Limando Asperezas

Ya había pasado el tiempo suficiente para que el berrinche de Odille pasara, su gemela no le había hablado, le dio su espacio y tuvo el mínimo contacto con ella para que tuviera la oportunidad de analizar todo lo que vivieron últimamente. Odette conocía perfecto a su hermana y sabía que cuando esta se enojaba, con cualquier roce por muy pequeño e insignificante explotaba y jamás le había gustado que explotara por que ella podía ser muy cruel e hiriente si se lo proponía. Esa tarde, regresó de la biblioteca temprano, no iba a postergar más esa charla que tarde o temprano tendría con ella, solo era aplazar lo inevitable y a consciencia de Odette era mejor que lo que iba a explotar que explotara y después ya haría el recuento de los daños.

La vio dirigirse al dormitorio y la siguió con el paso más rápido que podía poner en los pies, subió las escaleras y la alcanzó, cuando ella iba a cerrar la puerta, puso sus manos y los pies para detener el azote y entró, ella cerró la puerta y se dirigió hacia su escritorio, colocaría sus libros y sería la primera en hablarle. No entendía la razón de su enojo, simplemente sabía que estaba molesta con ella y eso era lo que más le exasperaba a la vidente.

Puso sus libros en orden y se retiró los zapatos y los calcetines y los colocó justamente debajo de la mesa y los calcetines en el cesto de la ropa sucia. Se viró en su propio eje y arqueó la ceja, se cruzó de brazos y al fin pudo articular palabra.

-¿Ya me vas a decir qué te sucede? O ¿Quieres qué lo averigue?...- trataba de no sonar agresiva pero ya estaba cansada de su actitud, le había dado lo que necesitaba para que pensara, la situación no iba durar para siempre, al menos no por parte de Odette que pese a todo lo que pudiera decir, pensar o hacer, amaba a su hermana.

Quizás para Odette lo que Odille tenía era un jodido berrinche y quizás tuviera razón, pero Odille no lo veía de esa forma. Ella estaba molesta con su hermana porque en primer lugar, se había largado de donde estaban ella y Thomas con Jesse a hacer Merlín sabía qué mierdas -a pesar de que Odette fuera tan virginal como una sacerdotisa de Avalón- y de haberse quedado, la situación quizás hubiera sido bien distinta. 

Odille aún no sabía nada de la visión que había tenido ella porque sinceramente la había estado evitando por cualquier medio posible. Había llegado a cargar su iPhone en cualquier otro sitio muggle donde pudiera hacerlo para poder llegar a su dormitorio a dormir con los audífonos puestos y no tener que escucharla hablar de absolutamente nada.

Le había impactado mucho lo que había sucedido y para ella había sido algo muy fuerte que casi mataran a Thomas por estarla ayudando y evitar el tema el mayor tiempo posible era la mejor opción para ella y esa evasión consistía en evadir todo lo que la vinculara a ese concierto, incluido Thomas y Jesse a pesar de que con el segundo no le hubiera funcionado porque ya lo había invitado a la cena de Thanksgiving que se sirvió en la Mansión Lovecraft.

Gracias a ella Thomas había estado a segundos de morir y jamás se lo iba a perdonar. Si no lo hubiera invitado al concierto y no lo hubiera separado de Laise esa noche en la fiesta de Harley quizás todo fuera distinto. Siempre que estaba ella involucrada, siempre había algo que terminaba mal y no iba a arriesgarse a que volviera a suceder. 

Rodó los ojos cuando Odette entró detrás de ella a la habitación y Odille se limitó a ir hasta su lado de la habitación, dejó la mochila en la cama, sacó su cajetilla de cigarrillos para ponerla sobre su escritorio y se quitó los zapatos que, a diferencia de su gemela, dejó a un lado de la cama con los calcetines hechos bola.

Bufó exasperada cuando Odette comenzaba a hablar. Sabía que no podía evadirla por siempre así que simplemente se quedó en silencio. Sin saber exactamente qué decir pero con un torrente de palabras en su cabeza -no todas muy lindas ni agradables, cabía mencionar- para espetarle en cualquier momento. Para evitar eso, porque tampoco quería lastimar ni herir a su hermana, sacó un cigarrillo y lo encendió. Se tomó su tiempo, unos segundos, tal vez un poco más, sacó el humo gris por sus labios haciendo un par de donitas y se mantuvo mirando hacia la pared donde había un poster de Freddy Mercury que en vez de darle una sensación de bienestar y alegría solo la amargaba más.

