El deber nocturno
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El deber nocturno
La madrugada había llegado y el negocio no había dado los frutos de siempre, con el inicio de las clases la gente estaba concienzuda y pensaba que las drogas estaban ya fuera de su vida, como quienes dicen que el primero de enero van a ser mejores personas y que dejarán atrás todo lo que piensan que está mal en sus vidas. Llegó tardísimo a la fraternidad, muy cansado también por haber pasado la mañana estudiando, la tarde en los establos y la noche buscando clientes para el peyote.
Hubiese ido a su habitación directamente pero se metió en las regaderas primero, en la sala de convivencia había una pareja que se exaltó al verlo entrar porque eran casi la una de la mañana y a esa hora poca gente aparecía de la nada. Cuando finalmente salió, ya vestido y sintiendo finalmente el dolor en algunos de sus músculos recordó que tenía que acabar un trabajo escrito para el día siguiente. Si se iba a su habitación no habría forma de hacerlo, caería como un plomo.
Hubiese ido a un sillón de la sala de convivencia si su aparición hubiese bastado para ahuyentar a la pareja esa, no fue el caso, tuvo que ir a la sala de reuniones porque asumía que a esa hora nadie la necesitaría. Además las reuniones eran tan pocas que no recordaba el último tema discutido ahí. Había un sillón largo, una mesa ovoide y unas sillas alrededor. Quería estar cómodo pero no demasiado, puso en el suelo sus apuntes, su pluma y demás material para acabar el trabajo y con un cojín debajo de él, se dispuso a comenzar.
Le gustaba su carrera, más que muchas otras cosas, pero el problema era que exigía mucho y él siempre tenía poco tiempo para hacer las cosas extra que le enviaban a hacer o incluso las que le provocaba hacer. Le gustaba que Julisa tuviese una vida tranquila y le gustaba trabajar lo suficiente como para que no les faltase nada, ni una cuota para alguna fiesta o aunque sea para un vino regularón. Ella no trabajaba por el momento y quería que eso se mantuviese así.
Si hubiese recordado su deber más temprano no se hubiese ido a buscar clientes, malditos santurrones. Que el universo lo mantuviese despierto.
Hubiese ido a su habitación directamente pero se metió en las regaderas primero, en la sala de convivencia había una pareja que se exaltó al verlo entrar porque eran casi la una de la mañana y a esa hora poca gente aparecía de la nada. Cuando finalmente salió, ya vestido y sintiendo finalmente el dolor en algunos de sus músculos recordó que tenía que acabar un trabajo escrito para el día siguiente. Si se iba a su habitación no habría forma de hacerlo, caería como un plomo.
Hubiese ido a un sillón de la sala de convivencia si su aparición hubiese bastado para ahuyentar a la pareja esa, no fue el caso, tuvo que ir a la sala de reuniones porque asumía que a esa hora nadie la necesitaría. Además las reuniones eran tan pocas que no recordaba el último tema discutido ahí. Había un sillón largo, una mesa ovoide y unas sillas alrededor. Quería estar cómodo pero no demasiado, puso en el suelo sus apuntes, su pluma y demás material para acabar el trabajo y con un cojín debajo de él, se dispuso a comenzar.
Le gustaba su carrera, más que muchas otras cosas, pero el problema era que exigía mucho y él siempre tenía poco tiempo para hacer las cosas extra que le enviaban a hacer o incluso las que le provocaba hacer. Le gustaba que Julisa tuviese una vida tranquila y le gustaba trabajar lo suficiente como para que no les faltase nada, ni una cuota para alguna fiesta o aunque sea para un vino regularón. Ella no trabajaba por el momento y quería que eso se mantuviese así.
Si hubiese recordado su deber más temprano no se hubiese ido a buscar clientes, malditos santurrones. Que el universo lo mantuviese despierto.
- Thomas Chee
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Re: El deber nocturno
¿Aquel mal sabor de boca y esa sensación mala en el cuerpo que te quedan cuando sabes que soñaste algo realmente perturbador pero al despertar no recuerdas exactamente lo que era? Sí, ese mismo regusto a paranoia. Cuanto lo odiaba.
No había estado durmiendo bien desde hacía unos días y no tenía mayor explicación para ello. Es decir, no había nada que le tuviera particularmente tensa últimamente así que no podía atribuirle su mal sueño al estrés. Sería, ella pensaba, una de esas espontáneas rachas de insomnio que invaden de tanto en tanto sin ningún propósito más concreto que el de fastidiarte. No estaba en el punto aún de volverse loca por la falta de sueño, si tenía endorfinas en el cuerpo – gracias Zlatan – o terminaba molida de tanto correr – gracias Davina – sus noches eran normales. Eran casos como el de hoy, donde se había quedado dando vueltas interminables en su colchón y hasta quien sabe qué horas, los que le molestaban. Se había puesto hasta a organizar sus cajones y seguir un rato con el proyecto que tenía de hilar desde cero una capa de invisibilidad, pero ni así bastaba para que le diera sueño. Dándolo todo por perdido, mejor iba a bajar a la cocina a hacerse algún snack nocturno.
Bajó las escaleras en su pijama que no era otra cosa que una camiseta negra de su equipo de Mathletes en el High School y que le quedaba enorme y le llegaba a medio muslo. Iba descalza y con el cabello recogido en un moño desordenado y sin prestarle atención a la parejilla de la sala de convivencia, que también se sobresaltaron al escucharla y con eso mejor se decidieron a seguir en una habitación. Por ella que siguieran, en serio, no había problema, lo único que quería era un sándwich.
