Fiesta de lanzamiento

Le habían repetido como mínimo unas tres veces lo que debía hacer, a quienes debía saludar y con qué personas intercambiar diálogos esa noche.  No era el primer evento social (ni el último) de su vida en el que tenía que cuidar su apariencia y la de su familia, desde muy joven lo habían educado con la etiqueta necesaria y las normas a seguir para ser catalogado como una persona eminente en la sociedad y sinceramente, cada vez sentía que lo aguantaba menos.

Aquella noche había llegado más que puntual a la casa de los  Wardwell, saludo correctamente y hasta le llevo un presente a la madre de Charlotte, como muestra del aprecio que ambas familias se tenían aun, por supuesto.  Le agrado ver que a pesar de que el compromiso se hubiera cancelado, los buenos lazos seguían presentes y los padres de Charlie no lo veían de mala manera al querer acompañar a la chica a la reunión, la verdad, algo en él le decía que sus padres y los de ella aun seguían pensando en casarlos y todo eso, aun que no se los dijeran directamente.


Charlotte por supuesto se veía estupenda con ese vestido, brillaba como una celebridad, por que técnicamente lo era, al menos esa noche y muchas otras antes.  Cuando llegaron obviamente la prensa y algunas personas importantes les saludaron. Adrien la sujetaba del brazo o la cintura alternadamente, hasta que la dejo un poco para saludar a unos conocidos importantes de su padre en aquella noche.  Por supuesto él siempre parecía agradable, serio y formal ante todos, más aun aquellos que tenían contacto directo con el hospital u ostentaban un cargo importante en la sociedad mágica.


Y ahí se encontraba, entre la gente, hablando con uno de los dirigentes importantes del hospital antes de que sus padres llegaran, por supuesto que el gran señor Morgan iba a hacer su entrada más tarde, a él le tocaba compartir opiniones sobre la colección y platicas banales con la gente mientras él no estaba.  Ya hasta se le había perdido de vista Charlotte, pero se acercaría a ella más tarde, cuando fuera momento de hacer presentaciones y demás.

-Un ratito y si no está buena, nos largamos.
 
Le aseguró a Harley mientras salían de la casa. Pues siempre le había gustado socializar, pero por lo general evitaba los grandes eventos como fiestas benéficas y esas cosas porque se podían poner aburridas. La diferencia era que esta fiesta no era exclusiva porque era de lanzamiento, así que habría gente de todo tipo, alcohol gratis –que era lo que más convocaba a la gente –y quizá música lo suficientemente fuerte como para precopear y luego pasarse a otro lado.
 
Pues sí, se acababa de divorciar y tal, pero eso no significaba que se fuera a convertir en una amargada para siempre. Seguía teniendo las energías de toda la vida: le gustaba salir de fiesta, emborracharse y pasarla bien, y eso no iba a cambiar de la noche a la mañana, en especial porque sabía que todavía era absurdamente joven como para tirarse a la calle de la amargura, le quedaba claro.
 
Cuando llegaron a la fiesta, todavía no había gente muy “importante”, los peces gordos se hacían esperar, pero los meseros ya andaban de allá para acá. Iba bien vestida, pero tampoco como si se tratara de la fiesta del siglo, ni mucho menos. Su hermana había puesto mucho esmero en hablarle de ocasiones y etiquetas antes de que decidiera retirarle el habla casi definitivamente por todo el asunto del dinero.
 
Algunos la saludaron y etc pero no era de esas que se movieran en el mundo de la hipocresía con soltura, solo en el mundo de la amabilidad, así que saludaba, contestaba que estaba bien a todas las preguntas con tono ligeramente compasivo, dejaba que saludaran a Harley y se excusaba.
 
Distinguió a Adrien, a quien saludó de lejos con más entusiasmo porque eran buenos amigos o estaban en vías de afianzar esa amistad, pero no fue más cerca tan rápido porque le daba vergüenza haberse enterado de que sus papás habían hecho tratos con los de él antes de que Mina saliera con sus chistosadas, así que solo sonrió y movió la mano antes de que un mesero llegara a ofrecerles champaña con helado de frambuesa en el fondo. Tomó dos copas y le pasó una a Harley.
 
-Salud porque hoy te emborrachas con champaña sin pagar ni un knut.

Dijo antes de darle un generoso trago. Ok, la entrada no estaba tan mal. Si ponían buena música, mejor que mejor.

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ATUENDO AQUÍ

Arreglarse fue un verdadero drama, a tal grado de no estar lista cuando su familia estaba por aparecerse y es que Kitty había decidido a última hora que no quería ir con el pretexto de que no tenía zapatos qué ponerse. Nadie lo entendía pero no se trataba únicamente de un berrinche de moda sino por los zapatos que se compró a penas un par de días antes en Cunning Fire Mall con Sam y que no se podía poner por que desaparecieron con ella.
 
¿Cómo decirles a sus papás que habían estado juntas tan solo un par de minutos antes de que la secuestraran? ¿Cómo les decía que no se habían regresado juntas por que había organizado una fogata en la playa de la universidad en lugar de ponerse a estudiar? Tenía miedo de que llamaran a los aurores y la pusieran a declarar, cuando era un secreto de fraternidad y no podía confesar que Samantha tenía planes de pasar lo que quedaba de la semana con su novio lo más lejos posible de Florida. ¿Cómo iba a saber que las cosas terminarían así?
 
Al final y a regañadientes terminó poniéndose SUS zapatos, los mismos qué se había puesto en el compromiso de Charlie y Adrien y que Kitty tenía por que los había olvidado y la verdad se le había olvidado devolvérselos. De paso también se puso el collar que había comprado en Cunning Fire Mall aquella vez por que estaba en la misma bolsa.
 
Llegó del brazo de su hermano mayor, igual que su hermana y escoltando a sus padres que no demoraron en entretenerse con los Wardwell. A lo lejos vio a su primo con Charlie, así que se disculpó con el hijo de uno de los dirigentes del hospital y mejor se fue con ellos, haciéndose con una copita de champagne en el camino.
 
Nate Grimaldi es la persona más aburrida del mundo, ¿cómo lo soportan? –abrazó a Charlie, besándola en la mejilla e hizo lo mismo con su primo, solo que a él le adecentó un poco la corbata con discreción aunque no le hacía tanta falta-. ¿Parece que me peinó mi elfina doméstica? Es que si lo hubiera hecho yo hubiera parecido que me peiné con los pies. Por cierto, ¿dónde están mis tíos? ¿Solo vienes tú?

Discretamente les hizo una seña a ambos para que se acercaran, no quería que nadie más escuchara. 

