, mordiendo finalmente su labio superior con un movimiento torpe, incapaz de permanecer entera ante la necesidad de que entrase en ella ya mismo.-

-Si no haces más que eso puedo intentar matarte…fóllame de una puta vez.-le exigió aún en su ridícula pijama, sintiendo cómo seguía humedeciéndose con él sobre ella, cómo su cuerpo parecía dolerle porque no lo tenía dentro.-

No sabía ni siquiera porque quería saber eso de Luoluo, tal vez porque de saberlo se sentiría más seguro, como si fuera algo que se hiciera de manera natural con otros magos. Él no estaba acostumbrado a los peligros, él no sabía nada de jugarse el pellejo en una batalla, pero lo aprendería, aprendería a todo lo que fuera por ella.

Sentirla tan dispuesta lo hizo besarla profundamente, quería entrar en ella y sentía que la ansiedad no lo dejaba ni respirar. Trató de contenerse y simplemente dio un hondo suspiro, besó sus labios y sus mejillas, quería disfrutar su piel y como su cuerpo se estremecía. Estaba besando su cuello y luego le sacó la blusa por la cabeza.

Solo buscas aprovecharte porque sabes lanzar maldiciones – Bromeo con ella y luego se quitó la camisa, se colocó sobre ella, entre sus piernas para poder quitarle la maldita pijama de una vez, luego acarició su sexo por sobre sus bragas.

Haría cualquier cosa por ti, excepto ir a una discoteca de los 70tas. - Mordió sus labios y giró con ella para quedar sobre la cama, con ella arriba de él mientras le acariciaba las caderas. - ¿Por qué no me follas tu si tantas ansias tienes? ¿He?

Estaba bromeando pero al final terminó por colocarla sobre él y haciendo aun lado su ropa interior entro en ella. Apretó la quijada y esperó unos segundos con la sonrisa en el rostro en lo que su cuerpo la apreciaba al cien, luego comenzó a moverla, a tocar sus pechos, recorrer su cintura, era una criatura perfecta y la deseaba completamente, de los pies a la cabeza.

Su varita había quedado cerca de la almohada de Noah, bajo el libro que había estado leyendo él y que ahora tenía las hojas arrugadas, se alargó pasando el codo por encima de él para alcanzarla y usó ambas manos para estirar los brazos de Noah y colocarlos por encima de la cabeza del Nu.
 
-¿Crees que no puedo?-le respondió respondiendo a lo que le había sonado como un reto, colocó su varita contra el cuello de Noah y bajó desde su barbilla hasta su pecho, ejerciendo presión.-Este hechizo es más fuerte que un Incarcero, también más preciso…y te deja un punto estacionario, como si hubiese una estaca a la que lo aferras. Pon atención…-le explicó rápidamente, quizá había entendido la mitad por su acento pero tenía prisa, había dejado de moverse encima de él y estaba haciendo uso de su fuerza de voluntad para no seguir.-
 
Ató las muñecas de Noah con el hechizo, usando la varita para formar los nudos y finalizando con una estaca que colocó contra el muro a falta de una cabecera. Dejó su varita a un lado y lo besó, sus manos recorrieron su pecho y bajaron hasta su pelvis mientras ella volvía a acomodarse sobre él, lanzando un gemido sonoro al momento de hacerlo, arañándolo con una de sus manos mientras su cuerpo se curvaba hacia atrás.
 
Llevaba un movimiento rítmico sobre él, había cerrado los ojos y tenía la boca ligeramente abierta mientras su respiración se hacía pesada y sentía aquella sensación adictiva entre sus piernas, esa sensación que se extendía por sus extremidades y la hacía estremecer.

-Tienes que ser más desconfiado…no dejes que nadie te señale con su varita si estás totalmente desarmado, ni siquiera yo.-le dijo colocando su rostro frente al de él, parando un poco la velocidad de su movimiento, había bajado el torso para besarlo porque necesitaba hacerlo, tanto como sentir cómo arremetía contra ella a pesar de tener sus manos atrapadas.-