TRAMA: LA CONFERENCIA
Página 2 de 3. • Comparte
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Ni siquiera tuvo tiempo de dirigirle una propia mirada de culpa a Violet antes de que todo aquel desastre empezara a desenlazarse y de no ser por las acciones de Thomas, él ya estaría en grandes problemas en ese momento, demasiado concentrado en el movimiento que había estado haciendo como para notar que se le había atacado en primer lugar. Aun más cuando la habitación retumbó y un escalofrío le recorrió la espalda mientras las sombras se hacían presentes como el mal augurio que eran.
El retumbar de la invocación los sacó de balance momentáneamente, pero se incorporó en cuanto pudo, ayudando a Violet a ponerse de pie. Permaneció cerca de Jesse en favor de apegarse a la noción de apoyarle, lo que no esperaba fue la fuerte proyección mental que reconoció gracias a su habilidad como Legeremago, Auberon Wardwell apenas había empezado y estaba retando directamente a Jesse, lo que causó que Marcellus le dirigiera una mirada al una vez Presidente Delta, negando con la cabeza antes de hablar.
"¡Ni se te ocurra lanzarte a ciegas!" le gruñó entre dientes, sabía que la ira de Wardwell y su reto eran una mezcla entre la frustración de la rebelión, pero también era algo personal y eso era quizá lo que más le hacía sentir un vacío en el estómago.
No tuvo tiempo de argumentar con Jesse, pues Mina había corrido hacia ellos mientras la luz cegadora de aquella invocación monstruosa se hacía presente como la mayor amenaza, sin mencionar a todos los Venerables que harían blanco de ellos. Buscó a Adrien con la vista, ansioso de no poder verlo directamente.
"Es demasiado grande," dijo en rápido análisis al escuchar a Mina, "Y no tiene movilidad en las piernas o lo que sea en lo que está erguido, es como una estructura tiesa, ¡Oh!"
Rechinó los dientes, tomando a Violet para enfocar su atención, "Cúbreme por favor."
Enfocó sus habilidades en sentir la mente de todos los presentes, proyectando la idea a los presentes, pues era vital que detuvieran a esa cosa y entre más pronto mejor, necesitaban algo de coordinación. Necesitaban enfocarse en tumbar a la criatura, había que hacerlo caer.
Sintió un punzante dolor de cabeza por hacer aquella proyección mental con Legeremancia, un efecto colateral con el cual podía lidiar, viendo el peligro en perspectiva.
---
Acción/hechizo: Legeremancia, proyectar a los rebeldes mentalmente el punto débil de la cosa esa horrible que nos quiere matar a todos.
El retumbar de la invocación los sacó de balance momentáneamente, pero se incorporó en cuanto pudo, ayudando a Violet a ponerse de pie. Permaneció cerca de Jesse en favor de apegarse a la noción de apoyarle, lo que no esperaba fue la fuerte proyección mental que reconoció gracias a su habilidad como Legeremago, Auberon Wardwell apenas había empezado y estaba retando directamente a Jesse, lo que causó que Marcellus le dirigiera una mirada al una vez Presidente Delta, negando con la cabeza antes de hablar.
"¡Ni se te ocurra lanzarte a ciegas!" le gruñó entre dientes, sabía que la ira de Wardwell y su reto eran una mezcla entre la frustración de la rebelión, pero también era algo personal y eso era quizá lo que más le hacía sentir un vacío en el estómago.
No tuvo tiempo de argumentar con Jesse, pues Mina había corrido hacia ellos mientras la luz cegadora de aquella invocación monstruosa se hacía presente como la mayor amenaza, sin mencionar a todos los Venerables que harían blanco de ellos. Buscó a Adrien con la vista, ansioso de no poder verlo directamente.
"Es demasiado grande," dijo en rápido análisis al escuchar a Mina, "Y no tiene movilidad en las piernas o lo que sea en lo que está erguido, es como una estructura tiesa, ¡Oh!"
Rechinó los dientes, tomando a Violet para enfocar su atención, "Cúbreme por favor."
Enfocó sus habilidades en sentir la mente de todos los presentes, proyectando la idea a los presentes, pues era vital que detuvieran a esa cosa y entre más pronto mejor, necesitaban algo de coordinación. Necesitaban enfocarse en tumbar a la criatura, había que hacerlo caer.
Esa monstruosidad tiene movilidad limitada, al caer al suelo será imposible que se levante, ¡ese es su punto débil!
Sintió un punzante dolor de cabeza por hacer aquella proyección mental con Legeremancia, un efecto colateral con el cual podía lidiar, viendo el peligro en perspectiva.
---
Acción/hechizo: Legeremancia, proyectar a los rebeldes mentalmente el punto débil de la cosa esa horrible que nos quiere matar a todos.
- Marcellus J. Lovecraft
Mensajes :
865
Edad : 33
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Llevaba una cínica sonrisa en el rostro, la sensación tan vitalizante que da la adrenalina al recorrerte es indescriptible. Había lanzado perfectamente aquel maldito hechizo para que ese viejo al fin cayera en las manos de la verdadera justicia y pagara por sus crímenes. Yo hubiera querido aniquilarlo, arrancarlo de la Tierra de raíz pero se hizo énfasis en que derramar más sangre sin sentido, no nos haría diferentes a ellos. Opté por ser más estratégico y lanzarle un Petrificus pero entonces que el infierno me alcanzó.
Caí de rodillas, casi hecho un ovillo, sentía que la piel se deshacía con ácido. El ardor me hizo enrojecer al tratar de soportarlo, solo gritar lo pudo calmar un poco. No podía enfocar, había hecho daño a mi vista y sentía que necesitaba arrancarme los ojos para poder dejar de sentir aquello. Temblé pero logré recuperarme, gracias a la afortunada aparición de Ferdynand que puso en su lugar a la perra esa.
Me costó trabajo levantarme pero lo hice. Se necesitaba más que un puto crucio para vencerme, moriría en la raya de ser preciso. Llegaría hasta fin sin importar las consecuencias. Levanté la varita nuevamente esta vez para finiquitar todo.
- Desmaius- dije firmemente mientras veía como era que extraña magia también lo dañaba. Tendría bien presente a la maldita zorra Wardwell esperando que Ferdynand la sostuviera con ese incarcero, de lo contrario con ella no iba a ser tan sútil.
-----------
14pvs
Hechizo: Desmaius a Eduardo Misjicamitas
Caí de rodillas, casi hecho un ovillo, sentía que la piel se deshacía con ácido. El ardor me hizo enrojecer al tratar de soportarlo, solo gritar lo pudo calmar un poco. No podía enfocar, había hecho daño a mi vista y sentía que necesitaba arrancarme los ojos para poder dejar de sentir aquello. Temblé pero logré recuperarme, gracias a la afortunada aparición de Ferdynand que puso en su lugar a la perra esa.
Me costó trabajo levantarme pero lo hice. Se necesitaba más que un puto crucio para vencerme, moriría en la raya de ser preciso. Llegaría hasta fin sin importar las consecuencias. Levanté la varita nuevamente esta vez para finiquitar todo.
- Desmaius- dije firmemente mientras veía como era que extraña magia también lo dañaba. Tendría bien presente a la maldita zorra Wardwell esperando que Ferdynand la sostuviera con ese incarcero, de lo contrario con ella no iba a ser tan sútil.
-----------
14pvs
Hechizo: Desmaius a Eduardo Misjicamitas
- Sonny Pazzoli
Mensajes :
113
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Sabíamos perfectamente lo que significaba que Mini se descubriera como una de las personas que había traicionado a los Venerables desde dentro. A partir de ese momento, no solo sería el objetivo de todas sus varitas, sino que además, aun resultando victoriosos, las sombras de lo que quedara de ellos la iban a perseguir incansablemente durante lo que le restara de vida. Pensar en ello era mucho más doloroso que cualquier otro tormento; más duro incluso que imaginar su propia muerte. Mini era capaz de destrozar y descarnar a un ser humano con su simple voluntad en cuestión de segundos, sabía que ella era capaz de defenderse, de sobrevivir a lo que fuera y proteger a nuestros hijos; pero el simple hecho de pensarla acosada y perseguida por los despojos de esos hijos de puta me robaba el alma entera.
Lo único que aliviaba mi mente de aquellos pensamientos funestos era la idea de lo que venía más adelante con el movimiento, con la revolución a una escala mayor. Alcanzar una victoria en este lugar implicaba solamente el principio de una larga lucha por la liberación de nuestra sociedad. Ahora eran ellos quienes se sentían inseguros, vulnerables y cercanos a perder todo ese poder que habían acumulado. Y ahora que se sabía la verdad alrededor del mundo, iban a defender su posición con toda la fuerza de la que eran capaces. Si no podían mantener al mundo engañado, tratarían de someterlo a su voluntad a la fuerza.
-¡MANTÉNGANSE EN GRUPOS!, ¡CUBRANSE LAS ESPALDAS!- Yo mismo estaba cerca de Marcellus, a quien le vi conjurar un efectivo hechizo que no había visto en ningún otro lado, poco después de que Mini colgara a McJicahm literalmente como a un cerdo en carnicería. Lo dicho, mi esposa era la persona más temible con la que uno se pudiera topar en la vida, y eso me provocó una amplia sonrisa que duró apenas medio segundo.
El objetivo de aquella incursión era no solo hacerle ver al mundo que nuestra sociedad estaba ciertamente sometida a voluntad de un montón de cerdos sectarios, sino que además, las personas comunes y corrientes, como los revolucionarios, como cualquier otro con suficiente voluntad, era capaz de cambiar las cosas. El error más grave de esa mañana había sido pensar que ya habíamos visto todo acerca de la magia oscura de la famosa secta. No era así.
Absolutamente todos: extraños y conocidos, prensa, revolucionarios, gente común y sectarios… todos nos percatamos de aquel núcleo de magia que comenzó a brotar justo en medio del Hall del Congreso y creando un choque de energía que empujó violentamente a cualquiera que estuviera cerca. Agaché la cabeza para evadir una silla que había salido volando y luego mis ojos se enfocaron en aquella bestia que se formaba poco a poco en el recinto.
Y luego vino esa voz…
Sabía de quién era esa voz, y no solo eso, también sabía que el dueño de esa puta voz era el responsable de la monstruosidad que había tomando forma en ese lugar, ¿Quién más sino Wardwell era capaz de una cosa de tal magnitud? ¿Quién si no él podía estar tan demente como para poner en riesgo la seguridad de todos, incluso de los suyos, con tal de cubrir sus putas carencias y probar lo que sea que quería probar?
Traté de ignorar a Auberon y concentrarme en el problema principal. Me di cuenta que Marcellus también lo había escuchado gracias a su legeremancia, justo cuando cruzamos miradas y me hacía aquel gesto con la cabeza. – ¿Por quién me tomas? Por supuesto que no - le dije sin mirarlo, preparándome para cualquier cosa que estuviera por aparecer. En ese momento sentí la presencia de Mini, pero solo fui capaz de mirarla durante un segundo antes de que una bestia en forma de oso gigante rugiera con aquel estruendo ensordecedor. No me quedó más que observarlo en toda su magnitud, desde las garras hasta la cabeza.
Marcellus tenía razón, aquella cosa no podía mover las piernas. Si tan solo fuéramos capaces de derribarlo, entonces nuestras oportunidades crecerían. Era correcto pensar de esa forma y suponer que eso bastaría para derrotar a un ser interdimensional de tales magnitudes… ¿Pero qué pasaba si no? ¿Qué tal si aquella bestia no resultaba tener tal debilidad? Necesitábamos pensar en algo si atacar a sus piernas no funcionaba… tal vez no atacar a la bestia, sino a su fuente.
Si Wardwell era el invocador, entonces resultaba lógico pensar que la única forma de hacer desaparecer a la bestia por completo era matándolo. Algo dentro de mí me decía que aquella lógica solo podía obedecer al instinto suicida que tenía dentro, pero por otro lado, podía ser la solución al horrible problema que teníamos delante de nuestros ojos. Pero me i cuenta de que no solo era eso. Si eliminaba a Auberon Wardwell, entonces podía terminar con esta guerra incluso antes de que comenzara.
Le di una última mirada al rostro de Mini que veía de perfil, con sus enormes y hermosos ojos mirando de par en par a la bestia, igual que todos. ¿Cómo no volverse completamente loco con esos putos ojos? ¿Cómo no amarla en cualquiera de las millones de probabilidades y universos existentes? Me tatué esa imagen en la cabeza justo antes de girar y correr hacia donde aquella voz me ofrecía aquella invitacón, y corrí evitando cualquier obstáculo, cualquier persona en el medio hasta encontrarme con la presencia alta y arrogante de Auberon Warwell. Solo tenía un disparo, y después de eso, estaba casi seguro de que tal oportunidad no se iba a volver a repetir.
“Tú eliges el lugar de tu propia herida. Tú provocarás tu silencio. Las palabras son claves, son llaves. La muerte está siempre de mi lado. La oscuridad está siempre de mi lado. La oscuridad redobla mi furia y crea un espacio, entre yo y el espejo.”- Pensé de nuevo en aquellas palabras mientras concentraba toda mi energía. Mis capacidades mágicas eran tan básicas que, a diferencia de Mini, yo tenía que recitarlas en mi cabeza si quería tener la posibilidad de conjurar exitosamente. Levanté la varita y apunté a Auberon Warwell, decidido a impactarlo con la Maldición del Espejo y deshacerme de él antes de que siquiera tuviera oportunidad de nada. No podía darle oportunidad de reaccionar, ni de ninguna otra puta cosa. Si mis posibilidades de sobrevivir a un enfrentamiento directo con Werther habían sido milagrosas, podríamos decir que aquellas chances frente a Auberon se convertían en nada.
-----------------------------------------
Acción: Correr hasta donde Wardwell.
Hechizo: Maldición del espejo a Auberon.
Lo único que aliviaba mi mente de aquellos pensamientos funestos era la idea de lo que venía más adelante con el movimiento, con la revolución a una escala mayor. Alcanzar una victoria en este lugar implicaba solamente el principio de una larga lucha por la liberación de nuestra sociedad. Ahora eran ellos quienes se sentían inseguros, vulnerables y cercanos a perder todo ese poder que habían acumulado. Y ahora que se sabía la verdad alrededor del mundo, iban a defender su posición con toda la fuerza de la que eran capaces. Si no podían mantener al mundo engañado, tratarían de someterlo a su voluntad a la fuerza.
-¡MANTÉNGANSE EN GRUPOS!, ¡CUBRANSE LAS ESPALDAS!- Yo mismo estaba cerca de Marcellus, a quien le vi conjurar un efectivo hechizo que no había visto en ningún otro lado, poco después de que Mini colgara a McJicahm literalmente como a un cerdo en carnicería. Lo dicho, mi esposa era la persona más temible con la que uno se pudiera topar en la vida, y eso me provocó una amplia sonrisa que duró apenas medio segundo.
