Reencuentros

Aquel ataque había dejado un rastro de miedo y destrucción que alertaron los sentidos de todas las fuerzas de seguridad de todo el mundo. La paranoia y el caos eran el alimento de cada día y los noticieros no dejaban de mencionarlo, los periódicos mostraban pruebas fehacientes de que podrían estar en medio de una gran conspiración, otros decían que se avecinaba una gran guerra, había demasiadas teorías y tan poco tiempo para investigarlas todas a fondo. Por suerte, el animago salió absolutamente ileso de aquel desagradable encuentro, solo había ido al hospital para una revisión de rutina, para asegurarse de que todo estaba bien, era por petición del escuadrón anti-catástrofes y de en específico de su madre que había acudido a penas le llegó a su tía Evangeline aquel patronus.

-Muchas gracias señorita, ¿en donde firmo?- El joven estaba frente a una enfermera que le daba los papeles de su alta, solo necesitaba firmarlos y el podría irse a casa con su madre y hermana. La enfermera le indicó en donde tenía que colocar aquella firma y le preguntó si quería hacer alguna llamada, para avisar que ya estaba por salir para que vinieran a recogerlo. Sonrió agradecido y le dijo que no era necesario, el podría llegar bajo su propio pie sin necesidad de molestar a alguien más.

Terminó de hacer todos el papelo y se despidió de todo el personal que se había encargado de mantener con vida a los compañeros que habían caído. Ya había visto a Marcellus y se dio cuenta de que ya no había peligro, ya no tenía por que preocuparse. Caminó por el pasillo para salir del hospital, tomar el elevador y al fin dirigirse a la red flú para ir a casa, le habían recomendado no aparecerse solo por si acaso, era más como una medida de prevención que otra cosa. Presionó el botón y cuando abrió la puerta, la sorpresa lo embargó.

Me sentí demasiado abrumada al enterarme, fue Liza quien me contó indirectamente lo que aconteció, supuestamente de primera mano pues la muchacha con quien platicaba estuvo ahí, realmente todo lo que los diarios y noticieros decían me iba y venía, hasta que tocaron ese nombre, casi me atraganto con la soda y no pude evitar hacer el desastre del día derramando la bebida al levantarme bruscamente, atrayendo su atención. La muchacha esa había dicho que Den Adel estuvo ahí entre Mina, Kraul y otros de los que no escuche el nombre.

Ni siquiera me quede a escuchar el resto, me dirigí a la chimenea para aparecer lo más cerca del hospital Bridget que, según los diarios, era a donde llevaron a los heridos. Fue muy poco el tiempo que tarde en darme cuenta que no tenía un pretexto mejor que la preocupación para ir a verlo, para asegurarme de que se encontraba bien. Pese a la ruptura no podía evitar quererlo de ese modo, tan insistente mi corazón en querer a quien no debe. Una vez en el hospital me detuve un momento, mi corazón latía tan fuerte que retumbaba en mis oídos y me hacía doler el pecho ‘Vamos es Lucian, debe estar bien’ el auto convencimiento no era muy efectivo.

Me acerque a la primer enfermera que cruce y le pregunte por los afectados del incidente, aunque obviamente me miro mal, no dije por favor, no estaba hablando en un tono normal si no alto y demandante, pero igual me otorgo la información. Subí al elevador, solo un momento más antes de que toda esta angustia acabara. Mis piernas y manos estaban inquietas, se movían mucho y yo no sentía el menor alivio con ello, me ponía más nerviosa la espera e incertidumbre. Cuando la puerta abrió me quede helada….

Lucian….
No pude detener mi cuerpo, ni siquiera quise hacerlo, el impulso de mis pies atolondrados de felicidad al verlo ileso y sin rasguños visibles me llevo a estrellar mi peso contra él y envolverlo en un abrazo. Entonces reaccione, mi cara ardía y me aleje de él en un salto, mire un punto lejano en la pared contraria al ojiazul. 
Idiota Dije en medio de un puchero de molestia, se lo decía por su manía de atraer problemas, de meterse en ellos o crearlos y por seguir consiguiendo que actuara así.

Había pasado mucho tiempo de no hablar con ella, casi un año, le sorprendió verla frente a él con esa cara de pocos amigos que siempre la había caracterizado. Levantó los brazos realmente azorado con la reacción de la chica y se permitió corresponderle el abrazo. Tragó saliva y luego la miró, tratando de descubrir que estaba haciendo ahí, quizá estaba enferma y tenía cita con algún sanador. Si ese era el caso, debía quedarse con ella hasta que saliera. Sonrió cuando le dijo “Idiota”, era la palabra más usada por ella para dirigirse a él cuando eran pareja y por extraño que pareciera siempre le había gustado.

-Mel… la puerta del elevador se cerraba, el animago interpuso su brazo para evitar que se sellara. Un par de ancianos que también iban a utilizar el transporte se quedaron viendo al chico con molestia pues no dejaba que el elevador hiciera su ciclo normal y común. Lucian reaccionó, parpadeando un par de veces y haciendo una mueca de disculpa hacia los ancianos.

