Anastasia Van Hart (Expediente)

ANASTASIA VERITY VAN HART L'BLANC

Personalidad

historia

Para hacer un sandwich sencillo se necesita dos rebanadas de pan y el contenido, por ejemplo el jamón. En la primera rebanada se le suele untar aderezos y cremas y ésta suele servir de base para sostener todo el sándwich, sin una buena y rígida base el resto del alimento colapsa, luego va el jamón y finalmente la tapa, es decir, la últma rebanada del pan que cubre con finura y elegancia el resto del contenido, sufriendo de ser la presentación del alimento. Pocos ven el interior del sándwich a la hora de comerlo, pero hay bastante curiosidad por evaluar el pan, ese que está a la a vista y del que suele ser elegido con mayor cuidado, sin darse mucha cuenta si el jamón está bien acomodado, si está roto, si realmente le sucede algo, lo único importante del jamón es que por la orilla se vea que sirva y que quepa dentro de los panes. Para el sándwich de los jóvenes Van Hart L`blanc a Anastasia le tocó nacer como el jamón, ya que respiró por primera vez ocho años después de que su madre, bruja pocionera, diera a luz a Freya, en la noche de un 31 de octubre, tan solo una hora antes de que se iniciara un nuevo mes. y un año antes de que naciera el pequeño Eleazar.

Desde pequeña nada le entretenía tanto como observar, fuera lo que fuera, así se tratara de tan solo observar por la ventana, ver a su hermano menor jugar, a su hermana mayor hacer sus berrinches; o ver trabajar a su mamá en las pequeñas ocasiones en que lo hacía en casa dentro de su pequeña oficina donde tenía aquel desgastada mesa de madera, y sobre el cual reposaban varios papeles, distintos libros sobre pociones, y instrumentos de vidrio que utilizaba constantemente dentro de sus experimentos. También observaba con mucha atención a su padre cuando la llevaba a su trabajo para ver cómo era el ministerio alemán, aunque nada cautivó tanto su atención como el labor de su nana Anya, quien los fines de semana iba por las mañanas al hospital mágico como sanadora auxiliar para atender a los enfermos, y en ocasiones llevaba a Eleazar y a Anastasia, aunque más frecuente mente a Ana al sentir una profunda curiosidad por todo lo que ocurría en el sanatorio. Esta actividad  terminó por llamarle aún más la atención que lo que hacía su madre o padre, admiraba a su nana por su labor, lo vería como una superhéroe al poder acabar con el dolor y sufrimiento físico de las personas. De ahí su admiración por los médicos mágicos de donde surgió el deseo, a los siete años, de querer ser una sanadora, y es que desde su perspectiva no había labor más honorable, sin salud simplemente no se podía hacer nada, ni cumplir los sueños planteados.

De pequeña le interesó aprender a tocar el violonchelo y después el clarinete, pues en realidad no era el tipo de chica a la que le gustaba sentarse a jugar con muñecas, con peluches o algo similar, encontraba cierta tranquilidad en cada nota musical. Pero hay que destacar que a pesar de que no soliera jugar con muñecas, lo hacía si estaba su hermano menor, con quien se sentía muy unido, aunque claro no jugaban precisamente a las muñecas, eran más de salir al jardín y correr. Desde los 9 años, edad en la que con su familia fue a un teatro a escuchar a la orquesta sinfónica de Francia, a Anastasia le ha gustado asistir a los más variados eventos de música incluidos eventos de danza, de ahí deriva su gran frustración de no haber entrado a tiempo a una academia de ballet, aunque en realidad no hubiera podido pues a los 11 años recibió la carta para asistir a Hogwarts. El ingresar a Hogwarts no fue un gran golpe para sus añoranzas artísticas, porque sobre su deseo de ser música o bailarina sobresalía su deseo de convertirse en alguien tan estupendo como su padre. 

Además, ¿qué hubiera podido hacer ella en el mundo mágico, cuando además de tener sus cualidades mágicas innatas, tenía ocasionales visiones? Mismas que no sabía se trataban precisamente de visiones sino hasta los diez años que terminó por contarle una tarde a su padre “en qué momento iba a tirar el jarrón favorito de mamá” el padre de Ana le miró sin comprender, a los veinte minutos el padre tiró el jarrón lo que dejó al descubierto su talento. ¿por qué no se enteraron de su peculiaridad antes? Porque Anastasia pensaba que todo lo que veía por anticipado lo veía todas las personas, además hasta esa edad lo que veía era mínimo, como un pájaro volando por su ventana antes de que aquello pasara, la lluvia caer antes de que eso aconteciera. Fue hasta su ingreso a Hogwarts que sus visiones tomaron un sentido más intensos que un simple jarrón roto. 