El objetivo de aquella incursión era no solo hacerle ver al mundo que nuestra sociedad estaba ciertamente sometida a voluntad de un montón de cerdos sectarios, sino que además, las personas comunes y corrientes, como los revolucionarios, como cualquier otro con suficiente voluntad, era capaz de cambiar las cosas. El error más grave de esa mañana había sido pensar que ya habíamos visto todo acerca de la magia oscura de la famosa secta. No era así.
Absolutamente todos: extraños y conocidos, prensa, revolucionarios, gente común y sectarios… todos nos percatamos de aquel núcleo de magia que comenzó a brotar justo en medio del Hall del Congreso y creando un choque de energía que empujó violentamente a cualquiera que estuviera cerca. Agaché la cabeza para evadir una silla que había salido volando y luego mis ojos se enfocaron en aquella bestia que se formaba poco a poco en el recinto.
Y luego vino esa voz…
Sabía de quién era esa voz, y no solo eso, también sabía que el dueño de esa puta voz era el responsable de la monstruosidad que había tomando forma en ese lugar, ¿Quién más sino Wardwell era capaz de una cosa de tal magnitud? ¿Quién si no él podía estar tan demente como para poner en riesgo la seguridad de todos, incluso de los suyos, con tal de cubrir sus putas carencias y probar lo que sea que quería probar?
Traté de ignorar a Auberon y concentrarme en el problema principal. Me di cuenta que Marcellus también lo había escuchado gracias a su legeremancia, justo cuando cruzamos miradas y me hacía aquel gesto con la cabeza. – ¿Por quién me tomas? Por supuesto que no - le dije sin mirarlo, preparándome para cualquier cosa que estuviera por aparecer. En ese momento sentí la presencia de Mini, pero solo fui capaz de mirarla durante un segundo antes de que una bestia en forma de oso gigante rugiera con aquel estruendo ensordecedor. No me quedó más que observarlo en toda su magnitud, desde las garras hasta la cabeza.
Marcellus tenía razón, aquella cosa no podía mover las piernas. Si tan solo fuéramos capaces de derribarlo, entonces nuestras oportunidades crecerían. Era correcto pensar de esa forma y suponer que eso bastaría para derrotar a un ser interdimensional de tales magnitudes… ¿Pero qué pasaba si no? ¿Qué tal si aquella bestia no resultaba tener tal debilidad? Necesitábamos pensar en algo si atacar a sus piernas no funcionaba… tal vez no atacar a la bestia, sino a su fuente.
Si Wardwell era el invocador, entonces resultaba lógico pensar que la única forma de hacer desaparecer a la bestia por completo era matándolo. Algo dentro de mí me decía que aquella lógica solo podía obedecer al instinto suicida que tenía dentro, pero por otro lado, podía ser la solución al horrible problema que teníamos delante de nuestros ojos. Pero me i cuenta de que no solo era eso. Si eliminaba a Auberon Wardwell, entonces podía terminar con esta guerra incluso antes de que comenzara.
Le di una última mirada al rostro de Mini que veía de perfil, con sus enormes y hermosos ojos mirando de par en par a la bestia, igual que todos. ¿Cómo no volverse completamente loco con esos putos ojos? ¿Cómo no amarla en cualquiera de las millones de probabilidades y universos existentes? Me tatué esa imagen en la cabeza justo antes de girar y correr hacia donde aquella voz me ofrecía aquella invitacón, y corrí evitando cualquier obstáculo, cualquier persona en el medio hasta encontrarme con la presencia alta y arrogante de Auberon Warwell. Solo tenía un disparo, y después de eso, estaba casi seguro de que tal oportunidad no se iba a volver a repetir.
“Tú eliges el lugar de tu propia herida. Tú provocarás tu silencio. Las palabras son claves, son llaves. La muerte está siempre de mi lado. La oscuridad está siempre de mi lado. La oscuridad redobla mi furia y crea un espacio, entre yo y el espejo.”- Pensé de nuevo en aquellas palabras mientras concentraba toda mi energía. Mis capacidades mágicas eran tan básicas que, a diferencia de Mini, yo tenía que recitarlas en mi cabeza si quería tener la posibilidad de conjurar exitosamente. Levanté la varita y apunté a Auberon Warwell, decidido a impactarlo con la Maldición del Espejo y deshacerme de él antes de que siquiera tuviera oportunidad de nada. No podía darle oportunidad de reaccionar, ni de ninguna otra puta cosa. Si mis posibilidades de sobrevivir a un enfrentamiento directo con Werther habían sido milagrosas, podríamos decir que aquellas chances frente a Auberon se convertían en nada.
-----------------------------------------
Acción: Correr hasta donde Wardwell.
Hechizo: Maldición del espejo a Auberon.
- Jesse Crawford
Mensajes :
430
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Y ahí estaba, en la tercera fila de los asientos asignados para el grupo de familias importantes que habían asistido a la conferencia de prensa de Evangeline Blue; removiéndome en mi propio lugar, completamente incómodo y con una sensación de estar en el lugar menos indicado del mundo. Las cosas ya no pintaban como siempre lo habían hecho; día tras día, aquel movimiento que había comenzado con un pequeño grupo de estudiantes de pronto se habían convertido en algo más que un dolor de culo. ¿Quieren que les diga algo? Los malditos viejos tenían toda la culpa.
No habían sabido cómo manejar el asunto. De recaer en nosotros la responsabilidad, en los jóvenes lozanos de quienes había dependido el futuro de la centenaria secta; todo este mercado ridículo habría sido aplastado desde sus inicios. Tan simple como asesinar a Crawford y todo Delta que nos pareciera sospechoso y ahora mismo estaríamos disfrutando de una cálida tarde de primavera sin más preocupaciones que decidir de qué culo esnifar la droga de turno.
Pero no había sido así. Los imbéciles, arrogantes y pesados ancianos de mierda habían echado todo a perder, actuando como lentas caracolas y dejando todo “a su debido tiempo”. El debido tiempo ahora se nos había terminado y de la nada ya corrían los rumores entre la gente común acerca de lo que habíamos hecho todos nosotros.
Fruncí el ceño cuando Blue comenzó a soltar toda aquella perorata, allí mismo, con toda la jodida prensa grabando y tomando fotografías, todos asombrados y gritando preguntas imperiosas mientras el mundo entero se nos desmoronaba encima. Me encogí en mi asiento, sin poder creer que todo hubiera llegado tan lejos. Wilhelmina y Morgan se hicieron presentes en el estrado y no hice más que mirar a los dos traidores hijos de puta con el odio de mil infiernos.
Todo se había terminado. Alana enloqueció, y seguido de ella, varios otros se levantaron completamente enfurecidos, mientras el mundo nos observaba y la puta vida misma se nos escapaba de las manos. Aferré mi varita con los dientes bien apretados, y mis ojos buscaron entre la multitud a un objetivo, cualquiera de esos pequeños imbéciles quienes no tenían idea de lo que estaban haciendo.
En medio del caos, sentí que la garganta me dolía, que mis brazos me pesaban y que mi rostro se acaloraba como nunca. Una furia irreconocible para mí mismo escaló hasta mi cabeza, pensando a cada segundo en mi hermano menor, a ese pequeño bastardo que iba a morir en mis manos en cuanto lo tuviera frente a mí. Mis ojos lo buscaban entre todos ellos, uno a uno.
¿NO LO ENTIENDEN? ¡VAN A ARRUINARLO TODO!, ¡ESTA SOCIEDAD SE VA A HUNDIR SIN NUESTRO PODER!… ¡NO TIENEN UNA PUTA IDEA DE NADA!-
Grité al aire, a todos y a la nada, mientras todos enloquecían y nadie escuchaba. Apenas si sabían cómo lidiar con clases insignificantes, ¿Acaso pensaban que podían llevar a cuestas a todo un país? ¿En serio pensaban que si quiera lo merecían?
En medio del caos, una especie de energía apareció de la nada en el centro del lugar. No había que ser un genio para darse cuenta que era el propio Auberon quien estaba tratando de conjurar algo de verdad grande. Bien, ya era hora de que el viejo arreglara su propio desastre.
Mis ojos no encontraron a Edmund, pero sí a Pazzoli, una de esas parias que se había colgado de un movimiento en el que seguro ni siquiera creía. No tenía planeado huir ni fingir que no era parte de ello; y no lo hacía por un imbécil sentido solidario con los venerables o con quien fuera, lo hacía simplemente para ver la sangre de todos ellos correr.
-BOMBARDA MÁXIMA- Que se fueran todos al demonio.
--------------
Acción: Bombarda máxima a Pazzoli
No habían sabido cómo manejar el asunto. De recaer en nosotros la responsabilidad, en los jóvenes lozanos de quienes había dependido el futuro de la centenaria secta; todo este mercado ridículo habría sido aplastado desde sus inicios. Tan simple como asesinar a Crawford y todo Delta que nos pareciera sospechoso y ahora mismo estaríamos disfrutando de una cálida tarde de primavera sin más preocupaciones que decidir de qué culo esnifar la droga de turno.
Pero no había sido así. Los imbéciles, arrogantes y pesados ancianos de mierda habían echado todo a perder, actuando como lentas caracolas y dejando todo “a su debido tiempo”. El debido tiempo ahora se nos había terminado y de la nada ya corrían los rumores entre la gente común acerca de lo que habíamos hecho todos nosotros.
Fruncí el ceño cuando Blue comenzó a soltar toda aquella perorata, allí mismo, con toda la jodida prensa grabando y tomando fotografías, todos asombrados y gritando preguntas imperiosas mientras el mundo entero se nos desmoronaba encima. Me encogí en mi asiento, sin poder creer que todo hubiera llegado tan lejos. Wilhelmina y Morgan se hicieron presentes en el estrado y no hice más que mirar a los dos traidores hijos de puta con el odio de mil infiernos.
Todo se había terminado. Alana enloqueció, y seguido de ella, varios otros se levantaron completamente enfurecidos, mientras el mundo nos observaba y la puta vida misma se nos escapaba de las manos. Aferré mi varita con los dientes bien apretados, y mis ojos buscaron entre la multitud a un objetivo, cualquiera de esos pequeños imbéciles quienes no tenían idea de lo que estaban haciendo.
En medio del caos, sentí que la garganta me dolía, que mis brazos me pesaban y que mi rostro se acaloraba como nunca. Una furia irreconocible para mí mismo escaló hasta mi cabeza, pensando a cada segundo en mi hermano menor, a ese pequeño bastardo que iba a morir en mis manos en cuanto lo tuviera frente a mí. Mis ojos lo buscaban entre todos ellos, uno a uno.
¿NO LO ENTIENDEN? ¡VAN A ARRUINARLO TODO!, ¡ESTA SOCIEDAD SE VA A HUNDIR SIN NUESTRO PODER!… ¡NO TIENEN UNA PUTA IDEA DE NADA!-
Grité al aire, a todos y a la nada, mientras todos enloquecían y nadie escuchaba. Apenas si sabían cómo lidiar con clases insignificantes, ¿Acaso pensaban que podían llevar a cuestas a todo un país? ¿En serio pensaban que si quiera lo merecían?
En medio del caos, una especie de energía apareció de la nada en el centro del lugar. No había que ser un genio para darse cuenta que era el propio Auberon quien estaba tratando de conjurar algo de verdad grande. Bien, ya era hora de que el viejo arreglara su propio desastre.
Mis ojos no encontraron a Edmund, pero sí a Pazzoli, una de esas parias que se había colgado de un movimiento en el que seguro ni siquiera creía. No tenía planeado huir ni fingir que no era parte de ello; y no lo hacía por un imbécil sentido solidario con los venerables o con quien fuera, lo hacía simplemente para ver la sangre de todos ellos correr.
-BOMBARDA MÁXIMA- Que se fueran todos al demonio.
--------------
Acción: Bombarda máxima a Pazzoli
- Theo Fitzgerald
Mensajes :
14
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Vio cómo sus hermanos eran atacados, como Darius quedaba envuelto por unas cuerdas enviadas por Noah, cómo frente a sus ojos sus amigos comenzaban a atacarse unos a otros, cómo todo se estaba desmoronando frente a ella. Aún escuchaba en su cabeza esas voces, esas acusaciones contra gente que quería, lo que aquello significaba no terminaba de asimilarlo porque no quería que fuese así, tenía la esperanza de que fuese el error más terrible, pero era evidente que no era el caso.
Tenía que tomar una decisión en ese mismo instante, no podía quedarse allí sin hacer nada, tenía que saber a quién apoyaba, a quién iba a respaldar porque no podía estar con ambos grupos, tenía que creerle a alguien.
Fue entonces que invocaron a esa bestia, cayó casi inmediatamente con el rostro pálido, podía verse claramente el miedo que tenía, se sentía nuevamente como una niña y quiso abrazar a Marcellus como en ese entonces, como cuando la cuidaba de doxys y tonterías de ese tipo. Se levantó con su ayuda y tuvo que quitar la mirada de esa criatura horrenda, no podía dejar que el miedo la consumiese.
Nathan la miró desde unos metros más allá, tenía una herida en la mano y un cuerpo a sus pies, no era un cadáver, había desmayado a un Delta que quiso atacar a Darius y después de eso fue que se fijó en su hermana. Violet logró verlo y movió los labios como si quisiera decirle algo, quería preguntarle qué sucedía, si todo iba a estar bien de alguna manera.
Marcellus la hizo saltar cuando la tomó del brazo y le pidió que lo cubriese, volvió la mirada a Nathan ya con la varita lista para conjurar una protección sobre ambos cuando su hermano levantó la varita hacia Lovecraft aprovechando su distracción. Ese momento fue decisivo para ella, en una fracción de segundo decidió que no podía estar con ellos, que fuesen su sangre no hacía que su culpa fuese menor, o que fuese a apoyar a quienes creyó un grupo de improvisados.
-Sí… -respondió sólo eso, sorprendida por la calma con la que le hablaba, con la serenidad que le transmitía.-Protego Horriblis-conjuró sobre ella y sobre Marcellus, aún con el pulso muy acelerado, con hechizos que siempre parecían a punto de alcanzarla, como ese que acababa de lanzar Adrien y del que intentó alejarse en el último momento.-
Tenía que tomar una decisión en ese mismo instante, no podía quedarse allí sin hacer nada, tenía que saber a quién apoyaba, a quién iba a respaldar porque no podía estar con ambos grupos, tenía que creerle a alguien.
Fue entonces que invocaron a esa bestia, cayó casi inmediatamente con el rostro pálido, podía verse claramente el miedo que tenía, se sentía nuevamente como una niña y quiso abrazar a Marcellus como en ese entonces, como cuando la cuidaba de doxys y tonterías de ese tipo. Se levantó con su ayuda y tuvo que quitar la mirada de esa criatura horrenda, no podía dejar que el miedo la consumiese.
Nathan la miró desde unos metros más allá, tenía una herida en la mano y un cuerpo a sus pies, no era un cadáver, había desmayado a un Delta que quiso atacar a Darius y después de eso fue que se fijó en su hermana. Violet logró verlo y movió los labios como si quisiera decirle algo, quería preguntarle qué sucedía, si todo iba a estar bien de alguna manera.
