Are you alive?

Hacía solo un día desde que había vuelto, ya tenía todo arreglado, su reincorporación a clases (aún cuando muy avanzadas) y por supuesto todo lo que tenía que ver con la fraternidad. En ningún momento se dudó de su reincorporación, aunque por supuesto ya su cargo no era “suyo” y eso le molestaba, pero bueno, había merecido la pena. Todos sus pensamientos estaban en su lugar, su mente se había aclarado hacía ya bastante tiempo y ahora volvía con los pies en la tierra, no como cuando se marchó.

Aunque claro, a las clases de esa mañana no había asistido, aún tenía que ir a hablar con un par de profesores, en teoría le iban a convalidar ciertas tareas y la mayor parte del semestre por las clases tomadas fuera, de modo que simplemente y con una sonrisa iría a explicarles y mostrarles sus trabajos... cuando ellos pudieran. O sea, que tenía mucho tiempo libre hasta esos momentos.

Pensando en eso se le ocurrió, no solo una forma de distraerse, si no de también quitarse un gran interrogante que tenía y mantenía desde hacía tiempo ¿que había sido de Adrien? Lo había pensado muerto por meses, dicho de algún modo incluso le dolió ligeramente su pérdida, llevaban siendo compañeros y amigos mucho tiempo, era normal haberlo sentido aún cuando sabía que lo habría merecido, todo el mundo en aquel sótano lo supo de un modo u otro... pero al parecer no, no estaba muerto, cuando le preguntó a Laise disimuladamente por ello se mostró demasiado tranquila y eso tampoco era normal, tenía que ir a ver con sus propios ojos que era Adrien quien estaba ahí y no un tipo raro suplantador o algo así (le mataba la curiosidad, eran magos pero un desollado vivo por la escuela debía de ser curioso, como mínimo). Quizás por es que fue en él en el primero que pensó a la hora de ir a hacer una visita a alguien en su tiempo libre.

Salió de su cuarto donde estaba, perezoso como siempre, y no tardó en llegar al del otro Nu, era curioso, como se preocupaba más por “como podría pasar que esté aquí” de lo que se alegraba por saber que seguía bien.

-Adrien ¿estás ahí? Soy Miles, anda, abre la puerta - llamó a la misma un par de veces, con los nudillos y sin mucha fuerza. Sin más se quedó plantado delante, serio y con el ceño ligeramente fruncido. Ya casi todos en la fraternidad sabían de su vuelta, esperaba que él también y no tuviera que estar cacareando sobre ello por mucho rato.

Por supuesto que Adrien conocía del regreso de Miles Selvaggi, una de las estrellas de la fraternidad y la misma universidad, era lo que todo el mundo había comentado desde incluso antes que pusiera un pie en el campus, sin embargo el joven Nu permanecía siempre al margen de las actividades, los comentarios y sobre todo lo social en cuanto a la fraternidad trataba. Se había rumorado que Alexander no estaba llevando las cosas bien entre los suyos, Adrien era uno de los más veteranos en el lugar y si bien su nombre había sonado como un reemplazo, él lo había rechazado rotundamente, principalmente porque no contaba con el tiempo para dedicarle a eso pues trabajaba en el hospital, en la universidad y asistía a las clases de su especialidad, era demasiada carga por si como para perder el tiempo en cosas como reuniones o fiestas de fraternidad. Ahora que Selvaggi había vuelto era más que obvio que sería restituido en su cargo, al menos eso se comentaba por los pasillos de la mansión.

Había sido una suerte que ese día Adrien hubiera tenido un descanso por los finales que estaban acercándose, tomo esas pequeñas horas libres para ir a su habitación, tomar una ducha y recostarse en su cama. Había cambiado demasiado después del incidente en el sótano, ya no podía decirse que era él mismo, solamente era un cuerpo sin emociones vagando, actuando de manera mecanizada, sin confiar en nadie, sin abrirse realmente con nadie.

Estaba escuchando una melodía de música clásica en un aparato mágico de discos, su mirada estaba puesta en un punto sobre el techo del cuarto cuando, de entre la melodía, la voz de Miles se hizo sonar desde el pasillo. Adrien no reacciono inmediatamente, se tomo su tiempo para sentarse en la orilla de la cama y dirigirse hacia la puerta. No sabía si estaba listo para ver a Miles después de todo.

Al final termino por abrir la puerta. Su rostro carecía de emoción alguna, pero si se veía desmejorado, tenia moretones bajo sus ojos por la falta de sueño, incluso parecía como si hubiera envejecido un par de años tan solo en meses. Se quedo en silencio unos momentos esperando a que Miles se explicara, ¿Qué era lo que deseaba?

