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Irrumpiendo
por Harley D. Schweinsteiger Jue 26 Sep - 22:50
Estaba dudando seriamente en que ese cigarro que había fumado fuera solamente de nicotina. Es que esa noche había salido con algunos Delta (Madison entre ellos) y como si fuera cosa del destino, habían terminado ambas juntas, igual de borrachas que siempre y fumando cosas alucinógenas. Madison no era una persona de su agrado, se lo repetía muchas veces cuando estaba buena y sana, por que odiaba la forma en que manipulaba a todos y porque, la verdad ya ni se acordaba por que la odiaba antes, pero nunca habían sido cercanas, eso era seguro.
Sin embargo el destino o lo que fuese se encargaba siempre de dejarla sola con ella, ambas eran algo parecidas, un poco huecas en sus sentimientos (o al menos eso le parecía a ella) y se dejaban llevar muy fácilmente por el calor de las copas; no era la primera vez que había terminado pegada a los labios de la semi veela, aun que a ella no le gustaban las mujeres (o eso se decía), tocar su cuerpo y beber de sus labios de alguna forma la hacía experimentar una especie distinta de placer, uno que le daba más libertad y que si, le gustaba, tenía que admitir que la mujer se sabía mover bien.
Estaban realmente en un estado inconveniente, si Madison no, al menos ella sí y no quería, como la ultima vez, terminar dando esa clase de espectáculos enfrente de la gente ajena a ellas dos, así que por una u otra razón habían decidido aparecerse en la fraternidad de los Delta; obviamente no podían ir al cuarto de Harley que compartía con la asiática Jae, por que no era igual entrar besando a un tipo medio francés como Lucca a entrar besando a una mujer como Madison y, hasta donde pudiera, no quería que aquello fuese sabido dentro del campus.
Mientras luchaba por despegar sus manos de la morena, ni se dio cuenta donde habían aparecido, ella nunca había estado en la fraternidad de los Delta y mucho menos en el cuarto de Madison, así que confió en ella para que las guiara dentro, aun que parecía que la cerradura no quería ceder fácilmente, ella termino por desesperarse y con un maldito Alohomora, termino por abrirla. Adentro estaba oscuro pero no le importo, lo único que hizo fue entrar y cerrar tras ella pegando a Madison hasta la pared y levantar la blusa de la chica hasta quitársela mientras seguía besándola.
Entonces escucho movimiento en el lugar y lo primero que hizo fue pegarse a la pared con la blusa de Madison entre las manos, se quedo unos segundos en silencio pero las drogas y el alcohol hicieron que, sin identificar aun a la figura frente a ellas, empezara a reírse.
Sin embargo el destino o lo que fuese se encargaba siempre de dejarla sola con ella, ambas eran algo parecidas, un poco huecas en sus sentimientos (o al menos eso le parecía a ella) y se dejaban llevar muy fácilmente por el calor de las copas; no era la primera vez que había terminado pegada a los labios de la semi veela, aun que a ella no le gustaban las mujeres (o eso se decía), tocar su cuerpo y beber de sus labios de alguna forma la hacía experimentar una especie distinta de placer, uno que le daba más libertad y que si, le gustaba, tenía que admitir que la mujer se sabía mover bien.
Estaban realmente en un estado inconveniente, si Madison no, al menos ella sí y no quería, como la ultima vez, terminar dando esa clase de espectáculos enfrente de la gente ajena a ellas dos, así que por una u otra razón habían decidido aparecerse en la fraternidad de los Delta; obviamente no podían ir al cuarto de Harley que compartía con la asiática Jae, por que no era igual entrar besando a un tipo medio francés como Lucca a entrar besando a una mujer como Madison y, hasta donde pudiera, no quería que aquello fuese sabido dentro del campus.
Mientras luchaba por despegar sus manos de la morena, ni se dio cuenta donde habían aparecido, ella nunca había estado en la fraternidad de los Delta y mucho menos en el cuarto de Madison, así que confió en ella para que las guiara dentro, aun que parecía que la cerradura no quería ceder fácilmente, ella termino por desesperarse y con un maldito Alohomora, termino por abrirla. Adentro estaba oscuro pero no le importo, lo único que hizo fue entrar y cerrar tras ella pegando a Madison hasta la pared y levantar la blusa de la chica hasta quitársela mientras seguía besándola.
Entonces escucho movimiento en el lugar y lo primero que hizo fue pegarse a la pared con la blusa de Madison entre las manos, se quedo unos segundos en silencio pero las drogas y el alcohol hicieron que, sin identificar aun a la figura frente a ellas, empezara a reírse.