Marcellus la hizo saltar cuando la tomó del brazo y le pidió que lo cubriese, volvió la mirada a Nathan ya con la varita lista para conjurar una protección sobre ambos cuando su hermano levantó la varita hacia Lovecraft aprovechando su distracción. Ese momento fue decisivo para ella, en una fracción de segundo decidió que no podía estar con ellos, que fuesen su sangre no hacía que su culpa fuese menor, o que fuese a apoyar a quienes creyó un grupo de improvisados.
-Sí… -respondió sólo eso, sorprendida por la calma con la que le hablaba, con la serenidad que le transmitía.-Protego Horriblis-conjuró sobre ella y sobre Marcellus, aún con el pulso muy acelerado, con hechizos que siempre parecían a punto de alcanzarla, como ese que acababa de lanzar Adrien y del que intentó alejarse en el último momento.-
- Violet Wildenstein
Mensajes :
245
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Su hechizo no alcanzó a Rosenbarg, esas cuerdas mágicas lo detuvieron por un momento, pero no logró a ver quién lo había conjurado, luchó contra el agarre hasta que se perdió, para ese momento Isaac también estaba ya fuera de su vista. Volteó a buscar quién había sido, pero no logró encontrar al culpable pero lo que vio hizo que le hirviese más la sangre. Su hermana estaba con uno de ellos.
Había supuesto que llegado el momento sus otros hermanos se unirían a la secta, o que por lo menos pelearían por lo que a su familia le había costado años conseguir, que cuidarían el patrimonio que Nate y él estaban resguardando para las futuras generaciones.
Jude ni siquiera estaba ahí porque era un irresponsable, Grace era una niña que no podría hacer nada productivo en algunos años pero Violet…ella estaba ahí, ante sus ojos, defendiendo a uno de los que buscaban arrancarla de ese mundo que conocía, no se daba cuenta que no le quedaría nada si ellos ganaban.
Ella siempre había sido su favorita, le parecía lo suficientemente ambiciosa como para lograr algo grande y también una ilusa en la medida correcta como para no considerarla una amenaza, siempre la consintió con todo, siempre creyó que ella lo quería del mismo modo, que sería incapaz de ponerse en su contra, menos en un momento tan crucial como ese.
La furia pudo más que él, si ella quería que las osas fuesen así, tendría que aprender por las malas que la familia era lo primero, que jamás debió renunciar a los suyos. Era una maldita malagradecida que no veía que todo eso lo habían hecho por los suyos, para que la enfermedad de su padre no terminase arruinándolos a todos, y había sido también culpa de su padre por ser un hombre tan débil que jamás procuró cosas mejores para su familia.
-¡Eres una maldita traidora! Oppugno.-conjuró con furia dirigiéndose a las sillas que estaban tiradas en el suelo para que ataquen a su hermana y al tipo aquel que se había atrevido a ir a su casa a que lo traten como a otro hijo, se lo merecían. Tanta era su ira que ni siquiera había notado a Adrien Morgan conjurando en su contra o a Nathan que le gritaba que no se atreviese a tocar a Vi.
Nathan sí llegó a ver a Adrien. No iba a atacarlo, no se sintió capaz en ese momento pero iba a hacerlo como con los otros. Le pesaba la mano porque era amigo de su familia desde hacía años, él mismo le había invitado su primera cerveza -legal- cuando cumplió la mayoría de edad. Estaba confundido, no sabía qué estaba haciendo, atacando a quienes quería, a chicos que habían sido siempre familia. Se acercó a dodne estaba Darius para encarar a Adrien y levantó su varita hacia Adrien para lanzarle un Expelliarmus, no podía dejar desprotegido a Darius, pero ya no sabía si sus convicciones eran las correctas.
----------
Darius: Oppugno a Violet y Marcellus con las sillas, por traidores
Nathan: Se acerca a Darius para tener buen ángulo y lanzarle un Expelliarmus a Adrien
Había supuesto que llegado el momento sus otros hermanos se unirían a la secta, o que por lo menos pelearían por lo que a su familia le había costado años conseguir, que cuidarían el patrimonio que Nate y él estaban resguardando para las futuras generaciones.
Jude ni siquiera estaba ahí porque era un irresponsable, Grace era una niña que no podría hacer nada productivo en algunos años pero Violet…ella estaba ahí, ante sus ojos, defendiendo a uno de los que buscaban arrancarla de ese mundo que conocía, no se daba cuenta que no le quedaría nada si ellos ganaban.
Ella siempre había sido su favorita, le parecía lo suficientemente ambiciosa como para lograr algo grande y también una ilusa en la medida correcta como para no considerarla una amenaza, siempre la consintió con todo, siempre creyó que ella lo quería del mismo modo, que sería incapaz de ponerse en su contra, menos en un momento tan crucial como ese.
La furia pudo más que él, si ella quería que las osas fuesen así, tendría que aprender por las malas que la familia era lo primero, que jamás debió renunciar a los suyos. Era una maldita malagradecida que no veía que todo eso lo habían hecho por los suyos, para que la enfermedad de su padre no terminase arruinándolos a todos, y había sido también culpa de su padre por ser un hombre tan débil que jamás procuró cosas mejores para su familia.
-¡Eres una maldita traidora! Oppugno.-conjuró con furia dirigiéndose a las sillas que estaban tiradas en el suelo para que ataquen a su hermana y al tipo aquel que se había atrevido a ir a su casa a que lo traten como a otro hijo, se lo merecían. Tanta era su ira que ni siquiera había notado a Adrien Morgan conjurando en su contra o a Nathan que le gritaba que no se atreviese a tocar a Vi.
Nathan sí llegó a ver a Adrien. No iba a atacarlo, no se sintió capaz en ese momento pero iba a hacerlo como con los otros. Le pesaba la mano porque era amigo de su familia desde hacía años, él mismo le había invitado su primera cerveza -legal- cuando cumplió la mayoría de edad. Estaba confundido, no sabía qué estaba haciendo, atacando a quienes quería, a chicos que habían sido siempre familia. Se acercó a dodne estaba Darius para encarar a Adrien y levantó su varita hacia Adrien para lanzarle un Expelliarmus, no podía dejar desprotegido a Darius, pero ya no sabía si sus convicciones eran las correctas.
----------
Darius: Oppugno a Violet y Marcellus con las sillas, por traidores
Nathan: Se acerca a Darius para tener buen ángulo y lanzarle un Expelliarmus a Adrien
- Darius Wildenstein
Mensajes :
6
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Y el caos aparece.
La protección mágica de la que fue sujeto gracias a su oportunda anticipación, le permitió no caer ante el hechizo de esa rebelde (Loulou) que al parecer sería su contrincante en aquella batalla. Nunca le gustó probarse en duelo, no por que temiera a perder, era por que sabía lo bueno que era, además no había necesidad de arreglarlo todo con la varita. Él era mucho más listo que eso, sin embargo dadas las circunstancias, no tenía de otra más que empuñar la varita y quitarse del camino a los estorbos.
El suelo retumbó con gravedad, casi se cae al sentir desde el fondo de su estómago, la sangre le hervía de una forma inexplibable. Toda esa furia, todo ese odio, todo ese poder. Lo quería para si mismo, con todo lo que implica. Abre los ojos como platos al ver que cerca suyo una criatura de aspecto terrible sobre pone sus cabezas. Sabe el origen de aquella bestia y de lo que es capaz de hacer, cómo funciona y de qué se alimenta.
No va a dejarse morir ahí, no todavía. Es demasiado joven y egoísta para dar su vida así como así. Sin embargo pese a que la ambición desmedida que siente y el ansía de poder lo domina, no puede evitar reaccionar como siempre lo había hecho. Apunta la varita hacia Loulou y conjura un Carpe Retractum para quitarla de la vista de aquel enorme e infernal oso y hacerle parecer que la dañaría.
----------------
Hechizo: Carpe Retractum para Lulú de cartón para salvarla de la muerte segura sin que la cosa horrible se de cuenta del engaño. Amén.
La protección mágica de la que fue sujeto gracias a su oportunda anticipación, le permitió no caer ante el hechizo de esa rebelde (Loulou) que al parecer sería su contrincante en aquella batalla. Nunca le gustó probarse en duelo, no por que temiera a perder, era por que sabía lo bueno que era, además no había necesidad de arreglarlo todo con la varita. Él era mucho más listo que eso, sin embargo dadas las circunstancias, no tenía de otra más que empuñar la varita y quitarse del camino a los estorbos.
El suelo retumbó con gravedad, casi se cae al sentir desde el fondo de su estómago, la sangre le hervía de una forma inexplibable. Toda esa furia, todo ese odio, todo ese poder. Lo quería para si mismo, con todo lo que implica. Abre los ojos como platos al ver que cerca suyo una criatura de aspecto terrible sobre pone sus cabezas. Sabe el origen de aquella bestia y de lo que es capaz de hacer, cómo funciona y de qué se alimenta.
No va a dejarse morir ahí, no todavía. Es demasiado joven y egoísta para dar su vida así como así. Sin embargo pese a que la ambición desmedida que siente y el ansía de poder lo domina, no puede evitar reaccionar como siempre lo había hecho. Apunta la varita hacia Loulou y conjura un Carpe Retractum para quitarla de la vista de aquel enorme e infernal oso y hacerle parecer que la dañaría.
----------------
Hechizo: Carpe Retractum para Lulú de cartón para salvarla de la muerte segura sin que la cosa horrible se de cuenta del engaño. Amén.
- Aaron Bloodworth
Mensajes :
14
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Solo quería ver correr la sangre de sus detractores, de aquellos que con ínfulas de un poder inexistente se postraban ante ellos con ese malhabido ego. Los haría pagar, a todos. Irían cayendo uno por uno, viendo como la luz de sus ojos se extinguía solo para saciar su propia tormenta interna pero ¿de qué servía? no eran ningunos cavernícolas, eran hechiceros expertos, hombres de palabra, de acción y consecuencia. Levantando la cabeza con orgullo, aunque fuera lo único que hicieran.
La actitud de su hijo Bill le molestó por completo. Le dedicó una funesta mirada pero no le respondió. No tenía caso ponerse a discutir ahí, teniendo a su esposa aún lado. Bill había hecho que fallara aquella maldición que iba directamente hacia la traidora de Wilhelmina. No comprendía si fue por un absurdo sentimentalismo o qué pero lo dejó pasar. Tenía razón, Jessica no había sido nombrada por Evangeline y prefería que no la metieran en aquello. Siempre había hecho lo que hacía por el bien de su familia, por asegurarles un brillante futuro, que no sufrieran carencias, lejos de lo que la gente sin ambición y común pensara, Robert Snyder no era un maldito egoísta que solo adquiría poder para sí. Lo hacía por su familia, por su bienestar y su prosperidad. Valentina hacía lo mismo y Bill comenzaba a hacerlo para quienes serían próxima familia.
No obstante, una demostración descomunal de magia lo envolvió en una pesada e intensa negrura. Lo recorría desde su pie, subiendo por tu torso hasta llegar a su cuello y brazos para cubrirlo enteramente. Solo pudo gruñir antes de que su cabeza fuera cubierta por aquella cúpula. No podía ver nada, ni respirar. Todo era más difícil que antaño pero no por ello iba a dejarse dominar. Lastimado y bastante cansado, el efecto de aquel hechizo terminó. El sudor perlaba su frente y en sus ojos se miraba la ira y el odio. Iría en contra de quién osó en conjurarle aquella poderosa maldición.
Se apartó furioso de su hijo que previamente ya lo había protegido y fue directamente hacia su esposa. Casi pierde el balance al notar que Auberon había invocado a Katshituashku. Nadie lo había hecho en años, constaba de gran poder mágico y mental entre otras cuestiones inmorales y terribles. Que llegara a ese punto solo significaba que todo terminaría ahí. Vio a la hija de George Wildenstein en compañia de Marcellus Lovecraft, otro par de traidores más. ¿Quién no conocía a esa importante familia? Era una verdadera pena que no compartieran los mismos ideales que el resto de los Venerables. No sabía que él fue quién le lanzó aquella maldición pero no importaba, iba a cubrirle la espalda a su esposa. Entretanto, apuntó la varita en contra de ambos y lanzó un Fiendfyre. Esperando que aquella gigantesca cobra se los tragara a ambos.
Por su parte, Valentina no iba a permitir que su familia fuera diezmada de esa forma. También había hecho grandes sacrificios para lograr ser la resistente y feliz familia que eran y no concedería que un grupo de muchachitos tontos les arrebataran lo que por derecho les corresponde. Apuntó directamente a la tarima donde se encontraban Evangeline, Adrien y Mina conjurando un bombarda máxima para que volara en pedazos junto con ellos pero por cosa de segundos, Mina y Adrien ya se habían movido de lugar, así que a quién tenía justo en la mira era a la Ex-jefa de Aurores.
--------------
Protegido por 1 turno.
Acción: Correr hacia Valentina y ponerse espalda con espalda.
Hechizo: Fiendfyre para Marcellus y Violet.
Valentina (Aprobado por administración): Bombarda sobre la tarima en donde está Evangeline.
La actitud de su hijo Bill le molestó por completo. Le dedicó una funesta mirada pero no le respondió. No tenía caso ponerse a discutir ahí, teniendo a su esposa aún lado. Bill había hecho que fallara aquella maldición que iba directamente hacia la traidora de Wilhelmina. No comprendía si fue por un absurdo sentimentalismo o qué pero lo dejó pasar. Tenía razón, Jessica no había sido nombrada por Evangeline y prefería que no la metieran en aquello. Siempre había hecho lo que hacía por el bien de su familia, por asegurarles un brillante futuro, que no sufrieran carencias, lejos de lo que la gente sin ambición y común pensara, Robert Snyder no era un maldito egoísta que solo adquiría poder para sí. Lo hacía por su familia, por su bienestar y su prosperidad. Valentina hacía lo mismo y Bill comenzaba a hacerlo para quienes serían próxima familia.
No obstante, una demostración descomunal de magia lo envolvió en una pesada e intensa negrura. Lo recorría desde su pie, subiendo por tu torso hasta llegar a su cuello y brazos para cubrirlo enteramente. Solo pudo gruñir antes de que su cabeza fuera cubierta por aquella cúpula. No podía ver nada, ni respirar. Todo era más difícil que antaño pero no por ello iba a dejarse dominar. Lastimado y bastante cansado, el efecto de aquel hechizo terminó. El sudor perlaba su frente y en sus ojos se miraba la ira y el odio. Iría en contra de quién osó en conjurarle aquella poderosa maldición.
