Saliendo del Calabozo
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Saliendo del Calabozo
Era difícil mantener a sus hermanos a raya, recibir un mensaje diario pidiéndole que saliera a pasear era una completa tortura, así que siempre terminaba haciéndolo para que la dejaran en paz por un par de meses más. Había pasado todo un semestre en Key West y solo había salido un par de veces a pasearse por la playa y tomar un café en McDonalds... bueno, un café, un sorbete de fresa y un especial de calabaza que sacaban para Octubre. Esta vez visitaría el mall en el valle, le era más simple que tratar de hacer que las ropas muggle combinaran. Siempre veía magos y brujas vistiéndolas en lugar de túnicas, pero para ella era una completa pesadilla, su familia siempre había sido bien clásica en ese aspecto. Una simple túnica de color índigo con toques plateados le fue suficiente para hacer su incursión.
Hizo uso de los polvos flu, porque era siempre así de precavida y de ser posible prefería mantener todos sus dedos intactos. Había visitado el valle solo tres veces, una al estadio, otra al ministerio y luego a visitar a un compañero de clase al hospital como cosa que hizo todo el grupo, nada personal. Ahora estaba sola, de pie a la entrada del enorme centro comercial, el bullicio del interior la hizo pensarse varias veces en devolverse, no era bueno para la salud de un introvertido el estar entre tanta gente, desde ya se sentía que le faltaba la respiración y que la energía la abandonaba.
Dejando el drama a un lado dio el paso definitivo. Solo necesitaba sobrevivir una media hora y ya habría cumplido con el deber impuesto. Tienda de varitas, tienda de mascotas, herbolaria, librería... todo lo mismo que en cualquier otro rincón mágico... muy poco nuevo que ver allí. Se paró frente a un par de vitrinas y observó hasta que el gentío la hizo moverse. Finalmente, y más llevada por la multitud que por voluntad propia, terminó al frente de una tiendecita "Cupcakes Schweinsteiger-Blue"...
La joven bruja miró a ambos lados; un grupo de brujas salió del local llevando cajas de diferentes tipos de repostería y el olor era encantador. No recordaba la chica la última vez que había comido algo como aquello y la boca se le hizo agua. Se asomó apenas al local por entre la puerta, un sonidito de campanas se dejó oír sobre ella y la asustó un poco... tomó aire, el lugar estaba vacío por el momento. Tras pensarlo un millar de veces se adentró y pegó las narices contra las vitrinas observando todo lo delicioso que había allí preguntándose si sería prudente hacer aquel gasto. Miró hacía la caja y detrás de las vitrinas pero no vio al intendente por lo que tocó la campanita sobre el mostrador y esperó mientras observaba el menú una y otra vez sin poder decidirse sobre lo que pediría. Se veía todo tan delicioso!
Hizo uso de los polvos flu, porque era siempre así de precavida y de ser posible prefería mantener todos sus dedos intactos. Había visitado el valle solo tres veces, una al estadio, otra al ministerio y luego a visitar a un compañero de clase al hospital como cosa que hizo todo el grupo, nada personal. Ahora estaba sola, de pie a la entrada del enorme centro comercial, el bullicio del interior la hizo pensarse varias veces en devolverse, no era bueno para la salud de un introvertido el estar entre tanta gente, desde ya se sentía que le faltaba la respiración y que la energía la abandonaba.
Dejando el drama a un lado dio el paso definitivo. Solo necesitaba sobrevivir una media hora y ya habría cumplido con el deber impuesto. Tienda de varitas, tienda de mascotas, herbolaria, librería... todo lo mismo que en cualquier otro rincón mágico... muy poco nuevo que ver allí. Se paró frente a un par de vitrinas y observó hasta que el gentío la hizo moverse. Finalmente, y más llevada por la multitud que por voluntad propia, terminó al frente de una tiendecita "Cupcakes Schweinsteiger-Blue"...
La joven bruja miró a ambos lados; un grupo de brujas salió del local llevando cajas de diferentes tipos de repostería y el olor era encantador. No recordaba la chica la última vez que había comido algo como aquello y la boca se le hizo agua. Se asomó apenas al local por entre la puerta, un sonidito de campanas se dejó oír sobre ella y la asustó un poco... tomó aire, el lugar estaba vacío por el momento. Tras pensarlo un millar de veces se adentró y pegó las narices contra las vitrinas observando todo lo delicioso que había allí preguntándose si sería prudente hacer aquel gasto. Miró hacía la caja y detrás de las vitrinas pero no vio al intendente por lo que tocó la campanita sobre el mostrador y esperó mientras observaba el menú una y otra vez sin poder decidirse sobre lo que pediría. Se veía todo tan delicioso!
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
Las fiestas habían pasado, si había algo más desgastante para ella era tratar de evitar todos esos asuntos familiares que aun le alteraban los nervios, es decir, ella amaba a su familia, a toda ella inclusive a su ex padrastro, sin embargo con el tiempo se había vuelto arisca y poco social con ellos. La familia de su madre seguía mirándola con esa cara de compasión que ella odiaba mucho y la familia de su padre trataba siempre de integrarla y todo eso, que no estaba mal pero ella era más de las cosas casuales y todo, algunos ya lo habían comprendido, otros no tanto, era lo malo de tener una familia tan larga como los Lovecraft.
Harley aun estaba de vacaciones, pero aun así tenía que levantarse temprano, incluso y especialmente en sábado, que era cuando más gente había en la tienda del Mall. Aun estaban en promoción los cupcakes de año nuevo, era una receta interesante que había improvisado, un glaseado de chocolate con destellos flotando sobre la cubierta que, con cada mordida iban contando un minuto más y al terminarlo, la envoltura explotaba en confetis. Era toda una locura para los niños pequeños y como habían quedado algunos después de la fecha, pues seguían viniéndose solo en lo que terminaba la temporada.
Y así es que iba llegando mucho antes de que el Mall abriera sus puertas a la gente, para poner en orden las cosas de la tienda, los cupcakes del día y asegurarse de que los empleados estuvieran listos. Sin embargo, algo estaba sucediendo afuera, en la tras tienda, pues había un montón de elfos domésticos con pancartas que exigían un aumento en su salario por año nuevo según el sindicato había declarado. ¿Había un maldito sindicato?. Harley lo primero que hizo fue llamarle desesperadamente a Mina, quién entre sueños y balbuceos le dijo que iba a revisar lo del sindicato que ella acomodara a los elfos. ¿Qué les iba acomodar? ¿Las medias? Bueno, volteo a ver al montón de criaturillas que le seguían dando escalofríos (nunca se pudo acostumbrar a sus grandes ojos) y cuando uno desapareció, los otros lo hicieron también. ¿Qué iba a hacer? No podía cerrar la tienda, no en esas fechas y con los cupcakes que aun tenían que vender. … era una situación desesperada.
Intento entre ella y su magia poner orden a los trastos, meter cupcakes en el horno y no fue sino hasta que Tyler, su recientemente contratado cajero llegara, que lo puso a trabajar. Para antes de medio día ella estaba muerta, con el cabello alborotado y llena de merengue en la mejilla. Cuando el ultimo pedido salió y no había mucha gente en la tienda, el mismo chico salió afuera a fumarse un cigarrillo por que no podía con el estrés, mientras ella estaba batiendo la masa para reponer los que ya se habían acabado, entonces, la campanilla sonó.
La verdad Harley nunca se alteraba, pero juraba que si volvía a escuchar esa campanilla en ese día alguien iba a morir, no sabía si Margarrita (la escoba) o Tyler. Aun así salió dejando encantado el bowl para que se mezclara solo y le sonrió cansadamente a la chica, quién reconocido rápidamente como Madeleine, la amiga amor extraño de su medio hermano Ellioth.
Hey hola, ¿Qué vas a llevar?... – Le dijo amenamente, aun que entonces comenzó a escuchar el timbre de los cupcakes y, sin saber si seguir atendiéndola o correr a sacar los cupcakes volteaba hacia un lado y otro.
Harley aun estaba de vacaciones, pero aun así tenía que levantarse temprano, incluso y especialmente en sábado, que era cuando más gente había en la tienda del Mall. Aun estaban en promoción los cupcakes de año nuevo, era una receta interesante que había improvisado, un glaseado de chocolate con destellos flotando sobre la cubierta que, con cada mordida iban contando un minuto más y al terminarlo, la envoltura explotaba en confetis. Era toda una locura para los niños pequeños y como habían quedado algunos después de la fecha, pues seguían viniéndose solo en lo que terminaba la temporada.
Y así es que iba llegando mucho antes de que el Mall abriera sus puertas a la gente, para poner en orden las cosas de la tienda, los cupcakes del día y asegurarse de que los empleados estuvieran listos. Sin embargo, algo estaba sucediendo afuera, en la tras tienda, pues había un montón de elfos domésticos con pancartas que exigían un aumento en su salario por año nuevo según el sindicato había declarado. ¿Había un maldito sindicato?. Harley lo primero que hizo fue llamarle desesperadamente a Mina, quién entre sueños y balbuceos le dijo que iba a revisar lo del sindicato que ella acomodara a los elfos. ¿Qué les iba acomodar? ¿Las medias? Bueno, volteo a ver al montón de criaturillas que le seguían dando escalofríos (nunca se pudo acostumbrar a sus grandes ojos) y cuando uno desapareció, los otros lo hicieron también. ¿Qué iba a hacer? No podía cerrar la tienda, no en esas fechas y con los cupcakes que aun tenían que vender. … era una situación desesperada.
Intento entre ella y su magia poner orden a los trastos, meter cupcakes en el horno y no fue sino hasta que Tyler, su recientemente contratado cajero llegara, que lo puso a trabajar. Para antes de medio día ella estaba muerta, con el cabello alborotado y llena de merengue en la mejilla. Cuando el ultimo pedido salió y no había mucha gente en la tienda, el mismo chico salió afuera a fumarse un cigarrillo por que no podía con el estrés, mientras ella estaba batiendo la masa para reponer los que ya se habían acabado, entonces, la campanilla sonó.
La verdad Harley nunca se alteraba, pero juraba que si volvía a escuchar esa campanilla en ese día alguien iba a morir, no sabía si Margarrita (la escoba) o Tyler. Aun así salió dejando encantado el bowl para que se mezclara solo y le sonrió cansadamente a la chica, quién reconocido rápidamente como Madeleine, la amiga amor extraño de su medio hermano Ellioth.
Hey hola, ¿Qué vas a llevar?... – Le dijo amenamente, aun que entonces comenzó a escuchar el timbre de los cupcakes y, sin saber si seguir atendiéndola o correr a sacar los cupcakes volteaba hacia un lado y otro.
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Toda la noche Tyler estuvo metido en un lugar de mala muerte donde hacían apuestas con gallos de pelea. No era su lugar favorito porque siempre estaba atestado de gente ruidosa que no dejaba de gritar, sin embargo no iba a negar que se ganara buena plata en ello y cada vez que apostaba en su mejor día podía hasta triplicar lo invertido que ya era mucho para la vida precaria que Westwood se gastaba desde que ya no recibía la bendición monetaria de papi. Luego del triunfo de la noche que se llevo “el caballero Carmelo” ridículo nombre sacado de un libro muggle, se fue a celebrar a un bar. Bebió hasta caer de la barra y fumo tanto como chino en quiebra. Para él era un asunto de joda, de pura joda el ir hasta sus límites viciosos. Se estaba haciendo de día ya y tenía trabajo. Se dio una ducha, bebió café bien cargado y se metió algo de la blanca para recuperarse. Quizás era bueno que empezara a dejar de usarla si tenía en cuenta que con ella se gastaba buena pasta.
Cuando llego a la tienda estaba muy relajado pero gran sorpresa se llevo con todo el asunto del abandono de los elfos y sus tonterías del sindicato. El era nuevo en ese lugar desde hace no mucho pero ya veía ese acto de rebelión como una estupidez porque si no querían darles lo que pedían entonces que se fueran pero que no jodieran quitando tiempo. Al final eso paso y no le quedo más que ponerse ayudar a una alterada Harley a ordenar y controlar las cosas. Al cabo de un buen rato de ver caras y caras de desconocidos que iban a comprar y tener que ser más agradable para que le dejaran propina -al menos las féminas- sintió que era hora de tomarse un break y fue a fumarse un cigarrillo en la parte trasera de la tienda que era como un callejón por donde sacaban la basura y esas cosas. Eso lo calmaba pero al mismo tiempo lo enojaba porque muchas veces no se alcanzaba a terminar de pitar cuando la campanilla sonaba y esa no era la excepción.
No iba a entrar, que la rubia se encargara pero el aviso del horno fue lo que lo hizo reconsiderarlo y entro tropezándose de primera mano con Margarrita, la maldita le puso traba (si, la escoba). Al ver al supuesto cliente salió de su garganta un ruido parecido a un carraspeo seco. Ese cabello, esos ojos. No se olvidaba de las personas así las viera solo una vez pero en ocasiones le gustaba jugar a que sí. – Oye rubia, creo que huele a quemado. Yo me encargo de la clienta – le hizo un gesto con la cabeza a Harley y se puso detrás de Josh (la caja) en silencio a que la muchacha pidiera lo que llevaría para cobrarle. Esperaba que no se intimidara por su mirada tan fija y penetrante, menos por el silencio incomodo que siempre se formaba entre ellos cuando se cruzaban por algún pasillo de la facultad. Allá podía ser cortante y reducir su vocabulario a una sola palabra, pero allí no. – Me sorprende ver que sigas sobreviviendo a la jungla de BK. En fin, ¿Ordenaras algo, Blanca? – le señalo la carta para que viera la variedad pero muchos de esos no estaban disponibles por la temporada, ya que apenas se terminaban las reservas de fiestas.