-Perdón…- salió del elevador y dejó que los señores pudieran llegar a donde querían.-¿qué haces aquí? ¿estás enferma? ¿se trata de Liza? preguntó realmente interesado. Se sentía realmente extraño tener a la chica frente a él y no poder darle de besos como estaba acostumbrado a hacerlo. Ante el mundo, ellos habían terminado siendo amigos, unos que ni siquiera se frecuentaban, que ni siquiera se lograban encontrar entre los pasillos de la universidad.

Mi nombre en su voz erizo mi piel, como antes… La diferencia era que ahora podía controlarlo de modo que no fuese demasiado evidente, ese estremecimiento que surgía cuando él estaba cerca, no quite mi mala cara. Lucian se bajó del elevador y empezó a hacer preguntas a las que yo no tenía ‘respuestas’ que no lo incluyeran, me que en blanco por un momento, mirando a la nada lo más lejos de su rostro que podía, un leve rubor distinto del anterior tomo posesión de mis mejillas, lo supe por el calor que manaba de ellas.
Estamos bien Respondí en mi tono habitual, le di la espalda haciendo un gesto con la mano, restándole importancia al asunto, tenía que pensar en algo que no me llevara a declarar que la simple preocupación por él me había hecho cruzar de lado a lado para saberlo bien.

De todas formas no es importante… ¿Cómo estás? una pregunta seria, de nada habría servido venir si no sabía por él –o por su médico- como se encontraba, quise ver su rostro al responderme, me creo capaz de detectarle una mentira aun. Las células de mi cuerpo quisieron estallar en gritos al tenerlo cerca, casi todas las neuronas en mi cerebro ordenaban un nuevo acercamiento, querían que su piel incendiara la mía una vez más. Odiaba esa parte todavía, por lo que mi mueca se volvió más dura, no me gustaba sentirme así de atraída, ni por él ni por nadie.

Sintió alivió al escuchar que tanto ella como su hermana Liza estaban bien, se dibujó una pequeña sonrisa y solo vio como camilleros y demás personal médico pasaban a sus lados, observándolos un poco molestos por que estaban estorbando el paso. Trató de ubicar con la mirada un lugar en donde poder charlar con ella sin que los miraran extraño o les dijeran algo por mantenerse ahí, obstruyendo las salidas.

-Me alegro- Lo decía sinceramente, al fin encontró un lugar entre la sala de espera del tercer piso y le hizo la señal a la joven para que iniciara la caminata hacia allá, poder sentarse y platicar o bien, esa era su intención, a menos claro que Mel decidiera cortar todo contacto y largarse por donde vino.

-Estoy bien…- No quería decirle acerca del ataque por temor a asustarla y preocuparla, sabía que ella era muy sensible con respecto a temas de muggles y demás. Debía tener muchísimo cuidado con cualquier cosa que pudiera salir de sus labios. La discreción sería su principal objetivo, tratar de hablar con ella normal, sin parecer ocultarle nada.

-No me has dicho qué haces aquí ¿pasó algo?- insistió con aquello para tratar de desviar su atención hacia otra cosa.

Torcí e gesto cuando lo vi buscando algo ¿o seria a alguien? No Mel, basta de pensamientos tontos, me temo que empezar a hacerme preguntas acabaría en suposiciones que podrían estar completamente erradas, bufe entonces cuando me hizo una seña para que lo siguiese, si esperaba presentarme a alguien o que me quedara todo el día con él, por mucho que me atrajera esa última idea, lamentaría haberlo pensado.
Una sensación fuerte y relajante invadió todo mi cuerpo llegando a mi alborotado corazón, Lucian estaba bien, se veía bien y yo no podría afirmar que fuese al contrario, el alivio fue reconfortante, deje de sentir la ansiedad en mi cuerpo y pude por fin, sentir los músculos alrededor de mi cuello, los había mantenido tensos de la preocupación.

No me gustaban los cambios de tema, pero este me ponía en una situación que no me busque, no concienzudamente. Mire despreocupada a mí alrededor como si sopesara la opción de decírselo cuando en realidad buscaba la excusa perfecta entre el montón de magos que pasaban de un lado a otro.

Nada, y mira que me alegra que sea así Dije profundizando mi ceño, no sé qué habría hecho si al llegar lo hubiese encontrado postrado en una cama, posiblemente estaría junto a él a llanto tendido. Lo mire de reojo, a pesar de sentirme mucho mejor no podía solo quitarle la vista de encima, estaba bien, no era como si de un momento a otro se fuese a desmayar, Lucian es fuerte.

¿Y tú? ¿Vienes de visita? Quería cosas contradictorias en este instante, anhelaba que platicáramos como cuando éramos novios, de modo que no hubiese secretos o mentiras y al mismo tiempo quería que eso no sucediera, pues Lucian demostró no ser el chico que yo merecía… Al menos no cuando lo intentamos.

Lucian no era tonto, la chica estaba siendo muy reacia con la razón de estar pisando el hospital, si no pasaba nada ¿por qué estaba ahí? Algo le ocultaba pero no le haría preguntas que la pusieran incómoda, ya que él tampoco le estaba diciendo el por qué de su presencia en el hospital. Al acercarse a los asientos, esperó a que ella tomara asiento para sentarse también. La miraba como si estuviera delante de una aparición, la veía con anhelo y con mucha nostalgia, así como con ternura y sí, también con amor.

