TRAMA: LA CONFERENCIA
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TRAMA: LA CONFERENCIA
TURNO 1
Aquella noche sería decisiva en la historia de la sociedad mágica norteamericana. No solamente porque al fin se presentaría una candidata que le hacía justa competencia a Alana Aterberry, sino porque los rebeldes tenían grandes planes a partir de eso. El hall del Congreso Mágico estaba dispuesto para la conferencia, con una tarima y al menos 20 hileras de sillas dispuestas en el lugar, con dos hileras reservadas para los medios y un espacio especial para fotógrafos a un costado.
La gente fue llegando poco a poco, interesados por lo que Evangeline Blue tuviera que decir. Los rebeldes tenían un plan: dar a conocer a todo el país lo que estaba sucediendo en el sótano. Mina y Adrien se mantenían a buen resguardo para aparecer cuando fuera necesario, dando fe de lo que Evangeline diría en su comunicado.
Pronto hubo gente incluso de pie, pues las sillas no fueron suficientes. Alana Aterberry tenía un lugar especial en las filas de los periodistas, y saludaba a todos con una sonrisa radiante, y decía a los medios que estaba muy interesada en lo que su competencia tuviera que decir, y que respetaba mucho la valentía de una extranjera de presentarse como presidenta del Congreso. El resto de los Venerables y sus aprendices también estaban ahí, esparcidos por el lugar, tal como lo estaban los rebeldes, infiltrados, escondiéndose hasta que llegara el momento.
La conferencia empezó a las 11:00 am en punto. Evangeline Blue se paró en la tarima y con la voz firme que la caracterizaba, habló a los presentes, con palabras que habían preparado entre todos, fungiendo como estandarte político del cambio, una última pieza.
-Todos tienen entendido que estoy aquí para intentar convencerlos de que voten por mi como presidenta del Congreso. Pero en realidad vengo a levantarme como vocera de una revolución que está cambiando el curso de nuestro país. He recorrido los caminos de los rebeldes para entender que están luchando por la libertad, por la apabullante idea de conseguir un país más justo, que tenga más oportunidades, no solo para el poderoso, para el que tiene el apellido correcto, sino para todos aquellos con la inteligencia, el poder y la voluntad para alcanzar objetivos.
He visto a la revolución arriesgar la vida, sacrificarse, luchar a pesar de que hay quienes intentan masacrarlos, cobrarles cada cosa con sangre. Estados Unidos está oprimido por un poder que muchos de nosotros no conocíamos hasta ahora, porque se forjaba en las sombras, bajo el amparo de los poderes más terribles y prohibidos. Durante muchos años se ha corrido el rumor de la existencia de una secta que practica magia de la peor clase, pero nunca pudo ser probado. La razón es que todos sus miembros están unidos bajo un juramento inquebrantable que se transmite de uno a uno. Pero hoy tenemos toda la información y ante todos ustedes queremos hacerla pública.
En un escondite secreto de Nu Delta Pi, en la Universidad Mágica Bassett Knapp, un grupo de individuos ha llevado a cabo rituales y sacrificios para mantener a toda la sociedad sometida, con un velo en los ojos. La mayoría de esos sectarios, asesinos, se encuentran aquí: Alana Aterberry, Richard Aterberry, Cillian Skyes, Joseph Morgan, Adrien Morgan, Auberon Wardwell, Lucienne Wardwell, Isaac Wardwell, Taddeus Wardwell, Bonnie Bloodworth, Alexander Bloodworth, Aaron Bloodworth, Kate Bloodworth, Edward McJicahm, Wilhelmina schweinsteiger, Robert Snyder, Valentina Snyder, Nathan Wildenstein, Darius Wildenstein, William Snyder, Theodore Fitzgerald, Charles Montag.
¿Qué tienen en común todas estas personas recién nombradas? Que tienen el control político y comercial del país, que son precisamente las que manejan nuestro comercio, nuestras finanzas, nuestras leyes. Todos hemos sentido el dolor de la indignación cuando estamos ante una injusticia, todos hemos sentido el ardor de la impotencia cuando no podemos hacer algo por aliviar un mal, y ese sentimiento es el que debe unirnos ahora como pueblo.
No les estoy vendiendo mentiras. Hace tiempo dijeron que Adrien Morgan había muerto en un accidente automovilístico, pero no es verdad. Adrien Morgan está aquí con nosotros, vivo, luego de haber sobrevivido a toda clase de atrocidades. Él y Wilhelmina Schweinsteiger pueden corroborar cada cosa de la que hemos dicho, aunque no pueden hablar al respecto, pueden demostrarlo. La revolución insta a todos ustedes, supuestos Venerables, a dar la cara y mostrarse como los monstruos que son, a mostrar su verdadera naturaleza, y a hacerle frente a la ley de una vez por todas, a la ley verdadera, no a la que se han inventado ustedes.
Los revolucionarios salieron de sus escondites, Wilhelmina y Adrien también, plantando cara por fin a lo que durante tanto tiempo los había tenido sometidos. Alana Aterberry estaba lívida de terror e ira, se levantó de su asiento varita en mano.
-MENTIRAS, NO DICES MÁS QUE MENTIRAS. ESTA GUERRA SUCIA Y DESLEAL ES LA ÚNICA FORMA QUE PODRÍAS TENER PARA GANAR. ESTE PAÍS NO SERÁ DE LOS EXTRANJEROS, JAMÁS.
No se había dado cuenta, pero su varita apuntaba a Evangeline primero, pero después se pasaba entre Adrien y Mina sin saber muy bien a quién quería intentar matar primero. Una parte de ella se controlaba, pero ese control estaba punto de quebrarse.
La gente fue llegando poco a poco, interesados por lo que Evangeline Blue tuviera que decir. Los rebeldes tenían un plan: dar a conocer a todo el país lo que estaba sucediendo en el sótano. Mina y Adrien se mantenían a buen resguardo para aparecer cuando fuera necesario, dando fe de lo que Evangeline diría en su comunicado.
Pronto hubo gente incluso de pie, pues las sillas no fueron suficientes. Alana Aterberry tenía un lugar especial en las filas de los periodistas, y saludaba a todos con una sonrisa radiante, y decía a los medios que estaba muy interesada en lo que su competencia tuviera que decir, y que respetaba mucho la valentía de una extranjera de presentarse como presidenta del Congreso. El resto de los Venerables y sus aprendices también estaban ahí, esparcidos por el lugar, tal como lo estaban los rebeldes, infiltrados, escondiéndose hasta que llegara el momento.
La conferencia empezó a las 11:00 am en punto. Evangeline Blue se paró en la tarima y con la voz firme que la caracterizaba, habló a los presentes, con palabras que habían preparado entre todos, fungiendo como estandarte político del cambio, una última pieza.
-Todos tienen entendido que estoy aquí para intentar convencerlos de que voten por mi como presidenta del Congreso. Pero en realidad vengo a levantarme como vocera de una revolución que está cambiando el curso de nuestro país. He recorrido los caminos de los rebeldes para entender que están luchando por la libertad, por la apabullante idea de conseguir un país más justo, que tenga más oportunidades, no solo para el poderoso, para el que tiene el apellido correcto, sino para todos aquellos con la inteligencia, el poder y la voluntad para alcanzar objetivos.
He visto a la revolución arriesgar la vida, sacrificarse, luchar a pesar de que hay quienes intentan masacrarlos, cobrarles cada cosa con sangre. Estados Unidos está oprimido por un poder que muchos de nosotros no conocíamos hasta ahora, porque se forjaba en las sombras, bajo el amparo de los poderes más terribles y prohibidos. Durante muchos años se ha corrido el rumor de la existencia de una secta que practica magia de la peor clase, pero nunca pudo ser probado. La razón es que todos sus miembros están unidos bajo un juramento inquebrantable que se transmite de uno a uno. Pero hoy tenemos toda la información y ante todos ustedes queremos hacerla pública.
En un escondite secreto de Nu Delta Pi, en la Universidad Mágica Bassett Knapp, un grupo de individuos ha llevado a cabo rituales y sacrificios para mantener a toda la sociedad sometida, con un velo en los ojos. La mayoría de esos sectarios, asesinos, se encuentran aquí: Alana Aterberry, Richard Aterberry, Cillian Skyes, Joseph Morgan, Adrien Morgan, Auberon Wardwell, Lucienne Wardwell, Isaac Wardwell, Taddeus Wardwell, Bonnie Bloodworth, Alexander Bloodworth, Aaron Bloodworth, Kate Bloodworth, Edward McJicahm, Wilhelmina schweinsteiger, Robert Snyder, Valentina Snyder, Nathan Wildenstein, Darius Wildenstein, William Snyder, Theodore Fitzgerald, Charles Montag.
¿Qué tienen en común todas estas personas recién nombradas? Que tienen el control político y comercial del país, que son precisamente las que manejan nuestro comercio, nuestras finanzas, nuestras leyes. Todos hemos sentido el dolor de la indignación cuando estamos ante una injusticia, todos hemos sentido el ardor de la impotencia cuando no podemos hacer algo por aliviar un mal, y ese sentimiento es el que debe unirnos ahora como pueblo.
No les estoy vendiendo mentiras. Hace tiempo dijeron que Adrien Morgan había muerto en un accidente automovilístico, pero no es verdad. Adrien Morgan está aquí con nosotros, vivo, luego de haber sobrevivido a toda clase de atrocidades. Él y Wilhelmina Schweinsteiger pueden corroborar cada cosa de la que hemos dicho, aunque no pueden hablar al respecto, pueden demostrarlo. La revolución insta a todos ustedes, supuestos Venerables, a dar la cara y mostrarse como los monstruos que son, a mostrar su verdadera naturaleza, y a hacerle frente a la ley de una vez por todas, a la ley verdadera, no a la que se han inventado ustedes.
Los revolucionarios salieron de sus escondites, Wilhelmina y Adrien también, plantando cara por fin a lo que durante tanto tiempo los había tenido sometidos. Alana Aterberry estaba lívida de terror e ira, se levantó de su asiento varita en mano.
-MENTIRAS, NO DICES MÁS QUE MENTIRAS. ESTA GUERRA SUCIA Y DESLEAL ES LA ÚNICA FORMA QUE PODRÍAS TENER PARA GANAR. ESTE PAÍS NO SERÁ DE LOS EXTRANJEROS, JAMÁS.
No se había dado cuenta, pero su varita apuntaba a Evangeline primero, pero después se pasaba entre Adrien y Mina sin saber muy bien a quién quería intentar matar primero. Una parte de ella se controlaba, pero ese control estaba punto de quebrarse.
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OBSERVACIONES
- 1 POST POR PERSONAJE, POR TURNO
- TODA LA TRAMA ES UN HALL, EN UN CUADRO. LAS SALIDAS ESTÁN EN CHIMENEAS A LOS COSTADOS O BIEN, PUEDEN DESAPARECER, O POR LA PUERTA PRINCIPAL.
- LEAN BIEN
- UN HECHIZO Y UNA ACCIÓN (golpear, aventar, acciones importantes de ataque, pues) POR TURNO
- ESTA TRAMA SE ACTUALIZARÁ CADA 48 HORAS, salvo excepciones de vida y tiempo.
- Yo usé a Evangeline Blue con el permiso que me da mi tiranía, pero si ustedes hacen acciones en nombre de otro personaje, tendrán penalizadores en sus tiradas.
- Si no tienen link a su firma en su perfil o en su firma -cualquiera de los dos- no tendrán bonificadores en sus tiradas.
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Isaac había tenido una discusión fuertisima el día anterior con sus padres, con ambos y sus respectivos esposos o lo que fueran Adam y Anne, incluso Evelyn le dijo que no estuviera ahí que mejor se quedaran resguardando a las personas, lugar donde Evelyn se encontraba en esos momentos, pero no, él quería estar al frente, con su madre y donde todo iba a desarrollarse, quería estar presente por que aun que era joven, si podía ayudar en algo y cuidar de su madre de una u otra manera (aun que ella dijera que no lo necesitaba) lo iba a hacer, tenía el valor de un gryffindor y el orgullo de una Slytherin en la sangre, no lo iban a convencer de retirarse.
Estaba de pie a los costados del tribunal donde otros rebeldes infiltrados también esperaban el momento preciso para actuar, cuando su madre subió a dar el discurso, el corazón le latió con fuerza y sujeto su varita listo para lanzar un hechizo en caso de ser necesario, que por las visiones de Harley lo sería.
Fueron solo unos segundos después que Mina y Adrien aparecieran para corroborar las palabras de Evangeline que Alana se puso de pie como loca, era el momento. Isaac sacó su varita rápidamente y tras dar un paso al frente para lanzarle un expelliarmus a la mujer aprovechando su confusión. Estaba lanzandose a lo grande y lo sabía, solo esperaba que funcionara y al menos ganar algo de tiempo en ese ataque.
Estaba de pie a los costados del tribunal donde otros rebeldes infiltrados también esperaban el momento preciso para actuar, cuando su madre subió a dar el discurso, el corazón le latió con fuerza y sujeto su varita listo para lanzar un hechizo en caso de ser necesario, que por las visiones de Harley lo sería.
Fueron solo unos segundos después que Mina y Adrien aparecieran para corroborar las palabras de Evangeline que Alana se puso de pie como loca, era el momento. Isaac sacó su varita rápidamente y tras dar un paso al frente para lanzarle un expelliarmus a la mujer aprovechando su confusión. Estaba lanzandose a lo grande y lo sabía, solo esperaba que funcionara y al menos ganar algo de tiempo en ese ataque.
- Isaac Rosenbarg
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Espera con quietud aquel día en el que la famosa conferencia llegara. Los resultados del voto público para elegir nueva presidente del congreso. Aaron arriba con el semblante tranquilo y confiado, muy sonriente y amistoso con todos, haciéndose el chistosito como era su vil costumbre. Notiene idea de lo que le espera...
