Así que.....eres tú

El reencuentro con Adrien había sido muy interesante, por decir de alguna manera, aunque no lo pareciera lo extrañaba algo aunque lo que encontró no le hizo ninguna gracia, su hermano comprometido y metido en escándalos mediáticos, que obviamente a su hermano y familia le desagradaban e intentaban arreglarlo a la brevedad, y así fue cuando le dijo el porqué del compromiso, sus padres jugaban con la vida de su hermano…porque con la vida de ella no sabían por donde empezarla a arreglar sin que ella empezará a destruirla, pero su hermano se esmeraba en seguir el plan que ellos dictaran, y ahora parecía que caminaba en cuerda floja pronto a caerse, y por lo que habían hablado…había dejado algo que sin que sus padres le dictaran que hacer le gustaba mucho le agradaba….solo logró tener su nombre…Julisa…
 
¿O era Juliana? Solo recordaba un nombre que iba con Jul, y tenía que encontrarla, porque si conocía a su hermano él no la buscaría y no sabía que tanto quisiera arreglar lo que tenía con esa chica, o saber lo que su hermano se negaba a decir más que “es lo mejor para ambos” podía jurar ver sus padres cuando él decía eso queriendo creer la frase.
 
Encontrar a la chica no fue tan difícil, solo revisó los periódicos y tuvo que ver los programas de farándula no fue difícil encontrar su nombre, y una foto, al parecer estudiaba en la universidad, así que solo tenía que buscar en el campus hablando con gente. Esa  parte del trabajo no le gustaba ni un poquito, por eso estaba en medio de una de las fraternidades esperando una iluminación divina para poder ignorar a la gente que estaba ahí.
 
Respiró fuertemente, acabaría con eso rápidamente.
 

-JULISA.- gritó en medio del salón de convivencia a una hora de “estudio” llamando la atención de muchos chicos, ahora solo quedaba esperar.

Se decían muchas cosas sobre Julisa y a pesar de que no todas fueran con la intención más amable de todas, había ciertas verdades que no había ni cómo desmentir. Que lo usual era verle en una fiesta completamente descontrolada, sí, ni para qué mentir, pero acaso no era todo eso parte de la vida universitaria?

Así como no podía negar sus verdades menos glamorosas - pero no por ello menos divertidas -, nadie podía poner en tela de juicio lo dedicada que estaba a sus estudios. El cómo se las arreglaba para compaginar vida social, académica, deportiva y además de todo liderar la fraternidad de los Delta Iotha, pues vaya, lo atribuía a un nivel de multitasking impresionante. A fin de cuentas siempre había estado acostumbrada a trabajar duro y sin tregua. Quizá en algún momento el agobio ante tantas responsabilidades le llegaría, pero ese momento todavía no se presentaba, y mientras tanto ella seguía haciendo las cosas como mejor las sabía hacer. 

Estaba en la Sala de Juntas en ese momento, discutiendo cuestiones presupuestarias - pues claro, esa casa no se mantenía a base de buena fe y afición por las drogas recreativas - cuando escuchó con toda claridad como alguien le llamaba por su nombre a grito pelado. Una compañera de hecho se asomó a la sala, avisándole que había una loquita del bosque en la sala de convivencia preguntando por ella, por lo que dejó los reportes en la mesa y se acercó a la fuente del alboroto. 

- Creo que es la primera vez que me vienen a buscar a gritos. - Le dijo sonriendo a la chica al acercarse, tendiéndole la mano. - Julisa, ¿me necesitabas? - Ni idea, por supuesto, que se trataba nada más y nada menos que de la hermana de Adrien. De estar consciente que tenía a una Morgan en frente, pues vaya...

Es decir, claro que sabía que tenía una hermana menor. Sabía muchas cosas de él que en algún momento, cuando había creído que era sincero con ella, había llegado hasta pensarse especial porque el medimago fuera capaz de abrirse así con ella. Claro, eso había pasado hace mucho tiempo y ahora las cosas entre ellos estaban completamente irreparables e irreconocibles. Para ella, la chica que tenía de frente, no era más que una muchacha guapa que quizá querría informarse más sobre la fraternidad. A fin de cuentas, en Delta Iotha siempre tenían sus puertas abiertas y nadie que mostrara interés quedaba excluido nunca.