Fue a la cocina y se lo preparó, también se sirvió un vaso de leche y la verdad que se iba a quedar a comérselo en la barra de la cocina pero escuchó ruidos desde el salón de reuniones, así que curiosa se fue a asomar, un poco sorprendida al ver a su hermano ahí con cara de no poder ni con la cabeza de sueño pero aun así escribiendo a saber qué cosa.
- Qué haces aquí? – Le preguntó algo en su lengua. Cuando estaba en casa lo escuchaba y lo hablaba todo el día con su madre y sus abuelos y sus tíos y amigos y primos. En BK era algo que podía compartir solamente con su hermano. Se acercó y se sentó a su lado, ofreciéndole el emparedado que llevaba, como acabándosele de olvidar que lo había preparado para ella. – Qué escribes? Quieres que te prepare otra cosa? Aprovéchate de que la nevera está llena y no hay que compartir con nadie a estas horas. -
No había estado durmiendo bien desde hacía unos días y no tenía mayor explicación para ello. Es decir, no había nada que le tuviera particularmente tensa últimamente así que no podía atribuirle su mal sueño al estrés. Sería, ella pensaba, una de esas espontáneas rachas de insomnio que invaden de tanto en tanto sin ningún propósito más concreto que el de fastidiarte. No estaba en el punto aún de volverse loca por la falta de sueño, si tenía endorfinas en el cuerpo – gracias Zlatan – o terminaba molida de tanto correr – gracias Davina – sus noches eran normales. Eran casos como el de hoy, donde se había quedado dando vueltas interminables en su colchón y hasta quien sabe qué horas, los que le molestaban. Se había puesto hasta a organizar sus cajones y seguir un rato con el proyecto que tenía de hilar desde cero una capa de invisibilidad, pero ni así bastaba para que le diera sueño. Dándolo todo por perdido, mejor iba a bajar a la cocina a hacerse algún snack nocturno.
Bajó las escaleras en su pijama que no era otra cosa que una camiseta negra de su equipo de Mathletes en el High School y que le quedaba enorme y le llegaba a medio muslo. Iba descalza y con el cabello recogido en un moño desordenado y sin prestarle atención a la parejilla de la sala de convivencia, que también se sobresaltaron al escucharla y con eso mejor se decidieron a seguir en una habitación. Por ella que siguieran, en serio, no había problema, lo único que quería era un sándwich.
Fue a la cocina y se lo preparó, también se sirvió un vaso de leche y la verdad que se iba a quedar a comérselo en la barra de la cocina pero escuchó ruidos desde el salón de reuniones, así que curiosa se fue a asomar, un poco sorprendida al ver a su hermano ahí con cara de no poder ni con la cabeza de sueño pero aun así escribiendo a saber qué cosa.
- Qué haces aquí? – Le preguntó algo en su lengua. Cuando estaba en casa lo escuchaba y lo hablaba todo el día con su madre y sus abuelos y sus tíos y amigos y primos. En BK era algo que podía compartir solamente con su hermano. Se acercó y se sentó a su lado, ofreciéndole el emparedado que llevaba, como acabándosele de olvidar que lo había preparado para ella. – Qué escribes? Quieres que te prepare otra cosa? Aprovéchate de que la nevera está llena y no hay que compartir con nadie a estas horas. -
- Julisa Chee
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Re: El deber nocturno
Sentía que su cabeza pesaba demasiado, que poco o nada podía hacer con su trabajo y que llevaba demasiado agotado el cuerpo como para poder mantenerse despierto. No le iba a huir nunca al trabajo pero lo único que lo ayudaba a descansar del todo bien en esos días eran sus infusiones, no le gustaba beberlas demasiado seguido porque aunque fuese su negocio y su deber era hacerlas atractivas al resto no era tan fanático de estar elevado todo el tiempo. Debía mantener sus notas y su trabajo, estando drogado no iba a poder.
Escuchó la puerta abrirse y levantó rápidamente la mirada, quizá era por la hora o por el cansancio pero le pareció que estaba un poco paranoico, estaba en su fraternidad, qué podía pasarle si conocía a todo mundo. De estar con los Delta si sería algo normal, pero no en ese momento, sobretodo porque quien entraba era Julisa.
A pesar de que en todas las películas, series y hasta en las tiras cómicas americanas se hablase de que los hermanos que tienen edades similares se llevan mal, ellos no. En la comunidad algo que se enseñaba era que la familia era lo primero, y si bien tenía una extensa familia que era muy cercana y en la que sentía que podía confiar plenamente…ella era su hermana, su hermana pequeña, a la que incluso ahora sentía que debía vengar de todo. No buscaba defenderla porque desde chica supo cómo hacerlo, pero vengarla era un asunto más personal.
Sonrió ampliamente como lo hacía poco en la universidad, incluso exageró un poco porque le daba gusto verla y que le hablase en navajo, por duro que pudiese parecer era imposible que un navajo no extrañase su hogar y sus costumbres. Comer algo no lo mataría, incluso un café podría engañarlo para que pareciese que estaba menos cansado.