Los aplaudos y el vitoreo se calla cuando aquella mujer de gran porte acude al potrio y habla. En el momento en el que escucha su nombre y la relación que tiene con Nu Delta Pi y la secta, la sangre la baja a los pies. Su gesto se vuelve oscuro y torcido, todo es peor de lo que imaginaba y por confiado no había elegido bien lo que representaria sus intereses a futuro. Zelda se lo advirtió y él solo asintió a las palabras vagas y superfluas de una delta más, cuán equivocado estaba y ahora estaba a punto de ser capturado por idiota.
Estaba consciente de que ahí mismo se desataría el infierno. Era obvio que había rebeldes ocultos, así como venerables y acólitos. Todo el mundo en ese lugar caería como moscas. Lo sentía en sus entrañas y le daban ganas de vomitar. Pero no, él era Aaron Bloodworth y no un pelele que huyera al sentirse un poco comprometido. Torcería la verdad a su favor, al fin de cuentas solo fue un acólito y no cometió ningun crimen realmente, solo pertenecer a la secta y llevar el apellido Bloodworth que ahora valía menos que nada.
Se mueve entre los asistentes y toma su varita fuertemente. Lo primero que hace es Intentar protegerse mediante un Protego Horribilis en lo que encuentra a alguien o algo con que maximizar su propia protección.
Los aplaudos y el vitoreo se calla cuando aquella mujer de gran porte acude al potrio y habla. En el momento en el que escucha su nombre y la relación que tiene con Nu Delta Pi y la secta, la sangre la baja a los pies. Su gesto se vuelve oscuro y torcido, todo es peor de lo que imaginaba y por confiado no había elegido bien lo que representaria sus intereses a futuro. Zelda se lo advirtió y él solo asintió a las palabras vagas y superfluas de una delta más, cuán equivocado estaba y ahora estaba a punto de ser capturado por idiota.
Estaba consciente de que ahí mismo se desataría el infierno. Era obvio que había rebeldes ocultos, así como venerables y acólitos. Todo el mundo en ese lugar caería como moscas. Lo sentía en sus entrañas y le daban ganas de vomitar. Pero no, él era Aaron Bloodworth y no un pelele que huyera al sentirse un poco comprometido. Torcería la verdad a su favor, al fin de cuentas solo fue un acólito y no cometió ningun crimen realmente, solo pertenecer a la secta y llevar el apellido Bloodworth que ahora valía menos que nada.
Se mueve entre los asistentes y toma su varita fuertemente. Lo primero que hace es Intentar protegerse mediante un Protego Horribilis en lo que encuentra a alguien o algo con que maximizar su propia protección.
- Aaron Bloodworth
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
ÉL estaba en esa reunión por una sola razón: conveniencia. Entre los venerables se había corrido el rumor de que había un traidor entre ellos, que algunos de los revolucionarios incluso conocían sus maleficios y que esa batalla estaba inclinandose hacia el bando de los libertadores. Obviamente él iba a segurar su lugar sin importar nada más, su idea era infiltrarse en el equipo de trabajo de Evangeline Blue y si la situación lo ameritaba, ayudar a destruir todo desde adentro, claro que no contaba con la información, no contaba con nada de lo que la semi veela empezaba a decir frente a la multitud.
Obviamente el caos se hizo presente de inmediato, las especulaciones y poco a poco, conforme la verdad salía a la luz, su ira, su resentimiento, su rencor salía a relucir también. Sintió como algunos de sus familiares que estaban con él en esos momentos trataron de moverlo para que se desaparecieran, para que huyeran, pero esta vez él no iba a huir. Le dirigió una mirada de odio infinito a Adrien Morgan y a Wilhelmina Schweinsteiger y lo primero que hizo, antes de cualquier cosa, fue lanzarle una maldición directamente a la semi veela, la maldición de la Bestia. ¿Querían saber lo que eran las sombras en verdad? ¿Lo que era el verdadero poder? Lo iban a sentir.
Obviamente el caos se hizo presente de inmediato, las especulaciones y poco a poco, conforme la verdad salía a la luz, su ira, su resentimiento, su rencor salía a relucir también. Sintió como algunos de sus familiares que estaban con él en esos momentos trataron de moverlo para que se desaparecieran, para que huyeran, pero esta vez él no iba a huir. Le dirigió una mirada de odio infinito a Adrien Morgan y a Wilhelmina Schweinsteiger y lo primero que hizo, antes de cualquier cosa, fue lanzarle una maldición directamente a la semi veela, la maldición de la Bestia. ¿Querían saber lo que eran las sombras en verdad? ¿Lo que era el verdadero poder? Lo iban a sentir.
- Edward McJicahm
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Los días habían transcurrido como un suspiro desde la muerte de Angus y Werther aquella fatídica noche en la que había tenido que asesinar a alguien que formaba parte de mi familia. No era sencillo ni mucho menos asimilarlo y aunque desde un principio nuestra aversión siempre había estado claramente marcada, jamás habría imaginado que las circunstancias nos iban a llevar hasta ese punto. Pero todo en esta vida se trataba de elecciones, y yo había decidido estar de este lado del campo de batalla. Lo de Werther era algo que simplemente no podría haber pasado de otra forma.
Pese a mis conflictos internos, el tiempo seguía tomando su curso y el movimiento por el que estábamos dando todo tenía que continuar. En perspectiva, nuestros avances, nuestras victorias, y en general todo lo que estaba sucediendo con la revolución me había parecido… remoto, casi distante. En más de una ocasión, había tenido que mirar a los ojos a Ferdynand y convencerme a través de esa dura e inexpresiva mirada que todo esto estaba sucediendo de verdad, que estábamos más cerca que nunca de lograr un cambio significativo a pesar de todo. Me resultaba un poco envidiable y hasta frustrante ver la manera en la que el polaco se desenvolvía en todo este ambiente como si hubiese nacido para ello, como si desde siempre hubiera sabido que de verdad existía la posibilidad de lograrlo. Yo, mientras tanto, no podía más que pensar que todo se trataba de un inmenso, largo y muy elaborado sueño/pesadilla… y esa era quizás la diferencia fundamental entre él y yo, entre el por qué la verdadera cabeza de la revolución siempre había sido Ferdynand y yo había aportando mucho entusiasmo y poco más. Yo jamás había estado del todo convencido.
Y aquí estábamos. Varios miembros en el interior del lugar en donde se llevaba a cabo la conferencia de prensa y muchos más en el exterior. La cantidad de miembros activos que ahora mismo tenía el movimiento era tan abundante que en algún punto de los últimos meses, había comenzado a notar que personas completamente extrañas me saludaban a la distancia o me dedicaban un par de palabras encriptadas en caso de estar lo suficientemente cerca, incluso en los puntos más lejanos en los que había recurrido como escondite. Hombres y mujeres que caminaban en la calle y que, repentinamente, giraban su vista para clavarme su mirada y asentir con la cabeza con una clara intención de complicidad. Me atrevo a decir que este detalle en particular era el que tenía un mayor efecto en mis adentros.
Evangeline Blue comenzó con aquellas palabras que solo podrían haber salido a la luz en una posición políticamente ventajosa. Esta era la mayor de las pruebas respecto a lo que estábamos logrando; era literalmente un grito formal y completamente oficial de que íbamos a tomar las riendas de este país por más rituales satánicos que quisieran hacer a partir de ahora. Entre la multitud murmurante, sonreí bajo la capucha que cubría mi cabeza y miré a mis costados para indicarle a los revolucionarios que tomaran posiciones ventajosas a lo largo y ancho del sitio. Estábamos listos para cualquier cosa que intentaran hacer… y todo un país nos estaba observando.
Al terminar el discurso, me descubrí la cabeza al tiempo que los revolucionarios dejaban notar su presencia entre la multitud. Adrien y Wilhelmina aparecieron en el estrado y no pude más que clavar mis ojos en los suyos y perderme en ellos durante algunos segundos, quizás demasiados si se toma en cuenta lo que estaba en juego. Alana comenzó a gritar, desaforada y completamente iracunda… y ese era el perfecto retrato de lo que sentían los hijos de puta que ahora mismo podían ver cómo el poder se les iba resbalando al fin de entre los dedos. Levanté la varita, apuntando a la madre de mis hijos para tratar de protegerla de cualquier represalia enemiga. No seríamos los primeros en desatar el caos, pero sí seríamos los que tendrían el poder de decir la última palabra.
-Protego Totalum-
Pese a mis conflictos internos, el tiempo seguía tomando su curso y el movimiento por el que estábamos dando todo tenía que continuar. En perspectiva, nuestros avances, nuestras victorias, y en general todo lo que estaba sucediendo con la revolución me había parecido… remoto, casi distante. En más de una ocasión, había tenido que mirar a los ojos a Ferdynand y convencerme a través de esa dura e inexpresiva mirada que todo esto estaba sucediendo de verdad, que estábamos más cerca que nunca de lograr un cambio significativo a pesar de todo. Me resultaba un poco envidiable y hasta frustrante ver la manera en la que el polaco se desenvolvía en todo este ambiente como si hubiese nacido para ello, como si desde siempre hubiera sabido que de verdad existía la posibilidad de lograrlo. Yo, mientras tanto, no podía más que pensar que todo se trataba de un inmenso, largo y muy elaborado sueño/pesadilla… y esa era quizás la diferencia fundamental entre él y yo, entre el por qué la verdadera cabeza de la revolución siempre había sido Ferdynand y yo había aportando mucho entusiasmo y poco más. Yo jamás había estado del todo convencido.
Y aquí estábamos. Varios miembros en el interior del lugar en donde se llevaba a cabo la conferencia de prensa y muchos más en el exterior. La cantidad de miembros activos que ahora mismo tenía el movimiento era tan abundante que en algún punto de los últimos meses, había comenzado a notar que personas completamente extrañas me saludaban a la distancia o me dedicaban un par de palabras encriptadas en caso de estar lo suficientemente cerca, incluso en los puntos más lejanos en los que había recurrido como escondite. Hombres y mujeres que caminaban en la calle y que, repentinamente, giraban su vista para clavarme su mirada y asentir con la cabeza con una clara intención de complicidad. Me atrevo a decir que este detalle en particular era el que tenía un mayor efecto en mis adentros.
Evangeline Blue comenzó con aquellas palabras que solo podrían haber salido a la luz en una posición políticamente ventajosa. Esta era la mayor de las pruebas respecto a lo que estábamos logrando; era literalmente un grito formal y completamente oficial de que íbamos a tomar las riendas de este país por más rituales satánicos que quisieran hacer a partir de ahora. Entre la multitud murmurante, sonreí bajo la capucha que cubría mi cabeza y miré a mis costados para indicarle a los revolucionarios que tomaran posiciones ventajosas a lo largo y ancho del sitio. Estábamos listos para cualquier cosa que intentaran hacer… y todo un país nos estaba observando.
Al terminar el discurso, me descubrí la cabeza al tiempo que los revolucionarios dejaban notar su presencia entre la multitud. Adrien y Wilhelmina aparecieron en el estrado y no pude más que clavar mis ojos en los suyos y perderme en ellos durante algunos segundos, quizás demasiados si se toma en cuenta lo que estaba en juego. Alana comenzó a gritar, desaforada y completamente iracunda… y ese era el perfecto retrato de lo que sentían los hijos de puta que ahora mismo podían ver cómo el poder se les iba resbalando al fin de entre los dedos. Levanté la varita, apuntando a la madre de mis hijos para tratar de protegerla de cualquier represalia enemiga. No seríamos los primeros en desatar el caos, pero sí seríamos los que tendrían el poder de decir la última palabra.
-Protego Totalum-
- Jesse Crawford
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Aún tenía frescos los gritos de aquella joven a la que abrió en canal para leer el futuro en sus vísceras;La Hieroscopía se practicaba en la antigua Grecia con las entrañas de bueyes y vacas y mediante rigurosos estudios se dio a conocer que para más precisión, la sangre de una mujer virgen debía ser derramada. Se mantenia temeroso puesto que lo que averiguó en aquel acto aún se encontraba nebuloso y difuso. Nunca antes le había ocurrido algo similar y eso no era buena señal, cualquier persona con dedos de frente experto en la rama de la adivinación lo sabría.
Se le notaba inquieto, nervioso y muy paranoico, sentía que algo no iba a estar bien en aquella dichosa conferencia pero no lo demostraba. Ante todo siempre poseía una sonrisa y un apretón de manos cortés con cualquiera que se cruzara con él, en compañia de su esposa Valentina y su hijo Bill harían acto de presencia de aquella conferencia que dirigiría el rumbo del país. Los tres sabían con exactitud las probabilidades de lo que ocurriese esa mañana y estaban dispuestos a arriesgarse por lo que creían merecer. No obstante, al escuchar las letales palabras de la candidata Blue, solo mostró su furia y coraje hacia Alana Aterberry que solo hacía mucho más notoria su ruina.
[b]-Ve por tu hermana y llévala a donde siempre- menciona calmo y pensando en las opciones que tenían visibles para salir de ahí. No iba a dejar a la luz de sus ojos desamparada, Bill tendría que hacerse cargo de ella ya que presentía que no iba a salir vivo de ahí. Maldita sea Evangeline Blue y su afán de ser peor que una piedra en el zapato. La decepción que sintió al escuchar el nombre de Wilhelmina Schweinsteiger provocó en él una ira interminable, había deseado que esa maldita perra manipuladora estuviera a punto de emparentarse con su hijo. Ella iba a pagar por su traición, lo juraba y no se iría de ahí hasta verla suplicar por misericordia. Caso contrario a Morgan, que no le importaba desde hacía mucho tiempo atrás. Su familia fue directamente en picada desde que se le ocurrió a Adrien Morgan traicionar la confianza de Auberon Wardwell dos veces, era un milagro que aún siguiera con vida a pesar de la farsa de que ya había fallecido.
