Cuento de hadas //Mina//
Página 1 de 1. • Comparte
Cuento de hadas //Mina//
Después de aquella incómoda cena, después de la obra de teatro, Alex se fue a dar una vuelta por el campus y por alguna extraña razón, terminó cerca de las aulas de aquel edificio. Aquello había sido un caos, sabía que Laise no se había portado a la altura de la situación pero su primo había sido un imbécil al ponerse a ese nivel tan bajo y responderle de esa manera. Luego arreglaría cuentas con ambos.
Entró en una de las aulas y mientras revisaba aquél lugar con la mirada, un objeto llamó su atención. Caminó hasta él, con su gran y perfecto porte y lo tomó entre sus manos. Resultó ser un cuaderno. Lo ojeó para buscar el nombre de la persona a quien pertenecía y sonrió de lado al ver el nombre de la que había sido su princesa en la obra. Revisó la perfecta caligrafía de la chica y asintió para sus adentros al ver las notas tan pulcras y ordenadas.
-No esperaba menos de ti, Miss BK -dijo para sí mismo y con el cuaderno en la mano, salió del aula en dirección al patio. Por alguna razón, no podía olvidar el beso que le había dado a la chica. Besar a la chica más guapa, según aquella votaciones clandestinas, había sido una experiencia reconfortante. En cuando había salido del restaurante, se topó con la nueva edición del periódico y en primera plana estaban ellos dos, en aquella escena del beso. No se veían nada mal.
Sabía que su primo estaba completamente loco por ella, y, aunque fuera un idiota que no merecía que alguna chica se fijara en él, seguía siendo su primo y debía "apoyar" a la familia. Mientras caminaba por los pasillos hacia el patio y de ahí a su habitación, recuerdos bastante despreciables llegaron a su mente. Tenía años que no sabía de su hermano mayor, excepto por las cartas que de vez en cuando le mandaba pero aún así, no era lo que esperaba. Para eliminar esos estúpidos pensamientos cursis, se dispuso a pensar en todos los deberes que le faltaban por hacer, no era fácil ser presidente de una fraternidad y tener que mantener buenas notas.
Justo cuando abrió la puerta que daba al patio, una figura caminaba en su dirección, pero al estar tan oscuro no pudo reconocerla.
Cuando la tuvo a unos cuantos metros, sonrió de lado con su típica sonrisa de conquistador y se recargó en el marco de la puerta.
-Pero que afortunado soy, ver a mi hermosa princesa tantas veces en un día debería ser pecado -le dijo a la chica que caminaba hacia él y le guiñó un ojo con diversión- Por favor, dí que has venido a buscarme -dijo fingiendo rogar sin dejar de verla -Terminarías de hacer mi noche perfecta.
Entró en una de las aulas y mientras revisaba aquél lugar con la mirada, un objeto llamó su atención. Caminó hasta él, con su gran y perfecto porte y lo tomó entre sus manos. Resultó ser un cuaderno. Lo ojeó para buscar el nombre de la persona a quien pertenecía y sonrió de lado al ver el nombre de la que había sido su princesa en la obra. Revisó la perfecta caligrafía de la chica y asintió para sus adentros al ver las notas tan pulcras y ordenadas.
-No esperaba menos de ti, Miss BK -dijo para sí mismo y con el cuaderno en la mano, salió del aula en dirección al patio. Por alguna razón, no podía olvidar el beso que le había dado a la chica. Besar a la chica más guapa, según aquella votaciones clandestinas, había sido una experiencia reconfortante. En cuando había salido del restaurante, se topó con la nueva edición del periódico y en primera plana estaban ellos dos, en aquella escena del beso. No se veían nada mal.
Sabía que su primo estaba completamente loco por ella, y, aunque fuera un idiota que no merecía que alguna chica se fijara en él, seguía siendo su primo y debía "apoyar" a la familia. Mientras caminaba por los pasillos hacia el patio y de ahí a su habitación, recuerdos bastante despreciables llegaron a su mente. Tenía años que no sabía de su hermano mayor, excepto por las cartas que de vez en cuando le mandaba pero aún así, no era lo que esperaba. Para eliminar esos estúpidos pensamientos cursis, se dispuso a pensar en todos los deberes que le faltaban por hacer, no era fácil ser presidente de una fraternidad y tener que mantener buenas notas.
Justo cuando abrió la puerta que daba al patio, una figura caminaba en su dirección, pero al estar tan oscuro no pudo reconocerla.
