TRAMA: LA CONFERENCIA

Al sentir la mirada de Jesse sobre ella volteó a verlo, con los ojos muy abiertos y el miedo reflejado en ellos por la bestia que tenía enfrente. Dijo su nombre, interrogándolo, porque veía en su mirada que había tomado una resolución de algún tipo, pero no entendió de qué se trataba hasta que lo vio correr en dirección a Wardwell.

El grito de Marcellus fue como una extensión de su propia desesperación, apenas trató de tomarlo por la ropa, detenerlo como fuera, pero los gritos por lo que estaba pasando con Aaron y todo lo que se suscitaba con la bestia volvieron a distraerla, y lo perdió. Ahora lo único que veía era sangre, demasiada sangre y una muerte horrenda, y al siguiente segundo, Jesse ya no estaba, el corazón bien pudo habérsele detenido de pronto. Se mordió el labio inferior con fuerza tratando de no perder el control de sí misma.

No notó que una sombra terrible había entrado a su cuerpo. No experimentó en ese momento ningún cambio físico, no cambió nada en su mente, no sintió ningún dolor, y por eso ni siquiera cayó en la cuenta de nada hasta que escuchó, claramente, la voz de Harley.

A partir de ahí todo fue un caos total. ¿Qué hacía ella ahí, por qué? De nuevo sintió que la desesperación iba a ahogarla. Pero eso no podía ser todo, ni iba a dejarse dominar por esas cosas. Había llegado hasta ahí a base de ser fuerte, y así se mantendría. Iba a salir viva de ese lugar, pasara lo que pasara. No pudo hablarle a Bill, no pudo decirle que lo sentía, porque lo único para lo que había cabida era para la alarma de saber que ahora la invocación iba tras ella. El grito de Sonny le taladró la cabeza. “Muévete de ahí”. Eso era exactamente lo que iba a hacer.

El corazón le palpitaba de forma violenta, escuchaba los hechizos venir aquí y allá mientras veía a la bestia cargar hacia ella como si todo fuera una terrible pesadilla. Agarró a Marcellus del brazo con fuerza, como un ave que se aferra a su presa y apenas dejó de escuchar su intento de conjuración de los labios, intentó una aparición ráfaga para alejarse de la visión de la bestia y llegar, en menos de un segundo, a donde estaba Harley.

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Aparición ráfaga maldita con todo y Marcellus para llegar a donde Harlencio.
Rezarle a diosito que no se coman a Sonny, Thomas, Violeto y Billy

Isaac trataba con fuerza de jalar a la criatura para que sus patas cedieran, pero se dio cuenta que ese movimiento no sería suficiente, necesitaba más fuerza, necesitaba hacerlo nuevamente, tal vez de una posición más estrategica, no sabía, su mente estaba trabajando al mil por ciento mientras los hechizos salían volando de un lado a otro. Había un verdadero caos en ese lugar.

Su varita seguia alzada cuando la criatura se avalanzó hacia un sujeto y lo atrapó entre sus fauces, él se quedó perplejo al ver el charco de sangre, los gritos y la conmoción que eso había causado, luego esa explosión que le dio directamente a su madre y que estaba también cerca de él, se cubrió cuando las maderas y cosas salieron volando y rapidamente se unió hacia ella tranquilizándose un poco al verla de pie.

Evangeline estaba aturdida luego de que el hechizo le diera de lleno, había estado en peores situaciones, su cabello era un desastre pero aun así permaneciía firme a pesar de que la cabeza estaba dándole vueltas y un poco de sangre salía de su oído derecho. Ella estaba con la varita firme y la mirada en Robert Snyder, al menos hasta que Isaac llegó hasta ella y ambos observaron la escena.

Cubreme! - Le dijo a Isaac, ambos como si fuera algo ensayado apuntaron al mismo tiempo, mientras Evangeline atacaba a la criatura con un carpe retractum al mismo tiempo que los otros rebeldes, Isaac le lanzó un expelliarmus a Robert Snyder para evitar que volviera a atacarlos. Ambos sabían lo que estaba en juego en esos momentos.

El país está cambiando por completo. En sus casas, cientos de familias se plantean a lo que se están enfrentando, debaten, se preocupan. El país comienza a decidir, por fin, que nadie va a matar a sus estudiantes, que nadie va a permitir que sus hijos vivan con miedo a ser secuestrados, asesinados, masacrados, por un “bien mayor”. El país ha decidido que eso no era lo que estaban buscando cuando votaron por Alana Aterberry, si es que realmente sus votos no estaban atados a una maldición. Todos despiertan, por fin, después de tanto tiempo. Ahora la pregunta está en si, además de todo, se decidirán a actuar.