Se apartó furioso de su hijo que previamente ya lo había protegido y fue directamente hacia su esposa. Casi pierde el balance al notar que Auberon había invocado a Katshituashku. Nadie lo había hecho en años, constaba de gran poder mágico y mental entre otras cuestiones inmorales y terribles. Que llegara a ese punto solo significaba que todo terminaría ahí. Vio a la hija de George Wildenstein en compañia de Marcellus Lovecraft, otro par de traidores más. ¿Quién no conocía a esa importante familia? Era una verdadera pena que no compartieran los mismos ideales que el resto de los Venerables. No sabía que él fue quién le lanzó aquella maldición pero no importaba, iba a cubrirle la espalda a su esposa. Entretanto, apuntó la varita en contra de ambos y lanzó un Fiendfyre. Esperando que aquella gigantesca cobra se los tragara a ambos.
Por su parte, Valentina no iba a permitir que su familia fuera diezmada de esa forma. También había hecho grandes sacrificios para lograr ser la resistente y feliz familia que eran y no concedería que un grupo de muchachitos tontos les arrebataran lo que por derecho les corresponde. Apuntó directamente a la tarima donde se encontraban Evangeline, Adrien y Mina conjurando un bombarda máxima para que volara en pedazos junto con ellos pero por cosa de segundos, Mina y Adrien ya se habían movido de lugar, así que a quién tenía justo en la mira era a la Ex-jefa de Aurores.
--------------
Protegido por 1 turno.
Acción: Correr hacia Valentina y ponerse espalda con espalda.
Hechizo: Fiendfyre para Marcellus y Violet.
Valentina (Aprobado por administración): Bombarda sobre la tarima en donde está Evangeline.
- Robert Snyder
Mensajes :
5
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Sus pequeños ojos oscuros estaban fijos en Evangeline Blue, Adrien Morgan y Wilhelmina Schweinsteiger cuando alzó la varita para conjurar aquel encantamiento, no pudo hacerlo por supuesto por que en su lugar, Wilhelmina se adelantó para conjurar esa maldición que él muy bien conocía y que era parte del sotano, esa chiquilla se atrevía a atacarlo con su propia arma, con sus propios hechizos, esos hechizos que habían pasado de generación en generación dentro de su familia.
Se quedó pasmado cuando los ganchos salieron de las sombras y se incrustaron en su piel elevandolo, la sangre le brotaba por la espalda y el pecho, se había convertido en una piltrafa humana, un hilo de sangre colgaba de sus labios y en su boca, sus dientes estaban cubiertos con la misma.
Soltó una carcajada que lo hacía ver demasiado tétrico cuando la invocación fue hecha, aquellos traidores iban a pagar, iban a conocer lo que era el verdadero poder de las sombras. Ni siquiera prestó atención a Pazzolí o a cualquier otro de los rebeldes que estuvieran por ahí, esos encontrarían su fin en las garras de la criatura que Auberon había invocado.
Cualquiera sabía que Edward era uno de los sujetos más peligrosos de la secta, era el más viejo en ese lugar luego de la muerte de Julius White, era el único que seguía teniendo en su poder hechizos que ningún otro, ni siquiera Morgan o Auberon conocían, esos que requerían un verdadero sacrificio de sangre propia para ser realizados, los encantamientos que no estaban atados al nodo mágico y a toda esa porquería que Morgan y Wardwell habían traído consigo décadas atrás.
Tomó su pecho, ahí donde una de las cadenas estaba rasgando su piel y se empapó la palma con la sangre que manaba de la herida, puso su varita sobre ella y comenzó a conjurar mientras una sombra tras él se materializaba en forma de una gran ave de rapiña. -Estas son las sombras que habitan dentro de mi, estas son las sombras que ahora vivirán en ti, desato los monstruos del pasado que habitan en tu mente sedientos de venganza, que las sombras, las pesadillas y el infierno mismo se desate en tu interior.
Aquella conjuración iba dirigida directamente a Wilhelmina Schweinsteiger, ¿quería conocer lo que era la verdadera oscuridad? Lo haría ahora.
Se quedó pasmado cuando los ganchos salieron de las sombras y se incrustaron en su piel elevandolo, la sangre le brotaba por la espalda y el pecho, se había convertido en una piltrafa humana, un hilo de sangre colgaba de sus labios y en su boca, sus dientes estaban cubiertos con la misma.
Soltó una carcajada que lo hacía ver demasiado tétrico cuando la invocación fue hecha, aquellos traidores iban a pagar, iban a conocer lo que era el verdadero poder de las sombras. Ni siquiera prestó atención a Pazzolí o a cualquier otro de los rebeldes que estuvieran por ahí, esos encontrarían su fin en las garras de la criatura que Auberon había invocado.
Cualquiera sabía que Edward era uno de los sujetos más peligrosos de la secta, era el más viejo en ese lugar luego de la muerte de Julius White, era el único que seguía teniendo en su poder hechizos que ningún otro, ni siquiera Morgan o Auberon conocían, esos que requerían un verdadero sacrificio de sangre propia para ser realizados, los encantamientos que no estaban atados al nodo mágico y a toda esa porquería que Morgan y Wardwell habían traído consigo décadas atrás.
Tomó su pecho, ahí donde una de las cadenas estaba rasgando su piel y se empapó la palma con la sangre que manaba de la herida, puso su varita sobre ella y comenzó a conjurar mientras una sombra tras él se materializaba en forma de una gran ave de rapiña. -Estas son las sombras que habitan dentro de mi, estas son las sombras que ahora vivirán en ti, desato los monstruos del pasado que habitan en tu mente sedientos de venganza, que las sombras, las pesadillas y el infierno mismo se desate en tu interior.
Aquella conjuración iba dirigida directamente a Wilhelmina Schweinsteiger, ¿quería conocer lo que era la verdadera oscuridad? Lo haría ahora.
- Edward McJicahm
Mensajes :
11
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Harley se los había advertido, pero aún así verlo era bastante sorprendente. No se esperaba una invocación de ese tamaño, ni de ese calibre, pero al parecer había subestimado a los Venerables en ese aspecto, aunque pensándolo fríamente, tenía sentido que su poder acumulado pudiera convocar algo como eso. Sus ojos claro se clavaron en la bestia que había aparecido en el recinto, pero no se permitió pasmarse. No había visto nunca nada como eso, pero precisamente por esa razón el tiempo apremiaba.
-MÁS RÁPIDO, MÁS RÁPIDO CON LOS CIVILES. ALGUIEN LLÉVESE A WARDWELL.
A Lucienne, naturalmente. Eso se lo gritaba a otra facción de los rebeldes, entrenada para hacer apariciones rápidas de los Venerables y aprendices apresados en un sitio seguro, y seguirlos inmovilizando. Ni siquiera se dio cuenta si alguien intentaba atacarlo o no. El oso era prioridad en ese momento, porque si no terminaban con él, aquello iba a ser una carnicería.
La voz de Marcellus resonó en su cabeza como un eco. Lo que dijo tenía sentido, y si esa no era la salida entonces ya encontrarían otra, pero tenían que intentar algo cuanto antes, pues la bestia comenzaba a avanzar hacia Loulou. No perdería a otro de los suyos, no iba a dejar que se le sumara a Finnerty.
-MUÉVETE RAYDER. CARPE RETRACTUM A LAS PATAS AHORA TODOS Y TIREN, DERRÍBENLO. DERRÍBENLO YA.
Y eso fue justo lo que él hizo, conjuró un carpe retractum hacia una de las patas del oso con el afán de ser acompañado de otros rebeldes y tirar.
-LOS DEMÁS, CUBRAN A LOS QUE ENLAZAMOS.
Porque los Venerables estaban enloqueciendo, como era de esperarse. Tenía que confiar en que las cosas iban a salir como habían planeado, y que después de ese día, pasara lo que pasara, las muertes que ocurrieran no sirvieran para que se dispersara el miedo, sino para que el país despertara, exigiera, se movilizara por completo. Esa mañana iba a cambiar el rumbo de la historia, aunque les costara sangre.
-MÁS RÁPIDO, MÁS RÁPIDO CON LOS CIVILES. ALGUIEN LLÉVESE A WARDWELL.
A Lucienne, naturalmente. Eso se lo gritaba a otra facción de los rebeldes, entrenada para hacer apariciones rápidas de los Venerables y aprendices apresados en un sitio seguro, y seguirlos inmovilizando. Ni siquiera se dio cuenta si alguien intentaba atacarlo o no. El oso era prioridad en ese momento, porque si no terminaban con él, aquello iba a ser una carnicería.
La voz de Marcellus resonó en su cabeza como un eco. Lo que dijo tenía sentido, y si esa no era la salida entonces ya encontrarían otra, pero tenían que intentar algo cuanto antes, pues la bestia comenzaba a avanzar hacia Loulou. No perdería a otro de los suyos, no iba a dejar que se le sumara a Finnerty.
-MUÉVETE RAYDER. CARPE RETRACTUM A LAS PATAS AHORA TODOS Y TIREN, DERRÍBENLO. DERRÍBENLO YA.
Y eso fue justo lo que él hizo, conjuró un carpe retractum hacia una de las patas del oso con el afán de ser acompañado de otros rebeldes y tirar.
-LOS DEMÁS, CUBRAN A LOS QUE ENLAZAMOS.
Porque los Venerables estaban enloqueciendo, como era de esperarse. Tenía que confiar en que las cosas iban a salir como habían planeado, y que después de ese día, pasara lo que pasara, las muertes que ocurrieran no sirvieran para que se dispersara el miedo, sino para que el país despertara, exigiera, se movilizara por completo. Esa mañana iba a cambiar el rumbo de la historia, aunque les costara sangre.
- Ferdynand Zieliñski
Mensajes :
98
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Aquella bestia era imponente, se quedó estática unos segundos cuando retumbó toda la habitación y tuvo que agacharse para no perder el equilibrio, jamás había visto una cosa similar y no sabía cómo enfrentarla. Sólo se le ocurría permanecer lejos de su alcance todo lo que fuese posible, mientras se le ocurriese algo viable. Harley tenía razón, era…abominable.
No podía dejar que el miedo la inmovilizara, apretó los labios, ya tenía la varita lista pero no tenía idea de cómo iba a mantener a raya una cosa así, ni siquiera había visto hacia dónde se había ido Aaron Bloodworth.
Noah buscaba la forma de avanzar entre la multitud para sacarla de ahí, pero ella no llegó a verlo, le era imposible quitarle los ojos de encima a esa cosa y quizá fue lo mejor porque sus prioridades hubiesen cambiado.
Iba a convocar algún hechizo protector cuando escuchó la voz de Marcellus en su mente, tenía que confiar en él, seguramente sabía lo que decía, debía convencerse de eso. Luego fue la voz de Ferdynand la que llegó a sus oídos y sin siquiera buscarlo con la mirada se alejó tan rápido como pudo hacia uno de los lados del oso, para quitarse de su vista de una vez sin dejar de señalarlo, dirigió su varita hacia las patas traseras para conjurar tal y como le había dicho el polaco.
Conjuró el Carpe Retractum, completamente segura de que eso era lo que había que hacer, sería lo que tuviese que ser, después de todo para eso era para lo que estaba allí.
---------------------------------------------------------------------------
Acción: Corre todo lo rápido que puede hacia un lado para no morir, tomar ángulo y conjurar. PERO si Noah llega a empujarla (también alejarse pero con más dificultad por el golpe contra el suelo y mirarlo con odio/preocupación porque así es la vida) o Aaron la jala, intentar conjurar hacia el mismo lugar de todos modos.
Hechizo: Carpe Retractum hacia las patas traseras del oso, persignándose por si acaso, intentando desequilibrarlo para que caiga hacia atrás.
No podía dejar que el miedo la inmovilizara, apretó los labios, ya tenía la varita lista pero no tenía idea de cómo iba a mantener a raya una cosa así, ni siquiera había visto hacia dónde se había ido Aaron Bloodworth.
Noah buscaba la forma de avanzar entre la multitud para sacarla de ahí, pero ella no llegó a verlo, le era imposible quitarle los ojos de encima a esa cosa y quizá fue lo mejor porque sus prioridades hubiesen cambiado.
Iba a convocar algún hechizo protector cuando escuchó la voz de Marcellus en su mente, tenía que confiar en él, seguramente sabía lo que decía, debía convencerse de eso. Luego fue la voz de Ferdynand la que llegó a sus oídos y sin siquiera buscarlo con la mirada se alejó tan rápido como pudo hacia uno de los lados del oso, para quitarse de su vista de una vez sin dejar de señalarlo, dirigió su varita hacia las patas traseras para conjurar tal y como le había dicho el polaco.
Conjuró el Carpe Retractum, completamente segura de que eso era lo que había que hacer, sería lo que tuviese que ser, después de todo para eso era para lo que estaba allí.
---------------------------------------------------------------------------
Acción: Corre todo lo rápido que puede hacia un lado para no morir, tomar ángulo y conjurar. PERO si Noah llega a empujarla (también alejarse pero con más dificultad por el golpe contra el suelo y mirarlo con odio/preocupación porque así es la vida) o Aaron la jala, intentar conjurar hacia el mismo lugar de todos modos.
Hechizo: Carpe Retractum hacia las patas traseras del oso, persignándose por si acaso, intentando desequilibrarlo para que caiga hacia atrás.
- Loulou Rayder
Mensajes :
103
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Para Bill, la invocación de Auberon Wardwell era el comienzo del final. No supo cómo reaccionar de primera instancia aunque creía saber que la invocación no iba a lastimarlo mientras no traicionara a los de su clase. Eso estaba bien, tampoco era su intención ponerse intempestivamente del lado de los rebeldes para ver si se ganaba el perdón. Bill Snyder era lo que era, no lo iba a negar, pero tampoco iba a perder la cabeza enfrente de todo el país. Él, ante todo, quería oportunidades y un futuro. Siempre había pensado que su padre y él merecían FMUC más que los Bloodworth pero había sido muy cuidadoso en los pasos que tomaba para alcanzar ese objetivo y ahora podía ver que, si seguían actuando con ese descaro, todo se podría venir abajo.
Que los Bloodworth se hundieran, pero ellos no.
Pero sus padres parecían haber perdido los cabales como todos los demás. Con su padre protegido y su madre cerca, quiso encontrar una salida para hacerlos entrar en razón, pero no supo cómo hacerlo.
-Esta no es la forma.-Gritó a su padre que de todos modos ya avanzaba y preparaba un nuevo ataque. La invocación de Wardwell lo tenía de brazos cruzados así que lo único que le restaba hacer era cuidar a las personas que podía cuidar sin ponerse en riesgo a él mismo. Mina y sus padres, desde diferentes ángulos, tendrían que cuidarse solos. Violet, en cambio, era una historia aparte.
Estaba seguro de que Vi no tenía nada que ver en eso y que si estaba con Lovecraft era solamente por las circunstancias. Ella se lo hubiese dicho, porque siempre habían sido sinceros el uno con el otro. Bill temía que nunca pudiera perdonarle las mentiras, pero al menos debía saber que si le había mentido era porque estaba obligado a hacerlo.
Tomó sus oportunidades. Corrió hasta donde estaba Violet y trató de alcanzarla para desaparecer con ella. Poder sacarla de ese infierno no iba a empezar a compensar todo lo que le debía, pero al menos la pondría a salvo. Tuvo que intentar eludir todos los hechizos que volaban en todas direcciones, ignorar la invocación y concentrarse solamente en llegar a ella, aunque tuviera que pasar por encima de cualquier otra persona.