-Una tarea interminable, pero prefiero ir a comer algo contigo, Rain.-le habló en navajo también, le gustaba poder hacerlo. Dio una mordida al emparedado antes de acercarla con un brazo que pasó detrás de sus hombros.- ¿Vamos hacia la cocina? Me haré un café y a ti un jugo. No te prometo comida que soy malo para eso, pero mientras ensuciamos todo me cuentas por qué no puedes dormir.-el insomnio nunca fue algo bueno para ella, recordaba bien que desde que eran chicos el hecho de ser vidente la hacía más sensible al momento de ir a dormir. Casi nunca era por algo bueno.-
Se levantó aún cansado y extendió una mano para ayudarla a que se ponga en pie-Si no te quieres levantar voy a tener que llevarte cargando.-era mucho más hablador cuando era en navajo, y más cuando había tanta confianza con su interlocutor.-
Escuchó la puerta abrirse y levantó rápidamente la mirada, quizá era por la hora o por el cansancio pero le pareció que estaba un poco paranoico, estaba en su fraternidad, qué podía pasarle si conocía a todo mundo. De estar con los Delta si sería algo normal, pero no en ese momento, sobretodo porque quien entraba era Julisa.
A pesar de que en todas las películas, series y hasta en las tiras cómicas americanas se hablase de que los hermanos que tienen edades similares se llevan mal, ellos no. En la comunidad algo que se enseñaba era que la familia era lo primero, y si bien tenía una extensa familia que era muy cercana y en la que sentía que podía confiar plenamente…ella era su hermana, su hermana pequeña, a la que incluso ahora sentía que debía vengar de todo. No buscaba defenderla porque desde chica supo cómo hacerlo, pero vengarla era un asunto más personal.
Sonrió ampliamente como lo hacía poco en la universidad, incluso exageró un poco porque le daba gusto verla y que le hablase en navajo, por duro que pudiese parecer era imposible que un navajo no extrañase su hogar y sus costumbres. Comer algo no lo mataría, incluso un café podría engañarlo para que pareciese que estaba menos cansado.
-Una tarea interminable, pero prefiero ir a comer algo contigo, Rain.-le habló en navajo también, le gustaba poder hacerlo. Dio una mordida al emparedado antes de acercarla con un brazo que pasó detrás de sus hombros.- ¿Vamos hacia la cocina? Me haré un café y a ti un jugo. No te prometo comida que soy malo para eso, pero mientras ensuciamos todo me cuentas por qué no puedes dormir.-el insomnio nunca fue algo bueno para ella, recordaba bien que desde que eran chicos el hecho de ser vidente la hacía más sensible al momento de ir a dormir. Casi nunca era por algo bueno.-
Se levantó aún cansado y extendió una mano para ayudarla a que se ponga en pie-Si no te quieres levantar voy a tener que llevarte cargando.-era mucho más hablador cuando era en navajo, y más cuando había tanta confianza con su interlocutor.-
- Thomas Chee
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Re: El deber nocturno
No tenía idea de qué tan duro hubieran comenzado el semestre los de manejo de criaturas peligrosas, pero si Thomas seguía trabajando tan tarde lo más seguro es porque en realidad acababa de llegar a casa. No le extrañaría, la verdad, porque se le ocurrían mil y un razones para ello, desde sus negocios hasta alguna cita por ahí, porque después de todo se las arreglaba bien en ese aspecto, cuando iban a la escuela hasta había tenido noticias de que cheerleaders habían llegado a pasar por el asiento trasero del Jeep.
Se sonrió cuando le pasó el brazo por los hombros y le acercó aún más el plato con el sandwich para que se lo terminara él. Ella podía prepararse otra cosa a fin de cuentas y cerciorarse que él estuviera bien y con el estómago lleno era su manera de cuidarlo. Tal vez si tenía que acabar esa tarea pronto el empezar a rellenarlo de comida no sería lo más conveniente, pero acababa de decirle que prefería por mucho comer algo con ella, así que iba a tomarle la palabra.
- Para qué quieres una hermana si no es para ponerte en engorda como ternero. - La verdad ni se acordaba de la primera vez que su abuela la había ido a meter a la cocina, pero eran cosas había aprendido desde muy chica y bajo su tutela, así como el aprender sobre su Don. Aprender sobre hechizos al mismo tiempo que sobre tejidos y cortar madera mientras se aprendía a usar un mortero para machacar ingredientes para pociones.
Se encogió un poco de hombros cuando le preguntó del por qué no podía dormir, haciéndose la desentendida. Esta vez, la verdad, no sabía cómo responderle exactamente. No podía decir con certeza que le molestaba o tenía tensa o a qué le tenía miedo. Simplemente no conciliaba el sueño y tenía una muy extraña sensación en el cuerpo, pero no podía explicar ni una cosa ni la otra.
- Qué, ¿me vas a llevar como costal de papas sobre el hombro para que todo mundo me vea los calzones? Mejor me paro yo solita. - Se rio y se apoyó en su mano para ponerse en pie e ir a la cocina sin olvidarse del emparedado ni del vaso de leche. Dejó las cosas sobre la barra.
- Quieres algo ligero o una bomba que te deje bien lleno? Porque a esta hora de todas maneras vas a escribir puras incoherencias, mejor te vas a dormir contento. Por que llegaste a esta hora? Anduviste ligando? Es bonita? Cuéntame, pero sin detalles escabrozos. - Se rio de buena gana. Por muy campo abierto que le diera Thomas en cuanto a su vida sexual sin montarse escándalos de hermano celoso, no necesitaba saber todos los detalles, y ella tampoco sobre lo que hacía con sus conquistas, pero eso no quitaba su curiosidad.