Lo que está sucediendo en ese momento en el Congreso Mágico es apenas la punta del iceberg, es apenas el impulso inicial –aunque definitivo- para que el movimiento social y político se vuelva real, para que sea una obligación de todos. Los estudiantes ya desenmascararon, ahora el país entero debe reaccionar.

De cualquier forma, lo primero es terminar con ese problema, y de un modo u otro, acabar con la invocación y salir victoriosos y en su mayoría vivos de ahí, es importante para el movimiento. La moral no debe decaer, no deben parecer derrotados, deben ganar, aunque sea con bajas y sangre, esa primera batalla, deben demostrarle a la gente que es posible.

La primera orden del día es derribar a la bestia. Todos comienzan a lanzar hechizos para lograr la tarea. El carpe retractum de Ferdynand se refuerza y los demás lo siguen. Sonny, desde otro ángulo, también logra conjurar el hechizo, que se enrolla en una de las patas libres del animal. Noah y Loulou, desafortunadamente, no logran hacer que sus varitas reaccionen, o quizá les sigue afectando haber visto la muerte de Aaron tan de cerca, y con razón. Evangeline Blue también logra conjurar, pero aunque retrasan la carrera del oso, nada parece ser suficiente. Es en ese momento cuando la varita de Harley reacciona por fin, abriendo un hoyo en la tierra en donde una de las patas del oso se clava, trabándolo, pero el oso se aferra en seguir avanzando. De su garganta sale un sonido horrible, de desesperación, de hambre; la sangre le gotea desde el hocico hasta tocar el piso.

Mientras tanto, Nathan Wildenstein lanza un hechizo protector a Violet, Bill y Marcellus con éxito, pero el efecto del hechizo se desvanece cuando Adrien Morgan lanza una maldición imperdonable que, aunque logra conjurar apenas, lleva la fuerza suficiente como para terminar con Nathan debido a la poca distancia entre ellos. El hechizo protector que había lanzado, deja de funcionar.

Thomas Chee conjura una barrera protectora contra cualquier otro elemento natural externo, Marcellus conjura un complicado hechizo para que la bestia, que se sigue debatiendo e intentando alcanzar su objetivo, intente dar la vuelta para ir directo hacia Isaac Wardwell. Es en ese pequeño instante en el que Wilhelmina Shcweinsteiger conjura también una aparición ráfaga y aparece, junto con Marcellus Lovecraft, a un lado de Harley. Es en ese instante, también, cuando la bestia intenta girar, que la combinación de sogas mágicas retráctiles, el hoyo en el piso que le tiene atrapada una pata, y el hechizo de Marcellus, lo hacen caer definitivamente. Al no poder doblar las patas, el animal cae de forma estrepitosa, suelta más rugidos lastimeros e intenta, en vano, volver a levantarse, pero es imposible. El Congreso entero vuelve a temblar cuando la bestia vuelve a soltar un último rugido, casi doloroso, lastimero, que hace eco en el mármol y que los presentes jamás olvidarán.

El arete de Violet empieza a brillar, indicando que el traslador que intentó crear es funcional. Isaac Rosenbarg desarma a Robert Snyder aprovechando un momento oportuno y Edward McJicahm cede ante el agarre de los ganchos y el constante desangramiento, pierde el conocimiento y finalmente muere. Pero no se puede decir aún que todo está ganado.

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Isaac R.  14 pvs  
Darius  27 pvs
Noah 14 pvs  
Aaron MUERTO
Loulou  26 pvs  
Mina 32 pvs  
Robert 23 pvs  [desarmado un turno, tiene que postear que recupera su varita en el piso]  
Edward MUERTO    
Evangeline 26  pvs    
Marcellus 29 pvs
Bill 16 pvs
Violet 15 pvs
Richard 26 pvs    
Thomas 20 pvs  
Adrien  23 pvs  
Thaddeus Wardwell 10 pvs
Joseph MUERTO
Sonny 14 pvs    
Harley 24 pvs  
Ferdynand 26 pvs      
Isaac W. 15  pvs
Nathan MUERTO

Adrien no dudó ni un solo segundo en blandir la varita hacia Wildestein, no por que fuera alguien relevante para él en la secta, si no por que era uno de ellos, de esos malditos que simplemente estuvieron ahí viéndolo sufrir la mayor de las torturas, de esos que se juraban sus hermanos cuando ni siquiera pudieron mover un solo dedo para contradecir a Auberon Wardwell cuando ejecutó esa sentencia por algo que él ni siquiera había pedido en un principio.

Los odiaba, a todos y cada uno de ellos, cada uno de los miembros de esa secta iba a pagar e iba a pagar con sangre lo que le habían hecho.El nodo podía haber aclarado su mente, pero el odio seguía ahí, era algo que nunca iba a desaparecer y lo único que la magia había arreglado era su forma de ejecutar las cosas. Vio caer a Nathan Wildestein frente a él con la maldición asesina y solamente puso una media sonrisa en el rostro mientras todos los demás gritaban con horror de como la bestia salpicaba llena de sangre el lugar.