Cuando llego a la tienda estaba muy relajado pero gran sorpresa se llevo con todo el asunto del abandono de los elfos y sus tonterías del sindicato. El era nuevo en ese lugar desde hace no mucho pero ya veía ese acto de rebelión como una estupidez porque si no querían darles lo que pedían entonces que se fueran pero que no jodieran quitando tiempo. Al final eso paso y no le quedo más que ponerse ayudar a una alterada Harley a ordenar y controlar las cosas. Al cabo de un buen rato de ver caras y caras de desconocidos que iban a comprar y tener que ser más agradable para que le dejaran propina -al menos las féminas- sintió que era hora de tomarse un break y fue a fumarse un cigarrillo en la parte trasera de la tienda que era como un callejón por donde sacaban la basura y esas cosas. Eso lo calmaba pero al mismo tiempo lo enojaba porque muchas veces no se alcanzaba a terminar de pitar cuando la campanilla sonaba y esa no era la excepción.
No iba a entrar, que la rubia se encargara pero el aviso del horno fue lo que lo hizo reconsiderarlo y entro tropezándose de primera mano con Margarrita, la maldita le puso traba (si, la escoba). Al ver al supuesto cliente salió de su garganta un ruido parecido a un carraspeo seco. Ese cabello, esos ojos. No se olvidaba de las personas así las viera solo una vez pero en ocasiones le gustaba jugar a que sí. – Oye rubia, creo que huele a quemado. Yo me encargo de la clienta – le hizo un gesto con la cabeza a Harley y se puso detrás de Josh (la caja) en silencio a que la muchacha pidiera lo que llevaría para cobrarle. Esperaba que no se intimidara por su mirada tan fija y penetrante, menos por el silencio incomodo que siempre se formaba entre ellos cuando se cruzaban por algún pasillo de la facultad. Allá podía ser cortante y reducir su vocabulario a una sola palabra, pero allí no. – Me sorprende ver que sigas sobreviviendo a la jungla de BK. En fin, ¿Ordenaras algo, Blanca? – le señalo la carta para que viera la variedad pero muchos de esos no estaban disponibles por la temporada, ya que apenas se terminaban las reservas de fiestas.
- Tyler Westwood
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Re: Saliendo del Calabozo
-HARLEY!- su vocecilla salió en lo más parecido a un grito en ella, aunque no se notase tanto la diferencia. Por todo los libros de la biblioteca que cuando la rubia le había dicho que tenia una tiendecita de cupcakes y que más le valía pasarse por allá pronto (y eso desde que se habían visto al principio del primero semestre), jamás se hubiese imaginado que era precisamente esa tienda. Entonces se dio un golpecito en la frente - ay, por Merlin, esta es la tienda tuya y de Mina! - no se hablaba con Mina desde Salem pero ese apellido no se olvidaba jamás. Había sido demasiado despistada, algo nada común de ella pero la multitud la entorpecía un poco. Miró el estado precario de la bruja y no pudo más que esbozar una ligera sonrisa, como si intentase animarla con la misma, pero desapareció rápidamente a causa de su timidez. Conocía a Harley desde los 4 años pero no superaba que era mayor que ella y la hermana de su mejor amigo y pues... verla le recordaba a Ellioth y la alegría se le cambiaba por tristeza.
- Estás sola aquí, Harley? - le preguntó mirando a todos lados, parecía haber sido un día ocupado y para ser un lugar tan grande no veía nadie corriendo y limpiando las mesas y demás - esto... - se tocó su propia cara en el lugar donde la chica tenía algo de crema pegada, del lado derecho de la nariz - tienes... algo...- por qué no podía ser simple para ella solo decirle que se limpiara la cara? Suspiró reprochándose a si misma - ha sido un día difícil al parecer - a pesar de la diferencia de años, conocerla de tanto tiempo le facilitaba un poco el hablarle - Quizá pudiese ayu... - pero su oferta se vio interrumpida por el carraspeo de alguien que hacía entrada desde la trastienda.
Madeleine se sobresaltó y lanzó un gemidito de evidente susto. Levantó la mirada temblorosa para cruzarse con la de Tyler, el chico del cupcake sin crema... La bruja inmediatamente conectó lazos y supo que aquel cupcake quemado debía provenir de aquella tienda. Pues vaya, si sabían tan bien quemados y sin cremita, debían saber deliciosos en su mejor presentación! sus ojillos cambiaron de temor a excitación en tan solo un segundo, y se olvidó de Harley y del mundo pegando de nuevo su nariz al mostrador, ya los quería TODOS!
La voz del mago la hizo desviar su atención y lo miró con un ligero sonrojo, de verdad que lo intentaba, el no sonrojarse tanto por supuesto, pero era inútil porque siempre se ponía como un tomate ante cualquier interacción en especial con un chico, y peor si era guapo. Se cubrió un poco el rostro entre las manos tratando de ocultarlo viéndose aún más ridícula.
"Blanca"? que extraña forma de llamarla. Se rió por lo bajito porque le parecía gracioso, pero a causa de la severa mirada de Tyler (no era difícil enterarse del nombre de las personas en la Universidad, así que aunque él no se lo hubiese dicho, ella ya lo sabía) se puso sería de nuevo más rápido de lo que le había costado el sonreír. Asintió vigorosamente con la cabeza y volvió a mirar el menú indecisa. Llevó una mano a su bolsillo y tocó las monedas, no era buena idea gastar sus ahorros ahora que sus hermanos habían reducido la mesada. Respiró profundamente y pasó uno de sus dedos sobre todos ellos un par de veces, que difícil era seleccionar solo uno!
Terminó dándose por vencida así que miró avergonzada a Tyler y aclarándose la garganta le preguntó -Cuál te gusta más a ti?- esperaba que no la mandara por la puerta por ser una total molestia.
- Estás sola aquí, Harley? - le preguntó mirando a todos lados, parecía haber sido un día ocupado y para ser un lugar tan grande no veía nadie corriendo y limpiando las mesas y demás - esto... - se tocó su propia cara en el lugar donde la chica tenía algo de crema pegada, del lado derecho de la nariz - tienes... algo...- por qué no podía ser simple para ella solo decirle que se limpiara la cara? Suspiró reprochándose a si misma - ha sido un día difícil al parecer - a pesar de la diferencia de años, conocerla de tanto tiempo le facilitaba un poco el hablarle - Quizá pudiese ayu... - pero su oferta se vio interrumpida por el carraspeo de alguien que hacía entrada desde la trastienda.
Madeleine se sobresaltó y lanzó un gemidito de evidente susto. Levantó la mirada temblorosa para cruzarse con la de Tyler, el chico del cupcake sin crema... La bruja inmediatamente conectó lazos y supo que aquel cupcake quemado debía provenir de aquella tienda. Pues vaya, si sabían tan bien quemados y sin cremita, debían saber deliciosos en su mejor presentación! sus ojillos cambiaron de temor a excitación en tan solo un segundo, y se olvidó de Harley y del mundo pegando de nuevo su nariz al mostrador, ya los quería TODOS!
La voz del mago la hizo desviar su atención y lo miró con un ligero sonrojo, de verdad que lo intentaba, el no sonrojarse tanto por supuesto, pero era inútil porque siempre se ponía como un tomate ante cualquier interacción en especial con un chico, y peor si era guapo. Se cubrió un poco el rostro entre las manos tratando de ocultarlo viéndose aún más ridícula.
"Blanca"? que extraña forma de llamarla. Se rió por lo bajito porque le parecía gracioso, pero a causa de la severa mirada de Tyler (no era difícil enterarse del nombre de las personas en la Universidad, así que aunque él no se lo hubiese dicho, ella ya lo sabía) se puso sería de nuevo más rápido de lo que le había costado el sonreír. Asintió vigorosamente con la cabeza y volvió a mirar el menú indecisa. Llevó una mano a su bolsillo y tocó las monedas, no era buena idea gastar sus ahorros ahora que sus hermanos habían reducido la mesada. Respiró profundamente y pasó uno de sus dedos sobre todos ellos un par de veces, que difícil era seleccionar solo uno!
Terminó dándose por vencida así que miró avergonzada a Tyler y aclarándose la garganta le preguntó -Cuál te gusta más a ti?- esperaba que no la mandara por la puerta por ser una total molestia.
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
Era bonita pero muy inocente. No era su asunto pero si se apenaba de esa manera con cada sujeto que le hablase iba a terminar dando señales equivocadas y un día de esos, hasta violada o engañada por algún degenerado como le paso a una de sus hermanas. La observo bien mientas seguía esperando que hablara y cogió un trapo para sacudir a Josh. Le gustaba tener limpia esa caja porque era el responsable de ella. Si le pasaba algo Mina regañaría a Harley, y luego lo mataría a él. Fuera de ser saqueada ocasionalmente por el mismo Westwood cuando necesitaba apoyo económico extra.
– Solo he probado los quemados porque no puedo darme el lujo de gastar con dos bocas que alimentar – Supo que sonó cortante y agresivo. La segunda boca no era humana, pero no importaba aclarar ese punto. Rodo los ojos y maldijo su amargura esperando que no se fuera corriendo. – El especial de año nuevo tiene buenos comentarios y los niños los adoraron… podría ser ese el ideal para ti –
Era su forma de decir que dicho producto era popular. Se lo mostró en la carta y también en el mostrador porque le quedaban algunos y en eso entro otra chica. La atendió, recibiendo la paga y la respectiva propina que la susodicha metió en el frasco del cajero junto a una nota y se fue. Una tontería. Era la tercera vez del día que esa mujer iba. Miro unos segundos hacia atrás preocupado por Blue, esperando siga viva. No era ciego y tenia presente que la rubia estaba agotada pero tampoco iba a correr a socorrerla a lo desesperado.
Volvió a ver a Madeleine esta vez suavizando el tono duro de su voz y su expresión. Era tiempo de vender. – Cada uno vale un galeón, apuesto a que puedes pagarlo– Saco una caja de esas para los pedidos y fue metiendo algunos de los cupcakes que habían en la vitrina. – Mataremos tres pájaros de un tiro, a muchos de BK les gusta lo que vendemos así que puedes regalarle alguno a tus amigos, nos haces promoción y de paso haces que yo gane un bono extra – le acerco la caja y abrió a su fiel amigo Josh.
– Son seis galeones, Blanca – Sonrió. Y como había hablado mucho saco una botella de agua y bebió. Según él era eso, agua, pero quien sabia. Así como no sabía si a la muchacha le iba alcanzar para pagar. Esa técnica la usaba seguido con las chicas y algunas encantadas compraban la cantidad que les ofrecía o hasta un poco mas con tal de hacerle más platica. Por eso también sonreía, así las distraía y olvidaban que solo habían ido por un solo cupcake.
– Solo he probado los quemados porque no puedo darme el lujo de gastar con dos bocas que alimentar – Supo que sonó cortante y agresivo. La segunda boca no era humana, pero no importaba aclarar ese punto. Rodo los ojos y maldijo su amargura esperando que no se fuera corriendo. – El especial de año nuevo tiene buenos comentarios y los niños los adoraron… podría ser ese el ideal para ti –
Era su forma de decir que dicho producto era popular. Se lo mostró en la carta y también en el mostrador porque le quedaban algunos y en eso entro otra chica. La atendió, recibiendo la paga y la respectiva propina que la susodicha metió en el frasco del cajero junto a una nota y se fue. Una tontería. Era la tercera vez del día que esa mujer iba. Miro unos segundos hacia atrás preocupado por Blue, esperando siga viva. No era ciego y tenia presente que la rubia estaba agotada pero tampoco iba a correr a socorrerla a lo desesperado.
Volvió a ver a Madeleine esta vez suavizando el tono duro de su voz y su expresión. Era tiempo de vender. – Cada uno vale un galeón, apuesto a que puedes pagarlo– Saco una caja de esas para los pedidos y fue metiendo algunos de los cupcakes que habían en la vitrina. – Mataremos tres pájaros de un tiro, a muchos de BK les gusta lo que vendemos así que puedes regalarle alguno a tus amigos, nos haces promoción y de paso haces que yo gane un bono extra – le acerco la caja y abrió a su fiel amigo Josh.
– Son seis galeones, Blanca – Sonrió. Y como había hablado mucho saco una botella de agua y bebió. Según él era eso, agua, pero quien sabia. Así como no sabía si a la muchacha le iba alcanzar para pagar. Esa técnica la usaba seguido con las chicas y algunas encantadas compraban la cantidad que les ofrecía o hasta un poco mas con tal de hacerle más platica. Por eso también sonreía, así las distraía y olvidaban que solo habían ido por un solo cupcake.
- Tyler Westwood
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Re: Saliendo del Calabozo
Realmente estaba a una campanilla de volverse loca. Pero trataba de disimularlo y repasar mentalmente un mantra para guardar la compostura. Aun así había salido con los guantes para mezclar en las manos, cosa de la cual no se dio cuenta hasta poco después de ver a Madeleine y que esta misma recalcara el hecho de que esa era la pastelería de Harley y Mina. Ella asintió varias veces en lo que se quitaba los guantes y trataba de no volverse loca al escuchar la campanilla del horno sonar.
¿Sola? Si es que el día de hoy… – Decía volteando a ver hacia atrás, afortunadamente Tyler había salido en su rescate. Le dedico una sonrisa de extrema felicidad cuando él se acerco para atender a la chica y juraba que palabras más románticas jamás habían salido de los labios de un hombre para ella. Bueno realmente estaba exagerando, pero ese día realmente quería desfallecer de inmediato, caer muerta entre los sacos de harina y las cajas con frutillas.
No te preocupes Mad, dile a Tyler lo que necesitas y él te atenderá, volveré en un segundo… - Y luego los dejó a ambos para ir hacia la parte de los hornos en el local. Afortunadamente eran hornos mágicos que se apagaban inmediatamente que el tiempo de horneado terminaba, ella espero unos segundos colocándose los guantes protectores y abrió la misma dejando salir el olor a pan recién horneado por todo el lugar. Luego los coloco sobre la barra y dejo descansar un rato antes de ponerles los ingredientes mágicos.