Cuando la tuvo a unos cuantos metros, sonrió de lado con su típica sonrisa de conquistador y se recargó en el marco de la puerta.
-Pero que afortunado soy, ver a mi hermosa princesa tantas veces en un día debería ser pecado -le dijo a la chica que caminaba hacia él y le guiñó un ojo con diversión- Por favor, dí que has venido a buscarme -dijo fingiendo rogar sin dejar de verla -Terminarías de hacer mi noche perfecta.
- Alexander Bloodworth
Mensajes :
90
Edad : 33
Re: Cuento de hadas //Mina//
Estaba cansadísima de todo lo ocurrido esa noche. Entre la obra, la espantosa cena y demás, lo único que quería era llegar a su casa o a su habitación y estudiar para no sentir que el IQ le había bajado por convivir con todo el desastre que estaba hecha la gente. Al contrario de Alexander, Mina estaba encantada de la vida con que Billy hubiera puesto a Laise en su lugar, ¿qué se había creído la muy tonta usándola a ella para joder a Billy? ¿No se suponía que eran amigas? Y lo peor, hablando de Crawford como sí qué cosa. Hablando de Crawford, le había mandado un patronus diciéndole que todo bien, y que lo veía al día siguiente. Al parecer tenía cosas de presidente que hacer como para echar un polvo o algo así. Como fuera, podía encerrarse a estudiar como pretendía antes de dormir.
Y a eso iba cuando notó que no estaba su cuaderno. ¿Qué diablos? Trató de hacer memoria de cuándo había sido la última vez que lo había visto y recordó que había sido en el aula de cooperación, en una clase del tronco común de sociales. Esperaba que siguiera ahí, aunque ya se imaginaba que quizá algún listillo se lo devolvería al día siguiente usándolo como excusa para hacerle la plática. Igual se aventuró a ir para ver si la encontraba.
Cuando vio esa sombra en el marco de la puerta, de lejos, pensó que se trataba de algún fantasma de la facultad, pero luego se dio cuenta de que se trataba de Alexander. Le sonrió también y su sonrisa se ensanchó al darse cuenta de esa sonrisita coqueta, bajó la vista y negó con la cabeza por su frase del pecado.
-Seguro que sí, ¿me estás acosando?
Bromeó con él, porque la verdad lo dudaba y le dio un empujoncito en el hombro. Luego de todo lo que habían compartido no se ponía tan nerviosa ante el Presidente Nu como seguramente le pasaba al 85% de las chicas del campus. Para ella era demasiado cercano como para poner cara de tonta.
-Claro, más bien yo te acoso a ti, sabía que estarías aquí y bueno…
Dejó la frase al aire y se encogió de hombros, siguiéndole la corriente. Le regresó el guiño antes de asomarse dentro del aula, pero sin pasar completamente a ella, parándose en la punta de sus pies como para ver por encima del hombro de Alexander.
-¿No viste un cuaderno por aquí? Por cierto, qué haces tan tarde, pensé que después de la agradable velada irías directo a dormir.
Y a eso iba cuando notó que no estaba su cuaderno. ¿Qué diablos? Trató de hacer memoria de cuándo había sido la última vez que lo había visto y recordó que había sido en el aula de cooperación, en una clase del tronco común de sociales. Esperaba que siguiera ahí, aunque ya se imaginaba que quizá algún listillo se lo devolvería al día siguiente usándolo como excusa para hacerle la plática. Igual se aventuró a ir para ver si la encontraba.
Cuando vio esa sombra en el marco de la puerta, de lejos, pensó que se trataba de algún fantasma de la facultad, pero luego se dio cuenta de que se trataba de Alexander. Le sonrió también y su sonrisa se ensanchó al darse cuenta de esa sonrisita coqueta, bajó la vista y negó con la cabeza por su frase del pecado.
-Seguro que sí, ¿me estás acosando?
Bromeó con él, porque la verdad lo dudaba y le dio un empujoncito en el hombro. Luego de todo lo que habían compartido no se ponía tan nerviosa ante el Presidente Nu como seguramente le pasaba al 85% de las chicas del campus. Para ella era demasiado cercano como para poner cara de tonta.
-Claro, más bien yo te acoso a ti, sabía que estarías aquí y bueno…
Dejó la frase al aire y se encogió de hombros, siguiéndole la corriente. Le regresó el guiño antes de asomarse dentro del aula, pero sin pasar completamente a ella, parándose en la punta de sus pies como para ver por encima del hombro de Alexander.