Se giró para ver a Violet y a Snyder sintiendo pena por ella, en realidad no sabía los horrores que esos sujetos habían creado en aquel sótano maldito, esperaba que nunca lo supiera. Muchas vidas habían pasado por las manos de Bill Snyder, pero no era su momento de juzgarlo, si quería escapar le iba a dar esa oportunidad, no haría nada contra él, no por ser quién era, si no por que era Violet quién estaba a su lado y ya le había quitado mucho.

Adrien siguió su andar hasta Thaddeus Wardwell, el pobre chico que ahora sufría por ver las piezas de su piel caer lentamente, ¿Era horrible? También había sido horrible para él. Una lastima ser hijo del más grande hijo de puta de la historia.

No te preocupes... el dolor pasará... ¿Te recuperarás? No lo se... ¿Volverás a ver a tus seres queridos? No estaría tan seguro de eso... Sabes? pasé muchas noches saboreando este momento, este instante en el que todos los tuyos caerían... una lastima que tu padre sea tan cobarde por abandonarte justo en este momento....

Esas fueron sus ultimas palabras antes de lanzar la maldición de la bestia hacia Thaddeus, iba a verlo sangrar, iba a verlo retorcerse en el suelo. En esos momentos Adrien había perdido completamente su conciencia, el sentido del bien y el mal, ya no estaba haciendo eso con un buen fin, lo estaba haciendo con venganza.

El sudor le estaba recorriendo la frente cuando por fin la bestia cedió y cayó al piso. Y al parecer Marcellus tenía razón. Por el momento seguía viva pero era obvio que ya no iba a ponerse de pie. Se limpió el rostro con la manga de la sudadera y miró a su alrededor. Muchos habían desaparecido ya, otros estaban siendo arrestados por aurores que habían decidido tomar las riendas ellos mismos ahora que habían visto lo que los Venerables representaban, los rebeldes habían terminado de sacar a los civiles y aunque en el lugar se seguía respirando un aire caótico, también era obvio que aquello eran solo los resabios de una pequeña batalla que, por fin, habían ganado.

Fue entonces cuando vio a Adrien, de reojo, matar a Nathan Wildenstein con la misma maldición con la que alguna vez lo habían matado a él. No estaba seguro de haberlo visto bien, porque la bestia, aún tirada, le tapaba un poco la visión. Hizo señas a los suyos de que siguieran atentos por si la cosa esa se levantaba y siguió con la mirada a Adrien.

Era fácil reconocer aquella mirada: la de la venganza, el odio. Estaba claro para él pero tanto Jesse como Ferdynand habían enfatizado en una cosa: matar cuando ya se hubiera ganado no estaba en la cuestión, y entre menos mataran, mucho mejor. Lo de Nathan no importaba, había sido en un momento cúspide de la batalla y podía pasarse como algo en defensa propia, pero aquello era diferente. Aquello era directamente con dolo y bastaba un solo testigo para que todo se fuera al carajo.

-Expelliarmus.

Conjuró hacia Adrien y luego, sin esperar, intentó taclearlo para evitar que hiciera una locura. Se había obligado a confiar en Adrien tanto como confiaba en Wilhelmina pero al final todos estaban cortados con el mismo cuchillo, todos y cada uno de los miembros de esa secta, redimidos o no, eran unos miserables hijos de puta a su manera.

-No vas a darle un mal nombre al movimiento, cerdo egoísta de mierda, no vas a desacreditar lo que todos nos hemos esforzado en conseguir. Tu venganza nos importa a todos un carajo.

Le dijo entre dientes, con la varita bien firme. Miró al más joven de los Wardwell de reojo en caso de que tuviera que usar rápido un contrahechizo. Estaba decidido a dar lo mejor de sí y un niñito caprichoso no iba a arrebatarles lo que habían logrado. Estaba harto de esa puta gente y entre más rápido pudiera regresar a casa, mejor. A veces, las aspiraciones sociales, el activismo, los cambios, no alcanzaban a pagar todo lo que se tenía que aguantar, aquél espectáculo era precisamente una de esas cosas que le hacían dudar que el mundo tuviera esperanza.


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Expelliarmus a Adrien e intentar taclearlo ¬¬

Todo era un maldito caos. Conforme pasaba el tiempo, las ansías y el nerviosismo se hacían cada vez más presentes. Veía la muerte de cerca, la sentía, casi podía olerla. Si no se iban de ahí pronto acabarían muertos. Bill tenía razón, debían hundirse lo menos posible y justo así lo harían.