Se sonrió cuando le pasó el brazo por los hombros y le acercó aún más el plato con el sandwich para que se lo terminara él. Ella podía prepararse otra cosa a fin de cuentas y cerciorarse que él estuviera bien y con el estómago lleno era su manera de cuidarlo. Tal vez si tenía que acabar esa tarea pronto el empezar a rellenarlo de comida no sería lo más conveniente, pero acababa de decirle que prefería por mucho comer algo con ella, así que iba a tomarle la palabra.
- Para qué quieres una hermana si no es para ponerte en engorda como ternero. - La verdad ni se acordaba de la primera vez que su abuela la había ido a meter a la cocina, pero eran cosas había aprendido desde muy chica y bajo su tutela, así como el aprender sobre su Don. Aprender sobre hechizos al mismo tiempo que sobre tejidos y cortar madera mientras se aprendía a usar un mortero para machacar ingredientes para pociones.
Se encogió un poco de hombros cuando le preguntó del por qué no podía dormir, haciéndose la desentendida. Esta vez, la verdad, no sabía cómo responderle exactamente. No podía decir con certeza que le molestaba o tenía tensa o a qué le tenía miedo. Simplemente no conciliaba el sueño y tenía una muy extraña sensación en el cuerpo, pero no podía explicar ni una cosa ni la otra.
- Qué, ¿me vas a llevar como costal de papas sobre el hombro para que todo mundo me vea los calzones? Mejor me paro yo solita. - Se rio y se apoyó en su mano para ponerse en pie e ir a la cocina sin olvidarse del emparedado ni del vaso de leche. Dejó las cosas sobre la barra.
- Quieres algo ligero o una bomba que te deje bien lleno? Porque a esta hora de todas maneras vas a escribir puras incoherencias, mejor te vas a dormir contento. Por que llegaste a esta hora? Anduviste ligando? Es bonita? Cuéntame, pero sin detalles escabrozos. - Se rio de buena gana. Por muy campo abierto que le diera Thomas en cuanto a su vida sexual sin montarse escándalos de hermano celoso, no necesitaba saber todos los detalles, y ella tampoco sobre lo que hacía con sus conquistas, pero eso no quitaba su curiosidad.
- Julisa Chee
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Re: El deber nocturno
Thomas ni en la secundaria fue el más guapo ni el más popular, pero tenía suerte con las chicas, una vez le habían dicho que era por ser exótico pero sea lo que sea él lo agradecía porque resultaba. Lo de las porristas jamás se lo contó a Juli porque fue una cosa del momento, tuvo algo con un par de ellas pero nunca iba a pasar a una relación porque un requisito medianamente importante era que por lo menos no quisieran pelear a muerte con su hermana y esas chicas siempre la odiaron por llevarse bien con los deportistas sin tener que hacer una pirámide.
Si alguien se lo preguntaba alguna vez podría pasar varios minutos hablando de las virtudes de Juli, una de ellas era lo bien que cocinaba, cuando estaban chicos le pedía que le cocinase la cena a cambio de hacerle él el resto de sus deberes, incluyendo lo de la leña que más que imposible era aburrido. Su espalda sonó en varios puntos cuando se estiró, dio otra mordida al emparedado y deseó por un momento que su abuela llegase a engordarlos a los dos como terneros, esa mujer lo hubiese logrado si fuesen como esos chicos americanos que ven todo el día televisión, a ellos los mandaban a trabajar más bien.
Hizo el ademán de cargarla cual costal pero se le adelantó, si a ella no le importaba mostrar los calzones a toda la fraternidad a él menos. La siguió a la cocina bostezando y haciendo un nudo con su cabello para que lo estorbase al comer, no tardó mucho en acabar con el emparedado pero más que aplacar su hambre la aumentó, le abrió el apetito y ahora quería comer todo lo que pudiese engullir.
-Hazme una bomba, antes de que me caiga de sueño. ¿Quieres un jugo, un café?-bostezó nuevamente y sentía que los ojos se le erraban, pondría una poción revitalizante en su café, ya sabía que no eran tan bien vistas en la universidad pero en su facultad siempre se podía encontrar una si se sabía buscar. Esperaba que Julisa no lo notase para que no lo riñese, realmente quería acabar con ese trabajo.-
Si se ponía a hablar de cosas más interesantes se quedaría mirando su preparado y ni voltearía a mirarlo, ya había encontrado la poción, ahora necesitaba algo para sacar el corcho de la botellita que por apurado lo había roto.-Bueno fuera, estaba buscando clientes. Acabé como a la diez en el establo por las camadas nuevas, hay que dejarlas bien aclimatadas para que pasen bien la noche. Pero te puedo contar una historia de amor en el establo, me pasó hace unos días, como una semana.
Estuvo a punto de decirle que fue con Kitty y que hasta se desvistió sola de la mitad para abajo porque…pues ellos hablaban de eso, no es como si alguien fuese a entender lo que decían. Si Julisa le contó hasta de las manías en la cama de Adrien, no las que podían causar asco en Thomas, más bien sus costumbres raras al momento de prepararse y esas tonterías que la gente tomaba con horror.-¿Quieres que te cuente o mejor me cuentas de Zlatan? Se le ve buen tipo, ¿quieres que haga el teatro de hermano celoso? ¿O le pido dote a ver cuánto me ofrece?