Se movió sigilosamente cubriéndose la cara para sortear por ese instante a los aurores que estaban resguardando aquel lugar. Sacó su varita del fondo de su traje y apuntó hacia Wilhelmina para conjurarle la Maldición Irritante esperando así que empezara a pagar por lo que había hecho.
Se le notaba inquieto, nervioso y muy paranoico, sentía que algo no iba a estar bien en aquella dichosa conferencia pero no lo demostraba. Ante todo siempre poseía una sonrisa y un apretón de manos cortés con cualquiera que se cruzara con él, en compañia de su esposa Valentina y su hijo Bill harían acto de presencia de aquella conferencia que dirigiría el rumbo del país. Los tres sabían con exactitud las probabilidades de lo que ocurriese esa mañana y estaban dispuestos a arriesgarse por lo que creían merecer. No obstante, al escuchar las letales palabras de la candidata Blue, solo mostró su furia y coraje hacia Alana Aterberry que solo hacía mucho más notoria su ruina.
[b]-Ve por tu hermana y llévala a donde siempre- menciona calmo y pensando en las opciones que tenían visibles para salir de ahí. No iba a dejar a la luz de sus ojos desamparada, Bill tendría que hacerse cargo de ella ya que presentía que no iba a salir vivo de ahí. Maldita sea Evangeline Blue y su afán de ser peor que una piedra en el zapato. La decepción que sintió al escuchar el nombre de Wilhelmina Schweinsteiger provocó en él una ira interminable, había deseado que esa maldita perra manipuladora estuviera a punto de emparentarse con su hijo. Ella iba a pagar por su traición, lo juraba y no se iría de ahí hasta verla suplicar por misericordia. Caso contrario a Morgan, que no le importaba desde hacía mucho tiempo atrás. Su familia fue directamente en picada desde que se le ocurrió a Adrien Morgan traicionar la confianza de Auberon Wardwell dos veces, era un milagro que aún siguiera con vida a pesar de la farsa de que ya había fallecido.
Se movió sigilosamente cubriéndose la cara para sortear por ese instante a los aurores que estaban resguardando aquel lugar. Sacó su varita del fondo de su traje y apuntó hacia Wilhelmina para conjurarle la Maldición Irritante esperando así que empezara a pagar por lo que había hecho.
- Robert Snyder
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Sabía que aquél era el momento decisivo y para ser honestos, moría de miedo, pero ya no había marcha atrás, y realmente quería hacer eso, además. No había llegado hasta ahí para nunca darle la cara a las personas que habían cambiado por completo su vida, y ni siquiera de una buena manera. La habían vuelto distinta, le habían manchado las manos de sangre, le habían drenado el arrepentimiento, la consciencia. O quizá simplemente habían despertado al monstruo que siempre había habitado en ella, pero al que le hubiera gustado jamás conocer.
Sostenía su varita con más firmeza de la habitual mientras escuchaba las palabras de Evangeline Blue, y tomó mucho aire antes de revelar su presencia, como quien está a punto de sumergirse en aguas profundas durante mucho tiempo. Su esperanza estaba en que los Venerables perdieran el control, si no lo hacían seguramente iban a tener más problemas, pero lo hicieron, como piezas de dominó, uno a uno.
Durante un segundo, nada más, su mirada fue a parar a @Bill Snyder. Su idea inicial había sido enviarle una carta, contarle todo, o interceptarlo justo antes de la conferencia. Pedirle que no peleara, que se entregara, pero no se atrevió a poner toda la operación en peligro solamente por lo que sentía. Segundos antes de que Evangeline terminara de hablar, con ella ya al frente, lo miró fijamente y con sus labios formó un “lo siento”, y lo decía de corazón. Lo sentía por él, solamente por él.
Luego su mirada se desvió hacia Alana, y entonces el caos se desató. Por un segundo la cegaron los flashazos de los periodistas, los más osados habían encontrado sitio seguro y fotografiaban los sucesos. Aquello ya era una victoria, una muy grande, ya no habría forma de parar la avalancha política que se venía encima. Se podría decir que los revolucionarios ya habían hecho su parte, que ella ya había hecho su parte, pero algo le decía que apenas estaba en la punta del iceberg.
Vio como Edward McJicahm apuntaba a Evangeline Blue y sintió que todas las alarmas se le activaban. Claro que recordaba la profecía que le había hecho Harley, pero quizá, solamente quizá, si McJicahm acababa con ella significaba que lo hacía mientras ella le plantaba frente por Evangeline, y estaba dispuesta a correr ese riesgo. Si Evangeline era el verdadero futuro político de Estados Unidos, y ella era el estandarte comprometido de la causa, entonces tenía una obligación. Ni siquiera reparó en que Robert Snyder le apuntaba directamente a ella, pues su varita ya estaba apuntando a McJicahm mientras conjuraba los zarcillos de corrupción para detenerlo. Ellos mismos le habían enseñado a no tentarse el corazón, ellos mismos se habían encargado de hacerla como era, con todo lo que implicaba.
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Hechizo: Zarcillos de Corrupción
Acción: Ponerme enfrente de Evangelino because of course
Sostenía su varita con más firmeza de la habitual mientras escuchaba las palabras de Evangeline Blue, y tomó mucho aire antes de revelar su presencia, como quien está a punto de sumergirse en aguas profundas durante mucho tiempo. Su esperanza estaba en que los Venerables perdieran el control, si no lo hacían seguramente iban a tener más problemas, pero lo hicieron, como piezas de dominó, uno a uno.
Durante un segundo, nada más, su mirada fue a parar a @Bill Snyder. Su idea inicial había sido enviarle una carta, contarle todo, o interceptarlo justo antes de la conferencia. Pedirle que no peleara, que se entregara, pero no se atrevió a poner toda la operación en peligro solamente por lo que sentía. Segundos antes de que Evangeline terminara de hablar, con ella ya al frente, lo miró fijamente y con sus labios formó un “lo siento”, y lo decía de corazón. Lo sentía por él, solamente por él.
Luego su mirada se desvió hacia Alana, y entonces el caos se desató. Por un segundo la cegaron los flashazos de los periodistas, los más osados habían encontrado sitio seguro y fotografiaban los sucesos. Aquello ya era una victoria, una muy grande, ya no habría forma de parar la avalancha política que se venía encima. Se podría decir que los revolucionarios ya habían hecho su parte, que ella ya había hecho su parte, pero algo le decía que apenas estaba en la punta del iceberg.
Vio como Edward McJicahm apuntaba a Evangeline Blue y sintió que todas las alarmas se le activaban. Claro que recordaba la profecía que le había hecho Harley, pero quizá, solamente quizá, si McJicahm acababa con ella significaba que lo hacía mientras ella le plantaba frente por Evangeline, y estaba dispuesta a correr ese riesgo. Si Evangeline era el verdadero futuro político de Estados Unidos, y ella era el estandarte comprometido de la causa, entonces tenía una obligación. Ni siquiera reparó en que Robert Snyder le apuntaba directamente a ella, pues su varita ya estaba apuntando a McJicahm mientras conjuraba los zarcillos de corrupción para detenerlo. Ellos mismos le habían enseñado a no tentarse el corazón, ellos mismos se habían encargado de hacerla como era, con todo lo que implicaba.
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Acción: Ponerme enfrente de Evangelino because of course
- Wilhelmina Schweinsteiger
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Había peleado con Noah la noche anterior, Ferdynand tenía razón en aquello de que era su lugar estar con su gente peleando pero no creía que estuviese preparado y su preocupación egoísta le había ganado al momento de sugerirle que se quede como los que habían quedado en las canteras de la rebelión como algunos otros que se iban a quedar, aunque claro, ellos se quedaban porque era imposible que lograsen pelear sin ser más un estorbo que una ayuda.
No había dormido nada en parte por eso pero más que nada por estar repasando en su cabeza y con algunos compañeros los hechizos que les había enseñado Mina, entre otros que siempre caían bien. Para las ocho de la mañana estaba lista, comió unas pocas tostadas y bebió varias tazas de café antes de ponerse a fumar esperando el momento en el que tuviesen que salir, no debía de faltar mucho.
Sentía en el cuerpo ágil, flexible, lleno de la energía que le daba la adrenalina de estar a centímetros de aquello que la había hecho viajar hasta ese lugar, de aquello que realmente la hacía sentir en el momento y el lugar adecuado más que cualquier otra cosa, pese a haber dejado amigos y familia detrás, a no estar segura de volver a ver a alguno de los que estaban a su lado.
Llevaba una sonrisa en el rostro antes de hacer la aparición que los llevaría a la conferencia de prensa, aunque estaba en un grupo distinto al de Ferdynand fue un momento con él antes de que comenzase el conteo, lo tomó de una mano y le sonrió antes de besar con cariño su mejilla para luego decirle que esperaba verlo vivo al día siguiente, era la familia más cercana que podía darse el lujo de tener en ese momento. Fue con los de su grupo y desapareció.
Esperaron hasta las once en punto callados, mimetizados entre la gente y sólo atinó a mirar a Noah a lo lejos un par de segundos antes de que Evangeline terminase de hablar, varita en mano salió junto con los demás y vio cómo uno de los nombrados que reconoció como Aaron Bloodworth parecía escurrirse entre la gente.
Se adelantó y lo señaló con su varita para lanzarle un Petrificus Totalus, la orden había sido detenerlos y eso iba a hacer. Cuando ya había salido su hechizo vio cómo Mina se colocaba frente a Evangeline Blue y le gritó a Adrien a la lejanía, pero seguramente ni siquiera iba a poder escucharla, era inútil, como si apenas hubiese gesticulado.
No había dormido nada en parte por eso pero más que nada por estar repasando en su cabeza y con algunos compañeros los hechizos que les había enseñado Mina, entre otros que siempre caían bien. Para las ocho de la mañana estaba lista, comió unas pocas tostadas y bebió varias tazas de café antes de ponerse a fumar esperando el momento en el que tuviesen que salir, no debía de faltar mucho.
Sentía en el cuerpo ágil, flexible, lleno de la energía que le daba la adrenalina de estar a centímetros de aquello que la había hecho viajar hasta ese lugar, de aquello que realmente la hacía sentir en el momento y el lugar adecuado más que cualquier otra cosa, pese a haber dejado amigos y familia detrás, a no estar segura de volver a ver a alguno de los que estaban a su lado.
Llevaba una sonrisa en el rostro antes de hacer la aparición que los llevaría a la conferencia de prensa, aunque estaba en un grupo distinto al de Ferdynand fue un momento con él antes de que comenzase el conteo, lo tomó de una mano y le sonrió antes de besar con cariño su mejilla para luego decirle que esperaba verlo vivo al día siguiente, era la familia más cercana que podía darse el lujo de tener en ese momento. Fue con los de su grupo y desapareció.
Esperaron hasta las once en punto callados, mimetizados entre la gente y sólo atinó a mirar a Noah a lo lejos un par de segundos antes de que Evangeline terminase de hablar, varita en mano salió junto con los demás y vio cómo uno de los nombrados que reconoció como Aaron Bloodworth parecía escurrirse entre la gente.
Se adelantó y lo señaló con su varita para lanzarle un Petrificus Totalus, la orden había sido detenerlos y eso iba a hacer. Cuando ya había salido su hechizo vio cómo Mina se colocaba frente a Evangeline Blue y le gritó a Adrien a la lejanía, pero seguramente ni siquiera iba a poder escucharla, era inútil, como si apenas hubiese gesticulado.
- Loulou Rayder
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
El día parecía anticlimático, la atmosfera no reflejaba el sentimiento de pesado augurio que aquellos involucrados en aquella revolución entendían, para unos no era más que otro día en el mundo de la política, uno interesante puesto que se declararía oposición formal contra Alana, un paso interesante por parte de cualquiera, pero Evangeline destacaba por muchas razones que Marcellus tardaría en mencionar si habría de enumerarlas todas.
Públicamente tenía razones simples para estar en esa conferencia, Evangeline era su familia por unión política, no era extraño que presentara su apoyo a la causa. Por supuesto sus motivos reales eran los de los rebeldes, este sería el momento culmine de todo lo que habían construido desde el momento en que Mina entró al teatro de la Universidad a pedirle un favor que les constaría a ambos mucho más de lo que se imaginaban e incluso sabiendo todo lo que sabía ahora no se lo hubiera negado.
Tenía promesas por las cuales seguir adelante, convicciones en las cuales seguía creyendo y una responsabilidad para con los involucrados. No pensaba huir ni negarse a pelear aun cuando el peso de la realidad y la comprensión de lo que estaba a punto de ocurrir lo estaba abatiendo por dentro.
Se cubrió la boca con la mano izquierda, las palabras de Evangeline estaban dando inicio a lo que sería sin duda el evento magno. Miró de reojo a Jesse por un segundo, envidiando la maldita temple que este estaba mostrando, no podía decir a ciencia cierta si estaba realmente tranquilo, pero al menos pretendía bastante bien, cuando Marcellus solo quería gritar y hacer algo, la espera siempre era una de las peores partes en su opinión, al menos una vez adentrado en la disputa no quedaba más que actuar en un microsegundo.
Cuando el discurso finalizó inhaló profundamente, por un momento solo hubo calma en su interior, miró a Adrien y Mina en el estrado, exhalando el alimento que había contenido, alzando la varita en dirección al estrado, donde se estaba concentrando el impacto inicial.
Conjuró la maldición familiar Blind Shadows sobre Robert Snyder, sin saber con certeza de quien se trataba pues no le vio el rostro, solo la varita apuntada hacia el escenario, desconocía quien era el blanco: Adrien, Mina o Evangeline. No importaba, su objetivo era detenerlo.