¿Qué necesitas? - Fue duro y directo, él no era del tipo de personas que se prestaran para una charla casual, no se dio cuenta que estaba siendo grosero, era su forma de actuar desde siempre, tal vez con un poco más de recelo.

La espera no se le hizo demasiado larga, aunque tenía que reconocer que teniendo en cuenta en tamaño de esas habitaciones sabía que se había tomado su tiempo para ir a atenderle. Pero bueno, suponía que de algún modo Adrien podría estar molesto con él, habían sido amigos por bastantes años, conocidos o quizás simples compañeros, dependiendo de quien mirase la relación les pondrían un atributo u otro. Pero de cualquiera de esa formas él tendría derecho a estar molesto,  no solo había ignorado (lo mejor que pudo) lo que le habían hecho en consecuencia a sus actos en el pasado; si no que además, no había intentado ayudar a su mejor amiga y había desaparecido del mapa poco después. Cualquiera estaría molesto por eso, peor viendo que nunca llegó a verlo tras lo ocurrido en aquel sótano (había imaginado que no se recuperó del todo por años, por Merlín, sería lo lógico).  Aún así cuando le abrió la puerta él simplemente mostró una amplia sonrisa y fingió que su visita era lo más casual del mundo.

-¿Qué formas son esas de saludar a un viejo amigo? - le respondió él ignorando la descortesía, por supuesto, era un tipo amigable siempre que no le tocaran la fibra sensible. Le dio un par de golpecitos en el hombro, como un saludo entre hombres, y terminó por pasar a su habitación sin pedir permiso ni nada - Espero que no estés muy ocupado, estaba aburrido y pensé ¿que mejor que ponerme al día sobre todo lo que haya pasado por aquí que contigo? - lo miraba de arriba abajo de la manera más casual posible, casi parecía otro chico y no le extrañaba ¿como sobrevive uno a eso que le hicieron a él y seguía igual? Estaba mucho más entero de lo que se esperaba pero bueno, siendo sincero, tampoco se lo imaginaba modo zombie, su padre era un gran medimago, se supone, si alguien podía lograr que se recuperara de aquello era un Morgan, claro - te veo muy bien - miró a la puerta de reojo - ¿Tienes un rato para una charla tranquila? Ando viendo si reclamar mi presidencia o si mejor me quedo como un alumno más ¿que dices? Eres de los más veteranos de por aquí, tu opinión seguro cuenta, me han dicho que mi sustituto es un desastre.

Se dejó caer despreocupadamente en una silla que tenía por allí y esperó, sin ser invitado, a que él diera su visto bueno a estar un rato juntos sin más. Nunca habían sido los mejores amigos del mundo, pero si tenía curiosidad por alguien en ese momento era por él, Adrien Morgan.

Durante todo su tiempo de estancia en la fraternidad Adrien se había caracterizado por ser una persona seria y a social. Convivía con sus compañeros por supuesto, ayudaba a algunos con deberes, especialmente de medimagia y tronco común y por supuesto convivía en las noches de reunión de caballeros de la misma, sin embargo eso era muy diferente a en realidad convivir con ellos como amigos, como iguales, Adrien siempre fue una persona elitista incluso entre los elitistas y aun que todos en ese lugar gozaban de una gran influencia político social él sabía que incluso ahí había jerarquías.

Afortunadamente Miles era una de esas personas que estaban directamente en el tope, al menos así había sido hasta su partida, después de lo ocurrido con él en el sótano.

No respondió ni a su saludo ni a la pregunta que le hacía sobre saludar a un viejo amigo. Lo dejo pasar abriendo la puerta y girándose sobre él. Se cruzo de brazos y recargo en una de las paredes cercanas. Su habitación seguía exactamente igual que las pocas veces que Miles había entrado, con ese olor a hospital que parecía ser una extensión del mismo chico. Todo estaba impecablemente arreglado, sus libros, sus pociones, todo parecía recibir de una manera elegante al intruso en la misma.

Tengo un par de horas antes de mi turno en el departamento de investigación en la escuela… - Reviso el reloj que tenia sobre su muñeca, en efecto él era una persona ocupada como estaba seguro le pasaba al 70% de al fraternidad, todos metidos en asuntos importantes, algunos incluso lamiendo las suelas de los zapatos indicados para escalar posiciones, de eso se trataba todo eso.

Te vez bien también… Supe que estuviste en el extranjero, espero que tu decisión sobre volver sea la mejor elección con la situación como esta últimamente.. – Estaba exagerando aun que sabía que con él no tenía que hacerlo. Decidió mejor inclinarse por los asuntos superfluos de la fraternidad, luego podrían hablar del resto.