Se mordió el labio inferior y vio su reflejo en una de las sartenes, fue que se dio cuenta que tenia la mancha de harina en la mejilla y se la quito rápidamente. Luego de limpiarse un poco de harina salió otra vez con la cliente para ver qué era lo que el chico le estaba diciendo o haciendo con ella.
¿Todo bien? … Madeleine que buena elección, estos pastelillos son deliciosos. ¿Gustas algo para acompañarlos?... – Le dijo sonriendo mientras se acercaba a la máquina de café y chocolate caliente. No es que quisiera venderle más cosas (que si quería), pero usualmente toda la gente pedía para acompañar los pastelillos.
¿Sola? Si es que el día de hoy… – Decía volteando a ver hacia atrás, afortunadamente Tyler había salido en su rescate. Le dedico una sonrisa de extrema felicidad cuando él se acerco para atender a la chica y juraba que palabras más románticas jamás habían salido de los labios de un hombre para ella. Bueno realmente estaba exagerando, pero ese día realmente quería desfallecer de inmediato, caer muerta entre los sacos de harina y las cajas con frutillas.
No te preocupes Mad, dile a Tyler lo que necesitas y él te atenderá, volveré en un segundo… - Y luego los dejó a ambos para ir hacia la parte de los hornos en el local. Afortunadamente eran hornos mágicos que se apagaban inmediatamente que el tiempo de horneado terminaba, ella espero unos segundos colocándose los guantes protectores y abrió la misma dejando salir el olor a pan recién horneado por todo el lugar. Luego los coloco sobre la barra y dejo descansar un rato antes de ponerles los ingredientes mágicos.
Se mordió el labio inferior y vio su reflejo en una de las sartenes, fue que se dio cuenta que tenia la mancha de harina en la mejilla y se la quito rápidamente. Luego de limpiarse un poco de harina salió otra vez con la cliente para ver qué era lo que el chico le estaba diciendo o haciendo con ella.
¿Todo bien? … Madeleine que buena elección, estos pastelillos son deliciosos. ¿Gustas algo para acompañarlos?... – Le dijo sonriendo mientras se acercaba a la máquina de café y chocolate caliente. No es que quisiera venderle más cosas (que si quería), pero usualmente toda la gente pedía para acompañar los pastelillos.
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Bueno... no la había mandado por la puerta de una patada pero lo que estaba haciendo el mago iba a dolerle en el bolsillo más de lo que le hubiese dolido el trasero! Pero eso le pasaba por no tener personalidad y elegir solita sus cosas, porque siempre tenía que preguntar por la aprobación de otros porque era terriblemente indecisa.
Se había quedado entre el especial del día, aunque ya estuviese pasando la época del mismo a pasos agigantados, y la chica que había entrado a comprar un cupcake y... le había dejado una nota con la propina? para cuando había reaccionado de lo terrible que le parecía aquello, ya Tyler había llenado una caja de cupcakes y le estaba cobrando 6 galeones por la misma. La chica de blancos cabellos abrió los ojos tan grandes como eran y lo miró con una indecisión mayor que la que había tenido por los pocos minutos que llevaba allí adentro.
- N-no... - tartamudeó -e-espera- la voz apenas y le salía como un hilillo por la garganta. Amigos? qué amigos? la única a la que medio podía contar como una estaba en la parte trasera salvando los cupcakes y la que alguna vez pensó como una era dueña de la mismísima tienda... Evelyn apenas y se la cruzaba y ni sabía si Nate iba a recibirle alguna cosa por aquellos días. No, terminarían echándose a perder si se llevaba la caja aquella - no puedo... no puedo llevarme toda la... - y entonces hizo su entrada Harley con su sonrisa forzada y dejando más que obvio que había trabajado como mula para que esos pastelillos se viesen tan bien como lo hacía y no le pudo el corazón de marshmallow que se gastaba.
Suspiró y buscó en su bolsillo sacando casi con dolor los 6 galeones. Aquello iba a implicar reducir sus desayunos y olvidarse del libro que había visto en la librería - Está bien... los llevaré pero como no tengo con quien compartirlos tendrán que comerlos ustedes conmigo - miró con especial atención a Tyler, la presencia de la rubia le facilitaba el hablar, ya que con ella se sentía más segura - y si... un chocolate por favor, con crema - sacó dos galeones más. Uno para pagar la bebida y otro para la jarra de propinas. No le costaba mucho leer en el mago que si no ponía esa moneda allí iba a recibir una mala mirada, y no quería eso en realidad o iba a sentirse como lo peor en el universo.
Claro, esa era la mejor forma de gastarse su reducida mesada, en la primera tienda que entraba. Así es como terminaban mal las ideas de "debes socializar" de sus hermanos. Con Madelaine hibernando por las próximas dos semanas para no morir de hambre. Bueno, era culpa de ellos por pensar que darle menos dinero iba a solucionar algo.
Se había quedado entre el especial del día, aunque ya estuviese pasando la época del mismo a pasos agigantados, y la chica que había entrado a comprar un cupcake y... le había dejado una nota con la propina? para cuando había reaccionado de lo terrible que le parecía aquello, ya Tyler había llenado una caja de cupcakes y le estaba cobrando 6 galeones por la misma. La chica de blancos cabellos abrió los ojos tan grandes como eran y lo miró con una indecisión mayor que la que había tenido por los pocos minutos que llevaba allí adentro.
- N-no... - tartamudeó -e-espera- la voz apenas y le salía como un hilillo por la garganta. Amigos? qué amigos? la única a la que medio podía contar como una estaba en la parte trasera salvando los cupcakes y la que alguna vez pensó como una era dueña de la mismísima tienda... Evelyn apenas y se la cruzaba y ni sabía si Nate iba a recibirle alguna cosa por aquellos días. No, terminarían echándose a perder si se llevaba la caja aquella - no puedo... no puedo llevarme toda la... - y entonces hizo su entrada Harley con su sonrisa forzada y dejando más que obvio que había trabajado como mula para que esos pastelillos se viesen tan bien como lo hacía y no le pudo el corazón de marshmallow que se gastaba.
Suspiró y buscó en su bolsillo sacando casi con dolor los 6 galeones. Aquello iba a implicar reducir sus desayunos y olvidarse del libro que había visto en la librería - Está bien... los llevaré pero como no tengo con quien compartirlos tendrán que comerlos ustedes conmigo - miró con especial atención a Tyler, la presencia de la rubia le facilitaba el hablar, ya que con ella se sentía más segura - y si... un chocolate por favor, con crema - sacó dos galeones más. Uno para pagar la bebida y otro para la jarra de propinas. No le costaba mucho leer en el mago que si no ponía esa moneda allí iba a recibir una mala mirada, y no quería eso en realidad o iba a sentirse como lo peor en el universo.
Claro, esa era la mejor forma de gastarse su reducida mesada, en la primera tienda que entraba. Así es como terminaban mal las ideas de "debes socializar" de sus hermanos. Con Madelaine hibernando por las próximas dos semanas para no morir de hambre. Bueno, era culpa de ellos por pensar que darle menos dinero iba a solucionar algo.
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
La veía cohibida como si tuviera un trozo de carne atrancado en la garganta y no pudiera hablar o respirar. Eso no era bueno para él porque significaba que tendría que auxiliarla o quedarse viendo ese par de ojos grandes como si quisiera que leyera sus pensamientos; cosa imposible de momento. Chasqueo la lengua fastidiado, se fastidiaba pero no la podía culpar. Era torpe para relacionarse, nadie se lo tenía que decir, se daba cuenta – ¿No puedes llevarte qué? ¿La caja? Explícate – arqueo una ceja borrando su sonrisa. Tal vez hasta sonó algo amenazante pero el regreso de la rubia lo hizo no perder la calma. De verdad se veía cansada y aun faltaban varias horas para cerrar. Se quedo callado un rato como si tuviera algo que ocultar porque se imaginaba el peor escenario. Madeleine quejándose y Harley diciéndole que no presione a las clientas a comprar cosas de más.
El no sabía que ellas tenían algún tipo de historia de tiempo atrás, pero intuía algo ya que la tímida chica cogía mas confianza para hablar cuando vio que la otra regreso. Era eso o tenía miedo a los hombres. Como fuera tomo los 6 galeones que saco y antes que se arrepintiera y los metió a la caja. Había sentido cierto calor tenue en las monedas y se daba una idea del por qué. Hasta ahí todo tranquilo, no iba a decir algo incomodo para evitarle un ataque cardiaco pero que dijera que los tres tenían que comérselos juntos no le hizo mucha gracia. Pensó que era una broma aunque lucia serio mirando a la chica – Olvídalo. Yo paso – contesto firme y se cruzo de brazos, seguro de que Harley no le obligaría a lo contrario. Era una cuestión de orgullo aunque no fuera una limosna – Tengo que atender a las personas, no puedo distraerme – miro a la rubia y le hizo una seña con la cabeza.
Según eso se entendía como que fuera a sentarse por ahí a comer cupcakes con Madeleine, que él se encargaba de quien llegara. Moría de hambre pero no podía aceptar comer con ellas porque no lo veía bien. Definitivamente era un cero a la izquierda para aceptar invitaciones a lo que fuese, excepto para beber, a eso si le atracaba rápido. Miro las dos monedas más que saco y solo tomo una por lo de la bebida que pidió, pero la otra se la regreso – Una persona que cuenta sus galeones una y otra vez para ver si le alcanzaran, no puede darse el lujo de dar propinas – lo dijo claro y directo para que HD escuchara también. Sin decir como se había dado cuenta solo para dejarlo al misterio. Era probable que no le respondiera o tratara de excusarse. Lo veía venir – Voy a por Margarrita – fue a cogerla y regreso a barrer un poco del otro lado del mostrador por donde se paraba la gente.
El no sabía que ellas tenían algún tipo de historia de tiempo atrás, pero intuía algo ya que la tímida chica cogía mas confianza para hablar cuando vio que la otra regreso. Era eso o tenía miedo a los hombres. Como fuera tomo los 6 galeones que saco y antes que se arrepintiera y los metió a la caja. Había sentido cierto calor tenue en las monedas y se daba una idea del por qué. Hasta ahí todo tranquilo, no iba a decir algo incomodo para evitarle un ataque cardiaco pero que dijera que los tres tenían que comérselos juntos no le hizo mucha gracia. Pensó que era una broma aunque lucia serio mirando a la chica – Olvídalo. Yo paso – contesto firme y se cruzo de brazos, seguro de que Harley no le obligaría a lo contrario. Era una cuestión de orgullo aunque no fuera una limosna – Tengo que atender a las personas, no puedo distraerme – miro a la rubia y le hizo una seña con la cabeza.
Según eso se entendía como que fuera a sentarse por ahí a comer cupcakes con Madeleine, que él se encargaba de quien llegara. Moría de hambre pero no podía aceptar comer con ellas porque no lo veía bien. Definitivamente era un cero a la izquierda para aceptar invitaciones a lo que fuese, excepto para beber, a eso si le atracaba rápido. Miro las dos monedas más que saco y solo tomo una por lo de la bebida que pidió, pero la otra se la regreso – Una persona que cuenta sus galeones una y otra vez para ver si le alcanzaran, no puede darse el lujo de dar propinas – lo dijo claro y directo para que HD escuchara también. Sin decir como se había dado cuenta solo para dejarlo al misterio. Era probable que no le respondiera o tratara de excusarse. Lo veía venir – Voy a por Margarrita – fue a cogerla y regreso a barrer un poco del otro lado del mostrador por donde se paraba la gente.
- Tyler Westwood
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Re: Saliendo del Calabozo
Se estaba volviendo costumbre, como lo tenía previsto, el visitar la tienda de su sobrina. Sabia por parte de Mina que estaban en medio de arreglar algún asunto de sindicato, quería ofrecerse a ayudar si ocupaban algún tipo de asesoría de naturaleza legal, aun que era un practicante eso no le impedía ayudar en caso de que fuera necesario en cualquier asunto social, civil o penal, dependiendo cual fuera el caso, que después de todo era su especialidad. En el peor de los casos Harley terminaría empujándolo a la cocina y haciéndolo cerner la harina que claramente no necesitaba ser utilizada en ese momento, pero Marcellus tendía a complacer a HD, aunque su sobrina claramente quería distraerlo, por lo general no funcionaba y aunque estuviera cerniendo harina por dos horas, no se callaba, para eterno pesar de su querida Harley.
Marcellus sonrió para sí mismo por el recuerdo y paso por el centro comercial, compró unos bocadillos salados surtidos para llevarle a quienes estuvieran en la pastelería y marcho al lugar tranquilamente.
Al entrar notó que en la caja estaba Tyler, mientras en la barra estaba HD, se aceró y noto que la chica tímida que parecía sostener la caja de cupcakes como si estaba fuera a morderla, mirando nerviosa entre la caja y Tyler, quien probablemente ya la había asustando, seguramente no intencional: la chica le daba la impresión que era de aquellas que podían llegar a temerle a su propia sombra.
Al llegar al mostrador levantó la mano para saludar a Harley, "HD, linda. Te traje algo de merendar que no es dulce, ya tienes maravillas de ese calibre aquí." Después se dirigió a Tyler, "A ti también dude, a ver si te gustan." En su opinión, los cupcakes de la tienda son geniales, aun mejor después de comer algo salado.
Dio unos pasos y miró a la chica de frente, la había visto antes en la escuela y estaba seguro que Darren la había mencionado, Marcellus había hablado con ella varias veces, y por hablar se refería a un monologo que la chica murmuro algunas palabras de cuando en cuando, muy tímida la chica.
"Miss Muffet! Gusto en verte Madeleine."
Notó que Harley estaba mirando a la chica con expectativa y Tyler parecía estar fastidiado, eso no estaba bien, era un lindo día, además el silencio incomodo lo estaba fastidiando a el.
"HD te puedo pedir un te? Miss Muffet, gustas acompañarme con un bocado?" señalo unas de las mesas libres y se apuro a sacar su cartera para pagar lo que había pedido.