---
Acción: Nah.
Hechizo: Blind Shadows. Crea una cúpula de sombra sobre el objetivo, dejándolo en total oscuridad. Dentro de la cúpula se extiende sombras que causan cortes múltiples y choques intentos (1d8 de daño por turno mientras esta permanezca. 1d4 de probabilidad de permanencia).
Públicamente tenía razones simples para estar en esa conferencia, Evangeline era su familia por unión política, no era extraño que presentara su apoyo a la causa. Por supuesto sus motivos reales eran los de los rebeldes, este sería el momento culmine de todo lo que habían construido desde el momento en que Mina entró al teatro de la Universidad a pedirle un favor que les constaría a ambos mucho más de lo que se imaginaban e incluso sabiendo todo lo que sabía ahora no se lo hubiera negado.
Tenía promesas por las cuales seguir adelante, convicciones en las cuales seguía creyendo y una responsabilidad para con los involucrados. No pensaba huir ni negarse a pelear aun cuando el peso de la realidad y la comprensión de lo que estaba a punto de ocurrir lo estaba abatiendo por dentro.
Se cubrió la boca con la mano izquierda, las palabras de Evangeline estaban dando inicio a lo que sería sin duda el evento magno. Miró de reojo a Jesse por un segundo, envidiando la maldita temple que este estaba mostrando, no podía decir a ciencia cierta si estaba realmente tranquilo, pero al menos pretendía bastante bien, cuando Marcellus solo quería gritar y hacer algo, la espera siempre era una de las peores partes en su opinión, al menos una vez adentrado en la disputa no quedaba más que actuar en un microsegundo.
Cuando el discurso finalizó inhaló profundamente, por un momento solo hubo calma en su interior, miró a Adrien y Mina en el estrado, exhalando el alimento que había contenido, alzando la varita en dirección al estrado, donde se estaba concentrando el impacto inicial.
Conjuró la maldición familiar Blind Shadows sobre Robert Snyder, sin saber con certeza de quien se trataba pues no le vio el rostro, solo la varita apuntada hacia el escenario, desconocía quien era el blanco: Adrien, Mina o Evangeline. No importaba, su objetivo era detenerlo.
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Acción: Nah.
Hechizo: Blind Shadows. Crea una cúpula de sombra sobre el objetivo, dejándolo en total oscuridad. Dentro de la cúpula se extiende sombras que causan cortes múltiples y choques intentos (1d8 de daño por turno mientras esta permanezca. 1d4 de probabilidad de permanencia).
- Marcellus J. Lovecraft
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Bill conocía demasiado bien a su papá como para saber que presentía que algo iba mal. Pero no alcanzaba a imaginar los alcances que tendría su paranoia. Desde la muerte de Werther, al presidente alpha se le había visto aún más ansioso que antes. Había intentado concentrarse en sus cosas de presidente y en cualquier otra cosa, pero le era difícil. Pero ni siquiera eso lo habría hecho prever lo que su papá ya presentía. Iban a la conferencia porque era obvio, porque era su deber fingir que apoyaban ese falso modelo democrático, de cualquier forma la gente terminaría votando por Alana una y otra vez.
No se esperaba ese discurso por parte de la oposición, le sorprendió a cada palabra dicha, pero nada le sorprendió tanto como la propia mención de Adrien y Mina. No entendía nada. Había visto el cuerpo de Adrien abierto, había visto sus restos, su sangre, Auberon había penetrado en la mente de Mina y había visto eso mismos. Miró sus labios moverse, mandarle un mensaje silencioso que por el shock no pudo comprender. La miró a los ojos y se dio cuenta de que había vivido el peor engaño de su vida. Una oleada de ira se apoderó de su cuerpo, la sintió recorrer su cabeza hasta su cuello y sus nudillos, estaba temblando. Les habían ofrecido todo, ¿por qué se habían rehusado a tomarlo? Por Adrien nunca había sentido nada en particular, ni siquiera habían sido amigos, pero Mina era diferente.
Solo la voz de su padre lo trajo de vuelta a la realidad. No iba a obedecerlo pues a esas alturas, como habían dicho su nombre y el de sus dos padres, pero el de Jessy no, involucrarla podía hacerle más daño que bien.-Si la tocamos ahora la vamos a involucrar demasiado.-Primero debían deshacerse del problema, no podían cuidar de Jessica si estaban en la mira.
Pero ¿había verdadera forma de salir del problema? Bill siempre había sido astuto. De alpha se decían muchas cosas pero él era el presidente por algo que iba más allá de su habilidad en los deportes.
-Papá, no…-Se levantó para ir tras él y al verlo sacar la varita, se apresuró a conjurar un cave inicum y en el último momento, le golpeó el brazo a su padre para evitar que atacara a Mina o a Evangeline, cualquiera que fuera. Podían decir que estaba siendo sentimental, que se estaba dejando llevar, pero su acción iba enfocada también a otra cosa. Hundirse lo menos posible. Alguien tenía que hacerlo.
No se esperaba ese discurso por parte de la oposición, le sorprendió a cada palabra dicha, pero nada le sorprendió tanto como la propia mención de Adrien y Mina. No entendía nada. Había visto el cuerpo de Adrien abierto, había visto sus restos, su sangre, Auberon había penetrado en la mente de Mina y había visto eso mismos. Miró sus labios moverse, mandarle un mensaje silencioso que por el shock no pudo comprender. La miró a los ojos y se dio cuenta de que había vivido el peor engaño de su vida. Una oleada de ira se apoderó de su cuerpo, la sintió recorrer su cabeza hasta su cuello y sus nudillos, estaba temblando. Les habían ofrecido todo, ¿por qué se habían rehusado a tomarlo? Por Adrien nunca había sentido nada en particular, ni siquiera habían sido amigos, pero Mina era diferente.
Solo la voz de su padre lo trajo de vuelta a la realidad. No iba a obedecerlo pues a esas alturas, como habían dicho su nombre y el de sus dos padres, pero el de Jessy no, involucrarla podía hacerle más daño que bien.-Si la tocamos ahora la vamos a involucrar demasiado.-Primero debían deshacerse del problema, no podían cuidar de Jessica si estaban en la mira.
Pero ¿había verdadera forma de salir del problema? Bill siempre había sido astuto. De alpha se decían muchas cosas pero él era el presidente por algo que iba más allá de su habilidad en los deportes.
-Papá, no…-Se levantó para ir tras él y al verlo sacar la varita, se apresuró a conjurar un cave inicum y en el último momento, le golpeó el brazo a su padre para evitar que atacara a Mina o a Evangeline, cualquiera que fuera. Podían decir que estaba siendo sentimental, que se estaba dejando llevar, pero su acción iba enfocada también a otra cosa. Hundirse lo menos posible. Alguien tenía que hacerlo.
- Bill Snyder
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Había ido con Nathan a la conferencia, sin tener idea que detrás de su hermano había una persona tan podrida, Darius los iba a esperar allí porque iba a presentar de forma pública su apoyo a Alana y había querido ultimar detalles con algunos otros de los que estaban metidos en la campaña, o eso le había dicho.
Llegó con su hermano y estaban sentados esperando el discurso de Evangeline, sonreía sumida en su feliz ignorancia, esa que la había tenido solamente preocupada por lo que pasaba sin entender realmente qué es lo que iba a acabar sucediendo. Hasta había saludado a la madre de Harley con un movimiento de mano familiar, era una Blue, eran familia.
Sus palabras hicieron que tome la mano de Nathan, la apretó con fuerza mientras mordía su labio inferior intentando entender lo que estaba diciendo, ¿era cierto? Lo peor llegó cuando escuchó los nombres, los conocía a todos, era hermana de dos de ellos. Soltó de golpe la mano de Nathan y se levantó mirándolo con incredulidad, pero él no era capaz de mirarla, apuntaba hacia Cal Hayward, un chico Nu de último año que se había unido a los rebeldes que estaba apuntándole a Darius, el que a su vez hacía lo mismo con Evangeline.
Vio con el rostro pálido a Adrien, luego a Mina, simplemente no podía creerlo, tampoco podía creer lo que decían…eran sus hermanos de los que hablaban, también de Bill y de toda esa gente con la que había crecido. Todo aquello era demasiado, Alana le gritó a Evangeline y la gente comenzó a volverse loca, las sillas habían acabado tiradas en el suelo y sólo atinó a sacar su varita y terminó llegando hasta donde estaba Marcellus, viendo cómo invocaba alguna cosa hacia el padre de Bill y llamó su atención tomándolo por la muñeca luego de que hubiese conjurado, buscando que le ayude a entender eso como lo hacía con muchas otras cosas.
-Marcellus…¿qué…? ¿Estás loco?-era Robert Snyder, le había regalado cosas hermosas por navidad, no podía ser eso que decían, no era posible. Él no podía hacer las atrocidades que había mencionado Evangeline, tampoco sus hermanos, muchísimo menos Bill….era de las mejores personas que conocía, era su amigo, no era capaz de hacer esas cosas. Vio a Bill junto a su padre y no supo qué hacer, conjuró un Protego Totalum sobre ella y Marcellus, seguía como desubicada, sintiendo aquello como una pesadilla.-
Llegó con su hermano y estaban sentados esperando el discurso de Evangeline, sonreía sumida en su feliz ignorancia, esa que la había tenido solamente preocupada por lo que pasaba sin entender realmente qué es lo que iba a acabar sucediendo. Hasta había saludado a la madre de Harley con un movimiento de mano familiar, era una Blue, eran familia.
Sus palabras hicieron que tome la mano de Nathan, la apretó con fuerza mientras mordía su labio inferior intentando entender lo que estaba diciendo, ¿era cierto? Lo peor llegó cuando escuchó los nombres, los conocía a todos, era hermana de dos de ellos. Soltó de golpe la mano de Nathan y se levantó mirándolo con incredulidad, pero él no era capaz de mirarla, apuntaba hacia Cal Hayward, un chico Nu de último año que se había unido a los rebeldes que estaba apuntándole a Darius, el que a su vez hacía lo mismo con Evangeline.
Vio con el rostro pálido a Adrien, luego a Mina, simplemente no podía creerlo, tampoco podía creer lo que decían…eran sus hermanos de los que hablaban, también de Bill y de toda esa gente con la que había crecido. Todo aquello era demasiado, Alana le gritó a Evangeline y la gente comenzó a volverse loca, las sillas habían acabado tiradas en el suelo y sólo atinó a sacar su varita y terminó llegando hasta donde estaba Marcellus, viendo cómo invocaba alguna cosa hacia el padre de Bill y llamó su atención tomándolo por la muñeca luego de que hubiese conjurado, buscando que le ayude a entender eso como lo hacía con muchas otras cosas.
-Marcellus…¿qué…? ¿Estás loco?-era Robert Snyder, le había regalado cosas hermosas por navidad, no podía ser eso que decían, no era posible. Él no podía hacer las atrocidades que había mencionado Evangeline, tampoco sus hermanos, muchísimo menos Bill….era de las mejores personas que conocía, era su amigo, no era capaz de hacer esas cosas. Vio a Bill junto a su padre y no supo qué hacer, conjuró un Protego Totalum sobre ella y Marcellus, seguía como desubicada, sintiendo aquello como una pesadilla.-
- Violet Wildenstein
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Permanecer oculto luego que de Jesse se destapara no había sido una decisión que hubiera tomado yo solo. La había consultado y por el bien de la causa tuve que bajarf la cabeza y asentir. Ser un maldito cobarde jamás había sido mi estilo, enfrentar, encarar, atacar sí pero nuevamente se me había dicho que lo mejor era mantener la calma. Ferdynand había hecho preciso hincapié en que me mantuviera quieto. Pero esa mañana no...
Esa mañana sería la primera de muchas, una en dónde la recompensa por el esfuerzo brindado ante la causa al fin sería tangible. Estaba emocionado porque sabía a partir de esa fresca y luminosa mañana la vida de muchos daría un giro drástico, unos para bien y otros para mal. Si debo ser sincero me dio miedo escuchar el nombre de Andrea entre todos ellos, ese infeliz tenía la pinta de ser esa clase de sabandija y aunque lo detestara, no dejaba de ser mi hermano y mi preocupación por él era bastante sincera. Casi suspiro de alivio al darme cuenta de que no estaba involucrado en esa secta de mierda y enfoqué mi mente en lo que a continuación sucedería.
Ciertamente ver como loca a Alana Aterberry era un placer culposo que saciaba en ese instante. Toda esa rectitud, ese aplomo se había ido por el caño dejando ver la verdadera rata asquerosa y pútrida que era ella. La hora de la verdad había llegado, nunca imaginé que Mina y Adrien Morgan fueran quienes estuvieran filtrando información para la revolución pero me alegraba. Me alegraba saber que sus presuntuosos y rimbonbantes culos servían para algo más que su ego.
Los flashazos de los fotógrafos aumentaron la histeria. Pronto aquel lugar sería un hervidero de miedo y caos y yo no podía permitir que el barullo detuviera lo que por tanto habíamos luchado: la caída de un sistema opresor y denigrante que solo buscaba su propia permanencia en la supremacía.
Logré divisar al viejo buitre (McJicahm) y por detrás apunté con mi varita para lanzarle un Incarcero, iba a comprarme ese bombarda que le lanzó a Connie y lo haría con sangre.
Esa mañana sería la primera de muchas, una en dónde la recompensa por el esfuerzo brindado ante la causa al fin sería tangible. Estaba emocionado porque sabía a partir de esa fresca y luminosa mañana la vida de muchos daría un giro drástico, unos para bien y otros para mal. Si debo ser sincero me dio miedo escuchar el nombre de Andrea entre todos ellos, ese infeliz tenía la pinta de ser esa clase de sabandija y aunque lo detestara, no dejaba de ser mi hermano y mi preocupación por él era bastante sincera. Casi suspiro de alivio al darme cuenta de que no estaba involucrado en esa secta de mierda y enfoqué mi mente en lo que a continuación sucedería.