-Si todo está bien ¿Qué estás haciendo? - preguntó inocente mientras se acomodaba para poder poner atención a sus palabras. Exhaló un poco cansado y asintió con la cabeza, le diría una verdad a medias, había visto a Brownie y a Marcellus que se recuperaban de sus heridas tras el ataque, eso implicaba que tenía que decirle la verdad.

-No, vine a un chequeo rápido, ya sabes, es cosa de aurores…- odiaba tener que mentirle, pero tenía que hacerlo o de lo contrario alimentaría ese odio irracional hacia los muggles que, aunque lo merecieran, todo aquello iba mucho más allá de un simple pensamiento purista y conservador, estaban al borde de una guerra, quizá envueltos en una poderosa conspiración y tenía que irse con mucho cuidado.

De cualquier forma tarde o temprano se enteraría, no dudaba que las noticias ya estuvieran bombardeando con amarillismo todos los periódicos y noticieros de la radio mágica. Era cuestión de esperar a que la paranoia llegara a las casas de la sociedad.

Me moleste un poco ¿un chequeo rápido? ¿Por ser Auror? Chasquee la lengua, si no me iba a decir que estuvo en medio de una batalla en la que pudo salir peor que mal librado… entonces mi segundo deseo se había cumplido, esto no sería como antes… o quizá sí, pero como antes de que la historia que colgaba de nosotros uniéndonos comenzara, cuando de un duelo pasamos a un beso… Y los besos llevaron a desarrollar…. Uhgh, mejor acabo ese tema.


Me quede pensando, mientras tomaba asiento, en la seguridad y el miedo con que aquella chica le contaba los hechos a mi gemela, no parecía más trastornada que una persona en su situación, el miedo podría crear grandes barreras, los muggles y sus estúpidas formas violentas y asesinas de querer arreglar todo. Luego la imagen de Lucian defendiéndolos, de mí, fue como ese ‘switch’ que consiguió recordarme como podía odiarlo/amarlo/admirarlo al mismo tiempo.
Tu siempre en medio de los grandes problemas  murmure casi sin pensarlo, porque aquello era uno de mis más grandes miedo y también la fuente de la mayoría de nuestras discusiones de pareja.
 

Vine a visitar a alguien que estuvo en el ataque ‘Confesé’ mirándolo sin perder detalle de sus expresiones, con disimulo desde luego. ¿Cuánto más tardaría en decirme que estuvo ahí?

Trató mediante todos los medios de actuar naturalmente, no podía seguir ocultándole la verdad a la chica, no por mucho tiempo. Siempre tenía la forma de ver a través de él, leerle el rostro y descubrir lo que cualquier frase o palabras que salieran de boca del animago realmente querían decir. Le era realmente muy difícil mentirle, tenía que esforzarse más si de verdad quería parecer convincente aunque ya comenzaba a pensar que no tenía ningún caso.

-Ya sabes cómo soy, no tengo ningún perdón, además solo fui a que me revisaran…- alcanzó a escucharla y la respondió. Lucian no era una persona conflictiva, a pesar de su temperamento. Le había causado muchos problemas, últimamente con Mina pero pese a todo, estaba bien, lograba manejarlo de una forma bastante tranquila o lo intentaba.
Cuando dijo que estaba visitando a alguien que presenció el ataque, relajó los hombros y agachó la mirada, ella sabía de dicho ataque, ya no podía seguirle mintiendo, se preguntaba quién era esa persona que estaba internada en el hospital, quizá alguna amiga o amigo, o quizá…su pareja. Sintió celos con solo pensarlo y mejor prefirió poner su vista en otro lado.

-El ataque...no solo fueron muggles… se le salió murmurar aquello, esperando que ella no lo hubiese escuchado. Había visto con sus propios ojos a una criatura aterradora que al parecer no era de este mundo y que había atemorizado incluso a los atacantes, un acto terrorista se había convertido en algo más, pues esa cosa había salido de la nada.

-¿A quién viniste a visitar? Si se puede saber claro… no actuaba por celos o tal vez sí, de todas formas quería saber el nombre de esa persona, si era alguna de las que él había visto ahí podría darle un adelanto, para tranquilizarle o bien para darle una mala noticia.

Eso dicen, yo no sé qué pensar, sabes que no me gusta hablar de asuntos en los que no estuve, no doy por sentado nada pero si las cosas fueron como escuche… Estamos en serios aprietos, obviamente no me creía del todo aquello que conto la muchacha. Una bestia desconocida…. Puede ser posible pero no encuentro una manera que defina el ¿cómo? Me mordí la yema del pulgar derecho, gesto que caracterizaba cuando algo me rondaba la cabeza con insistencia, no podía solo dejar de darle vueltas al asunto.
Entonces estuviste ahí  Afirmé, cayendo en cuenta de que ahora podría hacerlo hablar al respecto. Me encogí de hombros ante su pregunta, no iba a responder simplemente ‘Oh, es que deje todo lo que debía hacer para llegar lo antes posible aquí y cerciorarme de que estuvieras bien, ya sabes lo usual’ estúpido sarcasmo interno
Ya lo he visto, es un alivio saber que no paso a mayores… Yo… No sé qué habría hecho de lo contrario
La tristeza me invadió por un momento, pensar en no volverlo a ver, no como ahora que no lo veía porque no lo buscaba ni propiciaba los encuentros, si no, dejar de verle definitivamente, por el resto de la eternidad… Era por eso que me sentía tan aliviada de no haberlo perdido, infame miedo, antes temía perderlo en brazos de otra y cuando sucedió y pensé odiarlo con fuerza, temí perderlo del todo, cero contacto, cero recuerdos, y la batalla anterior solo acrecentaba la certeza de que un día podría perderlo a manos de algún conservador… de alguien que compartía mis ideales. Y sería como haberlo matado yo misma. Me di cuenta por su forma de mirarme que de seguro lo miraba con tristeza e incluso sentí mis ojos picar, característica que antecede al llanto. Cerré los ojos y me concentre en cosas distintas.
 