Que los Bloodworth se hundieran, pero ellos no.
Pero sus padres parecían haber perdido los cabales como todos los demás. Con su padre protegido y su madre cerca, quiso encontrar una salida para hacerlos entrar en razón, pero no supo cómo hacerlo.
-Esta no es la forma.-Gritó a su padre que de todos modos ya avanzaba y preparaba un nuevo ataque. La invocación de Wardwell lo tenía de brazos cruzados así que lo único que le restaba hacer era cuidar a las personas que podía cuidar sin ponerse en riesgo a él mismo. Mina y sus padres, desde diferentes ángulos, tendrían que cuidarse solos. Violet, en cambio, era una historia aparte.
Estaba seguro de que Vi no tenía nada que ver en eso y que si estaba con Lovecraft era solamente por las circunstancias. Ella se lo hubiese dicho, porque siempre habían sido sinceros el uno con el otro. Bill temía que nunca pudiera perdonarle las mentiras, pero al menos debía saber que si le había mentido era porque estaba obligado a hacerlo.
Tomó sus oportunidades. Corrió hasta donde estaba Violet y trató de alcanzarla para desaparecer con ella. Poder sacarla de ese infierno no iba a empezar a compensar todo lo que le debía, pero al menos la pondría a salvo. Tuvo que intentar eludir todos los hechizos que volaban en todas direcciones, ignorar la invocación y concentrarse solamente en llegar a ella, aunque tuviera que pasar por encima de cualquier otra persona.
- Bill Snyder
Mensajes :
234
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Ellioth no temía, actuaba por instinto, como si dentro de él supiera exactamente lo que debía hacer. Desafortunadamente su hechizo no fue del todo exitoso pues Alana había desaparecido con todo y sus guardaespaldas personales. Se adelantó hasta donde el caos se encontraba y con varita en mano estaba dispuesto a deshabilitar a los enemigos, sin embargo llegó la ola de magia que lo hizo dar algunos pasos hacia atrás.
Frente a sus ojos comenzó a formarse esa criatura, él no sabía muy bien que era pero sintió un verdadero terror cuando al final tomó la forma de ese asqueroso oso sin piel. No sabía ahora que hacer, aun había hechizos por todos lados, gente a su alrededor que corría un peligro verdadero, pero escuchó en su cabeza la voz de Marcellus que le dictaba que hacer, la criatura era prioridad en esos momentos.
Conjuró también un carpe retractum hacía los pies de la bestia para hacerla caer.
Evangeline por su parte se había librado de los primeros ataques y ya protegida vio como Wilhelmina y Adrien se separaban. Ella tenía su varita lista así que bajó de donde se encontraba y al hombre que estaba casteando un fyndfire que reconoció como Robert Snyder le lanzó un expelliarmus, ya suficiente tenían con esa bestia como para lidiar con otra.
Frente a sus ojos comenzó a formarse esa criatura, él no sabía muy bien que era pero sintió un verdadero terror cuando al final tomó la forma de ese asqueroso oso sin piel. No sabía ahora que hacer, aun había hechizos por todos lados, gente a su alrededor que corría un peligro verdadero, pero escuchó en su cabeza la voz de Marcellus que le dictaba que hacer, la criatura era prioridad en esos momentos.
Conjuró también un carpe retractum hacía los pies de la bestia para hacerla caer.
Evangeline por su parte se había librado de los primeros ataques y ya protegida vio como Wilhelmina y Adrien se separaban. Ella tenía su varita lista así que bajó de donde se encontraba y al hombre que estaba casteando un fyndfire que reconoció como Robert Snyder le lanzó un expelliarmus, ya suficiente tenían con esa bestia como para lidiar con otra.
- Isaac Rosenbarg
Mensajes :
66
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Observó su obra con suficiencia, con una media sonrisa dibujada en el rostro, aunque luego volteó a ver a los demás. Para entonces su mente ya iba a toda velocidad, buscando las maneras de salir de eso, no de huir, sino de crear un nuevo entramado, algo distinto, él no perdía. Escuchó los gritos de Tad a su lado, cuando Adrien Morgan había empezado a arrancarle la piel a jirones. No se iban a salir con la suya, pero tampoco iba a ponerse sentimental. Tad era su hijo, tendría que comportarse como tal, los había enseñado a cuidar de ellos mismos y a salir adelante si se presentaba una situación extrema, estaban criados bajo los mismos conceptos de sangre y orgullo con los que él se había criado.
Buscó con la mirada a Crawford y se dio cuenta de que su plan había funcionado. Se dio el tiempo para observarlo en toda su determinación. No iba a decir que a esas alturas lo subestimaba, ni que lo creyera un rival digno.
-Ustedes. Tomen a Crawford. Haremos una aparición conjunta.
Se dirigía a los hermanos Montgomery, herederos de un imperio de escobas y artículos deportivos que iba a sacar del mercado a Holberg’s y a los Blue en cuanto los dos lograran dominar la magia del sótano. Apenas habían pasado las iniciaciones y ni siquiera conocían a Wilhelmina y a Adrien, ni siquiera entendían la magnitud de lo que estaba pasando.
Vio a Crawford correr hacia él y aunque intuyó que seguramente intentaría conjurar algo contra él, no se inmutó. No subestimarlo no significaba que se empezara a subestimar a sí mismo. Su intención era que una vez que los Montgomery lo apresaran, Wardwell practicara una aparición conjunta a un lugar particular. Aquello iba a ser sangriento, doloroso y muy personal. Los demás podían quedarse en su muy particular carnicería. En cuanto el oso dejara de olfatear la traición desaparecería por sí solo, en cuanto estuviera satisfecho.
Buscó con la mirada a Crawford y se dio cuenta de que su plan había funcionado. Se dio el tiempo para observarlo en toda su determinación. No iba a decir que a esas alturas lo subestimaba, ni que lo creyera un rival digno.
-Ustedes. Tomen a Crawford. Haremos una aparición conjunta.
Se dirigía a los hermanos Montgomery, herederos de un imperio de escobas y artículos deportivos que iba a sacar del mercado a Holberg’s y a los Blue en cuanto los dos lograran dominar la magia del sótano. Apenas habían pasado las iniciaciones y ni siquiera conocían a Wilhelmina y a Adrien, ni siquiera entendían la magnitud de lo que estaba pasando.
Vio a Crawford correr hacia él y aunque intuyó que seguramente intentaría conjurar algo contra él, no se inmutó. No subestimarlo no significaba que se empezara a subestimar a sí mismo. Su intención era que una vez que los Montgomery lo apresaran, Wardwell practicara una aparición conjunta a un lugar particular. Aquello iba a ser sangriento, doloroso y muy personal. Los demás podían quedarse en su muy particular carnicería. En cuanto el oso dejara de olfatear la traición desaparecería por sí solo, en cuanto estuviera satisfecho.
- Auberon Wardwell
Mensajes :
73
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
TURNO 3
Los Wildenstein parecen afectados que su hermana parece haber tomado una súbita decisión, sin embargo, también aparentan ser los menos enloquecidos en medio de todo el caos que se desata y todas las locuras que se están llevando a cabo en ese antaño solemne recinto. En cuanto Darius intenta conjurar su hechizo, Adrien rápidamente lo desmaya mostrando unos reflejos alucinantes. Darius no logra atacar a Marcellus y a su hermana, ni Nathan logra desarmar a Adrien pues su hechizo rebota sobre la protección que previamente le dio Evangeline, deshaciendo la misma en un santiamén.
Marcellus y Violet son los que están siendo más atacados por todos los flancos, al menos por el momento. Joseph Morgan intenta conjurar contra Lovecraft, pero antes de conseguir cualquier cosa, las maldiciones de su vida comienzan a impactar contra él una tras otra en un intervalo veloz y eficaz, dejándolo muerto y un tanto desangrado en el piso luego de que Wilhelmina Schweinsteiger le aplicara la temible Maldición del Espejo, en una retorcida oda a su hermano, en una retorcida ansiedad de venganza y necesidad de protección. Joseph Morgan no volverá a levantarse.
Robert Snyder intenta conjurar un hechizo complicado, pero se distrae en su conjuro cuando un hechizo conjurado por Evangeline Blue rebota y destruye la barrera protectora que previamente hubiera hecho Bill. El hechizo de Evangeline no afecta a Robert ni a su varita, pero al menos le provocó distracción suficiente como para el fuego maldito no se desatara. E irónicamente, lo mismo pasa con el Bombarda de Valentina Snyder, que aunque bien conjurado, termina deshaciéndose con un estruendo contra el escudo que Evangeline tenía sobre ella, solo haciéndola tambalear y quedarse medio sorda por un momento.
Violet es lenta, pero logra conjurar a la perfección un hechizo para protegerla a ella y a Marcellus (protegidos un turno). Bill Snyder se une al peculiar e improvisado grupo e intenta desaparecer con Violet, pero le sale una terrible rajada de la nada en el brazo, que empieza a manar sangre (-1 pv), un aviso de que si lo vuelve a intentar podría enfrentarse a una departición. No lejos de ahí, Jesse Crawford y Auberon Wardwell se encuentran, Jesse intenta repetir su hazaña con la Maldición del Espejo, pero no logra conjurar y termina desapareciéndose con Auberon Wardwell y los hermanos Montgomery.
Harley no logra conjurar su hechizo protector, pues la varita se niega a responderle como si se rehusara a cuidar de quien sabe que es el enemigo, nada extraño considerando quién es el dueño original de la misma. Thomas al fin despierta, para encontrarse con el caos y la bestia invocada.
Mientras tanto Edward McJicahm hace una maldición de sangre desconocida, y logra sus objetivos. Wilhelmina, sin embargo, no parece sufrir daños físicos aunque, sin saberlo todavía, algo ha cambiado dentro de ella para siempre, y aparecerá en el momento menos oportuno. Sonny Pazzoli, aunque tarde, pues el Venerable ya había hecho su maldición, lo desmaya. McJicahm queda inconsciente, aún colgado de los ganchos, que siguen restándole vida y sangre (-3 pvs). Theo Fitzgerald conjura bien su bombarda, pero un par de rebeldes crean una barrera protectora y salvan a Sonny, pero el tema más preocupante del día sigue siendo uno: la temible bestia que tienen contra ellos.
Loulu Rayder es muy rápida se quita del camino con velocidad, ayudada por el carpe retractum de Aaron Bloodworth ante los ojos de la hambrienta bestia. Noah Aterberry lanza un incendio que aturde al oso pero no le hace daño, parece solamente molestarlo más. El animal se detiene un momento, olfatea el aire completamente fuera de sí, y de un rápido movimiento se lanza sobre Aaron Bloodworth, el culpable directo ante sus ojos de haber perdido a su primera víctima, siente la fluctuación de la magia, huele la indecisión y las decisiones tomadas por el antaño aprendiz de Venerable. La bestia se lanza sobre Bloodworth, lo aplasta con una pata y luego lo atraviesa con los dientes, matándolo en el acto, antes de comenzar a devorarlo, rasgando su carne sin ningún tipo de piedad.
Siguiendo las instrucciones de Lovecraft, Ferdynand logra conjurar su carpe retractum, lo mismo que Isaac Rosenbarg. Loulou Rayder, al parecer llevada por la impresión de ver a Aaron ser devorado y sabiendo que pudo ser ella, no logra su encantamiento. Dos no son suficientes y el monstruo busca una nueva víctima, ahora más aterrador pues está bañado en la sangre de Bloodworth, que corre por su mandíbula y su piel sin pelo como en una espantosa pesadilla. Quiere más y no se detendrá hasta acabar con todos. Siente el jale en sus patas, pero si Isaac y Ferdynand lo hacen solos, no lograrán nada. El oso pelea, se debate y da la vuelta, fijando su vista en su nueva víctima, cuyo olor a traición hiede más fuerte que el de Bloodworth, como si ahora estuviera enloquecido por esa peculiar propuesta de sabor. El katshituashku comienza a correr en dirección a Wilhelmina Schweinsteiger.
________Marcellus y Violet son los que están siendo más atacados por todos los flancos, al menos por el momento. Joseph Morgan intenta conjurar contra Lovecraft, pero antes de conseguir cualquier cosa, las maldiciones de su vida comienzan a impactar contra él una tras otra en un intervalo veloz y eficaz, dejándolo muerto y un tanto desangrado en el piso luego de que Wilhelmina Schweinsteiger le aplicara la temible Maldición del Espejo, en una retorcida oda a su hermano, en una retorcida ansiedad de venganza y necesidad de protección. Joseph Morgan no volverá a levantarse.
Robert Snyder intenta conjurar un hechizo complicado, pero se distrae en su conjuro cuando un hechizo conjurado por Evangeline Blue rebota y destruye la barrera protectora que previamente hubiera hecho Bill. El hechizo de Evangeline no afecta a Robert ni a su varita, pero al menos le provocó distracción suficiente como para el fuego maldito no se desatara. E irónicamente, lo mismo pasa con el Bombarda de Valentina Snyder, que aunque bien conjurado, termina deshaciéndose con un estruendo contra el escudo que Evangeline tenía sobre ella, solo haciéndola tambalear y quedarse medio sorda por un momento.
Violet es lenta, pero logra conjurar a la perfección un hechizo para protegerla a ella y a Marcellus (protegidos un turno). Bill Snyder se une al peculiar e improvisado grupo e intenta desaparecer con Violet, pero le sale una terrible rajada de la nada en el brazo, que empieza a manar sangre (-1 pv), un aviso de que si lo vuelve a intentar podría enfrentarse a una departición. No lejos de ahí, Jesse Crawford y Auberon Wardwell se encuentran, Jesse intenta repetir su hazaña con la Maldición del Espejo, pero no logra conjurar y termina desapareciéndose con Auberon Wardwell y los hermanos Montgomery.
Harley no logra conjurar su hechizo protector, pues la varita se niega a responderle como si se rehusara a cuidar de quien sabe que es el enemigo, nada extraño considerando quién es el dueño original de la misma. Thomas al fin despierta, para encontrarse con el caos y la bestia invocada.
Mientras tanto Edward McJicahm hace una maldición de sangre desconocida, y logra sus objetivos. Wilhelmina, sin embargo, no parece sufrir daños físicos aunque, sin saberlo todavía, algo ha cambiado dentro de ella para siempre, y aparecerá en el momento menos oportuno. Sonny Pazzoli, aunque tarde, pues el Venerable ya había hecho su maldición, lo desmaya. McJicahm queda inconsciente, aún colgado de los ganchos, que siguen restándole vida y sangre (-3 pvs). Theo Fitzgerald conjura bien su bombarda, pero un par de rebeldes crean una barrera protectora y salvan a Sonny, pero el tema más preocupante del día sigue siendo uno: la temible bestia que tienen contra ellos.