El día que abordó en el expreso de Hogwarts se sintió emocionada y feliz, tardó una hora en hacerse de amistades en el expreso de Hogwarts con otros niños y niñas de primero, y es que su simpatía y carisma le ayudaban a ganarse a las personas. Mientras iba en expreso supo desde un comienzo que aquella sería de las pocas veces que estarían los seis sentados y platicando de aquella forma, por lo que había leído de las casas de Hogwarts y lo que su hermana le había contado ya, intuía que dos de esos chicos irían a Gryffindor, la última a la que deseaba entrar, un Slytherin y otro Ravenclaw. No sabía que pasaría con el otro chico ni con ella ¿Hufflepuffs? Poco le interesaba siempre y cuando no fuera una Gryffindor. Al sentarse bajo el sombrero estaba algo nerviosa en realidad, quizás era la emoción y es que no estaba muy segura de como era el proceso de selección, su pare un Durmstrang y su madre una Beauxbatons, no habían tenido que ser parte de un proceso semejante, salvo su hermana Freya quien por egoísmo propio prefirió guardarse las descripción de como fue asignada a la Casa de Slyhterin. Sentía sobre ella todas las miradas, al igual que seguramente lo habían sentido los chicos que le precedieron y sucedieron, y recibir la atención y la expectativa le agradó. El sombrero deliberó un poco entre enviarla a Hufflepuff o Ravenclaw, hasta que finalmente le asignó a Ravenclaw. Anduvo hasta la mesa sonriendo un poco, debía admitirlo le gustaba el júbilo que se vivía en el gran comedor. El chico cuya casa o estaba muy segura cual resultaría terminó siendo un Slytherin, un chico del cual continuó conservando su amistad hasta estos días.

Desde su ingreso a Hogwarts fue desarrollando su magia de forma aceptable y sobresalía en algunas que otras como lo fue: Defensa Contra las Artes Oscuras (quizás eso ya era de herencia familiar, su padre en Durmstrang fue bueno en Artes Oscuras, su hermana y su hermano igual sobresalieron en DCAO) pociones y encantamientos, sin olvidar adivinación por supuesto…pero aquello ya era todo un “talento” de nacimiento y ocasionalmente estuidos muggles. Así mismo era un asco en Historia de la Magia y bastante mala en transformaciones.

Al graduarse le entró la disyuntiva de qué carrera cursar y principalmente “en dónde” a ella le importaba mucho el prestigio de la Universidad que se prestara a formarla en sus estudios superiores, por lo que no tardó en investigar. Para entonces su familia, que solía mudarse bastante (Ana nació en Alemania, se mudaron luego a Francia, de ahí a Reino Unido) residía en Estados Unidos, así que eligió una universidad Americana, y no cualquiera, sino Basset- Knapp. Sabía de antemano que se trataba de una escuela bastante cara, pero por fortuna la economía de sus padre podía solventar fácilmente su matrícula, al igual que posteriormente la de su hermano Eleazar. Se decidió por entrar a la facultad de Sanación Mágica, en la especialización de Maleficios, aunque llegó a dudar entre esa y Comercio y Economía, ya que veía como Economía como la carrera que tenía todas las bases de las ciencias sociales, además que a su parecer un Sanador se encargaba de la salud de los magos y brujas, mientras que la Economía se encargaba de sanar a las finanzas públicas y finanzas.

Hasta el momento le ha ido bastante bien en la universidad, se siente bastante cómoda en ella y sus notas no van nada mal, ha logrado hacer alguna que otra amistad, aunque la mayoría superficiales lamentablemente, pero aquello no le afecta. Para ir en tercer semestre de su educación superior las cosas le pintan bastante bien.

 
Fuerza: 16 (+2)

Destreza: 16 (+2)

Constitución: 18 (+3)

Inteligencia: 18 (+3)

Sabiduría: 19 (+4)

Carisma: 13(+1)
PVS  = 24