¿Cómo fue? Desde tu puto de vista ¿realmente hubo algo… Fuera de lo común?

Lo había atrapado. En la vil mentira de todo aquello, negó ante la forma tan absurda de haberle hecho confesar sin ni siquiera haberlo hecho. Se volvía bastante transparente cuando estaba frente a ella, tanto que le era muy complicado ocultarle alguna verdad, resopló realmente jodido por la situación y prefirió mejor hablar con ella sin tapujos, sería lo más claro y conciso del mundo.

–Sí, estuve ahí…- afirmó con resignación, todo aquello le resultaba muy extraño, seguramente el departamento de seguridad mágica lo llamaría para que rindiera su declaración de los hechos. Para su fortuna, recordaba exactamente como había sucedido todo aquello, desde el humo hasta las balas que atravesaron los cristales de la pastelería de Mina, cómo la criatura casi mata a Zlatan Fleming, cómo Marcellus era apuñalado hasta el cansancio por un radical muggle, cómo el mismo se enfrentó a esa criatura en su forma animal y cómo había salido ileso de ello.

No se cortaría en decirle los detalles, de cualquier forma, algunos de esos radicales habían muerto y otros fueron acertadamente capturados. Llegarían al fondo de todo aquello, su madre hizo mucho énfasis en las personas capturadas, tenía una forma de hacerlos cantar como canarios y así poder encontrar la verdadera razón del ataque. Lo de la criatura sería vista por otro departamento, revisar qué era lo que había pasado y como es que pudieron detenerla. Esas respuestas solo los Lovecraft podían darlas.

-Fue muy confuso. Todo estaba fuera de lo común. De pronto se cerraron las puertas de todo el mal, comenzaron a disparar al aire y a tomar rehenes. Luego se dispersaron y atacaron el lugar donde estaba, dispararon sin algún patrón, solo ráfagas que destruyeron la propiedad… conforme le contaba se daba cuenta de que en realidad había puntos en esa historia que realmente eran inconexos, cuantos radicales debieron haber sido como para cercar todo el mall, cual era el punto en hacer el ataque, cómo es que aquella bestia aparecío de la nada, quién había orquestado todo, muchas preguntas que en cualquier oportunidad de las expondría a los aurores.

-Tuve suerte, encaré a esa cosa, la tuve frente a frente y jamás me tocó. Supongo que no era de su agrado…- bromeó con aquello último, pues por que así le había parecido. Se puso justo en frente de nightgaunt en su forma animal que no era para nada pequeña y aun así no le pareció suficiente pues había dirigido su atención hacia Zlatan.

Su aceptación no me sorprendió, y por un momento, ese que estuvo lleno de silencio, pensé que no me respondería entonces comenzó a hablar le preste atención mordiéndome los labios con algo de ¿preocupación? ¿Ansiedad? ¿Nerviosismo? No estoy muy segura puede que una combinación de las tres cosas. Escuchar que estuvo de cara al peligro, no en segundo plano si no al frente de la batalla, uno a uno con lo que sea que hubiese aparecido a atacarlos. Mis ojos se aguaron, pudo haber sido el último día de Lucian, podría estar ahora mismo en su velorio en lugar de en el hospital charlando con él, y me dolía el pecho de saber que ni siquiera estuve enterada de lo que le paso en esos momentos, aunque esa sensación de aquel mismo día, mientras mi tío nos mantenía en casa preocupado de lo que pudiese pasarnos, fue como estar ahogándome bajo millones de litros de agua y seguir viva.
Trague saliva sin saber que decirle, aunque tenía bien pensado la manera de regañarle ¿Por qué no se fue? ¿Por qué no se puso a salvo? ¿Acaso no sabe lo horrible que sería el mundo si él moría? Es un idiota, bufe

Idiota Lo insulte de nueva cuenta sin poder ocultar el timbre de preocupación/alivio, me siento tan contradictoriamente, quisiera golpearlo por haberse mantenido en un sitio tan peligroso y al mismo tiempo abrazarlo y no soltarlo jamás porque seguía con vida, porque estaba ahí sin un solo rasguño, porque me siento tan estúpidamente feliz de saber que tengo tiempo aun para decirle todo esto…. Y aun así no lo hare, no ahora al menos.


