Catching up

La vida de mago en una ciudad tan poblada como Nueva York no era fácil. Ya después de un par de años de enterarse de que era un mago, y de que hubo aprendido un par de cosas sobre la sociedad mágica neoyorkina de parte de su institutriz, a Branor le pareció que esa ciudad variopinta de estilos y nacionalidades que es Nueva York se volvía incluso más diversa. Cuando tenía catorce años, se volvió casi un deporte para él caminar por la calle intentando descubrir brujas o magos invisibles para el ojo muggle. Por supuesto, nunca fue muy bueno para eso. Pero le divertía. Más de alguna vez recuerda haberlo jugado con Harley D. Lovecraft, una vieja amiga de su familia, mirando ambos por la ventana de la casa de ella. 


Con ese recuerdo en el pensamiento iba mientras caminaba por los pasillos del centro comercial. Se dirigía a reunirse con su vieja amiga, a quien hace años no veía. Se la había encontrado de pura casualidad hace unos meses y, después de acomodarse a los horarios de la universidad, había decidido que ya era hora de que se reunieran a conversar con calma y a ponerse al día. Se había puesto en contacto y habían quedado esa extraña tarde a conversar.

-Harley, ¡hola! -la saludó al entrar a la tienda. La había visto desde la entrada del lugar, y la emoción no le había permitido contener un entusiasta saludo a través de todo el recinto. Un poco avergonzado al darse cuenta de su tono de voz, se quitó el abrigo y lo colgó, mientras le daba tiempo a Harley para acercarse.

Haber vuelto suponía muchas cosas, reacomodar su vida o tratara de tomarla en donde la había dejado antes de, en un intento fallido, hacer un cambio radical a su vida. Entre las cosas que tenía que recuperar era su ocupación en la pastelería. Le había dicho a Mina que no podía trabajar como antes lo hacía, principalmente porque ahora tenía otras ocupaciones, pero quería seguir ayudando, después de todo ella misma había ayudado a crear ese negocio, no iba a dejarlo a la deriva así como así.
Fue precisamente esa semana que se había puesto en contacto su viejo amigo Branor, sabía que había entrado al a universidad ese semestre, pero no habían tenido oportunidad de ponerse al día principalmente porque hacia un par de meses Harley había mandado todo al demonio y dejado la escuela. Ahora que estaba un poco más estable y tenia oportunidad, fue que decidió ponerse de acuerdo con él para verse y platicar un poco, le hacía muy bien el poder tener alguien de confianza a su lado.

Y precisamente al llegar a la cupcakeria todo estaba como siempre, había mucha seguridad en el centro comercial después del último ataque, eso lo noto de inmediato. Personal del departamento de seguridad en las entradas, las personas con algo de recelo entre los locales buscando hacer sus compras rápidas y luego retirarse. Ella siguió como si nada entrando al local, saludo a un par de elfos y se acerco a la barra, estaba justo en ese lugar saludando a las cajeras cuando la chica frente a ella le hizo una seña, había alguien detrás que estaba llamando su atención.

hey!!... – Se giro y llamo con la mano al joven, se acerco a él para saludarlo tal vez de una manera más efusiva de lo normal, pero es que en realidad le emocionaba mucho el verlo ahí. -. Tsk, dios santo has crecido casi dos cabezas mías.. anda ve, te presentare la especialidad de latte mágico que va perfecto con los cupcakes que recién acaban de salir del horno. Ven vamos..

Harley era una criatura pequeñita, delgatida, de esas que parecían iban a romperse con cualquier cosa, sin embargo siempre había sido de las niñas que les gustaba jugar rudo con los niños, lo tomo del brazo y lo llevo hacia una de las mesas para sentarse frente a él.

Y dime ¿Qué tal la escuela? ¿Cómo va todo? Cuéntame en lo que aparecen las bebidas..

Harley, su vieja amiga Harley, se acercó caminando hacia él. Hacía mucho que no la veía. Para él, era como si no hubieran dejado nunca de ser niños. La diferencia de estaturas contribuía a exagerar la diferencia de edades, tal y como cuando eran niños. Branor la saludó y le dio un fuerte abrazo. Recordó también, de pronto, al vieja efusividad de Harley.

Antes de que pudiera decirle nada (estaba pensando en algo del tipo "¡Cuánto tiempo sin vernos!"), Harley lo invitó a sentarse y a pedir un latte que, seguramente, estaría increíble. A pesar de llevar tantos años sabiendo que la magia existe, no dejaba de sorprenderle todo lo que el mundo mágico era capaz de ofrecer a un chico medio muggle como él. Y cada vez le sorprendía más.

-Y la verdad es que ha sido todo un poco rápido. Pasar de vivir una vida muy muggle a una vida muy mágica es un poco saturante. ¡Con decirte que ayer de pronto me vi encendiendo una ampolleta con la varita en lugar del interruptor de la luz! -terminó diciendo entre risas. Era cierto, en todo caso. Pasar de vivir con sus padres a un ambiente en el que todos hacen magia todo el día, en el que se puede hablar tan abiertamente de tantas cosas, era para él algo sorprendente. Se sentía algo así como un campesino llegando a la gran ciudad por momentos. 


