Buscando una Epsilon

Tenía tiempo con la inquietud de unirme a una fraternidad,  bastaba ya de mi vida en el anonimato, del perfil bajo  y de vivir encerrada con una pila enorme de libros.

En parte la culpa de mi personalidad fue el hecho de que tuve que crecer oculta de muggles y magos por el asesinato de mi familia, a mi padrino Cédric no le parecía en absoluto que llamara la atención, además debía tener cuidado con mi carácter explosivo pues era propensa a perder el control de mi magia. Con el tiempo controlé mi carácter, pero también aprendí a no llamar demasiado la atención.

Ahora, las cosas iban a cambiar, lo había decidido. Soy una semiveela muy responsable, trabajo por placer y si bien soy la única Lafée que queda y estoy decidida a hacer destacar ese apellido. 

Me interesaba demasiado ingresar a las Epsilon, estaba nerviosa de que por obvias razones no me aceptaran, no tengo familia, pero ¿Eso sería un agravante?

Fui al taller de ajedrez donde me dijeron que podría encontrar a Laise, esperaba poder convencerla de ayudarme a entrar a la fraternidad, pero...¿Cómo podría lograrlo?

La encontré y me le acerqué...Hola, ¿Laise? Cierto, es un placer, soy Ciel Lafée, no nos conocemos, me darías un minuto, necesito pedirte un favor, es con respecto a la fraternidad a la que perteneces. Le dije tendiéndole la mano para saludarla amablemente y con una sonrisa. 

Tenía una gran preocupación por no saber de su hermano y su madre desde hacía ya varios meses, sabía que algo andaba mal pero no podía dejar simplemente sus obligaciones y lanzarse a lo desconocido en una tierra que casi desconocía, no ella era mucho más inteligente que eso, debìa esperar con calma y en cualquier movimiento en falso iria a socorrerlos pero por lo pronto debia permanecer con los brazos cruzados. Laise gustaba mucho de jugar ajedrez con su hermano a quien siempre le ganaba, era uno de los pasatiempos que más disfrutaban juntos y de hecho al hacer movimientos con las fichas le hacía pensar que el estaba con ella y de esa manera ya no se sentía tan sola. 

Estaba frente a un tablero de ajedrez tratando de hacer un movimiento, iria al c-12 con un peón. Extrañaba horrores a su hermano Lucian, suspiró y de pronto escuchó que alguien se acercaba directamente hacia ella, volvió su vista hacia esa persona y notó que se trataba de una chica que al parecer solicitaba su ayuda para ingresar a la fraternidad. 

-Si, soy Laise Den Adel, encantada- estrechó su mano firmemente y le sonrió discretamente. Le devolvió la vista al tablero y continuo escuchando a la chica que se había presentado como Ciel Lafée. En que cabeza cabía que una chida quisiera estar en una fraternidad, pero que pregunta...si ella hizo exactamente lo mismo pidiendole a Lucy Wardwell que le ayudara, no sabía en lo que se estaba metiendo pero ella no tenia ningun derecho de impedir que hiciera su intento. 

-Asi que quieres entrar a la fraternidad Epsilon Alpha Chi, dime que se siente tener problemas muy serios en la cabeza- Estaba siendo bastante sarcastica con la chica, siempre habia sido asi solo que por algunas causas de fuera mayor se le veia muchas veces cabisbaja. - No, enserio ¿por que quieres estar en Epsilón Alpha Chi?, si tu respuesta me intriga podria ayudarte, si no pues buscate a otra- Ahora ya entendia por que las demas hermanas eran tan perras con las aspirantes, no era por sentirse mas que las demas era por que querian destacar el temple y la determinación a base de malos tratos y humillaciones, una forma muy arcaica pero funcional.

Noté la acidez de su comentario, pero sabía que así era esto, además no la conocía y solo llegué presentándome así, sin mas preámbulo, pero ¿De qué otra forma iba a hacerlo? No conocía casi a nadie. 