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Irrumpiendo
por Madison Merteuil Vie 27 Sep - 5:44
Esa noche estaba con los Delta porque había tenido que salir en una horrenda reunión con todos ellos gracias a la idea de la flamante presidenta Julisa, a la que se le ocurrió que debían hacerlo. Pamplinas, ellos no eran más que desconocidos entre sí que fingían llevarse bien, ¿Y porque rayos en ese grupo estaba Harley? ¿Acaso no bastaba con tener que cruzársela en el club de cocina o fiestuchas de la universidad para también hacerlo cuando estuviera con “los suyos”? Esa debía ser una horrenda pesadilla. Pero al igual como toda reunión donde había trago, ambas terminaban borrachas. Enumerar la cantidad de veces que de enemigas públicas pasaban a amigas del alma seria una pérdida de tiempo, desde poco antes de inicio de semestre podría hasta decir que tenía mejor trato con ella que con cualquier otro Delta, al menos en ese punto de alcoholización.
Lo peor es que lo que nunca se había propuesto era llegar a otras cosas con ella, y con otras cosas se refería a un acercamiento mas de piel, de esos que es fácil de esperar si a tu lado esta un tio bien bueno al que solo deseas pedirle que te de hasta el amanecer. Sin embargo, debía admitir también que la tensión sexual que esa chica le generaba era bastante curiosa, mas aun teniendo en cuenta algún tonteo pasado que por ahí se dio y que ahora las impulsaba a estar de esa forma. A ella tampoco le convenía estar dejando a vista y paciencia del resto lo que su cuerpo le estuviera pidiendo sentir así fuese con una chica. Aunque más de uno supiese o creyese que la semi veela era muy promiscua, con chicas en si nunca se le había visto y por ello no dudo en aceptar ir a otro lado con la rubia.
Rayos, hasta se fumo quien sabe qué cosa, y eso que ello era una práctica que no era de su agrado y que criticaba mucho en gente que conocía, pero su soledad de los últimos días y su abstinencia de contacto físico por el tema de su depresión le seguía afectando mucho, y como no se atrevía hablar de eso con nadie, su único desquite se lo daba el alcohol y ahora las drogas. Maldita HD, estaba hundiendo a la semiveela con ella.
Llegaron a su fraternidad y entre sonrisas cómplices y tambaleos bastante notorios entre las dos, no aguantaron hasta llegar al cuarto que todo el camino de la sala de convivencia a las habitaciones estaban con las manos inquietas. Ella la jalaba y la obligaba a quedarse pegada a su cuerpo, buscando siempre contacto, hasta le propuso por la desesperación usar el sillón, mas su cuarto iba a ser el escenario perfecto, solo que no abría, ¿Cómo no iba abrir? Se enojo tras forcejear con la cerradura pero gracias a su compañera se soluciono rápidamente. Si, la magia sin duda era algo precioso que poseían, al menos en momentos urgentes como esos. – Ya casi… – susurro mientras reía y tiraba de la blusa de ella para que se diera prisa. Cuando cerró la puerta arrojo su bolso al suelo justo en el momento en que fue acorralada.
La pelinegra se dejo quitar la blusa mientras dejaba que sus manos vagaran por la espalda ajena hasta la parte baja, tocando su trasero casi con descaro. A ese punto ni importaba mucho y solo la presionaba más contra sí misma como para que no pensara apartarse de sus labios, pero justo cuando tenía planeado también quitarle alguna prenda, el ruido que se oyó la distrajo. No sabía que era, la oscuridad le estaba jugando una mala pasada y el mareo en su cabeza la hacía ver una sombra entre tanta confusión. Escucho a H reírse y en seguida se contagio de lo mismo. Se quito un zapato y lo arrojo a la sombra, luego se quito el otro zapato y le apunto como si fuera su varita – ¿Quién está ahí? Es propiedad privada, ¿acaso quiere morir? – soltó en un tono confuso aun entre risas que trataba de disimular. Por suerte aun se le entendía al hablar, lo que decía que no estaba al borde de la inconsciencia a pesar de todo lo que había ingerido.
Busco con la mirada su pecera pero no la encontro. Esta normalmente despedia un ligero brillo naranja, producto de un hechizo que habia puesto para que sus peces dorados no se sintieran solos, y aun cuando todo estuviera oscuro eso tendria que notarse, pero no era asi. Quiso usar un Lumus pero al notar que lo que estaba en su mano no era su varita se agacho a buscar su bolso, avanzando a gatas por el espacio cercano.