-Pero me gusta mucho la universidad. Estudio una carrera relacionada con la manufactura de objetos ehr... mágicos -aún se sentía muy ridículo diciendo lo que estudiaba, ya que en realidad no tenía idea de cómo funcionaban siquiera los objetos. Había temido desde la primera clase en la universidad que sus compañeros no supieran mucho más que él, para no quedarse atrás -. Al principio pensé que iba a resultarme difícil, pero la verdad es que parece que heredé el "ojo clínico" de mi padre, ¿sabes?


Justo al terminar de decir eso, llegaron los cupcakes y los bebestibles. Un latte que humeaba una especie de vapor esmeralda lo sorprendió con la boca abierta. Luego se rió por estar tan sorprendido. Recordaba que, cuando se conocieron cuando eran más jóvenes, Harley solía reírse de él por su capacidad de asombrarse de absolutamente todo lo perteneciente al mundo mágico. Tomó un sorbo de latte mágico antes de terminar, y sintió una sensación como de calor y frescura al mismo que le llenaba el estómago y le calentaba el esófago a la vez. Intentó disimular su sorpresa, pero no pudo evitar abrir mucho los ojos.


-Jaja. Así que he estado estudiando bastante y, bueno, también haciendo las cosas que hacen los universitarios -dijo encogiéndose de hombros -. Quién me hubiera imaginado a MÍ en una fiesta, ¿no? Pero bueno, son los giros de la vida. ¿Cómo has estado tú? ¿Qué tal el mundo real, fuera de la universidad?

Siempre le había dado mucha ternura él como Branor veía las cosas del mundo mágico, no era el primer mago sangre muggle que conocía, pero si uno de los que conocía que no había asistido al colegio de magia de Salem. Siempre había pensado que era difícil para él adaptarse y todas esas cosas, de pequeña le hacían muchas bromas, pero ya en los últimos años antes de que perdieran contacto pues había aprendido a no hacerlo. Su familia siempre había sido muy amable con sus padres y viceversa, era una de las buenas relaciones que recordaba de niña, de antes de que su mamá se divorciara y todo, seguro Branor ni lo sabía, habían pasado tantos años que sentía que no podía actualizarse así nada más, mejor era poco a poco, sobre la marcha.

Eso me pasa todo el tiempo, ya te acostumbraras… – Eso iba en parte por lo de la bombilla y por lo de la universidad, no sabía si le habían dado un curso de introducción o algo así, a ella se lo habían dado el primer semestre , le había servido mucho, eso y conocer a otros alumnos que ya estaban en la escuela, en realidad.

Wow, que bien.. ¿Te vas a especializar en algo? ¿Varitas? ¿Transportes? ¿O solo objetos mágicos en general? Porque si es así déjame decirte que uno de los hornos mágicos del fondo del local necesita reparaciones, por si quieres practicar… – Señalo la tras tienda y luego se rió, era una broma aun que en verdad si estaba descompuesto el horno, había sido culpa de una de las ridículas camareras que habían contratado después de la huelga de elfos, lo habían arreglado pero no quedo igual y volvió a descomponerse hacia poco.

A ella le pareció completamente normal cuando las bebidas y los cupcakes aparecieron en la mesa, ella había pensado que debían ponerle una mejor presentación, más llamativa que simplemente aparecer convocados, pero no se lo había exteriorizado a Mina. Su bebida, el Latte también era mágico, sin cafeína. La crema hacia una figura 3d de un gato que parecía maullar y querer escapar de la tasa, ella la tomó por la aza y luego le dio un pequeño trago, lo saboreo simplemente para verificar la calidad y luego sonrió, todo estaba en orden.

¿Y bien? ¿Te gusta? Puse este negocio con la ayuda de mi amiga Mina, ¿Te acuerdas de ella? En realidad es mas suyo que mío, solo le ayudo con las recetas y algunas ideas… pero en general nos va bien. - Si, no mentía, a pesar de que hacía poco con el ataque los clientes habían disminuido en las otras tiendas, la cupcakeria iba bien, como si gozaran de alguna protección mágica o algo así.

Oye y ¿Qué pensaron tus padres de que vinieras por tu cuenta a la universidad? ¿Fue difícil? Con eso de la situación de los magos y todo.. – Y es que con al caída del secreto mágico, muchos muggles habían tomado una posición algo defensiva al respecto, esperaba que no fuera ese el caso de los papas de Branor.

ropita harlo

gato en la tasa

-La verdad es que todavía no sé. Por una cuestión de curiosidad las varitas me llaman particularmente la atención, pero creo que por ahora no me adelantaré a nada -contestó con sencillez. La verdad es que se sentía aún un invitado en el mundo mágico, y especialmente en la universidad. Curiosidad no le faltaba, pero sí bastante tiempo para adentrarse en el mundo mágico y en la manufactura de objetos mágicos como para dar una respuesta tan contundente -. Espero algún día poder ayudarte con esta tienda. Estoy seguro de que la magia da muchas opciones para hacer los negocios mucho más eficientes.