Últimamente había tenido mucho trabajo en Salem, estaba estresada por el trato que llevaba con Fox y lo último que quería era que eso influyera en mi respuesta, reí levemente al comentario y volví a entrar en contexto

-Soy pretenciosa, que no es poco. Espero sea razón suficiente, por otro lado, soy la única Lafée que queda, no tengo familia, no tengo posición, no tengo nada, solo una herencia y yo soy mas que eso, merezco poner mi nombre en un punto alto ahora que soy joven, así tendré descendencia con el mismo orgullo que yo por ser una Lafée, no solo por casarme un día con un hombre de buen apellido si no por mi misma. 

Contesté altiva como suelo ser yo, pero sin ser demasiado presumida, no quería causar lástima, pobre huerfanita, si no todo lo contrario, vine a América a ganarme un lugar en el mundo mágico, y sabía bien que sola no lo podría lograr, sola y aislada de todo como lo estuve en Francia.


Sabía que en las Epsilon Alpha Chi  era importante tener un buen nombre, pues bien, el mío no era bueno ni malo, solo era por sí mismo y sería mi trabajo posicionarlo, el no ya lo tenía, iba por el sí sin miedo. 

-Creo en la mutua cooperación, yo tengo deseos y se que entre las hermanas de fraternidad podría ser de ayuda para alguien, vine a presentarme solamente, si te he intrigado encantada, si no, igual es un placer conocerte y lamento haberte interrumpido.

Hablé lento, con claridad y refinadamente como siempre suelo hablar, tragándome un poco mis nervios pues yo sabía ya que tratar con alguien de una fraternidad y mas aún, pedir ayuda no era comparable con pedir caramelos en día de brujas.

Laise admitió que la chica en cuestión tenía actitud, ojalá tuviera ese mismo carácter cuando diera comienzo su iniciación (si es que la tenía claro) en fin, demostró algo que era necesario para ser una Epsilon y Laise ocuparía ese algo para su propio beneficio ¿Por que no?, se valía de todo en esta vida y mas en una vida estudiantil que lamentablemente tenia repercusiones en la vida adulta de las personas y en caso de ambas jovenes no era la excepcion. Laise terminó el movimiento en el tablejo de ajedrez y simplemente ignoró unos momentos a la chica para evaluar lo que había hecho.

Cuando la chica terminó de hablar, Laise comenzó a aplaudir lentamente, mirandola con un aire de desdén y una sonrisa en los labios, por un momento ella se vió reflejada en Ciel cuando a ella le había tocado comenzar a tocar puertas para lograr entrar a la fraternidad. 

-Cumpliste tu objetivo, tienes mi atención. Solo necesito hacer algunas cosas antes de ayudarte, sin embargo para lograr hacerlo necesito que hagas una ligera prueba, ¿esta bien?- Tenía primero que asegurarse de que la convicción que había notado en ella fuese verdadera sin contar que tenía que pedir auxilio a sus demás hermanas y sobre a la presidenta. Si a ella entró a base de crucios y bofetadas debía asegurarse de que fueran igual de rigurosas con Ciel pero sin llegar al punto del trauma o algo similar.

Lo que necesites hacer está bien, creo que lo único de lo que una persona se puede preocupar en  la vida es cuando desea algo que no existe, lo cuál es casi imposible, mientras tanto, no importa cuánto cueste, todo se puede conseguir, estoy dispuesta a lo que sea necesario.

En definitiva me sentía mas confiada, sabía que había iniciaciones o algo así, no sabía en que consistían pues era secreto, o al menos parcialmente, sin embargo no me importaba, vi a mis padres morir y sufrir por mi, la última Lafée, eso no iba a ser en vano.

Tenía la actitud, algo de nervios y sobre todo una meta que cumplir, ¿Qué podría detenerme? Una iniciación...No.

Pobre chica, si supiera la cantidad de aspirantes que iban con esas férreas ganas de hacerse un lugar en el mundo y la estrepitosa cantidad de las mismas que caían como moscas en la miel pero en fin, todo era por ganarse un respeto y una reputación, Laise ideó la forma más fácil de probar a Ciel, pero primero debía conocerla, saber sus gustos, sus disgustos de donde venía su familia en fin, solo lo más básico y cuando ya supiera lo necesario le mandaría el reporte a su presidenta. 