Fue un solo momento, uno muy simple, cuando la bestia cayó al suelo, todas sus esperanzas iban desapareciendo una por una, tanto fue su asombro que pudieran con el oso que en esa milésima de segundo su varita salió disparada de sus manos. Un expelliarmus bien conjurado fue el causante. Se agachó a buscarla y al tomarla de las manos conjuró simplemente un arresto momentum  para obtener tiempo del tiempo y largarse de ahí. Valentina por su parte había visto el miedo de su marido, entendió que nada más se podía hacer ahí. Todo estaba perdido en ese lugar pero no iban a capturarles aún, darían batalla. Mostrarían de que estaban hechos los Snyder y porque se habían colocado como una de las familias más poderosas de Estados Unidos, incluso por encima de los Morgan y los Bloodworth.

Tomó la mano de su marido e intentó hacer una aparición conjunta  en la estación del tren. Una vez estando lejos podrían ponerse en contacto con Jessica y Bill para quedarse de ver en algun pueblo pequeño. Los habían vencido esta vez pero aún faltaba la mejor parte.

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Valentina: Aparición para irse de ahí
Acción: recoger la varita
Hechizo: Arresto Momentum

No sé si era una racha de suerte o si era extremadamente bueno con la varita y no sabía pero todos mis hechizos estaban siendo impactados en los objetivos que fijaba mentalmente. Era sumamente agotador mantener así a la bestia cuando no teníamos todos los esfuerzos en conjunto, era endemoniadamente complicado.

Al menos Mina pudo reaccionar y se movió, no pude ver hacia dónde claramente porque seguía muy ocupado jalando a esa maldita cosa al puto suelo. Cuando Harley y su hechizo funcionaron fue la señal que necesitaba para aplicar más fuerza sobre la empuñadura de la varita. Haríamos caer a ese hijo e puta en un tris tras.

Quería arrancarle la cabeza, desprenderla de su asqueroso cuerpo y colocarla en una pica en señal de que no importaba cuan subyugados estuviéramos, siempre podríamos ser el David que la gente necesitara para acabar con el Goliath de la injusticia. Me dejé de estupideces poéticas y noté con asombro que Jesse no estaba, logré ver con anterioridad que había ido en búsqueda de Auberon. Ese imbécil. Era prácticamente un suicidio que fuera solo y efectivamente, unos sectistas se lo llevaron a quién sabe dónde.

Solo haré una sola cosa más para evitar -definitivamente- que esa maldita porquería se levantara de nuevo...-Diffindo- conjuré directo en la pata que había capturado antes. A estas alturas del partido no íbamos a dejar a Jesse en manos de ese malnacido de Wardwell, nos había costado demasiado permanecer juntos como para dejarlo solo. Nadie dudaba de su capacidad pero existían límites y Auberon parecía ser de esos a los que les gusta presionar y explotar dichos límites.

-Heughan!! Rodriguez!!! Síganme! vamos a ir por Jesse! ¿A dónde iríamos por él? Ni puta idea pero no íbamos a dejarlo solo. Alguien tenía que saber algo...

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14pvs
Diffindo en la pata para mandarsela al demonio y reagruparme con otros útiles npjs para ir por Jesse a ver a dónde

Lo último que vio fue la mirada azul de Adrien Morgan, esos ojos vacíos que no eran los mismos que llevaba el chico que alguna vez conoció, incluso dentro de la secta. Lo último que sintió fue el pulso de su hermano, el que iba monitoreando mentalmente por si tenía que llevárselo de ahí. Adrien lo culpaba, los culpaba a todos como el niño que era, pero él decidió estar en la secta, si buscaba piedad debió unirse a alguna religión no-maj que profesase esos valores, era un monstruo como ellos.
 
Todos habían decidido su camino, pero él solo que necesitaba romper algo para sentir menos su propio dolor, ese que lo atormentaría por el resto de su vida y que le impediría ser un ser humano completo, por mucho que Marcellus Lovecraft intentase juntar las piezas de lo que alguna vez fue su alma.
 
Hubiese deseado vivir más, haber hecho muchas más cosas. Desearía haber besado a Sonja Schweinsteiger, terminar el último capítulo del libro que estaba escribiendo, haber comenzado su segunda carrera, haberle dicho a su novia actual que la amaba. Hubiese querido irse a pescar con su padre en alguno de esos pantanos del Sur en los que sólo Jude disfrutaba estar, haber pasado más fines de semana en casa con su familia; hubiese querido decirle a Jude que no creía que sólo era un bueno para nada, a Darius que lo admiraba pese a las peleas que tenían, a Violet que era más fuerte de lo que ella misma creía, a Grace que no sólo era bonita. Pero era tarde, Nathan Wildenstein estaba muerto.
 