-¿No viste un cuaderno por aquí? Por cierto, qué haces tan tarde, pensé que después de la agradable velada irías directo a dormir.
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Re: Cuento de hadas //Mina//
-Yo siempre te acoso, que tu no te des cuenta es diferente- continuó "coqueteándo" con ella, aunque esa palabra suene muy afeminada para su gusto. No era ningún secreto que la mitad del campus estuviera babeando por esa joven, y Alex no era totalmente inmune a sus encantos, mucho menos después de aquel beso "actuado". La chica tenía encanto, belleza y una energía digna de alguien con su status y título tan importante en el colegio, y eso sólo lograba que el rubio sintiera aún más atracción por ella.
-Vi tus señales en el bar de que querías estar a solas conmigo y pues aquí me tienes todo para ti -bromeó con ella y le guiñó un ojo. Conocía muy bien a esa chica como para saber que no caería ante esos patéticos intentos de coqueteo, pero nunca estaba de más intentar, además de que debía de ganársela de alguna otra manera para que dejara al noviecillo que tenía y posara su vista en él. Al escucharla mencionar un cuaderno, recordó el que tenía en la mano y apenas iba a decirle cuando escuchó lo otro y no puedo evitar reír un poco de sólo recordar la fatal reunión y se encogió de hombros.
-Ya te dije que te estaba esperando... Pobre Violet, ella sólo quería una fiesta tranquila pero Billy no podía dejar escapar su lado petulante-dijo pensativo y suspiró. Lo apreciaba como a la familia que era, pero siempre iba a existir esa "rivalidad" entre hombros. Sobre todo por que ambos eran presidentes de una fraternidad y habían puesto su mirada en la misma chica, además que desde niños siempre existió la competencia por quien era mejor y hasta la fecha no iba a terminar.
De pronto la sonrisa regresó a su rostro al ocurrírsele una idea mucho mejor que tener que hablar sobre su primo o su ex-novia - No podría dormir sin mi beso de las buenas noches -sonrió de lado, galante y alzó una ceja un tanto divertido y "conquistador" -Yo te desperté, sería grosero de tu parte no regresarme el favor... Además de que sería mi recompensa por haber encontrado este cuaderno y lo mantendré secuestrado hasta que cumplas mis peticiones -le mostró el cuaderno y continuó con la sonrisa en su rostro. No le molestaba parecer un patán, por que en realidad no lo era (o al menos no demasiado) y ella lograría tomarse eso más a la ligera, claro que con cualquier chica que hiciera eso caería rápidamente y lo hubiera besado sin necesidad de que él les dijera, pero obviamente tenía que usar un poco más su ingenio con esa joven que no era en nada como las demás.
||Pues podemos hacer como que es unas noches antes de la fiesta Alpha, si quieres ||
-Vi tus señales en el bar de que querías estar a solas conmigo y pues aquí me tienes todo para ti -bromeó con ella y le guiñó un ojo. Conocía muy bien a esa chica como para saber que no caería ante esos patéticos intentos de coqueteo, pero nunca estaba de más intentar, además de que debía de ganársela de alguna otra manera para que dejara al noviecillo que tenía y posara su vista en él. Al escucharla mencionar un cuaderno, recordó el que tenía en la mano y apenas iba a decirle cuando escuchó lo otro y no puedo evitar reír un poco de sólo recordar la fatal reunión y se encogió de hombros.
-Ya te dije que te estaba esperando... Pobre Violet, ella sólo quería una fiesta tranquila pero Billy no podía dejar escapar su lado petulante-dijo pensativo y suspiró. Lo apreciaba como a la familia que era, pero siempre iba a existir esa "rivalidad" entre hombros. Sobre todo por que ambos eran presidentes de una fraternidad y habían puesto su mirada en la misma chica, además que desde niños siempre existió la competencia por quien era mejor y hasta la fecha no iba a terminar.