-Muy bien, toma asiento C. Primero que nada, cuentame de ti. Donde naciste, quienes son tus padres, como es que lograste entrar a BK, ¿Tienes novio? o tal vez novia, hermanos, primos, vecinos incomodos, etc... Quiero saber T-O-D-O acerca de nuestra próxima aspirante.- De cualquier forma mandaría a investigar a Ciel Lafée entre los pocos conocidos que tenía en el campus, incluso haría algunas visitas al Ministerio. Lo mejor era que Ciel se sincerara, asi no tendría ninguna clase de problemas con su solicitud. 

Nunca pensó que diría esto pero "La venganza es muy dulce", después de todo siempre había "payback" en la vida, se le decía recurrentemente como Karma y el suyo estaba a punto de ser neutralizado. Ahora le tocaba a ella ser la perra y sanar sus viejas heridas.

Tomé asiento, me puse cómoda y comencé a hablar tras una leve pausa, me relajé, como si estuviera en una cita, pretendía que estaba conociendo a un jóven mas que estar siendo entrevistada, sabía que tenía muchos motivos para desconfiar de Laise, que no es fácil y que es casi idiota querer pertenecer a una fraternidad, no importaba, yo lo quería y debía asumir el papel de fortaleza.

-Muy bien Laise, soy de Marsella, Francia, nací ahí y viví poco tiempo cerca del mar, mi papá: Dante Lafée provenía de una familia sangre pura, liberal, de buena posición en el mundo mágico. Mi madre Danielle, ella era semiveela, no había muchos hombres en su familia, la mayoría habían huido, y es que sabes que no es fácil tratar con una veela, cuando yo nací la mayor parte de la familia de mi mamá había muerto, los demás desaparecido a causa de la 2da Guerra Mágica que azotó en Inglaterra, Europa es un continente pequeño donde todo resuena, a mis 5 años, no quedaban mas familiares que mi padre, mi madre y yo...De el resto no sé nada, jamás los encontré.

Tenía 5 años cuando mis padres murieron, mi madre sabes? era muy bella, podría asegurar que era una Veela total, hechizaba, a su lado no había manera de sentirse mal, controlaba bien su carácter, muy bien, se dedicaba a hacer pociones, tenía una pequeña tienda que cerró al nacer yo para cuidarme, aún así hacía pociones por placer y  le encantaba experimentar, crecí impregnada de aromas y vapores mágicos. Mi papá, el era un loco, loco hermoso fascinado por los muggles, buscaba semejanzas entre nosotros, decía que teníamos el mismo cuerpo, que éramos provenientes de la misma madre Tierra y que era falso que hubiese un mundo mágico y uno muggle, eran el mismo, con distintas costumbres como distintas son entre americanos e ingleses, el fue un Healer de renombre, su mejor amigo, Cédric Le Blanc, médico muggle, sin una gota de sangre mágica le ayudó a entrar a una universidad muggle, tenía dos consultas privadas, una mágica y otra en Marsella.

Crecí prospera, rodeada de magia y de amor, pero creo, llamabamos mucho la atención, los humos en la Tierra estaban muy densos, después de la 2a Guerra, muchos muggles murieron, desaparecieron o presenciaron eventos que se salieron de control del ministerio, se trató de disimular, pero no siempre se puede.  

Muchos muggles unieron sus fuerzas para acabar con la hechicería, gente que no sabe y relaciona todo lo que no conocen con cosas del diablo...¿Sabes que es un grupo fascista? ...Son intolerantes, violentos...ellos nos investigaron, asesinaron a mis padres frente a mí, pero logré ocultarme y huir, caminé días sola...sin poder hacer magia aún, sin dinero ni parientes.