¿Charlie sabes algo de Sam? Es decir... -suspiró. Tenía muchísimo miedo de que estuviera muerta. No era el mejor lugar ni el momento adecuado, pero estaba preocupadísima-. ¿y si la tienen en la NIASA, NISA, esa cosa? ¿Y si la matan?
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Kitita

Mis hermanos, por si les interesa:
Lila (EAC, 6to) y Tripler (ANE, 9no)

Pues Harley no era de esas personas que amaba los eventos sociales ni mucho menos. ¿Por qué? Porque medio mundo conocía los deslices y chismes de su madre hace un par de años y de la situación familiar en la que se encontraba. Afortunadamente eso era más por allá de Nueva York o Washington, donde ni de loca se paraba en una cena ni nada.  Sin embargo esa ocasión como que se la debía un poco a Wilhelmina, ellas habían comenzado como emprendedoras de un negocio y si querían de alguna manera darse a conocer como gente seria y respetable, pues tenían que ver primero como es que otros empresarios respetables eran ¿Verdad?.

Se cambio como cuatro veces de ropa, no le gustaba ningún conjunto que tenia porque todos reflejaban sinceramente su estilo de muchacha adolescente sin familia, así que Wilhelmina le había terminado prestando uno de sus vestidos de mujer elegante y pues se lo puso (aun que le quedaba algo cortito,  pero igual servía).  Pasó otros veinte minutos acomodándose el cabello y pintándose (casi nunca lo hacía), pero al final si había quedado casi irreconocible.


¿Me pongo los zapatos negros o los ojos? DIME AHORA QUE YA ESTOY CON LOS NERVIOS DE PUNTA…


Le había suplicado antes de salir, al final habían decidido por los zapatos rojos que le quedaban mejor al vestido; le gustaba (aun que nunca lo admitiría) que su mayor preocupación en esos momentos fuera que color de zapatos elegir y no alguna otra cosa que tuviera que ver con cambios drásticos en su vida como lo habían sido el último año.


Ay no, me arregle como por media hora, ahora lo desquito… – le dijo como en tono de broma  a Mina cuando iban saliendo. Lo cierto es que no conocía (según ella) a nadie de los que iban a ir y no tenía el dinero para comprarse ninguna de las cosas de la colección esa de varitas. Tal vez en algún otro momento de su vida podría habérselas costado, pero ahora era una pobre diabla que horneaba cupcakes para vivir.


Cuando llegaron inmediatamente vio a toda la gente hablando y saludándose como si se conocieran de toda la vida, ella tampoco estaba muy a gusto con eso así que se le pego del brazo a Mina hasta que llegaron con la Champaña y Mina ya le estaba dando una, que por supuesto, no rechazo.


Pues salud… si me emborracho nada más cuida los zapatos, porque son tuyos también…
Se carcajeo y luego tomó de la copa también dándole un trago largo, como si el líquido que ahí dentro había fuera vital para ella en esos momentos.


Oye y ¿Conoces a alguno de esos señores? ¿Fingimos que nos gusta la fiesta y vamos a saludarles?..Hey mira, ahí esta Kitty, ¿Aun me odiará por lo del revolcón? ¿Crees que se acuerde?

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Vestido y Peinado

Zapatos

“Vamos un rato Jesse; así al menos podemos emborracharnos gratis y sacar un poco de pasta”. Esa había sido la invitación de Zlatan para la puta fiesta del imperio Wardwell ¿y saben qué?, me había convencido. La fiesta no era exclusiva ni mucho menos, y sabía que no lo era porque para que pueda asistir alguien como Zlatan entonces sgnifica que es cualquier puta cosa, así que ni siquiera puse demasiado espero en mi vestimenta y simplemente me puse unos cargo, zapatos deportivos, una camiseta polo y encima de eso una puta chamarra de piel marrón y listo, a fiestear con quien fuera que estuviera en la fiesta.

 
Llegando no demasiado tarde pero tampoco muy temprano simplemente llegue al lugar, que no era más que una de las grandes tiendas Wardwell cuya entrada estaba custodiada por algunos sujetos revisando a la gente que entraba. Viejos recuerdos… justo en ese puta tienda me habían dado mi varita y no había vuelto a poner un pie dentro hasta ese día. Cosa curiosa pensar en lo poderosos que se había vuelto los Wardwell y compañía durante estos últimos años.
 
Entré y lo primero que hice fue casi arrebatarle un espumoso y excesivamente dulce trago a uno de los sujetos que las estaban ofreciendo. Era mierda pero igual era alcohol para la sangre y además gratis, así que tampoco era como para quejarse y tal. Se suponía que Zlatan iba a llegar con alguien así que mientras tanto comencé a escanear culos para ver si había alguno que me llamara poderosamente la atención. En ese momento noté la presencia de Charlotte; si… esa rubia hija de puta con la que había medio tonteado tiempo atrás pero que por simple capricho me había rechazado y dejado con el puro sabor en la boca.. por así decirlo. Como sea, estuve a punto de ir a por ella y molestarla o cualquier cosa, pero entonces una figurilla se me atravesó por delante de los ojos y créanme cuando les digo que tardé como diez segundos observando cada detalle de ella hasta darme cuenta que se trataba de Wilhelmina, mi ex esposa.
 
Sí, ya había yo escuchado algunos rumores acerca de lo bien y lo rápido que se había recuperado Mini de todo el asunto; pero simplemente no pude más que quedarme con la puta boca abierta cuando vi que la muy cabrona estaba… joder, no estaba solo buena, decir que solo estaba muy buena sería como decir que el papa tiene mucho dinero. No, joder no, joder dios no por favor no; Wilhelmina estaba hecho un puto dulce, hermoso, colorido, brillante, de esos que ves en un aparador con un precio que simplemente no puedes pagar y solo te queda observarlo de lejos y babear por él mientras maldices tu miseria.
 
Ella aun no me había visto, y primero me di la vuelta sobre mi propio eje para evitar que lo hiciera. ¿Qué cojones estaba haciendo ahí?, la pregunta por sí sola no podía ser más estúpida, pero aun así en esos instantes me parecía una interrogante diga de toda mi atención. Tragué saliva, apuré mi trago y maldije unas cuantas veces antes de decidirme a dar el paso que supuestamente me haría ver como una persona madura y centrada en lugar de simplemente correr; así que me di la vuelta y fui directo a ella.
 
Ya en el trayecto me di cuenta que estaba acompañada de Harley, cosa que no tendría ningún significado si no hubiera existido aquel encuentro en el campus de la universidad hace poco tiempo. Pasaban mil cosas por mi cabeza: posturas, formas de hablar, tonos de voz, palabras tranquilas, palabras indiferentes, insultos o halagos; todo en uno y al mismo tiempo hasta que simplemente llegué frente a ella y seguro no podía tener una cara más imbécil que en esos momentos.
 
