Ten o'clock.

Estaba tan loca por Colton como le era humanamente posible, nunca como una pareja pero sí como un hermano. Siempre le había dicho que si alguna vez pensaba en casarse con un hombre sería con él porque era todo lo que un mal marido debería ser, un desbocado de la vida que apenas veía la oportunidad se largaba con la primera aventura que sin palabras le prometiese un cambio en su vida, o simplemente un poco de adrenalina de la que tanto le gustaba alimentarse. Lo amaba demasiado pero siempre acababa odiando sus ideas y sus manotazos de desesperación en cualquier situación que le significase un poco de estabilidad.
 
Tras la última bofetada, jurarle que no volvería a hablarle nunca y que hasta mirarlo la llenaba de ira había acabado accediendo a la cita pactada para el domingo. ¿Por qué? Porque lo quería por imbécil que fuese y porque quería darle otro par de bofetadas que con él eso siempre era poco. No sabía cómo carajo iban a reproducir películas en la habitación de Colton pero llevó un par de películas que le gustaban, además llevó una botella de vodka creyendo que ya sabía manejar su marihuana.
 
Pese a la gente que circulaba y a todo el trabajo que le costó pasar sin que la viesen estaba allí a las diez, tocó despacio y aunque pretendía ser discreta lanzó un grito de temor cuando la mole que era Wexler caía sin remedio sobre ella para abrazarla y casi tirarla al suelo. Se tuvo que aferrar al marco de la puerta y esperar que sus rodillas resistiesen, lo hicieron y pudo avanzar hacia él con una mano delante para empujarlo hacia adentro. Se rió olvidando en ese momento lo resentida que estaba con él.
 
-A ver, hazte para allá que me vas a aplastar.-lo empujó hacia un lado para tirarse en su cama y abrir la bolsa de comida que se iba a comer sin importar cómo se llamase. Jaló la libreta hacia ella para ver lo que había dibujado y eran puros garabatos, algunos parecían tener forma y todo pero definitivamente no era el próximo Hockney, pobre inocente. -¿Qué te has metido? Pareces un mastodonte descoordinado, no me has dado ni un puto beso para que te perdone por tu huída.
 
Volteó los dibujos mientras se comía las patatas pro seguían sin tener una forma definida, sacó la botella de vodka que estaba prácticamente llena y le dio un buen trago. -Traje dos película, Party Monster y The Searchers. ¿Qué quieres ver primero?

Se quejó porque revolvió su cabello, se quejó con un grito grave y medio ahogado que se perdió en el colchón, se acomodó el cabello a medias porque realmente no le importaba. La idea de meterse a la cama de Colton era que pelease con ella, no que se creyese el dios de la democracia y se largase al sillón, iba a subírsele encima para incomodarlo pero no lo hizo porque ya comenzaba con sus cosas de hombre macho y dios del trueno.
 
No podía negar que Wexler era un tipo imponente, altísimo como él solo y fuerte por tanto quodpot que había jugado en su vida, pero no por eso le daba miedo darle la contra o joderlo, en el fondo era un buen tipo y que sólo se daba de golpes con hombres que le jodiesen la paciencia sobre la que ella bailaba, siempre le decía a las mujeres que lo acosaban que al conocerlo no tenía la más mínima gracia y que ni era peligroso, pero era para que se alejasen de él porque nadie lo merecía.
 
Las hamburguesas estaban empacadas y le tiró una sabiendo que no se iba a deshacer en el vuelo, con suerte le daba en la cara. La agarró en el aire, tenía buenos reflejos, eso no hubiese sido una sorpresa de no estar segura de que había estado fumando marihuana, el beso que le dio lo había delatado pero Krasava no entendía a qué se debía el misterio.
 
-No me andes jodiendo que te voy a perjudicar con un dildo, Wex.-se levantó de la cama patatas en mano para ir a buscar el bendito televisor y todo eso, no por hacerle caso a Colton si no porque quería simular autocontrol y todo eso. Le costó abrir el cajón porque no daba con el hechizo, la floritura era sumamente complicada y sólo a un par como Dwayne y Wexler se les ocurría ponerle tanto empeño a la seguridad.-
 
Cuando lo abrió se sentó en el suelo al lado de la cómoda esperando que él mismo les vaya a echar el hechizo energizador pero el maldito le robó la patata que por poco ya había tocado su lengua. Se levantó con la gracia de un chimpancé y aprovechó que estaba un poco agachado para subirse a su cuello y aferrarse a él con ambos brazos. Ya era la gota que derramó el vaso, entre sus bromas machistas y sus robos se merecía lo peor, alargó el rostro por encima del hombro derecho del de Colton y le lamió la cara tanto como pudo, incluyendo sus orejas a ver si le daba una otitis.
 
-Por-estas-cosas-nadie-te-ama-y-serás-un-maldito-solterón-amargado-con-mil-kneazles.-intercalaba cada palabra con una lamida especialmente perjudicial para el rostro del muchacho, en una de esas lamidas sacó sin querer un piercing de los que llevaba Colton en la oreja y casi se lo traga. Tuvo que bajarse para evitar pasarlo mientras una tos infernal la aquejaba.-No te burles, pon la película. Dame vodka para el mal sabor, creo que ni te has bañado.