Llegué no se ni como, a casa de mi padrino Cédric, el sabía mi origen mágico, era como el hermano de mi padre, me adoptó y me educo, cuando empecé a tener mis pequeños destellos de magia, sobre todo al enojarme, lo cual era una constante, soy semi veela, el decidió educarme en casa, ocultarme lo mejor posible del resto del mundo, tratar de parecer ordinarios, un día, recibí mi carta de Beauxbatons, ingresé, fui la mejor de mi generación, amaba ese lugar, sin tener que ocultarme ni mentir, lo aproveché al máximo, egresé, volví a casa de mi padrino que me enseñó algo de medicina muggle, mientras preparaba pociones en casa las cuales vendía a domicilio, experimentaba como mi madre y cuidaba a mi padrino, quien enfermó y murió.

Poseo una herencia, es suficiente, pero he vivido de ella desde los 5 años, también Cédric me heredo, viví en la casa que me dejó, sin embargo, no creo que el dinero dure por siempre, y era raro vivir sola en el mundo muggle sin un empleo, la gente iba a comenzar a preguntar. Trabajé en diversos lugares, fui modelo, entre otros empleos que tuve.

Siempre tuve el deseo de sobresalir, quería ingresar a la facultad, pero debía hacerme de mis propios galeones además, estaba viciada de Francia, donde jamás pude sobresalir, por temor. 

Vine a América, jurando volver con una posición económica no solo solvente como lo es ahora si no destacable, con el nombre Lafée en alto. 

Decidí ingresar a trabajar en Salem, pedí el puesto de asistente del profesor Fox, de pociones, lo conseguí y disfruté, y sigo disfrutando de la docencia, el profesor tiene un carácter especial, así que muchos alumnos, incluso ex alumnos que ahora estudian aquí me pedían ayuda y yo encantada les apoyaba, las pociones y envenenamientos son mi pasión y creo en que los conocimientos se deben compartir para que sirva de algo tenerlos.

Trabajo ahí, vivo en Salem, amo mi trabajo, pero aspiro a uno mucho mejor, como te decía, tengo dinero, si, pero no durará por siempre, incluso, me temo dure menos de lo que yo desearía, lo confieso. 

En lo personal, bueno soy soltera, de 24 años y medio, no tengo novio, me considero una persona muy ocupada y estudiosa, además no ha llegado el indicado. Salía con un muggle francés en Beauxbatons, tuvimos una riña muy muy acalorada, era mas joven  y no controlaba muy bien mi temperamento de semi veela, sin querer lo ataqué, fue un escándalo, se pudo resolver, nadie salió herido ni me vio algún muggle, pero corrió el chisme, desde entonces renegué solo y solo de esto: Ser semi...odiaba mi carácter, mis impulsos, mi falta de control mágico. Lo odiaba, lo odiaba mucho, incluso experimenté en mi misma pociones que neutralizaran mi sangre, mi problema iba mas allá de destellos plateados y cabello ondulante, en verdad mi carácter se volvía el de una arpía, a mi madre nunca le pasó, supongo que por estar enamorada y cerca de mi padre y de mí. Yo en cambio estaba sola. Decidí llevar una vida tranquila, sin escándalos, sin problema alguno y aprender a tranquilizarme en Salem, lo logré. Cuando estuve lista, ingresé a BK, tenía excelentes calificaciones en Beauxbatons y experiencia como pocionista en mi negocio privado y en Salem. Así que no fue difícil.

Ambiciono poder, sí, y posición social, no lo niego, sin embargo no deseo pasar encima de nadie, ni tomar por las malas, prefiero cooperar y pedir ayuda, por eso quiero ser de su fraternidad. 


Eso es todo, no puedo serte mas sincera.

Indudablemente la vida de Ciel había pasado de triste a trágica pero a ojos de Laise, la lástima no era una herramienta para progresar, al contrario valerte de un par de ojos lindos y llorosos dejaban ver la poca inteligencia que tenían la mayoría de las aspirantes, sin embargo había que valorar todas las aptitudes. 