Ciertamente ver como loca a Alana Aterberry era un placer culposo que saciaba en ese instante. Toda esa rectitud, ese aplomo se había ido por el caño dejando ver la verdadera rata asquerosa y pútrida que era ella. La hora de la verdad había llegado, nunca imaginé que Mina y Adrien Morgan fueran quienes estuvieran filtrando información para la revolución pero me alegraba. Me alegraba saber que sus presuntuosos y rimbonbantes culos servían para algo más que su ego.
Los flashazos de los fotógrafos aumentaron la histeria. Pronto aquel lugar sería un hervidero de miedo y caos y yo no podía permitir que el barullo detuviera lo que por tanto habíamos luchado: la caída de un sistema opresor y denigrante que solo buscaba su propia permanencia en la supremacía.
Logré divisar al viejo buitre (McJicahm) y por detrás apunté con mi varita para lanzarle un Incarcero, iba a comprarme ese bombarda que le lanzó a Connie y lo haría con sangre.
- Sonny Pazzoli
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Había dejado a su esposa en casa porque los rumores de que aquello sería más que un pronunciamiento comenzaban a tomar fuerza dentro de la secta y no quería exponerla de ninguna forma, que su matrimonio hubiese comenzado como una alianza comercial no significaba que no la quisiese. Se había reunido en el lugar con Vincent Carrel, Donovan Braxton, Orson Chadwick y Leonora Stucchi; todos estaban conscientes del peso político que tendría que Alana dejase el poder, todos querían a Alana, nadie podía hacer las cosas como ella.
Vería a Nathan allí más tarde, se suponía que sus otros hermanos estarían allí también y sabía que podía contar con Violet, pero Jude era un caso aparte, por eso él jamás iba a poder tomar la rienda de lo que a su hermano y a él les estaba costando sangre hacer. De alguna forma se vieron seducidos por aquellas ideas, por la idea de asegurar su patrimonio, de no dejar que un moribundo o un grupo de niños arruinen su futuro.
Había saludado a Evangeline por cortesía, porque su padre era buen amigo de los Blue, le deseó suerte con hipocresía y se fue a sentar con sus socios. Cuando aquella mujer comenzó a hablar sintió cómo su temperatura iba en aumento, cómo sus ojos parecían dispuestos a aniquilarla y sólo pude seguir allí sentado hasta que mencionó su nombre. Se autoimpuso una sonrisa, sólo Stucchi parecía darle crédito a las palabras de Evangeline, pero Alana ya había perdido la cordura.
Inicialmente dirigió su varita a Evangeline, pero cuando vio a aquel niño queriendo atacarla no le quedó más que redirigirla hacia él, no importaba que Hayward lo señalase, Nathan podía cubrirlo, confiaba en su hermano. Ni siquiera había volteado a ver a Violet, ya tenía edad para cuidarse sola, debía tenerla si alguna vez quería lograr algo.
-Deprimo.-había conjurado bajo el suelo en el que estaba parado Isaac Rosenbarg.-
Vería a Nathan allí más tarde, se suponía que sus otros hermanos estarían allí también y sabía que podía contar con Violet, pero Jude era un caso aparte, por eso él jamás iba a poder tomar la rienda de lo que a su hermano y a él les estaba costando sangre hacer. De alguna forma se vieron seducidos por aquellas ideas, por la idea de asegurar su patrimonio, de no dejar que un moribundo o un grupo de niños arruinen su futuro.
Había saludado a Evangeline por cortesía, porque su padre era buen amigo de los Blue, le deseó suerte con hipocresía y se fue a sentar con sus socios. Cuando aquella mujer comenzó a hablar sintió cómo su temperatura iba en aumento, cómo sus ojos parecían dispuestos a aniquilarla y sólo pude seguir allí sentado hasta que mencionó su nombre. Se autoimpuso una sonrisa, sólo Stucchi parecía darle crédito a las palabras de Evangeline, pero Alana ya había perdido la cordura.
Inicialmente dirigió su varita a Evangeline, pero cuando vio a aquel niño queriendo atacarla no le quedó más que redirigirla hacia él, no importaba que Hayward lo señalase, Nathan podía cubrirlo, confiaba en su hermano. Ni siquiera había volteado a ver a Violet, ya tenía edad para cuidarse sola, debía tenerla si alguna vez quería lograr algo.
-Deprimo.-había conjurado bajo el suelo en el que estaba parado Isaac Rosenbarg.-
- Darius Wildenstein
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Noah estaba sentado justamente en la silla que estaba entre su padre Richard y su tía Alana. ¿Como había llegado ahí? Era una historia interesante. Luego de la pelea con Loulou decidió más firmemente que estaría ahí en esa conferencia a como diera lugar, que ya nada importaba más que ganaran esa maldita guerra. Se apareció en la casa de sus padres, quienes ya tenían tiempo de no verlo pues desde que se unió a la revolución cortó todo contacto con ellos. Obviamente lo interrogaron y él tuvo que inventarse una excusa barata y completamente creíble, que uno de sus compañeros Nu Delta Phi había ofrecido unas semanas en su crucero y simplemente no tuvo tiempo de avisarles, con el carácter de Noah y lo irresponsable que era a veces, no fue difícil para sus padres creerle.
Estuvo con ellos esa noche fingiendo que nada sucedía, pero eran dos desconocidos para él. Por la mañana Alana llegó a su casa y todos, en familia se aparecieron en el congreso mágico.
Alana nunca había tenido sobrinos preferidos, pero él sabía que de tenerlos él no sería uno de ellos, a penas y lo tomaban en cuenta para cualquier cosa, así que estar sentado a su lado era como un lugar privilegiado, incluso escuchaba los comentarios de su tía (Que sabía eran completamente falsos) acerca de la buena competencia y todo eso, aun que con la mirada estaba viendo discretamente a los alrededores, buscando entre las caras de los rebeldes ocultos a Loulou.
Su atención fue captada de inmediato por Evangeline Blue que ya subía al estrado y su mirada se endureció, era el momento, lo sabía. Cuando la situación se empezó a poner difícil y los nombres de los sectarios comenzaron a saltar, su padre al igual que Alana se puso de pie y sacó su varita para lanzarle a Marcellus Lovecraft la maldición de la bestia.
Noah en ese momento sacó su varita y lanzó primero que nada un incarcero a Darius Wildestein y después, al ver las sombras sobre su padre invocando la maldición, fue hacia él para golpearlo con el puño en el rostro.
Estuvo con ellos esa noche fingiendo que nada sucedía, pero eran dos desconocidos para él. Por la mañana Alana llegó a su casa y todos, en familia se aparecieron en el congreso mágico.
Alana nunca había tenido sobrinos preferidos, pero él sabía que de tenerlos él no sería uno de ellos, a penas y lo tomaban en cuenta para cualquier cosa, así que estar sentado a su lado era como un lugar privilegiado, incluso escuchaba los comentarios de su tía (Que sabía eran completamente falsos) acerca de la buena competencia y todo eso, aun que con la mirada estaba viendo discretamente a los alrededores, buscando entre las caras de los rebeldes ocultos a Loulou.
Su atención fue captada de inmediato por Evangeline Blue que ya subía al estrado y su mirada se endureció, era el momento, lo sabía. Cuando la situación se empezó a poner difícil y los nombres de los sectarios comenzaron a saltar, su padre al igual que Alana se puso de pie y sacó su varita para lanzarle a Marcellus Lovecraft la maldición de la bestia.
Noah en ese momento sacó su varita y lanzó primero que nada un incarcero a Darius Wildestein y después, al ver las sombras sobre su padre invocando la maldición, fue hacia él para golpearlo con el puño en el rostro.
- Noah Aterberry
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Habían sido semanas difíciles para ella, tal vez las más difíciles de su vida. Había pasado días enteros encerrada en su casa en Nueva York, ese lugar que se había convertido en un mausoleo de recuerdos, mismos que la destruían y le daban fuerza para segur adelante. Al final se había convencido a si misma de que Werther siempre sería una persona diferente para ella y para sus hijos, una buena persona, lo que ella veía en él y eso era lo que sus hijos iban a conocer.
Nadie sabía aun de su embarazo, por que en esos momentos de su vida Harley estaba sola (o al menos eso sentía sin tener a Mina con ella), en esa urna con cenizas no estaba solamente quien fuese su marido, estaba también su pasado, todo lo que ella conocía y todo lo que le daba seguridad. Tenía a su familia pero todos, absolutamente todos, estaban demasiado involucrados en la revolución y la buscaban, por supuesto, por visiones, para asegurarse de que las cosas iban bien, pero no se sentía con el valor de decirles que iba a traer al mundo a otro Schweinsteiger, ni siquiera sabía si decirles lo que Werther había hecho para que Bastian no tuviera su enfermedad.
Todo la aterraba, todo absolutamente todo, pero estaba segura de una sola cosa en el mundo. Mina la necesitaba. Ella había asumido que jamás volvería a confiar en ella, no importaba qué, la había perdido para siempre, pero eso no significaba que Mina la hubiera perdido a ella.
El día de la conferencia ella sabía muy bien lo que iba a suceder, pero no podía simplemente seguir las ordenes de Ferdynand y quedarse atrincherada en el departamento. No podía hacer eso. Aquél día Harley se apareció con Bastian en brazos en la casa de la familia Lovecraft y dejó a Bastian con uno de sus tíos (no de los que eran videntes, otros), asegurandole que tenía que arreglar unas cosas en su casa por que seguramente irían a buscarlos ahí, la verdad es que iba a ir al congreso mágico quisieran o no. Simplemente tenía que hacerlo.
Se apareció afuera aun que había ya mucha gente, ella tenía una hoodie que le cubría el rostro y era como dos tallas arriba de la suya. Tenia consigo la varita de Werther por que la suya jamás la encontró. Buscó un lugar especifico donde no llamara mucho la atención (afortunadamente el lugar era grande) y esperó, simplemente esperó.
La cosa con las visiones es que cuando sucedían en verdad ya sabías exactamente lo que iba a pasar, Harley vio a Lucianne Wardwell levantarse de su asiento así como los otros Wardwell y volverse loca, completamente loca para lanzarle un Crucio a Sonny Pazzolí.
Harley sacó la varita inmediatamente y apuntó hacia Edward Mcjicahm, tenía que asegurarse de que ese hombre no lastimara a Mina así que le lanzó su maldición familiar de Crowling Caos.
--
Acción:
Harley: Lanzarle Crowling Caos a Eduardo
Lucianne (aprobado por Admin), Crucio a Sonny Pazzoli
Nadie sabía aun de su embarazo, por que en esos momentos de su vida Harley estaba sola (o al menos eso sentía sin tener a Mina con ella), en esa urna con cenizas no estaba solamente quien fuese su marido, estaba también su pasado, todo lo que ella conocía y todo lo que le daba seguridad. Tenía a su familia pero todos, absolutamente todos, estaban demasiado involucrados en la revolución y la buscaban, por supuesto, por visiones, para asegurarse de que las cosas iban bien, pero no se sentía con el valor de decirles que iba a traer al mundo a otro Schweinsteiger, ni siquiera sabía si decirles lo que Werther había hecho para que Bastian no tuviera su enfermedad.
Todo la aterraba, todo absolutamente todo, pero estaba segura de una sola cosa en el mundo. Mina la necesitaba. Ella había asumido que jamás volvería a confiar en ella, no importaba qué, la había perdido para siempre, pero eso no significaba que Mina la hubiera perdido a ella.
El día de la conferencia ella sabía muy bien lo que iba a suceder, pero no podía simplemente seguir las ordenes de Ferdynand y quedarse atrincherada en el departamento. No podía hacer eso. Aquél día Harley se apareció con Bastian en brazos en la casa de la familia Lovecraft y dejó a Bastian con uno de sus tíos (no de los que eran videntes, otros), asegurandole que tenía que arreglar unas cosas en su casa por que seguramente irían a buscarlos ahí, la verdad es que iba a ir al congreso mágico quisieran o no. Simplemente tenía que hacerlo.
Se apareció afuera aun que había ya mucha gente, ella tenía una hoodie que le cubría el rostro y era como dos tallas arriba de la suya. Tenia consigo la varita de Werther por que la suya jamás la encontró. Buscó un lugar especifico donde no llamara mucho la atención (afortunadamente el lugar era grande) y esperó, simplemente esperó.
La cosa con las visiones es que cuando sucedían en verdad ya sabías exactamente lo que iba a pasar, Harley vio a Lucianne Wardwell levantarse de su asiento así como los otros Wardwell y volverse loca, completamente loca para lanzarle un Crucio a Sonny Pazzolí.
Harley sacó la varita inmediatamente y apuntó hacia Edward Mcjicahm, tenía que asegurarse de que ese hombre no lastimara a Mina así que le lanzó su maldición familiar de Crowling Caos.
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Acción:
Harley: Lanzarle Crowling Caos a Eduardo
- Hechizo:
- ✎Nombre: Crowling Chaos
Efecto: El hechizo se manifiesta como una estela rojiza que impacta sobre el oponente. Durante el turno en que impacte, los ojos y oídos del objetivo comienzan a supurar una larga excreción roja. Es acompañada de nauseas, desorientación y vomito dependiendo de la sensibilidad de la persona (su constitución). Si, es una maldición
✎Daño: hechizo inventado de 1d8 en daño/curación
Lucianne (aprobado por Admin), Crucio a Sonny Pazzoli
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Había sido de los últimos en llegar porque a diferencia de los otros, no pasaba desapercibido así como así, además de que era buscado por las autoridades y no podía poner en peligro aquel ataque sorpresa.
