Enfoque rápido

El día había comenzado bien y terminado de la misma forma, claro, bajo los estándares de Odette, quién prefería mil veces que los profesores fueran unos insensatos que encargaban montones de tarea. Ella sabía que simplemente podía ir a la biblioteca de la universidad y tomar los libros que necesitaba para cumplir con sus obligaciones pero no, esta vez quería ampliar su propia colección de libros.

Iría a Arkham Libraries y tomaría los libros que requería, obviamente se los pagaría al idiota de Marcellus, para que no hubiera esos clásicos comentarios de que por ser familia, habría descuentos especiales o una tontería parecida. El cielo lucía despejado, con el sol brillando en todo lo alto, el viento fresco paseaba lento y te brindaba una sensación de bienestar inexplicable, pero no a Odette quién maldijo para sí misma y se colocó sus gafas de sol y un sombrero, odiaba tener que salir de día pero de no hacerlo no le alcanzaría el tiempo para terminar sus trabajos.

Llegó a la librería y la persona encargada le saludó muy amigablemente para después decirle que Marcellus no estaba, que quizá vendría en la tarde. Odette arqueó una ceja, viéndola raro y le agradeció mediante una sonrisa bastante retorcida que le haya avisado.

Se adentró rápidamente y fue en busca de los tomos que ocupaba. Necesitaba un libro de ingredientes para realizar pociones relacionadas con el vudú cajún, el otro libro que necesitaba era sobre maleficios lacerantes, es decir, tenía que descubrir una forma de terminarlos que no fuera a base de encantamientos o bien aliviarlos o evitarlos.

Ni cuenta se dio de que había alguien más con ella en la librería, observándola a lo lejos, sentado y cruzado de piernas.

Ya había anunciado su llegada a la Mansión Lovecraft, así que había decidido salir a pasear un poco a ver como había cambiado el "pueblo", encontrándose con la agradable sorpresa de una librería y café, a la cual había llegado hacía ya poco mas de 20 minutos, se había sentado en uno de los sillones, mientras comenzaba a leer el diario con una taza de café.

Vio entrar a Odette, una muchacha interesante, parecía no tolerar el ambiente, se le hacía conocida, pero no lograba ubicarla, escucho por lo bajo que preguntó por Marcellus y luego la vio caminar hacia las estanterías buscando algunos libros.

La sensación de conocerla lo tenía algo inquieto y no podía dejar de seguirla con la mirada, aunque trataba de despistar lo mas posible, manteniendo su tasa de café a la mano y dándole un trago ocasional al ver a la chica voltearse. **Vestimenta actual**

Ella tenía una faz bastante expresiva, casi podía verla maldecir al sol y a la gente. Justo en el momento en el que sus miradas se cruzaron, una joven llegó a la mesa a ofrecerle mas café, a lo cual el solo tendió la taza para que se la llenaran de nuevo

Disculpa. ¿Quien es esa chica?- Preguntó a la mesera, la cual volteó sin miramientos hacia Odette

Ella es una Lovecraft, Señor. No le recomiendo acercarse mucho, la gente en su familia... Pues... - Dijo titubeante y casi susurrando -... Se dicen que están mal de la cabeza...- Se le acercó un poco mas y le susurró - Ademas... Tal vez no sea de mi incumbencia pero... ¿No es algo joven?- Le dijo un tanto avergonzada

Samuel vio a la mesera de una manera algo ofendida -¿Disculpe? Mi pregunta fue solo por curiosidad. No se que habrá pensado su mente morbosa. Ademas... Debería tener cuidado con sus palabras- Concluyó algo molesto poniendo abruptamente la taza sobre la mesita -Mi nombre es Samuel Eiden Lovecraft, así que usted trabaja para mi familia y si desea seguir trabajando, le recomiendo que organice bien sus ideas y no ande esparciendo rumores infundados.- Le reprochó bastante molesto, poniéndose de pie y caminando hacia Odette.

Tenía que reconocer a toda la familia si iba a asistir con la protección de la misma. Ademas, quería saber mas sobre la situación fuera de la Mansión Lovecraft y que mejor que los miembros de la familia que aun estaban estudiando.

Encontró solamente uno de los libros que buscaba, sabía que tenía que seguir buscando para lograr hallar todos pero pensó que un poco de lectura rápida no le vendría mal. Se sentó en una de las mesitas que estaban justo enfrente del pasillo por donde transitó antes, acomodó sus cosas en un orden específico y cuando al fin ya estuvo contenta con los resultados, se cruzó de piernas y comenzó a leer.

Habían pasado unos cuantos segundos cuando de pronto, la chica sintió una presencia que se acercaba lentamente hacia ella, no se movió ni un ápice por que de seguro era Odille tratando de asustarla. Exhaló fuertemente y mientras leía mencionó:

-Ni se te ocurra, Odille, ni se te ocurra-

No dijo nada más y siguió leyendo pero aun tenía esa sensación de estar siendo observada, por lo regular cuando Odille se veía descubierta por su hermana salía rápido a su vista y le decía lo aguafiestas y pesada que era, esta vez no era así. La rubia frunció el entrecejo y espero a que esa persona estuviera lo suficientemente cerca para voltear al instante y encararlo. Despistadamente tomó su varita, la apretó fuerte y espero el momento indicado.