Después de esa entrevista, la invitaría a comer y a conversar de vanalidades y de su futuro. Era evidente que no era d sangre limpia, eso haría un poco de mella en cuestión de su ingreso pero nada que pudiera resolver. 

-Lamento lo de tus padres, Ciel. Entre otras cosas, ¿por que crees que tu destino sea en Epsion Alpha Chi? ¿Que aspiras tener si llegases a entrar a la fraternidad? ¿Por que es tan importante para ti estar en una? Por cierto, tu cabello es lindísimo...- Debía hacerle notar a Ciel, que no se inmutaría por mas trágica que fuese su historia, no es que tuviera un corazon de roca ni mucho menos, lo que sucedia es que debia permanecer de acero hasta que todo el proceso de selección terminara.  

Laise comenzó a preparar de nuevo el tablero de ajedrez, y ponía lentamente cada pieza, enseguida tendría una partida de ajedrez para probar sus atributos mentales. Si sería capaz de tomar decisiones rapidamente y de pensar bien una estrategia. La miró dorecto a los ojos y simplemente le sonrió de una manera tranquila y afable invitandola a que aceptara su petición de jugar.

-De acuerdo, juguemos. Por cierto, no lamentes lo de mi familia, yo no lo lamento, la historia personal de cada persona es eso, historia, lo importante es aprender de ella para el futuro. 

Hice una pausa...

-¿Cuáles tomo, negras o blancas?
 
Sabes, es importante para mi pertenecer a una fraternidad por lo que te he comentado antes, no tengo nada, excepto...(dije señalandome una cien) y creo que puedo lograr mucho, con la ayuda correcta. Considero que ustedes podrían ser la ayuda correcta, y yo de la misma manera se los puedo retribuir. Ah y gracias por el cumplido, dije dándole poca importancia al comentario sobre mi cabello. 

Hice otra pausa, dejé que ella moviera su primera pieza y la observé.

-Mujer, ¿Te pasa algo?...Noto que algo no va bien contigo, me sonríes pero no lo siento, disculpa que lo pregunte así, pero creo que la empatía es mi fuerte. ¿Te puedo ayudar en algo?...

Ciel era lista, muy lista, demasiado quizá. Laise bajó la mirada observando con lentitud a la Reina Negra y se la dió, haciendole la señal de que tomara todas las fichas negras. - De nada, solo digo la verdad. Debes compartirme el secreto para obtener un cabello así.- Terminó de acomodar las fichas blancas y esperó a que Ciel comenzará, las negras siempre iban primero cuando jugaba Laise, era una costumbre. Lanzó una media sonrisa cuando escuchó a Ciel decir que sonaba hasta cierto punto falsa, lo estaba siendo claro, es de esperarse que cuando una persona desconocida llega no te muestres tal cual ¿o que pensaba Ciel?

-Con que empatía eh...- dijo murmurando lo suficientemente inaudible para que no la escuchase. Ya estaba pensando en que proponerle a la presidenta como iniciación -No te preocupes, yo me entiendo sola, comencemos.- Esa sería la primera prueba de Ciel, ganarle a Laise en una partida de ajedrez. Se decía que Laise tenía un habilidad para engañar y confundir a sus oponentes que solo había una persona que sabía su truco y esa persona era el presidente actual del Club de Ajedrez, Adrien Morgan. 

Si lograba ganarle, no obtendría solamente su ayuda si no también su aprecio sincero, no había nada que apreciara más Laise, que una chica con intelecto como amiga. -Esta partida será standard, no debe durar más de 15 minutos, entendido?- Habló decidida, nunca le preguntó si sabía jugar ajedrez o no pues no le importaba en lo absoluto, si sabía jugar pues que mejor y si no pues sería una estupenda oportunidad de aprender; ganandole.

Tomé a la reina de buena gana aunque siempre que juego tomo las blancas, daba igual...

-Espero estés bien, ok...comencemos- Dije entusiasmada, acomodé las fichas y esperé su jugada.

No sabía que decir, le sonreí.

-Sabes, aún cuando no me aceptaran en la fraternidad, podemos ser amigas, si gustas. 