Si alguien se lo preguntaba alguna vez podría pasar varios minutos hablando de las virtudes de Juli, una de ellas era lo bien que cocinaba, cuando estaban chicos le pedía que le cocinase la cena a cambio de hacerle él el resto de sus deberes, incluyendo lo de la leña que más que imposible era aburrido. Su espalda sonó en varios puntos cuando se estiró, dio otra mordida al emparedado y deseó por un momento que su abuela llegase a engordarlos a los dos como terneros, esa mujer lo hubiese logrado si fuesen como esos chicos americanos que ven todo el día televisión, a ellos los mandaban a trabajar más bien.
Hizo el ademán de cargarla cual costal pero se le adelantó, si a ella no le importaba mostrar los calzones a toda la fraternidad a él menos. La siguió a la cocina bostezando y haciendo un nudo con su cabello para que lo estorbase al comer, no tardó mucho en acabar con el emparedado pero más que aplacar su hambre la aumentó, le abrió el apetito y ahora quería comer todo lo que pudiese engullir.
-Hazme una bomba, antes de que me caiga de sueño. ¿Quieres un jugo, un café?-bostezó nuevamente y sentía que los ojos se le erraban, pondría una poción revitalizante en su café, ya sabía que no eran tan bien vistas en la universidad pero en su facultad siempre se podía encontrar una si se sabía buscar. Esperaba que Julisa no lo notase para que no lo riñese, realmente quería acabar con ese trabajo.-
Si se ponía a hablar de cosas más interesantes se quedaría mirando su preparado y ni voltearía a mirarlo, ya había encontrado la poción, ahora necesitaba algo para sacar el corcho de la botellita que por apurado lo había roto.-Bueno fuera, estaba buscando clientes. Acabé como a la diez en el establo por las camadas nuevas, hay que dejarlas bien aclimatadas para que pasen bien la noche. Pero te puedo contar una historia de amor en el establo, me pasó hace unos días, como una semana.
Estuvo a punto de decirle que fue con Kitty y que hasta se desvistió sola de la mitad para abajo porque…pues ellos hablaban de eso, no es como si alguien fuese a entender lo que decían. Si Julisa le contó hasta de las manías en la cama de Adrien, no las que podían causar asco en Thomas, más bien sus costumbres raras al momento de prepararse y esas tonterías que la gente tomaba con horror.-¿Quieres que te cuente o mejor me cuentas de Zlatan? Se le ve buen tipo, ¿quieres que haga el teatro de hermano celoso? ¿O le pido dote a ver cuánto me ofrece?
- Thomas Chee
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Re: El deber nocturno
Jugo, ella queria un jugo. A un cafe casi nunca se negaba, sobre todo en noches de desvelo estudiantil o mañanas de resaca, pero si lo que le tenia irritada en ese momento era el no dormir, cargarse el sistema de cafeina iria a terminar de fastidiarla. Mejor comeria una de esas bombas que Thomas decia, una que le dejara en knockout y que le dejara tumbada de sueño en las escaleras. Si, eso sonaba bien, ya luego Davina la regañaria por andarse metiendo tremenda sobrecarga calorica a esas horas pero no le importaba, correria lo que tuviera que correr para regresarle el buen karma a su metabolismo.
Al llegar a la cocina su primer reflejo antes que nada lanzo un hechizo insonorizador alrededor, porque una cosa es que los dos fueran un par de lechuzas insomnes pero si acaso llegaban a despertar a alguien mas por andar haciendo desfiguros culinarios podria haber problemas. Claro, no llevaba varita consigo, asi que iba a tocar arreglarselas a la manera tradicional y silenciosa. Del refrigerador saco tomates, queso, leche y un par de huevos, y de la alacena un saquito de harina y los frascos de especias. Alguna vez le preguntaron que para que carambas compraba tanto hierberio, pero si no tenia presupuesto como para comer fuera todos los dias, no iba a hartarse comiendo siempre carne sin sabor medio pasada por el sarten todos los dias. Ni atencion le estaba poniendo a Thomas y su pocion.
- Que historia de amor en el establo? Te oyes ridiculo, como Fabio ese de las novelas de amas de casa cachondas ochenteras. - Quiza fueran las horas, pero no pudo evitar imaginarse a su hermano con el cabello ondeando al viento y una de esas camisas de lino blancas llenas de holanes y abiertas por el pecho ahi, mostrando pectorales a todo dios. Tan bizarro le parecio que por la risa que se estaba aguantando por poco tiraba uno de los huevos que estaba rompiendo dentro de un bowl para comenzar a mezclar con la harina y la leche. Comenzo a batir todo con un cucharon, pero apenas darle algo de impulso este comenzo a moverse solo como buen utensilio de cocina magico, asi que ahora podia ponerse a picar el tomate en paz.
- No no, por favor cuentame tu primero lo que tengas que compartir. Que? Eras el mozo del establo y ella la hija virginal pero ardiente del patron? - Que iba a imaginarse ella que de todas las niñas en el Campus habia terminado teniendo un encuentro cercano con Katherine "AKA Kitty" Likens. Lo dicho, que la vida sexual de su hermano era curiosa no lo ponia en duda, pero aquello le pareceria demasiado increible.
Sobre todo lo que le preguntaba acerca de Zlatan y armarle el teatro del hermano celoso o ir a preguntarle por dote solamente se rio, y le miro de reojo un instante, antes de lanzarle unos pedacitos de tomate picado al cabello nada mas porque si, por simpatico.