Propio de ti enfrentar ese tipo de problemas ¿Por qué no te fuiste? Pudiste haber muerto… El reclamo no venía al caso, estaba vivo ¿no? Eso era lo importante pero no quitaba de mi cabeza que en el futuro quizá nos tocaría toparnos de lados opuestos de la batalla.

Por más que pensaba y pensaba la situación, no dejaba de pensar que había demasiadas cosas que no cuadraban en ese ataque, quizá la adrenalina y el miedo le habían impedido verlo en esos momentos, ahora con la cabeza fría tenía un panorama muy diferente. Sonrió cuando lo llamó “idiota” de nuevo pero luego volvió en sí, no debía hacerse ilusiones con nada, habían puesto su situación muy en claro hace unos meses, no tenía por que remover viejas heridas y viejos sentimientos, así lo había querido ella y lo respetaba.

Ella realmente le estaba preguntando …¿eso?, sabía perfectamente el por qué, por que no se había ido cuando tuvo la oportunidad, era su instinto del deber, además de que había personas en aquel lugar que le importaban al animago, simplemente no podía dejarlas ahí, a su suerte. Lucian no era egoísta y si estaba en sus manos poder ayudar, lo haría sin siquiera pensarlo dos veces. Le sorprendió que ella pensara que se había quedado ahí solo por capricho, por gusto al peligro, por meterse en problemas.

-Por que era mi deber estar ahí, no podía permitir que las personas que me importan sufrieran, no si puedo evitarlo… Esto último lo dijo con mucho más énfasis, de haber estado Laise o ella en ese lugar, hubiera hecho hasta lo imposible por mantenerlas a salvo, jamás se perdonaría si algo les pasaba y en eso pensaba de los demás, que tenían personas a su alrededor que debían verles una vez más, que de poder protegerles lo harían.

El peso del significado que yo creí que tenían sus palabras me aplasto en un abrumador segundo, me quede con la mirada fija en la nada, sintiendo pequeños escalofríos recorriéndome, sí, yo sabía perfectamente lo que él era capaz de hacer por alguien que le importaba, tantas veces que me puse celosa en silencio porque prestara su tiempo a otras personas en aras de ayudarlos, personas de muy poco agrado para mi… Y ahora me siento estúpida de haberme molestado al escuchar eso ¿Por qué? Porque… vaya… no tengo una razón para molestarme que no me lleve al cuanto me sigue importando este hombre.


Me puse de pie, con mi mueca de disgusto a todo lo que daba, ¿Por qué tenía que seguirme afectando de este modo? ¡Idiota! Siempre hay alguien fuera de la batalla que hace por ti lo que tú por esas… personas  Me trague el insulto hacia esos despreciables, si Lucian captaba o no que me estaba refiriendo a que habíamos otros que nos preocupábamos horrores por él, porque en el momento que me entere quise verlo, desesperadamente mi corazón exigía a gritos saberlo bien, vivo al menos, no hubo cabida para pensar en nada mas, ¿sería importante para él yo?
 
Deberías tenernos consideración… Me di cuenta tarde que me incluí en ese grupo así que evite su mirada y corregí rápidamente Ya sabes, a quienes les importas, tenles algo de consideración y no arriesgues el cuello sin pensarlo Trague saliva de nuevo, junte las manos tras mi espalda y esta vez sí lo mire a los ojos Creo que será mejor que me vaya…


Metí la mano en mi bolso, sacando una bolsa llena de golosinas variadas, le quite discretamente la pequeña tarjeta que había escrito ‘mejórate pronto Lu’ no la necesitaba después de todo y eso me alegraba, le extendí la bolsa sin mirarlo, como quien no quiere la cosa 
Deberíamos dejar de ignorarnos, por si un día de estos se nos ocurre morir Mi tono era apagado pero estaba siendo sincera al pedirle vernos más… ¿Me habría olvidado en ese ámbito? Lo mire un segundo más, por supuesto, me asegure a mí misma.

Claro que siempre habría alguien que hiciera lo que él, sin necesidad de jugarse el pellejo, esa era la diferencia, él sabía cual era su trabajo, por algo estudiaba para ser auror. Le impulsaba el hecho de poder ayudar a los demás, de proteger al más débil, de tener orden y control en un mundo donde se oscilaba entre el desastre y el caos y sí, no le importaba dar su vida si con eso garantizaba su seguridad y bienestar.
Bajó su mirada por un momento, tratando de aguantar las ganas de verle al rostro y profundizar en esos ojos que lo enviaban directo a la nada, a un lugar apacible y lleno de paz. Jugó con sus dedos un tiempo hasta que ella mencionó que debía tener consideración a quienes le importaban, se había descubierto ella sola, integrándose en esa oración que solo hizo que el corazón del animago diera un salto.

-Quédate Mel…bueno no…- cayó en cuenta de que no estaban en un lugar apropiado para hablar. Quizá podría invitarle un café en aquel lugar donde se le había declarado hace ya tanto tiempo, solo por los buenos tiempos y por que el lugar aun tenía el mejor moka doble caramelo del mundo. Recibió la bolsa con golosinas y tomó una y de inmediato la metió a su boca, no se había dado cuenta de que le había tocado de mantequilla e hizo gestos de desgrado pues jamás le habían gustado mucho esa clase dulces.