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OFF: I'm in your forum, invading your posts, muhahahaha.
Marcellus sonrió para sí mismo por el recuerdo y paso por el centro comercial, compró unos bocadillos salados surtidos para llevarle a quienes estuvieran en la pastelería y marcho al lugar tranquilamente.
Al entrar notó que en la caja estaba Tyler, mientras en la barra estaba HD, se aceró y noto que la chica tímida que parecía sostener la caja de cupcakes como si estaba fuera a morderla, mirando nerviosa entre la caja y Tyler, quien probablemente ya la había asustando, seguramente no intencional: la chica le daba la impresión que era de aquellas que podían llegar a temerle a su propia sombra.
Al llegar al mostrador levantó la mano para saludar a Harley, "HD, linda. Te traje algo de merendar que no es dulce, ya tienes maravillas de ese calibre aquí." Después se dirigió a Tyler, "A ti también dude, a ver si te gustan." En su opinión, los cupcakes de la tienda son geniales, aun mejor después de comer algo salado.
Dio unos pasos y miró a la chica de frente, la había visto antes en la escuela y estaba seguro que Darren la había mencionado, Marcellus había hablado con ella varias veces, y por hablar se refería a un monologo que la chica murmuro algunas palabras de cuando en cuando, muy tímida la chica.
"Miss Muffet! Gusto en verte Madeleine."
Notó que Harley estaba mirando a la chica con expectativa y Tyler parecía estar fastidiado, eso no estaba bien, era un lindo día, además el silencio incomodo lo estaba fastidiando a el.
"HD te puedo pedir un te? Miss Muffet, gustas acompañarme con un bocado?" señalo unas de las mesas libres y se apuro a sacar su cartera para pagar lo que había pedido.
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Última edición por Marcellus J. Lovecraft el Miér 22 Ene - 15:04, editado 1 vez
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: Saliendo del Calabozo
A veces Harley podía ser distraída cuando le convenía, lo cual era el caso de Miss Muffett y su falta de efectivo. Antes, cuando apenas había abierto la tienda, Harley si se la pasaba dándole cosas gratis a sus conocidos y cosas así, luego cuando Mina se dio cuenta pues dejo de hacerlo, porque se lo descontaban de su salario y, aun que 6 galeones no parecía ser mucho, pues a la larga si lo resentía y por eso había aprendido a ignorar esas cosas de falta de efectivo y simplemente cobrar lo que era, nomás, no menos.
¿Comerlos? … puedo acompañarte si gustas, pero créeme, después de pasar más de 7 horas al día preparando pasteles, por más ricos que sean aprendes a dejar de comerlos… – Soltó una pequeña risa en lo que iba hacia la máquina de chocolate y servía uno espumoso para Madeleine, desvió un poquito la mirada para ver cómo es que Marcellus, su tío, entraba en el lugar y luego sonrió negando con la cabeza. Al principio ella había sido igual de reservada con el cabecilla de la familia que como lo había sido con los otros parientes de su papá, pero con el tiempo y con lo mucho que él se pasaba por la tienda ya había aprendido a aceptarlo y solamente reírse de su hiperactividad.
Bien! Porque muero de hambre.. ¿Qué has traído?... – Se acerco a la barra dejando el chocolate que había preparado y se paró de puntillas para alcanzar a ver el almuerzo, su estomago gruño y se llevo una mano a la cintura. .- Voy a preparar té para todos, tengo refrescos también si desean… Tyler, deja a Mrrgarrita y vamos a comer, que si los elfos pueden tomarse el día libre nosotros podemos tomarnos 10 minutos al día.
Ok era ridículo que le pusieran nombre a la escoba y al trapeador de la tienda, pero ¿y qué? Era su forma de divertirse, además la cafetera y la caja fuerte también tenían nombre, era algo muy normal por esos lados. Harley fue a poner un poco de agua a calentar en la tetera y luego saco algunos platos desechables y vasos para que todos comieran, incluso Tyler, por más gruñón que se encontrara ese día.
---
Off: jue jue jue jue
¿Comerlos? … puedo acompañarte si gustas, pero créeme, después de pasar más de 7 horas al día preparando pasteles, por más ricos que sean aprendes a dejar de comerlos… – Soltó una pequeña risa en lo que iba hacia la máquina de chocolate y servía uno espumoso para Madeleine, desvió un poquito la mirada para ver cómo es que Marcellus, su tío, entraba en el lugar y luego sonrió negando con la cabeza. Al principio ella había sido igual de reservada con el cabecilla de la familia que como lo había sido con los otros parientes de su papá, pero con el tiempo y con lo mucho que él se pasaba por la tienda ya había aprendido a aceptarlo y solamente reírse de su hiperactividad.
Bien! Porque muero de hambre.. ¿Qué has traído?... – Se acerco a la barra dejando el chocolate que había preparado y se paró de puntillas para alcanzar a ver el almuerzo, su estomago gruño y se llevo una mano a la cintura. .- Voy a preparar té para todos, tengo refrescos también si desean… Tyler, deja a Mrrgarrita y vamos a comer, que si los elfos pueden tomarse el día libre nosotros podemos tomarnos 10 minutos al día.
Ok era ridículo que le pusieran nombre a la escoba y al trapeador de la tienda, pero ¿y qué? Era su forma de divertirse, además la cafetera y la caja fuerte también tenían nombre, era algo muy normal por esos lados. Harley fue a poner un poco de agua a calentar en la tetera y luego saco algunos platos desechables y vasos para que todos comieran, incluso Tyler, por más gruñón que se encontrara ese día.
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Off: jue jue jue jue
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Madelaine iba a quedarse sin saliva de tanto tragarla, y es que Tyler de repente se había puesto a la ofensiva y eso la había asustado muchísimo, se le notaba en la cajita temblando entre sus manitas. Cuando el mago se negó a comer con ella se echó hacía atrás como una ratita agazapada y desvió la mirada a la puerta. En realidad era por los posibles clientes o solo porque ella lo incomodaba? La chica de blanquesinos cabellos sacó uno de los cupcakes de la cajita y lo extendió hacía el chico pero cuando este le devolvió el galeón extra sus mejillas se incendiaron en un rojo intenso - N-no.. está... está bien, lo prometo... - pero se quedó con el cupcake estirado y el galeón en la otra mano porque Tyler se fue a por... Margarrita?...
Harley también se negó a comer con ella... y ahora qué iba a hacer con toda una caja de cupcakes?! puso el que había sacado adentro y su mirada se entristeció un poco, quizá y terminaba regalandolos por ahí en el centro comercial o algo, mejor eso a que se echaran a perder. Casi había perdido las ganas de comer ella misma - N-no te preocupes, Harley... los llevaré conmigo... n-no me apetece sentarme a comerme sola 6 cupcakes - suspiró y se acercó a la barra en espera de su chocolate para irse y no estorbar más. La campanilla la hizo voltear su mirada hacía la puerta para ver la siempre extrovertida entrada de Marcellus Lovecraft, el tío de Darren.
Escondió su rostro con sus cabellos, Marcellus le causaba una descarga de adrenalina como una montaña rusa. Su entusiasmo y que siempre le salia con algo espeluznante. A veces creía que se burlaba de ella porque su apellido le causaba algo de temor, y eso solo lograba que se pusiera más nerviosa cerca a él. Quizá si no hablaba ni se movía él la ignorara por completo. Al principio pareció funcionar pero el hechizo de invisibilidad se deshizo más rápido de lo deseado y ya lo tenía de frente hablándole e invitándola a comer junto con los demás.
- M-marcellus... h-hola - la vocecilla apenas y le salió de la garganta mientras se abrazaba a su cajita de cupcakes. Bueno.... a ella nadie la acompañaba pero por Lovecraft se tomaban su descanso bien merecido. En fin, ella tampoco querría pasar sus minutos de descanso con ella misma. - Y-yo... - estuvo a punto de negarse pero no pudo y solo siguió al mago hasta la mesa señalada y se dejó caer en la silla con la mirada aún clavada en el piso.
- C-compré estos cupcakes... p-pero no tengo con quien... compartirlos - le dijo apenitas a Marcellus mientras Harley iba a calentar el agua y Tyler bailaba la danza de la limpieza con Margarrita, que ahora se enteraba era la trapera. Se mordió el labio inferior y levantó un poquito la mirada hacía el ahora su anfitrión y se dedico solo a esperar a que los demás se sentaran y comieran, no iba a ser ella la que metiera la mano primero para comer.
Harley también se negó a comer con ella... y ahora qué iba a hacer con toda una caja de cupcakes?! puso el que había sacado adentro y su mirada se entristeció un poco, quizá y terminaba regalandolos por ahí en el centro comercial o algo, mejor eso a que se echaran a perder. Casi había perdido las ganas de comer ella misma - N-no te preocupes, Harley... los llevaré conmigo... n-no me apetece sentarme a comerme sola 6 cupcakes - suspiró y se acercó a la barra en espera de su chocolate para irse y no estorbar más. La campanilla la hizo voltear su mirada hacía la puerta para ver la siempre extrovertida entrada de Marcellus Lovecraft, el tío de Darren.
Escondió su rostro con sus cabellos, Marcellus le causaba una descarga de adrenalina como una montaña rusa. Su entusiasmo y que siempre le salia con algo espeluznante. A veces creía que se burlaba de ella porque su apellido le causaba algo de temor, y eso solo lograba que se pusiera más nerviosa cerca a él. Quizá si no hablaba ni se movía él la ignorara por completo. Al principio pareció funcionar pero el hechizo de invisibilidad se deshizo más rápido de lo deseado y ya lo tenía de frente hablándole e invitándola a comer junto con los demás.
- M-marcellus... h-hola - la vocecilla apenas y le salió de la garganta mientras se abrazaba a su cajita de cupcakes. Bueno.... a ella nadie la acompañaba pero por Lovecraft se tomaban su descanso bien merecido. En fin, ella tampoco querría pasar sus minutos de descanso con ella misma. - Y-yo... - estuvo a punto de negarse pero no pudo y solo siguió al mago hasta la mesa señalada y se dejó caer en la silla con la mirada aún clavada en el piso.
- C-compré estos cupcakes... p-pero no tengo con quien... compartirlos - le dijo apenitas a Marcellus mientras Harley iba a calentar el agua y Tyler bailaba la danza de la limpieza con Margarrita, que ahora se enteraba era la trapera. Se mordió el labio inferior y levantó un poquito la mirada hacía el ahora su anfitrión y se dedico solo a esperar a que los demás se sentaran y comieran, no iba a ser ella la que metiera la mano primero para comer.
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
Colocó la caja que traía sobre la mesa, abriéndola para mostrar una selección de bocadillos salados variados, moviéndose para mover la silla para que Harley tomara asiento, luego señaló la caja.
"¡Va bene!" dijo en italiana señaló el plato de comida variada, una entrada de potato skins, egg rolls, mini hamburguesas complementado con varitas de apio y zanahoria, "Hay un Chili's en la plaza, ya sé que no es lo más impresionante del mundo, pero deben admitir que esta entrada sirve muy bien para un snack salado, ¿no creen?"
Se encogió de hombros y ayudó a servir el té, mientras señalaba a Tyler que ya dejara la escoba y viniera a comer con ellos, "Vamos, el polvo seguirá ahí cuando regreses, ven a descansar un rato."
Después dirigió su atención a Madeleine, ladeando la cabeza "¿Te gustaría compartir los cupcake con nosotros? Sería una excelente adición a la merienda," le dijo señalando la comida, "Anda, toma lo que gustes y luego déjame probar un de esos cupcakes, se ven muy buenos."
Se preguntó cómo es que Madeleine había terminado con media doce de cupcakes y nadie con quien compartirlos, después miró a Tyler sobre su hombro y luego a Harley, sintiendo compresión llegar a su mente.
"Ah, mira nada más," dijo en voz baja riéndose y luego le dirigió una sonrisa a Madeleine, "Viniste por un cupcake y terminaste en la hora del té."
Levantó un refresco de los que había traigo Harley en una mano y una taza aun sin té en la otra, "¿Qué te sirvo?"
Ya estaban ahí, lo mejor era pasarlo bien.
"¡Va bene!" dijo en italiana señaló el plato de comida variada, una entrada de potato skins, egg rolls, mini hamburguesas complementado con varitas de apio y zanahoria, "Hay un Chili's en la plaza, ya sé que no es lo más impresionante del mundo, pero deben admitir que esta entrada sirve muy bien para un snack salado, ¿no creen?"
Se encogió de hombros y ayudó a servir el té, mientras señalaba a Tyler que ya dejara la escoba y viniera a comer con ellos, "Vamos, el polvo seguirá ahí cuando regreses, ven a descansar un rato."
Después dirigió su atención a Madeleine, ladeando la cabeza "¿Te gustaría compartir los cupcake con nosotros? Sería una excelente adición a la merienda," le dijo señalando la comida, "Anda, toma lo que gustes y luego déjame probar un de esos cupcakes, se ven muy buenos."
Se preguntó cómo es que Madeleine había terminado con media doce de cupcakes y nadie con quien compartirlos, después miró a Tyler sobre su hombro y luego a Harley, sintiendo compresión llegar a su mente.
"Ah, mira nada más," dijo en voz baja riéndose y luego le dirigió una sonrisa a Madeleine, "Viniste por un cupcake y terminaste en la hora del té."
Levantó un refresco de los que había traigo Harley en una mano y una taza aun sin té en la otra, "¿Qué te sirvo?"
Ya estaban ahí, lo mejor era pasarlo bien.
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: Saliendo del Calabozo
La rubia también pareció rechazar comer los cupcakes de Madeleine aunque fuera más por estar harta de tanto dulce. La llegada del acosador de Marcellus no lo distrajo totalmente, solo lo suficiente para hacer un movimiento de cabeza como saludo y mirar por el rabillo del ojo lo que sea que había llevado mientras usaba el mocho.