Entre tanto, el cuerpo de Darius comenzaba a reaccionar, sintió un fuerte dolor de cabeza y tuvo que cerrar los ojos con fuerza antes de lanzar un quejido. De su cabeza emanaba un poco de sangre producto del golpe que se había dado contra el suelo, pero no fue lo peor. Se sentó con dificultad, y al abrir los ojos lo primero que vio fue el cuerpo de su hermano, a su lado, con los ojos abiertos, muerto.
 
Gritó su nombre una, dos veces, hasta en tres ocasiones lo llamó, colocándose a su lado para intentar despertarlo mientras le daba palmadas en el rostro. Darius era un medimago, sabía que su hermano estaba muerto, pero tomó su pulso de todos modos, como si creyese que había alguna posibilidad de que aquello fuese sólo producto de su imaginación por todo lo que sucedía a su alrededor. La invocación de Auberon Wardwell seguía rastreando traidores, lanzando alaridos infernales, haciendo retumbar el suelo bajo sus pies, pero él sólo podía seguir rogando que Nathan despertase.
 
Levantó la mirada, buscando un culpable al que no pudo encontrar porque Morgan ni siquiera se quedó a acabar el trabajo, se fue a atacar a Thddeus Wardwell. Sabía que lo iban a perseguir, que aquello apenas empezaba, debían de haberlo visto, alguien lo señalaría e iría detrás de él. Ni siquiera volteó a ver a Violet, ya le pesaría la muerte de Nathan y eso le enseñaría las consecuencias de lo que había hecho, no era una niña. Tomó el cuerpo de su hermano y conjuró una desaparición.

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Acción: Levantar el cuerpo de Nathan, enloquecer mentalmente, odiar, etc.
Hechizo: Aparición con el cuerpo de Nathan hacia su propia casa.

El corazón estaba latiendole muy fuerte y sintió unas nauseas tremendas, pero se mantuvo firme sosteniendo la varita hacia donde quería conjurar, quería salvar a Mina, tal vez no había podido salvarla de esa sombra terrible, pero podría salvarla al menos de esa bestia si al fin la varita colaboraba.  

Cuando el hechizo salió y en el suelo se creó un agujero, Harley respiró con un poco de alivio, había sido su culpa, ella más que nadie sabía que con varitas como la de Werther, que en  algún momento terminan impregnándose con la voluntad de sus dueños, necesitaba mantenerse firme, era una guerra de poder y por primera vez sentía que había ganado algo, aun que el sentimiento fue agridulce por la nostalgia hacia Werther.

Pero claro que ese sentimiento no le duró mucho pues la criatura estaba tratando de alcanzar a Mina aun, iba a correr hacia ella cuando Mina lanzó primero un hechizo, uno que ella jamás había visto, se apareció a su lado deteniéndola por completo.

Estaba frente a Mina con la varita aferrada, sangre en el rostro que le había salpicado y la respiración acelerada, parecía que se iba a soltar a llorar en cualquier momento, pero no lo hizo, no dijo nada, solo se lanzó hacia ella abrazándola con fuerza, no le estaba diciendo nada pero quería hacerle saber que estaba ahí, que lamentaba no poder hacer nada para cambiar el futuro, que las cosas habían sido muy duras sin ella, que todo se estaba desmoronando.

Donde está Jesse? Mina... Jesse... Jesse está....

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No hago nada solo amar a Minis :3

Aparentemente era una inútil, no salía nada de su varita, pero por lo menos no fue un estorbo. Vio cómo el suelo de desmoronaba debajo del oso y terminaba atrapado ahí, lanzando gruñidos ensordecedores, víctima de su propia desesperación con aquella mirada que pese a tener mucho de asesina le causó cierta angustia.
 
Siguió rodeándola al animal aquel mientras veía cómo muchos parecían haber dejado definitivamente el lugar, entre ellos Jesse aunque no lo hubiese notado aún, escuchaba varios hechizos pero casi todos parecían ya dirigidos a la invocación, pocos seguían luchando entre ellos, parecía que habían salido victoriosos de esa primera batalla pero no podían confiarse. Ni siquiera vio a Ferdynand irse -con toda razón- contra Adrien, a Harley llorando o a Rodriguez tropezándose contra el cuerpo de un chiquillo como de quince años.
 
Vio a Aterberry cerca, sólo a unos dos pasos así que sin dejar de señalar al animal con su varita lo tomó por el codo para llamar su atención.-Gracias por salvarme, mi juicio a veces es una mierda.-no importaba realmente su enojo de la noche anterior o lo que pudo haberle dicho, tampoco el que ella se acostase con Pazzoli, era bueno que ambos estuviesen vivos y sólo por eso podía estar contenta.
 