Al llegar a la cocina su primer reflejo antes que nada lanzo un hechizo insonorizador alrededor, porque una cosa es que los dos fueran un par de lechuzas insomnes pero si acaso llegaban a despertar a alguien mas por andar haciendo desfiguros culinarios podria haber problemas. Claro, no llevaba varita consigo, asi que iba a tocar arreglarselas a la manera tradicional y silenciosa. Del refrigerador saco tomates, queso, leche y un par de huevos, y de la alacena un saquito de harina y los frascos de especias. Alguna vez le preguntaron que para que carambas compraba tanto hierberio, pero si no tenia presupuesto como para comer fuera todos los dias, no iba a hartarse comiendo siempre carne sin sabor medio pasada por el sarten todos los dias. Ni atencion le estaba poniendo a Thomas y su pocion.
- Que historia de amor en el establo? Te oyes ridiculo, como Fabio ese de las novelas de amas de casa cachondas ochenteras. - Quiza fueran las horas, pero no pudo evitar imaginarse a su hermano con el cabello ondeando al viento y una de esas camisas de lino blancas llenas de holanes y abiertas por el pecho ahi, mostrando pectorales a todo dios. Tan bizarro le parecio que por la risa que se estaba aguantando por poco tiraba uno de los huevos que estaba rompiendo dentro de un bowl para comenzar a mezclar con la harina y la leche. Comenzo a batir todo con un cucharon, pero apenas darle algo de impulso este comenzo a moverse solo como buen utensilio de cocina magico, asi que ahora podia ponerse a picar el tomate en paz.
- No no, por favor cuentame tu primero lo que tengas que compartir. Que? Eras el mozo del establo y ella la hija virginal pero ardiente del patron? - Que iba a imaginarse ella que de todas las niñas en el Campus habia terminado teniendo un encuentro cercano con Katherine "AKA Kitty" Likens. Lo dicho, que la vida sexual de su hermano era curiosa no lo ponia en duda, pero aquello le pareceria demasiado increible.
Sobre todo lo que le preguntaba acerca de Zlatan y armarle el teatro del hermano celoso o ir a preguntarle por dote solamente se rio, y le miro de reojo un instante, antes de lanzarle unos pedacitos de tomate picado al cabello nada mas porque si, por simpatico.
- Julisa Chee
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Re: El deber nocturno
Le haría un jugo, eligió algunas frutas frescas que ellos mismos habían comprado en un mercadito local hacía unos días y que están ya por pasarse de maduras, las compraban a veces así para ahorrar un poco, allí no era como en la reserva , allí no podían comer fresco a diario pero hacían el esfuerzo. Le iba a hacer un buen jugo, sacó las fresas y algunas naranjas, iba a ponerle hierba buena pero quizá no quedase muy bien, le echó algo de menta en cambio pero apenas un par de hojas para que no opacase a las frutas.
Fue una buena idea que colocase aquel hechizo, primero porque cuando hablaba en navajo era más ruidoso y eso ya se lo habían dicho varias personas, segundo porque así le daba tiempo de beber su poción revitalizante sin ser descubierto. Tiró el frasco a la basura y se sentó en una banca que daba a la mesa y cruzó los brazos sobre la misma para apoyar su cabeza encima y mirar de lado a Julisa. La vio preparar las cosas y mientras esperaba el efecto de la poción bostezó sin medirse, esperando ansioso la comida.
Se carcajeó por la comparación con el tal Fabio, sabía quién era porque la madre de una novia suya tenía los libros en los que salía y hasta algunas novelas gráficas que desearía nunca haber visto. Aceptó ser el que hablase primero, sólo porque lo hacía reír y porque esas comparaciones por ridículas que fuesen no se alejaban tanto de la realidad, por la estrechez de Kitty inicialmente había estado pensando que era virgen, pero hubo un punto sin retorno que le demostró lo contrario.
-Ni te burles tanto, que ha sido con Kitty Likens. Creo que es lo suficientemente virginal si nos vamos a poner a escribir un cuento de esos.-entre lo social que era Kitty y lo atrayente que era su hermana con la gente estaba seguro de que se conocían, de que hasta podían ser amigas aunque por el carácter de Kitty lo dudaba, él mismo no se hubiese querido acercar a ella de no ser por lo guapa que era, después ya había notado que en Kitty había más que unas buenas piernas.-
Se tomó su tiempo para esperar la reacción, la poción comenzaba a hacer efecto y junto al café que estaba bebiendo había recuperado artificialmente buena parte de su energía.
-Ella se fue a los establos porque tenía que cumplir con un trabajo…y ya sabes cómo me ha gustado siempre. Su trasero, no su personalidad.-eso ya no era del todo cierto, pero para fines prácticos esa era la historia.-Va a sonar mal, pero luego con unas galletas se relajó y…pues sucedió. Sabes que no la violaría, el peyote no te deja ciego ante la realidad, seguramente en la semana me viene a buscar su familia para matarme. La llevé a su habitación y todo.-
Fue una buena idea que colocase aquel hechizo, primero porque cuando hablaba en navajo era más ruidoso y eso ya se lo habían dicho varias personas, segundo porque así le daba tiempo de beber su poción revitalizante sin ser descubierto. Tiró el frasco a la basura y se sentó en una banca que daba a la mesa y cruzó los brazos sobre la misma para apoyar su cabeza encima y mirar de lado a Julisa. La vio preparar las cosas y mientras esperaba el efecto de la poción bostezó sin medirse, esperando ansioso la comida.