El también moría de hambre pero no cambia el hecho que comer de la mano de otro no era su estilo. No de esa forma y por eso no iba aceptar por más que aquel Lovecraft lo invitara pero Harley tuvo que hablar y enseguida no le quedo más que obedecer. Era una de sus jefas y por tanto todo lo que le dijese que hiciera en horarios de trabajo era tomado como orden asi no quisiera hacerlo. Ya luego se cobraría a su manera esos grandes esfuerzos sociales.
Era perceptivo y se molestaba rápido cuando notaba que alguien no podía hacer algo que quisiera solo por el que dirá otro, la baja fuerza de voluntad le parecía patética. Dejo la escoba en una esquina y se fue a lavar las manos, se quito el mandil y lo colgó por algún lado para estar mas cómodo. No era su asunto la vida de los demás pero cuando permanecías tan amargado y distante te enfadabas más por lo ajeno que por lo tuyo.
- No me apures que tengo mi propio ritmo - respondió a lo que dijo Marcellus y fue a cambiar el letrero de la puerta de “abierto” por “cerrado”. Cuando se acerco a la mesa tiro de una silla y la giro para sentarse con el pecho apoyado en el respaldar y los brazos sobre el mismo. La comida se veía bien pero de alguna forma pensaba en si Burt había comido ya.
- Yo tomare esto - cogió el refresco que Marcellus tenía en una mano aunque no se lo ofreciera a él y luego tomo uno de los cupcakes dándole una mordida. Dio con la conclusión que si iba a comer con ellos tenía que retractarse del primer rechazo a Muffet. No dijo nada del sabor porque no tenía porque quedar bien, ella no los había preparado, era algo que vendían ahí y obviamente sabría bien - A ustedes les vacila mucho comer acompañados, ¿no? - mordió de nuevo el cupcake, sin esperar o ver si ellos ya habían empezado.
También trataba de socializar, a su manera.
El también moría de hambre pero no cambia el hecho que comer de la mano de otro no era su estilo. No de esa forma y por eso no iba aceptar por más que aquel Lovecraft lo invitara pero Harley tuvo que hablar y enseguida no le quedo más que obedecer. Era una de sus jefas y por tanto todo lo que le dijese que hiciera en horarios de trabajo era tomado como orden asi no quisiera hacerlo. Ya luego se cobraría a su manera esos grandes esfuerzos sociales.
Era perceptivo y se molestaba rápido cuando notaba que alguien no podía hacer algo que quisiera solo por el que dirá otro, la baja fuerza de voluntad le parecía patética. Dejo la escoba en una esquina y se fue a lavar las manos, se quito el mandil y lo colgó por algún lado para estar mas cómodo. No era su asunto la vida de los demás pero cuando permanecías tan amargado y distante te enfadabas más por lo ajeno que por lo tuyo.
- No me apures que tengo mi propio ritmo - respondió a lo que dijo Marcellus y fue a cambiar el letrero de la puerta de “abierto” por “cerrado”. Cuando se acerco a la mesa tiro de una silla y la giro para sentarse con el pecho apoyado en el respaldar y los brazos sobre el mismo. La comida se veía bien pero de alguna forma pensaba en si Burt había comido ya.
- Yo tomare esto - cogió el refresco que Marcellus tenía en una mano aunque no se lo ofreciera a él y luego tomo uno de los cupcakes dándole una mordida. Dio con la conclusión que si iba a comer con ellos tenía que retractarse del primer rechazo a Muffet. No dijo nada del sabor porque no tenía porque quedar bien, ella no los había preparado, era algo que vendían ahí y obviamente sabría bien - A ustedes les vacila mucho comer acompañados, ¿no? - mordió de nuevo el cupcake, sin esperar o ver si ellos ya habían empezado.
También trataba de socializar, a su manera.
- Tyler Westwood
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Re: Saliendo del Calabozo
Harley tenía muchos defectos en su vida, el mayor de todos después de la necesidad de sangre ajena en sus venas era, sin dudarlo, el maldito corazón de pollo que tenia. Y si, el escuchar que Madeleine no tenia con quién compartir esos pasteles la rompió de muchas maneras mientras se acercaba a George, la tetera. No la conocía mucho y a decir verdad, si no fuera por Ellioth no tendría ningún contacto con ella, Madeleine era sinceramente de esas personas olvidables, que no se involucran en la vida de nadie o dejan una gran huella. Al menos así había sido para ella, esperaba sinceramente que para otros, como Ellioth, no fuera así.
Ella dejo a George en las llamas y luego volvió sintiéndose mal por la chica, no estaba bien sentir pena por las personas, pero no podía evitarlo. ¿Para qué compraba todos esos cupcakes entonces?. Ni se le pasaba por la cabeza que había sido culpa de la presión social. Se acerco a ellos quitándose el delantal y trayendo una silla para sentarse al lado de Tyler, a quién le dio un pequeño golpe en el hombro para que se dejara de gruñir.
No seas grosero!... – Le dijo entre risas, luego con su varita hizo traer otros refrescos para todos en lo que George terminaba de calentar el agua. Ella se mordió el labio inferior y comenzó a saborearse todas y cada una de las cosas que estaban ahí, sin esperar a los otros y con un sencillo “con su permiso”, tomó una mini hamburguesa y una potato skin. Por dios! Su estomago gruñía cuando le dio una mordida a la hamburguesa, era la comida de los dioses, la saboreo como si la misma la transportara a otro lugar maravilloso y solo fue el sonido de George el que la trajo de vuelta a la tierra.
Ay! George!.. Disculpen!... – Dejo la hamburguesa en su plato y luego se apareció frente a donde calentaba el agua. Sirvió unas tasas y las hizo flotar tras ella de vuelta a la mesa. Fue muy divertida la cara que hizo al volver y darse cuenta que su hamburguesa había desaparecido por alguna razón desconocida.
…. ¿Y Steve? ¿Dónde está Steve? ¿Se la comieron verdad?! – Se llevo las manos a la cintura en un gesto de falsa indignación. Lo cierto era que, bajo la mesa, Burt, el perro de Tyler era quién se la había robado sin más en una oportunidad, el maldito había aprendido trucos en el tiempo que Tyler llevaba trabajando en el local y podía llegar a ser realmente escurridizo.
Ella dejo a George en las llamas y luego volvió sintiéndose mal por la chica, no estaba bien sentir pena por las personas, pero no podía evitarlo. ¿Para qué compraba todos esos cupcakes entonces?. Ni se le pasaba por la cabeza que había sido culpa de la presión social. Se acerco a ellos quitándose el delantal y trayendo una silla para sentarse al lado de Tyler, a quién le dio un pequeño golpe en el hombro para que se dejara de gruñir.
No seas grosero!... – Le dijo entre risas, luego con su varita hizo traer otros refrescos para todos en lo que George terminaba de calentar el agua. Ella se mordió el labio inferior y comenzó a saborearse todas y cada una de las cosas que estaban ahí, sin esperar a los otros y con un sencillo “con su permiso”, tomó una mini hamburguesa y una potato skin. Por dios! Su estomago gruñía cuando le dio una mordida a la hamburguesa, era la comida de los dioses, la saboreo como si la misma la transportara a otro lugar maravilloso y solo fue el sonido de George el que la trajo de vuelta a la tierra.
Ay! George!.. Disculpen!... – Dejo la hamburguesa en su plato y luego se apareció frente a donde calentaba el agua. Sirvió unas tasas y las hizo flotar tras ella de vuelta a la mesa. Fue muy divertida la cara que hizo al volver y darse cuenta que su hamburguesa había desaparecido por alguna razón desconocida.
…. ¿Y Steve? ¿Dónde está Steve? ¿Se la comieron verdad?! – Se llevo las manos a la cintura en un gesto de falsa indignación. Lo cierto era que, bajo la mesa, Burt, el perro de Tyler era quién se la había robado sin más en una oportunidad, el maldito había aprendido trucos en el tiempo que Tyler llevaba trabajando en el local y podía llegar a ser realmente escurridizo.
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Madelaine estaba en su silla con el rostro contra el pecho y las mejillas sonrojadas, la cajita entre las manos y solo escuchando y sintiendo el movimiento al rededor de ella. Hasta ahora se había dado cuenta de lo patético que había sido el decir que no tenía con quien compartir los cupcakes. Quizá era mejor que se fuera, pero el animo de Marcellus y la atención de Harley lo hacían difícil. Cuando Marcellus dijo que al menos él la acompañaría a comerlos los puso sobre la mesa y abrió la caja, se veían bastante bien pero había perdido el apetito de repente.
Todos se fueron acercando, hasta Tyler que lo hizo nada más porque Harley se lo dijo como una orden. Que tipo más complejo, mejor ni se le ocurría tratar de regalarle nada por su cumpleaños o navidad, no fuera que terminara con lo mismo de revés en la cabeza. Esbozó una tímida sonrisa cuando este último finalmente accedió a comerse un cupcake, pero la misma desapareció bastante rápido.
Comenzaba a asimilar que cada cosa en aquella tienda tenía un nombre de persona y se preguntó con desconfianza si acaso no eran personas, a saberse el tipo de cosas que ahora vendían en las modernas tiendas mágicas. Se imaginó toda una colección de objetos hechos con muggles y le dio algo de miedo detallar si la mesa no tenía ojos por alguna parte.
Aunque el hambre se le había ido aceptó gustosa una de las bebidas calientes, un té de limoncillo con canela y miel. Le dio las gracias a Marcellus moviendo los labios, porque no emitió sonido alguno. Se mordió el labio inferior al ver toda aquella actividad y no pudo más que sentir nostalgia por su hogar, por sus hermanos y los deliciosos pastelillos y tes de su abuela.
Levantó finalmente la mirada y sonrió apenas mientras estiraba su manita para coger un puñado de potatoes skins y untarlas de salsa de tomate. Sabían bien sin lugar a dudas, y aquella dosis de sal le abrió de nuevo el apetito - m-muy rico... j-jamás había comido esto - se sentía extraña, en especial con el gruñón de Tyler sentado tan cerca, pero aún así el aire familiar se le ofrecía bastante agradable y cálido. Quizá fuese solo el calor de la bebida, pero cuando algo causaba un baño de buenas memorias no se le daba la mala cara.
Miró los cupcakes y metió la mano para sacar uno, lo miró y analizó por unos instantes se veían tan deliciosos! Le dio un gran mordisco tras retirar parte del papelito que lo envolvía y se quedó como atontada, muy quietecita mientras la crema se le deshacía en la boca - QUE RICO! - su vocecilla salió apenas más fuerte de lo normal y sus ojillos brillaban tal cual lo habían hecho cuando los estaba viendo en el mostrador - s-si trabajara aquí me... me iría a la quiebra... m-muy buena receta - miró a Harley mientras decía esto y mordió una vez más. Ahora que lo pensaba, quizá si hubiese podido comerse los 6 ella solita!
Todos se fueron acercando, hasta Tyler que lo hizo nada más porque Harley se lo dijo como una orden. Que tipo más complejo, mejor ni se le ocurría tratar de regalarle nada por su cumpleaños o navidad, no fuera que terminara con lo mismo de revés en la cabeza. Esbozó una tímida sonrisa cuando este último finalmente accedió a comerse un cupcake, pero la misma desapareció bastante rápido.
Comenzaba a asimilar que cada cosa en aquella tienda tenía un nombre de persona y se preguntó con desconfianza si acaso no eran personas, a saberse el tipo de cosas que ahora vendían en las modernas tiendas mágicas. Se imaginó toda una colección de objetos hechos con muggles y le dio algo de miedo detallar si la mesa no tenía ojos por alguna parte.
Aunque el hambre se le había ido aceptó gustosa una de las bebidas calientes, un té de limoncillo con canela y miel. Le dio las gracias a Marcellus moviendo los labios, porque no emitió sonido alguno. Se mordió el labio inferior al ver toda aquella actividad y no pudo más que sentir nostalgia por su hogar, por sus hermanos y los deliciosos pastelillos y tes de su abuela.
Levantó finalmente la mirada y sonrió apenas mientras estiraba su manita para coger un puñado de potatoes skins y untarlas de salsa de tomate. Sabían bien sin lugar a dudas, y aquella dosis de sal le abrió de nuevo el apetito - m-muy rico... j-jamás había comido esto - se sentía extraña, en especial con el gruñón de Tyler sentado tan cerca, pero aún así el aire familiar se le ofrecía bastante agradable y cálido. Quizá fuese solo el calor de la bebida, pero cuando algo causaba un baño de buenas memorias no se le daba la mala cara.
Miró los cupcakes y metió la mano para sacar uno, lo miró y analizó por unos instantes se veían tan deliciosos! Le dio un gran mordisco tras retirar parte del papelito que lo envolvía y se quedó como atontada, muy quietecita mientras la crema se le deshacía en la boca - QUE RICO! - su vocecilla salió apenas más fuerte de lo normal y sus ojillos brillaban tal cual lo habían hecho cuando los estaba viendo en el mostrador - s-si trabajara aquí me... me iría a la quiebra... m-muy buena receta - miró a Harley mientras decía esto y mordió una vez más. Ahora que lo pensaba, quizá si hubiese podido comerse los 6 ella solita!
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
Marcellus asintió distraídamente a las palabras de Tyler, sabiendo que a no lo haría reaccionar de manera diferente sin importar lo que dijera, pero como Tyler estaba cambiando el letrero de la tienda y parecía que se uniría a ellos sin problema, no vio la necesidad de decir algo más.
En el momento que Tyler tomó el refresco de la mano de Marcellus, este solo sonrió con un gesto ligeramente resignado, dejándolo tomar el refresco sin poner pero alguno y luego girar los ojos, tomando otro de los disponibles sobre la mesa para sí mismo.
Cuando Harley regresó con el té, Marcellus estaba algo ocupado comiendo un egg roll y miró a su sobrina, parpadeando unas cuantas veces tratando de procesar la pregunta, "No sé quién… o más bien que es Steve, HD… si me podrías dar una descripción, tal vez te ayude a encontrarlo."