De pronto la sonrisa regresó a su rostro al ocurrírsele una idea mucho mejor que tener que hablar sobre su primo o su ex-novia - No podría dormir sin mi beso de las buenas noches -sonrió de lado, galante y alzó una ceja un tanto divertido y "conquistador" -Yo te desperté, sería grosero de tu parte no regresarme el favor... Además de que sería mi recompensa por haber encontrado este cuaderno y lo mantendré secuestrado hasta que cumplas mis peticiones -le mostró el cuaderno y continuó con la sonrisa en su rostro. No le molestaba parecer un patán, por que en realidad no lo era (o al menos no demasiado) y ella lograría tomarse eso más a la ligera, claro que con cualquier chica que hiciera eso caería rápidamente y lo hubiera besado sin necesidad de que él les dijera, pero obviamente tenía que usar un poco más su ingenio con esa joven que no era en nada como las demás.
||Pues podemos hacer como que es unas noches antes de la fiesta Alpha, si quieres ||
- Alexander Bloodworth
Mensajes :
90
Edad : 33
Re: Cuento de hadas //Mina//
-Eres un experto en el acoso entonces porque de verdad que no, no me doy cuenta.
Hace cuatro años, más o menos, se hubiera carcajeado como loca si alguien le hubiera dicho que un día, iba a estar en un aula de Bassett Knapp con el presidente de una fraternidad, coqueteando. Y entendía perfecto que cualquier chica quisiera estar en su posición, por eso no escatimaba en ser encantadora y seguir sutilmente el juego, ¿quién podría culparla? La hacía sentir como en un sueño la idea de ahora tener ese pequeño poder de llamar la atención de alguien como Alexander Bloodworth. No era el tipo de chica que hubiera deseado eso toda la vida, ni mucho menos, pero ahora que lo tenía apreciaba su encanto.
Frunció ligeramente el ceño con eso de que Billy era el petulante, para ella había sido todo culpa de Laise, en especial porque había usado a la misma Mina como arma para fastidiar a Billy. No iba a dejar pasar la oportunidad de dejarlo claro.
-Laise tuvo la culpa. Llegó como un huracán enfadoso y con muy mal gusto sacó a colación mi tema con Jesse y con Billy. Era innecesario.
Hizo un gesto con la mano, como si quisiera dejar fuera ese asunto. Estaba muy enfadada con Laise pero tampoco pensaba regar veneno en donde pudiera en venganza.
-Ah, ¿con que quieres un beso? A Jesse no le parecería divertido.
Le sonrió y arqueó una ceja, fingiendo que estaba ofendidísima por lo que se suponía, era el pago para tener su cuaderno de vuelta. La verdad no consideraba esa actitud la de un patán, tan así que terminó dibujando una sonrisa y se paró en la punta de los pies para tomarlo por el cuello y darle un inocente beso en la mejilla y susurrarle un “buenas noches”. Se separó de él y le sonrió triunfante, como si hubiera ganado un juego.
-¿Estás conforme?
Hace cuatro años, más o menos, se hubiera carcajeado como loca si alguien le hubiera dicho que un día, iba a estar en un aula de Bassett Knapp con el presidente de una fraternidad, coqueteando. Y entendía perfecto que cualquier chica quisiera estar en su posición, por eso no escatimaba en ser encantadora y seguir sutilmente el juego, ¿quién podría culparla? La hacía sentir como en un sueño la idea de ahora tener ese pequeño poder de llamar la atención de alguien como Alexander Bloodworth. No era el tipo de chica que hubiera deseado eso toda la vida, ni mucho menos, pero ahora que lo tenía apreciaba su encanto.
Frunció ligeramente el ceño con eso de que Billy era el petulante, para ella había sido todo culpa de Laise, en especial porque había usado a la misma Mina como arma para fastidiar a Billy. No iba a dejar pasar la oportunidad de dejarlo claro.
-Laise tuvo la culpa. Llegó como un huracán enfadoso y con muy mal gusto sacó a colación mi tema con Jesse y con Billy. Era innecesario.
Hizo un gesto con la mano, como si quisiera dejar fuera ese asunto. Estaba muy enfadada con Laise pero tampoco pensaba regar veneno en donde pudiera en venganza.
-Ah, ¿con que quieres un beso? A Jesse no le parecería divertido.
Le sonrió y arqueó una ceja, fingiendo que estaba ofendidísima por lo que se suponía, era el pago para tener su cuaderno de vuelta. La verdad no consideraba esa actitud la de un patán, tan así que terminó dibujando una sonrisa y se paró en la punta de los pies para tomarlo por el cuello y darle un inocente beso en la mejilla y susurrarle un “buenas noches”. Se separó de él y le sonrió triunfante, como si hubiera ganado un juego.
-¿Estás conforme?
- Wilhelmina Schweinsteiger
Mensajes :
1480
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.