Se carcajeó por la comparación con el tal Fabio, sabía quién era porque la madre de una novia suya tenía los libros en los que salía y hasta algunas novelas gráficas que desearía nunca haber visto. Aceptó ser el que hablase primero, sólo porque lo hacía reír y porque esas comparaciones por ridículas que fuesen no se alejaban tanto de la realidad, por la estrechez de Kitty inicialmente había estado pensando que era virgen, pero hubo un punto sin retorno que le demostró lo contrario.
-Ni te burles tanto, que ha sido con Kitty Likens. Creo que es lo suficientemente virginal si nos vamos a poner a escribir un cuento de esos.-entre lo social que era Kitty y lo atrayente que era su hermana con la gente estaba seguro de que se conocían, de que hasta podían ser amigas aunque por el carácter de Kitty lo dudaba, él mismo no se hubiese querido acercar a ella de no ser por lo guapa que era, después ya había notado que en Kitty había más que unas buenas piernas.-
Se tomó su tiempo para esperar la reacción, la poción comenzaba a hacer efecto y junto al café que estaba bebiendo había recuperado artificialmente buena parte de su energía.
-Ella se fue a los establos porque tenía que cumplir con un trabajo…y ya sabes cómo me ha gustado siempre. Su trasero, no su personalidad.-eso ya no era del todo cierto, pero para fines prácticos esa era la historia.-Va a sonar mal, pero luego con unas galletas se relajó y…pues sucedió. Sabes que no la violaría, el peyote no te deja ciego ante la realidad, seguramente en la semana me viene a buscar su familia para matarme. La llevé a su habitación y todo.-
- Thomas Chee
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Re: El deber nocturno
La verdad que con tan solo el aroma de las frutas picadas mezcladas con menta ya le estaba abriendo el apetito muchísimo, así que al final todo aquello de haber bajado a la cocina, aunque al principio no hubiera sido más que una distracción para su noche de insomnio, resultaba ser una muy buena idea.
Siguió picando el tomate hasta que se quedó con lo que le pareció una muy buena cantidad y lo comenzó a mezclar con las especias. La masa que ya había quedado en su punto la empezó a amasar entonces para sacar dos porciones iguales, aunque eso iba a tardar un poco más. Le miraba atenta, porque le provocaba muchísima curiosidad el escuchar su cuento de pasión prohibida. Si sabía quien era el tal Fabio ella lo atribuía exclusivamente al internet, porque en su vida había visto una portada del individuo en cuestión en vivo y a todo color, pues es que había siempre alguien dispuesto a inmortalizar en línea esa clase de obras de arte.
Cuando tuvo dos buenas porciones de masa comenzó a moldearlas en forma de empanada y las rellenó con la mezcla de tomate y especias. También rellenó las rellenó con queso. Todo listo entonces era momento de meterla al horno, que al ser mágico no había ni que poner a precalentar. Eso no significaba que no hubiera que tener cuidado con él, como descubrió al momento de colocar las empanadas dentro, porque por la impresión de escuchar el nombre de Kitty en esa historia se había sobresaltado, y como no, quemado la mano con una de las rejillas.
- ¡Coño! - Y eso fue en inglés muy tradicional, ni navajo ni nada. Sacudió la mano y miró a su hermano con los ojos abiertos, asimilando lo que le acababa de escuchar. - ¿Kitty? ¿La Kitty Kitty? -
Ahhhhhh que tratándose de cualquier otra persona el escucharle hablar de su trasero le hubiera causado mucha, muchísima gracia. Pero las cosas estaban complicadas con esa familia. Ya muchos problemas tenía con Adrien y no le gustaría que Thomas tuviera problemas también con Kitty, porque no le daba la impresión de que fuera una de esas chicas que tuviera sus ligues espontáneos con chicos que no fueran de esos de polo de cuello parado y se estuvieran muy en paz. Vale, había sido novia de Yuri, pero...
- Ya sé ya sé, pero, quiero decir, ¿te odia y te quiere desollar o están bien o qué pasó? - Entre curiosa y genuinamente paranoica. No le había dicho nada a Thomas de lo pasado con Adrien pero ya se veía venir que esto iba a ponerse asquerosamente complicado.
Siguió picando el tomate hasta que se quedó con lo que le pareció una muy buena cantidad y lo comenzó a mezclar con las especias. La masa que ya había quedado en su punto la empezó a amasar entonces para sacar dos porciones iguales, aunque eso iba a tardar un poco más. Le miraba atenta, porque le provocaba muchísima curiosidad el escuchar su cuento de pasión prohibida. Si sabía quien era el tal Fabio ella lo atribuía exclusivamente al internet, porque en su vida había visto una portada del individuo en cuestión en vivo y a todo color, pues es que había siempre alguien dispuesto a inmortalizar en línea esa clase de obras de arte.
Cuando tuvo dos buenas porciones de masa comenzó a moldearlas en forma de empanada y las rellenó con la mezcla de tomate y especias. También rellenó las rellenó con queso. Todo listo entonces era momento de meterla al horno, que al ser mágico no había ni que poner a precalentar. Eso no significaba que no hubiera que tener cuidado con él, como descubrió al momento de colocar las empanadas dentro, porque por la impresión de escuchar el nombre de Kitty en esa historia se había sobresaltado, y como no, quemado la mano con una de las rejillas.