Apareció faltando sólo quince minutos para el inicio de la conferencia, se había filtrado con los muchachos de servicio y los elfos domésticos, había dejado su cabello corto mágicamente para no llamar tanto la atención, justo antes de que Evangeline hablase debían servir unas bebidas y se quedó hasta el final de la línea, le dio un trago a la botella de vino que tenía en la mano cuando la madre de Harley comenzó a hablar.
Vio cómo todo iniciaba, se plantó cerca de donde estaba Evangeline y levantó su varita para protegerla, pero vio entonces cómo Richard Aterberry, a sólo unos metros de él, así que dirigió su mirada hacia él así como su varita para lanzarle un Depulso, necesita que los Venerables invocasen la menor cantidad de magia posible, magia como la que ellos manejaban, magia maldita y oscura.
Vio llegar a Harley entonces, deseó haberla visto antes para protegerla, pero mantuvo su varita firme mientras una sonrisa -la única de ese día- asomaba en su rostro, sabía que ella lo haría bien, que era importante para ellos y para sí misma el estar ahí, no necesitaba cuidarla.
Apareció faltando sólo quince minutos para el inicio de la conferencia, se había filtrado con los muchachos de servicio y los elfos domésticos, había dejado su cabello corto mágicamente para no llamar tanto la atención, justo antes de que Evangeline hablase debían servir unas bebidas y se quedó hasta el final de la línea, le dio un trago a la botella de vino que tenía en la mano cuando la madre de Harley comenzó a hablar.
Vio cómo todo iniciaba, se plantó cerca de donde estaba Evangeline y levantó su varita para protegerla, pero vio entonces cómo Richard Aterberry, a sólo unos metros de él, así que dirigió su mirada hacia él así como su varita para lanzarle un Depulso, necesita que los Venerables invocasen la menor cantidad de magia posible, magia como la que ellos manejaban, magia maldita y oscura.
Vio llegar a Harley entonces, deseó haberla visto antes para protegerla, pero mantuvo su varita firme mientras una sonrisa -la única de ese día- asomaba en su rostro, sabía que ella lo haría bien, que era importante para ellos y para sí misma el estar ahí, no necesitaba cuidarla.
- Thomas Chee
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Su vida en Europa había sido completamente diferente a lo que estaba viviendo en ese momento, y sus objetivos e intenciones lo eran también. En Europa todo era radical, todo se trataba de dar el todo por el todo, habían manejado las cosas de una forma distinta, en donde el asesinato era la única salida y el terrorismo su única manera de hacer que la gente abriera los ojos. Ahí, en Estados Unidos, había tenido que hacer las cosas distintas, pues la política y la sociedad así lo exigían, y se había tenido que amoldar a las necesidades de un país que aún no entendía, pero que ya apreciaba por lo que tenía en el fondo; por la gente como Jesse, como Sonny, como Thomas, como Mina y Adrien. Ferdynand sabía que ahí no iban a matar, y que aunque sí buscaban un cambio de raíz, arrancar la hierba mala, la violencia no debía ser nunca gratuita. Se lo había dicho a Loulou, que en ese momento debían hacer todo lo posible por exigir un cambio sin ser ellos quienes se presentaran como asesinos, como psicópatas. Eran los otros los que debían quedar expuestos.
Estaba convencido de que las personas tenían derecho a saber lo que pasaba en su país, y a decidir si eso era lo que querían tener o lo que no, a tomar la decisión de si querían ser gobernados por un montón de asesinos sanguinarios, que no se detendrían en sacrificar a sus hijas con tal de tener lo que deseaban, que no se tentarían el corazón de apilar miles de cadáveres con tal de conseguir sus objetivos. Un país no podía labrarse así. Necesitaba grupos fuertes, eso era cierto, pero le habían demostrado que había mucha fortaleza escondida, que las ideas de esa revolución eran correctas: el poder no se debía dar a quien derramara sangre, se debía dar a quien trabajara de la forma más honrada posible, a quien fuera brillante, a quien tuviera ambiciones pero que esas ambiciones no pisotearan a nadie en el trayecto.
Sería difícil, sonaba casi utópico, pero tenía la esperanza de que fueran capaces de lograrlo. Si salía vivo de ahí no iba a permanecer en Estados Unidos, pero tampoco se iría sin ver que empezaba a sacar de los escombros a esa sociedad que se merecía más.
Tenía que hacer mucho para contenerse y no lanzar los hechizos que había desarrollado en otras épocas en manos de mentores con más experiencia siendo despiadados que él, sino más bien, dedicarse a apresar a la mayor cantidad posible de enemigos, impedir que atacaran más. Se aseguró de que el equipo de contención empezara a sacar civiles por la chimenea, organizándolos, pero luego de eso enfocó su mirada en Lucienne Wardwell, a quien apuntó con la varita.
-Incarcero.-Conjuró contra ella y se encaminó para intentar taclearla de una vez, aunque eso despertara la ira del resto de los Wardwell, no era como si hubiera ido ahí con miedo.
Estaba convencido de que las personas tenían derecho a saber lo que pasaba en su país, y a decidir si eso era lo que querían tener o lo que no, a tomar la decisión de si querían ser gobernados por un montón de asesinos sanguinarios, que no se detendrían en sacrificar a sus hijas con tal de tener lo que deseaban, que no se tentarían el corazón de apilar miles de cadáveres con tal de conseguir sus objetivos. Un país no podía labrarse así. Necesitaba grupos fuertes, eso era cierto, pero le habían demostrado que había mucha fortaleza escondida, que las ideas de esa revolución eran correctas: el poder no se debía dar a quien derramara sangre, se debía dar a quien trabajara de la forma más honrada posible, a quien fuera brillante, a quien tuviera ambiciones pero que esas ambiciones no pisotearan a nadie en el trayecto.
Sería difícil, sonaba casi utópico, pero tenía la esperanza de que fueran capaces de lograrlo. Si salía vivo de ahí no iba a permanecer en Estados Unidos, pero tampoco se iría sin ver que empezaba a sacar de los escombros a esa sociedad que se merecía más.
Tenía que hacer mucho para contenerse y no lanzar los hechizos que había desarrollado en otras épocas en manos de mentores con más experiencia siendo despiadados que él, sino más bien, dedicarse a apresar a la mayor cantidad posible de enemigos, impedir que atacaran más. Se aseguró de que el equipo de contención empezara a sacar civiles por la chimenea, organizándolos, pero luego de eso enfocó su mirada en Lucienne Wardwell, a quien apuntó con la varita.
-Incarcero.-Conjuró contra ella y se encaminó para intentar taclearla de una vez, aunque eso despertara la ira del resto de los Wardwell, no era como si hubiera ido ahí con miedo.
- Ferdynand Zieliñski
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
No se lo esperaba, al menos no en ese momento, pero desde la muerte de Werther todos habían estado inquietos y con justa razón. Auberon asumía que en cualquier momento se revelaría la verdad y entre más pronto fuera, mejor. A pesar de todo, no tenía miedo, estaba decidido a seguir controlando ese país al costo que fuese. Lo había intentado a base de hacerlo en las sombras, de que la gente no supiera el costo que había que pagar por ser un país próspero, con oportunidades, que vivieran en paz mientras eran ellos los que se manchaban las manos de sangre. Pero si todo iba a dar ese giro, entonces la paz reinaría a base de terror, no importaba, ellos decidían.
Su mirada, fija en Evangeline Blue, reflejaba su ira pero no había en ella desconcierto, solo había firmes resoluciones. Miró a Adrien y a Wilhelmina después, sintiendo que esa sed de venganza trepaba hasta su garganta. Pero él la familia lo era todo, todo en lo absoluto y ellos le habían dado la espalda a su familia de múltiples maneras, no solo a su padre y su hermano, respectivamente, sino a él y al cobijo que les había dado, al trato privilegiado que le había dado a Wilhelmina, a las segundas oportunidades que le había dado a Adrien. Y ellos no habían hecho más que mentir y traicionar.
Y luego estaba Crawford, con su persistencia y su terquedad. Quizá a esas alturas era que se daba cuenta que nunca debió subestimarlo, que si hubiera tratado las cosas de otra manera quizá habría podido ser grande, pero lo había hecho por Morgan, por lo que hubiera significado.
Podía sentir, en Adrien y en Wilhelmina, que había algo distinto, aunque no podía haber nombrado qué era, no podría haberse dado cuenta de que ahora compartían con él y con Joseph Morgan el poder del nodo llevado a otros niveles, a otros territorios. No lo distinguía todavía. Habría querido hacer una disertación personal, en silencio, para descubrir cómo habían llegado hasta ahí, pero el tiempo apremiaba.
¿Creían que la sangre y las maldiciones eran todo lo que tenían? Se equivocaban. Auberon siempre había llegado hasta las últimas consecuencias en esa Secta y había aprendido de Venerables que nunca se tentaban el corazón, tenía lo mejor y lo peor de la organización, había hecho lo indecible. Y si el país decidía que no quería su gobierno por las buenas, entonces era mejor que supieran que lo tendrían por las malas de ser posible.
Una sombra temible se apoderó de todo el hall del Congreso mientras él recitaba complicadas palabras, sus hijos varones, al ver lo que pretendían, se encargaron de crear barreras a su alrededor, aunque los rebeldes parecían dispuestos a apresar a todos los miembros posibles, al menos le ganaban tiempo.
De pronto la sala entera tembló, con un estruendo, algo descomunal empezó a tomar forma en el centro del lugar, empujando con sus fuertes fuentes de magia a quienes estaban alrededor. La invocación que se estaba formando soltó un portentoso rugido que hizo eco y que incluso le provocó un escalofrío que le nació a Auberon en la nuca y que se extendió hasta sus pies. El cuerpo le temblaba y su mirada reflejaba que había llegado a su límite. Bajó los brazos como si estuviera rendido, pero aún tenía energía suficiente para reabastecerse, y lo único que lo ayudaba en esos momentos, que podría devolverle la magia que se le había drenado con esa invocación, era su propia sangre.
Naturalmente, no lastimaría a sus hijos, pero no eran los únicos que podían revitalizarlo. No serían sacrificados jamás, se había esforzado por cambiar eso y prefería morir, pero había otra salida.
-A esto has llegado. A esto nos has empujado. Ven a luchar conmigo, demuestra que no eres solo un niño idiota que no midió las consecuencias de sus actos.-No ubicaba de vista a Jesse Crawford en medio del caos, así que tuvo que usar la legeremancia para hablarle, para retarlo directamente. Si lo conocía al menos un poco, podía asumir que no querría quedar como un cobarde.
La invocación seguía tomando forma en medio del hall, formándose entre una luz cegadora por momentos, aunque después la cosa descomunal se envolvía entre sombras impenetrables. Y los rugidos se hacían cada vez más fuertes. Era cuestión de tiempo para que se formara por completo. Nadie olvidaría ese día, pero sería por razones diferentes a las que se habían imaginado.
Su mirada, fija en Evangeline Blue, reflejaba su ira pero no había en ella desconcierto, solo había firmes resoluciones. Miró a Adrien y a Wilhelmina después, sintiendo que esa sed de venganza trepaba hasta su garganta. Pero él la familia lo era todo, todo en lo absoluto y ellos le habían dado la espalda a su familia de múltiples maneras, no solo a su padre y su hermano, respectivamente, sino a él y al cobijo que les había dado, al trato privilegiado que le había dado a Wilhelmina, a las segundas oportunidades que le había dado a Adrien. Y ellos no habían hecho más que mentir y traicionar.
Y luego estaba Crawford, con su persistencia y su terquedad. Quizá a esas alturas era que se daba cuenta que nunca debió subestimarlo, que si hubiera tratado las cosas de otra manera quizá habría podido ser grande, pero lo había hecho por Morgan, por lo que hubiera significado.
Podía sentir, en Adrien y en Wilhelmina, que había algo distinto, aunque no podía haber nombrado qué era, no podría haberse dado cuenta de que ahora compartían con él y con Joseph Morgan el poder del nodo llevado a otros niveles, a otros territorios. No lo distinguía todavía. Habría querido hacer una disertación personal, en silencio, para descubrir cómo habían llegado hasta ahí, pero el tiempo apremiaba.
¿Creían que la sangre y las maldiciones eran todo lo que tenían? Se equivocaban. Auberon siempre había llegado hasta las últimas consecuencias en esa Secta y había aprendido de Venerables que nunca se tentaban el corazón, tenía lo mejor y lo peor de la organización, había hecho lo indecible. Y si el país decidía que no quería su gobierno por las buenas, entonces era mejor que supieran que lo tendrían por las malas de ser posible.
Una sombra temible se apoderó de todo el hall del Congreso mientras él recitaba complicadas palabras, sus hijos varones, al ver lo que pretendían, se encargaron de crear barreras a su alrededor, aunque los rebeldes parecían dispuestos a apresar a todos los miembros posibles, al menos le ganaban tiempo.
De pronto la sala entera tembló, con un estruendo, algo descomunal empezó a tomar forma en el centro del lugar, empujando con sus fuertes fuentes de magia a quienes estaban alrededor. La invocación que se estaba formando soltó un portentoso rugido que hizo eco y que incluso le provocó un escalofrío que le nació a Auberon en la nuca y que se extendió hasta sus pies. El cuerpo le temblaba y su mirada reflejaba que había llegado a su límite. Bajó los brazos como si estuviera rendido, pero aún tenía energía suficiente para reabastecerse, y lo único que lo ayudaba en esos momentos, que podría devolverle la magia que se le había drenado con esa invocación, era su propia sangre.
Naturalmente, no lastimaría a sus hijos, pero no eran los únicos que podían revitalizarlo. No serían sacrificados jamás, se había esforzado por cambiar eso y prefería morir, pero había otra salida.