-¿Tu estudias derecho? ¿Cierto? 

No sabía que mas decir, prefería que ella me entrevistase o bien me hablara un poco de ella, con los hombres me era fácil entablar comunicación, me sentía segura y ellos generalmente me otorgaban a mi la dominancia en las conversaciones, entre mujeres, eso era algo complicado, de pronto maldije no ser un chico para poder entrar a Nu Delta Pi, donde seguro, me sentiría mas cómoda. 

De cierta forma, era un tipo como Adrien, pero en mujer, mas amable, pero igual de ambiciosa. 



La miré instándola a mover su primera pieza, le tocaba a Laise abrir el juego...

Se pondría bastante medieval con Ciel. Cuando jugaba ajedrez, era bastante despiadada y jamás dejaba pez con cabeza y eso lo sabría Ciel en cuanto Laise moviera su primer peón. Fijó su mirada en el tablero e hizo su primer movimiento, sonrió de una manera tan torcida y luego alzó su mirada para ver a los ojos a la joven aspirante.

-Claro, si. Amigas.- Claro que no! Ciel era una chica venida a menos de quiénsabedonde y si quería llegar a la presidencia de su fraternidad debía tener muchísimo cuidado de con quien era vista. Le brindaría apoyo, como toda buena hermana, tal vez sería muy cordial y tal pero nada más.

-Te toca - Le hizo la señal para que continuara con el juego. Ya estaba trazando la estrategia para arrinconar el juego de Ciel y hacer que simplemente se rindiera pero todo iba a su debido tiempo.

-Sí, estudio derecho. Es fascinante- Lo era sin contar los increíbles huecos legales que se podían encontrar en las actuales leyes mágicas. Rodó los ojos al recordar esos pequeños detalles y de nuevo le miró fijamente.

-Buena tirada- Reconocí la tirada y sentí que podía predecir la próxima ya que, aún sin ser muy diestra en el juego, había practicado bastante el verano pasado durante las vacaciones que pasé con Lucca y su familia en su casa en Marsella, los padres del aprendiz de auror son fanáticos aficionados del ajedrez. El "mate del Loco eh"...Bien ahí, veamos...Pensé.

-E2 dije- y mi primer peón se comenzó a mover. 
Levanté la mirada y elevé la ceja esperando su próxima jugada como retándola. Por lo que me había contado Lucca, Laise, y en general las Epsilon eran despiadadas, sin embargo con esa actitud me estaba metiendo a la boca del lobo.

No le quitaba la vista de encima a la semiveela, Laise tenía una innata habilidad para leer el rostro de las personas cuando jugaban ajedrez. La chica lo estaba haciendo bien y Laise lo reconocería siempre y cuando pudiera ganarle.

-Buena jugada- le sonrió y mencionó F2 para que la pieza lograra moverse, estaba a un espacio del peón de Ciel, un turno más y comenzaría la masacre, a menos claro que ella notara cual era su estrategia inmeadiata.

-Se pondrá muy interesante, Ciel.- le miró y notó un brillo muy particular. Era algo muy parecido al desafío, le gustaba ser retada y probar que podía lograr toco cuanto se propusiera, una excelente forma de ganarse el respeto de Laise.

Interesante, vamos a arriesgar un poco.
D1 a H5! dije para mover mi rey en diagonal dejandolo al parecer, desprotegido, pero me guardaba un haz bajo la manga, con esa jugada Lucca me enseñó a ganar en 5 movimientos, esperaba que nada me obstruyera esos cinco movimientos, sin embargo, y para mi suerte, la jugada tenía varias alternativas así que podría salirme con la mía siempre y cuando pensara bien.

-Le sonreí a Laise- No dije nada. 

-Deberías practicar con Lucca, mi amigo, ustedes se llevan muy bien ¿No es así? Su familia es super apasionada del ajedrez, el lo juega desde que es un bebé, quizás incluso antes de jugar con el sonajero. 

Después de mi comentario solo observé su tirada.