Loulu Rayder es muy rápida se quita del camino con velocidad, ayudada por el carpe retractum de Aaron Bloodworth ante los ojos de la hambrienta bestia. Noah Aterberry lanza un incendio que aturde al oso pero no le hace daño, parece solamente molestarlo más. El animal se detiene un momento, olfatea el aire completamente fuera de sí, y de un rápido movimiento se lanza sobre Aaron Bloodworth, el culpable directo ante sus ojos de haber perdido a su primera víctima, siente la fluctuación de la magia, huele la indecisión y las decisiones tomadas por el antaño aprendiz de Venerable. La bestia se lanza sobre Bloodworth, lo aplasta con una pata y luego lo atraviesa con los dientes, matándolo en el acto, antes de comenzar a devorarlo, rasgando su carne sin ningún tipo de piedad.
Siguiendo las instrucciones de Lovecraft, Ferdynand logra conjurar su carpe retractum, lo mismo que Isaac Rosenbarg. Loulou Rayder, al parecer llevada por la impresión de ver a Aaron ser devorado y sabiendo que pudo ser ella, no logra su encantamiento. Dos no son suficientes y el monstruo busca una nueva víctima, ahora más aterrador pues está bañado en la sangre de Bloodworth, que corre por su mandíbula y su piel sin pelo como en una espantosa pesadilla. Quiere más y no se detendrá hasta acabar con todos. Siente el jale en sus patas, pero si Isaac y Ferdynand lo hacen solos, no lograrán nada. El oso pelea, se debate y da la vuelta, fijando su vista en su nueva víctima, cuyo olor a traición hiede más fuerte que el de Bloodworth, como si ahora estuviera enloquecido por esa peculiar propuesta de sabor. El katshituashku comienza a correr en dirección a Wilhelmina Schweinsteiger.
Isaac R. 14 pvs
Darius 27 pvs (desmayado un turno)
Noah 14 pvs
Aaron MUERTO
Loulou 26 pvs
Jesse 26 pvs (fuera de escena)
Mina 32 pvs (nueva víctima del oso, sigue protegida un turno de hechizos pero no de fauces diabólicas)
Robert 23 pvs
Edward 20 pvs (alzado como res y desmayado un turno)
Evangeline 26 pvs
Marcellus 29 pvs (protegido un turno)[/
Bill 16 pvs
Violet 15 pvs (protegido un turno)[/
Richard 26 pvs
Thomas 20 pvs
Adrien 23 pvs
Thaddeus Wardwell 13 pvs
Joseph 26 pvs MUERTO
Sonny 14 pvs
Lucienne 15 pvs (se la llevan los rebeldes ya, bye, fuera de escena)
Harley 24 pvs
Ferdynand 26 pvs
Isaac W. 15 pvs
Auberon W. 26 pvs (fuera de escena)
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
No se dio cuenta el gran peligro al que se había expuesto hasta que estuvo frente a la bestia y su varita a penas y lanzó esa estela de fuego. Incluso su varita se puso caliente y tuvo que alejarse de la criatura haciéndose hacia atrás, era mucho más terrible verla de cerca, como una pesadilla traída a la realidad.
Tuvo que voltearse hacia otro lado inmediatamente que escuchó las patas de la bestia moverse para aplastar a Aaron Bloodworth, era miembro de Nu Delta Phi, lo conocía bien, aquello había sido una gran tragedia. Lo peor es que la sangre alcanzó a salpicarlo así como a muchos otros por la forma en la que la Bestia desgarraba la piel del chico y luego se lo tragaba.
Tuvo que reunir todo el valor que le quedaba para ir hacia Loulou, la jaló del brazo para alejarla de la criatura y se acercó a una de las orillas del lugar, donde estaba cerca una de las chimeneas. No le importaba ahora si estaba molesto con ella o si ella estaba mintiendole, él la quería y se preocupaba por ella y por su vida, no iba a dejar que algo le sucediese, no ahí . La voz de Lovecraft le había llegado hacia rato también, los puntos débiles de esa bestia eran sus pies, alzó de nuevo su varita para lanzarle esta vez un carpe retractum como los otros hacían y esperaba que esta vez si pudieran lograr algo.
--
Acción: quitar a Loulou de donde estaba y luego lanzarle un carpe retractum a la cosa.
Tuvo que voltearse hacia otro lado inmediatamente que escuchó las patas de la bestia moverse para aplastar a Aaron Bloodworth, era miembro de Nu Delta Phi, lo conocía bien, aquello había sido una gran tragedia. Lo peor es que la sangre alcanzó a salpicarlo así como a muchos otros por la forma en la que la Bestia desgarraba la piel del chico y luego se lo tragaba.
Tuvo que reunir todo el valor que le quedaba para ir hacia Loulou, la jaló del brazo para alejarla de la criatura y se acercó a una de las orillas del lugar, donde estaba cerca una de las chimeneas. No le importaba ahora si estaba molesto con ella o si ella estaba mintiendole, él la quería y se preocupaba por ella y por su vida, no iba a dejar que algo le sucediese, no ahí . La voz de Lovecraft le había llegado hacia rato también, los puntos débiles de esa bestia eran sus pies, alzó de nuevo su varita para lanzarle esta vez un carpe retractum como los otros hacían y esperaba que esta vez si pudieran lograr algo.
--
Acción: quitar a Loulou de donde estaba y luego lanzarle un carpe retractum a la cosa.
- Noah Aterberry
Mensajes :
41
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Eres insufrible!! REACCIONA MALDITA SEA - Le gritaba a la varita ahí en medio del caos pero simplemente esta se negaba. Era exactamente igual a Werther, obviamente había estado con él toda la vida y había tomado rasgos de quién fuera su propietario, pero estaba segura que si ese era el caso, ni rogándole podría hacer que la ayudara, la iba a obligar, iba a obligar a esa varita a que la escuchara y no había otra opción, sabía que si había alguna otra persona más terca en el mundo de lo que había sido Werther, esa persona era ella misma.
Escúchame maldita sea, vas a ayudarnos, vas a ayudarnos de una vez por todas - Le dijo a la varita como si pudiera escucharla de verdad o como si fuera Werther con quién hablaba. No era ninguna sorpresa, todo el mundo sabía que Harley estaba completamente loca y que las circunstancias en su cabeza se manejaban de forma diferente. Ella sabía que estaba perdiendo tiempo, tiempo valioso así que inmediatamente se puso de pie y volvió a sujetar la varita.
NO, MINA...! - Gritó al ver como la sombra salía de Edward y se dirigía a Mina, había sido muy tarde, corrió hacia ella pero sabía que todo estaba terminado. Se detuvo en seco al ver como la criatura se giraba e iba hacia Mina esta vez, eso si no lo había visto en sus visiones, era algo que estaba cambiando en el futuro.
Deprimo! - Agitó la varita, la capucha del suéter se le había ido hacia atrás por el movimiento. Estaba enfocada en su hechizo, se lo había dicho a Ferdynand, no podían dejar a Mina sola, se lo había dicho maldita sea, no servía de nada que todo lo hubiese visto antes si no hacían nada al respecto. Estaba sumamente molesta, con todos, con los rebeldes por no protegerse, con Werther por ponerla en esa situación y con la maldita varita por fallar en el momento que más la necesitaba, solo esperaba que la lealtad de Werther fuera primero con su familia antes que con los Venerables.
Escúchame maldita sea, vas a ayudarnos, vas a ayudarnos de una vez por todas - Le dijo a la varita como si pudiera escucharla de verdad o como si fuera Werther con quién hablaba. No era ninguna sorpresa, todo el mundo sabía que Harley estaba completamente loca y que las circunstancias en su cabeza se manejaban de forma diferente. Ella sabía que estaba perdiendo tiempo, tiempo valioso así que inmediatamente se puso de pie y volvió a sujetar la varita.
NO, MINA...! - Gritó al ver como la sombra salía de Edward y se dirigía a Mina, había sido muy tarde, corrió hacia ella pero sabía que todo estaba terminado. Se detuvo en seco al ver como la criatura se giraba e iba hacia Mina esta vez, eso si no lo había visto en sus visiones, era algo que estaba cambiando en el futuro.
Deprimo! - Agitó la varita, la capucha del suéter se le había ido hacia atrás por el movimiento. Estaba enfocada en su hechizo, se lo había dicho a Ferdynand, no podían dejar a Mina sola, se lo había dicho maldita sea, no servía de nada que todo lo hubiese visto antes si no hacían nada al respecto. Estaba sumamente molesta, con todos, con los rebeldes por no protegerse, con Werther por ponerla en esa situación y con la maldita varita por fallar en el momento que más la necesitaba, solo esperaba que la lealtad de Werther fuera primero con su familia antes que con los Venerables.
- Harley D. Schweinsteiger
Mensajes :
1084
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Llegó a ver que hechizo había funcionado, acabó desmayado sin saber que Harley se había acercado a él intentando protegerlo, simplemente cayó con la imagen de Auberon Wardwell en su mente, ese rostro que parecía endemoniado mientras hacía aquella invocación que no vio llegar.
Lo que se perdió fueron toda esa serie de hechizos malditos, esa posición también le ayudó a que no le cayese ninguna maldición cruzada, afortunadamente, porque estaba totalmente expuesto a cualquier cosa gracias a la varita de Werther que parecía negarse a proteger a cualquiera que no fuese uno e los suyos, que se negaba a proteger a Harley…como el mismo Werther había hecho.
Cuando el oso fue invocado la locura aumentó, no solo los civiles estaban asustados, fue un gran impacto para todos. Harley salió ilesa de ese fuego cruzado, y sobre él no cayó nada tampoco pese a que estaban completamente desprotegidos, alguno de los dos era muy afortunado.
Cuando despertó tras algunos minutos, sintió aquella sensación tibia en su pierna, pero no fue lo primero que vio ya que el rostro de Harley estaba muy cerca suyo, con una aparente desesperación en la mirada Por un rato más no le prestó atención, miraba a la bestia convocada y cómo parecía ser imbatible.
Pasaba saliva muy a prisa, viendo cómo se tragaba a uno de los chicos Bloodworth. No había escuchado lo dicho por Marcellus o a Ferdynand, pero sabía que era un Yawkwawiak, no era una bestia perteneciente a su tribu pero la tradición oral no se perdía entre ellos. En su mente, recitó un breve poema que hablaba de esas bestias, no decía nada acerca de cómo combatirla, pero no había tiempo para eso.
Vio cómo se acercaba hacia Mina, rabioso y lleno de sangre, siendo fiel a esa naturaleza que Wardwell le había impreso. No era amigo de Mina, de hecho eran compañeros en eso pero no le tenía cariño alguno a diferencia de la mayoría de los que estaban ahí, pero al verla en esa situación sólo fue hacia ella como lo había hecho Harley hacía un rato., sin siquiera mirar a Harley una última vez.
-Partis Temporus-conjuró a sabiendas de que, por la velocidad que llevaba, no había forma de ponerla a salvo con aquello corriendo de esa manera, necesitaba detenerlo, al menos un momento, como sea.-¡Partis Temporus!-gritó nuevamente delante de Mina, frente a aquella cosa, antes de mirar a la ojiverde esperando que tuviese una mejor idea que esa. Una berrera mágica no podía detener a una bestia así, pero podía regalarles unos segundos.-
Lo que se perdió fueron toda esa serie de hechizos malditos, esa posición también le ayudó a que no le cayese ninguna maldición cruzada, afortunadamente, porque estaba totalmente expuesto a cualquier cosa gracias a la varita de Werther que parecía negarse a proteger a cualquiera que no fuese uno e los suyos, que se negaba a proteger a Harley…como el mismo Werther había hecho.
Cuando el oso fue invocado la locura aumentó, no solo los civiles estaban asustados, fue un gran impacto para todos. Harley salió ilesa de ese fuego cruzado, y sobre él no cayó nada tampoco pese a que estaban completamente desprotegidos, alguno de los dos era muy afortunado.
Cuando despertó tras algunos minutos, sintió aquella sensación tibia en su pierna, pero no fue lo primero que vio ya que el rostro de Harley estaba muy cerca suyo, con una aparente desesperación en la mirada Por un rato más no le prestó atención, miraba a la bestia convocada y cómo parecía ser imbatible.
Pasaba saliva muy a prisa, viendo cómo se tragaba a uno de los chicos Bloodworth. No había escuchado lo dicho por Marcellus o a Ferdynand, pero sabía que era un Yawkwawiak, no era una bestia perteneciente a su tribu pero la tradición oral no se perdía entre ellos. En su mente, recitó un breve poema que hablaba de esas bestias, no decía nada acerca de cómo combatirla, pero no había tiempo para eso.
Vio cómo se acercaba hacia Mina, rabioso y lleno de sangre, siendo fiel a esa naturaleza que Wardwell le había impreso. No era amigo de Mina, de hecho eran compañeros en eso pero no le tenía cariño alguno a diferencia de la mayoría de los que estaban ahí, pero al verla en esa situación sólo fue hacia ella como lo había hecho Harley hacía un rato., sin siquiera mirar a Harley una última vez.
-Partis Temporus-conjuró a sabiendas de que, por la velocidad que llevaba, no había forma de ponerla a salvo con aquello corriendo de esa manera, necesitaba detenerlo, al menos un momento, como sea.-¡Partis Temporus!-gritó nuevamente delante de Mina, frente a aquella cosa, antes de mirar a la ojiverde esperando que tuviese una mejor idea que esa. Una berrera mágica no podía detener a una bestia así, pero podía regalarles unos segundos.-
- Thomas Chee
Mensajes :
350
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Su mirada clara se clavó en la forma en que la bestia invocaba devoraba a Aaron Bloodworth. Se pasó un par de dedos por el rostro, de la mano libre que no sostenía la varita, y sintió sangre ajena cubrirle la mejilla. La sangre de Bloodworth que había salpicado a los que estaban en la zona. Hasta donde sabía, Mina/Zelda había intentado ofrecerle un trato y lo había rechazado, y su intervención para salvar a Loulou, para Ferdynand, había sido una forma de intentar congraciarse antes de la inevitable caída de su Secta. Pero tampoco quería ser un desgraciado y de todos modos la visión de su cuerpo destrozado lo había afectado, al punto en que veía las cosas correr en cámara lenta.
En el momento en que la bestia les dio la espalda Ferdynand se permitió respirar y mirar hacia Loulou, a quien Noah intentaba llevar cerca de una chimenea. El polaco le hizo a Loulou un gesto con la cabeza apenas perceptible: “no vayas a abandonarme ahora”, antes de volver a tirar. Se dio cuenta de quién era la nueva víctima de la bestia y las palabras de Harley le retumbaron en la cabeza, pidiéndole que no dejaran a Schweinsteiger sola, mientras él le contestaba que ella podría manejarse sola. Podía, había visto cómo se había encargado de dos Venerables, pero aquello era diferente. ¿Y qué podía decir? ¿“Ya nos dio lo que necesitamos, no podemos dar más recursos”? Eso habría sido injusto.
-CON NOSOTROS NO ES SUFICIENTE. LOS NECESITO, DERRÍBENLO, MÁS HECHIZOS, MÁS HECHIZOS YA.