-Sabes por que te ignoro, Mel…- le dijo con sinceridad. Lo había hecho por que no le hacia nada bien pasear por el campus solo, sin tener la mano de ella para sostenerla, por que era mucho fácil pretender que no estaba para seguir con su vida. No le gustó aquel comentario pues justamente había estado en una situación de peligro real y el solo hecho de pensar estar en un lugar donde ella no estuviese le hizo apretar la mandibula y enfadarse.

-El día que por casualidad se te ocurra morir yo… no terminó aquella frase y prefirió levantarse y emprender su camino de nuevo a la salida.

Me sonroje cuando pidió que me quedara ¿Cómo no hacerlo? Pero de inmediato se retractó y me sentí muy mal. La fuerza con la que los sentimientos que quería enterrar me asaltaron fue demasiada, él me quería aun…. ¿era eso? Me sentí mal al hacerle pensar en nuestra muerte, pero para mí era algo muy presente, todos moriríamos, más rápido si se nos ocurría, como a él, ir al frente y dar el cuello por otros.
 
Fue un momento demasiado corto el que tuve para actuar, al verlo levantarse y empezar a ir a la salida no fui consciente de haberle tomado de la mano, pero supe porque lo hice. No deseaba que se fuera, no aun, no pude formular alguna frase para explicar mi comportamiento, abrí y cerré la boca un par de veces en un intento nulo de decir algo, las palabras se me habían atorado en la garganta.
 

Dijiste que seriamos amigos… Y me ignoras más que cuando nos conocimos, con todo y peleas nos tratábamos más que ahora que se supone que estamos bien… mis labios formaron una fina línea antes de decir lo que estaba pensando Invítame a comer Ordene más que pedir y un rubor se extendió por mis mejillas antes de apartar la vista de Lucian.

La mano de Mel sobre la suya lo descolocó, en seguida la apartó en un impulsivo movimiento, no por que no le hubiese gustado si no por que estaba muy sorprendido y aquel acto lo sobrepasaba. Notó que ella quería decirle algo y que se le complicaba hacerlo, la miró con ternura y le tomó la mano de nuevo para colocarla bajo su brazo. Ella tenía muchísima razón, hablaban mucho más antes, incluso cuando peleaban y no se soportaban el uno al otro. No dijo nada pues no tenía nada inteligente que expresar en esos momentos, se sentía bastante torpe así que prefirió mejor asentir y cumplir con sus órdenes.

-¿A dónde quieres ir a comer? Tu elige- Se le había olvidado por completo que tenía que ir a casa a reportarse con su madre y con su hermana que habían estado muy inquietas con todo aquello, sobre todo Laise pues le había platicado que la situación en el hospital cada vez era peor. Zlatan en coma, Marcellus mal herido, Brownie con la mano hecha mierda y Odille Lovecraft pasando por una pésima situación.

-Me alegra haberte encontrado….- se refería en el hospital pero dentro de sí lo mencionaba como un todo. El haberla conocido, el haber estado a dos pasos de odiarla, el haber sido su novia, el haber peleado, en fin, le alegraba y le agradecía a los dioses por que así hubiera sido.

Me agrado tanto que aceptara quedarse que la diminuta sonrisa que se formo en mis labios fue inevitable, entonces vino la pregunta, lo pensé un momento sin soltarme de su brazo, podrían haber muchos sitios pero existía un sitio al que me daban ganas de regresar pero solo con él.

Vayamos al café del inicio, Recomencemos Lo mire directamente espectante tanto de su reacción como de su respuesta. Y pensé, pensé como no tenia permitido hacerlo por autoimposision, pensé en lo idílico que seria que todo recomenzará de una nueva manera... aunque la idea de pasar unos cuantos meses feliz y luego deprimirme de tristeza por encontrar a otra en sus brazos no se veía tan apetecible después de todo. Torcí el gesto inconscientemente, al menos Lucian seguía siendo conmigo como antes...

Ese “Recomencemos” le despertó una auténtica emoción, por un momento creyó en la posibilidad de volver, de volver como la pareja que alguna vez fueron pero debía quitarse esas malas mañas de la cabeza, por que sabía que eso jamás podría ser, no al menos de esa forma. Lucian le había pedido su amistad un año antes y no la había cultivado por cobarde, por temor que querer seguir insistiendo y presionando para que a relación se volviera dar. Había cometido muchos errores y esperaba al menos ya no cometerlos, no de la misma manera y con las mismas personas.

Salieron del hospital y se dirigieron a ese café en donde por primera vez tuvieron una charla que no implicaba insultos ni miradas de odio. En donde por primera vez le dio un beso y en donde le había declarado sus sentimientos. Miraba a las parejas pasar por las calles, algunos tomadas de la mano, otras besándose y sintió envidia. Prefirió mirar a otro lado y seguir caminando del brazo de la chica.

-Te prometo que ya no será así…no debía poner esta barrera, no nos deja nada bueno- “¿Y que te deja de bueno entonces?” pensó el animago, en ese momento no había otra cosa que no fueran los labios de Mel siendo besados por los propios pero no podía darse ese lujo, había perdido ese derecho hace tiempo y lo más triste era que no había peleado por ella como debía hacerlo, simplemente dejó que las cosas terminaran solo por que creyó que era lo mejor para ella cuando él mismo pensaba que debió luchar.

