Decisiones de guerra

Las cosas cada vez lucían más complicadas en el panorama político. Tanto Auberon como la ministra Alana Aterberry estaban perfectamente conscientes de ello. Había habido varios debates, habían puesto sobre la mesa muchas opciones pero esa misma noche tenía que llegarse a una decisión.

Se había convocado a toda la secta. Adultos y jóvenes por igual. Si algo los caracterizaba era que las decisiones importantes se tomaban entre todos, no había dictaduras, ni decisiones impuestas, se trataba de llegar a un acuerdo que dejara satisfechos a la mayoría, y se buscaba que los jóvenes se sintieran parte de una tradición que deberían seguir después, que no se sintieran desplazados, o como peones, era parte de una formación de autoestima.

Decidir si habría guerra abierta o no con los muggles, o si se procedería a otro tipo de estrategia –en algún punto alguien había dicho algo sobre lanzar obliviates masivos o ideas igual de descabelladas –era algo que se tenía que cerrar de una vez por todas, no podían dejar a la sociedad en riesgo, o más bien, no podían permitir que la sociedad pensara que la dejaban en riesgo, que Alana Aterberry no era capaz de ser líder.

No había sangre fresca esa noche, solamente una pequeña reunión. La única sangre que los acompañaba eran las manchas secas de los sacrificios pasados, de los rituales previos que, de hecho, les habían permitido tomar las riendas de ese país, riendas que debían mantener a toda costa. Incluso estaban los Morgan, con todo y Adrien a quien Auberon había vuelto a dar la bienvenida solamente porque se había dado cuenta de que ahora tenía menos escrúpulos, por ende, era más valioso para ciertas cosas.

-Se tiene que decidir esta noche. La manera en que procedamos en este tema tan delicado será vital. Alana Aterberry deberá dar el anuncio oficial del plan de acción mañana mismo, está programado. Una guerra parece inminente, y quizá no deberíamos temerle a ella, pero estoy interesado en las opiniones de los demás.

Una guerra que por supuesto, aumentaría el poder de la economía de los Wardwell. Las industrias que más ganaban en tiempos de guerra, eran la de los armamentos, ¿y qué mejor arma que las varitas para los magos?. Auberon imaginaba potenciales aumentos en compra y venta, y no solo eso, sino posibilidades de inversión en seguros, armazones y otros elementos para potencializar la magia, para canalizarla. Nuevas fuentes de inversión e ingresos, nuevos conceptos a partir de las varitas. Era posible, también era conveniente, pero no siempre la conveniencia de un solo hombre hacía mella en los demás.

“Entonces comenzaron las negras aves el macabro festín de un hombre crudo.” - Cerro el libro con una mano mientras un relámpago se estrello en la lejanía que observaba el gran vitral frente a los presentes, jóvenes, todos de su descendencia, figuras larguiruchas y ataviadas con túnicas negras. Afuera en la ciudad de Maine azotaba con fuerza una tormenta, pero ellos permanecían pacientes a la hora del llamado.

El hombre frente a ellos tenía muchos años en su espalda, sus manos temblaban como símbolo de vejez al sacar el reloj del bolsillo delantero de su saco, revisó la hora. Sus ojos se fijaron en uno de los jóvenes presentes que inmediatamente se levanto para comenzar la procesión familiar. Uno a uno los jóvenes fueron desapareciendo, todos conocían el lugar de la reunión y de esa manera aparecieron en el sótano solo segundos antes que el cabecilla los siguiera.

El señor Edward apareció entre una nube oscura que cayó junto a sus hijos, eran cinco en total, incluido el joven encapuchado que siempre vigilaba el sótano de la fraternidad Nu Delta Pi. Apoyo ambas manos sobre un bastón y se erguió orgulloso de las personas ahí presentes, todos importantes en cada una de sus ramas, la élite de la sociedad.