-A esto has llegado. A esto nos has empujado. Ven a luchar conmigo, demuestra que no eres solo un niño idiota que no midió las consecuencias de sus actos.-No ubicaba de vista a Jesse Crawford en medio del caos, así que tuvo que usar la legeremancia para hablarle, para retarlo directamente. Si lo conocía al menos un poco, podía asumir que no querría quedar como un cobarde.
La invocación seguía tomando forma en medio del hall, formándose entre una luz cegadora por momentos, aunque después la cosa descomunal se envolvía entre sombras impenetrables. Y los rugidos se hacían cada vez más fuertes. Era cuestión de tiempo para que se formara por completo. Nadie olvidaría ese día, pero sería por razones diferentes a las que se habían imaginado.
- Auberon Wardwell
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Ella estaba plenamente consciente del caos que se iba a desatar una vez que el discurso hubiese terminado, las visiones de Harley les habían pintado un panorama prácticamente terrible, por eso le había dicho a Adam, a Anne, a Zack y a sus propios hijos que no debían estar en esos momentos en aquel lugar, había sido muy severa al respecto con esa apariencia casi militar, pero ninguno la había escuchado. Adam estaba ahí con ella, Isaac también, Evelyn estaba en una posición estratégica para ayudar a sacar a los civiles del lugar, estaba preocupada por todos, pero al menos Harley estaba bien, según sabía iba a quedarse en su casa y eso al menos le quitaba un peso de encima.
Terminó de hablar y justamente observó la reacción de Alana frente a ella, de los fotógrafos y reporteros, de los otros miembros del congreso mágico que se movían aterrados de un lado a otro. Ella tenía su varita lista para apuntar a donde fuera necesario, sabía que los Venerables estaban heridos en un punto máximo y que ahora que la verdad salía a la luz, no tendrían reservas en utilizar el poder que tenían para mantener el control.
Muchos hechizos salieron volando de un lado a otro, ella tampoco sabía cual era el mejor objetivo, así que lo principal fue asegurarse tras el podium y proteger a los que estaban a su lado. Lanzó un salvo hexia en el lugar para que al menos Wilhelmina y Adrien pudieran des habilitar a la mayor cantidad de objetivos posibles.
Bajo el estrado se podía ver como Auberon conjuraba esa cosa que hizo temblar la sala por completo, sus hijos obviamente estaban cubriéndole las espaldas, Isaac Wardwell ayudó a su padre y a su hermana lanzandole la maldición de la bestia a Ferdynand Zieliñski.
---
Eva: Salvo hexia para ella, Adrien y Mina
Isaac Wardwell: Maldición de la bestia a Zieliñski
Terminó de hablar y justamente observó la reacción de Alana frente a ella, de los fotógrafos y reporteros, de los otros miembros del congreso mágico que se movían aterrados de un lado a otro. Ella tenía su varita lista para apuntar a donde fuera necesario, sabía que los Venerables estaban heridos en un punto máximo y que ahora que la verdad salía a la luz, no tendrían reservas en utilizar el poder que tenían para mantener el control.
Muchos hechizos salieron volando de un lado a otro, ella tampoco sabía cual era el mejor objetivo, así que lo principal fue asegurarse tras el podium y proteger a los que estaban a su lado. Lanzó un salvo hexia en el lugar para que al menos Wilhelmina y Adrien pudieran des habilitar a la mayor cantidad de objetivos posibles.
Bajo el estrado se podía ver como Auberon conjuraba esa cosa que hizo temblar la sala por completo, sus hijos obviamente estaban cubriéndole las espaldas, Isaac Wardwell ayudó a su padre y a su hermana lanzandole la maldición de la bestia a Ferdynand Zieliñski.
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Eva: Salvo hexia para ella, Adrien y Mina
Isaac Wardwell: Maldición de la bestia a Zieliñski
- Evangeline Blue
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Claro que tenía miedo de estar ahí, no era un idiota, pero su rostro no lo reflejaba. Se había preparado para ese momento desde antes incluso de unirse a la revolución, el momento en que esa maldita secta caería y él y su padre también lo harían. A diferencia de los otros Adrien no estaba ahí por justicia, él estaba ahí por venganza, por lo que todos y cada uno de esos le habían hecho, Adrien no buscaba un cambio en el mundo, él buscaba ver correr la sangre de esos malditos por el suelo.
Se había despedido de Adrianne la noche anterior, a ella y a Julisa las había dejado muy bien aseguradas por si algo llegaba a pasarle, Marcellus era otra historia. No le había dicho que se abstuviera de ir por que sabía que sería imposible convencerlo, pero antes de que todo comenzara se encargo de decirle lo importante que era para él y que debían salir vivos de esa, aun que él no estaba muy seguro de lograrlo.
Cuando Evangeline comenzó a hablar y fue su momento de presentarse al frente, salió de su escondite plantandole la cara al mundo, a su padre precisamente quién fue el primero en levantarse de la silla con incredulidad. Adrien podría creer que no, pero a Joseph le importaba su hijo, haberlo encontrado muerto en el sótano era lo peor que le había sucedido. Ahora que estaba ahí, traicionándolos, no supo muy bien como reaccionar, ahora entendía por que es que su familia, Ellie y otros más estaban tan renuentes, sabían que Adrien estaba vivo y peor aun, lo apoyaban.
Todos comenzaron sus ataques y fue solo en ese momento que Adrien separó la mirada de su padre, sacó su varita y apuntó a Theoddore Wardwell lanzandole la maldición del desollado, iba a acabar con ellos, no solamente a someterlos.
Joseph por su parte también volvió a la realidad y sacó su varita, no iba a atacar a Adrien por que estaban muy lejos y era ponerse en una situación difícil, decidió mejor solamente defender a los suyos y le lanzó un desmayus a Thomas Chee.
Se había despedido de Adrianne la noche anterior, a ella y a Julisa las había dejado muy bien aseguradas por si algo llegaba a pasarle, Marcellus era otra historia. No le había dicho que se abstuviera de ir por que sabía que sería imposible convencerlo, pero antes de que todo comenzara se encargo de decirle lo importante que era para él y que debían salir vivos de esa, aun que él no estaba muy seguro de lograrlo.
Cuando Evangeline comenzó a hablar y fue su momento de presentarse al frente, salió de su escondite plantandole la cara al mundo, a su padre precisamente quién fue el primero en levantarse de la silla con incredulidad. Adrien podría creer que no, pero a Joseph le importaba su hijo, haberlo encontrado muerto en el sótano era lo peor que le había sucedido. Ahora que estaba ahí, traicionándolos, no supo muy bien como reaccionar, ahora entendía por que es que su familia, Ellie y otros más estaban tan renuentes, sabían que Adrien estaba vivo y peor aun, lo apoyaban.
Todos comenzaron sus ataques y fue solo en ese momento que Adrien separó la mirada de su padre, sacó su varita y apuntó a Theoddore Wardwell lanzandole la maldición del desollado, iba a acabar con ellos, no solamente a someterlos.
Joseph por su parte también volvió a la realidad y sacó su varita, no iba a atacar a Adrien por que estaban muy lejos y era ponerse en una situación difícil, decidió mejor solamente defender a los suyos y le lanzó un desmayus a Thomas Chee.
- Adrien Morgan
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Turno 2
Como era de esperarse, la gente comenzó a perder el control de inmediato, empezando por los Venerables, quienes se destapaban ante la incredulidad de los periodistas y las personas no involucradas en el movimiento. Los flashazos de las cámaras iban de un lado a otro, los patronus lanzando avisos, el desconcierto. Algunos revolucionarios comenzaron a sacar a la gente por las chimeneas, pero todo se desató demasiado rápido.
Isaac Rosenbarg intentó desarmar a la Presidenta del Congreso, y fue justo en ese momento que un par de aurores- aturdidos, pero que seguían cumpliendo con su deber porque ante todo, obedecían a un Congreso Mágico- la sacaron de escena protegiéndola con una rápida aparición. Darius Wildenstein lanza un hechizo contra el piso bajo Isaac pero falla en el objetivo cuando duras cuerdas conjuradas por Noah Aterberry lo atan por unos cuantos segundos, hasta que el hechizo se desvanece por falta de fuerza.
Robert Snyder, por su parte, está dispuesto a cobrar su venganza, y lanza una maldición perfectamente conjurada contra Wilhelmina Schweinsteiger, pero su maldición choca contra el hechizo protector de Jesse Crawford y ambos se desvanecen en el aire anulándose el uno al otro. Marcellus lanza también un hechizo contra el Venerable Snyder y es más rápido que Bill. Una cúpula oscura atrapa a Robert, quien de inmediato es absorbido por las sombras y comienza a sentir duros arañazos y contusiones (-3 pvs), pero el hechizo se desvanece después, y Bill Snyder alcanza a proteger a su padre de un nuevo ataque y de paso, a él mismo. (Bill y Robert Snyder protegidos un turno).
Edward McJicahm intenta atacar a Evangeline Blue, pero Wilhelmina es más rápida y lo evita conjurando una de las maldiciones aprendidas en el sótano. Alrededor de McJicahm crecen sombras que se vuelven ganchos y se clavan en la piel de su espalda, lo levantan un poco del suelo y comienzan a hacerle daño (-3 pvs cada turno que los tenga, -3 de penalización en las siguientes conjuraciones). Su acción, desafortunadamente, quita a McJicam del objetivo de Sonny y sus cuerdas, aunque bien conjuradas, salen disparadas hacia delante sin nuevo objetivo en concreto. Harley no logra conjurar contra el Venerable, pero dado su estado de vulnerabilidad, todos parecen tener una nueva oportunidad. Evangeline aprovecha para protegerse a ella, a Mina y a Adrien (1 turno protegidos).
Lucienne Wardwell fija su objetivo en Sonny Pazzoli, distrayéndolo del Venerable McJicahm por un momento, cuando el Delta comienza a sentir los estragos de la maldición Cruciatis, una tortura indecible y terrible que parece arrasar con su piel y quemarle los ojos, aunque todo es una ilusión el dolor es muy real (-1 pv) . Ferdynand Zieliñsli es quien logra detenerla cuando la apresa con un Incarcero. Isaac Wardwell intenta ayudar a su hermana, pero no alcanza a conjurar, y Sonny se recupera.
Noah Aterberry golpea a su papá en el rostro, provocándole un leve sangrado de nariz, y Richard, en respuesta, aún más iracundo, comienza a conjurar a la perfección la maldición de la bestia contra Marcellus Lovecraft quien por suerte, es socorrido por Thomas Chee, quien lanza a Richard un depulso perfecto (crítico grado 34) empujándolo lejos de la escena y dejándolo aturdido. (Richard Aterberry inconsciente 1 turno). Marcellus no resulta herido a pesar de que Violet Wildenstein no pudo conjurar su protección. Joseph Morgan, al ver la escena, se va contra Thomas Chee y sin mayor problema, desmaya al navajo (1 turno inconsciente).
Aaron Bloodworth pretende huir cuanto antes y logra conjurar su protección, que le sirve perfecto para repeler el petrificus de Loulou Rayder. Ambos se quedan frente a frente, la segunda con un objetivo muy claro: atraparlo. Adrien Morgan actúa contra Thaddeus Wardwell, lanzándole la maldición del desollado. La conjuración lleva la fuerza suficiente como para alcanzar a arrancarle la piel del brazo izquierdo, lentamente. (-1 pv, -5 de penalización en las siguientes conjuraciones).
Pero el peor peligro no es el de todos contra todos, es el de la invocación que nadie le impidió a Auberon Wardwell hacer. La magia de la invocación golpea a todos los que están en el meollo del conflicto (-1 pv para todos en general). Y cuando la invocación termina de formarse, es una imagen terrorífica.
Un oso, sin pelo y del tamaño de un elefante y con colmillos que sobresalían de su hocico capaces de insertar a casi 4 hombres adultos al mismo tiempo, vio a todos los presentes con los ojos inyectados en sangre. Los Innu lo llamaban Katshituashku, los Shawnee lo llamaban Yakwawiak, y otras tribus nativoamericanas lo conocieron por distintos nombres, pero todos estaban de acuerdo en una cosa: amaba la carne humana, y alimentarse de ella era su único objetivo. La invocación no atacaría a ningún Venerable, ni a ningún aprendiz, pero podía oler al enemigo, y también distinguía el olor de la traición, y era imparable. De entre todas sus características temibles, resaltaban sus patas, que parecían incapaces de doblarse, como si fueran de madera, y cuando caminaba, sus piernas se quedaban rígidas, no podía doblarlas. Sus ojos enrojecidos parecían contener el infierno, pero lo más temible era lo portentoso de su mandíbula. El Katshituashku olfateó el aire, gruñó de nuevo y después comenzó a avanzar hacia su primer objetivo: Loulou Rayder.
_____
MISMAS REGLAS QUE EL TURNO ANTERIOR
Alana Aterberry (fuera de escena)
Isaac R. 14 pvs
Darius 27 pvs
Noah 14 pvs
Aaron 14 pvs
Loulou 26 pvs (la invocación va contra ella para comérsela)
Jesse 26 pvs (la virgen le habla)
Mina 32 pvs (protegida un turno)
Robert 23 pvs (protegido un turno)
Edward 23 pvs (alzado como res)
Evangeline 26 pvs (protegida un turno)
Marcellus 29 pvs
Bill 17 pvs (protegido un turno)
Violet 15 pvs
Richard 26 pvs (inconsciente un turno)
Thomas 20 pvs (desmayado un turno)
Adrien 23 pvs (protegido un turno)
Thaddeus Wardwell 13 pvs
Joseph 26 pvs
Sonny 14 pvs
Lucienne 15 pvs (atrapada por Incarcero)
Harley 24 pvs
Ferdynand 26 pvs
Isaac W. 15 pvs
Auberon W. 26 pvs
Última edición por Rectoría el Mar 19 Abr - 22:28, editado 1 vez
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Adrien estaba empeñado en acabar al menos con uno de los hijos de Wardwell y por segundos se olvidó de todo por completo al ver como el chico sufría de manera interminable con esa maldición como cuando él mismo lo había sufrido una vez. Fue hasta que sintió el brazo pesado y el cansancio de utilizar esa magia que cesó, pero solamente fue un segundo antes de tomar aire nuevamente y disponerse a seguir con la tortura, su mirada estaba ensombrecida, era una persona diferente al momento de conjurar esas maldiciones.