Luego de volver a donde estaba mientras otros reducían también a la bestia, acomodó su cabello en una coleta alta y tragó saliva. Ellos no podían saberlo -ni siquiera todos de los que habían emigrado momentáneamente a América con ella- pero ella había pertenecido a varias organizaciones para evitar abuso con animales y estuvo muy metida en eso un tiempo, por eso era que escuchar al oso rugir de esa forma la estremecía.
 
Lo mejor sería terminar con eso lo antes posible, tenía que repetirse que era una invocación, no una mascota.

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Acción: Buscarle el ángulo al cuello del oso, rodeándolo un poco.

Hechizo: Sectum al cuello del oso, que se desangre o algo. No llamen a la PETA.

Su hechizo había funcionado, aunque el mundo cambió en su eje al momento que Mina hizo una aparición ráfaga y ambos salieron del camino de la criatura para aparecer con un golpe, que casi lo hace caer de frente, al otro lado del lugar, cerca de Harley. Se volteó sin soltar a Mina, inconscientemente aferrándose a ella mientras veía como aquella invocación caía finalmente al suelo con un estruendo. Se sintió ligeramente aliviado de ver que no podría levantarse y por lo tanto no podría ir asesinando rebeldes de nuevo, por ahora ese peligro estaba contenido.
 
"¡Protego Maxima!"
 
Era un simple instinto, no estaba seguro si realmente los seguían atacando, pero no podía ser demasiado precavido, con todo lo que había pasado era más que obvio que había allá afuera gente que quería cobrar deudas con sangre y nada menos que aquella moneda.
 
Se giró sobre su propio eje, buscando la presencia de Adrien, entre tanto caos le era difícil localizarlo físicamente, pero podía escucharlo mentalmente y sintió un escalofrío ante aquel tren de pensamientos. No tenía qué reprocharle, aun ahora Adrien era quien conoció, incluso con sus heridas sanadas, incluso con calma en su mente, la venganza súbita era algo que no quería dejar pasar y no le sorprendió, pero si le causó preocupación por las consecuencias que se avecinaban, aún no habían terminado. 

"¿Dónde estará Jesse?" se preguntó en voz alta, ¿a dónde lo había llevado Wardwell? Sintió un nudo en la garganta, sea cual fuera el destino, el resultado no podía ser nada favorable para Jesse.

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Acción: Resignarme a que la gente que amo por lo general enloquece. 
Hechizo: Protego Maxima para Mina, Harley y su servidor.

Para Bill ese era el momento más frustrante de su vida. No podía hacer nada por Mina porque tampoco quería ser destrozado por una invocación hecha por su propia gente y tampoco podía hacer nada por Violet porque una semi departición se lo había impedido. Pensó que ese debía ser su castigo por todas las cosas que había hecho durante su corta vida, no podía decir que no lo mereciera, que no hubiera vivido de la peor forma que se le hubiera podido ocurrir. Durante años había hecho lo que quería a costa de los demás y en ese instante en el que los papeles se invertían, se sentía como desahuciado.
 
Cuando se dio cuenta de que el arete de Violet empezaba a brillar y que Mina desaparecía en una ráfaga cuando por fin los rebeldes empezaban a controlar al oso, tomó a Violet fuerte del brazo. No iba a decir que se beso lo hubiera despertado de un largo letargo para mostrarle todas las bondades del universo, pero al menos creyó entender su significado. Violet siempre sería importante para él y siempre estaría primero. Había odiado mentirle cada minuto, pero aquél secreto era el único que le había guardado en la vida y había sido por cuestiones de vida o muerte. Violet siempre había estado ahí a pesar de todas las cosas que se le habían escapado en el tiempo y con ella siempre había sido él mismo sin temor a que lo juzgara por nada.
 
Y ahora lo único que quería era que estuviera a salvo. E iba a estarlo. No estaba involucrada con sus hermanos en esa Secta y él podía dar fe de eso y además había ayudado a Marcellus y Mina aún en esos momentos. Él, en cambio, no podía arrebatarle oportunidades involucrándola justo como no había querido involucrar a su hermana buscándola inmediatamente después.
 
-Busca a Jessica, quédate con ella. Ni ella ni tú tienen por qué salir afectadas de esto. Usa tu traslador y vete.-¿Estaba dándose por vencido, afrontando que había cosas que debía pagar y que debía comenzar a pagar en ese momento? Era así, por un lado, pero también sabía que si actuaba como Mina esperaba que actuara, entonces ella lo iba a ayudar, estaba seguro. Y no quería terminar en la peor circunstancia que se le pudiera presentar si se resistía a un arresto o si obstruía algo. Por su hermana y por Violet, también por Mina, porque se los debía después de todo.
 