-Hola Mini… te ves bien. Hey Harley… ¿cómo están?, ¿vienen con alguien?. Esta cosa… un poco excesivo ¿no creen?-
 
No podía saber qué era más estúpido, si el saludo tan retardado que acababa de hacer o el simple hecho de estarme arrepintiendo de haberme acercado como si existiera alguna razón para hacerlo. Lo cierto es que aunque en esos momentos aunque yo no lo supiera, por supuesto que existía.

Tenía que dejar de hacerse el imbécil invitando a salir a Julisa en cosas que fácilmente podían catalogarse como “una cita” pero que no terminaban de serlo porque al final le agregaba cosas como que verían a Crawford allá o Julisa terminaba por darle un beso en la mejilla tipo el que se le da a los hermanos. De todos modos no podía permitirse grandes cosas en el terreno sentimental, porque estaba liado por todas partes, confundido y hasta se podía decir que algo aterrado por todo lo que pasaba con Maddie. Al final no era todo más que un entramado digno del más grande de los maricas, y tenía que bajar los pies a la tierra.
 
Julisa estaba despampanante. Y se sintió tan reducido a su lado que eso solo significaba que de verdad se había lucido tomando en cuenta el ego que Zlatan tenía, se veía guapísima y no parecía la misma chica que había nadado con manatíes hacia cosa de nada, en bragas y sin que nada importara. -¿A quién quieres impactar con esa falda?-Le preguntó antes de pasarle el brazo por los hombros primero, para entrar con ella, pero terminando por rodearle la cintura en un gesto según casual, pero que no lo era, menos ese mundo siempre tan al pendiente de las relaciones personales.
 
No era la primera vez que iba a ese tipo de fiestas, porque siempre iba para gorronear alcohol y divertirse a expensas del dinero de los demás, que de todos modos tenían tantos galeones que una fiesta para el pueblo no era nada. Además ganarían mucho más con su supuesto lanzamiento de novedades que él no pensaba costearse por el momento. No se había vestido como si fuera a una boda, llevaba jeans, zapatos de vestir, una camisa y un blazer sin parecer demasiado arreglado, pero para tampoco desentonar para no estar en la mira de todos todo el tiempo por ser “el desarreglado”.
 
Al entrar miró a todas partes para localizar gente, aunque no le importaría pasar un rato solo con Julisa si ella se sentía con ganas de eso. Pero primero lo primero. La tomó de la mano para jalarla hacia lo que parecía una barra, en donde los meseros iban a llenar las bebidas que iban repartiendo en sus bandejas. Le guiñó un ojo a la chica y muy discretamente hizo levitar hasta ellos una botella de whisky de fuego que tenían guardada detrás de la barra lista para el uso.
 
-Primero trofeo de la noche para ti…-Le dijo a la chica pasándole la botella, también le sugirió que la guardara para más tarde, pues todavía la gente no estaba como para no llamar la atención por andar bebiendo del cuello de la botella.  Mientras aprovechó para tomar otras dos bebidas de color azul, que no sabía qué eran, y pasarle una a ella, esta vez sí de una bandeja de los meseros.
 
-Jaja, mierda, mira…-Señaló con las cejas al imbécil de Jesse que estaba con Harley y su ex esposa con una cara que daba pena. Quería saludar a Harley, conocer formalmente a Mina y salvar a Crawford, pero no sabía si era un acto prudente ir hacia allá. -¿Crees que necesite una mano?

James Doug Murphy era, muy a su pesar un Murphy de Alabama y eso significa entre otras cosas, reconocimiento, fortuna y poder. En su caso concreto y a título personal también significaba que había dejado atrás un rastro de cadáveres entre sus pacientes que había provocado rumores acerca de su pertenencia a un operativo secreto del gobierno mágico.

Pero a nivel general, sólo su apellido, reconocimiento, fortuna y poder. Por eso estaba aquí entre gente libre y no preso. Y por eso estaba aquí, literalmente, en la fiesta de los Wardwells. No podía ser que la élite se reuniese y no hubiese ni un Murphy dejándose ver, no por favor, qué iba a pensar la gente.

Murphy dejó pasar las bandejas de champán y otros etanoles hasta que por fin encontró un lugar en la barra en el que servían sodas frias. Tomó una y miró a su alrededor buscando una cara amiga. Vio a Zlatan y Julisee, pensó en acercarse pero... tenía que cruzar todo el salón, de lado a lado. Mejor no.

No era un problema de vestimenta, ni de formas sociales. Sabía cómo debía comportarse, a quien debería saludar y cómo hacerlo. Además, vestía smoking de chaqueta blanca hecho a medida, pajarita de seda negra y zapatos milaneses hechos a mano. Lo tenía todo para triunfar, hasta el punto de que, cuando se relajaba y distraía mirando al infinito parecía casi guapo. El problema era que aunque lo tuviese todo para triunfar su falta de confianza era tan abismal que no podía ni mantener la más insípida conversación con un desconocido. 

Por ese motivo y tras conseguirse la bebida, se acomodó en un rinconcito del salón, entre una planta de interior y una columna. Técnicamente no estaba escondiéndose, pero también era cierto que no estaba a la vista. 

En algún momento tendría que acercarse a los anfitriones, saludarles y hacerse notar (si no, ¿para qué había venido?) pero definitivamente, no ahora.

Se encogió de hombros porque los zapatos le valían un reverendo comino, ella solo quería pasarlo bien así terminaran descalzas. Echó un vistazo alrededor y sí, conocía a varios, aunque algunos los había visto solo de niña cuando todavía vivía en casa de sus papás y la obligaban a estar en la cena, pero no quería ir a saludar a ninguno y ponerle cara linda y todo eso.
 
-Hay que saludar a los señores cuando esté más borracha que así me da una flojera inmeeeensa.
 
También volteó a ver a Kitty, que esperaba que ya hubiera superado lo del revolcón que Harley ni la debía ni la temía. Ya después se había dado cuenta de que el tal Yuki era en realidad Spektor, el amigo de Jesse, y supuso que, en el remoto caso de que Kitty sí hubiera sido su novia en tiempos en los que se acostó con Harley, no le sorprendía que fueran amigos si eran igual de asquerosos.
 
-Ah pues no sé ojalá que sí, de todos modos no es tu culpa o sea..
 
Eso claro, solo lo pensaba respecto a Harley y esa situación en específico. Si alguna tipeja llegara como “oye me tiré a tu ex marido pero no sabía que era algo tuyo” seguramente le escupía en la cara. Y justamente fue Jesse el que se apareció. En el peor de los momentos, mientras pasaban esos pensamientos por su mente, por cierto.
 