Cuando al fin se dio la oportunidad, se levantó isofacto de su asiento, girando sobre su propio eje y apuntándole con la varita.

-Te dije que no se te ocurri….¿tío Samuel?- preguntó realmente sorprendida.

¿Cuándo había vuelto? ¿Por qué el tío Kael no le había avisado? Arqueó la ceja demasiado molesta por las interrogantes que circundaban su cabeza y prefirió bajar la varita e ir hacia él para darle un abrazo.

-¿cómo estás, tío? ¿Qué tal te fue en el viaje?-

Sabía que su tío había ido a su viaje de autodescubrimiento Lovecraft y que desde hacía 4 años no tenían noticias de él o quizá sus padres sí pero por alguna razón desconocida no les dijeron nada al respecto.

Precavida como ella sola, una sonrisa se pintó en el rostro de Samuel al ver a Odille ponerse de pie y reconocerla por completo, la muchachita había cambiado bastante en los últimos cuatro años. Correspondió el abrazo y la vio de arriba abajo.


Como haz crecido niña- Le dijo sonriente mientras la guiaba a un sillón –Mi viaje fue por demás provechoso, viajé al Amazonas, visité algunas aldeas y aprendí algunos trucos interesantes de vudú y después fui al Pacífico a explorar algunas islas “fantasma”- dijo con un tono lúgubre.

Su rostro se volvió  serio, casi repelente, al hacerle un ademan a la mesera para que les trajera algo de beber, pero volvió a sonreír al ver a Odette -¿Y tu hermana?- Pregunto en un tono medio inquisitivo -¿Cómo han estado?- Su preocupación era legítima, pues sabía que habían estado en el ataque de aquel concierto. –Sé que estuviste en aquel concierto en el que fueron atacadas, y una de mis funciones ahora que he regresado, es encargarme de la seguridad de todos.- Le dijo antes de darle un trago a su taza.

Debía prepararse con toda la información posible antes de presentarse con Selene, pues los problemas con los negocios se estaban acumulando, junto con los problemas causados por el gobierno. –No quiero ser una peste ni estarme entrometiendo en sus actividades diarias, pero me sentiría muy mal si algo les llegara a suceder.-

Había solamente pocas que hacían sonreír a la gemela; una dosis de café espresso en las mañanas, leer un libro a la mitad de la noche, el rostro de Jesse Crawford y la compañía de algunos miembros de su familia, por ejemplo La tía Selene, Nicole, el tío Kael o el tío Samuel. Le alegraba que estuviera de vuelta, siempre lo había visto como un pilar en su vida, pues aunque su carácter y el de ella eran bastante diferentes, justo en esa diferencia radicaba el inmenso cariño que sentía por él.

-Sí, ya no soy el pequeño cisne-

Así le decían de pequeña por que aun a pesar de ser la mayor de las dos, era más bajita de Odille. Abrió los ojos sorprendida al mencionar que había aprendido algunos trucos sobre el vudú, hasta parecía que tenían alguna conexión mental inexplicable por que justamente ella también investigaba acerca del mismo tema.

-Odille y yo estamos bien. Ahora ella se encuentra en una etapa que considero no pertinente mencionarte por ahora tío.

No le diría que su hermana tenía esa tonta etapa de rebeldía después de su rompimiento con Thomas y lo que sucedió en ese maldito concierto, así como tampoco le mencionaría que ella tenía su propio drama romántico con un sujeto que ni siquiera la hacía en el mundo.

-Por mi parte, también estoy bien. He mantenido mi mente ocupada, ya sabes lo que dicen: el ocio es la madre de los vicios.-

Se volvió a sentar en la silla donde anteriormente leía, acomodó los libros en orden y comenzó a limpiar compulsivamente la orilla de la mesa, que tenía restos de café. Hizo una cara de evidente molestia al momento que su tío mencionó lo del concierto. No había sido totalmente honesta con Kael sobre ello pues estaban Harley y Brownie presentes, quizá era el momento de que ella le explicara su propio punto de vista acerca de lo acontecido.

-sí, fue una situación complicada, para ser exactos muy complicada-

Recordó a los tipos con máscaras, a Odille siendo llevada, los disparos, el tipo que hirió a Thomas y la visión de Brownie siendo clínicamente inspeccionada por unos hombres en bata. Tragó saliva y fue ahí donde deseó no tener memoria fotográfica para poder olvidar todo aquello.


-Lo sé, tío. Ahora la estabilidad social pende de un hilo. Estamos al borde de una guerra, con la velación del secreto mágico. Solo espero estar lo suficientemente preparada para poder hacer frente a lo que venga-