Aquél era todo un campo de batalla, quizá peor que los que hubiera visto en Europa, pero eso no le iba a impedir seguir luchando hasta el final. No alcanzaba a ver a Jesse, solo a Harley, a Wilhelmina y a Lovecraft. Volvió a conjurar su carpe retractum para mantener firme el hechizo y tirar, tirar con todas sus fuerzas de aquella bestia hambrienta de sangre, porque era su única salida.
En el momento en que la bestia les dio la espalda Ferdynand se permitió respirar y mirar hacia Loulou, a quien Noah intentaba llevar cerca de una chimenea. El polaco le hizo a Loulou un gesto con la cabeza apenas perceptible: “no vayas a abandonarme ahora”, antes de volver a tirar. Se dio cuenta de quién era la nueva víctima de la bestia y las palabras de Harley le retumbaron en la cabeza, pidiéndole que no dejaran a Schweinsteiger sola, mientras él le contestaba que ella podría manejarse sola. Podía, había visto cómo se había encargado de dos Venerables, pero aquello era diferente. ¿Y qué podía decir? ¿“Ya nos dio lo que necesitamos, no podemos dar más recursos”? Eso habría sido injusto.
-CON NOSOTROS NO ES SUFICIENTE. LOS NECESITO, DERRÍBENLO, MÁS HECHIZOS, MÁS HECHIZOS YA.
Aquél era todo un campo de batalla, quizá peor que los que hubiera visto en Europa, pero eso no le iba a impedir seguir luchando hasta el final. No alcanzaba a ver a Jesse, solo a Harley, a Wilhelmina y a Lovecraft. Volvió a conjurar su carpe retractum para mantener firme el hechizo y tirar, tirar con todas sus fuerzas de aquella bestia hambrienta de sangre, porque era su única salida.
- Ferdynand Zieliñski
Mensajes :
98
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Funcionó. Ese miserable vejete por fin estaba obteniendo lo que tanto se merecía. Y lo que le esperaba. Aún faltaba mucho más para hacerle pagar sus crímenes. Alcancé a escuchar la pronunciación de un bombarda hacia mi dirección, giré mi cabeza para ver a quién lo había conjurado y entonces lo ví: Theo Fitzgerarld. Otro malnacido más que había asesinado y hecho cosas indecibles por un poder que jamás alcanzaría para sí. Pero no era el momento de meterle el puño por la boca a ese infeliz. La imagen que presenciaron mis ojos fue mucho más de lo que yo hubiera imaginado.
Luego de sentir que tambaleaba y ese espantoso rugir de la bestia que los Venerables habían invocado, la muerte de ese tipo me causó unas terribles náuseas. No había quedado nada de él, solo una asquerosa y amorfa masa de carne y vísceras solo para terminar con el hocico de aquel oso devorándolo como si él fuese un retorcido festín. No voy a mentir, me dio escalofríos la imagen y dudada que pudiese dormir en algunas noches.
Aún no terminaba, escuché los gritos de Ferdynand y lo que Marcellus decía con la legeremancia. Las patas eran su debilidad, habría que derribarlo y ya se estaba intentando, solo debíamos poner más énfasis en ello. Corrí en dirección a donde se giraba la criatura y la sorpresa me atrapó cuando noté quién sería su nueva víctima.
- ¡Con un carajo, Mina! ¡Muévete de ahí! - grité mientras llegaba con ella. No iba a alcanzar de tiempo para sacarla de ahí, tenía que hacer algo y pronto. Apreté la varita y con soltura conjuré un carpe retractum directamente hacia la pata del oso que tenía más cerca. Lo haríamos caer costara lo que costara.
------------------------
14pvs
Acción: Correr hacia Mina y ponerme a su lado
Hechizo: Carpe Retractum en la pata de la cosa
Luego de sentir que tambaleaba y ese espantoso rugir de la bestia que los Venerables habían invocado, la muerte de ese tipo me causó unas terribles náuseas. No había quedado nada de él, solo una asquerosa y amorfa masa de carne y vísceras solo para terminar con el hocico de aquel oso devorándolo como si él fuese un retorcido festín. No voy a mentir, me dio escalofríos la imagen y dudada que pudiese dormir en algunas noches.
Aún no terminaba, escuché los gritos de Ferdynand y lo que Marcellus decía con la legeremancia. Las patas eran su debilidad, habría que derribarlo y ya se estaba intentando, solo debíamos poner más énfasis en ello. Corrí en dirección a donde se giraba la criatura y la sorpresa me atrapó cuando noté quién sería su nueva víctima.
- ¡Con un carajo, Mina! ¡Muévete de ahí! - grité mientras llegaba con ella. No iba a alcanzar de tiempo para sacarla de ahí, tenía que hacer algo y pronto. Apreté la varita y con soltura conjuré un carpe retractum directamente hacia la pata del oso que tenía más cerca. Lo haríamos caer costara lo que costara.
------------------------
14pvs
Acción: Correr hacia Mina y ponerme a su lado
Hechizo: Carpe Retractum en la pata de la cosa
- Sonny Pazzoli
Mensajes :
113
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
La situación se había salido de control de manera impresionante, tanto que Marcellus estaba seriamente cuestionando si alguna vez hubo control alguno de la misma. Desde un principio se había hecho a la idea de que nada de esto sería fácil y que ver en peligro a los que amaba sería demasiado difícil, pero no era lo mismo repetirse mentalmente algo y realmente vivirlo, lo había visto con Mina y la muerte de Werther, lo había sentido con la muerte de Laise y Lucian, así como el abismo que vivió por el tiempo que creyó que Adrien había muerto. Los obstáculos habían sido cada vez más difíciles de asimilar, con la situación tan complicada que había sido todo lo ocurrido con Harley y el hecho de que los Venerables no pensaban caer sin antes derribar a todos, un ciclo destructivo que solo podía terminar cuando no quedaran más que cenizas.
Violet estaba a su lado a pesar de que sus hermanos estaban en su contra, su amiga desde la infancia se había quedado con él en una decisión que no tomó más que un momento, Marcellus aún no podía reflexionar de este hecho tan significativo en medio del caos, pero era algo que, si llegaban a ver la luz al final del túnel entre esa batalla, haría de inmediato. Lo había puesto en una posición sumamente difícil y ni siquiera lo había hecho por egoísmo, sino porque en su sentir, Violet siempre estaría con él, como cuando eran niños y corrían entre la oscuridad de la casa persiguiendo luciérnagas estelares a pesar de que sus padres les habían dicho mil y un veces que no lo hicieran, cuando las cosas eran más sencillas para todos.
Tras comunicar el punto débil de la criatura a los rebeldes, buscó a Jesse con la mirada, sabiendo que iría contra Wardwell, pero su ataque fue un fracaso y en lugar de ello desapareció del lugar bajo el ataque de los seguidores de Wardwell.
"¡JESSE!"
Los buscó con el pensamiento, pero no encontró nada, su legeremancia no captaba la presencia de Jesse entre el barullo de la batalla. No había nada que hacer, tanto Auberon como Jesse estaban fuera de alcance, quien sabe dónde. Sintió un terrible vacío en el pecho en se concentró encontrar los pensamientos de Adrien, quien seguía presente a pesar de que no podía verlo directamente, Violet a su lado al igual que Mina, tenía que concentrarse en ellos.
Percibió el grito lejano de Harley, su atención a Mina pero no vio como lo que sea que McJicahm había conjurado llegaba a su objetivo, solo la vio a salvo por el momento, al menos eso creyó. Este alivio momentáneo fue destruido al ser testigo de la terrible muerte de Aaron Bloodworth, marcando una vez más la gravedad de la situación en la que estaban, aquella bestia no se detendría antes de acabar con sus vidas, ahora su objetivo siendo Mina.
Alzó la varita, haciendo un movimiento hacia la bestia, conjurando Signum flavum, con otro firme movimiento localizó al primer enemigo en su rango visual, Isaac Wardwell, haciéndolo el nuevo objetivo de la bestia.
Marcellus no permitiría que le quitaran a nadie más.
---
Acción: CRY FOR JUSTICE (?)
Hechizo: redirigir la bestia del mal hacia Isaac Wardwell en lugar de Mina.
Signum flavum (Signo Amarillo)
Permite redirigir ataques y magia invocada por otro hacia el blanco deseado, marcándole con un símbolo al momento de la redirección hasta que el este es impactado por el ataque redirigido en cuestión.
Violet estaba a su lado a pesar de que sus hermanos estaban en su contra, su amiga desde la infancia se había quedado con él en una decisión que no tomó más que un momento, Marcellus aún no podía reflexionar de este hecho tan significativo en medio del caos, pero era algo que, si llegaban a ver la luz al final del túnel entre esa batalla, haría de inmediato. Lo había puesto en una posición sumamente difícil y ni siquiera lo había hecho por egoísmo, sino porque en su sentir, Violet siempre estaría con él, como cuando eran niños y corrían entre la oscuridad de la casa persiguiendo luciérnagas estelares a pesar de que sus padres les habían dicho mil y un veces que no lo hicieran, cuando las cosas eran más sencillas para todos.
Tras comunicar el punto débil de la criatura a los rebeldes, buscó a Jesse con la mirada, sabiendo que iría contra Wardwell, pero su ataque fue un fracaso y en lugar de ello desapareció del lugar bajo el ataque de los seguidores de Wardwell.
"¡JESSE!"
Los buscó con el pensamiento, pero no encontró nada, su legeremancia no captaba la presencia de Jesse entre el barullo de la batalla. No había nada que hacer, tanto Auberon como Jesse estaban fuera de alcance, quien sabe dónde. Sintió un terrible vacío en el pecho en se concentró encontrar los pensamientos de Adrien, quien seguía presente a pesar de que no podía verlo directamente, Violet a su lado al igual que Mina, tenía que concentrarse en ellos.
Percibió el grito lejano de Harley, su atención a Mina pero no vio como lo que sea que McJicahm había conjurado llegaba a su objetivo, solo la vio a salvo por el momento, al menos eso creyó. Este alivio momentáneo fue destruido al ser testigo de la terrible muerte de Aaron Bloodworth, marcando una vez más la gravedad de la situación en la que estaban, aquella bestia no se detendría antes de acabar con sus vidas, ahora su objetivo siendo Mina.
Alzó la varita, haciendo un movimiento hacia la bestia, conjurando Signum flavum, con otro firme movimiento localizó al primer enemigo en su rango visual, Isaac Wardwell, haciéndolo el nuevo objetivo de la bestia.
Marcellus no permitiría que le quitaran a nadie más.
---
Acción: CRY FOR JUSTICE (?)
Hechizo: redirigir la bestia del mal hacia Isaac Wardwell en lugar de Mina.
Signum flavum (Signo Amarillo)
Permite redirigir ataques y magia invocada por otro hacia el blanco deseado, marcándole con un símbolo al momento de la redirección hasta que el este es impactado por el ataque redirigido en cuestión.
- Marcellus J. Lovecraft
Mensajes :
865
Edad : 33
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
En su mente no cabía aquella traición, no sólo lo decía por su hermana, también por Mina y Adrien, por quienes parecían no entender que toda esa sociedad estaba basada en lo que ellos hacían, que iban a caer todos, que reconstruir algo así era titánico, porque ellos mismos estaban enterrando sus futuros.
Creían que eso era dignidad, pero sólo era cobardía, tenían que derribar el tablero para tener una nueva oportunidad de entrar al juego, sin importar a quienes destruyesen en el camino. Se creían mejores que los venerables pero no lo eran, simplemente se escudaban detrás de un estandarte lleno de promesas sociales que sabían inalcanzable.
Ellos mismos les daban prioridad a los suyos, ¿qué les hacía pensar que eso iba a cambiar? ¿o preferirían contratar a un desconocido que a un amigo suyo? Lo único que ellos habían hecho era pensar en un futuro sostenible para todos, habían reunido a la gente más apta para tomar las riendas del país, a los que no se les comprase un puesto con dinero sino por derecho propio, porque habían sido criados para eso, porque se habían roto el alma para ser los mejores en lo que hacían y estar listos para mantener al país en ese apogeo que todos disfrutaban. ¿Y los que no, los que aspiraban a más? Todo el mundo podía aspirar a más, merecerlo era distinto.
Había decidido que si Violet no era capaz de pelear por lo que era suyo, no lo merecía, era simple. Pero por suerte para ella el tal Morgan fue más rápido, logrando desmayarlo en un instante. Nathan sólo vio caer a su hermano y cómo la bestia se eregía gracias a Wardwell, estaba aterrorizado, como todos, era una cosa abominable. Sintió el piso moverse debajo de sus pies, al punto de hacerlo trastabillar.
Luego de recuperar el equilibrio y levantarse miró a Adrien un momento, a sabiendas que intentaría lo mismo con él pese a la bestia, casi podía apostarlo. Pero ni siquiera iba a invocar algo contra él. De reojo vio a su hermana, estaba aún con Marcellus Lovecraft y también con Bill Snyder, como siempre pensó. Era su hermana, no podía dejarla desprotegida.
Dirigió su varita hacia un lado para protegerlos, a los tres, eran sólo unos chicos…no tenían por qué estar ahí.-¿Qué va a ser, Adrien? ¿La maldición de la bestia? ¿O me vas a matar?-le preguntó con la voz calmada, avanzando hacia donde estaba Darius para tomarle el pulso y protegerlo aunque sea cuerpo a cuerpo de todo lo que pudiese lastimarlo, era su hermano tanto como Vi. Sin embargo, no le quitaba la mirada de encima a Adrien.-Mejor ve por esa animal, o nos va a matar a todos.
-----
Darius:
-Desmayado.
Nathan:
-Protego Totalum a Violet, Marcellus y Bill.
-Ir hasta donde Darius para tomar su pulso en el camino hablar con Adrien, casual.
Creían que eso era dignidad, pero sólo era cobardía, tenían que derribar el tablero para tener una nueva oportunidad de entrar al juego, sin importar a quienes destruyesen en el camino. Se creían mejores que los venerables pero no lo eran, simplemente se escudaban detrás de un estandarte lleno de promesas sociales que sabían inalcanzable.
Ellos mismos les daban prioridad a los suyos, ¿qué les hacía pensar que eso iba a cambiar? ¿o preferirían contratar a un desconocido que a un amigo suyo? Lo único que ellos habían hecho era pensar en un futuro sostenible para todos, habían reunido a la gente más apta para tomar las riendas del país, a los que no se les comprase un puesto con dinero sino por derecho propio, porque habían sido criados para eso, porque se habían roto el alma para ser los mejores en lo que hacían y estar listos para mantener al país en ese apogeo que todos disfrutaban. ¿Y los que no, los que aspiraban a más? Todo el mundo podía aspirar a más, merecerlo era distinto.