Con el hábito de Harley de ponerle nombre a las cosas, Marcellus a veces tenía algunas dificultades para seguirle el paso.
Volvió su atención a Madelanie, a quien le sonrió asintiendo con la cabeza como respuesta a sus silenciosas palabras de agradecimiento.
"Es una variedad bastante muggle, muy comercial americana en realidad, pero bastante buena, es una de esas ideas que uno se pregunta que estaba pensando quien lo inventó." Le dijo a Madeleine en tono de conversación, "Yo lo probé cuando Adam nos llevó a las gemelas y a mí a cenar una día que nos dejaron a su cargo, mi primo muy inteligentemente decidió conseguir comida y entretenimiento lo antes posible, o arriesgarse a que dos niños hiperactivos y una tercera menos hiperactiva pero si gruñona destruyeran su estudio de grabación."
Aun podía recordar la cara de confusión de Adam cuando sus padres y los papás de las gemelas le pidieron que los cuidara, Adam en verdad creyó que era una broma, pero no fue así y la noche fue relativamente exitosa, al menos no destruyeron nada importante y la sanidad de Adam seguía en el mismo nivel cuestionable de siempre.
Aun no había probado los pastelillos, al menos no esos es especifico, pero confiaba en el juicio de la chica de cabello platinado.
En el momento que Tyler tomó el refresco de la mano de Marcellus, este solo sonrió con un gesto ligeramente resignado, dejándolo tomar el refresco sin poner pero alguno y luego girar los ojos, tomando otro de los disponibles sobre la mesa para sí mismo.
Cuando Harley regresó con el té, Marcellus estaba algo ocupado comiendo un egg roll y miró a su sobrina, parpadeando unas cuantas veces tratando de procesar la pregunta, "No sé quién… o más bien que es Steve, HD… si me podrías dar una descripción, tal vez te ayude a encontrarlo."
Con el hábito de Harley de ponerle nombre a las cosas, Marcellus a veces tenía algunas dificultades para seguirle el paso.
Volvió su atención a Madelanie, a quien le sonrió asintiendo con la cabeza como respuesta a sus silenciosas palabras de agradecimiento.
"Es una variedad bastante muggle, muy comercial americana en realidad, pero bastante buena, es una de esas ideas que uno se pregunta que estaba pensando quien lo inventó." Le dijo a Madeleine en tono de conversación, "Yo lo probé cuando Adam nos llevó a las gemelas y a mí a cenar una día que nos dejaron a su cargo, mi primo muy inteligentemente decidió conseguir comida y entretenimiento lo antes posible, o arriesgarse a que dos niños hiperactivos y una tercera menos hiperactiva pero si gruñona destruyeran su estudio de grabación."
Aun podía recordar la cara de confusión de Adam cuando sus padres y los papás de las gemelas le pidieron que los cuidara, Adam en verdad creyó que era una broma, pero no fue así y la noche fue relativamente exitosa, al menos no destruyeron nada importante y la sanidad de Adam seguía en el mismo nivel cuestionable de siempre.
Aun no había probado los pastelillos, al menos no esos es especifico, pero confiaba en el juicio de la chica de cabello platinado.
Última edición por Marcellus J. Lovecraft el Sáb 8 Feb - 18:05, editado 1 vez
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: Saliendo del Calabozo
Todo el asunto de los elfos domésticos le estaba haciendo pasar un muy mal día. Harley le había marcado mientras estaba en la parte de atrás de uno de los bares de Jesse, sin estar precisamente trabajando, y por eso le había contestado con frases inconexas pero apenas colgar, tuvo que pedirle a Jesse que la dejara en paz para poder arreglar esos asuntos.
Pidió ayuda a un amigo de Werther que había estudiado derecho en BK en el mismo año que él y le expuso el problema. Luego de muchas horas de burocracia y lectura de documentos aburridos, se había llegado a la conclusión de que al otro día, por la mañana, Mina tendría una cita con el que se había autoproclamado “jefe del sindicato de los elfos” y que estaba haciendo que varios negocios tuvieran un mal momento ese mismo día. Estaba bien, había hablado con el amigo de Werther acerca de los puntos en los que podía ceder y los que no y todo el asunto terminaría hasta el día siguiente.
Estaba exhausta, exasperada y bastante cansada de hablar de leyes, regulaciones y soluciones, pero era lo que tocaba. Si los elfos se iban podían contratar gente, pero nunca sería lo mismo, la fuerza de trabajo nunca era equivalente. Llamó a Jesse para pedirle que le mandara a una de las chicas del bar a la cupcakería, porque seguramente Harley, Tyler y el resto de los que trabajaban ahí (que no eran elfos) necesitarían una mano y ella misma decidió acudir también, para meserear un rato de ser necesario, o atender la caja como en el primer mes que habían abierto al tienda.
En su camino por el mall, se encontró a una chica de la universidad que le dijo que había pretendido pasar por un cupcake pero había encontrado la tienda cerrada. Se extrañó y se preocupó. No se esperaba que al llegar, se encontrara la tienda cerrada de verdad, sin un solo aviso a su celular, ni un patronus, vaya…
Abrió la puerta de golpe. Se le notaba molesta por la manera en que apretaba los labios, y tenía los ojos entornados en cuanto notó de qué iba toda la escena. Al ver que Harley y Tyler estaban cómodamente sentados como si aquél negocio fuera un chiste. Reparó en Marcellus, pero en ese momento no tenía mucho espacio para sonrisas y encanto, había pasado una mañana del infierno.
-¿Se puede saber qué coño está pasando? ¿Por qué carajos está cerrada la tienda en horario de atención? Y sin que nadie me avisara nada.
¿Qué se creían, que ese negocio era un juego?. Cambió de nuevo el letrero del local a “abierto” y fue a la trastienda a ponerse uno de los delantales blancos con el logotipo del lugar.
-Tyler, puedes tomarte el día libre si tantas ganas tienes. Va a venir una chica del bar de Jesse a ayudar y a ella le pagaré tu día. ¿Qué te parece? Y quizá te puedas tomar también el siguiente…y el siguiente…
Nada de coquetería, ni carisma desbordante de Miss BK y esas tonterías, de verdad sentía que le ardían las entrañas. A Harley ni siquiera la miró.
Pidió ayuda a un amigo de Werther que había estudiado derecho en BK en el mismo año que él y le expuso el problema. Luego de muchas horas de burocracia y lectura de documentos aburridos, se había llegado a la conclusión de que al otro día, por la mañana, Mina tendría una cita con el que se había autoproclamado “jefe del sindicato de los elfos” y que estaba haciendo que varios negocios tuvieran un mal momento ese mismo día. Estaba bien, había hablado con el amigo de Werther acerca de los puntos en los que podía ceder y los que no y todo el asunto terminaría hasta el día siguiente.
Estaba exhausta, exasperada y bastante cansada de hablar de leyes, regulaciones y soluciones, pero era lo que tocaba. Si los elfos se iban podían contratar gente, pero nunca sería lo mismo, la fuerza de trabajo nunca era equivalente. Llamó a Jesse para pedirle que le mandara a una de las chicas del bar a la cupcakería, porque seguramente Harley, Tyler y el resto de los que trabajaban ahí (que no eran elfos) necesitarían una mano y ella misma decidió acudir también, para meserear un rato de ser necesario, o atender la caja como en el primer mes que habían abierto al tienda.
En su camino por el mall, se encontró a una chica de la universidad que le dijo que había pretendido pasar por un cupcake pero había encontrado la tienda cerrada. Se extrañó y se preocupó. No se esperaba que al llegar, se encontrara la tienda cerrada de verdad, sin un solo aviso a su celular, ni un patronus, vaya…
Abrió la puerta de golpe. Se le notaba molesta por la manera en que apretaba los labios, y tenía los ojos entornados en cuanto notó de qué iba toda la escena. Al ver que Harley y Tyler estaban cómodamente sentados como si aquél negocio fuera un chiste. Reparó en Marcellus, pero en ese momento no tenía mucho espacio para sonrisas y encanto, había pasado una mañana del infierno.
-¿Se puede saber qué coño está pasando? ¿Por qué carajos está cerrada la tienda en horario de atención? Y sin que nadie me avisara nada.
¿Qué se creían, que ese negocio era un juego?. Cambió de nuevo el letrero del local a “abierto” y fue a la trastienda a ponerse uno de los delantales blancos con el logotipo del lugar.
-Tyler, puedes tomarte el día libre si tantas ganas tienes. Va a venir una chica del bar de Jesse a ayudar y a ella le pagaré tu día. ¿Qué te parece? Y quizá te puedas tomar también el siguiente…y el siguiente…
Nada de coquetería, ni carisma desbordante de Miss BK y esas tonterías, de verdad sentía que le ardían las entrañas. A Harley ni siquiera la miró.
- Wilhelmina Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
La conversación que se estaba dando no era la más amena en la historia pero al menos nadie discutía. Tampoco se sorprendía que la rubia le pusiera nombre a las cosas porque el mismo le seguía el rollo llamándolos también así. Mientras solo lo usara dentro del local no se quejaba. Fue el drama del secuestro de Steve lo que casi le saco la carcajada sincera - No seas paranoica, quizás te lo comiste sin darte cuenta - cogió una varita de apio para untarla con crema. Algo se restregó en su pierna y miro serio a cada uno. No quería imaginar que alguno tuviera esos fetiches. Desvió la vista hacia abajo solo para asegurarse y ahí estaba ese par de ojos negros observándolo.
“Pinche Burt” pensó mordiendo el apio, ahora todo tenía sentido. Se había robado a Steve y al parecer no se arrepentía para nada por la forma en que relamía el mismo suelo - Come esta y no sufras. Donde quiera que este Steve estará bien - le paso otra para ver si olvidaba el asunto o se arriesgaba a que le descubriera al perro y lo echara por ladrón. Justo entonces llega Mina enfurecida como un dragón y buscando que yugular morder.
No iba a decir nada porque sabía que algo de culpa tenia pero no existía un cartel que dijera "hora de almuerzo, re-abrimos en diez minutos". Si solo hubiera sido por eso seguro que se disculpaba pero tenía que empezar con las amenazas para terminar con su paciencia. Golpeo la mesa con los puños y se puso de pie agresivamente. Permitir que un Schweinsteiger lo echara por segunda vez de un lugar era intolerable. Tenía tres razones para no renunciar. Una de ellas bajo la mesa y la otra de fugitiva. La tercera era simple, nadie más le daría chance de ganar dinero honesto, la única loca había sido Harley y por eso no quería causarle más problemas.
- Pues me largo. Ya estaba harto de este lugar de todas formas - se fue a la trastienda a coger sus cosas antes de soltarle una vulgaridad que bien que se la merecía. Tomo su morral viejo y el contenido de su frasco de propinas para que no digan que se lo robaba. Estaba enojado porque encima no le pagarían el día que fue uno de los más duros. Regreso a la mesa y tomo un cupcake, luego otro más. Eran de Madeleine pero ya se los pagaría en otro momento - Vámonos Burt, que a alguien no la enmantequillaron bien - el perro salió de su escondite gruñéndole a Mina hasta que la puerta se cerró tras de ellos. No sabía que como iba juntar el dinero que le enviaba a su hermana pero ya se le ocurriría algo.
“Pinche Burt” pensó mordiendo el apio, ahora todo tenía sentido. Se había robado a Steve y al parecer no se arrepentía para nada por la forma en que relamía el mismo suelo - Come esta y no sufras. Donde quiera que este Steve estará bien - le paso otra para ver si olvidaba el asunto o se arriesgaba a que le descubriera al perro y lo echara por ladrón. Justo entonces llega Mina enfurecida como un dragón y buscando que yugular morder.
No iba a decir nada porque sabía que algo de culpa tenia pero no existía un cartel que dijera "hora de almuerzo, re-abrimos en diez minutos". Si solo hubiera sido por eso seguro que se disculpaba pero tenía que empezar con las amenazas para terminar con su paciencia. Golpeo la mesa con los puños y se puso de pie agresivamente. Permitir que un Schweinsteiger lo echara por segunda vez de un lugar era intolerable. Tenía tres razones para no renunciar. Una de ellas bajo la mesa y la otra de fugitiva. La tercera era simple, nadie más le daría chance de ganar dinero honesto, la única loca había sido Harley y por eso no quería causarle más problemas.
- Pues me largo. Ya estaba harto de este lugar de todas formas - se fue a la trastienda a coger sus cosas antes de soltarle una vulgaridad que bien que se la merecía. Tomo su morral viejo y el contenido de su frasco de propinas para que no digan que se lo robaba. Estaba enojado porque encima no le pagarían el día que fue uno de los más duros. Regreso a la mesa y tomo un cupcake, luego otro más. Eran de Madeleine pero ya se los pagaría en otro momento - Vámonos Burt, que a alguien no la enmantequillaron bien - el perro salió de su escondite gruñéndole a Mina hasta que la puerta se cerró tras de ellos. No sabía que como iba juntar el dinero que le enviaba a su hermana pero ya se le ocurriría algo.
- Tyler Westwood
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Re: Saliendo del Calabozo
Claro que iba a sufrir por él, su amor por Steve había sido a primera vista, inmediato. De no ser porque se trataba de una hamburguesa con queso seguro se habría casado con él, pero… ¿Cómo explicárselo a Marcellus? Solo se llevo las manos a las mejillas y vio con ilusión las otras papas que estaban ahí. ¿Se habría caído Steve al suelo? Bueno, daba igual, tendría que conformarse con la otra que Tyler le daba. La tomó y luego volvió a su asiento colocando los té mágicamente frente a los 4 y luego se dispuso a comerse al reemplazo de Steve, a quién decidió llamar Joanne nada más porque sí.