Los temas que discutirían eran muy importantes no solamente para ellos si no para la sociedad hablando de manera general. Una guerra podía o no estar entre sus planes, sabía que principalmente las industrias Wardwell y los inversionistas privados serian beneficiados, sin embargo…

Los muggles nos sobrepasan en número Auberon, tu más que nadie debe saberlo, tu familia abrazo el mestizaje hace años así como muchos de nosotros. Nosotros tenemos negocios también con ellos y las pérdidas que esto puede causarnos serian terribles… además ¿Imaginas la intolerancia que una guerra causaría? Hoy en día menos del 40% de las familias mágicas continúan con sangre completamente pura en norte América

Los jóvenes que estaban frente a él se hicieron a un lado para dejar ver la figura del hombre que hablaba a los presentes. Quienes lo conocían sabían que era una persona egoísta y sobretodo oportunista.

Podemos ir a una guerra con ellos solamente siempre y cuando sepamos que vamos a ganar. Tal vez podríamos hacerles pensar a los muggles que han ganado, como con la cacería de brujas. Les damos algo de carne de cañón y nuestra sociedad sigue en pie y tranquila. Claro, eso no es lo que Alana le dirá al publico por supuesto... también podríamos sembrar algo de paranoia en el mercado mágico, así las compañías de varitas o empresas de seguridad y salud podrían verse beneficiadas

Robert Snyder permanecía impasible ante el debate, aunque ese silencio momentáneo se debía a que estaba calibrando bien sus ideas. Su mano firme estaba sobre el hombro de su hijo ejerciendo una presión igual de silenciosa. Esa noche Bill se sentía parte de algo importante pero no sería él quien dijera lo que la familia ya había hablado. Ambos escucharon con atención las palabras del veterano Edward McJicahm y a Bill le pareció bastante coherente que hablara sobre sembrar la paranoia en el mercado mágico y no enfrascarse en una guerra a menos que supieran que podían ganarla.

-Lo que yo propongo es que formemos un grupo de acción entre los aurores. Sabemos que ya tenemos localizados al menos el 30% de los asentamientos de experimentos creados por muggles o al menos sus orígenes, gracias a los rescates llevados a cabo por el departamento de seguridad. El primer grupo debería dedicarse a rastrear el resto de esos asentamientos y reducirlos a cenizas. Creo que ya fuimos lo suficientemente amables con nuestras políticas de no lastimar muggles, los aurores deberían eliminar todo rastro, dar un ultimátum. Para esto formaremos un equipo de élite y será presentado así ante la gente, un equipo conformado por gente comprometida con la seguridad de los magos.

No creo que sea conveniente hacer una guerra abierta, al fin y al cabo solamente estaríamos beneficiando la economía de aquellos que quieren destruirnos. Si los mandatarios muggles han violado el secretismo ha sido porque les conviene y me parece que es una colisión bastante sucia entre iglesia y estado. La economía nacional muggle de este país está cimentada en la guerra y si convencemos a la población muggle de que somos un peligro, aumentaremos el valor de ese mercado.

Sin embargo, para que esto nos beneficie a nosotros, podemos hacer lo que McJicahm sugiere, sembrar la paranoia. El discurso de Alana debería indicar que vamos a crear estos grupos de acción, pero que la sociedad debe estar lista y preparada para lo que venga, que vienen tiempos difíciles. La mercadotecnia hará el resto de manera orgánica. Por mi parte puedo ocuparme de instalar una política monetaria restrictiva, para que aumenten las tasas de interés.

Ahora lo que resta decidir es, ¿qué haremos con nuestros equivalentes muggles? Esas personas que mueven los hilos, es ahí donde hay que atacar. La paranoia y el miedo está demasiado extendida, la cacería es atroz. Hay que evitar que los muggles dejen de ver esto como una verdad, y ese es el verdadero problema. Yo sé que no todos son unos idiotas, nosotros también somos mestizos, pero a veces la ambición puede mucho más. –Sin más que agregar, al menos por el momento, Robert Synder guardó por fin silencio, esperando las palabras del resto. Bill lo miró de reojo durante unos cuantos segundos. Como el joven que aún era, seguía sorprendiéndose de la forma en que se podían tomar decisiones siempre poniendo por delante los intereses de unos pocos y eso era lo que le fascinaba de ese lugar y se sentía orgulloso de ser parte de ello.