Lo peor es que lo que nunca se había propuesto era llegar a otras cosas con ella, y con otras cosas se refería a un acercamiento mas de piel, de esos que es fácil de esperar si a tu lado esta un tio bien bueno al que solo deseas pedirle que te de hasta el amanecer. Sin embargo, debía admitir también que la tensión sexual que esa chica le generaba era bastante curiosa, mas aun teniendo en cuenta algún tonteo pasado que por ahí se dio y que ahora las impulsaba a estar de esa forma. A ella tampoco le convenía estar dejando a vista y paciencia del resto lo que su cuerpo le estuviera pidiendo sentir así fuese con una chica. Aunque más de uno supiese o creyese que la semi veela era muy promiscua, con chicas en si nunca se le había visto y por ello no dudo en aceptar ir a otro lado con la rubia.
Rayos, hasta se fumo quien sabe qué cosa, y eso que ello era una práctica que no era de su agrado y que criticaba mucho en gente que conocía, pero su soledad de los últimos días y su abstinencia de contacto físico por el tema de su depresión le seguía afectando mucho, y como no se atrevía hablar de eso con nadie, su único desquite se lo daba el alcohol y ahora las drogas. Maldita HD, estaba hundiendo a la semiveela con ella.
Llegaron a su fraternidad y entre sonrisas cómplices y tambaleos bastante notorios entre las dos, no aguantaron hasta llegar al cuarto que todo el camino de la sala de convivencia a las habitaciones estaban con las manos inquietas. Ella la jalaba y la obligaba a quedarse pegada a su cuerpo, buscando siempre contacto, hasta le propuso por la desesperación usar el sillón, mas su cuarto iba a ser el escenario perfecto, solo que no abría, ¿Cómo no iba abrir? Se enojo tras forcejear con la cerradura pero gracias a su compañera se soluciono rápidamente. Si, la magia sin duda era algo precioso que poseían, al menos en momentos urgentes como esos. – Ya casi… – susurro mientras reía y tiraba de la blusa de ella para que se diera prisa. Cuando cerró la puerta arrojo su bolso al suelo justo en el momento en que fue acorralada.
La pelinegra se dejo quitar la blusa mientras dejaba que sus manos vagaran por la espalda ajena hasta la parte baja, tocando su trasero casi con descaro. A ese punto ni importaba mucho y solo la presionaba más contra sí misma como para que no pensara apartarse de sus labios, pero justo cuando tenía planeado también quitarle alguna prenda, el ruido que se oyó la distrajo. No sabía que era, la oscuridad le estaba jugando una mala pasada y el mareo en su cabeza la hacía ver una sombra entre tanta confusión. Escucho a H reírse y en seguida se contagio de lo mismo. Se quito un zapato y lo arrojo a la sombra, luego se quito el otro zapato y le apunto como si fuera su varita – ¿Quién está ahí? Es propiedad privada, ¿acaso quiere morir? – soltó en un tono confuso aun entre risas que trataba de disimular. Por suerte aun se le entendía al hablar, lo que decía que no estaba al borde de la inconsciencia a pesar de todo lo que había ingerido.
Busco con la mirada su pecera pero no la encontro. Esta normalmente despedia un ligero brillo naranja, producto de un hechizo que habia puesto para que sus peces dorados no se sintieran solos, y aun cuando todo estuviera oscuro eso tendria que notarse, pero no era asi. Quiso usar un Lumus pero al notar que lo que estaba en su mano no era su varita se agacho a buscar su bolso, avanzando a gatas por el espacio cercano.
- Madison Merteuil
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Re: Irrumpiendo
por Daniel Lindberg Sáb 28 Sep - 23:21
Me había enterado de la fiestecilla que los Delta estaban planeando para esa noche, aunque como casi siempre decidí pasar del evento ¿A quién le interesaría estar con un grupo de adictos perdiendo el tiempo? Bueno, quizá a mí en cualquier otro momento, pero no esta noche. La luna llena está demasiado próxima y temo que cualquier estúpido comportamiento llegue a sacarme de mis casillas, es demasiado bien sabido que en las fiestas de la fraternidad suele haber un par de idiotas como mínimo que siempre terminan armando pleitos.
Así que decido quedarme en la habitación, leer un par de capítulos de un libro grande y pesado, adelantar un poco el pergamino que debo entregar en unos días y hasta me ha sobrado tiempo para fumarme unos cigarrillos junto a la ventana. Aunque eso no hace que disminuya la ansiedad que me provoca saber que faltan pocos días para que la transformación se lleve a cabo, debo recordar comenzar a preparar el brebaje de todos los meses, para no resultar tan peligroso. Luego de lo que parece una eternidad voy a acostarme a la cama y cierro los ojos, para quedarme semi dormido en un sueño intranquilo.