Ella estaba escuchando atenta como Madeleine se ilusionaba muchísimo al comer la comida, hasta se le olvido lo de la hamburguesa. Luego Marcellus hablando de su papá de esa manera. A ella le gustaban ese tipo de anécdotas por que se imaginaba a ella misma viviendo con su padre (el de verdad) de pequeña. Seguro su madre se habría suicidado o algo así, aun que le enternecía mucho pensar en Adam como un padre de familia, su padre más específicamente.
Y precisamente, estaba por decir algo al respecto, una anécdota, cuando escucho que la puerta se abrió y Mina entro por ella muy, muy enojada. Harley solamente guardo silencio mientras ella despotricaba contra Tyler. La entendía, estaba segura que ella también había tenido un día malo y posiblemente ni siquiera había comido tampoco. Harley solamente suspiro profundamente y dejo a Joanne en el plato junto con una servilleta.
¿Era necesario todo eso?... – Le pregunto a Mina, no era recriminación, solamente quería darle tiempo de aterrizar sus pensamientos. De igual manera le acerco una silla y una taza de té tranquilamente. Harley conocía de casi toda la vida a Mina y conocía la forma en que ella se enojaba, usualmente, por su culpa y con razones más que comprensibles.
Luego Tyler se levanto. Harley solamente negó con la cabeza y fue tras él, tal vez Jesse tuviera meseras de sobra en su bar, pero no iban a estar ahí por siempre y la verdad Tyler no era un mal empleado. – Con permiso… – Fue hacia la puerta para alcanzar al chico con todo y perro antes de que el drama se hiciera mayor. No tenía ganas ni energía ese día para estar peleando, solo quería comer una hamburguesa maldita sea.
¿A dónde iras? Al menos termina la comida, por favor… – Lo detuvo afuera de la tienda. Con Burt gruñéndole (como siempre) ella nunca podía llevarse bien con ese perro (o algún otro).
Ella estaba escuchando atenta como Madeleine se ilusionaba muchísimo al comer la comida, hasta se le olvido lo de la hamburguesa. Luego Marcellus hablando de su papá de esa manera. A ella le gustaban ese tipo de anécdotas por que se imaginaba a ella misma viviendo con su padre (el de verdad) de pequeña. Seguro su madre se habría suicidado o algo así, aun que le enternecía mucho pensar en Adam como un padre de familia, su padre más específicamente.
Y precisamente, estaba por decir algo al respecto, una anécdota, cuando escucho que la puerta se abrió y Mina entro por ella muy, muy enojada. Harley solamente guardo silencio mientras ella despotricaba contra Tyler. La entendía, estaba segura que ella también había tenido un día malo y posiblemente ni siquiera había comido tampoco. Harley solamente suspiro profundamente y dejo a Joanne en el plato junto con una servilleta.
¿Era necesario todo eso?... – Le pregunto a Mina, no era recriminación, solamente quería darle tiempo de aterrizar sus pensamientos. De igual manera le acerco una silla y una taza de té tranquilamente. Harley conocía de casi toda la vida a Mina y conocía la forma en que ella se enojaba, usualmente, por su culpa y con razones más que comprensibles.
Luego Tyler se levanto. Harley solamente negó con la cabeza y fue tras él, tal vez Jesse tuviera meseras de sobra en su bar, pero no iban a estar ahí por siempre y la verdad Tyler no era un mal empleado. – Con permiso… – Fue hacia la puerta para alcanzar al chico con todo y perro antes de que el drama se hiciera mayor. No tenía ganas ni energía ese día para estar peleando, solo quería comer una hamburguesa maldita sea.
¿A dónde iras? Al menos termina la comida, por favor… – Lo detuvo afuera de la tienda. Con Burt gruñéndole (como siempre) ella nunca podía llevarse bien con ese perro (o algún otro).
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Hasta se sentía más traquilita, verlos así tranquilos al menos por dos segundos de sus atareadas vidas era bastante bueno. Tyler podía incomodarla un poco con sus malas caras pero no olvidaba que le debía una y muchos cupcakes quemados así que estaba segura que un día lograría ver un poco más allá de su cara de limón. Y el carácter explosivo de Marcellus era tan opuesto al suyo que no podía evitar sentirse atraída al mismo, no a él como chico si no su carácter deseando tener tal solo una pizca del mismo. Harley, bueno... a ella la conocía de siempre y aunque ahora la diferencia de edades se notaba más y hacia que sintiera que la rubia era extraña en ocasiones, pero no podía evitar las memorias de antaño y eso la hacía sentir segura a su lado. Incluso si estaba casi seguro que a ella sería a lo última que Harley salvaría en un incendio.
Alargó su manita una vez más para estaba vez probar las hamburguesitas, debían estar ricas desde que la bruja rubia hacía tanto berrinche por la perdida de la que se había estado comiendo "Steve". Que manía esa de ponerle nombre a las cosas. Pero antes de que pudiera sacar el snack deseado de la caja el sonido de la puerta al abrirse bruscamente, las campanillas como locas la hicieron dar un brinco sobre su asiento y soltar la hamburguesita.
Volteó a mirar para encontrar una Mina histérica. Cuando empezó a hablar con tanto enojo la joven bruja se puso en pie y mandó sus manos a la caja de cupcakes justo cuando Tyler hablaba de largarse y no volver más. No podía menos que sentirse culpable aunque en realidad no era su culpa. Ella había sido rechazada en su idea de que compartieron los cupcakes y ya iba a irse con su chocolate cuando apareció Marcellus y entonces dejaron todo a un lado para sentarse con el chico Lovecraft. Pero... quizá debía haberle dicho a Tyler que no pusiera el letrero o algo, lo que fuese.
Tyler y Harley ya habían salido de la tienda cuando finalmente volvió en si. Miró a Marcellus con los ojos asustados y levantó los hombros en son de duda, qué hacer? debería irse también o quedarse? su instinto le gritaba que corriera, igual y no tenia nada que decir o hacer. No era su culpa, trataba de meterselo a la cabeza diciéndoselo una y otra vez. Hablarle a Mina para que "se calmara" seguro la haría enojar más. Ella era solo una clienta más, lo mejor era no intervenir ya que ni se había fijado en su presencia.
Ella siempre había sabido que la relación entre ella y la animaga nunca había ido más allá del aula de transformaciones, y que pasara de Marcellus a Harley y después a Tyler se lo dejaba más que claro. Seguía siendo tan invisible como siempre. Cerró la cajita con los 2 cupcakes restantes que ya estaba entre sus brazos y le hizo una venia al mago que seguía a su lado. No era justo que uno de los poquísimos días que tenia que habían parecido ser buenos se aguara de aquella forma - M-muchas... muchas gracias, Marcellus... y-yo lo... lo lamento - los nervios hacían que le fuese más que dificil hablar, solo la educación que le había dado su abuela le había evitado irse sin decirle más nada.
Se acercó al mostrador de bebidas y tomó su chocolate que aún seguía caliente y miró a Mina por unos segundos para luego desviar la mirada. Aquel había sido un día largo para los miembros de aquel negocio y evidentemente sus buenas intenciones de aplacarlo un poco se habían ido por la alcantarilla. Salió por la puerta sin mirar atrás y no paró hasta que el gruñido de Burt la hizo detenerse. Se quedó ahí no más de pie mirando a Tyler y a Harley, aquello no estaba bien. Ojala y pudiese hacer algo. Es de esas veces que deseaba tener un giratiempos y poder advertirles o evitar que pusieran el letrero, o lo que fuera!
Alargó su manita una vez más para estaba vez probar las hamburguesitas, debían estar ricas desde que la bruja rubia hacía tanto berrinche por la perdida de la que se había estado comiendo "Steve". Que manía esa de ponerle nombre a las cosas. Pero antes de que pudiera sacar el snack deseado de la caja el sonido de la puerta al abrirse bruscamente, las campanillas como locas la hicieron dar un brinco sobre su asiento y soltar la hamburguesita.
Volteó a mirar para encontrar una Mina histérica. Cuando empezó a hablar con tanto enojo la joven bruja se puso en pie y mandó sus manos a la caja de cupcakes justo cuando Tyler hablaba de largarse y no volver más. No podía menos que sentirse culpable aunque en realidad no era su culpa. Ella había sido rechazada en su idea de que compartieron los cupcakes y ya iba a irse con su chocolate cuando apareció Marcellus y entonces dejaron todo a un lado para sentarse con el chico Lovecraft. Pero... quizá debía haberle dicho a Tyler que no pusiera el letrero o algo, lo que fuese.
Tyler y Harley ya habían salido de la tienda cuando finalmente volvió en si. Miró a Marcellus con los ojos asustados y levantó los hombros en son de duda, qué hacer? debería irse también o quedarse? su instinto le gritaba que corriera, igual y no tenia nada que decir o hacer. No era su culpa, trataba de meterselo a la cabeza diciéndoselo una y otra vez. Hablarle a Mina para que "se calmara" seguro la haría enojar más. Ella era solo una clienta más, lo mejor era no intervenir ya que ni se había fijado en su presencia.
Ella siempre había sabido que la relación entre ella y la animaga nunca había ido más allá del aula de transformaciones, y que pasara de Marcellus a Harley y después a Tyler se lo dejaba más que claro. Seguía siendo tan invisible como siempre. Cerró la cajita con los 2 cupcakes restantes que ya estaba entre sus brazos y le hizo una venia al mago que seguía a su lado. No era justo que uno de los poquísimos días que tenia que habían parecido ser buenos se aguara de aquella forma - M-muchas... muchas gracias, Marcellus... y-yo lo... lo lamento - los nervios hacían que le fuese más que dificil hablar, solo la educación que le había dado su abuela le había evitado irse sin decirle más nada.
Se acercó al mostrador de bebidas y tomó su chocolate que aún seguía caliente y miró a Mina por unos segundos para luego desviar la mirada. Aquel había sido un día largo para los miembros de aquel negocio y evidentemente sus buenas intenciones de aplacarlo un poco se habían ido por la alcantarilla. Salió por la puerta sin mirar atrás y no paró hasta que el gruñido de Burt la hizo detenerse. Se quedó ahí no más de pie mirando a Tyler y a Harley, aquello no estaba bien. Ojala y pudiese hacer algo. Es de esas veces que deseaba tener un giratiempos y poder advertirles o evitar que pusieran el letrero, o lo que fuera!
- Madeleine Muffet
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Re: Saliendo del Calabozo
Si un día le preguntan que haga un recuento de los eventos, le parecía que la forma más adecuada de describirlos era con las palabras 'todo pasó muy rápido y atrozmente lento a la vez'. Parecía que Mina había llegado como un relámpago, que le siguió como la reacción de Tyler como el inevitable trueno después del relámpago y luego una lluvia tormentosa para seguir una la intranquila calma.
No era su lugar interrumpir así que no lo hizo, pero sí hizo un gesto como si lo hubieran empujado cuando Tyler decidió marcharse, sintiéndose culpable de haber sido parte del catalizador del evento, aunque la parte lógica de su mente que estaba activa le decía que había una historia detrás del humor de Mina y el porqué de sus palabras.
Aun así, tenía el presentimiento de que Tyler lo iba a terminar odiando al menos por un tiempo, lo cual era una lástima, le caía bien con todo y su actitud amargosa.
Cundo Madeleine lo volteó a ver, Marcellus hizo un gesto con sus manos para indicarle que no se involucrara por el momento y le sonrió con un gesto algo forzado, tratando de tranquilizarla. Su expresión se volvió neutra una vez que Harley se puso de pie y tras unas cuantas palabras fue tras de Tyler.
La voz de Madeleine lo trajo de nuevo al momento y parpadeó procesando lo que la chica de cabello platinado había dicho, "Un placer, hay que vernos más seguido y no te preocupes, no ha pasado nada bajo tu responsabilidad, gracias por el cupcake."
Observó a Madeleine salir de la tienda y suspiró pesadamente, pasando ambas manos por su cabello, probablemente haciendo que este quedara en un desastre notable, pero ya estaba acostumbrado a esa rebeldía del mismo.
Sirvió una taza de té y caminó hasta la barra, dejó la taza ahí, apoyándose en la barra para mirar a Mina del otro lado para luego acercarle la taza de té y volver a apoyarse en sus brazos sobre la barra.
"Me parece que has tenido un día difícil, lamento que haya sido así, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?" le preguntó en voz suave, "Incluso aquí mismo en la tienda, lo que se te ofrezca."
Titubeó por un momento, "Discúlpame Mina, probablemente esto fue en parte mi culpa."
No tenía caso negarlo, aunque estuviera seguro que no era gran cosa, quería dejar todo en claro, porque no le parecía objetivo que Mina estuviera molesta.
No era su lugar interrumpir así que no lo hizo, pero sí hizo un gesto como si lo hubieran empujado cuando Tyler decidió marcharse, sintiéndose culpable de haber sido parte del catalizador del evento, aunque la parte lógica de su mente que estaba activa le decía que había una historia detrás del humor de Mina y el porqué de sus palabras.
Aun así, tenía el presentimiento de que Tyler lo iba a terminar odiando al menos por un tiempo, lo cual era una lástima, le caía bien con todo y su actitud amargosa.
Cundo Madeleine lo volteó a ver, Marcellus hizo un gesto con sus manos para indicarle que no se involucrara por el momento y le sonrió con un gesto algo forzado, tratando de tranquilizarla. Su expresión se volvió neutra una vez que Harley se puso de pie y tras unas cuantas palabras fue tras de Tyler.
La voz de Madeleine lo trajo de nuevo al momento y parpadeó procesando lo que la chica de cabello platinado había dicho, "Un placer, hay que vernos más seguido y no te preocupes, no ha pasado nada bajo tu responsabilidad, gracias por el cupcake."
Observó a Madeleine salir de la tienda y suspiró pesadamente, pasando ambas manos por su cabello, probablemente haciendo que este quedara en un desastre notable, pero ya estaba acostumbrado a esa rebeldía del mismo.