-Me dejaste....-espetó finalmente sin voltearse a mirar a su hermana.-Me dejaste sola sin avisarme, sin decirme nada... y te largaste con Jesse que lo habías tratado horriblemente mal, pero aún así te largaste con él.

Odette no tenía ni idea de cuál era exactamente el motivo de la molestia de su hermana, no le gustaba hacer suposiciones ni conjeturas, prefería hablar; directo, conciso y al grano, las medias tintas no eran para ella y Odille lo sabía perfectamente. La escuchó hablar y no pudo hacer otra cosa más que llevarse su dedo índice, anular y pulgar al tabique de la nariz, estaba molesta…¿por qué la había dejado? ¿Era enserio? Calmó su indignación y la miró fijamente, le frustraba muchísimo que no tuviera contacto visual con la persona con la que estuviera hablando, era una falta de respeto y educación y no se lo toleraría a nadie, en especial a ella.

-¡¿Qué?! ¿Dejarte? ¿Dé que estás hablando? En primer lugar…- no terminó la frase porque sentía que su enojo iba ascendiendo rápidamente, debía callarse, calmarse y pensar lo que le diría, no deseaba terminar de empeorar su relación con su hermana.

-Por favor, mírame a la cara cuando me hablas, o ni eso merezco? su voz no subió ni un solo decibel, su dicción era baja, grave y bastante irritante si estabas en una situación como esa. Por los pasillos de BK se decía que Odette no tenía sangre en las venas, que era una clase de criatura venida desde el más recóndito y oscuro lugar de los avernos, jamás se enojaba o alzaba la voz,ni siquiera cuando le provocaban de formas insospechadas. Tomando en cuenta que siempre –SIEMPRE- estaba de mal humor, jamás explotaba como lo hacía regularmente Odille. La vidente comenzó a armar un rompecabezas con la poca información que su hermana le dio, si la conocía como creía conocerla, Odille pensaba que quizá ella se había ido con Jesse a hacer –quien sabe que cosas- y peor aún, que la había abandonado en un momento de crisis a propósito.

-Tuve una visión, Odille. Era Brownie, sangraba por todos lados y era raptada y torturada por los tipos con máscaras de Mercury, fue muy intenso y me llegó por sorpresa, no vi a nadie más; no te vi a ti….- Sabía que siempre estaría a su lado y que por nada del mundo dejaría que algo le pasara, le dolía que ella pensara que todo ese tiempo que no estuvo con ella fue para hacer cualquier otra cosa, menos lo que le mencionaba. Ahora que lo pensaba mejor, fue un terrible error confiarse de esa forma, el hecho de que aquella visión no comprometiera a nadie excepto a Brownie era una fehaciente prueba de que lo que ocurría en ese lugar no estaba bien. Si lo que quería Odille era hacer sentir culpable a Odette, lo estaba logrando.

- Mi primer pensamiento fue ir a auxiliarla, le pedí a Jesse…, a Crawford que viniera conmigo para que se quedara con ella en lo que yo iba por ti…- Lo dijo, claro, sin rodeos y con un leve asomo de tristeza. Le provocaba dolor que ella pensara así, si bien decía el dicho ”El león cree que todos son de su condición”. Volvió a respirar, esta vez mucho más profunda y pesadamente, se acercó a menos de un metro de ella, cruzando la línea divisoria del dormitorio. La observó y apretó la mandíbula. El humo de su cigarrillo le provocaba náuseas pero lo soportaría, con tal de arreglar ese asunto con su hermana.

-Si me vas a culpar por haber ayudado a Brownie en lugar de a ti, está bien, hazlo, es mi culpa y cargaré con ello pero no voy a permitir, de ninguna manera que pienses que me fui con Crawford a “pescar luciérnagas” si es lo que imaginas ¿está claro? dijo casi en un susurro. Se retiró de ella, puntualizando eso último que mencionó y volvió a su mitad. Se sentó en la cama bastante afligida –cosa que no era absolutamente para nada común en ella- cerró los ojos, una terrible jaqueca amenazaba con azotarla.