Me gusta demasiado esa promesa, así que cuando entramos al café mi sonrisa permanecía, escogí una mesa apartada, una meseta se acerco a nosotros ofreciéndonos bebidas, pedí un café negro y ella termino mi frase añadiendo 'con la crema aparte' me sorprendió un poco pero le reste importancia. A diferencia de Lucian las parejas que andaban por ahí no me molestaban, incluso podría decir que verlas me era algo nostálgico.

Hacia tiempo me di cuenta de lo grande que era este sentimiento por él, queriendo apartar cualquier impedimento que tuviera para decírselo, por desgracia no había en mi algo que matara lo suficiente el dolor al pensar que lo ocurrido pudiese volver a pasar. Al final me he quedado un par de veces a mitad del pasillo o al fondo del aula sin atreverme a hablarle por ese miedo, además de que él nunca dio indicio de querer algo conmigo de nuevo, al contrario, se aparto tanto como pudo de mi.

Lo mire y le dedique mi intento de sonrisa ¿Como has estado Lucian? Me siento un poco tonta tratando de empezar una 'conversación normal' con alguien que me hizo vivir tantas experiencias hermosas... ¿Tendria novia ahora? Que pregunta... Mi mueca de molestia se instalo de nuevo, ¿Porque sigo insistiendo en que tiene que ser él? Si de mis sentimientos dependiera hacia mucho que esta farsa de amistad se habría vuelto noviazgo de nuevo pero había un orgullo herido que no me permitía dar tal paso.

Apenas ingresaron a esa cafetería, la nostalgia lo envolvió, se vio a si mismo sentado platicando con ella sobre de que color quería la casa en donde iban a vivir cuando decidieran irse juntos. Sin lugar a dudas, fue una época muy hermosa y el animago la atesoraba como a nada. Mel eligió la mesa para sentarse, la misma mesa que hacía tiempo había sido testigo de su amor. La mesera que los atendió era Ruby, la misma chica que siempre tomaba sus órdenes, Lucian la recordaba un poco más robusta pero con esa amabilidad innata para tratar a sus clientes.

Solo sonrió cuando le tocó a él hacer su pedido, por que no tuvo que hacerlo, Ruby ya sabía que era lo que le gustaba de ahí al animago: un café moka doble con caramelo y un muffin de zanahoria. Rápidamente la chica se fue con sus pedidos y los dejó solos.

-Estoy bien, los partidos de quodpot cada vez son más complicados, terminé molido hace unos días, tenía un hematoma del tamaño de Rusia en este ojo…- le señalo su orbe izquierdo, tratando de conversar natural con ella. -¿Y tú? Laise no te había visto, pensé…pensamos que ya no estabas en la universidad- alcanzó a corregirse antes de delatarse. Había escuchado que casi nadie la veía en los pasillos, que solo iba a ciertas clases y que pasaba desapercibida hasta el punto de ser casi invisible.

No quiero pensar mucho sobre todo lo que pasamos aquí, pero es algo inevitable, los recuerdos asaltan como una avalancha tras un estruendo, los buenos momentos, los sorprendentes, los más felices… los no tan agradable pero que se recuerdan con cariño, como cuando discutimos porque un chico me sonrió al ayudarme a levantar algunos libros que se me cayeron, pese al genio que se cargó aquel día, es algo digno de permanecer en la memoria.
 
Nuestras bebidas llegan antes de que me disponga a responder su pregunta, fijo mi vista en el negro espeso de mi café y me mantengo un rato con la mirada perdida. No es raro que ni Laise ni otros me vean poco, he estado más que metida en trabajos escolares y a cualquier oportunidad me presento para ocupar cualquier minuto que tenga libre en el día, porque no quiero toparme con nadie, no deseo hablar o interactuar más con los demás, apenas frecuento a mis amigos… Y me mantengo aparte en clases…
 
Pensé en hacerlo… No asistir más, pero el tío Dom se decepcionaría además de que no sé cuánto se ha esforzado él ni cuanto lo hicieron mis padres para poder dejar una cantidad de galeones necesaria como para pagar la colegiatura de Liza y mía. Y… tampoco soy tan cobarde Pero sabes como soy, me gusta dar guerra a lo que siento… Así que me he mantenido ocupada, la mayor parte del tiempo me lo paso volando… Bojan me obsequio una escoba hace poco, muy buena… Miraba por la ventana, todo lo que fuera pasaba por mi mirada menos él, evitaba chocar con sus ojos porque entonces leería lo que intentaba hacer ocupando mi tiempo de esa manera, tratar de olvidarme de él. Con nulos resultados, razón por la que también evitaba lo más posible a Laise.
 

¿Cómo esta Laise? Me imagino que con lo que pasó debe estar de lo más preocupada

Se quedó observando las bebidas que habían traído, por más que lo hubiese querido, no podía evitar sentir una nostalgia tremenda, recordarse con Mel así hacía estragos en su memoria, recordaba la primer sonrisa que le dedicó solo a él, ese “idiota” después de tener un arranque terrible de celos, la primera vez que hicieron el amor, entre otros momentos que solo eran eso, memorias de un tiempo pasado que atesoraba como a nada.