Lo miró con los ojos ligeramente entrecerrados con ganas de aventarle la champaña en toda la cara por atreverse a llegar así, saludar a Harley como si no le hubiera dicho estupidez y media, decirle a ella que se veía bien. ¿Qué carajos le pasaba, qué no le funcionaba la cabezota? Sentía como un montón de snitches furiosas revoloteando en su estómago entre los nervios y el creciente enojo. Era la primera vez que lo veía desde que habían terminado con ese dolorosísimo –para ella- proceso de separarse y se acercaba así como si nada en medio de esa fiesta llena de gente donde no le podía poner un buen puñetazo en toda la bocota. Lo odiaba de verdad, por celos, por enojo de haberla hecho perder el tiempo, por haber sido el único, por un montón de cosas que de verdad la ponían mal.
 
En vez de hacer todos los actos violentos que su cabeza imaginaba se acabó de golpe la copa que tenía en la mano y desvió ligeramente la mirada hacia cualquier lado mientras apretaba los dientes.
 
-¿Por qué no te largas? Lo que es excesivo es que vengas a saludar así como así. Date la vuelta y déjanos en paz, o di rápido que quieres y adiós. 
 
Le sonrió un poco y lo invitó con un gesto a que se diera la vuelta y se largara de su vista. No lo soportaba, lo único que veía cuando lo tenía de frente era a él tirándose a todas las zorras de su lista. Necesitaba más alcohol. Rá-pi-do.

Vestido ♥ - Abrigo ♥

with: MADISON A. MERTEUIL


Le di una calada al cigarro, tenía que asistir a una fiesta llena de niños ricos y personas bien vestidas. Lo último que me gustaba hacer era eso, asistir de etiqueta, bien portado y saludando como una jodida miss universo predicando paz y amor. Desempolve el único traje que tenía, ese que se usaba únicamente en eventos importantes y bueno… había que usarlo hoy. Era simple, saco y pantalón tenían con un tono gris pero más oscuro, entre la línea entre lo negro y gris, mientras que la camisa y la corbata eran negra, causando el contraste necesario para verse bien.

Maddie y yo teníamos un trato extraño: tu me ayudas, yo lo hago, era un ciclo de dar y recibir y hasta ahora no había habido ninguna falla en ese “sistema”, era por eso que me alistaba para el evento celebrado, sin muchos ánimos tenía que ser sincero. Enfatizaba algo… estar entre gente de “cuello estirado” me asqueaba, no podía beber como yo quisiera y por la misma razón de no poder beber, no podía fumar, es por eso que antes de todo, me fue un porro, después sentía ansiedad y me daba por morder cosas, como vil perro –como si no estuviera en mi sangre ese lado “canino”-. 

Cuando llegue al sitio indicado, busque a Madison con la mirada. Entre las personas que llegaban o que estuviera en algún rincón abrumada por la proliferación de los magos y hechiceras. Era una chica extraña y aún más extraño que nosotros salieran juntos de esta manera. En todo había beneficio, en este caso, yo la acompañaba y ella me pagaba, pero no con galeones, sino que me conseguí marihuana. Como a ella la seguían los hombres, debía saber ya uno que otro secreto de alguno de ellos que tanto la asediaba.

No espere más y entre, si no venía me importaba un carajo. ¡oh, pero ahí estaba! Que estúpido esperando afuera del evento mientras que ella ya estaba dentro. Me acerque hasta ella empujando personas y mesas. Rodee sus hombros con mi brazo y la estreche contra mi tan confiado como yo solo. Una vez que ya estaba con ella, algunos hasta parece que huyeron y otros hablaron con la rapidez y brevedad posible y terminaron por irse también. Asustas a los hombres. Chasquee la lengua y la solté de mí abrazo, primero tome un bocadillo y me lo comí enseguida, luego tome dos copas de champán; no era fanático del champán, pero había que ponernos a la altura de los agraciados económicamente. La universidad es jodidamente enorme y se te ocurre traerme a mí. Le pase una copa y me quede con la otra. No se trataba de nada más que de eso que había dicho; tenía que elegirme a mi, ¿para qué? no tenía ni idea...

Caminaba junto a Mills y escuchaba lo que iba diciendo, comentando-quejándose de que su padre no tardaría en llegar, y acto seguido como decía aquello, apenas haciendo, consiguiendo que el metamorfomago se encogiera de hombros. - Me lo comentaste y simplemente me sonó a que querías que te acompañase, una llamada de socorro, y para evitarte morir de aburrimiento aquí estoy. - Arrugó la nariz y frunció un poco el ceño. - Yo solo espero que cuando tu padre pise la fiesta me avises antes para no tener que verle la cara. Aunque tampoco es que me fuera a emocionar el tener que ver al mio... Espero que no se pase por aquí o al menos no le vea.
Una clara mueca de asco, escuchar a Miles reírse, y él mismo se rió, dándole una calada al cigarrillo que iba fumando.

Era cierto, tal y como Miles dijo, a Stall no le gustaban aquél tipo de eventos, resultaban todos iguales, repetitivos, pero ahí estaba, por hacerle compañía a su mejor amigo y de paso, si había algo de beber gratis, tomarse una pequeña -diminuta mas bien- “fiesta” de descanso o así entre inventar pociones nuevas y no.

Antes de entrar, tiró la colilla al suelo tras dejar que el italiano diese una ultima calada, y tras pisar lo que fue un cigarrillo, pasaron dentro.

Draken se dedicó a mirar alrededor, viendo una mesa con copas, que dejaba un poco qué desear en cuanto a bebidas, y volvió la vista a su compañero, a ver que demonios hacía, que harían ahí. Le siguió como buen amigo fiel y saludo a quienes conocían en común – familias bien posicionadas – y en no mucho tiempo se vio frente a dos chicas, las cuales reconocía.

Notó el golpe en el costado que su mejor amigo le dio y rodó los ojos. - Solo esperaba a que dejases de hablar como un capullo para no sentirme más bicho raro aún. - Se miró a si mismo, con el atuendo que había tenido que ponerse más o menos obligado por el italiano. Él también podía ser educado y todo lo demás, bien hablado incluso por increíble que pudiera parecer, pero no le daba la gana de comportarse así, simplemente; los años en los que hacía teatro los dejó atrás ya hacía un tiempo.

Saludó a las chicas y habló, sin referirse a ninguna en concreto, aunque un poco más dirigido a la que suponía ser la “anfitriona” de la fiesta. - ¿No hay algo para beber que no sea ese aburrido champagne? - Preguntó inclusive poniéndole acento a la hora de mencionar el nombre de la bebida que se veía ser repartida por doquier.