A decir verdad todo el mundo esta esperando que tomes tu lugar como presidente, Alexander tiene influencias pero no lo supo aprovechar, una lástima para él… - Lo dijo como cualquier cosa, en realidad así era, muchos ya consideraban a Miles como el presidente, él mismo les había puesto las iniciaciones, eran pocos en realidad quienes estaban del lado de Alexander, principalmente novatos influenciables.

Aquella noticia era nueva,que estaba en el equipo de investigación. Claro que sabía que era inteligente, desde siempre, para estudiar sanación había que tener buena cabeza y ser muy capaz, pero bueno, que fuera como él quisiera, no tenía por el momento intención de preguntarle como le iba ahí  a no ser que la conversación cesara (y sinceramente, estaba sin nada que hacer en la facultad por el momento, si se quedaban sin conversación y volvía a su dormitorio se moriría de aburrimiento).

-No tienes que exagerar, da igual la situación, volver siempre es mi primera opción, no voy a terminar por ostentar a un puesto en Alemania, mi lugar está aquí - dijo tranquilo, pues realmente era lo que pensaba. Le gustaba América, aún con sus horribles habitantes casi anarquistas y su comida basura que sabía a mierda procesada en el mejor de los casos.

Pero él tampoco hizo mucho hincapié en eso, sobre todo porque Adrien se molestó en cambiar el tema de manera que seguía con su pregunta, sin sutilidad, al parecer-

-Que buena noticias me das Morgan, realmente terminar mis estudios como presidente Nu es algo de lo que presumir, tengo intenciones de pelear por ello, y si ya me dices que tengo a mis compañeros de mi lado me facilitas muchísimo la cosa - sonrió de medio lado, en un principio, pensando en lo pasado en el sótano, había pensado que Adrien no estaría de su lado, aún cuando compartieran ideales había sido un amigo horrible, como mínimo, pues ni lo visitó para saber como estaba después. Pero o no le daba importancia a todo aquello, o pasaba como con Laise, que el pasado parecía borroso y desdibujado en ella - pero bueno, supongo que para no alterar el ritmo de nadie esperaré al próximo curso para pedir por ello. O pasaré a ver al decano o algo así... formalidades y cosas que no interesan. Cosas aburridas... mejor cuéntame de ti. Estuve preocupado por tu bienestar - dijo, fingiendo de forma casi magistral, siempre se le había dado bien y sabía que estar de buenas con Adrien era incómodo (a veces) y necesario - la última vez que te vi estabas bien jodido ¿en que andas ahora? - espero que no estés metiendo tus partes donde no debes, pensó en decir, pero se abstuvo de comentarlo.

Había estado fuera del país por un par de meses, su madre había necesitado de su ayuda y, aunque no hubiera querido, no podía negarle nada a ella. 
Tenía unas cuantas horas desde que había regresado a la academia y los rumores del regreso de Miles no se hicieron esperar. Había llegado a sus oídos que el ex presidente quería recuperar su puesto y que estaba dispuesto a todo para tenerlo de vuelta. Alexander ya tenía todos sus papeles arreglados, listo para recuperar sus clases y volver a su facultad, lo único que le hacía falta era no perder lo que le correspondía. 

Se encaminó directamente a la habitación de Adrien, aquel chico que había sido un amigo y, se podría decir, su mano derecha. Estaba completamente ensimismado mientras se dirigía a esa habitación. Habían pasado muchas cosas desde su ausencia, aquellos ataques, todas esas cosas que se les ocurría a sus patéticos maestros y ahora ese Miles que le daría pelea.
Cuando llegó a la habitación del joven Nu, se detuvo un instante al escuchar voces y reconoció inmediatamente con quién estaba charlando su compañero. Se pasó una mano por el cabello y abrió la puerta recargándose en el marco.

-Pero que sorpresa -comentó viendo a los jóvenes hablar e hizo un asentimiento con la cabeza a modo de saludo -Selvaggi... Morgan... Cuanto tiempo sin verlos. -dijo cruzándose de brazos sin perder aquella sonrisa de medio lado.

Adrien nunca había tomado con interés el ostentar un cargo dentro de la fraternidad, tal vez porque en realidad si no fuera por las aspiraciones de su familia él no se habría unido a una. Es decir, había cosas buenas como el poder político y todo eso… bueno en realidad si había cosas buenas y aun que no fuera participativo, no se arrepentía de haber entrado a ese lugar. Claro que para Miles era más importante el puesto que para cualquier otro y lo sabía, tenía que aceptar que Miles había hecho un buen trabajo en su semestre del que Alexander había hecho hasta el momento.

