Primera Clase

por **Ezequiel Da Quirm** Mar 27 Ago - 16:18

Ezequiel aguardaba la llegada de su tropa con muy buen humor. Siempre recibía el inicio de semestre con buen ánimo ante las expectativas del reencuentro de viejas amistades, la oportunidad de conocer gente nueva... Parecía un alumno de primer año, pero no podía evitarlo. Él además tenía la ventaja de poder aprender de ellos, de disfrutar de su creatividad desbordante aún sin domar por las enrevesadas leyes de la manufactura mágica. Creía sinceramente que todo artesano debería pasar uno o dos años como profesor, sólo para reencontrarse con la frescura e imaginación de los inicios. En resumen, Ezequiel se sentía un privilegiado por su trabajo como profesor.

Además, podía tomar todo el café que quisiera durante el trabajo y estaba bien visto, algo que no estaba al alcance de, por ejemplo, un jugador de quodpot.

En cuanto dio la hora empezó la clase, casi sin importar cuantos alumnos hubiesen en el aula. Tenía una política sobre la puntualidad bastante singular, ya que dejaba la puerta abierta y el acceso libre durante toda la clase con sólo dos reglas: Ser discreto si llegabas tarde y dejar un galeón en una hucha antes de marcharte. En la última clase abrían la hucha y con lo que hubiese se pagaba una cena a todos. A Ezequiel le sorprendía que año tras año pudiesen permitirse un banquete. Él no recordaba tantos retrasos, aunque la verdad es que no se fijaba demasiado.

Inspiró antes de empezar y sonrió ampliamente.

-Bienvenidos a Manufactura de Objetos. Creo que todos nos conocemos, y si no es así propongo ir al court tras la clase a tomar café y presentarnos debidamente. Hoy quiero empezar esta primera clase con un acertijo basado en la mitología clásica. Es un pasaje algo oscuro, pero si alguien se lo sabe no desvele la respuesta a los demás-. Como era su costumbre se paseaba por toda el aula durante la explicación. Esta vez, además, saludaba a los alumnos ya conocidos con un leve asentimiento sin interrumpir la explicación.

-Es un fragmento del mito de Pentesilea, Reina de las Amazonas durante la Ilíada. Bien, antes de que Homero la mencionase, Pentesílea era famosa por derrotar al terrible gigante Apatir gracias a la ayuda de su inestimable daga Ierokératos, que decían por toda la Hélade que a pesar de no tener filo era capaz de atravesar cualquier armadura o pellejo. Sin embargo, poco después, al usarla contra la sierpe de pantano Terasfidi su daga Ierokératos se partió al primer golpe.

Se paró frente a toda la clase y alzó su mano para señalar al cielo mientras preguntaba.

-Entonces, yo os pregunto: Si la única diferencia entre Apatir y Terasfidi era que Pentesilea había yacido por primera vez con un varón, ¿De qué material estaba hecha Ierokératos?

Se sentó al borde de la mesa y le dio un sorbo al café a la espera de la respuesta correcta.

por **Lee Jae Ra** Jue 29 Ago - 13:41

Jae Ra estaba casi a punto de saltar de pura alegría. No podía creerlo, al fin habían terminado los aburridos cursos previos y las preparaciones y al fin estaba ahí donde quería. Tenía que admitir que había dudado muchísimo sobre su carrera. Su pasión verdadera eran los deportes, vivirlos, sentirlos, había pensado en realizar la carrera de ciencias del deporte para poder vivir de ello más adelante, cuando ya no fuera tan niña y ya no pudiera seguir saliendo a correr a diario o acudiendo a carreras infantiles como participante, pero la manufactura mágica también le encantaba. Era otra de sus pasiones, desmontar todo lo que tenía a mano y volverlo a montar, a veces con un uso totalmente distinto. Y tenía algo de mala suerte, porque apenas se atrevía a salir a comprar en zonas muggles, pero antes, cuando su padre aún estaba vivo y la acompañaba a por las cosas que quería, siempre terminaba con mil aparatitos que no sabía para que servían encantados o montados de formas raras. Su Ipod vete a saber porque diablos funcionaba, lo había tergiversado tantas veces que aún no entendía como no se quedaba sin aparatito musical...