Ella solo asintió a la cabeza como si “cuando estemos más borrachas” fuera como una orden para seguir bebiendo como locas.  Se tomó todo lo que traía en la copa de champaña y la dejo por ahí, se sentía algo incomoda por andar tan arreglada y estar en una fiesta grande después de tanto tiempo, incluso se veía nerviosa, moviendo sus manos como si no encontrara donde colocarlas y demás, termino por tomar otra copa y pasarle la segunda a Mina.

Pues vayamos comenzando, señora empresaria, estoy segura que será una grandiosa noche, salud por usted… – Chocó un poquito la copa, ya ni le importaba si Kitty seguía enojada o no, pero si dentro de ella, se sentía algo mal por andarse acostando con desconocidos por la ebriedad, sabía que tenía que dejar de hacerlo, pero en esos momentos y con su situación sentimental estando como estaba, no tenía ganas de estarle dando  gusto a nadie que no fuera ella misma, ¿Egoísta? Si, un poquito.


Entonces, casi se le atora el champagne en la garganta cuando vio a Jesse acercándose a ellas. Esperaba y rogaba que el idiota del ex de Mina se desviara hacia algún otro lugar y no fuera hacia ellas, pero no, no fue así y lo que hizo fue saludarlas con la cara más ridícula que podía haber tenido.


Ok, sinceramente ella no odiaba mucho a Jesse hasta hace un par de días en que le había soltado toda esa sarta de idioteces que obviamente, le contó a Wilhelmina a su modo, ahora quería colgarlo de la estatua de la libertad y venderle al mundo postales con sus viseras de fuera, pero no iba a hacerlo, contrario a eso solamente le soltó una sonrisa elegante y le paso el brazo por los hombros a Mina, atrayéndola hacia ella.


Pues no, venimos juntas y con los empresarios de esta ciudad.  Así son las fiestas de sociedad, ¿verdad? Que interesantes…  ¿Te podemos servir en algo o ya te estás retirando? … – Le dijo entre dientes con una sonrisa, luego acerco su nariz a la mejilla de Mina dándole un besito coqueto, de esos que se mal interpretaban del todo.


Ay mira Mini, ¿No es ese el señor Defeu? … ¿Creo que deberíamos ir a saludarlo, no crees? … ven, vamos… – Claro que no existía esa persona, la verdad Harley conocía a cero de los empresarios o gente de por ahí, solo quería sacar de esa situación a Wilhelmina y evitar que Jesse muriera enfrente de toda esa gente.

Había metido la pata hasta el fondo de lo hondo de lo más profundo y nadie tenía que repetírselo porque era algo que ella misma no dejaba de recalcarse. Haberle creído una sola palabra a Adrien Morgan había sido una línea más en su lista de malas decisiones, porque no solo había cometido el gravísimo error de mostrarse vulnerable con él, sino que para colmo había terminado cayendo en su juego y contar lo que había pasado después de ello quedaba por más redundante y obvio. Bastaba con decir que al final, Adrien había conseguido verle la cara por completo. A nadie le había dicho y con nadie se había quejado, porque sus equivocaciones eran suyas y a ella le tocaba asumirlas, y también porque le daba muchísima vergüenza y estaba furiosa consigo misma por todo. No más, no iba a entrar en detalles de lo que deseaba que le pasara al Nu pero ella marcaba ya punto y final a toda esa historia, no iba a volverla a engañar. 
 
Iba a ir a la fiesta (por llamarle de alguna manera) de los Wardwell porque era una excusa para entrar en calor antes de marcharse a tener una noche como debía hacerse conforme el tiempo avanzara, porque tenía curiosidad de ver la anunciadísima nueva colección (no entraba en sus planes trabajar "para ellos" pero ya tenía el ojo puesto en Manufactura de Varitas) y porque Zlatan la había invitado. Zlatan, el mismo chico que movía cielo, mar y tierra por tenerla contenta aunque no fuera en citas citas ¿Confundida? Mucho. 
 
Julisa no tenía dinero como para tener en su guardarropa vestidos carísimos y zapatos que costaran lo que su madre ganaba en un mes, pero con lo que tenía se las arreglaba para no desentonar en según qué ocasiones. El blazer azul marino y la falda que llevaba tenían en su armario un par de años pero nunca le habían quedado mal. - Pues a quien se deje, claro. ¿Tú te sientes impactado? - Le respondió sonriendo con malicia a lo de su vestimenta. Y bien, de acuerdo, quizá si que había puesto especial esmero en su apariencia esa noche, pero eso era algo que para levantar los ánimos siempre venía bien. 
 
Entró a la tienda con Zlatan sujetándole la cintura y después de ello la mano para acercarla a la barra. Apenas intuir de que iba los ojos le brillaron dándole toda su aprobación y discretamente abrió su bolso para guardar la botella que él se acababa de encargar desapareciera de forma discreta. Aunque fuera la primera estando al pendiente de él cuando se pasaba de drogas o volviéndose un tanto histérica cuando se peleaba por cualquier cosa, había que admitir que esas habilidades que tenía para tomar lo que quisiera sin ser descubierto eran de gran utilidad. 
 
- Me parece bien, dando el primer tributo de la noche. - Benditos hechizos de expansión, que todo y más le cabía en el pequeño clutch plateado que llevaba. - Entonces cuál es el plan? Nos emborrachamos con licor ajeno y nos vamos a otro lado a seguirle? - Porque lo que tenía claro es que esa era apenas la primera parada. 
 
Dio un recorrido con la mirada comenzando a buscar rostros desconocidos, pero en lo particular a Jesse, no lo había visto hasta que Zlatan se fijó en él. Eso no iba a acabar bien. - Ahhh es cómo ver un tren a punto de chocar. - Se mordió los labios y cubrió los ojos un segundo con los dedos. Ella ya conocía a Harley y por supuesto a Wilhelmina también, aunque a fin de cuentas quien le apuraba era él, a ellas dos ni las conocía tanto, independientemente que estuviera de acuerdo que lo que le había hecho a su ex mujer era una barrabasada (así como tampoco estaba enterada que a propósito, estaba en calidad de zuripanta con ellas, qué iba a saber). 
 
- Creo que necesita una mano, una excavadora y un doctor. - Para salirse de esa. Vale que de etiqueta en divorcios no sabía nada pero tratar de sacarle conversación a tu ex esposa así a cosa de unas semanas de haber firmado no podía ser muy sano. Apuró su trago azul, que ni idea de lo que fuera, pero era dulce y no muy fuerte, y tomó a Zlatan de la mano para ir hacia Jesse. - Anda, vamos a ser buena gente y ganar unos puntos de karma a favor. - Sacarlo de problemas no pero por lo menos darle una distracción, ¿no?
 