-Por favor, no me hagas pedírtelo dos veces.-Le insistió a Violet y esperaba que se diera cuenta de que lo mejor era que hiciera caso.-Ve con tu hermana y busca a la mía, y mantenlas alejadas de todo esto. No hables con Darius, no hables con nadie en quien no confíes, no hables con ninguno de los que han nombrado. Y te quiero, lo siento por todo.

No le dijo nada, no pudo, ni siquiera sabía qué podía ser adecuado en ese momento porque sabía lo que significaba, lo estaba perdiendo también y no podía con eso. Quiso abrazarlo y no dejar que se fuese, retenerlo de alguna forma, deshacer todo aquello porque lo necesitaba demasiado en ese instante, porque sabía que le haría falta a partir de ese momento y le cortaba la respiración el solo pensarlo.
 
Ni siquiera pudo ver a Bill una vez más, acababa de ver a Darius desaparecer con el cuerpo de Nathan y aunque no sabía que estaba muerto, sentía una horrenda sensación en la boca del estómago que le hizo creer que así era. Decidió hacerle caso a Snyder porque no le quedaba opción, porque siempre tenía razón, porque…porque no había algo más que pudiese hacer.
 
El arete brillaba y faltaban pocos segundos para que actuase, así que aún con el rostro desencajado por todo lo que estaba presenciando, sacó la varita para enviarle un Patronus a Jude. Lo necesitaba ya mismo, no sabía dónde estaba y sólo esperaba que no fuese de los cuerpos que se llevaban los aurores en bolsas negras. Esperaba que le respondiese, ni siquiera podía ir a su casa, no sabía cómo decirle a su familia lo que acababa de suceder, cómo decirles que Nathan estaba muerto.

Asintió a todo lo que le dijo, por inercia más que por otra cosa.-Te veré luego Billy.-le dijo esperando que no fuese la última vez que lo viese, esperaría a que el traslador funcionase y aparecería a las afueras del estadio, con suerte Jude contestaría y podría ir con él donde Grace. No era realmente valiente, tampoco especialmente fuerte, y necesitaba saber que al menos uno de sus hermanos seguía ahí para ella. Si no le contestaba, tendría que ubicar a Jessica de alguna manera y hacer que todo funcionase en ella.-

No recordaba haber hecho una aparición ráfaga antes así que realmente fue un milagro que le saliera bien. Apretó más el brazo de Marcellus por inercia pero cuando llegó con Harley lo primero que hizo fue intentar abrazarla, tocarla, lo que fuera. Volteó para ver cómo la bestia caía, afortunadamente, sin asesinar a nadie más, aunque no supo realmente si ese era el final de todo. Marcellus y Harley mencionaron a Jesse y de pronto, eso fue lo único que importó.

-¿Está qué?, ¿Jesse está qué?...

El corazón, de nuevo, le iba a toda velocidad, aunque en ese momento era únicamente por la incertidumbre, por el tono de voz de Harley. La tomó por los hombros con ambas manos y la zarandeó un poco, no por ser violenta porque sí, sino por la desesperación que le recorría el cuerpo. La miró con los ojos brillantes, casi llorosos, moría de miedo. No había sentido tanto miedo como en ese momento, en el que temía la posibilidad de haberlo perdido. Tenía que confiar, tenía que creer que era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a cualquier cosa.

-Ayúdame, dime dónde está, ayúdame, sé que puedes ayudarme. Por favor, Harley, por favor.

Le suplicó sin pensar en nada más, sin importarle lo que hubiera alrededor, si el oso se levantaba o no, lo único que en ese momento quería hacer era ir hasta el lugar en donde pudiera encontrarlo.

Isaac sabía lo que estaba haciendo, tal vez era uno de los más jóvenes en el movimiento principal pero tenía muy en claro sus ideales. Fue esa adrenalina corriendo por su sistema el que lo hizo actuar rápido hacia el hombre que atacó a su mamá y desarmarlo en el acto, su mirada estaba fija en él iba a lanzarle de inmediato un incarcero, al menos esa fue su intención hasta el momento en que vio la maldición asesina muy cerca de él, ese rayo verde que jamás había presenciado y que se había llevado la vida de Nathan Wildestein, el hermano de Violet, de manera inesperada.

Se quedó unos momentos paralizado, si bien la magia que presenciaban era terrible, aquella había sido una muerte muy inesperada; le heló la sangre completamente y lo hizo titubear, pero en ese momento su madre se había colocado como un rayo a su lado y eso, de alguna manera, le dio el valor necesario para volver a conjurar hacia Robert Snyder para lanzar de una buena vez el incarcero. Tenían que atraparlos, no simplemente asesinarlos, aquellos hombres tenían que pagar por lo que habían hecho, aun que si le pesó que fuera el padre de Jessica a quién estuviera atacando, esperaba que ella lo perdonara.