Pero dejando de lado aquel pequeño conflicto metal que aún seguía teniendo (¿cambiar de carrera el próximo año o seguir ahí donde estaba?) la emoción de un primer día no cambiaba y no cambiaría jamás. Acudió al aula con toda la puntualidad del mundo, o sea, llegando diez minutos antes y viendo al profesor que ya reconocía por las clases previas y todo aquello. Lo saludó con una enorme sonrisa y tomó asiento en la segunda fila. No le gustaba destacar tanto sentándose delante del todo, pero tampoco se quería esconder al final, porque ahí con el ruido al final no se oía nada.

Para cuando la clase comenzó ella ya tenía preparadas en la mesa mil y una cosas para tomar apuntes y no perderse nada de nada. Entusiasta era una palabra buena para definirle y se veía desde lejos. El problema fue, que lo que dijo, quedó muy lejos de su entendimiento. ¿Mitología clásica? Ella ni había oído hablar de ello nunca antes. Había estudiado en casa o en una escuela de niñas en corea, allí no se daban esas cosas.

Todo aquello a ella le sonó como un trabalengua con tantísimo nombre raro y tanta cosa que no entendió, por un momento intentó anotar cosas pero ¿qué? Si esos nombres dichos tan rápido ni siquiera eran trasncribibles para ella. Entendía el ingles muy bien y lo hablaba aún mejor, pero había que admitir que escribir palabras occidentales que no conocía aún le resultaba ligeramente costoso.

Ya más a cuadros se quedó aún con aquello de que la mujer había yacido por primera vez y todo aquello ¿que pasa, que su daga estaba hecha de virginidad? Procuró no reírse por aquel pensamiento, obviamente, pero le resultó gracioso el simple hecho de que aquello fuera un dato relevante, ella no entendía de que se hablaba, pero si las clases iniciaban así siempre le iba a gustar bastante. Por supuesto ni pensaba decir aquello, que vergüenza, mejor quedarse en silencio antes que decir semejante tontería. Agachó un poquito la cabeza y esperó a que alguien más respondiera, porque, de verdad, ella no tenía ni la más remota idea de que podía responde a eso, si casi no lo había entendido...

por **Julisa Chee** Lun 2 Sep - 19:16

Y voilá, que la primera clase del semestre ya estaba ahí. Le entusiasmaba, claro. No tanto como el primer día de su primer semestre, pero a ella en lo personal regresar a clases le emocionaba. Había disfrutado de sus vacaciones hasta el último minuto, y aunque no se había librado de algunos incidentes desafortunados durante ellas, de los que honestamente ya no quería ni pensar, tocaba momento de regresar a trabajar.

Cuando llegó al aula lo primero que hizo fue saludar al profesor Ezequiel como si fuera su amigo de toda la vida, por un lado porque el hombre le agradaba muchísimo y Julisa aprendía de él cosas que jamás hubiera ni llegado a imaginar, que con todo y su reputación de incidentes escandalosos durante su juventud, nadie podía negar que el hombre era un genio. Por otro lado, también quería dejar constancia de que había llegado temprano, así que no había necesidad de meter ni un centavo al frasquito de las multas, no todavía. Cuando tocara clases a las 7 de la mañana después de salir de fiesta, bueeeno...

Se fue a sentar a la segunda fila, curiosamente al lado de una muchachita asiática que nunca había visto y por ello la catalogó automáticamente como de primer semestre. Y aunque volteó por todos lados como esperando a ver a Krasava por ahí, lo primero que hizo fue presentarse con la chica. - Hola, soy Julisa. - Le dijo antes de que comenzara oficialmente la lección, porque una vez el tiempo corriera, ella era toda atención al profesor.