Primero está la oscuridad, como siempre, luego un callejón obscuro y las risas tan familiares junto a mí. Después esa especie de pánico creciente, el sonido de los jadeos y las garras de la criatura correr a nuestra espalda; lo que debería ser un dolor intenso en la parte izquierda del torso, de pronto se transforma en otra imagen, una chica, haciendo sonidos extraños, el roce de la piel, el sabor del pintalabios… Me gustan este tipo de sueños, aunque una parte de mí se percata que parece mucho más real de lo que debería, lo disfruto, con las altas y bajas en las entonaciones, el sonido de los labios al entrar en contacto… Es entonces cuando abro los ojos, incorporándome un poco.
Todo el cuarto está oscuro, pero escuchó movimiento en la parte del frente. Arrugo el ceño, sin entender muy bien de lo que se trata, cuando las primeras risas llegan a mis oídos, son unas risas familiares, pero no sé explicar muy bien de dónde. Casi al instante, la segunda voz llega hasta mis oídos, seguida de una amenaza ¿No es que también conozco esa voz? Si mi cabeza no estuviera tan embotada a causa de recién despertar…
- Deberían conseguir un cuarto, uno propio, quiero decir – le espetó al par de chicas en la obscuridad, pues aunque no puedo verlas es clara la forma en que se han estado besando, incluso sus respiraciones agitadas siguen escuchándose entre las risas que sueltan, seguramente están bebidas o drogadas.
Así que decido quedarme en la habitación, leer un par de capítulos de un libro grande y pesado, adelantar un poco el pergamino que debo entregar en unos días y hasta me ha sobrado tiempo para fumarme unos cigarrillos junto a la ventana. Aunque eso no hace que disminuya la ansiedad que me provoca saber que faltan pocos días para que la transformación se lleve a cabo, debo recordar comenzar a preparar el brebaje de todos los meses, para no resultar tan peligroso. Luego de lo que parece una eternidad voy a acostarme a la cama y cierro los ojos, para quedarme semi dormido en un sueño intranquilo.
Primero está la oscuridad, como siempre, luego un callejón obscuro y las risas tan familiares junto a mí. Después esa especie de pánico creciente, el sonido de los jadeos y las garras de la criatura correr a nuestra espalda; lo que debería ser un dolor intenso en la parte izquierda del torso, de pronto se transforma en otra imagen, una chica, haciendo sonidos extraños, el roce de la piel, el sabor del pintalabios… Me gustan este tipo de sueños, aunque una parte de mí se percata que parece mucho más real de lo que debería, lo disfruto, con las altas y bajas en las entonaciones, el sonido de los labios al entrar en contacto… Es entonces cuando abro los ojos, incorporándome un poco.
Todo el cuarto está oscuro, pero escuchó movimiento en la parte del frente. Arrugo el ceño, sin entender muy bien de lo que se trata, cuando las primeras risas llegan a mis oídos, son unas risas familiares, pero no sé explicar muy bien de dónde. Casi al instante, la segunda voz llega hasta mis oídos, seguida de una amenaza ¿No es que también conozco esa voz? Si mi cabeza no estuviera tan embotada a causa de recién despertar…
- Deberían conseguir un cuarto, uno propio, quiero decir – le espetó al par de chicas en la obscuridad, pues aunque no puedo verlas es clara la forma en que se han estado besando, incluso sus respiraciones agitadas siguen escuchándose entre las risas que sueltan, seguramente están bebidas o drogadas.
- Daniel Lindberg
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Re: Irrumpiendo
por Harley D. Schweinsteiger Dom 29 Sep - 1:38
Su corazón golpeteaba con fuerza contra su pecho, entre los efectos de las drogas y el sentirse de tal manera descubiertas, sentía que no podía contener la risa que le salía desde el alma; primero se había llevado la blusa de Madison hasta el rostro, pero luego lo dejo caer aspirando profundamente para tratar, sin éxito de volver en sí, quería seguir besando a Madison y la verdad, ni le importaba quién demonios estuviera en la habitación de la chica, porque si, ella no sabía ni de la pecera de ella ni que no estaban en su cuarto. Se pego más a la pared tratando de no seguir riendo, era seguramente muy ridículo.