Claro que luego las sombras al rededor del salón fueron mayores y un miedo verdadero le creó una punzada en el estomago. No creía que Auberon fuera capaz de hacer aquello, jamás ni en sus mas oscuras pesadillas lo imaginó, pero estaba sucediendo.
Cuando vio a la criatura aparecer en el lugar se quedó petrificado hasta que la ola de magia lo arrojó hacia atrás, rápidamente se puso de pie y tomó su varita mientras todos corrían desesperados, no iba a dejar que esos malditos escapasen aun que Alana ya había desaparecido de ahí.
-Vaya a buscarla, rápido, qué espera - Le gritó a Evangeline, tenían que asegurarse de que Alana, así como los otros pagaran por lo que habían hecho. Se bajó del estrado y ayudó a algunas personas a llegar hasta las chimeneas, quedó cerca de donde Darius y Violet se encontraban, no iba a dejarlo escapar.
Haste a un lado Violet! - Desmayus! - Le lanzó al mayor de los Wildestein desde una de las esquinas, al lado de Isaac Rosenbarg.
Joseph Morgan por su parte seguía en la batalla, ahí al lado de Robert y los hijos Wardwell, los hechizos volaban a su alrededor pero luego de desmayar a ese navajo que era buscado por las autoridades, su mirada se enfocó en la tarima principal buscando a Adrien con la mirada llena de furia, no lo encontró por supuesto, al que si vio fue a Marcellus Lovecraft, sabía lo que había entre él y su hijo y le parecía abominable, alzó la varita para conjurar un Carpe Retractum hacia él y lanzarlo hacia la bestia.
Claro que luego las sombras al rededor del salón fueron mayores y un miedo verdadero le creó una punzada en el estomago. No creía que Auberon fuera capaz de hacer aquello, jamás ni en sus mas oscuras pesadillas lo imaginó, pero estaba sucediendo.
Cuando vio a la criatura aparecer en el lugar se quedó petrificado hasta que la ola de magia lo arrojó hacia atrás, rápidamente se puso de pie y tomó su varita mientras todos corrían desesperados, no iba a dejar que esos malditos escapasen aun que Alana ya había desaparecido de ahí.
-Vaya a buscarla, rápido, qué espera - Le gritó a Evangeline, tenían que asegurarse de que Alana, así como los otros pagaran por lo que habían hecho. Se bajó del estrado y ayudó a algunas personas a llegar hasta las chimeneas, quedó cerca de donde Darius y Violet se encontraban, no iba a dejarlo escapar.
Haste a un lado Violet! - Desmayus! - Le lanzó al mayor de los Wildestein desde una de las esquinas, al lado de Isaac Rosenbarg.
Joseph Morgan por su parte seguía en la batalla, ahí al lado de Robert y los hijos Wardwell, los hechizos volaban a su alrededor pero luego de desmayar a ese navajo que era buscado por las autoridades, su mirada se enfocó en la tarima principal buscando a Adrien con la mirada llena de furia, no lo encontró por supuesto, al que si vio fue a Marcellus Lovecraft, sabía lo que había entre él y su hijo y le parecía abominable, alzó la varita para conjurar un Carpe Retractum hacia él y lanzarlo hacia la bestia.
- Adrien Morgan
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Ella trataba de mantenerse centrada en lo que estaba sucediendo, pero todo era un caos a su alrededor, la varita no le reaccionó correctamente y casi la maldijo en el fondo. No era su varita, pero ¿No podía Werther si quiera ayudarla en esos momentos?- Reacciona... Reacciona..! - Le murmuró desesperada a la varita mientras se movía, vio como las sombras se convertían en ganchos y tomaban a Edward levantandolo por los aires, tuvo que llevarse una mano al rostro para no gritar, el corazón estaba latiendole muy fuerte.
Sabía que tenía que deshabilitar a ese sujeto, era peligroso, lo había visto, aun que había muchas cosas diferentes de sus visiones, el futuro había cambiado y sintió una gran incertidumbre. Solamente tenía cerca de ella a Thomas e iba a correr hacia él hasta que lo vio caer también en un hechizo, maldijo internamente y buscó con la mirada a Mina, a su madre o a Isaac, pero en esos momentos sintió un dejavú tremendo. Estaba por suceder. La oleada de magia no la tomó por sorpresa pero tampoco la tiró al suelo ya que alcanzó a ponerse contra una pared, luego la bestia se materializó en medio de todos y casi se suma a los gritos de terror que los civiles estaban lanzando.
Rápidamente corrió hacia Thomas para sacarlo del rango de la bestia en lo que despertaba y alzó nuevamente la varita rogando que esta vez no fuera a fallarle.
Por favor, por favor, funciona, funciona... PROTEGO TOTALLUM!! - Lanzó hacia ella y el navajo.
Sabía que tenía que deshabilitar a ese sujeto, era peligroso, lo había visto, aun que había muchas cosas diferentes de sus visiones, el futuro había cambiado y sintió una gran incertidumbre. Solamente tenía cerca de ella a Thomas e iba a correr hacia él hasta que lo vio caer también en un hechizo, maldijo internamente y buscó con la mirada a Mina, a su madre o a Isaac, pero en esos momentos sintió un dejavú tremendo. Estaba por suceder. La oleada de magia no la tomó por sorpresa pero tampoco la tiró al suelo ya que alcanzó a ponerse contra una pared, luego la bestia se materializó en medio de todos y casi se suma a los gritos de terror que los civiles estaban lanzando.
Rápidamente corrió hacia Thomas para sacarlo del rango de la bestia en lo que despertaba y alzó nuevamente la varita rogando que esta vez no fuera a fallarle.
Por favor, por favor, funciona, funciona... PROTEGO TOTALLUM!! - Lanzó hacia ella y el navajo.
- Harley D. Schweinsteiger
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Sentía la adrenalina recorriendo su cuerpo como nunca antes, y la mirada le cambió en cuanto vio a McJicahm ser alzado del suelo por aquellos ganchos sombríos. Sentiría lo que habían sentido todas sus víctimas, de estar ahí colgado, vulnerable e indefenso, sin un contra-hechizo que pudiera usar para liberarse y cerrar sus heridas. No le quedaría otra opción más que ser auxiliado por alguien más, alguien que se decidiera a intentar bajarlo, arriesgándose a lastimarlo aún más, porque en lo que a ella respectaba, no iba a deshacer esa maldición.
Lo que sí, fue que no se esperaba la ráfaga de magia que la lanzó hacia atrás, haciendo que se tropezara de súbito. Su mirada se enfocó en la invocación de Auberon Wardwell, que se iba conformando entre sombras. Lo que hizo fue correr hacia el lugar en donde sabía que estarían Marcellus y Jesse, ambos relativamente cerca el uno del otro, esquivando las ráfagas de hechizos y maldiciones que iban de un lado a otro. Aquello era peor que en el centro comercial, donde al menos había estado preparada y segura todo el tiempo, ahí ella era el objetivo, ella era la traición, así que todo parecía correr en su contra.
Sus ojos se habían entornado mientras la invocación iba tomando forma. Sintió que los tatuajes le ardían como si incluso la magia del nodo se sorprendiera de algo que no había previsto. Claro que Harley les había avisado, pero aquello era mucho peor de lo que hubieran podido imaginar, y sentía miedo, aunque no dejaba que ese miedo la embargara o le nublara el juicio.
-Tenemos que buscar cómo combatirlo, todos tienen puntos débiles, hay que observar…
Les dijo a Marcellus y Jesse (y Violet, de paso) que seguían más o menos en la misma posición, juntos, aunque sentía que se le cortaba el aliento, ni siquiera terminó su frase porque temía que no tuvieran tiempo de ser observadores con nada. No tenía idea de que Jesse estaba siendo retado en ese mismo momento, el llamado de Auberon no la alcanzaba, no era legeremaga y no se lo había dedicado a ella. En ese momento vio como Joseph Morgan alzaba la varita. No supo si fue hacia ella o hacia Marcellus –dudaba que alguien más fuera a atacar a Jesse por lo que Auberon había dicho tiempo antes, pero nunca se sabía- pero daba igual. En lo que a ella respectaba, nadie iba a levantar la varita contra las personas que le importaban, nunca más. Conjuró contra Joseph Morgan la Maldición del Espejo. Si podía deshacerse de él, se desharía de uno de los grandes pilares de la Secta, y al mismo tiempo de alguien que había atormentado a Adrien, quien para ese momento ya era más para ella que solo un aliado, aunque fuera de alguna manera retorcida.
Lo que sí, fue que no se esperaba la ráfaga de magia que la lanzó hacia atrás, haciendo que se tropezara de súbito. Su mirada se enfocó en la invocación de Auberon Wardwell, que se iba conformando entre sombras. Lo que hizo fue correr hacia el lugar en donde sabía que estarían Marcellus y Jesse, ambos relativamente cerca el uno del otro, esquivando las ráfagas de hechizos y maldiciones que iban de un lado a otro. Aquello era peor que en el centro comercial, donde al menos había estado preparada y segura todo el tiempo, ahí ella era el objetivo, ella era la traición, así que todo parecía correr en su contra.
Sus ojos se habían entornado mientras la invocación iba tomando forma. Sintió que los tatuajes le ardían como si incluso la magia del nodo se sorprendiera de algo que no había previsto. Claro que Harley les había avisado, pero aquello era mucho peor de lo que hubieran podido imaginar, y sentía miedo, aunque no dejaba que ese miedo la embargara o le nublara el juicio.
-Tenemos que buscar cómo combatirlo, todos tienen puntos débiles, hay que observar…
Les dijo a Marcellus y Jesse (y Violet, de paso) que seguían más o menos en la misma posición, juntos, aunque sentía que se le cortaba el aliento, ni siquiera terminó su frase porque temía que no tuvieran tiempo de ser observadores con nada. No tenía idea de que Jesse estaba siendo retado en ese mismo momento, el llamado de Auberon no la alcanzaba, no era legeremaga y no se lo había dedicado a ella. En ese momento vio como Joseph Morgan alzaba la varita. No supo si fue hacia ella o hacia Marcellus –dudaba que alguien más fuera a atacar a Jesse por lo que Auberon había dicho tiempo antes, pero nunca se sabía- pero daba igual. En lo que a ella respectaba, nadie iba a levantar la varita contra las personas que le importaban, nunca más. Conjuró contra Joseph Morgan la Maldición del Espejo. Si podía deshacerse de él, se desharía de uno de los grandes pilares de la Secta, y al mismo tiempo de alguien que había atormentado a Adrien, quien para ese momento ya era más para ella que solo un aliado, aunque fuera de alguna manera retorcida.
- Wilhelmina Schweinsteiger
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Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Aquella batalla lo había llenado de una adrenalina pura, una que no había sentido antes, no le tembló la mano al lanzarle el golpe a su padre ni tampoco dudó en sacar la varita para atacar a Wildestein, lo que si no esperó en lo absoluto era la ráfaga de hechizos que iban de aquí para allá, no se sabía quién estaba atacando a quién y todo se había vuelto un caos a su alrededor.
Dio un par de pasos hacia atrás para observar bien el panorama, Alana había desaparecido custodiada por sus auroes de confianza y las sombras inundaban el lugar. Un escalofrío lo recorrió desde la nuca hasta los pies momentos antes de que la oleada de magia los golpeara a todos. Recobró rápidamente su posición de ataque agitando la cabeza y alcanzó a ver una bestia que se alzaba en medio de todos. Era horrible, no sabía que era exactamente, que clase de magia oscura era aquella ni tampoco como contrarestarla, las palabras de Luoluo vinieron a él, tal vez no estaba listo en verdad para afrontarse a todo esto.
Siguió con la mirada a la criatura y sus ojos se abrieron con sorpresa y terror al ver que se dirigía hacia precisamente Loulou. Ni siquiera por un segundo dudó en correr hacia ella quitando a quien estuviera enfrente, no era impulsivo, su instinto se lo dictaba, tenía que protegerla. Llegó hasta ella alejándola con fuerza de la mirada de la criatura y se puso frente a la Bestia invocando un Incendio para al menos repelerla.
Dio un par de pasos hacia atrás para observar bien el panorama, Alana había desaparecido custodiada por sus auroes de confianza y las sombras inundaban el lugar. Un escalofrío lo recorrió desde la nuca hasta los pies momentos antes de que la oleada de magia los golpeara a todos. Recobró rápidamente su posición de ataque agitando la cabeza y alcanzó a ver una bestia que se alzaba en medio de todos. Era horrible, no sabía que era exactamente, que clase de magia oscura era aquella ni tampoco como contrarestarla, las palabras de Luoluo vinieron a él, tal vez no estaba listo en verdad para afrontarse a todo esto.
Siguió con la mirada a la criatura y sus ojos se abrieron con sorpresa y terror al ver que se dirigía hacia precisamente Loulou. Ni siquiera por un segundo dudó en correr hacia ella quitando a quien estuviera enfrente, no era impulsivo, su instinto se lo dictaba, tenía que protegerla. Llegó hasta ella alejándola con fuerza de la mirada de la criatura y se puso frente a la Bestia invocando un Incendio para al menos repelerla.
- Noah Aterberry
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