Para recalcar, no, a Adrien no lo había visto tampoco 
 
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Atuendo : Este

¿Que qué esperaba?. Bueno… no precisamente un beso y un abrazo ni mucho menos, pero la verdad es que por alguna razón si había esperado un poco de cordialidad al menos para fingir ante tantas personas ahí presentes. Al final no era así la cosa y pues bueno, de hecho era algo que bien tenía que haberlo sabido por cómo era Mini… lo que me decía que por mucho que hubiera modificado su aspecto, básicamente era la misma persona.


Eso sí, no puedo negar que sentí un terrible arranque de molestia cuando la que había sido mi esposa, primero, hacía lucir sus desplantes de desprecio como si yo fuera un completo imbécil que se fuera a dejar (lo mereciera o no). Primero, miré hacia mi alrededor y sonreí, fingiendo que aquello era algo así como una broma privada entre nosotros cuando algunas personas cercanas habían volteado a ver ante el notorio desplante de Mini.

-No recordaba que bebieras tan deprisa. Un placer verte y que bueno que estás bien. ¿Yo?, perfectamente… sobre todo con estas fiestas en donde uno se puede reír un poco de la gente. Ya sabes…-

Prácticamente era como estar hablando solo. Pero lo que si no pude esconder fue una cara de desprecio al sentir como las entrañas me pedían a gritos darle una patada en el culo a Harley que, como siempre, metía de nuevo la nariz en donde nadie la estaba llamando. No era por el beso… es decir, que ni creyeran que me tragaba el cuento de que andaban juntas o algo así. Era yo el que las había ayudado a aparentar tonterías en el colegio y era también yo el que mejor sabía que aquello no era más que una idiotez de niñas arrogantes.

-Acabo de llegar, no puedo retirarme sin antes convivir un poco con la gente estirada. Lo que si es que te acepto algo de beber… lo que sea estará bien, gracias-

Justo acababa de decir eso cuando prácticamente pasando de mí, Harley tomaba del brazo a Wilhelmina amagando con retirarse y dejándome ahí parado como si fuera un puto don nadie. No… podía estar odiándome todo lo que quisiera y tal, pero de ninguna manera iba a permitir que se comportara como una idiota en medio de tanta gente. Así que por muy mala decisión que fuera, me adelanté un paso y tomé del brazo a Mini con la fuerza suficiente como para que se detuviera y me escuchara.

-Ya sé que no eres más que una escuincla, pero no te comportes como tal.-

Le hable muy de cerca, esperando que no se armara un puto escándalo, y antes de cualquier otra cosa le lancé a Harley una mirada asesina como si con eso fuera suficiente para mantenerla quieta al menos unos segundos. Si Mini creía que me podía tratar como se le diera la gana así sin más pues estaba jodidamente equivocada.

-¿Podemos al menos hablar tranquilamente y fingir que la pasamos bien?, ¿o es mucho pedir para ti?-

Cuando Charlotte se unió a la conversación con Grimaldi esta ya estaba decayendo un poco, hablaban de los fundamentos del hospital y la medida que tomaría también con respecto a las muy sonadas desapariciones y cosas así. Realmente Adrien solo repetía cosas que había escuchado y trataba de hablar de otros asuntos un tanto más amigables con el sujeto, no era muy agradable, pero era una de esas personas que su familia deseaba que frecuentara y así lo hacía, jugaban ajedrez mágico de vez en vez, aun que el tipo era un papanatas.

 Cuando Grimald menciono acerca del compromiso que se había cancelado entre Charlotte y él, Adrien solo atino a sonreír y tomar de la cintura a la chica, en un gesto algo posesivo pero a que a la ves insinuaba que aun había algo mas entre ellos.  Entonces Kitty había llegado con su imponente buen humor.  Adrien desvió la mirada hacia otro lado, dejándolas a ambas hablar como amigas y demás, solo frunció el entrecejo cuando Kitty le arreglaba la corbata y se hizo hacia a tras un paso tomando una copa.

Mi familia vendrá más tarde… entradas especiales, tu sabes… – Cuando comenzaron a hablar de la mujer desaparecida, él volvió a rodar los ojos.  Tampoco es que pusiera mucha atención al tal Jesse Crawford ni a Wilhelmina ni a la tal Harley, lo que le llamo muchísimo la atención fue ver a lo lejos a Julissa quién se acercaba a ellos.

Ok, había sido un completo mal nacido con ella, la había lastimado de formas terribles pero, ¿Tenía que verse tan bien ese día? ¿en verdad?.  Decidió simplemente no mirarla esa noche, su atención tenía que estar con Charlie, se volvió hacia ella y volvió a tomarla de la cintura con un brazo, como si realmente le interesara la plática que ambas chicas tenían.

Afortunadamente para romper el mar de estrógeno que rondaba a su alrededor, llego Miles y Draken, dos tipos con quienes no se llevaba en lo absoluto mal y podían hacer al menos un poco más llevadera la noche.

¿Asi saludas ahora Selvaggi? …  – Le tendió la mano a él y a Draken de manera formal, siempre era así y mas en ocasiones de “gala”, una vez habiendo cumplido con los honores, pues se relajo un poco más soltando al fin a Charlotte y colocando las manos en los bolsillos de su traje.

Pues esperamos sea una buena velada. ¿llegará tu familia Miles?

Brillantina se destacaba por dos cosas: tener montones de fieles lectores que cada semana buscaban su nueva edición y sacar los trapos al sol de lo más selecto de la sociedad mágica en su sección de sociales, que era para que la que Betty trabajaba desde hacía casi cuatro años. Al principio, al entrar a ese trabajo, había pensado que era ligeramente denigrante tener que hacer esas cosas, como si meter la nariz en la vida de la gente cada tanto fuera un empleo de lo más indigno. Ahora se lo tomaba con una pasión abrumadora, quizá porque había encontrado la justa medida mezclando la vida social que a nadie debería importarle con la vida política de la que todos deberían estar atentos. Por supuesto, todo debía salir de voz de la juventud, porque sus lectores eran mayormente jóvenes.
 
Aquella era una de esas noches con mucho trabajo. Se había tenido que enfundar en un vestido rojo y colgarse su cámara mágica después de un peinado al que le había puesto mucho esmero. Ser periodista no significaba andar por ahí en fachas en eventos sociales, menos cuando Brillantina tenía una sección especial de moda. Sería un desastre. Al lado levitaba su libreta y la vuelapluma que siempre la acompañaba a todas partes. Los que habían intentado quitársela algunas veces, habían sufrido una especie de sobrecarga eléctrica, como si les cayera un rayo. No había escapatoria con ella.
 