Miró alrededor mientras decía lo último, como si evaluara toda la habitación en busca de cosas que mejorar. Y, a decir verdad, encontró algunas: las lámparas, la forma de servir la comida e incluso la puerta de entrada. Esperaba realmente algún día ser capaz de concretar mediante la magia todas las locas ideas que se le pasaban por la cabeza. Sonrió a Harley dulcemente, con cariño, mientras bebía más de su latte mágico. A estas alturas tenía más calor que frío. Se arremangó antes de seguir hablando.


-¡La verdad es que me encanta! Y de Mina creo tener algún recuerdo, aunque la verdad es que necesitaría ver su rostro para confirmártelo -le contestó, mirando una vez más todo el lugar, pero esta vez en señal de admiración -. Me encanta que hayas tomado la decisión y que hayas decidido abordar un proyecto como éste. Sin duda que te debe significar muchísimo esfuerzo, pero, bueno, así como se consiguen las cosas.


Le sonrió con orgullo, porque eso era lo que sentía de su vieja amiga.


-La verdad es que sí, que tuvieron (y supongo que siguen) viviendo una especie de luto al respecto. Piensan que me perdieron, o algo así. Yo pensaba que con todo esto de la caída del secreto mágico iban a tender a acercarse, pero la verdad es que creo que siguen muy influenciados por amigos muggles que no son la mejor de las juntas, ¿sabes? -se detuvo a pensar un momento, a recordar. Se recordó a sí mismo saliendo de su casa con tres maletas llenas de ropa y de libros, subiendo a un taxi muggle, sus padres despidiéndolo desde la puerta de su casa -. Pero yo no tengo la intención de dejarlos ni mucho menos. Si fuera por mi, que vinieran a vivir conmigo, al mundo mágico o algo parecido. Se merecen mucho más de lo que tienen ganando como muggles, o eso creo.


Volvió a beber del latte. Alzó las cejas como diciendo "en realidad no tengo idea lo que va a pasar" y volvió a sonreir. No tenía sentido amargarse pensando demasiado las cosas. Eso lo había aprendido de su padre.


-¿Y tú? ¿Estás feliz? 


Branor alargó su mano para tocar levemente la de Harley, en un amistoso gesto de cariño.

Harley mantenía la vista sobre el joven con una sonrisa en el rostro, en realidad todo eso, el negocio, las inversiones y lo demás había sido idea de Wilhelmina. Ella era la que se encargaba de mantener en pie ese lugar y no dudaba en darle el crédito, lo merecía. Mientras trabajó ahí sabía darle el lugar que le correspondía y trataba de igualar sus esfuerzos con los de su amiga. Muchas cosas habían cambiado en tan solo un par de meses, con el negocio Harley había aprendido a comprometerse a las cosas, algo difícil desde su situación.

En realidad… fue idea de ella, verás hace un año y un poco más ambas pasamos por una situación difícil, fue nuestra forma de apoyarnos la una a la otra. Ahora las cosas están mucho mejor para ambas y esto nos quedo como recompensa de saber sacar lo mejor de lo peor, por así decirlo… - En realidad era una historia muy larga que en esos momentos no tenía sentido contarle, tal vez más adelante se lo diría como una vieja anécdota, ahora solamente era algo amargo del pasado.

Ella también bebió un poco de su bebida y el gato mágico de crema le pinto unos bigotes falsos, ella soltó una pequeña risa y se limpio inmediatamente con una servilleta. Era gracioso que ni siquiera los animalejos ficticios podían estar sin atacarla, parte de su encanto siempre había sido ese, Harley era pésima con las mascotas.

Suspiro prestando atención a la situación de los padres de Branor, si le dio algo de tristeza escuchar eso, después de todo por razones como esas los primeros muggles habían llevado a su hijo mágico a que estudiaran con él y todas esas cosas y se había estallado completamente esa pseudo revolución de magos contra muggles, la situación en si la tenia tensa, pero esperaba que aquello se mantuviera alejado de su vida por el mayor tiempo posible.

Seria una buena idea, según se hay lugares departamentales en una zona mágica cerca de la universidad, podrían estar bien ahí aun que no podría asegurártelo, la verdad mi familia dejo las conexiones con el mundo muggle desde que mis padres se separaron – Se hundió en hombros, en realidad Zack no había sido su padre biológico, pero seguía considerándolo un padre, uno que a pesar de su descendencia mágica seguía muy en contacto con el mundo muggle, desde que se divorcio de su madre vivían más en el mundo mágico, por el puesto que ahora tenía como jefe de aurores y todo eso.
La pregunta de Branor la saco de su ensimismamiento y volvió a sonreír, si estaba feliz en verdad, podía decirlo con seguridad.

Tuve momentos difíciles, ahora estoy viviendo con alguien en New York, su nombre es Werther. Es una buena persona y trabaja en el ministerio, vamos a ser padres en unos meses y eso, en verdad, me tiene vuelta loca de felicidad… - Lo había dicho como algo casual, tampoco es que fuera a escondérselo al mundo, menos a Branor, además no quería quedar como la típica adolescente embarazada que no sabía qué hacer con su vida.