- ¡Coño! - Y eso fue en inglés muy tradicional, ni navajo ni nada. Sacudió la mano y miró a su hermano con los ojos abiertos, asimilando lo que le acababa de escuchar. - ¿Kitty? ¿La Kitty Kitty? -
Ahhhhhh que tratándose de cualquier otra persona el escucharle hablar de su trasero le hubiera causado mucha, muchísima gracia. Pero las cosas estaban complicadas con esa familia. Ya muchos problemas tenía con Adrien y no le gustaría que Thomas tuviera problemas también con Kitty, porque no le daba la impresión de que fuera una de esas chicas que tuviera sus ligues espontáneos con chicos que no fueran de esos de polo de cuello parado y se estuvieran muy en paz. Vale, había sido novia de Yuri, pero...
- Ya sé ya sé, pero, quiero decir, ¿te odia y te quiere desollar o están bien o qué pasó? - Entre curiosa y genuinamente paranoica. No le había dicho nada a Thomas de lo pasado con Adrien pero ya se veía venir que esto iba a ponerse asquerosamente complicado.
- Julisa Chee
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Re: El deber nocturno
Sonrió por la reacción que tuvo Juli, sabía que sería más que una sorpresa pero de todos modos le causó gracia.-Sí, la misma, la que todos conocen y que es tan rayo de sol, popular y educada.-levantó las cejas divertido, no era un gesto de burla, más bien era como de quien cuenta una cosa fantástica que le ha sucedido, como cuando montó su primer dragón y tuvo que decírselo a Julisa porque le pareció irreal. Lo de Kitty era similar pero no era la misma satisfacción, al menos no una de ese tipo.-A que no lo veías venir, ¿crees que si tengo hijos con ella sean rubios de ojos oscuros o morenos de ojos claros?
No hacía falta que le dijese a Julisa que se había puesto un condón porque si no era el método muggle, usaba el mágico. Se imaginaba que Kitty lo había tomado por lo menos algo bien, ya que no había escuchado rumores en la universidad ni había llegado Adrien a reclamarle. Para Chee, él era un marica y seguramente ni con eso lo suficiente como para que le diese una razón para romperle cada hueso que llevaba en el cuerpo, no porque hubiese dañado irremediablemente a su hermana –hasta donde él sabía- pero sí por ir de pendejo con ella, con la peor intención.
Thomas jamás tuvo mayor problema con algún amigo suyo que quisiera follarse a su hermana o con un desconocido que le mirase el trasero, sabía que ella era guapa y que además sabía elegir bien hasta dónde dejaba llegar a cada cual, lo que no era capaz de soportar era que buscasen joderla o dañarla con algún propósito bajo o sin él, no soportaría nunca que alguien viese el límite en el que a Julisa comenzaban a importarle las cosas para pisotearlo y hacerla infeliz.
No se imaginaba del último lío entre Julisa y Adrien pero de saberlo ya se habría quedado sin beca o habría sido expulsado directamente, sabía que Morgan era incapaz de hacer algo por sí mismo y que si alguna vez buscaba vengarse de él por golpearlo tendría que pedirle ayuda a sus padres o a cualquier familiar influyente que tuviese. No podía siquiera hilar la preocupación que estaba navegando por la cabeza de su hermana.
-No hemos hablado después de eso. Si ya hubiese armado un escándalo estaría sobre un tronco y con cuatro verdugos a punto de cortarme las manos y los pies. Además creo que me menosprecias, por ahí que le gustó y quiere repetir.-no había contemplado ni la posibilidad, no iba a ir a buscarla para proponerle otro encuentro, si la veía eso dependería de cómo fuese la situación.-¿Te gusta para cuñada? Por si me da Amortentia.
No hacía falta que le dijese a Julisa que se había puesto un condón porque si no era el método muggle, usaba el mágico. Se imaginaba que Kitty lo había tomado por lo menos algo bien, ya que no había escuchado rumores en la universidad ni había llegado Adrien a reclamarle. Para Chee, él era un marica y seguramente ni con eso lo suficiente como para que le diese una razón para romperle cada hueso que llevaba en el cuerpo, no porque hubiese dañado irremediablemente a su hermana –hasta donde él sabía- pero sí por ir de pendejo con ella, con la peor intención.
Thomas jamás tuvo mayor problema con algún amigo suyo que quisiera follarse a su hermana o con un desconocido que le mirase el trasero, sabía que ella era guapa y que además sabía elegir bien hasta dónde dejaba llegar a cada cual, lo que no era capaz de soportar era que buscasen joderla o dañarla con algún propósito bajo o sin él, no soportaría nunca que alguien viese el límite en el que a Julisa comenzaban a importarle las cosas para pisotearlo y hacerla infeliz.
No se imaginaba del último lío entre Julisa y Adrien pero de saberlo ya se habría quedado sin beca o habría sido expulsado directamente, sabía que Morgan era incapaz de hacer algo por sí mismo y que si alguna vez buscaba vengarse de él por golpearlo tendría que pedirle ayuda a sus padres o a cualquier familiar influyente que tuviese. No podía siquiera hilar la preocupación que estaba navegando por la cabeza de su hermana.
-No hemos hablado después de eso. Si ya hubiese armado un escándalo estaría sobre un tronco y con cuatro verdugos a punto de cortarme las manos y los pies. Además creo que me menosprecias, por ahí que le gustó y quiere repetir.-no había contemplado ni la posibilidad, no iba a ir a buscarla para proponerle otro encuentro, si la veía eso dependería de cómo fuese la situación.-¿Te gusta para cuñada? Por si me da Amortentia.
- Thomas Chee
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