Lo mejor será esperar, tampoco creo que Alex vaya a dejarte el puesto así como así… supongo que tendremos que votar o dejarlos que se maten el uno al otro… lo que sea más conveniente… – Podía parecer una broma pero no lo era, ambos eran además de personas influyentes en la universidad, miembros de la secta que justamente estaba bajo sus pies en el sótano de la fraternidad. Ambos eran magos poderosos y con influencia de las artes oscuras, un duelo entre ellos no podía ser cualquier cosa.

Cuando Miles menciono la última vez que lo vio Adrien se tensó visiblemente, sus músculos, su rostro, era obvio que no quería hablar al respecto de ello. Estaba justamente por contestarle que mejor se retirara de su habitación cuando, sin previo aviso, Alexander entro con su usual tono de voz y suficiencia. De haber sido otra la situación lo habría corrido, a él y a Miles que parecían haberse adueñado de su cuarto como si fueran los reyes del mundo, pero Adrien siempre había sido muy celoso con sus cosas y su privacidad.

Alexander.. Justamente hablábamos de ti y el puesto de presidente de la fraternidad… al parecer Miles tiene intenciones de retomar su cargo. Les sugiero que si van a matarse lo hagan en un lugar donde no pongan en ridículo a nuestra fraternidad y en especial no rompan o destruyan mis cosas…

No estaba bromeando en absoluto, él mantuvo la calma con los brazos cruzados simplemente esperando.

Su interés inicial ese día no fue ir a hablar sobre la presidencia de los Nu, ni ver si tenía opciones, aunque claro, no es como si fuera a ignorar la posibilidad... su interés principal había estado en saber si estaba bien y entero, después de lo ocurrido en el sótano, pero por más que lanzara alguna que otra indirecta Adrien no se enteraba. Igual y realmente tenía la cabeza en otra parte, sabía (por noticias generales) que cosas concretas en su vida se habían trastocado y ya no iba todo tan perfecto como debería, pero él ni había prestado atención a esas noticias, era un poco (muy) egocéntrico cuando se le daba la gana. Pero claro, si salía el tema no iba a negar que le interesaba como el que más, era un hombre muy ambicioso y eso se podía ver con cada paso y cada palabra que salía de su boca.

-¿Tu crees que sería conveniente que nos matemos el uno al otro? - le respondió riendo antes de que Alex hicira su entrada, realmente esa idea le hacía gracia, nunca le había caído del todo mal, era un buen tipo, casi podría decirse que eran amigos o colegas, pero su ambición era un tema aparte y ahí no le importaba pisar a cualquiera ¿verdad? - no creo que haya que llegar a tanto, ya se verá. Pero ya te dije, lo mejor es dejar estas cosas para el curso que viene, que es cuando se hace, desde siempre, al principio.

Dicho aquello se estiró y reacomodó, ya con la intensión de dirigir el tema a donde él quería y necesitaba, pero no, como iba a hacerlo... estaba claro que por ahí no se iba a enterar de nada ese día al menos. La puerta se abrió y apareció Bloodworth, como se suele decir “hablando del rey de roma...”. Suspiró, no por su presencia en sí, si no por la interrupción, y simplemente le dedicó un gesto con la cabeza a modo de saludo.

-Buenas Alex - dijo rápido, antes de oír la barbaridad que acababa de aclarar Adrien tan felizmente y en serio, porque se le notaba en la voz y sus gestos. Solo por ello se casi tensó y lo miró con una cara horrible, eran personas civilizadas, igual alguno de los dos quería tenderle una zancadilla el otro en algún momento de la campaña cuando tocara, pero en ese instante... - que exagerado que eres Morgan ¿no quieres que te manchemos tus caras alfombras no vaya a ser que no las puedas mandar a limpiar? - soltó una carcajada y negó con la cabeza. Una buena reunión era lo que acababa de formarse ahí, y había que hablar de algo más discernido, si no quería terminar en duelo o silencio incómodo - en realidad tenía intención de venir a proponerte hacer algo con nuestro tiempo libre, organizar una partida de poker explosivo o quizás algo más entretenido para todos los de la fraternidad ¿alguna sugerencia? - mintió, seguramente de forma descarada pero tan creíble como siempre. Había estado hablando con Adrien, a quien estaba visitando, pero al preguntar se giró hacía el chico que estaba en la puerta, pisoteando cualquier tipo de pensamiento que tuviera hacía él, bueno, malo o tan superficial como todos los que solía tener.