Tenía frente a ella una libreta y un bolígrafo encantado que venía haciendo lo mismo que una vuela pluma pero que ella siempre había encontrado más práctico porque no tenía que ir cargando frasquitos de tinta por ahí.

Ahora, ella honestamente de mitología griega no sabía mucho. Lo que había visto en literatura en el colegio y poco más. Así que en un principio todo el mito que Da Quirm les narraba le parecía muy ajeno a lo que conocía, porque sus nociones en el tema no llegaban a tal grado de profundidad. Aquí iba a tener que pensar...

Lo meditó en silencio por varios momentos, apoyándose contra el respaldo de su silla y fijando la vista en el techo. Podría dar la apariencia de estar de vaga, pero la verdad es que estaba demasiado concentrada. Un material punzante que pudiera usarse como daga y que tuviera propiedades mágicas relacionadas con la virginidad, a ver...

- ... ¿estaba la daga de nombre impronunciable hecha de cuerno de unicornio? - Era una posibilidad, ¿qué no? Había unicornios en grecia y a fin de cuentas a esos animales siempre se les había atribuido propiedades mágicas ligadas a la inocencia y la pureza. No sonaba tan descabellado.

por **Krasava Kaufmann** Lun 9 Sep - 0:56

Desde que despertó había estado fastidiada, no había podido dormir bien y eso se reflejaba en toda ella, desde su ropa –que incluía una camiseta de los Clippers- hasta las bolsas que llevaba bajo los ojos eran parte de ello, incluso su cabello se veía algo deslucido y más lacio de lo normal, como si estuviese dormido y apenas pudiese mantenerse sostenido, era una locura pero Krasava creía que hasta más fino estaba, el pobre. De todos modos ya había tomado sus cosas y fue hacia su clase con tiempo de sobre para llegar, incluso con el paso lento que llevaba.

Le pareció raro no encontrarse a Julisa por el camino, ella nunca fue de fraternidades pero estaba pensando ingresar a una si es que así encontraba alguien que la despertase para ir a sus clases. La verdad es que ni se había metido a la ducha, como la noche anterior lo había hecho tras haberse ido a jugar quodpot con Mina y Damien no lo creía tan urgente. Llevaba sus cosas en una mochila que llevaba suspendida sobre un solo hombro, era desordenada y no había encontrado sus bolsos en el lugar de siempre, la costumbre de dejarlos siempre encima de la cómoda le hizo olvidar que los había ordenado dentro del armario.

Bostezó hasta llegar a la puerta, allí no lo hizo porque no quería ser grosera con Ezequiel, no era de las que primero levantaban la mano o de las más responsables pero Ezequiel era buen tipo, le había tomado aprecio con los años, era como un amigo más, uno que estaba lleno de datos y que podía pasarse horas contigo bebiendo café y contándote de las cosas más maravillosas que los magos hayan podido inventar.

El entrar al aula le cambió el humor sin que lo notase, sonrió a Julisa que estaba ya junto a Jae y se sentó en el pupitre que estaba detrás del de ellas, junto a un chico que miraba hacia otro lado para conversar con su novia o con alguna amiga cariñosa que tenía en el aula. Le pasó la voz a las chicas de adelante tocándoles los hombros en forma lúdica, luego sacó un pergamino y su pluma con tema de calaveras bailarinas para comenzar de buen modo la clase.

El acertijo le sonó a un invento, conocía la historia pero no ese pasaje, debía ser una broma porque no creía que se tratase de la virginidad de la chica y que iba a acabar siendo que la daga siempre sería tan resistente como su himen o una idiotez así. La idea de Julisa sonó mucho mejor, lo del unicornio lo relacionó con su propia idea y pensó lo mismo que ella acerca de la pureza pero no dijo nada porque debía ser esa la respuesta, para qué agregarle más.

-¿Habría alguna diferencia si fuese un unicornio macho o hembra?

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