Sirvió una taza de té y caminó hasta la barra, dejó la taza ahí, apoyándose en la barra para mirar a Mina del otro lado para luego acercarle la taza de té y volver a apoyarse en sus brazos sobre la barra.
"Me parece que has tenido un día difícil, lamento que haya sido así, ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte?" le preguntó en voz suave, "Incluso aquí mismo en la tienda, lo que se te ofrezca."
Titubeó por un momento, "Discúlpame Mina, probablemente esto fue en parte mi culpa."
No tenía caso negarlo, aunque estuviera seguro que no era gran cosa, quería dejar todo en claro, porque no le parecía objetivo que Mina estuviera molesta.
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: Saliendo del Calabozo
Si Tyler creía que la iba a intimidar que golpeara la mesa como un bárbaro y se pusiera de pie como si qué cosa, estaba bastante equivocado. Lo único que provocó fue que entornara los ojos. Le había dado bastante igual que Harley lo contratara, le importaban poco sus antecedentes pero su poca tolerancia lo había hecho, técnicamente, renunciar, porque ella no lo había corrido, solo le había dicho que se tomara los días de descanso que necesitara sin paga. Pero claro, aunque Tyler notara su error de interpretación por ser un impulsivo salvaje, ahora jamás le volvería a dar empleo.
Se mordió la lengua para no decirle a Harley dos o tres cosas por su reproche tonto de “era necesario todo eso?” porque bien podía decirle que era igual de innecesario actuar como si nada en lugar de como una jefa solo por quedar bien con la gente y hacerse la simpática. Ignoró por completo su gesto condescendiente de acercarle silla y té, como si ella fuera una histérica que necesitara calmarse.
Claro que notaba la actitud de todos, como si ella fuera la que estuviera mal por preocuparse por su negocio, por tomárselo enserio. Miró a Madeleine de reojo y dibujó una media sonrisa al encontrarse con su mirada.
-Lo siento, fue un día duro. La próxima vez los cupcakes para ti corren por mi cuenta, incluso si pides cincuenta.
El tono había sido cero sardónico, porque al fin y al cabo Madeleine no tenía la culpa de nada. Lo había dicho en serio, irían por su cuenta. Terminó de acomodarse el delantal cuando escuchó la voz de Marcellus y se volteó para verlo.
-Todo está bien, puedo ponerme en la caja este día, y la chica esta llegará pronto.
Lo miró fijo cuando dijo que eso en parte era su culpa y negó con la cabeza.
-Es imposible que sea tu culpa, Marcellus. Harley y Tyler tienen una responsabilidad. Por más cosas que tú hagas esas responsabilidades son inamovibles a menos que se queden mancos o les explote el apéndice. Tampoco es como si los tuviera trabajando como esclavos. Ese idiota de Tyler no va a encontrar un empleo donde le paguen como le pago yo solo por su linda cara, pero tampoco estoy dispuesta a tolerar impertinencias y tonterías. No sé, pero yo no estoy jugando a la empresaria…
Se mordió la lengua para no decirle a Harley dos o tres cosas por su reproche tonto de “era necesario todo eso?” porque bien podía decirle que era igual de innecesario actuar como si nada en lugar de como una jefa solo por quedar bien con la gente y hacerse la simpática. Ignoró por completo su gesto condescendiente de acercarle silla y té, como si ella fuera una histérica que necesitara calmarse.
Claro que notaba la actitud de todos, como si ella fuera la que estuviera mal por preocuparse por su negocio, por tomárselo enserio. Miró a Madeleine de reojo y dibujó una media sonrisa al encontrarse con su mirada.
-Lo siento, fue un día duro. La próxima vez los cupcakes para ti corren por mi cuenta, incluso si pides cincuenta.
El tono había sido cero sardónico, porque al fin y al cabo Madeleine no tenía la culpa de nada. Lo había dicho en serio, irían por su cuenta. Terminó de acomodarse el delantal cuando escuchó la voz de Marcellus y se volteó para verlo.
-Todo está bien, puedo ponerme en la caja este día, y la chica esta llegará pronto.
Lo miró fijo cuando dijo que eso en parte era su culpa y negó con la cabeza.
-Es imposible que sea tu culpa, Marcellus. Harley y Tyler tienen una responsabilidad. Por más cosas que tú hagas esas responsabilidades son inamovibles a menos que se queden mancos o les explote el apéndice. Tampoco es como si los tuviera trabajando como esclavos. Ese idiota de Tyler no va a encontrar un empleo donde le paguen como le pago yo solo por su linda cara, pero tampoco estoy dispuesta a tolerar impertinencias y tonterías. No sé, pero yo no estoy jugando a la empresaria…
- Wilhelmina Schweinsteiger
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Re: Saliendo del Calabozo
Observó a Mina moverse de la trastienda a la barra, el aun apoyado en la misma y la taza de té entre ellos. Le dio una ligera sonrisa que no alcanzó sus ojos y probablemente se disolvió un momento después. Mirando sobre su hombre a la parte de afuera de la tienda, donde Tyler y Harley estaban, se quedó pensando en las palabras de Mina, parpadeando algunas veces antes de hablar.
"Llegué hace unos diez o quince minutos," le dijo de forma casual, "Me has visto venir con snacks para Harley antes, hoy hice lo mismo, pero al parecer el día había sido más duro de lo esperado, Tyler estaba más malhumorado que de costumbre y Harley estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que tardó en notar que había llegado."
Volvió a verla, ladeando la cabeza, "Los invité a comer algo de lo que había traído, te puedo asegurar que no se ha perdido si acaso unos cinco minutos, personalmente vi como Tyler acaba de terminar una compra con Madeleine y otra conmigo… no puedo defender su reacción, no sé en que estaba pensando," se rio recordando algo, "De hecho, de haber sabido que estaba pensando, se enojaría conmigo por no pedirle permiso, solo practico con personas que en verdad me dejan."
Negó con la cabeza, regresando al punto, "Tyler probablemente… seguramente… emp… definitivamente exageró, pero es el así, no estoy justificando sus acciones, sino mas bien denotando que todos han tenido un día muy estresante y por eso dijo lo que dijo."
Trato de sonreír de nuevo, "Harley trabaja duro, ninguna de las dos está jugando, me consta, espero que esto no pase del momento."
No le gustaría que Harley y Mina se pelearan por algo tan sencillo como no haberse puesto de acuerdo para tomar un break de la tienda.
Marcellus se dirigió a donde había dejado su mochila y sacó un montón de papeles, extendiéndolos en la barra para mostrárselos a Mina, "Y por lo mismo que se que no estás jugando, me gustaría pedirte dos cosas… la primera es un consejo, mi familia acaba de comprar la librería del centro comercial para remodelarla, estoy revisando las propuestas sobre los seguros de propiedad del lugar o tomar uno externo, cuales prefirieron ustedes?"
Su padre le había entregado los contratos para que los revisara y le había dado la tarea de poner toda la documentación en orden, una tarea que un pasante de leyes como el podría hacer.
"Y la segunda es… cuando termines aquí, me permitirías invitarte a cenar? Si tienes tiempo."
Esperaba quye Harley pudiera llegar a un acuerdo con Tyler, a pesar de lo que habia dicho Mina, se sentia algo responsable del desastrozo encuentro.
"Llegué hace unos diez o quince minutos," le dijo de forma casual, "Me has visto venir con snacks para Harley antes, hoy hice lo mismo, pero al parecer el día había sido más duro de lo esperado, Tyler estaba más malhumorado que de costumbre y Harley estaba tan concentrada en lo que estaba haciendo que tardó en notar que había llegado."
Volvió a verla, ladeando la cabeza, "Los invité a comer algo de lo que había traído, te puedo asegurar que no se ha perdido si acaso unos cinco minutos, personalmente vi como Tyler acaba de terminar una compra con Madeleine y otra conmigo… no puedo defender su reacción, no sé en que estaba pensando," se rio recordando algo, "De hecho, de haber sabido que estaba pensando, se enojaría conmigo por no pedirle permiso, solo practico con personas que en verdad me dejan."
Negó con la cabeza, regresando al punto, "Tyler probablemente… seguramente… emp… definitivamente exageró, pero es el así, no estoy justificando sus acciones, sino mas bien denotando que todos han tenido un día muy estresante y por eso dijo lo que dijo."
Trato de sonreír de nuevo, "Harley trabaja duro, ninguna de las dos está jugando, me consta, espero que esto no pase del momento."
No le gustaría que Harley y Mina se pelearan por algo tan sencillo como no haberse puesto de acuerdo para tomar un break de la tienda.
Marcellus se dirigió a donde había dejado su mochila y sacó un montón de papeles, extendiéndolos en la barra para mostrárselos a Mina, "Y por lo mismo que se que no estás jugando, me gustaría pedirte dos cosas… la primera es un consejo, mi familia acaba de comprar la librería del centro comercial para remodelarla, estoy revisando las propuestas sobre los seguros de propiedad del lugar o tomar uno externo, cuales prefirieron ustedes?"
Su padre le había entregado los contratos para que los revisara y le había dado la tarea de poner toda la documentación en orden, una tarea que un pasante de leyes como el podría hacer.
"Y la segunda es… cuando termines aquí, me permitirías invitarte a cenar? Si tienes tiempo."
Esperaba quye Harley pudiera llegar a un acuerdo con Tyler, a pesar de lo que habia dicho Mina, se sentia algo responsable del desastrozo encuentro.
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: Saliendo del Calabozo
Mientras salía de aquel lugar y se iba alejando pensaba en lo bien que se hubiera sentido si hubiese optado por apretar el delgado cuello de la hermanita de Werther hasta dejarla sin oxigeno. Miro sus manos cerrándolas en puño varias veces como si pudiera sentir la textura de su piel con solo mover sus dedos. No era un psicópata en potencia, solo estaba molesto. El reproche no serbia, era tarde para ello, así que solo le quedo la ensoñación.
Justo entonces sin percatarse que Harley había salió sintió como Burt le mordía el pantalón para detenerlo. Se paro y sacudió la pierna para que lo suelte sin ánimo de ser violento con el perro y fue ahí que escucho la voz de la rubia -¿Qué termine qué? No puedo regresar como si nada pasara- se giro sobre su sitio metiendo las manos a los bolsillos. Tal vez ella no se daba cuenta pero al tipo se le salia el orgullo hasta por los ojos -fuera o no justificado- y no estaba dispuesto aguantar sarcasmos absurdos con la justificación que no tuvo un buen día.
Se acerco a ella y los pocos pasos que los separaban y la miro directamente al rostro sin ninguna señal de querer ceder -¿Sabes que es lo curioso? De verdad me estaba sintiendo bien ese rato ahí sentado perdiendo el tiempo en algo que no me concernía. Lastima- Burt gruño avisandole que alguien mas estaba cerca. Tyler miro a Madeleine de reojo y resoplo -Eso es para que sepan que no deben invitarme a nada, porque lo arruinare. Ahora regresen. A ti te veré en la facultad y a ti… cuando tenga que verte- lo primero fue para Muffet y lo segundo para Blue a quien le estaba agradecido por mas enojado que se sentía a pesar de hablar con ese tono duro y seco.
No iba alterarse con ellas porque en ese momento solo odiaba a Schweinsteiger. Se había cerrado en la idea que era una maldita amargada, hasta más que él. Se acerco a Mad y le puso en la mano cinco galeones. Le había hecho comprar 6 cupcakes aprovechándose de su timidez cuando solo quería uno, por eso creyó que era lo correcto. No le dijo nada igual solo se volvió alejar tras eso -Ahora si nos disculpan, el pulgoso y yo aprovecharemos el resto de mi día libre. Que tengan una buena tarde- les dio la espalda levantando una mano para despedirse y se alejo sin mirarlas. El perro las miro un segundo y luego se fue corriendo rápidamente. Sus patas cortas lo hacían parecer que saltaba mientras comenzaba a esquivar a quienes se cruzaban por ahí.
Justo entonces sin percatarse que Harley había salió sintió como Burt le mordía el pantalón para detenerlo. Se paro y sacudió la pierna para que lo suelte sin ánimo de ser violento con el perro y fue ahí que escucho la voz de la rubia -¿Qué termine qué? No puedo regresar como si nada pasara- se giro sobre su sitio metiendo las manos a los bolsillos. Tal vez ella no se daba cuenta pero al tipo se le salia el orgullo hasta por los ojos -fuera o no justificado- y no estaba dispuesto aguantar sarcasmos absurdos con la justificación que no tuvo un buen día.
Se acerco a ella y los pocos pasos que los separaban y la miro directamente al rostro sin ninguna señal de querer ceder -¿Sabes que es lo curioso? De verdad me estaba sintiendo bien ese rato ahí sentado perdiendo el tiempo en algo que no me concernía. Lastima- Burt gruño avisandole que alguien mas estaba cerca. Tyler miro a Madeleine de reojo y resoplo -Eso es para que sepan que no deben invitarme a nada, porque lo arruinare. Ahora regresen. A ti te veré en la facultad y a ti… cuando tenga que verte- lo primero fue para Muffet y lo segundo para Blue a quien le estaba agradecido por mas enojado que se sentía a pesar de hablar con ese tono duro y seco.
No iba alterarse con ellas porque en ese momento solo odiaba a Schweinsteiger. Se había cerrado en la idea que era una maldita amargada, hasta más que él. Se acerco a Mad y le puso en la mano cinco galeones. Le había hecho comprar 6 cupcakes aprovechándose de su timidez cuando solo quería uno, por eso creyó que era lo correcto. No le dijo nada igual solo se volvió alejar tras eso -Ahora si nos disculpan, el pulgoso y yo aprovecharemos el resto de mi día libre. Que tengan una buena tarde- les dio la espalda levantando una mano para despedirse y se alejo sin mirarlas. El perro las miro un segundo y luego se fue corriendo rápidamente. Sus patas cortas lo hacían parecer que saltaba mientras comenzaba a esquivar a quienes se cruzaban por ahí.
- Tyler Westwood
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