Cuando escucho la amenaza de Madison de inmediato trato, sin éxito, de verla entre la oscuridad y no era que estuviera tan oscuro, la luna llena se acercaba entonces, esta misma en creciente daba la suficiente luz como para distinguir una silueta sobre la cama, Harley trato de ajustar su visión, borrosa y doble, pero no, no lo distinguía. Decidió prestarle más atención a Madison que parecía estar buscando algo en el piso a sus pies, Harley volvió a reír, se veía muy graciosa de esa manera.
¿Qué haces, que estas buscando?, ¿Quién esta aquí? No me dijiste que habría alguien más… – Su grado de alcohol era fácilmente identificable como “borracha hasta el final” por su tono de voz, aun que cuando la otra persona hablo, volvió a sonreír ampliamente, lo reconocía, aun borracha y drogada, sabía que esa voz era de Daniel, lo podría haber reconocido en cualquier lugar y situación, más por que recientemente había estado con él cenando tranquilamente.
¿Dan? … ¿Eres tu? ¿Qué haces en el cuarto de Mad?- Su lengua se le trababa con el paladar, se agacho para levantar a Madison y luego se acerco a la cama, tirándose a un lado como si nada le importaba, no era la primera vez que lo hacía, cuando era más joven siempre lo molestaba así, aun que jamás en un estado tan inconveniente como en el que se encontraba en esos momentos. Cuando se tiro cerró los ojos instintivamente y todo comenzó a darle vueltas, lo que hizo que se levantara rápido y con la respiración acelerada.
No pero yo no me quiero ir a otro cuarto, mira pobre Madie, no puede ni caminar, ¿Y si nos quedamos aquí?, ándale ¿si, podemos?.. - Se había acercado a él tomándolo del cuello, la verdad no tenía ninguna otra intención más que pedirle que las dejara quedarse, pero estando ahí cerca de ella y de sus labios, termino por besarlo, porque ya estaban ahí y por qué no le importaba nada en esos momentos, ya después lidiaría con ello, mientras tanto disfrutaba de ese beso no tan consciente de que a quien se lo daba era su mejor amigo de la infancia. - Dile que nos deje quedarnos Madison, tu puedes convencerlo, andale… – Se separo de él solamente para llamar a la chica, aun podía sentir el aliento de Daniel sobre ella, lo cual le causaba escalofríos.
Cuando escucho la amenaza de Madison de inmediato trato, sin éxito, de verla entre la oscuridad y no era que estuviera tan oscuro, la luna llena se acercaba entonces, esta misma en creciente daba la suficiente luz como para distinguir una silueta sobre la cama, Harley trato de ajustar su visión, borrosa y doble, pero no, no lo distinguía. Decidió prestarle más atención a Madison que parecía estar buscando algo en el piso a sus pies, Harley volvió a reír, se veía muy graciosa de esa manera.
¿Qué haces, que estas buscando?, ¿Quién esta aquí? No me dijiste que habría alguien más… – Su grado de alcohol era fácilmente identificable como “borracha hasta el final” por su tono de voz, aun que cuando la otra persona hablo, volvió a sonreír ampliamente, lo reconocía, aun borracha y drogada, sabía que esa voz era de Daniel, lo podría haber reconocido en cualquier lugar y situación, más por que recientemente había estado con él cenando tranquilamente.
¿Dan? … ¿Eres tu? ¿Qué haces en el cuarto de Mad?- Su lengua se le trababa con el paladar, se agacho para levantar a Madison y luego se acerco a la cama, tirándose a un lado como si nada le importaba, no era la primera vez que lo hacía, cuando era más joven siempre lo molestaba así, aun que jamás en un estado tan inconveniente como en el que se encontraba en esos momentos. Cuando se tiro cerró los ojos instintivamente y todo comenzó a darle vueltas, lo que hizo que se levantara rápido y con la respiración acelerada.
No pero yo no me quiero ir a otro cuarto, mira pobre Madie, no puede ni caminar, ¿Y si nos quedamos aquí?, ándale ¿si, podemos?.. - Se había acercado a él tomándolo del cuello, la verdad no tenía ninguna otra intención más que pedirle que las dejara quedarse, pero estando ahí cerca de ella y de sus labios, termino por besarlo, porque ya estaban ahí y por qué no le importaba nada en esos momentos, ya después lidiaría con ello, mientras tanto disfrutaba de ese beso no tan consciente de que a quien se lo daba era su mejor amigo de la infancia. - Dile que nos deje quedarnos Madison, tu puedes convencerlo, andale… – Se separo de él solamente para llamar a la chica, aun podía sentir el aliento de Daniel sobre ella, lo cual le causaba escalofríos.
- Harley D. Schweinsteiger
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