Abrió la noche haciendo unas cuantas preguntas a gente random. Tonterías sobre qué les parecía el lanzamiento de la nueva línea Wardwell y todas esas cosas. Hasta que vio al primer verdadero objeto de su deseo a lo lejos. Muy sonado había sido lo del compromiso fallido entre Charlotte Wardwell y Adrien Morgan. Cualquiera diría que era noticia aburrida y cosa del pasado, pero resultaba que Morgan era poco cuidadoso en sus relaciones sociales, o al menos era menos discreto de lo que pensaba, y de una forma u otra, ese tema siempre salía a relucir.
 
Se acercó primero a ese grupo (Adrien, Charlotte, Kitty, Miles, Draken) y saludó a Charlotte con un apretón de manos y una sonrisa encantadora que muchos calificaban como “molesta” cuando se sentían realmente abrumados por sus preguntas.
 
-Buenas noches señorita Wardwell. Felicitaciones por la fiesta, está resultando todo un éxito. Me preguntaba si podría hacerles unas cuantas preguntas ahora que comienza la noche y no están muy ocupados. ¿Puedo?
 
Había preguntado dos veces si podía, pero eso no significaba que estuviera esperando una respuesta para preguntar de todos modos. Y no contestar siempre era un arma de doble filo.
 
-Adrien, ¿qué me puedes decir de la chica con la que te fotografiaron en actitud sumamente romántica recientemente en The Wild Thyme? donde además alegan que maltrataste al personal…¿tienen una relación romántica o es solo una amiga? ¿no fue nada? Tus fanáticas se mueren por saber.
 
Y claro, eso de maltratar al personal daba para otra historia colateral de abuso de poder, pero eso no se lo iba a decir tal cual. Luego podrían pasar a Charlotte y los alegatos de explotación de trabajadores en la fábrica para sacar a tiempo la nueva línea, o mejor aún, el escándalo que tenían escondido en el Ministerio sobre el embajador de Italia, cuyo hijo estaba ahí presente en ese mismo momento, acerca de algunos crímenes de talla internacional que incluían fraude y asesinato, pero en los que, como siempre, estaban inculpando a alguien más limpiando toda huella, ¿y quién iba a sospechar de una familia aparentemente intachable siendo que el chisme lo había desatado un italiano don-nadie con pinta de loquito del bosque (o pinta de haber sido torturado mediante cruciatus durante un mes seguido)? Y que todo el Ministerio parecía dispuesto luchar con garras y dientes por los Selvaggi. Igual, sería bueno saber cómo lo llevaba la familia. Pobrecillos, con tantas levantadas de falsos.

No, Wardwell mayor es para mí. Espérame unos dos años y verás que me caso con él –dijo en tono muy serio aunque era evidente que estaba bromeando. ¡Ay pero que no se casara! Él era hasta la fecha uno de los solteros más codiciados y aunque a ella no le gustaba ni en lo más mínimo, le parecería una desgracia que terminara casado con alguien como la hija de Grimaldi.
 
Asintió cuando dijo lo de Samantha. Kitty quería creer lo mismo y ya hasta se estaba convenciendo así misma de que era así y de lo imposible que era que los muggles la hubieran secuestrado. Ni siquiera se sabía el nombre de algún lugar no-mágico, era imposible. Simplemente imposible.
 
Tienes razón, creo que estoy exagerando. Bueno pero ya no hay que pensar en eso… esta es tú noche. Quiero ver una varita tuya en la exhibición, eh, solo por eso vine –sonrió y bueno, también había ido por que no tenía otra cosa que hacer y prácticamente la habían obligado.
 
También le echó una rápida mirada a las personas que llegaban, como por ejemplo el notable embarazo de Gretie Earhard, ex Epsilon Alpha Chi, o lo muy acarameladitos que se veían el secretario de la presidenta con una de las banqueras . De hecho estaba volteando hacia otro lado cuando Charlie señaló al grupito de Mina y de Harley.
 
No claro que no, bueno espero que no -no las saludó con la mano por que obviamente no la iban a ver por estar muy asustadas (o molestas) con la llegada de Jesse, tampoco creía que Harley fuera la clase de persona que hace escenitas frente a todo el mundo. Abrazó a Miles cuando llegó a saludar y lo besó en la mejilla, sonriendo por lo de las canas. ¿Qué acaso era la única que disfrutaba de esas cosas?-. Oh, vamos, ¿no sean así? Un ratito no mata a nadie y no Dreaken, ¿qué más quieres beber? Ni modo que den aguas locas o algo así… ay no… -¡por favor no! Bien que no vio a sus amigas, (o sea a Maddie a penas y la medio saludó con la cabeza y a Mina y a Harley ni hola les había dicho) pero el aroma intenso y la vocecilla molesta ya tan conocida le hicieron voltear hacia Betty .La verdad, la verdad, la verdad le encantaba leer  Brillantina y era pero si fanática (de closet) de sus artículos, pero le había caído gordísima después de que Charlie y Adrien rompieran su compromiso-, Charlie mira quién es.. ay no, no volteen ahí viene.
 
Le sonrió de manera encantadora pero sumamente hipócrita y bastaron solo dos palabras para que fulminara a su primo con la mirada.
 
¿De qué está hablando Adrien?
 
Ay, ¿de quién? ¿Cuál amiga? ¿Y por qué estaban diciendo esas cosas tan horribles de él?

Por poco y se le sale preguntar “¿el señor cuál?” porque no tenía ni idea de de quién estaba hablando Harley pero por suerte entendió a tiempo que era un asunto para salir del paso. De verdad que no quería hablar con Jesse, lo aborrecía y ni siquiera entendía como para qué diablos quería hablar con ella, si todo había quedado muy claro para ambas partes y por algo se habían separado. No le contestó nada a Jesse y se dio la vuelta para irse con Harley sin tener nada más que agregar –ni querer agregar nada, además. Fue entonces que lo sintió tomándola por el brazo, diciéndole una tontería que la hizo enojar el doble.
 
-Tú eres un idiota y te has comportado así toda tu vida, no veo por qué tenga que hacerte caso.
 
Le susurró, sin forcejear para que la soltara solamente porque se vería demasiado obvia la pelea, odiándolo como nunca por hacerle eso. ¿Qué no había tenido suficiente de lastimarla y humillarla ya?. Si otros tiempos fueran ya le habría echado algo a la cara, le habría pegado un buen puñetazo en la nariz y le habría gritado que se fuera al diablo, pero ya no podía permitirse esas cosas, menos con la reportera de Brillantina pululando por ahí para que su incipiente negocio se fuera al caño.
 
