“El mundo está lleno de libros preciosos, que nadie lee” ||HARLEY||

Después de su gran regreso a la academia y de que terminara sus clases, Alexander Bloodworth salió de la academia para dar un paseo. No tenía muy en claro el dónde ir pero de que iba a salir a caminar, era un hecho. Ya había llegado al centro de la ciudad y caminó con tranquilidad por aquellos lugares, por donde hubiera espacio y sin tantas personas. Algo de lo que siempre fue fan, pero que casi nadie sabía, era su amor por la lectura. Parecía por fuera un chico frívolo y sin intereses más que el de verse bien en apariencias, pero era más profundo de lo que muchos pensaban.

Entró a la librería del lugar y comenzó a recorrerla despacio, sin prisas ni desesperación. Ocupaba un nuevo libro para su repertorio y para tener algo que leer mientras su vida comenzaba a tomar su curso. Pronto haría un viaje en avión hasta donde su madre y quería leer algo en el camino. Le daría la gran noticia en persona y quería tomarse su tiempo para pensar bien en cómo reaccionaria aquella mujer y cómo hacer para que no fuera a maldecirlo en ese instante. 
Se topó con un libro interesante, parecía antiguo, casi se podían desprender las hojas de la pasta del libro, pero aquello lograba hacerlo quererlo. Si, el rubio se interesaba por las cosas que a nadie más lograban interesarle. 

Cuando tomó aquel libro pudo ver detrás de el librero a la persona que menos se hubiera esperado, Esa persona que siempre tenía unas palabras de odio para él, y una pelea siempre estallaba cuando se encontraban juntos.
-Lovecraft... Que agradable sorpresa ¿Acaso siempre nos encontraremos en un lugar lleno de libros? Recuerdo que la última vez no fue nada agradable -comentó pensativo y siguió mirándola por aquel agujero sin dejar de sonreír. Tal vez eso era lo que necesitaba, una buena dosis del odio de Harley para hacerlo dejar de pensar en su madre y distraerse un buen rato.

Aquel día había pasado al Mall por unas cosas para el departamento, como no tenia alumnos agendados para ese día en la pequeña escuela improvisada de violín fue mucho más fácil dedicarle tiempo a algo que había tenido algo descuidado desde hace algunas semanas: su ahora nuevo hogar. Es que todo había sido muy rápido, en menos de dos semanas ya estaba viviendo en un lugar nuevo con personas que se habían convertido en su familia, aun tenía muchas de sus cosas en casa de sus padres y en realidad pensaba que era mejor dejarlas ahí, era un nuevo comienzo completamente para ella.

Paso por una tienda de artículos para bebé, compro un poco de ropa y zapatos más cómodos y casi al final del día, decidió pasarse por la librería de su familia, misma que usualmente Marcellus atendía. Entro y dejo las cosas en la tras tienda mientras buscaba entre los escaparates algún libro que fuera interesante o que regalarle a Werther, igualmente le había dicho que pasara por ella al mall saliendo del trabajo, incluso pensó que podrían ir a cenar a algún lugar cercano, Harley siempre tenía una agenda planeada en su mente aun que olvidaba mencionarle pequeños detalles a las personas cercanas a ella.

Al final de cuentas estaba ahí entre los estantes cuando tomo un libro y lo abrió en su palma de la mano, estaba siguiendo el prologo del mismo cuando escucho una voz del otro lado del pasillo. Levanto la visa para encontrarse con Alexander Bloodworth, un megalómano psicópata pariente de Billy y frunció los labios en una evidente muestra de desagrado.

Puesto que la librería le pertenece a mi familia, podría incluso decir qué prefieres mis momentos desagradables que uno agradable con cualquiera, ironía… – Rodó los ojos y suspiro, dejando el libro nuevamente en el lugar donde estaba, tapando la vista hacia Alexander, no por mucho pues luego salió del otro lado del estante con los brazos cruzados sobre su abultado estomago de embarazada.

No trabajo aquí pero ¿necesitas algo?