Había decidido que si Violet no era capaz de pelear por lo que era suyo, no lo merecía, era simple. Pero por suerte para ella el tal Morgan fue más rápido, logrando desmayarlo en un instante. Nathan sólo vio caer a su hermano y cómo la bestia se eregía gracias a Wardwell, estaba aterrorizado, como todos, era una cosa abominable. Sintió el piso moverse debajo de sus pies, al punto de hacerlo trastabillar.
Luego de recuperar el equilibrio y levantarse miró a Adrien un momento, a sabiendas que intentaría lo mismo con él pese a la bestia, casi podía apostarlo. Pero ni siquiera iba a invocar algo contra él. De reojo vio a su hermana, estaba aún con Marcellus Lovecraft y también con Bill Snyder, como siempre pensó. Era su hermana, no podía dejarla desprotegida.
Dirigió su varita hacia un lado para protegerlos, a los tres, eran sólo unos chicos…no tenían por qué estar ahí.-¿Qué va a ser, Adrien? ¿La maldición de la bestia? ¿O me vas a matar?-le preguntó con la voz calmada, avanzando hacia donde estaba Darius para tomarle el pulso y protegerlo aunque sea cuerpo a cuerpo de todo lo que pudiese lastimarlo, era su hermano tanto como Vi. Sin embargo, no le quitaba la mirada de encima a Adrien.-Mejor ve por esa animal, o nos va a matar a todos.
-----
Darius:
-Desmayado.
Nathan:
-Protego Totalum a Violet, Marcellus y Bill.
-Ir hasta donde Darius para tomar su pulso en el camino hablar con Adrien, casual.
- Darius Wildenstein
Mensajes :
6
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Había sostenido la respiración, pensó que su hechizo no iba a funcionar, que no podía con todo aquello que se había negado a ver pero que no por eso era menos real; cuando finalmente surgió la barrera mágica, exhaló un largo suspiro de alivio para sentir casi inmediatamente el empuje de Bill que casi la derriba en su carrera hacia ella para lograr esa desaparición.
Lo vio sin saber qué hacer inicialmente, habían dicho su nombre, habían dicho que él había hecho todas esas cosas al igual que Darius y Nathan. Dio un pequeño paso hacia atrás cuando lo tuvo a su lado, como si no lo reconociese, con algo de temor en su mirada como si lo creyese capaz de cualquier cosa, pero ya no en la forma en que antes lo veía. Nada lo diferenciaba de ellos dos, no había una razón para que no creyese que también era un animal.
No esperó a que le dijese algo, de hecho, no había nada que le pudiese decir para cambiar algo de lo que estaba sucediendo ahí. Cuando vio que sangraba su brazo se le estrujó el corazón, como una tonta, como toda la vida cuando iba a verlo jugar Quodpot o Jockey aéreo. Miró nuevamente su herida y sólo en ese momento se percató de cómo había aparecido junto a ella, de lo que había intentado hacer, lo había visto varias veces cuando lo acompañó a las prácticas de apariciones cuando apenas iba a sacar su licencia.
No podía odiarlo, lo abrazó por el cuello y luego le dio un beso corto en los labios, sentía que esa iba a ser la última vez que iba a verlo, cuando se separó de él tenía los ojos rojos, ese definitivamente no era su lugar, no estaba hecha para estar en medio de un campo de batalla. Se había distraído, ni siquiera vio a Nathan o a Darius desmayado a un lado, afortunadamente Marcellus tampoco parecía haberse percatado de que Billy estaba ahí, seguramente por ver al oso que parecía ir hacia Mina y que pasaba peligrosamente cerca de ellos.
Se sintió dividida, no podía dejar a Marcellus desprotegido, pero también estaba Bill, sentía que lo iban a matar y no aguantaba eso...además estaba muerta de miedo por ese oso horrendo.-No puedo irme, Marcellus…no puedo Billy, esto no está bien.-apretó los labios con angustia, aún sin estar totalmente segura, pero tampoco podía dejar que él se quedase ahí. Se sacó uno de los pendientes y con su varita lo hechizó para que funcione como un traslador, creía que era más segura que una aparición, así que lo colocó en la mano de Bill.
-Te quiero, ¿sí? Quince segundos, si es que funciona.-quince segundos y podía aparecer en las afueras del estado Streeler, lo único que podía hacer era darle algo de tiempo. Quería irse con él, pero sentía que ese horrendo lugar era en el que tenía que estar.-
--
Acción:Morirse de dolor por Bill
Hechizo: Hacer un traslador con su arete, si es que funciona.
Lo vio sin saber qué hacer inicialmente, habían dicho su nombre, habían dicho que él había hecho todas esas cosas al igual que Darius y Nathan. Dio un pequeño paso hacia atrás cuando lo tuvo a su lado, como si no lo reconociese, con algo de temor en su mirada como si lo creyese capaz de cualquier cosa, pero ya no en la forma en que antes lo veía. Nada lo diferenciaba de ellos dos, no había una razón para que no creyese que también era un animal.
No esperó a que le dijese algo, de hecho, no había nada que le pudiese decir para cambiar algo de lo que estaba sucediendo ahí. Cuando vio que sangraba su brazo se le estrujó el corazón, como una tonta, como toda la vida cuando iba a verlo jugar Quodpot o Jockey aéreo. Miró nuevamente su herida y sólo en ese momento se percató de cómo había aparecido junto a ella, de lo que había intentado hacer, lo había visto varias veces cuando lo acompañó a las prácticas de apariciones cuando apenas iba a sacar su licencia.
No podía odiarlo, lo abrazó por el cuello y luego le dio un beso corto en los labios, sentía que esa iba a ser la última vez que iba a verlo, cuando se separó de él tenía los ojos rojos, ese definitivamente no era su lugar, no estaba hecha para estar en medio de un campo de batalla. Se había distraído, ni siquiera vio a Nathan o a Darius desmayado a un lado, afortunadamente Marcellus tampoco parecía haberse percatado de que Billy estaba ahí, seguramente por ver al oso que parecía ir hacia Mina y que pasaba peligrosamente cerca de ellos.
Se sintió dividida, no podía dejar a Marcellus desprotegido, pero también estaba Bill, sentía que lo iban a matar y no aguantaba eso...además estaba muerta de miedo por ese oso horrendo.-No puedo irme, Marcellus…no puedo Billy, esto no está bien.-apretó los labios con angustia, aún sin estar totalmente segura, pero tampoco podía dejar que él se quedase ahí. Se sacó uno de los pendientes y con su varita lo hechizó para que funcione como un traslador, creía que era más segura que una aparición, así que lo colocó en la mano de Bill.
-Te quiero, ¿sí? Quince segundos, si es que funciona.-quince segundos y podía aparecer en las afueras del estado Streeler, lo único que podía hacer era darle algo de tiempo. Quería irse con él, pero sentía que ese horrendo lugar era en el que tenía que estar.-
--
Acción:Morirse de dolor por Bill
Hechizo: Hacer un traslador con su arete, si es que funciona.
- Violet Wildenstein
Mensajes :
245
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
La mirada de Adrien había cambiado completamente desde el momento en que lanzó la primera maldición a Thadeus Wardwell, desde ese momento él era una persona que Violet no conocía, mucho menos los Wildestein o su propio padre. Era un asesino, ese mismo que los miembros de la secta habían creado pero que jamás habían tenido el gusto de presenciar de su lado.
Él no titubeo al desmayar a Darius, había sido piadoso por que alguien tenía que responder por esa maldita familia, lo que Adrien en realidad quería era matarlos a todos de una buena vez por todas. Su mirada se desvió luego que el hechizo de Nathan revotara hacia él por el escudo que tenía, sus ojos se dirigían ahora a Wilhelmina y a Joseph Morgan, el hombre sabía exactamente que era lo que le deparaba cuando las maldiciones comenzaron a caer sobre él, primero fue una serie de crucios que lo hizo retorcerse en el suelo de una manera que Adrien jamás había visto, luego por su boca, ojos y oídos comenzó a emanar una substancia negra que parecía brea caliente, eso había terminado por matarlo incluso antes de que los primeros avadazos comenzaran a caer sobre su cuerpo inerte. Ahí quedaba Joseph Morgan, ahí estaba el hombre que le había dado la vida.
Luego de eso ver el espectáculo de Aaron Bloodworth y la bestia había sido poco. Se dio cuenta que la criatura ahora iba hacia Wilhelmina y seguramente al terminar, él sería el siguiente, pero algo dentro de él, ese maldito odio que tenía guardado en lo más profundo de sus entrañas, lo hizo aferrarse a la varita con más fuerza y dio unos pasos hacia Nathan Wildestein.
Eres en realidad un idiota, ¿Crees que tienes algún poder sobre mi? ¿Crees que le temo a esa bestia? Yo ya estoy muerto Wildestein, ustedes me mataron aquella noche en el sótano, mientras Wardwell me arrancaba la piel y sus malditas criaturas se comían mis entrañas. UStedes me mataron esa noche ¿Y sabes que? La única diferencia entre tu y yo, es que al menos yo ya aprendí a vivir con la muerte.... Avada Kedavra!
---
Avada Kedavra a Nathan Wildestein tranquilamente :3
Él no titubeo al desmayar a Darius, había sido piadoso por que alguien tenía que responder por esa maldita familia, lo que Adrien en realidad quería era matarlos a todos de una buena vez por todas. Su mirada se desvió luego que el hechizo de Nathan revotara hacia él por el escudo que tenía, sus ojos se dirigían ahora a Wilhelmina y a Joseph Morgan, el hombre sabía exactamente que era lo que le deparaba cuando las maldiciones comenzaron a caer sobre él, primero fue una serie de crucios que lo hizo retorcerse en el suelo de una manera que Adrien jamás había visto, luego por su boca, ojos y oídos comenzó a emanar una substancia negra que parecía brea caliente, eso había terminado por matarlo incluso antes de que los primeros avadazos comenzaran a caer sobre su cuerpo inerte. Ahí quedaba Joseph Morgan, ahí estaba el hombre que le había dado la vida.
Luego de eso ver el espectáculo de Aaron Bloodworth y la bestia había sido poco. Se dio cuenta que la criatura ahora iba hacia Wilhelmina y seguramente al terminar, él sería el siguiente, pero algo dentro de él, ese maldito odio que tenía guardado en lo más profundo de sus entrañas, lo hizo aferrarse a la varita con más fuerza y dio unos pasos hacia Nathan Wildestein.
Eres en realidad un idiota, ¿Crees que tienes algún poder sobre mi? ¿Crees que le temo a esa bestia? Yo ya estoy muerto Wildestein, ustedes me mataron aquella noche en el sótano, mientras Wardwell me arrancaba la piel y sus malditas criaturas se comían mis entrañas. UStedes me mataron esa noche ¿Y sabes que? La única diferencia entre tu y yo, es que al menos yo ya aprendí a vivir con la muerte.... Avada Kedavra!
---
Avada Kedavra a Nathan Wildestein tranquilamente :3
- Adrien Morgan
Mensajes :
511
Edad : 32
Re: TRAMA: LA CONFERENCIA
Esta vez sí vio a Noah, cuando se colocó frente al oso creyó que lo iba a matar, su corazón se detuvo por un momento. Loulou estaba cerca de Aaron Bloodworth pero ni siquiera llegó a preguntarle qué carajo había sido eso porque ya había corrido hacia otro lado, sólo para ver cómo se comían a quien le había ayudado en esa huida.
Quiso vomitar, de hecho, ni siquiera pudo conjurar su hechizo porque realmente pudo ser ella, jamás había visto a nadie morir así, esa gente era horrible, y a ellos -los que estuvieron en la KAU- los llamaron terroristas y asesinos. No había una palabra para describir a esa gente. Noah interrumpió sus pensamientos jalándola hacia un lado para quitarla totalmente del camino del oso y del charco de sangre que había dejado Bloodworth.
Captó la mirada de Ferdynand cuando le hizo ese gesto y entendió lo que quiso decirle, sólo asintió con una media sonrisa, como si acabase de recuperar el valor que quería hacérsele esquivo, no supo si la había visto pero todos modos ya sabía su respuesta, nunca iba a abandonarlo. Con el antebrazo se quitó la sangre de Aaron del rostro dejando una huella carmesí sobre su piel, pasó sus dedos sobre su propio cabello sintiéndolo húmedo, al ver su mano supo que era también sangre y se estremeció ante la sola idea.
Escupió para quitarse el sabor de óxido de la boca, y miró a Noah por un segundo, como si quisiera decirle algo, pero sólo sonrió para sí misma. Volteó pronto hacia la invocación de Wardwell y sacó la varita, colocándose a su lado se juró que esta vez no fallaría, porque tenían que derribarlo. Conjuró el Carpe Retractum hacia una de las patas traseras del oso que ya corría hacia Mina, como sintiendo la magia que emanaba de ella.
Había escuchado que alguien conjuraba la maldición asesina, la había visto muchas veces, debía ser alguno de los venerables porque la suya era una lucha distinta. Su hechizo debía funcionar, no dejaría que esas palabras malditas pesasen en su mente, tenían que detener a la bestia ahora o prepararse para algo mucho peor.
Quiso vomitar, de hecho, ni siquiera pudo conjurar su hechizo porque realmente pudo ser ella, jamás había visto a nadie morir así, esa gente era horrible, y a ellos -los que estuvieron en la KAU- los llamaron terroristas y asesinos. No había una palabra para describir a esa gente. Noah interrumpió sus pensamientos jalándola hacia un lado para quitarla totalmente del camino del oso y del charco de sangre que había dejado Bloodworth.
Captó la mirada de Ferdynand cuando le hizo ese gesto y entendió lo que quiso decirle, sólo asintió con una media sonrisa, como si acabase de recuperar el valor que quería hacérsele esquivo, no supo si la había visto pero todos modos ya sabía su respuesta, nunca iba a abandonarlo. Con el antebrazo se quitó la sangre de Aaron del rostro dejando una huella carmesí sobre su piel, pasó sus dedos sobre su propio cabello sintiéndolo húmedo, al ver su mano supo que era también sangre y se estremeció ante la sola idea.
Escupió para quitarse el sabor de óxido de la boca, y miró a Noah por un segundo, como si quisiera decirle algo, pero sólo sonrió para sí misma. Volteó pronto hacia la invocación de Wardwell y sacó la varita, colocándose a su lado se juró que esta vez no fallaría, porque tenían que derribarlo. Conjuró el Carpe Retractum hacia una de las patas traseras del oso que ya corría hacia Mina, como sintiendo la magia que emanaba de ella.
Había escuchado que alguien conjuraba la maldición asesina, la había visto muchas veces, debía ser alguno de los venerables porque la suya era una lucha distinta. Su hechizo debía funcionar, no dejaría que esas palabras malditas pesasen en su mente, tenían que detener a la bestia ahora o prepararse para algo mucho peor.
- Loulou Rayder
Mensajes :
103
Página 2 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Revolución [ Trama ]
» Búsqueda de Trama
» Los Venerables [Secta, trama]
» Mini Trama: Ayuda en el Experimento
» Búsqueda de Trama
» Los Venerables [Secta, trama]
» Mini Trama: Ayuda en el Experimento
Página 2 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.