Pero cuando vio que el tipo ese con pintas de extranjero y que la tal Julisa se acercaban, de verdad sintió que era capaz de matar. Clavarle a Jesse un pedazo de vidrio en la yugular y colgarlo por los huevos no sonaba a nada que no se mereciera en lo absoluto. Le lanzó una rápida mirada a Harley como de que no se preocupara, pero de verdad se sentía peor que nunca.
 
-Jesse, ya me humillaste lo suficiente, ¿no? No sé de qué quieres hablar, además ahí vienen tu puta y tu amigo el idiota. Y créeme cuando te digo que no voy a soportar eso. Respétame un poco por una vez en tu vida y déjame en paz. Si tienes algo que decir dilo rápido y asegúrate de que esa gente no se me acerque o te juro que…
 
Respiró profundo, para intentar calmarse y que se le notara todavía menos que estaba a punto de cometer asesinato. En ese momento se arrepentía de no haber dejado que su hermano lo pusiera en su lugar como había sugerido. Tenía ganas de llorar, tenía ganas de largarse de ahí y tenía ganas de gritarle, habría deseado que no doliera tanto y tan profundo. Igual, no le quedaban muchas opciones en medio de tantas personas.

Pero ni siquiera había podido saludar de manera correcta a los chicos que iban llegando, pues adivino de inmediato quien se acercaba con la advertencia que Kitty les había dado, se había acercado a Charlotte para susurrarle al oído un “no te preocupes” cuando se encontró con la reportera frente a ellos haciendo gala de todo eso que ella sabía hacer de sobra: intrigar acerca de las personalidades conocidas.  

Y no es como que fuera la primera vez que se hablara de él en los diarios, después que se había puesto en pausa su compromiso con Charlotte, muchas especulaciones habían surgido al respecto, Adrien no le prestaba mucha atención a los tabloides, pero su familia, su madre en especial, si lo hacía. Por eso es que le exigían un estricto control de lo que hacía o decía en público.

Sonrió de medio lado hacia la reportera fingiendo que saludaba a una que otra personalidad a lo lejos, pero cuando esta requirió su atención y le hizo esa desagradable pregunta, pues él solamente sonrió elegantemente y negó con la cabeza.

No, yo creo que la situación se está mal interpretando, esa joven es solo una joven de clase baja que asiste a la universidad. Como muchos saben ayudo a otros estudiantes de Bassett Knapp en los veranos con materias, en especial aquellos que no pueden costearse clases particulares. El asunto es que las personas de su “pueblo” suelen ser un poco más cálidas que otros al momento de agradecer, son costumbres que no me atrevería a desairar, sin embargo debo decir que no hay nada más entre nosotros…  Solo una mujer ha podido captar mi atención… ¿No es así?...

Y luego tomo la mano de Charlotte y la atrajo hacia él para darle un beso en el dorso de la misma.  Volvió después de eso a darle una agradable sonrisa a la reportera, como nota de que no lo incomodaba, en lo absoluto, sus preguntas.

Con respecto a lo de maltratar personal, creo que solo fue una confusión del restaurante, he sido cliente frecuente durante mucho tiempo y la mayoría del personal me conoce, la verdad es una historia graciosa de cómo es que un día termine empapado de jugo de moras… pero creo que esa es una historia para contarla luego… no quiero restarle importancia a esta magnífica gala y la gran colección de los Wardwell.

Como detestaba haber tenido que aprenderse ese discurso,  más aun tener que fingir que era esa persona agradable del mundo mágico y de la socialité de Estados Unidos. Al menos esperaba que sus respuestas hubieran bastado para la mujer.

Estaba medio ofuscado y a nada de perder el rumbo de la situación mientras sujetaba a Mini del brazo. Eso pasaba con ella… particularmente con ella y prácticamente como reacción a cualquiera de sus propios arranques, y la verdad que detestaba el poder que la chica tenía para sacar lo peor de mi interior. Respiré y miré alrededor para cerciorarme de que no hubiera nadie que notara lo que pasara y hasta me sorprendió que no existiera un solo valentón que se acercara a defender a Mini; lo cual solo me decía que en esta clase de fiestas no había más que maricas. Casual…

Volví a mirar a Harley, pero ahora casi como rogándole para que no armara ningún alboroto, apenas un instante antes de que Mini alegara que toda mi vida había sido un completo idiota. Joder, en eso la verdad es que no tenía ni como desmentirla, porque era cierto… toda mi vida había estado comportándome como un idiota inmaduro y justo cuando había pensado que aquello se acababa con un noviazgo duradero y el ingreso a una Universidad de prestigio… zaz, vinieron más drogas y más chicas y el mentado divorcio que ahora tenía mi existencia de patas arriba.

-Lo sé y… joder, tienes el derecho de mandarme al diablo. Pero escúchame, si de algo sirve al menos todo lo que tuvimos alguna vez-

La verdad es que no tenía muy en claro lo que quería de ella. Es decir, independientemente de lo buena que estaba, era obvio que le siguiera teniendo un cario especial por las cosas que habíamos compartido antes e incluso después del matrimonio. Era un desperdicio… un completo desperdicio que todo terminara tan mal, que dos personas tuvieran que estar destinadas a cuidarse las espaldas del otro por una situación que tal vez… pensándolo fríamente, no era tan grave como el mundo pensaba (o como yo quería pensar). Su segunda ronda de palabras se sintieron como una daga de fuego cortando y abriendo la piel, y en efecto, al girar la vista noté que se acercaban hacia nosotros Zlatan y Julisa.

No podía saber qué diablos les estaba pasando por la cabeza como para pensar que era una excelente idea venir justamente al epicentro de la tormenta, pero de inmediato les hice una seña con la mano atravesando mi cuello y negando con la cabeza para expresarles que, por todos los putos dioses, abortaran la misión pero ya. Para ese momento mi agarre al brazo de Mini había disminuido en fuerza y ahora solo lo sostenía como lo había hecho otras cuatrocientas mil veces antes.

-¿Tiene que ser rápido?, está bien lo haré. Si, al final nuestro matrimonio fue un desastre y acepto mi culpa de ello (en realidad también es tu culpa por ser una puta arpía todo este tiempo pero no lo voy a decir porque me revientas un huevo). Sé que te lastime y no hay un día que pase sin que me odie a mí mismo por ello. Pero quizás solo fue ese nuestro error… nuestro matrimonio, o pensar que una relación tan joven iba a resultar cuando es evidente que somos muy inmaduros para algo como eso. ¿No recuerdas cómo eran las cosas cuando éramos simplemente amigos?...-


Ahí estaba, un argumento que igual era demasiado idiota como para ser tomado en cuenta por cualquiera. Pero a lo que estaba apelando, o a lo que me estaba aferrando era a esos recuerdos buenos que seguro Mini tenía guardados aun.