Levantó la vista de inmediato cuando dijo que había pensado en no asistir más a la universidad, no se imaginaba una vida sin ella, en ese aspecto, le tranquilizaba saber que de cualquier forma ella andaba por el campus, era un poco egoísta en ese aspecto y no lo iba a negar. No pudo evitar celos de Bojan Selvaggi, sin embargo solo optó por desviar la mirada a otro lado y respirar rápido y profundamente.

-Yo también me la paso volando y jamás te he visto, no te estarás escondiendo de mi, Mel ¿o sí?- volteó a verla con un semblante serio. El se la pasaba metido en el campo de quodpot y jamás la había visto, eso significaba que cuando él pisaba aquel terreno ella se iba, ese era su pensamiento, nunca se podría imaginar que ella simplemente pudo haber elegido otro lugar para montar su escoba.

-No ha estado bien, estos últimos meses han sido un verdadero infierno para ella, cayó en el alcohol pero afortunadamente poco a poco va saliendo de eso. Me sorprende que no lo sepas, todo se sabe en esa escuela y mucho más si perteneces a Epsilon Alpha Chi, fue un escándalo sonadísimo- Un escándalo que de haberlo sabido a tiempo lo hubiera evitado a toda costa, le enervaba que hablaran así de su hermana a quién amaba más que a nada en el mundo. Era su adoración y verla en la situación en la que estaba lo ponía muy mal, más aun cuando no podía ayudarle como el quería.

Me puse nerviosa, no, no lo estaba evitando pero tampoco buscaba provocar encuentros con él, por lo que permanecía alejada de los campos donde estoy segura quizá me lo podría encontrar, negué levemente con la cabeza Vuelo por todos los terrenos que me es posible, no me gusta mirar el mismo paisaje todos los días… Y si lo hago es mejor acompañada, pero no le diría eso. Me sentí mal cuando dijo que Laise estuvo en problemas en estos meses, lo peor de todo es que siento culpa, nunca me lleve especialmente mal con ella, muy por el contrario encajamos en muchas cosas pero, desde mi ruptura con Lucian me había apartado de ella también, de golpe y no, no me había puesto al tanto de las habladas de las Epsilon, esa era la parte de mí que no encajaba en aquella fraternidad.
 
No me llevo muy bien con los chismes, menos con los escándalos… Lamento lo de Laise, espero pueda ayudar de alguna forma… Aun me importa, aunque no lo parezca Y es cierto, no dejaron de importarme nunca, es solo que no he sabido sobrellevar la presencia de Lucian aun, que patética, ha pasado un año y yo sigo ahí derramando sentimientos por un chico que parece ya haber superado lo peor. Le di un sorbo a mi café antes de vaciarle la mitad de la crema.
 

¿Y tú? ¿Te has metido en problemas menos densos que el anterior? Quizá… ¿en líos de faldas? Intente sonreír cómplice, bromista, puse todo mi esfuerzo en ello, debo admitir que necesitaba urgentemente saber eso, como había cerrado mis ojos y oídos a todo chisme en la universidad realmente no sabía si Lucian acepto mi propuesta y volvió a sus andadas…. Mejor dicho las retomo porque según mi vivencia a su lado nunca las abandono.

Le podía haberse alejado tanto tiempo de ella, se había perdido de mucho por no saber manejar la situación con madurez, prefirió mejor alejarse, desaparecer de su vida diaria al punto que la pensaba más como una visión que como alguien físico o tangible. Se sintió estúpido por haber sido él el primero en romper la promesa de que siempre serían amigos, los amigos no se abandonaban y él lo había hecho a propósito. Asintió atento y un poco más tranquilo, recordando lo mucho que odiaba estar envuelta en chismes, en dimes y diretes, al menos eso no había cambiado, Mel seguía siendo la misma.

-No lo sé, podrías empezar por verla, seguro que aún te recuerda con cariño- A pesar de que para Laise, Violet Wildenstein era la pareja perfecta para él, siempre vio en Mel a una persona que sería capaz de hacer feliz a su hermano, solo que nunca se lo demostraba y cómo! Si Violet era su mejor amiga, era casi un milagro que no pensara lo peor de la pelirroja y eso siempre se lo agradeció a su hermana.

-Líos de faldas…No te voy a mentir Mel, estuve muy entusiasmado con una chica, su nombre era Amelia Montgomery, creí que ella era la correcta pero me equivoqué, como siempre. Estuve buscando en otros lados lo que siempre tuve cerca…- Era claro que se refería a ella pero sabía del orgullo de Mel, estaba consciente de que ella jamás volvería con él por que era un riesgo innecesario, un riesgo de sufrir peor que la última vez y el animago no podría soportar hacerla sufrir, prefería mil veces mantenerse alejado que hacerla llorar.

-Cherry Blue volvió de Francia y también me removió sentimientos pero solo fue eso...- No se estaba dando cuenta de que con todo aquello la estaba lastimando, solo quería ser sincero, no ocultarle nada, ser lo más transparente posible, no le iba a mentir ni a engañar, se lo debía. Debido al amor aún sentía por ella prefirió mejor callar, no estaba ayudando en nada toda la verborrea que salía de su boca.