Werther era el representante más antiguo de los Schweinsteiger ahí. Su papá no se había ganado nunca el mérito de entrar, aunque teniendo a Werther no había pensado que lo necesitara, de cualquier modo los intereses de Barnabas Schweinsteiger eran los mismos que los de todos los ahí reunidos. Werther estaba ahí más por el dinero y por el poder mágico que por algún interés meramente político. Lo que a él siempre le había interesado era ese flujo de magia imparable que corría en ese espacio, y que a veces podías llevar contigo.

Su hermana era distinta, Werther la conocía lo suficientemente bien como para saber que ella deseaba muchísimas cosas más, aunque todavía no alcanzaba a descifrar qué era lo que quería en su totalidad. Estaba al lado de ella, por cierto, e incluso la rodeaba por los hombros en un abrazo fraternal que hacía que a las sombras parecieran casi gemelos.

-Creo que el problema es que ya no les basta la carne de cañón, y que ya no creerán que estamos eliminados. En la cacería de brujas querían acabar con nuestra especie por miedo, ahora quieren hacerse con la magia y eso los hace más incansables, y más peligrosos.  No se creerían que nos han eliminado por completo, menos si hay soplones en sus filas. Para ahorita deben tener números exactos, no por nada supieron exactamente qué objetivos atacar aquella tarde del concierto ese.

Hizo una pausa y soltó a Mina, solamente para carraspear, no había terminado de hablar todavía, además tenía información que era relevante respecto al panorama internacional.

-Algunos países de Europa están dispuestos a intervenir siempre y cuando esto se haga de manera limpia y pacífica, jamás apoyarían una guerra abierta y podríamos meternos en grandes problemas. Por nuestra parte, apoyamos la idea de crear un grupo de acción entre los aurores que reduzca a nada esos asentamientos, ¿no es así, Wilhelmina?

Ella asintió, con la mirada firme y el semblante tranquilo. Werther volvió a retomar la palabra inmediatamente después.

-Y deberíamos pedir apoyo internacional para financiamiento en materia de seguridad, así no agotaríamos nuestros recursos. Y echar un vistazo a las leyes que regulan lo de magia frente a muggles, ahora mismo hay que hacer reformas, al menos para poder velar por nuestra propia seguridad, ¿no creen? Los aurores ya no pueden preocuparse por apresar magos que simplemente se defienden a ellos mismos, sino por reducir las amenazas para los magos. No sé, es una idea…

Los Morgan también habían asistido esa noche a la reunión convocada por Auberon y otras figuras importantes de la sociedad. Ambos Joseph y Adrien tuvieron una charla esa misma tarde donde se había discutido en general la situación política del mundo y sobre todo la postura que tomarían con relación a la guerra que estaba por avecinarse. Ambos lo sabían, la economía del mundo mágico de estados unidos se podría ver gravemente erosionada si el mismo país se enfrentaba a si mismo, tanto los muggles como los magos se verían afectados.

Ambos estaban prestando atención a las palabras de los presentes quienes en efecto no parecían estar a favor de iniciar una guerra muggle en esos momentos, sin embargo las palabras del joven Schweinsteiger le sonaron al señor Morgan y, tras colocar sus manos en la espalda en una postura algo militar habló.

En efecto, sabemos que los muggles tienen soplones entre sus filas y no solo eso, tienen personas que les brindan nuestra información y forma de localizarnos, así como lugares donde comúnmente nos reunimos. Propongo que también tengamos personas infiltradas en su gobierno ya sea a base de hechizos, pociones o lo que mejor les venga en gana, esto para verificar hasta que punto nos tienen vigilados y si se puede, desaparecer registros que nos pongan al descubierto.