Evangeline se puso rápidamente al lado de Isaac al ver que la criatura había caído al suelo dando alaridos, vio a Harley en la lejanía y también se preocupo por ella, pero Evangeline era una mujer que siempre había antepuesto su trabajo antes que cualquier cosa, amaba a su hija, pero sabía que irse de ese lugar para cuidarla era irresponsable. Lo más rapido que pudo conjuró esta vez un expelliarmus hacia Valentina Snyder para evitar que se desapareciera, tenían que atraparlos a todos.

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acción: Incarcero a Robert
Acción Eva: Expelliarmus a Valentina

La criatura ya no iba a ponerse de pie de nuevo, pero aún así era importante que intentaran rematarla. Los hechizos de Sonny, Loulou y otros que intentaron terminar con ella, dieron justo en el blanco y después, la criatura, al estar algo herida y además no poderse levantar de nuevo, terminó desapareciendo en una explosión de magia que al menos esta vez no alcanzó a nadie.

Acto seguido, los aurores liderados por los más avispados de la organización que no habían seguido a Alana, se empezaban a ocupar del problema ayudando a los rebeldes. Apresaron a todos los que pudieron, incluyendo a Isaac Wardwell, a un débil Richard Aterberry y a otros más. Adrien, buscando venganza, empezó a conjurar la maldición de la bestia pero el hechizo no llegó a su fin por la intervención de Zieliñski y terminó rebotando en el piso. La varita de Adrien salió volando de sus manos. Sin embargo, Wardwell seguía soportando el dolor de la primera maldición y terminó desmayado, sin que nadie alrededor le hiciera el contrahechizo. Los aurores también se lo llevaron aprovechando la confusión, pero no parecía haber muchas esperanzas.

Darius Wildenstein logra escapar con el cuerpo de su hermano, y lo mismo sucede con Valentina Snyder y su esposo, pues la Venerable es más rápida que la ex jefa de aurores quizá por su desesperación, pero Valentina no logra llevarse a Robert, quien es apresado con violencia por las cuerdas de Isaac Rosenbarg (crítico grado 4). Los aurores que estaban cerca rápidamente cercan a Robert, y aseguran a Evangeline que darán con el lugar en donde esté Valentina.

Otro de los capturados es Bill Snyder, quien al parecer no opone resistencia, momentos después de que Violet desaparece en el traslador, mientras la estela de su patronus hacia su hermano se mantiene en el aire.

Marcellus Lovecraft, mientras tanto, logra proteger a Wilhelmina y a Harley de todo lo que pasa alrededor, aunque las fuerzas especiales que corren de un lado a otro aún no reparan en ellos, pues están primero ocupándose de los presos, los muertos y los heridos.

A partir de ese momento las cosas iban a cambiar de forma radical para el país. A este acto le seguirían múltiples manifestaciones, múltiples enfrentamientos con los últimos vestigios de los Venerables que no habían sido capturados en ese momento y múltiples heridas que sanar. Los acuerdos políticos y sociales a los que tenían que llegarse no iban a ser sencillos de alcanzar, pero se podía decir que la primera batalla estaba ganada.

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FIN DE LA TRAMA OFICIAL.
YA NO HABRÁ TIRADAS, PUEDEN HACER MISA (no abusen o los golpeo).

Harley se estaba derrumbando, literalmente, pero encontró apoyo en los brazos de Wilhelmina, la abrazó con tanta fuerza que temió lastimarla. No sabía cuanto la había extrañado y necesitado hasta esos momentos, un vacío en el pecho se le formó al escuchar a la criatura lanzar sus últimos gritos de agonía y luego todo fue borroso para ella. Los ojos se le llenaron de lagrimas y sintió que ese era el final, no de ellos, no de la criatura, los venerables o la revolución, era el final de Jesse, así como ella lo había visto en sus visiones.

Sintió a Mina moverle los hombros con desesperación, pero de su garganta solo salían pequeños hilos de voz y los nervios le recorrían el cuerpo. Dio un par de pasos hacia atrás apoyándose en una de las sillas que milagrosamente seguían de pie entre ese caos, la habitación comenzó a darle vueltas por completo entre los aurores corriendo, los hechizos cayendo y las imágenes mezcladas en su cabeza. Tragó saliva y se pasó las manos por el cabello de manera desesperada, estaba temblando demasiado.

Él no está... se fue, Mina... se fue. - El labio le temblaba y aferró con fuerza la varita de Werther, sentía que le quemaba, ahora ella tampoco tenía un dueño, dejaba de resistirse. - En el departamento... Mina... en el departamento... no vayas... NO..

No alcanzó a detenerla antes de que hiciera una aparición y de inmediato desapareció tras ella, ni siquiera había pensado en el terror que le daba desaparecerse, sabía donde estaba Mina y lo que estaba por ver, no iba a dejarla sola.