Creo que eso es lo primordial en estos momentos, asegurar nuestra seguridad y bloquear cualquier información que ellos puedan tener para localizarnos. También apoyo la decisión del grupo de aurores especial para que deshagan los asentamientos. No creo que sea necesario endeudarnos con favores o económicamente con el extranjero si hacemos lo posible por manejar esto de una manera ordenada y evitando pérdidas materiales. La paranoia debe extenderse sobre el mercado mágico, pero hay que hacerlo también de una forma controlada, especialmente si hablamos de las leyes que incluyen el maltrato a muggles, ese tema es algo delicado señores…

Mi familia y yo formamos parte de esa minoría americana que conforma el porcentaje de familias puras actualmente en la nación, por eso mismo quiero constatar que si en estos momentos nos ponemos liberales con relación a las leyes en contra del uso de magia contra muggles quienes serán los afectados serán ustedes mismos, ¿Qué será lo siguiente? Crearemos ese repudio hacia los mismos, alimentaremos un monstruo que no parara hasta que los nuestros comiencen a exigir la destitución de mestizos o hijos de muggles de puestos importantes, dejaran de comprar en sus empresas, dejaran de utilizar sus bancos o perderán votos en las elecciones. Tal vez parezca una exageración, pero tenemos precedentes que lo muestran en otras partes del mundo, política y económicamente no nos conviene fundamentar la discriminación de sangres en estos momentos.

El señor Morgan se cruzo de brazos y observo el semblante de los presentes. Tal vez su habían cometido errores en el pasado, pero ahora era momento de pensar con la cabeza claramente, en el bien para ellos y sus familias.

Auberon sopesaba las ideas expuestas de todos ahí. Snyder siempre solía dar en el clavo en muchas cuestiones, por ejemplo, la de mandar a los aurores a los asentamientos ubicados y descubrir los que faltaban. Eso se podía complementar, por ejemplo, con la idea de Morgan de crear infiltrados, lo que lo llevó a enfocar la mirada en el joven Bill Snyder.

-Tengo entendido que asesinaste a un muggle la tarde del concierto tributo que desató todo eso.

Pocas cosas se le podían esconder a Auberon Wardwell, en especial bajo el cobijo de ese lugar. Miró al joven Snyder directo a los ojos y cruzó las manos detrás de su espalda mientras caminaba hacia él.

-¿En dónde escondiste su cadáver?

No había podido ver más allá del momento del Avada Kedavra. Lanzó una rápida mirada a Edward McJicahm, quizá porque él ya sabría por donde estaba queriendo llevar eso. No podían regresar a un muggle a la sociedad luego de tenerlo tanto tiempo desaparecido, ni siquiera con multijugos, sus congéneres podrían sospechar, pero sí podían usarlo para extraer información, no importaba cuánta magia negra tuvieran que usar.

-Necesitamos que nos traigas el cuerpo, de donde sea que lo hayas escondido, espero que no lo hayas desintegrado.

Sabía que algunos ahí tenían ese tipo de métodos, pero esperaba que no fuera el estilo de Snyder.

-De ese modo podremos crear la infiltración correcta, tal vez extrayendo algún recuerdo que nos ayude o simplemente usando lo que queda de él para multijugos, siempre y cuando sus rangos sean los adecuados. Podemos así empezar a movernos dentro de ellos, ya sea de una forma u otra. McJicahm podría ser la cabeza de ese ritual, no sería la primera vez.

Y desde la muerte de White, Auberon no confiaba en nadie más que en él y en Alana para hacer las cosas importantes.

-Seguiremos adelante con la conferencia de prensa en donde Alana anunciará las facciones nuevas para el asunto de los asentamientos. Tendrán que preparar bien a sus aurores. Escribiremos el discurso. ¿Alguien tiene más ideas? ¿Están de acuerdo con el plan propuesto?...¿Snyder, crees que sea posible?